Mamà estaba muy bonitacon su mejor vestidoaunqueno los zapatos. No me miraba ni sonreìa. Papà estaba serio yabuelita lloraba abrazada a la tìa Zora.
En la casa me dijeron que papà tenìa noviaquetendrìa una nueva mamà ... No me gustaba. Sus ojos eran como los deun antifaz y sus besos sabìan a vinagre.
Hubo fiesta y los chismosos me decìan que al tiempo tendrìaotro hermanito. La cigüeña fue a buscarlopero era una niña y con nombreque no sè escribir.
Nadie se acordaba de mì. A veces estaba tristepero se mepasaba andando todo el tiempo en la callecon mis amigoshaciendo lo quenos daba la gana.
Mi hermanita fue creciendo y un dìa me di cuenta que habìaempezado la escuela como yoaunque a mi me regañaban por no promover.
Una vez vino un productor y hablò con papà y mimadrastra. Querìa que la niña trabajara en una pelìcula. !Aquello fuetremendo!...Pasò un año y al terminarmi hermana que ya tenìa sietesesentìa importante y estaba de lo màs pesada. Todo el mundo se reìa menosyo.
Quise que me compraran un juego de doctorpero paracastigarme me lo negaronentonces tìa Zora que es mèdico me prestaba unajeringuillael aparatico de oìr el corazònel de la presiòn y todo loque encontrabahasta la bata. Papà hacìa muecas con el bigoteperono decìa nada.
Estrenaron la pelìcula y todos vinieron a felicitar a mihermananita. Por su cumpleaños le regalaron un traje de amazonas muy bonito.Quiso que le afilaran las flechas y papà la complaciò. Tìa Zora y laabuela la regañaban a cada momento porque lo rompìa todo.
Hasta que me diò en un ojo.
Al despertarmeme parecìa ver las cosas a la mitad. Todosestaban junto a mi cama y no sabìan què hacer. Me dieron regalos y dulces.Por un tiempo no fuì a la escuela y la abuela me decìa que no lloraraqueme iban a poner uno de mentirita pa` que no me viera tan mal.
Pasò un tiempo y volvì a salir. Tenìa miedome daba laidea que tenìa la oscuridad pegada a la mitad del cuerpohasta la espalda.Al tratar de leer mucho me dolìa la cabeza y en el aula me dormìa casisiempre. La maestra fue a mi casadijo que iba a perder el año. Cuando sefue mi padre se encogiò de hombros y mi madrastra hablò:
--!Totalpara ser hombre no necesita ser bonito!
Tìa Zora fue a ver a la familia. Està de vacacionesy me deja cuidando sus equiposdice que con ellos se gana el pan y la salud.
Hay mal tiempo y no vamos a la escuela. La abuelita sale decompras. Mi hermana se me acercaantes me trataba con penaya no. Sinembargo le curo a Begoniasu muñeca. Se cansa y se mete en la mecedora. Sepone a cantar bajito:
--Ruperto tiene una sola làgrima... Ruperto tiene una solalàgrima... Ruperto tiene una sola làgrima... ¿Y por què Ruperto tieneuna sola làgrima?... !Porque Ruperto es tuerto!.
Yo la mirome parece que Begonia tambièn la mira. Estàacariciando sus flechas. Tiene los ojos de antifàz y la sonrisa de vidriocomo su madre.Me acuerdo de tìa Zora. Antes de irsetrajo un bisturì conun cabo largo y plàstico en el bolsillo de la bata.
Era el baile del Fin del Mundoel màs loco. No fuìpesea Celiaquien despuès de la facha del diario se vistiò como la nocheyvolviò en auto con un trìo de cuellos y corbatas. Yo dormitaba en mi sillònsoñando verterle una cacerola de azùcar derretida- (su castigo favorito)-y lamer sus carnespero no hice ni la maleta. Ella se metiò en la camay abrì la puerta orientàndome por el silencio de la oscuridad. Aintervalosalgunos temblores de tierra precedidos de inciertas explosionesme traìa un ruido fuera de la oscuridad de la consciencia. Yo elevaba elrostro hacia el vapor del cielo de cuyo diccionario habìanse borrado no sòloprofetas y mesìastambièn el recuerdo de los apòcrifos.
En el ùnico bar que encontrè- (la ciudad brillaba comomuerta) -el dueño hacìa cuentas y empaquetaba el dinero. Losparroquianos eran pocos y nos permitiò servirnos a discreciòn. Elmostrador y el orine armaban un perfume capaz de estremecer a un muerto o delanzarse buscando en las molèculas del vino. A mi lado un tipo fumaba comoun vampiro dedicàndole el humo a una de guantes largos que escèpticasonreìa al pincharse la vena. Por encima del ronroneo nos llegaron lasvoces en disturbio del retrete. De sùbito la mujer desenrrollò unacarcajada:
--No jodasno te hagas el amoroso ni entornes los pàrpadosque la ùltima vez tuve que darte una escuela pa` que...
La paliza hizo al dueño protestar en favor de las finanzas.Salì hasta el baño para romper el espacio en mi desinterèsy tropecècon la baba de un boracho. Cierto joven de pelo oxigenado le habìa hechoproposiciones. Gritò el aludido que era un chantaje y llamarìa a la policìa.
--!Te parto en dos!
--!Si me tocas meto la mano en la taza y te embarro!
Les preguntè si me permitìan mear. En medio de la confusiònel fumador traìa del pelo a la del guante para enseñarle que cosa era elestrèpito de un macho.
--!Pendejo!... !Viste como aquellos delincuentes mellenaron de sèmen cada pètalo de la bikinis y corriste màs que unacucaracha de invierno!
Le cortè la voz de un gancho y sin importarle nuestroasombro ni la aguja hipodèrmica que colgaba de cualquier paredla subiòal lavabo abrièndola. Los gemidos salieron tras la protesta como lira queel dios - amor no sabrìa tocar. Uno de sus zapatos callò y el oxigenadodespuès de probàrselo le arrancò el otro entregàndose a la euforia dehacer piruetas en el barro. El beodo comenzò a sobarse la portañuela màsallà - de lo que dicta la moral? Por el cuello la empujò contra elgraffitti del murointentando desaparecer cada sìlaba de calsin nociònde los impactos en el zarro de la cañerìade donde le hubiera amarradodesde el esòfago hasta los intestinos. El rubio quiso huirpero retrocediòblanco como los espejos.
--!La policìa!
Los fornicantes no escucharon y yo estaba sin resuello porquitarle la cuchilla que sacara el borracho. El dueño habìa llamado alcabo que patiabierto nos encaminaba a salir. No se moviò ni una mosca.Aprovechè la pausa para subir al urinario y darle una patada a micontrincante.
--Salgan con las manos en alto o disparo!
Pensè hundir el arma en la tazalo que nunca supe fue porquè màgica ocurrencia decidì lanzarla por la entrada. Una bala hizo añicosel bombillo y la otra me hizo girar sin el virtuosismo del rubio...No se porquè me acordè de mi sillònla puerta que no cerraray Celia rendida dehaber sudado el culito con los encorbatados al ritmo de un merengue.Intentando respirar me agarro a las palabras. La mujer sin tacones gritò yotro golpe planeò sobre su boca. El rubio taconeò que tenìan un herido yel policìa entròcerràndose la puerta. El dueño puso el candadoguardandola llave en la alcantarilla. No querìa que el gran juicio encontraraabierto el negocio y para que no la pasaramos tal mal nos dejò un litro dewisky. Llovìa y el agente pensaba en sus hijosel fumador en una mordidaque le diera una ratael borracho en abrir la botella y mientras la mujer yel rubio se desnudaron para ser rodeados como un capullomi llanto fuearrastrando toda la mierda que de vuelta por la ciudad ha comenzado asubirles màs allà de la garganta.