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Miguelde Cervantes Saavedra
VIAJE
DEL
PARNASO
LICENCIA
Pormandado y comisión de los señores del Consejohe vistoElviaje del Parnasode Miguel de Cervantes Saavedra; ydespués de no tener cosacontra lo que tiene y enseña nuestra santa fee católicani buenas costumbrestiene muchas muy apacibles y entretenidasymuy conformes a las que del mismo autor honran la nación ycelebra el mundo. Este es mi parecersalvo &c. En Madrida 20de setiembre1614.
Elmaestro Joseph de Valdivielso.
PRIVILEGIO
Porcuanto por parte de vosMiguel de Cervantes Saavedranos fue fecharelación que habíades compuesto un libro intituladoViajedel Parnasode que hacíades presentaciónyporque os habíacostado algún trabajo y ser curioso y deleitablenossuplicasteis vos mandásemos dar licencia para le imprimir yprivilegio por veinte añoso como la nuestra merced fuese; locual visto por los del nuestro Consejopor cuanto en el dicho librose hizo la diligencia que la premática por nos sobre ellofecha disponefue acordado que debíamos de mandar dar estanuestra cédula en la dicha razóny nos tuvímoslopor bien. Por la cual vos damos licencia y facultad para queportiempo y espacio de seis años cumplidos primeros siguientesque corran y se cuenten desde el día de la fecha desta nuestracédula en adelantevoso la persona que para ello vuestropoder hubierey no otra algunapodáis imprimir y vender eldicho libro que desuso se hace mención. Y por la presentedamos licencia y facultad a cualquier impresor de nuestros reinos quenombráredespara que durante el dicho tiempo le puedaimprimir por el original que en el nuestro Consejo se vioque varubricado y firmado al fin de Hernando de Vallejonuestro Escribanode Cámaray uno de los que en él residencon queantes y primero que se venda lo traigáis ante ellosjuntamente con el dicho originalpara que se vea si la dichaimpresión está conforme a élo traigáisfee en pública formacomo por corretor por nos nombrado sevio y corrigió la dicha impresión por el dichooriginal. Y mandamos al dicho impresor que ansí imprimiere eldicho librono imprima el principio y primer pliego délnientregue más de un solo libro con el original al autor ypersona a cuya costa lo imprimiereni a otro algunopara efeto dela dicha correción y tasahasta queantes y primeroeldicho libro esté corregido y tasado por los del nuestroConsejo. Y estando hechoy no de otra manerapueda imprimir eldicho principio y primer pliegoen el cual inmediatamente ponga estanuestra licencia y la aprobacióntasa y erratas; ni lo podáisvender ni vendáis vosni otra persona algunahasta que estéel dicho libro en la forma susodichaso pena de caer e incurrir enlas penas contenidas en la dicha premática y leyes de nuestrosreinos que sobre ello disponen. Y mandamos que durante el dichotiempo persona algunasin vuestra licenciano le pueda imprimir nivenderso pena que el que lo imprimiere y vendiere haya perdido ypierda cualesquiera librosmoldes y aparejos que dél tuvierey más incurra en pena de cincuenta mil maravedís porcada vez que lo contrario hiciere; de la cual dicha pena sea latercera parte para nuestra Cámara y la otra tercia parte parael juez que lo sentenciarey la otra tercia parte para el que lodenunciare. Y mandamos a los del nuestro Consejopresidente yoidores de las nuestras Audienciasalcaldesalguaciles de lanuestra Casa y Corte y Chancilleríasy otras cualesquierajusticias de todas las ciudadesvillas y lugares de los nuestrosreinos y señoríosy a cada uno en su jurisdiciónansí a los que agora son como a los que serán de aquíadelanteque vos guarden y cumplan esta nuestra cédula ymerced que así vos hacemosy contra ella no vayanni pasenni consientan ir ni pasar en manera algunaso pena de la nuestramerced y de diez mil maravedís para la nuestra Cámara.Fecha en Ventosillaa diez y ocho días del mes de otubre demil y seiscientos y catorce años.
YOEL REY.
Pormandado del rey nuestro señor:
Jorgede Tovar.
TASA
YoHernando de Vallejoescribano de Cámara del rey nuestroseñorde los que residen en su Consejodoy fe quehabiéndose visto por los señores dél un libroque compuso Miguel de Cervantes Saavedraintitulado Viajedel Parnasoque con su licencia fue impresole tasaron a cuatro maravedísel pliegoel cual tiene once pliegosque al dicho respeto suma ymonta cuarenta y cuatro maravedís cada volumen en papel; ymandaron que a este precio se haya de vender y venday no a másy que esta tasa se ponga al principio de cada volumen del dicholibropara que por él se sepa y entienda lo que se ha depedir y llevarsin que se haya de exceder ni exceda della en maneraalguna. Ypara que dello constede pedimiento del dicho Miguel deCervantes y mandamiento de los dichos señores del Consejodila presente en la villa de Madrida diez y siete días del mesde noviembrede mil y seiscientos y catorce años.
Hernandode Vallejo.
ERRATAS
Fojas4plana 1terceto tercero: donde dice ycendiga ycon.
Fojas 11plana 2terceto 6: donde dice incesodiga Enciso.
Fojas 14plana 1terceto 6: donde dice palmallevadiga ypalma lleva.
Fojas 14plana 2terceto primero: donde dice cuentadiga quinta.
Este librointitulado Viajedel Parnasocompuesto por Miguel de Cervantes Saavedracon estas erratascorresponde con su original. Dada en Madrida diez días delmes de noviembre de 1614.
Ellicenciado Murcia de la Llana.
DEDICATORIA
Dirijoa vuesa merced este Viajeque hice alParnasoque no desdice a su edad floridani a sus loables y estudiososejercicios. Si vuesa merced le hace el acogimiento que yo espero desu condición ilustreél quedará famoso en elmundo y mis deseos premiados. Nuestro Señor&c.
Miguelde Cervantes Saavedra.
PRÓLOGOAL LECTOR
Sipor venturalector curiosoeres poeta y llegare a tus manos (aunquepecadoras) este Viaje;si te hallares en él escrito y notado entre los buenos poetasda gracias a Apolo por la merced que te hizo; y si no te hallarestambién se las puedes dar. Y Dios te guarde.
D.AUGUSTINI DE CASANATE ROJAS
Epigramma
Excute cæruleumproles Saturniatergum
verberaquadrigæ sentiat alma Tetis.
Agmen Apollineumnoua sacriiniuria ponti
carmineis ratibus per freta tendit iter.
Proteusæquoreas pecudesmodulamina Triton
monstra cauos laticesobstupefacta sinunt.
At caueas tantæ torquent quæmollis habenas
carmina si excipias nulla tridentis opes.
Hesperiis Michael claros conduxit ab oris
in pelagus vates;delphica castra petit.
Imo agepone metusmediis subsistecarinis
Parnasi in litus vela secunda gere.
ELAUTOR A SU PLUMA
Soneto
Puesveis que no me han dado algún soneto
que ilustre destelibro la portada
venid vospluma mía mal cortada
yhacedleaunque carezca de discreto.
Haréis que escuse eltemerario aprieto
de andar de una en otra encrucijada
mendigando alabanzasescusada
fatiga e impertinenteyo osprometo.
Todo soneto y rima allá se avenga
y adornelos umbrales de los buenos
aunque la adulación es de ruincasta.
Y dadme vos que este Viajetenga
de sal un panecillo por lo menos
que yo os le marcopor vendibley basta.
Capítuloprimero
del
Viajedel Parnaso
Unquídam Caporal italïano
de patria perusinoa lo queentiendo
de ingenio griego y de valor romano
llevado de uncapricho reverendo
le vino en voluntad de ir a Parnaso5
porhuir de la Corte el vario estruendo.
Solo y a pie partiósey paso a paso
llegó donde compró una mula antigua
de color parda y tartamudo paso.
Nunca a medroso parecióestantigua 10
mayorni menos buena para carga
grande en loshuesos y en la fuerza exigua
corta de vistaaunque de colalarga
estrecha en los ijaresy en el cuero
más duraque lo son los de una adarga. 15
Era de ingenio cabalmenteentero:
caía en cualquier cosa fácilmente
asíen abril como en el mes de enero.
En finsobre ella el poetónvaliente
llegó al Parnasoy fue del rubio Apolo 20
agasajado con serena frente.
Contócuando volvióel poeta solo
y sin blanca a su patrialo que en vuelo
llevóla fama deste al otro polo.
Yoque siempre trabajo y me desvelo25
por parecer que tengo de poeta
la gracia que no quisodarme el cielo
quisiera despachar a la estafeta
mi almaopor los airesy ponella
sobre las cumbres del nombrado Oeta30
puesdescubriendo desde allí la bella
corriente deAganipeen un saltico
pudiera el labio remojar en ella
yquedar del licor süave y rico
el pancho llenoy ser de allíadelante 35
poeta ilustreo al menos magnifico.
Mas milinconvenientes al instante
se me ofrecierony quedó eldeseo
en ciernedesvalido e ignorante.
Porque [en] la piedraque en mis hombros veo40
que la Fortuna me cargó pesada
mis mal logradas esperanzas leo.
Las muchas leguas de la granjornada
se me representaronque pudieran
torcer la voluntadaficionada45
si en aquel mesmo istante no acudieran
loshumos de la fama a socorrerme
y corto y fácil el caminohicieran.
Dije entre mí: «si yo viniese a verme
enla difícil cumbre deste monte50
y una guirnalda delaurel ponerme
no envidiaría el bien decir de Aponte
nidel muerto Galarza la agudeza
en manos blandoen lenguaRodomonte».
Mascomo de un error otro se empieza55
creyendo a mi deseodi al camino
los piesporque di alviento la cabeza.
En finsobre las ancas del Destino
llevandoa la Elección puesta en la silla
hacer el gran vïajedetermino. 60
Si esta cabalgadura maravilla
sepa el que nolo sabe que se usa
por todo el mundono sólo en Castilla.
Ninguno tiene o puede dar escusa
de no oprimir desta granbestia el lomo65
ni mortal caminante lo rehúsa.
Sueletal vez ser tan ligera como
va por el aire el águila osaeta
y tal vez anda con los pies de plomo.
Peropara lacarga de un poeta70
siempre ligeracualquier bestia puede
llevarlapues carece de maleta;
que es caso ya infaliblequeaunque herede
riquezas un poetaen poder suyo
noaumentarlasperderlas le sucede. 75
Desta verdad ser la ocasiónarguyo
que tú¡oh gran padre Apolo!les infundes
en sus intentos el intento tuyo.
Ycomo no le mezclas niconfundes
en cosas deagibílibusrateras80
ni en el mar de ganancia vil le hundes
ellosotraten burlas o sean veras
sin aspirar a la ganancia en cosa
sobre el convexo van de las esferas
pintando en la palestrarigurosa 85
las acciones de Marteo entre las flores
las deVenusmás blanda y amorosa.
Llorando guerras o cantandoamores
la vida como en sueño se les pasa
o comosuele el tiempo a jugadores. 90
Son hechos los poetas de una masa
dulcesüavecorreosa y tierna
y amiga del hogar deajena casa.
El poeta más cuerdo se gobierna
por suantojo baldío y regalado95
de trazas lleno y deignorancia eterna.
Absorto en sus quimerasy admirado
de susmismas accionesno procura
llegar a rico como a honroso estado.
Vayanpueslos leyentes con letura100
cual dice el vulgomal limado y bronco
que yo soy un poeta desta hechura:
cisneen las canasy en la voz un ronco
y negro cuervosin que eltiempo pueda
desbastar de mi ingenio el duro tronco; 105
yque en la cumbre de la varia rueda
jamás me pude ver sóloun momento
pues cuando subir quierose está queda.
Peropor ver si un alto pensamiento
se puede prometer felizsuceso110
seguí el viaje a paso tardo y lento.
Uncandeal con ocho mis de queso
fue en mis alforjas mi repostería
útil al que camina y leve peso.
«Adiós»dije a la humilde choza mía; 115
«adiósMadrid; adiós tu Prado y fuentes
que manan néctarllueven ambrosía;
adiósconversaciones suficientes
a entretener un pecho cuidadoso
y a dos mil desvalidospretendientes; 120
adióssitio agradable y mentiroso
dofueron dos gigantes abrasados
con el rayo de Júpiterfogoso;
adiósteatros públicoshonrados
porla ignoranciaque ensalzada veo 125
en cien mil disparatesrecitados;
adiósde San Felipe el gran paseo
dondesi baja o sube el turco galgo
como en gaceta de Venecia leo;
adióshambre sotil de algún hidalgo130
quepor no verme ante tus puertas muerto
hoy de mi patria y de mímismo salgo».
Con estopoco a poco llegué al puerto
a quien los de Cartago dieron nombre
cerrado a todos vientosy encubierto; 135
a cuyo claro y sin igual renombre
sepostran cuantos puertos el mar baña
descubre el sol y hanavegado el hombre.
Arrojóse mi vista a la campaña
rasa del marque trujo a mi memoria 140
del heroico don Juanla heroica hazaña;
donde con alta de soldados gloria
ycon propio valor y airado pecho
tuveaunque humildeparte en lavitoria.
Allícon rabia y con mortal despecho145
elotomano orgullo vio su brío
hollado y reducido a pobreestrecho.
Llenopuesde esperanzas y vacío
de temorbusqué luego una fragata
que efetuase el alto intento mío150
cuando por laaunque azullíquida plata
vi venirun bajel a vela y remo
que tomar tierra en el gran puerto trata.
Del más gallardo y más vistoso estremo
decuantos las espaldas de Neptuno 155
oprimieron jamásnimás supremo
cual éstenunca vio bajel alguno
elmarni pudo verse en el armada
que destruyó la vengativaJuno;
no fue del vellocino a la jornada 160
Argos tan biencompuesta y tan pomposa
ni de tantas riquezas adornada.
Cuandoentraba en el puertola hermosa
Aurora por las puertas delOriente
salía en trenza blanda y amorosa. 165
Oyóse un estampido de repente
haciendo salva la realgalera
que despertó y alborotó la gente.
Elson de los clarines la ribera
llenaba de dulcísimaarmonía170
y el de la chusma alegre y placentera.
Entrábanse las horas por el día
a cuya luzcon distinción más clara
se vio del gran bajel labizarría.
Áncoras echay en el puerto para175
yarroja un ancho esquife al mar tranquilo
con músicacongrita y algazara.
Usan los marineros de su estilo:
cubren lapopa con tapetes tales
que es oro y sirgo de su trama el hilo.180
Tocan de la ribera los umbrales;
sale del rico esquife uncaballero
en hombros de otros cuatro principales
en cuyotraje y ademán severo
vi de Mercurio al vivo la figura185
de los fingidos dioses mensajero;
en el gallardo talle ycompostura
en los alados piesy el caduceo
símbolode prudencia y de cordura
digo que al mismo paraninfo veo190
que trujo mentirosas embajadas
a la tierra del alto Coliseo.
Viley apenas puso las aladas
plantas en las arenasventurosas
por verse de divinos pies tocadas195
cuando yorevolviendo cien mil cosas
en la imaginaciónlleguéa postrarme
ante las plantas por adorno hermosas.
Mandómeel dios parlero luego alzarme
ycon medidos versos y sonantes200
desta manera comenzó a hablarme:
«¡OhAdán de los poetasoh Cervantes!
¿Quéalforjas y qué traje es ésteamigo
que asímuestra discursos ignorantes?»
Yorespondiendo a sudemandadigo: 205
«Señor: voy al Parnasoycomopobre
con este aliño mi jornada sigo».
Y éla mí dijo: «¡Oh sobrehumano y sobre
espíritucilenio levantado
toda abundancia y todo honor te sobre! 210
Queen finhas respondido a ser soldado
antiguo y valerosocual lo muestra
la mano de que estás estropeado.
Biensé que en la naval dura palestra
perdiste el movimiento dela mano 215
izquierdapara gloria de la diestra;
y séque aquel instinto sobrehumano
que de raro inventor tu pechoencierra
no te le ha dado el padre Apolo en vano.
Tus obraslos rincones de la tierra220
llevándola[s] en grupaRocinante
descubren y a la envidia mueven guerra.
Pasararoinventorpasa adelante
con tu sotil disinioy presta ayuda
aApoloque la tuya es importante225
antes que el escuadrónvulgar acuda
de más de veinte mil sietemesinos
poetasque de serlo están en duda.
Llenas van ya las sendas ycaminos
desta canalla inútil contra el monte230
queaun de estar a su sombra no son dignos.
Ármate de tusversos luegoy ponte
a punto de seguir este vïaje
conmigoy a la gran obra disponte;
conmigosegurísimo pasaje 235
tendrássin que te empachesni procures
lo quesuelen llamar matalotaje;
yporque esta verdad que digo apures
entra conmigo en mi galeray mira
cosas con que te asombresy asegures». 240
Yoaunque pensé que todo eramentira
entré con él en la galera hermosa
y vilo que pensar en ello admira:
de la quilla a la gavia¡ohestraña cosa!
toda de versos era fabricada245
sinque se entremetiese alguna prosa;
las ballesteras eran deensalada
de glosastodas hechas a la boda
de la que se llamómalmaridada;
era la chusma de romances toda250
genteatrevidaempero necesaria
pues a todas acciones se acomoda;
lapopade materia estraordinaria
bastarday de legítimossonetos
de labor peregrina en todo y varia; 255
eran dosvalentísimos tercetos
los espalderes de la izquierda ydiestra
para dar boga larga muy perfectos;
hecha ser lacrujía se me muestra
de una luenga y tristísimaelegía260
que no en cantar sino en llorar es diestra
(por ésta entiendo yo que se diría
lo que sueledecirse a un desdichado
cuando lo pasa mal: "pasócrujía");
el árbolhasta el cielo levantado265
de una dura canción prolija estaba
de canto deseis dedos embreado;
él y la entena que por élcruzaba
de duros estrambotes la madera
de que eran hechosclaro se mostraba; 270
la racamentaque es siempre parlera
toda la componían redondillas
con que ella semostraba más ligera;
las jarcias parecíanseguidillas
de disparates mil y más compuestas275
quesuelen en el alma hacer cosquillas;
las rumbadasfortísimasy honestas
estancias erantablas poderosas
que llevan unpoema y otro a cuestas.
Era cosa de ver las bulliciosas 280
banderillas que al aire tremolaban
de varias rimas algolicenciosas;
los grumetesque aquí y allícruzaban
de encadenados versos parecían
puesto quecomo libres trabajaban. 285
Todas las obras muertas componían
o versos sueltoso sestinas graves
que a la galera másgallarda hacían.
En fincon modos blandos y süaves
viendo Mercurio que yo visto había 290
el bajelquees razónlectorque alabes
junto a sí me sentóy su voz envía
a mis oídos en razones claras
yllenas de suavísima armonía
diciendo: «Entrelas cosas que son raras 295
y nuevas en el mundo y peregrinas
verássi en ello adviertes y reparas
que es una estebajel de las más dignas
de admiraciónque llegue aser espanto
a naciones remotas y vecinas. 300
No le formaronmáquinas de encanto
sino el ingenio del divino Apolo
que puedequiere y llega y sube a tanto.
Formóle¡ohnuevo caso!para sólo
que yo llevase en él cuantospoetas 305
hay desde el claro Tajo hasta Pactolo.
De Malta elgran maestrea quien secretas
espías dan aviso que enOriente
se aperciben las bárbaras saetas
temeyenvía a convocar la gente 310
que sella con la blanca cruzel pecho
porque en su fuerza su valor se aumente;
a cuyaimitaciónApolo ha hecho
que los famosos vates al Parnaso
acudanque está puesto en duro estrecho. 315
Yocondolido del doliente caso
en el ligero cascoya instrüido
de lo que he de haceraguijo el paso:
de Italia las riberashe barrido;
he visto las de Francia y no tocado320
porvenir sólo a España dirigido.
Aquícondulce y con felice agrado
hará fin mi caminoa lo quecreo
y seré fácilmente despachado.
Túaunque en tus canas tu pereza veo325
serás el paraninfode mi asumpto
y el solicitador de mi deseo.
Partey no tedetengas sólo un punto
y a los que en esta lista vanescritos
dirás de Apolo cuanto aquí yo apunto».330
Sacó un papely en él casi infinitos
nombresvi de poetasen que había
yangüesesvizcaínosy coritos.
Allí famosos vi de Andalucía
yentre los castellanos vi unos hombres 335
en quien vive deasiento la poesía.
Dijo Mercurio: «Quiero que menombres
desta turba gentilpues tú lo sabes
laalteza de su ingeniocon los nombres».
Yo respondí:«De los que son más graves 340
diré lo quesupierepor moverte
a que ante Apolo su valor alabes».
Élescuchó. Yo dije desta suerte.
Del
Viajedel Parnaso
capítulosegundo
Colgadoestaba de mi antigua boca
el dios hablantepero entonces mudo
(que al que escuchael guardar silencio toca)
cuando di deimproviso un estornudo
yhaciendo cruces por el mal agüero5
del gran Mercurio al mandamiento acudo.
Miré lalistay vi que era el primero
el licenciado Juan de Ochoaamigo
por poeta y cristiano verdadero;
deste varón en sualabanza digo 10
que puede acelerar y dar la muerte
con suclaro discurso al enemigo
y que si no se aparta y se divierte
su ingenio en la gramática española
seráde Apolo sin igual la suerte; 15
pues de su poesíaalmundo sola
puede esperar poner el pie en la cumbre
de laincostante rueda o varia bola.
Éste que de los cómicoses lumbre
que el licenciado Poyo es su apellido20
no haynube que a su sol claro deslumbre;
perocomo está siempreentretenido
en trazasen quimeras e invenciones
no ha deacudir a este marcial rüido.
Éste que en lista portercero pones25
que Hipólito se llama de Vergara
sillevarle al Parnaso te dispones
haz cuenta que en élllevas una jara
una saetaun arcabuzun rayo
que contra laignorancia se dispara. 30
Éste que tiene como mes de mayo
florido ingenioy que comienza ahora
a hacer de sus comediasnuevo ensayo
Godínez es.Y estotro que enamora
lasalmas con sus versos regalados35
cuando de amor ternezas cantao llora
es uno que valdrá por mil soldados
cuando ala estraña y nunca vista empresa
fueren los escogidos yllamados;
digo que es don Franciscoel que profesa 40
lasarmas y las letras con tal nombre
que por su igual Apolo leconfiesa;
es de Calatayud su sobrenombre;
con esto quedadicho todo cuanto
puedo decir con que a la invidia asombre. 45
Éste que sigue es un poeta santo
digo famoso: MiguelCid se llama
que al coro de las Musas pone espanto.
Estotroque sus versos encarama
sobre los mismos hombros de Calisto50
tan celebrado siempre de la fama
es aquel agradableaquelbienquisto
aquel agudoaquel sonoro y grave
sobre cuantospoetas Febo ha visto;
aquel que tiene de escribir la llave 55
con gracia y agudeza en tanto estremo
que su igual en elorbe no se sabe:
es don Luis de Góngoraa quien temo
agraviar en mis cortas alabanzas
aunque las suba al gradomás supremo. 60
¡Oh túdivino espírituque alcanzas
ya el premio merecido a tus deseos
y a tus biencolocadas esperanzas;
ya en nuevos y justísimos empleos
divino Herreratu caudal se aplica65
aspirando del cielo alos trofeos!
Ya de tu hermosa Luzy claray rica
el belloresplandor miras seguro
en la que [el] alma tuya beatifica;
yarrimada tu yedra al fuerte muro 70
de la inmortalidadnoestimas cuanto
mora en las sombras deste mundo escuro.
Y túDon Juan de Jáuriguique a tanto
el sabio curso de tupluma aspira
que sobre las esferas le levanto75
aunqueLucano por tu voz respira
déjale un rato ycon piadososojos
a la necesidad de Apolo mira;
que te estánesperando mil despojos
de otros mil atrevidosque procuran 80
fértiles campos sersiendo rastrojos.
Y túpor quien las Musas aseguran
su partidodon Félix Ariassiente
que por su gentileza te conjuran
y ruegan quedefiendas desta gente 85
nonsanctasu hermosuray de Aganipe
y de Hipocrene la inmortal corriente.
¿Consentirás túa dichaparticipe
dellicor suavísimo un poeta
que al hacer de sus versos sude yhipe? 90
No lo consentiráspues tu discreta
venaabundante y ricano permite
cosa que sombra tenga de imperfecta.
«Señoréste que aquí viene se quite»
dije a Mercurio«que es un chacho necio 95
que juegay es de sátiras su envite.
Éste sí quepodrás tener en precio
que es Alonso de Salas Barbadillo
a quien me inclino y sin medida aprecio.
Éste queviene aquísi he de decillo100
no hay para quéle embarques; y asípuedes
borrarle». Dijo el dios:«Gusto de oíllo».
«Es un cierto rapazque a Ganimedes
quiere imitarvistiéndose a lo godo;
yasíaconsejo que sin él te quedes. 105
No lo haráscon éste dese modo
que es el gran Luis Cabreraquepequeño
todo lo alcanzapues lo sabe todo;
es de lahistoria conocido dueño
y en discursos discretos tandiscreto110
que a Tácito verás si te le enseño.
Éste que viene es un galán sujeto
de la variafortuna a los vaivenes
y del mudable tiempo al duro aprieto:
untiempo rico de caducos bienes115
y ahora de los firmes einmudables
más ricoa tu mandar firme le tienes;
puedenlos altos riscos siempre estables
ser tocados del marmas nomovidos
de sus ondas en cursos varïables; 120
ni menos ala tierra trae rendidos
los altos cedros Bóreascuandoairado
quiere humillar los más fortalecidos.
Y ésteque vivo ejemplo nos ha dado
desta verdad con tal filosofía125
Don Lorenzo Ramírez es de Prado.
Déste quese le sigue aquí diría
que es Don Antonio deMonroyque veo
en él lo que es ingenio y cortesía;
satisfación al más alto deseo 130
puede dar devalor heroico y ciencia
pues mil descubro en él y otrasmil creo.
Éste es un caballero de presencia
agradabley que tiene de Torcato
el alma sin alguna diferencia; 135
dedon Antonio de Paredes trato
a quien dieron las Musassusamigas
en tierna edad anciano ingenio y trato.
Ésteque por llevarle te fatigas
es Don Antonio de Mendozay veo 140
cuánto en llevarle al sacro Apolo obligas.
Ésteque de las Musas es recreo
la gracia y el donaire y la cordura
que de la discreción lleva el trofeo
es Pedro deMoralespropria hechura 145
del gusto cortesanoy es asilo
adonde se repara mi ventura.
Ésteaunque tiene partede Zoílo
es el grande Espinelque en la guitarra
tienela prima y en el raro estilo. 150
Éste que tanto allátira la barra
que las cumbres se deja atrás de Pindo
quejuraque vocea y que desgarra
tiene más de poeta que delindo
y es Jusepe de Vargascuyo astuto 155
ingenio y raracondición deslindo.
Éstea quien pueden dar justotributo
la gala y el ingenio que más pueda
ofrecer alas Musas flor y fruto
es el famoso Andrés de Balmaseda160
de cuyo grave y dulce entendimiento
el magno Apolosatisfecho queda.
Éste es Encisogloria y ornamento
delTajoy claro honor de Manzanares
que con tal hijo aumenta sucontento. 165
Ésteque es escogido entre millares
deGuevara Luis Vélez es el bravo
que se puede llamarquitapesares;
es poeta giganteen quien alabo
el versonumerosoel peregrino 170
ingeniosi un Gnatón nospintao un Davo.
Éste es Don Juan de Españaquees más digno
de alabanzas divinas que de humanas
puesen todos sus versos es divino.
Éstepor quien de Lusoestán ufanas 175
las Musases Silveiraaquel famoso
quepor llevarle con razón te afanas.
Éste que se lesigue es el curioso
gran don Pedro de Herreraconocido
porde ingenio elevado en punto honroso. 180
Éste que de lacárcel del olvido
sacó otra vez a Proserpinahermosa
con que a España y al Dauro ha enriquecido
verásleen la contienda rigurosa
que se teme y seespera en nuestros días 185
(culpa de nuestra edad pocodichosa)
mostrar de su valor las lozanías;
pero ¿quémuchosi es aquéste el docto
y grave don Francisco deFarías?
Éstede quien yo fui siempre devoto190
oráculo y Apolo de Granada
y aun deste clima nuestroy del remoto
Pedro Rodríguez es. Éste es Tejada
de altitonantes versos y sonoros
con majestad en todolevantada. 195
Éste que brota versos por los poros
yhalla patria y amigos dondequiera
y tiene en los ajenos sustesoros
es Medinillael que la vez primera
cantó elRomancede la tumba escura200
entre cipreses puestos en hilera.
Éste que enverdes años se apresura
y corre al sacro lauroes donFernando
Bermúdezdonde vive la cordura.
Éstees aquel poeta memorando 205
que mostró de su ingenio laagudeza
en las selvas de Erífile cantando.
Ésteque la coluna nueva empieza
con estos dos que con su serconvienen
nombrarlos aun lo tengo por bajeza. 210
MiguelCejudo y Miguel Sánchez vienen
juntos aquí¡ohpar sin par!; en éstos
las sacras Musas fuerte amparotienen;
que en los pies de sus versos bien compuestos
llenosde erudición rara y dotrina215
al ir al grave caso seránprestos.
Este gran caballeroque se inclina
a la lecciónde los poetas buenos
y al sacro monte con su luz camina
donFrancisco de Silva es por lo menos; 220
¿qué serápor lo más? ¡Oh edad madura
en verdes años decordura llenos!
Don Gabriel Gómez viene aquí;segura
tiene con él Apolo la vitoria
de la canallasiempre necia y dura. 225
Para honor de su ingeniopara gloria
de su florida edadpara que admire
siempre de siglo en siglosu memoria
en este gran sujeto se retire
y abrevie laesperanza deste hecho230
y Febo al gran Valdés atentomire.
Verá en él un gallardo y sabio pecho
uningenio sutil y levantado
con que le deje en todo satisfecho.
Figueroa es estotroel doctorado235
que cantó deAmarili la costancia
en dulce prosa y verso regalado.
Cuatrovienen aquí en poca distancia
con mayúsculasletras de oro escritos
que son del alto asumpto la importancia;240
de tales cuatrosiglos infinitos
durará lamemoriasustentada
en la alta gravedad de sus escritos;
delclaro Apolo la real morada
si viniere a caer de su grandeza245
será por estos cuatro levantada;
en ellos nos cifróNaturaleza
el todo de las partesque son dignas
de gozarcelsitudque es más que alteza.
Esta verdadgran condede Salinas250
bien la acreditas con tus raras obras
que enlos términos tocan de divinas.
Túel de Esquilachepríncipeque cobras
de día en día créditotamaño
que te adelantas a ti mismo y sobras255
serásescudo fuerte al grave daño
que teme Apolocon ventajastantas
que no te espere el escuadrón tacaño.
Túconde de Saldañaque con plantas
tiernas pisas de Pindola alta cumbre260
y en alas de tu ingenio te levantas
hachahas de ser de inestinguible lumbre
que guíe al sacromonte al deseoso
de verse en élsin que la luz deslumbre.
Túel de Villamedianael más famoso 265
decuantos entre griegos y latinos
alcanzaron el lauro venturoso
cruzarás por las sendas y caminos
que al monte guíanporque más seguros
lleguen a él los simplesperegrinos; 270
a cuya vista destos cuatro muros
de Parnasocaerán las arrogancias
de los mancebossobre neciosduros.
¡Oh cuántas y cuán gravescircustancias
dijera destos cuatroque felices 275
asegurande Apolo las ganancias!
Y mássi se les llega el deAlcañices
marqués insigneharán (puesto quehay una
en el mundo no más) cinco fenices;
cada cualde por sí será coluna 280
que sustente y levante elidificio
de Febo sobre el cerco de la luna.
Éstepuesto que acude al grave oficio
en que se ocupael lauro [y]palma lleva
que Apolo da por honra y beneficio; 285
en estaciencia es maravilla nueva
y en la jurispericia único yraro:
su nombre es don Francisco de la Cueva.
Ésteque con Homero le comparo
es el gran don Rodrigo de Herrera290
insigne en letras y en virtudes raro.
Éste que se lesigue es el de Vera
don Juanque por su espada y por su pluma
le honran en la quinta y cuarta esfera.
Éste que elcuerpo y aun el alma bruma 295
de milaunque no muestra sercristiano
sus escritos el tiempo no consuma».
Cayósemela lista de la mano
en este puntoy dijo el dios: «Conéstos
que has referido está el negocio llano. 300
Haz que con pies y pensamientos prestos
vengan aquídonde aguardando quedo
la fuerza de tan válidossupuestos».
«Mal podrá Don Francisco deQuevedo
venir»dije yo entonces ; y él me dijo: 305
«Pues partirme sin él de aquí no puedo.
Ésees hijo de Apoloése es hijo
de Calíope Musa; nopodemos
irnos sin ély en esto estaré fijo;
esel flagelo de poetas memos310
y echará a puntillazos delParnaso
los malos que esperamos y tenemos».
«¡Ohseñor»repliqué«que tiene el paso
cortoy no llegará en un siglo entero!»
«Deso»dijo Mercurio«no hago caso315
que el poeta que fuerecaballero
sobre una nube entre pardilla y clara
vendrámuy a su gusto caballero».
«Y el que no»pregunté«¿qué le prepara
Apolo? ¿Quécarrozaso qué nubes? 320
¿Qué dromeriooalfana en paso rara?»
«Mucho»me respondió«mucho te subes
en tus preguntas; calla y obedece».
«Sí harépues no es infando lo que jubes».
Esto le respondíy él me parece 325
que seturbó algún tanto; y en un punto
el mar se turbael viento sopla y crece.
Mi rostro entoncescomo el de undifunto
se debió de poner; y sí haría
quesoy medrosoa lo que yo barrunto. 330
Vi la noche mezclarse conel día;
las arenas del hondo mar alzarse
a la regióndel aireentonces fría.
Todos los elementos vi turbarse:
la tierrael aguael airey aun el fuego 335
vi entrerompidas nubes azorarse.
Yen medio deste gran desasosiego
llovían nubes de poetas llenas
sobre el bajelque seanegara luego
si no acudieran más de mil sirenas 340
adar de azotes a la gran borrasca
que hacía el saltarelpor las entenas.
Unaque ser pensé Juana la Chasca
dedilatado vientre y luengo cuello
pintiparado a aquel de latarasca345
se llegó a míy me dijo: «De uncabello
deste bajel estaba la esperanza
colgadaa no venir asocorrello.
Traemosy no es burlaa la Bonanza
que estabadescuidada oyendo atenta 350
los discursos de un cierto SanchoPanza».
En estososegóse la tormenta
volviótranquilo el marserenó el cielo
que al regañónel céfiro le ahuyenta.
Volví la vistay vi enligero vuelo 355
una nube romper el aire claro
de la colordel condensado yelo.
¡Oh maravilla nueva! ¡Oh casoraro!
Viloy he de decilloaunque se dude
del hecho que porbrújula declaro. 360
Lo que yo pude verlo que yo pude
notar fue que la nubedividida
en dos mitadesa lloveracude.
Quien ha visto la tierra prevenida
con tal disposiciónquecuando llueve 365
(cosa ya averiguada y conocida)
decada gota en un instante breve
del polvo se levanta o sapo orana
que a saltos o despacio el paso mueve
tal se imaginever¡oh soberana 370
virtud!de cada gota de la nube
saltar un bultoaunque con forma humana.
Por no creer estaverdad estuve
mil veces; pero vila con la vista
que entoncesclara y sin legañas tuve. 375
Eran aquestos bultos de lalista
pasada los poetas referidos
a cuya fuerza no hay quienla resista.
Unos por hombres buenos conocidos
otros de rumboy hampoy Dios es Cristo380
poquitos bien y muchos malvestidos.
Entre ellos parecióme de haber visto
a donAntonio de Galarza el bravo
gentilhombre de Apolo y muybienquisto.
El bajel se llenó de cabo a cabo385
y sucapacidad a nadie niega
copioso asientoque es lo más quealabo.
Llovió otra nube al gran Lope de Vega
poetainsignea cuyo verso o prosa
ninguno le aventajani aun lellega. 390
Era cosa de ver maravillosa
de los poetas laapretada enjambre
en recitar sus versos muy melosa:
éstemuerto de sedaquél de hambre.
Yo dijeviendo tantoscon voz alta: 395
«¡Cuerpo de mí con tantapoetambre!»
Por tantas sobras conoció una falta
Mercurioyacudiendo a remedialla
ligero en la mitad delbajel salta;
y con una zaranda que allí halla400
nosé si antigua o si de nuevo hecha
zarandó milpoetas de gramalla.
Los de capa y espada no desecha
y déstoszarandó dos mil y tantos;
que fue de guilla entonces lacosecha: 405
colábanse los buenos y los santos
yquedábanse arriba los granzones
más duros en susversos que los cantos;
ysin que les valiesen las razones
queen su disculpa dabandaba luego 410
Mercurio al mar con ellos amontones.
Entre los arrojadosse oyó un ciego
quemurmurando entre las ondas iba
de Apolo con un pésete yreniego.
Un sastreaunque en sus pies flojos estriba415
abriendo con los brazos el camino
dijo: «¡Sucioes Apoloasí yo viva!»
Otroque al parecer ibamohíno
con ser un zapatero de obra prima420
dijodos milno un solo desatino.
Trabaja un tundidorsuda y seanima
por verse a la ribera conducido
que más la vidaque la honra estima.
El escuadrón nadantereducido
ala marinavuelve a la galera 425
el rostrocon señalesde ofendido;
y [u]no por todos dijo: «Bien pudiera
esechocante embajador de Febo
tratarnos bieny no desta manera.
Mas oigan lo que digo: Yo me atrevo 430
a profanar del montela grandeza
con libros nuevos y en estilo nuevo».
CallóMercurioy a poner empieza
con gran curiosidad seis camarines
dando a la gracia ilustre rancho y pieza. 435
De nuevoresonaron los clarines;
y asíMercuriolleno decontento
sin darle mal agüero los delfines
remos alagua diovelas al viento.
Del
Viaje del Parnaso
capítulotercero
Eranlos remos de la real galera
de esdrújulosy delloscompelida
se deslizaba por el mar ligera.
Hasta el tope lavela iba tendida
hecha de muy delgados pensamientos5
devarios lizos por amor tejida.
Soplaban dulces y amorosos vientos
todos en popay todos se mostraban
al gran vïajesolamente atentos.
Las sirenas en torno navegaban10
dandoempellones al bajel lozano
con cuya ayuda en vuelo le llevaban.
Semejaban las aguas del mar cano
colchas encarrujadasyhacían
azules visos por el verde llano. 15
Todos losdel bajel se entretenían:
unos glosando pies dificultosos
otros cantabanotros componían;
otrosde los tenidospor curiosos
referían sonetosmuchos hechos 20
adiferentes casos amorosos;
otrosalfeñicados y deshechos
en puro azúcarcon la voz süave
de sumelifluidad muy satisfechos
en tono blandososegado y grave25
églogas pastorales recitaban
en quien la gala y laagudeza cabe;
otros de sus señoras celebraban
endulces versosde la amada boca
los escrementos que por ellaechaban. 30
Tal hubo a quien amor así le toca
quealabó los riñones de su dama
con gusto grande y noelegancia poca.
Uno cantó que la amorosa llama
enmitad de las aguas le encendía35
y como toro agarrochadobrama.
Desta manera andaba la Poesía
de en uno enotrohaciendo que hablase
éste latínaquélalgarabía.
En estosesga la galeravase 40
rompiendoel mar con tanta ligereza
que el viento aun no consie[n]te quela pase;
yen estodescubrióse la grandeza
de laescombrada playa de Valencia
por arte hermosa y por naturaleza.45
Hizo luego de sí grata presencia
el gran don LuisFerrermarcado el pecho
de honor y el alma de divina ciencia;
desembarcóse el diosy fue derecho
a darle cuatro mily más abrazos50
de su vista y su ayuda satisfecho.
Volvió la vistay reiteró los lazos
en donGuillén de Castroque venía
deseoso de verse entales brazos.
Cristóbal de Virués se le seguía55
con Pedro de Aguilarjunta famosa
de las que Turia en susriberas cría.
No le pudo llegar más valerosa
escuadra al gran Mercurioni él pudiera
desearlamejor ni más honrosa. 60
Luego se descubrió por laribera
un tropel de gallardos valencianos
que a ver veníanla sin par galera;
todos con instrumentos en las manos
deestilos y librillos de memoria65
por bizarría y poringenio ufanos
codiciosos de hallarse en la vitoria
que yatenían por segura y cierta
de las heces del mundo y de laescoria.
Pero Mercurio les cerró la puerta70
digono consintió que se embarcasen
y el porqué no lodijoaunque se acierta.
Y fueporque temió que no sealzasen
siendo tantos y talescon Parnaso
y nuevo imperioy mando en él fundasen. 75
En estovióse conbrïoso paso
venir al magno Andrés Rey de Artieda
nopor la edad descaecido o laso;
hicieron todos espaciosa rueda
ycogiéndole en mediole embarcaron80
másrico de valor que de moneda.
Al momento las áncorasalzaron
y las velasligadas a la entena
los grumetesapriesa desataron.
De nuevo por el aire claro suena 85
el sonde los clarinesy de nuevo
vuelve a su oficio cada cual sirena.
Miró el bajel por entre nubes Febo
y dijo en voz quepudo ser oída:
«Aquí mi gusto y mi esperanzallevo». 90
De remos y sirenas impelida
la galera sedeja atrás el viento
con milagrosa y prósperacorrida.
Leíase en los rostros el contento
quellevaban los sabios pasajeros95
durable por no ser nadaviolento.
Unos por el calor iban en cueros;
otrospor notener godescas galas
en traje se vistieron de romeros.
Hendíaen tanto las neptúneas salas 100
la galeradel modo comohiende
la grulla el aire con tendidas alas.
En finllegamosdonde el mar se estiende
y ensancha y forma el golfo de Narbona
que de ningunos vientos se defiende. 105
Del gran Mercurio lacabal persona
sobre seis resmas de papel sentada
iba concetro y con real corona;
cuando una nubeal parecer preñada
parió cuatro poetas en crujía110
o los llovió(razón más concertada).
Fue el uno aquél dequien Apolo fía
su honra: Juan Luis de Casanate
poetainsigne de mayor cuantía;
el mismo Apolo de su ingeniotrate115
él le alabeél le premie y recompense
que el alabarle yo sería dislate.
Al segundo llovidoel uticense
Catón no le igualóni tiene Febo
quetanto por él mire ni en él piense; 120
del contadorGaspar de Bar[r]ionuevo
mal podrá el corto flaco ingeniomío
loar el suyo así como yo debo.
Llenódel gran bajel el gran vacío
el gran Francisco de Riojaal punto 125
que saltó de la nube en el navío.
ACristóbal de Mesa vi allí junto
a los pies deMercuriodando fama
a Apolosiendo dél propio trasumpto.
A la gavia un grumete se encarama130
y dijo a voces: «Laciudad se muestra
que Génovadel dios Janose llama».
«Déjese la ciudad a la siniestra
mano»dijo Mercurio; «el bajel vaya
y siga su derrota por ladiestra». 135
Hacer al Tíber vimos blanca raya
dentro del marhabiendo ya pasado
la ancharomana ypeligrosa playa.
De lejos vióse el aire condensado
delhumo que el Estrómbalo vomita140
de azufre y llamas y dehorror formado.
Huyen la isla infamey solicita
el süaveponiente así el viaje
que lo acortalo allana yfacilita.
Vímonos en un punto en el paraje 145
do lanutriz de Eneas pïadoso
hizo el forzoso y últimopasaje.
Vimos desde allí a poco el más famoso
monte que encierra en sí nuestro emisfero
másgallardo a la vista y más hermoso; 150
las cenizas deTítiro y Sincero
están en ély puede serpor esto
nombrado entre los montes por primero.
Luego sedescubrió donde echó el resto
de su poderNaturalezaamiga 155
de formar de otros muchos un compuesto.
Viose la pesadumbre sin fatiga
de la bella Parténopesentada
a la orilla del marque sus pies liga
de castillosy torres coronada160
por fuerte y por hermosa en igual grado
tenidaconocida y estimada.
Mandóme el del alígerocalzado
que me aprestase y fuese luego a tierra
a dar a losLupercios un recado165
en que les diese cuenta de la guerra
temiday que a venir les persuadiese
al duro y fiero asaltoal ¡cierracierra!
«Señor»lerespondí«si acaso hubiese
otro que la embajada lesllevase170
que más grato a los dos hermanos fuese
queyo no soysé bien que negociase
mejor». DijoMercurio: «No te entiendo
y has de ir antes que el tiempomás se pase».
«Que no me han de escuchar estoytemiendo»175
le repliqué; «y asíelir yo no importa
puesto que en todo obedecer pretendo.
Queno sé quién me dice y quién me exhorta
quetienen para mía lo que imagino
la voluntadcomo lavistacorta. 180
Que si esto así no fueraeste camino
con tan pobre recámara no hiciera
ni diera en un tanhondo desatino.
Pues si alguna promesa se cumpliera
deaquellas muchas que al partir me hicieron185
llévemeDios si entrara en tu galera.
Mucho esperési muchoprometieron
mas podía ser que ocupaciones nuevas
lesobligue a olvidar lo que dijeron.
Muchosseñoren lagalera llevas 190
que te podrán sacar el pie del lodo:
partey escusa de hacer más pruebas».
«Ninguno»dijo«me hable dese modo
que si me desembarco y losembisto
voto a Diosque me traiga al Conde y todo. 195
Conestos dos famosos me enemisto
quehabiendo levantado a laPoesía
al buen punto en que estácomo se ha visto
quieren con perezosa tiranía
alzarsecomo dicena sumano 200
con la ciencia que a ser divinos guía.
¡Porel solio de Apolo soberano
juro...! Y no digo más».Yardiendo en ira
se echó a las barbas una y otra mano
y prosiguió diciendo: «El dotor Mira205
apostarési no lo manda el Conde
que también en sus puntos seretira.
Señor galánparezca: ¿a quése asconde?
Pues a feepor llevarlesi él no gusta
queni le busqueaseche ni le ronde. 210
¿Es esta empresaacaso tan injusta
que se esquiven de hallar en ella cuantos
tienen conciencia limitada y justa?
¿Carece el cielode poetas santos
puesto que brote a cada paso el suelo 215
poetasque lo son tantos y tantos?
¿No se oyen sacroshimnos en el cielo?
¿La arpa de David allá nosuena
causando nuevo acidental consuelo?
¡Fueramelindres! ¡Ícese la entena220
que llegue altope!» Y luego obedecido
fue de la chusmasobre buenasbuena.
Poco tiempo pasócuando un rüido
se oyóque los oídos atronaba
y era de perros ásperoladrido. 225
Mercurio se turbóla gente estaba
suspensaal triste sony en cada pecho
el corazón másválido temblaba.
En esto descubrióse el cortoestrecho
que Scila y que Caribdis espantosas 230
tan temerosocon su furia han hecho.
«Estas olas que veis presunt[ü]osas
en visitar las nubes de contino
y aun de tocar el cielocodiciosas
venciólas el prudente peregrino 235
amantede Calipsoal tiempo cuando
hizo»dijo Mercurio«estecamino.
Su prudencia nosotros imitando
echaremos al mar enqué se ocupen
en tanto que el bajel pasa volando240
que en tanto que ellas tasquenroanchupen
el míseroque al mar ha de entregarse
seguro estoy que el paso desocupen.
Miren si puede en la galera hallarse
algún poetadesdichadoacaso245
que a las fieras gargantas pueda darse».
Buscáronle y hallaron a Lofraso
poeta militarsardoque estaba
desmayado a un rincónmarchito y laso;
quea sus Diezlibros de Fortunaandaba 250
añadiendo otros diezy el tiempo escoge
quemás desocupado se mostraba.
Gritó la chusma toda:«¡Al mar se arroje;
vaya Lofraso al mar sinresistencia!»
«Por Dios»dijo Mercurio«queme enoje. 255
¿Cómoy no será cargo deconciencia
y grandeechar al mar tanta poesía
puestoque aquí nos hunda su inclemencia?
Viva Lofrasoen tantoque dé al día
Apolo luzy en tanto que los hombres260
tengan discretaalegre fantasía.
Tócante ati¡oh Lofraso!los renombres
y epítetos de agudoy de sincero
y gusto que mi cómitre te nombres».
Esto dijo Mercurio al caballero265
el cual en la crujíaen pie se puso
con un rebenque despiadado y fiero.
Creo quede sus versos le compuso
y no sé cómo fuequeenun momento
(o ya el cieloo Lofraso lo dispuso)270
salimosdel estrecho a salvamento
sin arrojar al mar poeta alguno:
¡tanto del sardo fue el merecimiento!
Mas luego otropeligrootro importuno
temor amenazósi no gritara 275
Mercurio cual jamás gritó ninguno
diciendo altimonero: «¡A orzapara
amáinese de golpe!»Y todo a un punto
se hizoy el peligro se repara.
«Estosmontes que veisque están tan junto280
son los queAcroceraunos son llamados
de infame nombrecomo yo barrunto».
Asieron de los remos los honrados
los tiernoslosmelifluoslos godescos
y los de a cantimplora acostumbrados;285
los fríos los asieron y los frescos;
asiéronlostambién los calurosos
y los de calzas largas ygreguescos;
del sopraestante daño temerosos
todos auna la galera empujan 290
con flacos y con brazos poderosos.
Debajo del bajel se somurmujan
las sirenasque dél nose apartaron
y a sí mismas en fuerzas sobrepujan;
yen un pequeño espacio la llevaron 295
a vista de Corfúy a mano diestra
la isla inexpugnable se dejaron;
ydando lagalera a la siniestra
discurría de Grecia las riberas
adonde el cielo su hermosura muestra. 300
Mostrábanselas olas lisonjeras
impeliendo el bajel süavemente
comoburlando con alegres veras.
Y luegoal parecer por el Oriente
rayando el rubio sol nuestro horizonte 305
con rayas rojashebras de su frente
gritó un grumete y dijo: «Elmonteel monte;
el monte se descubre donde tiene
su buenrocín el gran Belorofonte».
Por el monte se arrojay a pie viene 310
Apolo a recebirnos. «Yo lo creo»
dijo Lofraso«y llega a la Hipocrene.
Yo desde aquícolumbromiro y veo
que se andan solazando entre unas matas
lasMusas con dulcísimo recreo: 315
unas antiguas sonotrasnovatas
y todas con ligero paso y tardo
andan las cinco enpielas cuatro a gatas».
«Si tú tal ves»dijo Mercurio«¡oh sardo
poeta!que me corten lasorejas320
o me tengan los hombres por bastardo.
Dime: ¿porqué algún tanto no te alejas
de la ignoranciapobretóny adviertes
lo que cantan tus rimas en tusquejas?
¿Por qué con tus mentiras nos diviertes 325
de recebir a Apolo cual se debe
por haber mejorado vuestrassuertes?»
En estomucho más que el viento leve
bajó el lucido Apolo a la marina
a pieporque en sucarro no se atreve. 330
Quitó los rayos de la faz divina
mostróse en calzas y en jubón vistoso
porquedar gusto a todos determina.
Seguíale detrás unnumeroso
escuadrón de doncellas bailadoras335
aunquepequeñasde ademán brïoso.
Supe poco despuésque estas señoras
sanas las máslas menosmalparadas
las del tiempo y del sol eran las Horas:
lasmedio rotas eran las menguadas; 340
las sanaslas felicesy conesto
eran todas en todo apresuradas.
Apolo luego con alegregesto
abrazó a los soldados que esperaba
para la altaocasión que se ha propuesto; 345
y no de un mismo modoacariciaba
a todosporque alguna diferencia
hacía conlos que él más se alegraba;
que a los de señoríay excelencia
nuevos abrazos diorazones dijo350
en queguardó decoro y preeminencia.
Entre ellos abrazó adon Juan de Arguijo
que no sé en quéo cómoo cuándo hizo
tan áspero viaje y tan prolijo;
Conél a su deseo satisfizo 355
Apoloy confirmó supensamiento:
mandóvedóquitóhizo ydeshizo.
Hechopuesel sin par recebimiento
do se hallódon Luis de Barahona
llevado allí por su merecimiento360
del siempre verde lauro una corona
le ofrece Apolo en suintencióny un vaso
del agua de Castalia y de Helicona;
y luego vuelve el majestoso paso
y el escuadrónpensado y de repente 365
le sigue por las faldas del Parnaso.
Llegóseen fina la Castalia fuente
yen viéndolainfinitos se arrojaron
sedientosal cristal de su corriente:
unos no solamente se hartaron370
sino que pies y manos yotras cosas
algo más indecentes se lavaron;
otrosmásadvertidoslas sabrosas
aguas gustaron poco a pocodando
espacio al gustoa pausas melindrosas. 375
El bríndezy el caraos se puso en bando
porque los más de brucesyno a sorbos
el süave licor fueron gustando;
de ambasmanos hacían vasos corvos
otrosy algunos de la boca alagua 380
temían de hallar cien mil estorbos.
Poco apoco la fuente se desagua
y pasa en los estómagosbebientes
y aún no se apaga de su sed la fragua.
Masdíjoles Apolo: «Otras dos fuentes 385
aúnquedanAganipe e Hipocrene
ambas sabrosasambas excelentes;
cada cual de licor dulce y perene
todas de calidadaumentativa
del alto ingenio que a gustarlas viene». 390
Bebeny suben por el monte arriba
por entre palmas y entrecedros altos
y entre árboles pacíficos de oliva;
de gusto llenos y de angustia faltos
siguiendo a Apolo elescuadrón camina395
unos a pedicojotros a saltos.
Alpie sentado de una antigua encina
vi a Alonso de Ledesmacomponiendo
una canción angélica y divina;
conocíley a él me fui corriendo 400
con losbrazos abiertos como amigo
pero no se movió con elestruendo.
«¿No ves»me dijo Apolo«queconsigo
no está Ledesma agora? ¿No ves claro
queestá fuera de sí y está conmigo?» 405
Ala sombra de un mirtoal verde amparo
Jerónimo de Castrosesteaba
varón de ingenio peregrino y raro;
un moteteimagino que cantaba
con voz süave; yo quedé admirado410
de verle allíporque en Madrid quedaba.
Apolo meentendió y dijo: «Un soldado
como éste no erabien que se quedara
entre el ocio y el sueño sepultado.
Yo le trujey sé cómoque a mi rara 415
potenciano la impide otra ninguna
ni inconviniente alguno la repara».
En estose llegaba la oportuna
horaa mi parecerde darsustento
al estómago pobrey más si ayuna. 420
Pero no le pasó por pensamiento
a Delioque elejército conduce
satisfacer al mísero hambriento.
Primero a un jardín rico nos reduce
donde el poder dela Naturaleza 425
y el de la industria más campea y luce.
Tuvieron los Hespérides belleza
menor; no le igualaronlos Pensiles
en sitioen hermosura y en grandeza;
en sucomparaciónse muestran viles 430
los de Alcinöoencuyas alabanzas
se han ocupado ingenios bien sotiles.
Nosujeto del tiempo a las mudanzas
que todo el añoprimavera ofrece
frutos en posesiónno en esperanzas435
Naturaleza y arte allí parece
andar en competenciayestá en duda
cuál vence de las doscuál másmerece.
Muéstrase balbuciente y casi muda
si lealabala lengua más experta440
de adulación y dementir desnuda.
Junto con ser jardínera una huerta
unsotoun bosqueun pradoun valle ameno
que en todos estostítulos concierta
de tanta gracia y hermosura lleno445
que una parte del cielo parecía
el todo del bellísimoterreno.
Alto en el sitio alegre Apolo hacía
y allímandó que todos se sentasen
a tres horas después demediodía; 450
yporque los asientos señalasen
elingenio y valor de cada uno
y unos con otros no se embarazasen
a despecho y pesar del importuno
ambicioso deseoles dioasiento 455
en el sitio y lugar más oportuno.
Llegabanlos laureles casi a ciento
a cuya sombra y troncos se sentaron
algunos de aquel número contento;
otros los de laspalmas ocuparon; 460
de los mirtos y yedras y los robles
tambiénvarios poetas albergaron.
Puesto que humildeseran de los nobles
los asientos cual tronos levantados
porque tú¡ohEnvidia!aquí tu rabia dobles. 465
En finprimero fueronocupados
los troncos de aquel ancho circüito
parahonrar a poetas dedicados
antes que yo en el númeroinfinito
hallase asiento; y así en pie quedéme470
despechadocolérico y marchito.
Dije entre mí:«¿Es posible que se estreme
en perseguirme laFortuna airada
que ofende a muchos y a ninguno teme?»
Yvolviéndome a Apolocon turbada 475
lengua le dije lo queoirá el que gusta
saberpues la tercera es acabada
lacuarta parte desta empresa justa.
Del
Viaje del Parnaso
capítulocuarto
Suelela indignación componer versos;
pero si el indignado esalgún tonto
ellos tendrán su todo de perversos.
De mí yo no sé más sino que prompto
mehallé para decir en tercia rima 5
lo que no dijo eldesterrado a Ponto;
y así le dije a Delio: «No seestima
señordel vulgo vano el que te sigue
y alárbol sacro del laurel se arrima;
la envidia y laignorancia le persigue10
y asíenvidiado siempre yperseguido
el bien que espera por jamás consigue.
Yocorté con mi ingenio aquel vestido
con que al mundo lahermosa Galatea
salió para librarse del olvido. 15
Soy por quien LaConfusanada fea
pareció en los teatros admirable
si esto asu fama es justo se le crea.
Yocon estilo en parte razonable
he compuesto comedias que en su tiempo 20
tuvieron de lograve y de lo afable.
Yo he dado en DonQuijotepasatiempo
al pecho melancólico y mohíno
encualquiera sazónen todo tiempo.
Yo he abierto en misNovelasun camino 25
por do la lengua castellana puede
mostrar conpropiedad un desatino.
Yo soy aquel que en la invenciónexcede
a muchos; y al que falta en esta parte
es fuerza quesu fama falta quede. 30
Desde mis tiernos años améel arte
dulce de la agradable poësía
y en ellaprocuré siempre agradarte.
Nunca voló la plumahumilde mía
por la región satírica: bajeza35
que a infames premios y desgracias guía.
Yo elsoneto compuse que así empieza
por honra principal de misescritos:
Votoa Diosque me espanta esta grandeza.
Yo he compuesto romances infinitos40
y el de Losceloses aquel que estimo
entre otros que los tengo por malditos.
Poresto me congojo y me lastimo
de verme solo en piesin que seaplique
árbol que me conceda algún arrimo. 45
Yoestoycual decir suelenpuesto a pique
para dar a la estampa algran Pirsiles
con que mi nombre y obras multiplique.
Yoen pensamientoscastos y sotiles
dispuestos en soneto[s] de a docena50
hehonrado tres sujetos fregoniles.
Tambiénal par de Filismi Silena
resonó por las selvasque escucharon
másde una y otra alegre cantilena
y en dulces varias rimas sellevaron 55
mis esperanzas los ligeros vientos
que en ellosy en la arena se sembraron.
Tuvetengo y tendré lospensamientos
merced al cielo que a tal bien me inclina
detoda adulación libres y esentos. 60
Nunca pongo los piespor do camina
la mentirala fraude y el engaño
de lasanta virtud total rüina.
Con mi corta fortuna no me ensaño
aunque por verme en pie como me veo65
y en tal lugarpondero así mi daño.
Con poco me contentoaunquedeseo
mucho». A cuyas razones enojadas
con estasblandas respondió Timbreo:
«Vienen las malas suertesatrasadas70
y toman tan de lejos la corriente
que sontemidaspero no escusadas.
El bien les viene a algunos derepente
a otros poco a poco y sin pensallo
y el mal noguarda estilo diferente. 75
El bien que está adqueridoconservallo
con mañadiligencia y con cordura
es nomenor virtud que el granjeallo.
Tú mismo te has forjado tuventura
y yo te he visto alguna vez con ella80
pero en elimprudente poco dura.
Massi quieres salir de tu querella
alegre y no confusoy consolado
dobla tu capa y siéntatesobre ella;
que tal vez suele un venturoso estado85
cuandole niega sin razón la suerte
honrar más merecidoque alcanzado».
«Bien pareceseñorque no seadvierte»
le respondí«que yo no tengocapa».
Él dijo: «Aunque sea asígustode verte. 90
La virtud es un manto con que tapa
y cubre suindecencia la estrecheza
que esenta y libre de la envidiaescapa».
Incliné al gran consejo la cabeza;
quedémeen pieque no hay asiento bueno 95
si el favor no le labra o lariqueza.
Alguno murmuróviéndome ajeno
delhonor que pensó se me debía
del planeta de luz yvirtud lleno.
En esto pareció que cobró el día100
un nuevo resplandory el aire oyóse
herir de unadulcísima armonía.
Yen estopor un ladodescubrióse
del sitio un escuadrón de ninfasbellas
con que infinito el rubio dios holgóse. 105
Veníaen fin y por remate dellas
una resplandeciendocomo hace
elsol ante la luz de las estrellas;
la mayor hermosura se deshace
ante ellay ella sola resplandece 110
sobre todasy alegray satisface.
Bien así semejaba cual se ofrece
entrelíquidas perlas y entre rosas
la Aurora que despunta yamanece;
la rica vestiduralas preciosas 115
joyas que laadornabancompetían
con las que suelen ser maravillosas.
Las ninfas que al querer suyo asistían
en el gallardobrío y bello aspecto
las artes liberales parecían;120
todas con amoroso y tierno afecto
con las ciencias másclaras y escondidas
le guardaban santísimo respecto;
mostraban que en servirla eran servidas
y que por su ocasiónde todas gentes 125
en más veneración eran tenidas.
Su influjo y su reflujo las corrientes
del mar y su profundole mostraban
y el ser padre de ríos y de fuentes.
Lasyerbas su virtud la presentaban; 130
los árbolessusfrutos y sus flores;
las piedrasel valor que en síencerraban.
El santo amorcastísimos amores;
la dulcepazsu quïetud sabrosa;
la guerra amargatodos susrigores. 135
Mostrábasele clara la espaciosa
víapor donde el sol hace contino
su natural carrera y la forzosa.
La inclinación o fuerza del destino
y de quéestrellas consta y se compone140
y cómo influye esteplaneta o signo
todo lo sabetodo lo dispone
la santa yhermosísima doncella
que admiración como alegríapone.
Preguntéle al parlero si en la bella 145
ninfaalguna deidad se disfrazaba
que fuese justo el adorar en ella;
porque en el rico adorno que mostraba
y en el gallardo serque descubría
del cielo y no del suelo semejaba. 150
«Descubres»respondió«tu bobería;
que ha que la tratas infinitos años
y no conoces quees la Poësía».
«Siempre la he vistoenvuelta en pobres paños»
le repliqué;«jamás la vi compuesta 155
con adornos tan ricos ytamaños;
parece que la he visto descompuesta
vestidade color de primavera
en los días de cutio y los defiesta».
«Estaque es la Poesía verdadera160
la gravela discretala elegante»
dijo Mercurio«la alta y la sincera
siempre con vestidura rozagante
semuestra en cualquier acto que se halla
cuando a su profesiónes importante. 165
Nunca se inclina o sirve a la canalla
trovadoramaligna y trafalmeja
que en lo que másignora menos calla.
Hay otra falsaansiosatorpe y vieja
amiga de sonaja y morteruelo170
que ni tabanco ni tabernadeja;
no se alza dos ni aun un coto del suelo
grande amigade bodas y bautismos
larga de manoscorta de cerbelo.
Tómanlapor momentos parasismos; 175
no acierta a pronunciarysipronuncia
absurdos hace y forma solecismos.
Bacodonde ellaestásu gusto anuncia
y ella derrama en coplas el poleo
con pa y vereday el mastranzo y juncia. 180
Pero aquestaque ves es el aseo
la [g]ala de los cielos y la tierra
conquien tienen las Musas su bureo;
ella abre los secretos y loscierra
toca y apunta de cualquiera ciencia 185
la superficiey lo mejor que encierra.
Mira con más ahínco supresencia:
verás cifrada en ella la abundancia
de loque en bueno tiene la excelencia;
moran con ella en una mismaestancia 190
la divina y moral filosofía
el estilomás puro y la elegancia;
puede pintar en la mitad del día
la nochey en la noche más escura
el alba bella quelas perlas cría; 195
el curso de los ríos apresura
y le detiene; el pecho a furia incita
y le reduce luego amás blandura;
por mitad del rigor se precipita
de laslucientes armas contrapuestas200
y da vitorias y vitoriasquita.
Verás cómo le prestan las florestas
sussombrasy sus cantos los pastores
el mal sus lutos y el placersus fiestas
perlas el SurSabea sus olores205
el oroTíbarHibla su dulzura
galas Milán y Lusitaniaamores.
En finella es la cifra do se apura
lo provechosohonesto y deleitable
partes con quien se aumenta la ventura. 210
Es de ingenio tan vivo y admirable
que a veces toca enpuntos que suspenden
por tener no sé qué deinescrutable.
Alábanse los buenosy se ofenden
losmalos con su vozy destos tales 215
unos la adoranotros no laentienden.
Son sus obras heroicas inmortales;
las líricassüaves de manera
que vuelven en divinas las mortales.
Sialguna vez se muestra lisonjera220
es con tanta elegancia yartificio
que no castigo sino premio espera.
Gloria de lavirtudpena del vicio
son sus accionesdando al mundo en ellas
de su alto ingenio y su bondad indicio». 225
En estoestabacuando por las bellas
ventanas de jazmines y de rosas
(que Amor estabaa lo que entiendoen ellas)
diviséseis personas religiosas
al parecer de honroso y grave aspecto230
de luengas togaslimpias y pomposas.
Preguntéle aMercurio: «¿Por qué efecto
aquéllos noparecen y se encubren
y muestran ser personas de respecto?»
A lo que él respondió: «No se descubren235
por guardar el decoro al alto estado
que tieneny asíel rostro todos cubren».
«¿Quién son»le repliqué«si es que te es dado
dicirlo?»Respondióme: «Nopor cierto
porque Apolo lo tieneasí mandado». 240
«¿No son poetas?»«Sí». «Pues yo no acierto
a pensar porqué causa se desprecian
de salir con su ingenio a campoabierto.
¿Para qué se embobecen y se anecian
escondiendo el talento que da el cielo 245
a los que másde ser suyos se precian?
¡Aquí del rey! ¿Quées esto? ¿Qué recelo
o celo les impele a nomostrarse
sin miedo ante la turba vil del suelo?
¿Puedeninguna ciencia compararse 250
con esta universal de la Poesía
que límites no tiene do encerrarse?
Puessiendo estoverdadsaber querría
entre los de la cardacómose usa
este miedoo melindreo hipocresía. 255
Hacemonseñor versos y rehúsa
que no se sepany éllos comunica
con muchosy a la lengua ajena acusa;
y másquesiendo buenosmultiplica
la fama su valory al dueñocanta 260
con voz de gloria y de alabanza rica.
¿Quémuchopuessi no se le levanta
testimonio a un pontíficepoeta
que digan que lo es? Por Diosque espanta.
Por vidade Lanfusa la discreta265
que si no se me dice quién sonestos
togados de bonete y de muceta
que con trazas y modosdescompuestos
tengo de reducir a behetría
estos tansosegados y compuestos». 270
«Por Dios»dijoMercurio«y a fee mía
que no puedo decirloy silo digo
tengo de dar la culpa a tu porfía».
«Diloseñorque desde aquí me obligo
de no decir que túme lo dijiste»275
le dije«por la fe de buenamigo».
Él dijo: «No nos cayan en el chiste
llégate a mídirételo al oído
perocreo que hay más de los que viste:
aquél que hasvisto allí del cuello erguido280
lozanorozagante y debuen talle
de honestidad y de valor vestido
es el doctorFrancisco Sánchez; dalle
puedecual debeApolo laalabanza
que pueda sobre el cielo levantalle; 285
y aun amás su famoso ingenio alcanza
pues en las verdes hojas desus días
nos da de santos frutos esperanza.
Aquélque en elevadas fantasías
y en éstasis sabrosos seregala290
y tanto imita las acciones mías
es elmaestro Hortensioque la gala
se lleva de la más raraelocuencia
que en las aulas de Atenas se señala;
sunatural ingenio con la ciencia 295
y ciencias aprendidas lelevanta
al grado que le nombra la excelencia.
Aquél deamarillez marchita y santa
que le encubre de lauro aquella rama
y aquella hojosa y acopada planta300
fray Juan BaptistaCapataz se llama:
descalzo y pobrepero bien vestido
con eladorno que le da la fama.
Aquél que del rigor fiero deolvido
libra su nombre con eterno gozo305
y es de Apolo ylas Musas bien querido
anciano en el ingenio y nunca mozo
humanista divinoessegún pienso
el insigne doctorAndrés del Pozo.
Un licenciado de un ingenio inmenso 310
es aquélyaunque en traje mercenario.
como aseñor le dan las Musas censo;
Ramón se llamaauxilio necesario
con que Delio se esfuerza y ve rendidas
lasobstinadas fuerzas del contrario. 315
El otrocuyas sienes vesceñidas
con los brazos de Dafne en triunfo honroso
susglorias tiene en Alcalá esculpidas;
en su ilustre teatrovitorioso
le nombra el cisneen canto no funesto320
siempreel primerocomo a más famoso;
a los donaires suyos echóel resto
con propriedades al gorrón debidas
porhaberlos compuesto o descompuesto.
Aquestas seis personasreferidas325
como están en divinos puestos puestas
yen sacra religión constitüidas
tienen las alabanzaspor molestas
que les dan por poetasy holgarían
llevarla loa sin el nombre a cuestas». 330
«¿Porqué»le pregunté«señorporfían
los tales a escribir y dar noticia
de los versos que paren yque crían?
También tiene el ingenio su codicia
ynunca la alabanza se desprecia 335
que al bueno se le debe dejusticia.
Aquél que de poeta no se precia
¿paraqué escribe versos y los dice?
¿Por quédesdeña lo que más aprecia?
Jamás mecontenté ni satisfice 340
de hipócritos melindres:llanamente
quise alabanzas de lo que bien hice».
«Contodoquiere Apolo que esta gente
religiosa se tenga aquísecreta»
dijo el dios que presume de elocuente. 345
Oyóseen estoel son de una corneta
y un «¡trapatrapaapartaafueraafuera
que viene un gallardísimopoeta!»
Volví la vista y vi por la ladera
delmonte un postillón y un caballero 350
corrercomo sedicea la ligera;
servía el postillón depregonero
mucho más que de guíaa cuyas voces
enpie se puso el escuadrón entero.
PreguntómeMercurio: «¿No conoces 355
quién es estegallardoeste brïoso?
Imagino que ya le reconoces».
«Bien sé»le respondí«que esel famoso
gran don Sancho de Leivacuya espada
y pluma harána Delio venturoso; 360
venceráse sin duda esta jornada
con tal socorro». Yen el mismo instante
cosa queparecía imaginada
otro favor no menos importante
parael caso temido se nos muestra365
de ingenio y fuerzas y valorbastante:
una tropa gentil por la siniestra
parte del montese descubre¡oh cielos
que dais de vuestra providenciamuestra!
Aquel discreto Juan de Vasconcelos 370
veníadelante en un caballo bayo
dando a las musas lusitanas celos.
Tras élel capitán Pedro Tamayo
veníayaunque enfermo de la gota
fue al enemigo asombrofuedesmayo; 375
que por él se vio en fuga y puesto en rota
que en los dudosos trances de la guerra
su ingenio admira ysu valor se nota.
También llegaron a la rica tierra
puestos debajo de una blanca seña380
por la partederecha de la sierra
otrosde quien tomó luego reseña
Apolo; y era dellos el primero
el joven don Fernando deLodeña
poeta primerizoinsigne empero385
en cuyoingenio Apolo deposita
sus glorias para el tiempo venidero.
Conmajestad realcon inaudita
pompa llegóy al pie delmonte para
quien los bienes del monte solicita: 390
ellicenciado fue Juan de Vergara
el que llegócon quien laturba ilustre
en sus vecinos miedos se repara
de Esculapio yde Apolo gloria y lustre
si nodígalo el santo bienpartido395
y su fama la misma envidia ilustre.
Con élfue con aplauso recebido
el docto Juan Antonio de Herrera
quepuso en fil el desigual partido.
¡Ohquién conlengua en nada lisonjera400
sino con puro afecto en grandeexceso
dos que llegaron alabar pudiera!
Pero no es de mishombros este peso:
fueron los que llegaron los famosos
losdos maestros Calvo y Valdivieso. 405
Luego se descubriópor los undosos
llanos del mar una pequeña barca
impelidade remos presurosos;
llegóy al punto della desembarca
el gran don Juan de Argote y de Gamboa410
en compañíade don Diego Abarca
sujetos dignos de incesable loa;
y donDiego Jiménez y de Anciso
dio un salto a tierra desde laalta proa.
En estos tres la gala y el aviso 415
cifrócuanto de gusto en sí contienen
como su ingenio y obrasdan aviso.
Con Juan López del Valle otros dos vienen
juntos allíy es Pamonés el uno
con quien lasMusas ojeriza tienen420
porque pone sus pies por do ninguno
los pusoy con sus nuevas fantasías
mucho másque agradable es importuno.
De lejas tierras por incultas vías
llegó el bravo irlandés don Juan Bateo425
Jerjesnuevo en memoria en nuestros días.
Vuelvo la vistaaMantüano veo
que tiene al gran Velasco por mecenas
yha sido acertadísimo su empleo;
dejarán estos dosen las ajenas 430
tierrascomo en las propriasdilatados
susnombresque túApoloasí lo ordenas.
Por entredos fructíferos collados
(¿habrá quien estocreaaunque lo entienda?)
de palmas y laureles coronados435
el grave aspecto del abad Maluenda
pareciódando almonte luz y gloria
y esperanzas de triunfo en la contienda;
pero¿de qué enemigos la vito[r]ia
noalcanzará un ingenio tan florido 440
y una bondad tandigna de memoria?
Don Antonio Gentil de Vargaspido
espaciopara verteque llegaste
de gala y arte y de valor vestido;
yaunque de patria ginovésmostraste 445
ser en las musascastellanas docto
tantoque al escuadrón todo admiraste.
Desde el indio apartado del remoto
mundollegó miamigo Montesdoca
y el que anudó de Arauco el nudo roto;450
dijo Apolo a los dos: «A entrambos toca
defenderesta vuestra rica estancia
de la canalla de vergüenza poca
la cualde error armada y de arrogancia
quiere canonizar ydar renombre 455
inmortal y divino a la ignorancia;
que tantopuede la afición que un hombre
tiene a sí mismoqueignorante siendo
de buen poeta quiere alcanzar nombre».
En estootro milagrootro estupendo 460
prodigio sedescubre en la marina
que en pocos versos declarar pretendo.
Una nave a la tierra tan vecina
llegóque desde elsitio donde estaba
se ve cuanto hay en ella y determina; 465
demás de cuatro mil salmas pasaba
(que otros suelenllamarlas toneladas)
ancho de vientre y de estatura brava:
asícomo las naves que cargadas
llegan de la oriental India a Lisboa470
que son por las mayores estimadas
ésta llegódesde la popa a proa
cubierta de poetasmercancía
dequien hay saca en Calicut y en Goa.
Tomóle al rojo diosalferecía 475
por ver la muchedumbre impertinente
queen socorro del monte le venía
y en silencio rogódevotamente
que el vaso naufragase en un momento
al quegobierna el húmido tridente. 480
Uno de los del númerohambriento
se puso en esto al borde de la nave
al parecermohíno y malcontento;
yen voz que ni de tierna ni süave
tenía un solo adáramegritando 485
dijotalvez colérico y tal grave
lo que impaciente estuve yoescuchando
porque vi sus razones ser saetas
que iban mi almay corazón clavando.
«¡Oh tú»dijo«traidorque los poetas 490
canonizaste de la largalista
por causas y por vías indirectas!
¿Dóndeteníasmagancésla vista
aguda de tu ingenioqueasí ciego
fuiste tan mentiroso coronista? 495
Yote confieso¡oh bárbaro!y no niego
que algunos delos muchos que escogiste
sin que el respeto te forzase o elruego
en el debido punto los pusiste;
pero con los demássin duda alguna500
pródigo de alabanzas anduviste.
Hasalzado a los cielos la fortuna
de muchos que en el centro delolvido
sin ver la luz del sol ni de la luna
yacían;ni llamado ni escogido 505
fue el gran Pastorde Iberiael gran Bernardo
que de la Vega tiene el apellido.
Fuiste envidiosodescuidado y tardo
y a las Ninfasde Henares y pastores
como a enemigos les tiraste un dardo; 510
y tienes túpoetas tan peores
que éstos en tu rebañoqueimagino
que han de sudar si quieren ser mejores;
que si esteagravio no me turba el tino
siete trovistas desde aquídiviso515
a quien suelen llamar de torbellino
con quien lagaladiscreción y aviso
tienen poco que very túlos pones
dos leguas más allá del Paraíso.
Estas quimerasestas invenciones 520
tuyas te han de saliral rostro un día
si más no te mesuras y compones».
Esta amenaza y gran descortesía
mi blando corazónllenó de miedo
y dio al través con la pacienciamía. 525
Yvolviéndome a Apolo con denuedo
mayordel que esperaba de mis años
con voz turbada y consemblante acedo
le dije: «Con bien claros desengaños
descubro que el servirte me granjea 530
presentes miedos defuturos daños.
Haz¡oh señor!que enpúblico se lea
la lista que Cilenio llevó a España
porque mi culpa poca aquí se vea.
Si tu deidad enescoger se engaña535
y yo sólo aprobé loque él me dijo
¿por qué este simple contramí se ensaña?
Con justa causa y con razón meaflijo
de ver cómo estos bárbaros se inclinan
atenerme en temor duro y prolijo: 540
unosporque los puse meabominan;
otrosporque he dejado de ponellos
de darmepesadumbre determinan.
Yo no sé cómo me avendrécon ellos:
los puestos se lamentanlos no puestos 545
gritanyo tiemblo déstos y de aquéllos.
Túseñorque eres diosdales los puestos
que piden sus ingenios; llama ynombra
los que fueren más hábiles y prestos.
[Y]porque el turbio miedo que me asombra 550
no me acabeacabadaesta contienda
cúbreme con tu mano y con tu sombra
oponme una señal por do se entienda
que soy hechura tuya yde tu casa
y así no habrá ninguno que me ofenda».555
«Vuelve la vista y mira lo que pasa»
fue deApolo enojado la respuesta
que ardiendo en ira el corazónse abrasa.
Volvílay vi la más alegre fiesta
yla más desdichada y compasiva 560
que el mundo vioni aunla verá cual ésta.
Mas no se espere que yo aquíla escriba
sino en la parte quintaen quien espero
cantarcon voz tan entonada y viva
que piensen que soy cisne y que memuero. 565
Del
Viaje del Parnaso
capítuloquinto
Oyóel señor del húmido tridente
las plegarias deApoloy escuchólas
con alma tierna y corazónclemente;
hizo de ojo y dio del pie a las olas
ysin que loentendiesen los poetas5
en un punto hasta el cielo levantólas;
y élpor ocultas vías y secretas
se agazapódebajo del navío
y usó con él de sustraidoras tretas.
Hirió con el tridente en lo vacío10
del bucoy el estómago le llena
de un copiosocorriente amargo río.
Advertido el peligroal aire suena
una confusa vozla cual resulta
de otras mil que el temorforma y la pena; 15
poco a poco el bajel pobre se oculta
enlas entrañas del cerúleo y cano
vientreque tantasánimas sepulta.
Suben los llantos por el aire vano
deaquellos miserablesque suspiran 20
por ver su irreparable fincercano;
trepan y suben por las jarciasmiran
cuáldel navío es el lugar más alto
y en élmuchos se apiñan y retiran.
La confusiónel miedoel sobresalto 25
les turba los sentidosque imaginan
quedesta a la otra vida es grande el salto;
con ningún medioni remedio atinan;
perocreyendo dilatar su muerte
algúntanto a nadar se determinan; 30
saltan muchos al mar de aquellasuerte
que al charco de la orilla saltan ranas
cuando elmiedo o el rüido las advierte.
Hienden las olasdelromperse canas
menudean las piernas y los brazos35
aunqueenfermos están y ellas no sanas;
yen medio de tangrandes embarazos
la vista ponen en la amada orilla
deseososde darla mil abrazos.
Y sé yo bien que la fatal cuadrilla40
antes que allíholgara de hallarse
en el Compásfamoso de Sevilla;
que no tienen por gusto el ahogarse
(discretagente al parecer en esto)
pero valióles poco elesforzarse; 45
que el padre de las aguas echó el resto
desu rigormostrándose en su carro
con rostro airado yademán funesto.
Cuatro delfinescada cual bizarro
concuerdas hechas de tejidas ovas 50
le tiraban con furia y condesgarro.
Las ninfas en sus húmidas alcobas
sienten turabia¡oh vengativo nume!
y de sus rostros la color lesrobas.
El nadante poeta que presume 55
llegar a la riberadefendida
sus ayes pierde y su tesón consume;
que sucorta carrera es impedida
de las agudas puntas del tridente
entonces fiero y áspero homicida. 60
¿Quiénha visto muchacho diligente
que en goloso a sí mesmosobrepuja
(que no hay comparación más conveniente)
picar en el sombrero la granuja
que el hallazgo le pusoallío la sisa65
con punta alfilerescao ya de aguja?
Pues no con menor gana o menor prisa
poetas ensartaba elnume airado
con gusto infame y con dudosa risa.
En carro decristal venía sentado70
la barba luenga y llena demarisco
con dos gruesas lampreas coronado;
hacían desus barbas firme aprisco
la almejael morsillónpulpo ycangrejo
cual le suelen hacer en peña o risco. 75
Erade aspecto venerable y viejo;
de verdeazul y plata era elvestido
robusto al parecer y de buen rejo
aunquecomoenojadodenegrido
se mostraba en el rostroque la saña80
así turba el color como el sentido.
Airadocontraaquéllos más se ensaña
que nadan másy sáleles al paso
juzgando a gloria tan cobarde hazaña.
En esto (¡oh nuevo y milagroso caso85
digno de que secuente poco a poco
y con los versos de Torcato Taso!
Hastaaquí no he invocadoahora invoco
vuestro favor¡ohMusas !necesario
para los altos puntos en que toco; 90
descerrajad vuestro más rico almario
y el aliento medad que el caso pide
no humildeno ratero ni ordinario)
lasnubes hiendeel aire pisa y mide
la hermosa Venus Acidaliaybaja 95
del cieloque ninguno se lo impide.
Traíavestida de pardilla raja
una gran saya enterahecha al uso
quele dice muy biencuadra y encaja;
luto que por su Adonis se lepuso 100
luego que el gran colmillo del berraco
a atravesarsus ingles se dispuso.
A fe que si el mocito fuera maco
queél guardara la cara al colmilludo
que dio a su vida y subelleza saco. 105
¡Oh valiente garzónmásque sesudo!
¿cómoestando avisadotu mal tomas
entrando en trance tan horrendo y crudo?
En estolasmansísimas palomas
que el carro de la diosa conducían110
por el llano del mar y por las lomas
por unas y otraspartes discurrían
hasta que con Neptuno se encontraron
que era lo que buscaban y querían.
Los diosesque sevense respetaron1I 5
yhaciendo sus zalemas a lo moro
deverse juntos en estremo holgaron.
Guardáronse real gravedecoro
y procuró Ciprinia en aquel punto
mostrar desu belleza el gran tesoro: 120
ensanchó el verdugadoydióle el punto
con ciertos puntapiésque fueroncoces
para el diosque las vio y quedó difunto.
Unpoetallamado don Quincoces
andaba semivivo en las saladas 125
ondasdando gemidos y no voces;
con tododijo en malarticuladas
palabras: «¡Oh señorala de Pafo
y de las otras dos islas nombradas
muévate acompasión el verme gafo 130
de pies y manosy que ya meahogo
en otras linfas que las del garrafo.
Aquí serámi piraaquí mi rogo
aquí será Quincocessepultado
que tuvo en su crianza pedagogo!» 135
Estodijo el mezquino; esto escuchado
fue de la diosa con ternuratanta
que volvió a componer el verdugado;
y luego enpie y piadosa se levanta
yponiendo los ojos en el viejo140
desembudó la voz de la garganta
ycon cierto desdény sobrecejo
entre enojada y grave y dulcedijo
lo que alhúmido dios tuvo perplejo;
yaunque no fue su razonarprolijo145
todavía le trujo a la memoria
hermano dequién era y de quién hijo;
representóle cuánpequeña gloria
era llevar de aquellos miserables
eltriunfo infausto y la crüel vitoria. 150
Él dijo: «Silos hados inmudables
no hubieran dado la fatal sentencia
destosen su ignorancia siempre estables
una brizna no más de tupresencia
que viera yobellísima señora155
fuera de mi rigor la resistencia.
Mas ya no puede serque yala hora
llegó donde mi blanda y mansa mano
ha demostrar que es dura y vencedora;
que éstosde procedersiempre inhumano160
en sus versos han dicho cien mil veces:
«azotando las aguas del mar cano...»
«Niazotado ni viejo me pareces»
replicó Venus. Y élle dijo a ella:
«Puesto que me enamorasno enterneces; 165
que de tal modo la fatal estrella
influye destos tristesqueno puedo
dar felice despacho a tu querella;
del querer de loshados sólo un dedo
no me puede apartarya tú losabes: 170
ellos han de acabary ha de ser cedo».
«Primero acabarás que los acabes»
lerespondió madamala que tiene
de tantas voluntades puertay llaves;
«queaunque el hado feroz su muerte ordene175
el modo no ha de ser a tu contento
que muchas muertes elmorir contiene».
Turbóse en esto el líquidoelemento
de nuevo renovóse la tormenta
soplómás vivo y más apriesa el viento; 180
la hambrientamesnaday no sedienta
se rinde al huracán reciénvenido
ypor más no penarmuere contenta.
¡Ohraro caso y por jamás oído
ni visto ! ¡Ohnuevas y admirables trazas 185
de la gran reina obedecida enNido!:
en un instanteel mar de calabazas
se vio cuajadoalgunas tan potentes
que pasaban de dos y aun de tres brazas;
también hinchados odres y valientes190
sin deshacerdel mar la blanca espuma
nadaban de mil talles diferentes.
Estatrasmutación fue hechaen suma
por Venusde loslánguidos poetas
porque Neptuno hundirlos no presuma; 195
el cual le pidió a Febo sus saetas
cuya armaarrojadiza desde aparte
a Venus defraudara de sus tretas.
Negóselas Apolo; y veis dó parte
enojado elvejóncon su tridente 200
pensándolos pasar departe a parte.
Mas éste se resbalaaquél no siente
la heriday dando esguince se desliza
y él queda dela cólera impaciente.
En esto Bóreas su furoratiza205
y lleva antecogida la manada
que con la de losCerdas simboliza.
Pidióselo la diosaaficionada
a quevivan poetas zarabandos
de aquellos de la seta almidonada; 210
de aquellos blancostiernosdulcesblandos
de los que pormomentos se dividen
en varias setas y en contrarios bandos;
loscontrapuestos vientos se comiden
a complacer la bella rogadora215
y con un solo aliento la mar miden
llevando a la pïaragruñidora
en calabazas y odres convertida
a losreinos contrarios del Aurora.
Desta dulce semilla referida220
Españaverdad ciertatanto abunda
que es por ellaestimada y conocida;
queaunque en armas y en letras es fecunda
más que cuantas provincias tiene el suelo
su gusto enparte en tal semilla funda. 225
Después desta mudanza quehizo el cielo
o Venuso quien fueseque no importa
guardarpuntualidad como yo suelo
no veo calabazao luenga o corta
que no imagine que es algún poeta 230
que allíse estrechaencubreencogeacorta.
Pues¿quécuando veo un cuero? ¡Oh mal discreta
y vana fantasíaasí engañada
que a tanta liviandad estássujeta!:
pienso que el piezgo de la boca atada 235
es la fazdel poetatransformado
en aquella figura mal hinchada;
ycuando encuentro algún poeta honrado
(digo poeta firme yvaledero
hombre vestido bien y bien calzado)240
luego seme figura ver un cuero
o alguna calabazay desta suerte
entrecontrarios pensamientos muero.
Y no sé si lo yerre o si loacierte
en que a las calabazas y a los cueros 245
y a lospoetas trate de una suerte.
Cernícalos que sonlagartijeros
no esperen de gozar las preeminencias
que gozangavilanes no pecheros.
Puestas en pazpuesya las diferencias250
de Delioy los poetas transformados
en tan vanas yhuecas apariencias
los mares y los vientos sosegados
sumergióse Neptuno malcontento
en sus palacios decristal labrados. 255
Las mansísimas aves por el viento
volarony a la bella Ciprïana
pusieron en su reino asalvamento.
Yen señal que del triunfo quedó ufana
(lo que hasta allí nadie acabó con ella)260
delluto se quitó la saboyana
quedando en cuezotan briosa ybella
que se supo después que Marte anduvo
todo aqueldía y otros dos tras ella.
Todo el cual tiempoelescuadrón estuvo 265
mirando atento la fatal rüina
que la canalla transformada tuvo;
yviendo despejada lamarina
Apolodel socorro mal venido
de dar fin al grancaso determina. 270
Pero en aquel instante un gran rüido
seoyócon que la turba se alboroza
y pone vista alerta ypresto oído;
y era quien le formaba una carroza
ricasobre la cual venía sentado 275
el grave don Lorenzo deMendoza
de su felice ingenio acompañado
de su muchovalor y cortesía
joyas inestimablesadornado.
PedroJuan de Rejaule le seguía 280
en otro cocheinsignevalenciano
y grande defensor de la poesía.
Sentadoviene a su derecha mano
Juan de Solísmancebo generoso
de raro ingenioen verdes años cano. 285
Y Juan deCarvajaldoctor famoso
les hace tercioy no por ser pesado
dejan de hacer su curso presuroso
porque al divino ingenioal levantado
valor de aquestos tres que el coche encierra290
no hay impedirle monte ni collado.
Pasan volando la empinadasierra
las nubes tocanllegan casi al cielo
y alegrespisan la famosa tierra.
Con este mismo honroso y grave celo295
Bartolomé de Mola y Gabriel Laso
llegaron a tocar delmonte el suelo.
Honra las altas cimas de Parnaso
don Diegoque de Silva tiene el nombre
y por ellas alegre tiende el paso.300
A cuyo ingenio y sin igual renombre
toda ciencia seinclina y le obedece
y le levanta a ser más que dehombre.
Dilátanse las sombras y descrece
el díay de la noche el negro manto 305
guarnecido de estrellas aparece;
y el escuadrónque había esperado tanto
enpiese rinde al sueño perezoso
de hambre y sedy demortal quebranto.
Apoloentonces poco luminoso310
dandohasta los antípodas un brinco
siguió su occidentalcurso forzoso;
pero primero licenció a los cinco
poetastituladosa su ruego
que lo pidieron con estraño ahínco315
por parecerles risaburla y juego
empresas semejantes; yasíApolo
condecendió con sus deseos luego;
quees el galán de Dafne único y solo
en usar cortesíasobre cuantos 320
descubre el nuestro y el contrario polo.
Dellóbrego lugar de los espantos
sacó su hisopo ellánguido Morfeo
con que ha rendido y embocado a tantos;
y del licor que dicen que es leteo325
que mana de la fuentedel olvido
los párpados bañó a todos arreo.
El más hambriento se quedó dormido;
dos cosasrepugnanteshambre y sueño
privilegio a poetasconcedido. 330
Yo quedéen findormido como un leño
llena la fantasía de mil cosas
que de contallas mipalabra empeño
por más que sean en sídificultosas.
Del
Viaje del Parnaso
capítulosexto
Deuna de tres causas los ensueños
se causano los sueñosque este nombre
les dan los que del bien hablar son dueños;
primerade las cosas de que el hombre
trata más deordinario; la segunda 5
quiere la medicina que se nombre
delhumor que en nosotros más abunda;
toca en revelaciones latercera
que en nu[e]stro bien más que las dos redunda.
Dormíy soñéy el sueño la primera10
causa le dio principio suficiente
a mezclar el ahítoy la dentera.
Sueña el enfermoa quien la fiebre ardiente
abrasa las entrañasque en la boca
tiene de las queha visto alguna fuente15
y el labio al fugitivo cristal toca
y el dormido consuelo imaginado
crece el deseoy no la sedapoca.
Pelea el valentísimo soldado
dormido casi almodo que despierto 20
se mostró en el combate fieroarmado.
Acude el tierno amante a su concierto
y en laimaginacióndormidollega
sin padecer borrascaa dulcepuerto.
El corazón el avariento entrega 25
en la mitaddel sueño a su tesoro
que el alma en todo tiempo no leniega.
Yoque siempre guardé el común decoro
enlas cosas dormidas y despiertas
pues no soy troglodita ni soymoro30
de par en par del alma abrí las puertas
ydejé entrar al sueño por los ojos
con premisas degloria y gusto ciertas.
Gocé durmiendo cuatro mil despojos
(que los conté sin que faltase alguno) 35
de gustosque acudieron a manojos;
el tiempola ocasióneloportuno
lugar correspondían al efecto
juntos y porsí solo cada uno.
Dos horas dormí y más a lodiscreto40
sin que imaginaciones ni vapores
el celebrotuviesen inquïeto;
la suelta fantasía entre milflores
me puso de un pradilloque exhalaba
de Pancaya ySabea los olores; 45
el agradable sitio se llevaba
tras síla vistaquedurmiendoviva
mucho más que despierta semostraba.
Palpable vi...mas no sé si lo escriba
quea las cosas que tienen de imposibles 50
siempre mi pluma se hamostrado esquiva;
las que tienen vislumbre de posibles
dedulcesde süaves y de ciertas
esplican mis borronesapacibles.
Nunca a disparidad abre las puertas 55
mi cortoingenioy hállalas contino
de par en par la consonanciaabiertas.
¿Cómo pueda agradar un desatino
sino es que de propósito se hace
mostrándole eldonaire su camino? 60
Que entonces la mentira satisface
cuandoverdad parece y está escrita
con graciaque al discreto ysimple aplace.
Digovolviendo al cuentoque infinita
gentevi discurrir por aquel llano65
con algazara placentera y grita;
con hábito decente y cortesano
algunosa quien dio lahipocresía
vestido pobrepero limpio y sano;
otrosde la color que tiene el día 70
cuando la luz primera seaparece
entre las trenzas de la Aurora fría.
Lavarïada primavera ofrece
de sus varias colores laabundancia
con que a la vista el gusto alegre crece; 75
laprodigalidadla exorbitancia
campean juntas por el verde prado
con galas que descubren su ignorancia.
En un tronodel suelolevantado
do el arte a la materia se adelanta80
puesto quede oro y de marfil labrado
una doncella videsde la planta
delpie hasta la cabeza así adornada
que el verla admira y eloírla encanta.
Estaba en él con majestad sentada85
giganta al parecer en la estatura
peroaunque grandebien proporcionada;
parecía mayor su hermosura
miradadesde lejosy no tanto
si de cerca se ve su compostura. 90
Lleno de admiracióncolmo de espanto
puse en ellalos ojosy vi en ella
lo que en mis versos desmayados canto.
Yono sabré afirmar si era doncella
aunque he dicho que síque en estos casos 95
la vista más aguda se atropella:
sonpor la mayor partesiempre escasos
de razón losjuïcios maliciosos
en juzgar rotos los enteros vasos.
Altaneros sus ojos y amorosos 100
se mostraban con ciertamansedumbre
que los hacía en todo estremo hermosos;
orafuese artificioora costumbre
los rayos de su luz tal vezcrecían
y tal vez daban encogida lumbre. 105
Dosninfas a sus lados asistían
de tan gentil donaire yapariencia
quemiradaslas almas suspendían;
de ladel alto trono en la presencia
desplegaban sus labios en razones110
ricas en suavidadpobres en ciencia;
levantaban al cielosus blasones
que estabanpor ser pocos o ningunos
escritosdel olvido en los borrones;
al dulce murmuraral oportuno 115
razonar de las dosla del asiento
que en belleza jamásle igualó alguno
luego se puso en piey en un momento
me pareció que dio con la cabeza
más alláde las nubesy no miento; 120
y no perdió por esto subelleza;
antesmientras más grandese mostraba
igualsu perfección a su grandeza;
los brazos de tal mododilataba
que de do nace a donde muere el día 125
losopuestos estremos alcanzaba;
la enfermedad llamada hidropesía
así le hincha el vientreque parece
que todo el marcaber en él podía;
al modo destas partesasícrece 130
toda su compostura; y no por esto
cual dijesuhermosura desfallece.
Yoatónitoesperaba ver el resto
de tan grande prodigioy diera un dedo
por saber la verdadsegura y presto. 135
Unoy no sabré quiénbienclaro y quedo
al oído me hablóy me dijo: «Espera
que yo decirte lo que quieres puedo.
Ésta que veesque crece de manera
que apenas tiene ya lugar do quepa140
yaspira en la grandeza a ser primera;
ésta que por lasnubes sube y trepa
hasta llegar al cerco de la luna
(puestoque el modo de subir no sepa)
es la queconfiada en su fortuna145
piensa tener de la inconstante rueda
el eje quedo y sinmudanza alguna.
Ésta que no halla mal que le suceda
nile temeatrevida y arrogante
pródiga siempreventurosay leda150
es la que con disignio extravagante
dio en crecerpoco a poco hasta ponerse
cual vesen estatura de gigante.
Nodeja de crecer por no atreverse
a emprender las hazañasmás notables155
adonde puedan sus estremos verse.
¿Nohas oído decir los memorables
arcosanfiteatrostemplosbaños
termaspórticosmuros admirables
quea pesar y despecho de los años160
aún duran susreliquias y entereza
haciendo al tiempo y a la muerte engaños?»
«Yo»respondí por mí«ningunapieza
de esas que has dichodejo de tenella
clavada yremachada en la cabeza: 165
tengo el sepulcro de la viuda bella
y el Coloso de Rodas allí junto
y la lanterna quesirvió de estrella.
Pero vengamos de quién es alpunto
éstaque lo deseo». «Haráseluego»170
me respondió la voz en bajo punto.
Yprosiguió diciendo: «A no estar ciego
hubierasvisto ya quién es la dama;
peroen fintienes el ingeniolego.
Ésta que hasta los cielos se encarama175
preñadasin saber cómodel viento
es hija del Deseo y de laFama.
Ésta fue la ocasión y el instrumento
eltodo y parte de que el mundo viese
no siete maravillassinociento. 180
(Corto número es ciento; aunque dijese
cienmil y más millonesno imagines
que en la cuenta delnúmero excediese).
Ésta condujo a memorables fines
edificios que asientan en la tierra 185
y tocan de las nubeslos confines.
Ésta tal vez ha levantado guerra
dondela paz süave reposaba
que en límites estrechos no seencierra.
Cuando Mucio en las llamas abrasaba 190
el atrevidofuerte brazo y fiero
ésta el incendio horrible resfriaba;
ésta arrojó al romano caballero
en el abismo dela ardiente cueva
de limpio armado y de luciente acero; 195
ésta tal vez con maravilla nueva
de su ambiciosacondición llevada
mil imposibles atrevida prueba.
Desdela ardiente Libia hasta la helada
Citialleva la fama sumemoria200
en grandïosas obras dilatada.
En finellaes la altiva Vanagloria
que en aquellas hazañas seentremete
que llevan de los siglos la vitoria.
Ella misma así misma se promete 205
triunfos y gustossin tener asida
a la calva Ocasión por el copete.
Su natural sustentosu bebida
es airey así crece en un instante
tantoque no hay medida a su medida. 210
Aquellas dos del plácidosemblante
que tiene a sus dos ladosson aquellas
que sirvena su máquina de Atlante.
Su delicada vozsus lucesbellas
su humildad aparentey las lozanas 215
razonesqueel amor se cifra en ellas
las hacen más divinas que nohumanas
y son (con paz escucha y con paciencia)
la Adulacióny la Mentirahermanas.
Éstas están contino en supresencia220
palabras ministrándola al oído
quetienen de prudentes apariencia.
Y ellacual ciega del mejorsentido
no ve que entre las flores de aquel gusto
el áspidponzoñoso está escondido. 225
Y asíarrojada con deseo injusto
en cristalino vaso prueba y bebe
elveneno mortalsin ningún susto.
Quien más presumede advertidopr[u]ebe
a dejarse adularverá cuánpresto 230
pasa su gloria como el viento leve».
Estoescuchéy en escuchando aquesto
dio un estampido tal laGloria vana
que dio a mi sueño fin dulce y molesto.
Yen esto descubrióse la mañana235
vertiendo perlasy esparciendo flores
lozana en vista y en virtud lozana:
losdulces pequeñuelos ruiseñores
con cantos noaprendidosle decían
enamorados dellamil amores; 240
los silgueros el canto repetían
y las diestrascalandrias entonaban
la música que todos componían.
Unos del escuadrón priesa se daban
porque no loshallase el dios del día 245
en los forzosos actos en queestaban.
Y luego se asomó su señoría
conuna cara de tudesco roja
por los balcones de la Aurora fría
en parte gordaen parte flaca y floja250
como quien temeel esperado trance
donde verse vencido se le antoja.
Enpropio toledano y buen romance
les dio los buenos díascortésmente
y luego se aprestó al forzoso lance;255
y encima de un peñasco puesto enfrente
delescuadróncon voz sonora y grave
esta oración leshizo de repente:
«¡Oh espíritus felicesdondecabe
la gala del decirla sutileza 260
de la ciencia másdocta que se sabe;
donde en su propia natural belleza
asistela hermosa Poesía
entera de los pies a la cabeza!
Noconsintáispor vida vuestra y mía 265
(mirad conqué llaneza Apolo os habla)
que triunfe esta canalla queporfía.
Esta canalladigoque se endiabla
quepordarles calor su muchedumbre
ya su ruinao ya la nuestraentabla. 270
Vosotrosde mis ojos gloria y lumbre
farolesdo mi luz de asiento mora
ya por naturaleza o por costumbre
¿habéis de consentir que esta embaidora
hipócritagentalla se me atreva275
de tantas necedades inventora?
Hacedfamosa y memorable prueba
de vuestro gran valor en este hecho
que a su castigo y vuestra gloria os lleva.
De justaindignación armad el pecho280
acometed intrépidosla turba
ociosavagamunda y sin provecho.
No se os dénadano se os dé una burba
(moneda berberiscavil ybaja)
de aquesta gente que la paz nos turba. 285
El son demás de una templada caja
y el del pífaro tristeyla trompeta
que la cólera sube y flema abaja
asíos incite con virtud secreta
que despierte los ánimosdormidos 290
en la fación que tanto nos aprieta.
Yaretumbaya llega a mis oídos
del escuadróncontrario el rumor grande
formado de confusos alaridos;
yaes menestersin que os lo ruegue o mande295
que cada cualcomo guerrero experto
sin que por su capricho se desmande
laorden guarde y militar concierto
y acuda a su deber comovaliente
hasta quedar o vencedor o muerto. 300
En estoporla parte de poniente
pareció el escuadrón casiinfinito
de la bárbaraciega y pobre gente.
Alzan losnuestros al momento un grito
alegrey no medroso; y gritan:«¡Arma!» 305
«¡Arma!» resuenatodo aquel distrito;
yaunque muerancorrer quieren al arma.
Del
Viaje del Parnaso
capítulosétimo
Túbelígera musatúque tienes
la voz de bronce y demetal la lengua
cuando a cantar del fiero Marte vienes;
túpor quien se aniquila siempre y mengua
el gran génerohumano; túque puedes 5
sacar mi pluma de ignorancia ymengua;
túmano rota y larga de mercedes
digo enhacellasuna aquí te pido
que no hará que menosrica quedes.
La soberbia y maldadel atrevido 10
intento deuna gente malmirada
ya se descubre con mortal ruïdo.
Dameuna voz al caso acomodada
una sutil y bien cortada pluma
node afición ni de pasión llevada15
para que puedareferir en suma
con purísimo y nuevo sentimiento
converdad clara y entereza suma
el contrapuesto y desigual intento
de uno y otro escuadrónqueardiendo en ira20
susbanderas descoge al vago viento.
El del bando católicoque mira
al falso y grande al pie del monte puesto
que desubir al alta cumbre aspira;
con paso largo y ademáncompuesto25
todo el monte coronany se ponen
a la furiaque en loca ha echado el resto;
las ventajas tanteany disponen
los ánimos valientes al asalto
en quien su gloria ysu venganza ponen; 30
de rabia lleno y de paciencia falto
Apolosu bellísimo estandarte
mandó al momento levantaren alto;
arbolóle un marquésque el proprio Marte
su brïosa presencia representa 35
naturalmentesinindustria y arte;
poeta celebérrimo y de cuenta
porquien y en quien Apolo soberano
su gloria y gusto y su valoraumenta.
Era la insinia un cisne hermoso y cano40
tan alvivo pintadoque dijeras
la voz despide alegre al aire vano;
siguen al estandarte sus banderas
de gallardos alférecesllevadas
honrosas por no estar todas enteras. 45
Las cajas alo bélico templadas
al mílite más tardovuelven presto
de voces de metal acompañadas.
Jerónimode Mora llegó en esto
pintor excelentísimo ypoeta: 50
Apeles y Virgilio en un supuesto;
y con laautoridad de una jineta
(que de ser capitán le dabanombre)
al caso acude y a la turba aprieta.
Yporque másse turbe y más se asombre55
el enemigo desigual y fiero
llegó el gran Biedmade inmortal renombre;
y con élGaspar de Ávilaprimero
secuaz de Apoloa cuyo verso ypluma
Iciar puede envidiartemer Sincero. 60
LlegóJuan de Meztanzacifra y suma
de tanta erudicióndonairey gala
que no hay muerte ni edad que la consuma.
Apolo learrancó de Guatimala
y le trujo en su ayuda para ofensa65
de la canalla en todo estremo mala.
Hacer milagros en eltrance piensa
Cepeday acompáñale Mejía
poetas dignos de alabanza inmensa.
Clarísimo esplendorde Andalucía 70
y de la Manchael sin igual Galindo
llegó con majestad y bizarría.
De la altacumbre del famoso Pindo
bajaron tres bizarros lusitanos
aquien mis alabanzas todas rindo75
con prestos pies y convalientes manos
con Fernando Correa de la Cerda
pisóRodríguez Lobo monte y llanos;
y porque Febo su razónno pierda
el grande don Antonio de Ataíde 80
Ilegócon furia alborotada y cuerda.
Las fuerzas del contrario ajusta ymide
con las suyas Apoloy determina
dar la batallay labatalla pide.
El ronco son de más de una bocina85
instrumento de caza y de la guerra
de Febo a los oídosse avecina;
tiembla debajo de los pies la tierra
de infinitospoetas oprimida
que dan asalto a la sagrada sierra. 90
Elfiero general de la atrevida
genteque trae un cuervo en suestandarte
es Arbolánchezmuso por la vida.
Puestosestaban en la baja parte
y en la cima del montefrente a frente95
los camposde quien tiembla el mismo Marte
cuando una alparecer discreta gente
del católico bando al enemigo
sepasócomo en número de veinte.
Yo con los ojos sucarrera sigo100
yviendo el paradero de su intento
convoz turbada al sacro Apolo digo:
«¿Quéprodigio es aquéste? ¿Qué portento?
Opormejor decir: ¿Qué mal agüero
que asíme corta el brío y el aliento? 105
Aquel tránsfugaque partió primero
no sólo por poeta le tenía
pero también por bravo churrullero;
aquel ligero quetras él corría
en mil corrillos en Madrid le hevisto 110
tiernamente hablar en la poesía;
aqueltercero que partió tan listo
por satíriconecio ypor pesado
sé que de todos fue siempre malquisto.
Nopuedo imaginar cómo ha llevado 115
Mercurio estos poetasen su lista».
«Yo fui»respondió Apolo«el engañado;
que de su ingenio la primera vista
indicios descubrió que serían buenos
parafacilitar esta conquista». 120
«Señor»repliqué yo«creí que ajenos
eran de lasdeidades los engaños;
digoengañarse en poco másni menos;
la prudenciaque nace de los años
y tienepor maestra la esperiencia125
es la deidad que advierte destosdaños».
Apolo respondió: «Por miconciencia
que no te entiendo»algo turbado y triste
porver de aquellos veinte la insolencia.
Túsardo militarLofrasofuiste 130
uno de aquellos bárbaros corrientes
que del contrario el número creciste.
Mas no por estamengua los valientes
del escuadrón católicotemieron
poetas madrigados y excelentes; 135
antestantocoraje concibieron
contra los fugitivos corredores
que rizaen ellos y matanza hicieron.
¡Oh falsos y malditostrovadores
que pasáis plaza de poetas sabios140
siendola hez de los que son peores:
entre la lenguapaladar y labios
anda contino vuestra poesía
haciendo a la virtud cienmil agravios!
Poetas de atrevida hipocresía145
esperadque de vuestro acabamiento
ya se ha llegado el temeroso día.
De las confusas voces el concento
confuso por el aireresonaba
de espesas nubes condensando el viento. I50
Por lafalda del monte gateaba
una tropa poéticaaspirando
ala cumbreque bien guardada estaba;
hacían hincapiéde cuando en cuando
y con hondas de estallo y con ballestas 155
iban libros enteros disparando;
no del plomo encendido lasfunestas
balas pudieran ser dañosas tanto
ni aldisparar pudieran ser más prestas.
Un libro mucho másduro que un canto 160
a Jusepe de Vargas dio en las sienes
causándole terrorgrima y espanto.
Gritóydijo a un soneto: «Túque vienes
de satíricapluma disparado
¿por qué el infame curso nodetienes?» 165
Ycual perro con piedras irritado
quedeja al que las tira y va tras ellas
cual si fueran la causa delpecado
entre los dedos de sus manos bellas
hizo pedazos alsoneto altivo170
que amenazaba al sol y a las estrellas.
Ydíjole Cilenio: «¡Oh rayo vivo
donde la justaindignación se muestra
en un grado y valor superlativo
la espada toma en la temida diestra175
y arrójatevaliente y temerario
por esta parteque el peligro adiestra!»
En estodel tamaño de un breviario
volando un libropor el aire vino
de prosa y versoque arrojó elcontrario; 180
de verso y prosa el puro desatino
nos dio aentender que de Arbolanches eran
las Habidaspesadas de contino.
Unas Rimasllegaron que pudieran
desbaratar el escuadrón cristiano185
si acaso vez segunda se imprimieran.
Dióle aMercurio en la derecha mano
una sátira antigua licenciosa
de estilo agudopero no muy sano.
De una intricada y malcompuesta prosa190
de un asumpto sin jugo y sin donaire
cuatro novelas disparó Pedrosa.
Silbando recio ydesgarrando el aire
otro libro llegó de Rimassolas
hechas al parecer como al desgaire. 195
ViólasApoloy dijocuando viólas:
«Dios perdone a suautory a mí me guarde
de algunas Rimassueltas españolas».
Llegó el Pastorde Iberiaaunque algo tarde
y derribó catorce de los nuestros 200
haciendo de su ingenio y fuerza alarde;
pero dos valerososdos maestros
dos lumbreras de Apolodos soldados
únicosen hablar y en obrar diestros
del monte puestos en opuestoslados205
tanto apretaron a la turbamulta
que volvieronatrás los encumbrados.
Es Gregorio de Angulo el quesepulta
la canallay con él Pedro de Soto
deprodigioso ingenio y vena culta. 210
Doctor aquélestotroúnico y docto
licenciadode Apolo ambos secuaces
conraras obras y ánimo devoto.
Las dos contrarias indignadashaces
ya miden las espadasya se cierran215
duras en sutesón y pertinaces;
con los dientes se muerdeny seaferran
con las garraslas fieras imitando
que toda pïedadde sí destierran.
Haldeando venía y trasudando 220
el autor de LaPícara Justina
capellán lego del contrario bando;
y cual si fuera deuna culebrina
disparó de sus manos su librazo
quefue de nuestro campo la rüina. 225
Al buen TomásGracián mancó de un brazo
a Medinilla derribóuna muela
y le llevó de un muslo un gran pedazo.
Unadespierta nuestra centinela
gritó: «¡Todosabajen la cabeza230
que dispara el contrario otra novela!»
Dos pelearon una larga pieza
y el uno al otro con instancialoca
de un envióncon arte y con destreza
seisseguidillas le encajó en la boca235
con que le hizovomitar el alma
que salió libre de su estrecha roca.
Dela furia el ardordel sol la calma
tenía en duda de una yotra parte
la vencedora y pretendida palma. 240
Del cuervoen estoel lóbrego estandarte
cede al del cisneporquevino al suelo
pasado el corazón de parte a parte;
sualférezque era un andaluz mozuelo
trovador repentistaque subía 245
con la soberbia más allá delcielo;
helósele la sangre que tenía;
muriósecuando vio que muerto estaba
la turbapertinaz en su porfía.
Puesto que ausente el gran Lupercio estaba250
con un solosoneto suyo hizo
lo que de su grandeza se esperaba:
descuadernódesencajódeshizo
del opuesto escuadrón catorcehileras
dos crïollos matóhirió un mestizo.255
De sus sabrosas burlas y sus veras
el magno cordobésun cartapacio
disparóy aterró cuatro banderas.
Daba ya indicios de cansado y lacio
el brío de labárbara canalla260
peleando más flojo y másdespacio;
mas renovóse la fatal batalla
mezclándoselos unos con los otros;
ni vale arnésni presta duramalla.
Cinco melifluos sobre cinco potros 265
llegaronyembistieron por un lado
y lleváronse cinco de nosotros;
cada cual como moro atavïado
con más letras ycifras que una carta
de príncipe enemigo y recatado. 270
De romances moriscos una sarta
cual si fuera de balasenramadas
llega con furia y con malicia harta;
ya no estardos escuadras avisadas
de las nuestrasdel recio tiro y presto275
era fuerza quedar desbaratadas.
Quiso Apoloindignadoechar el resto
de su poder y de su fuerza sola
y dar alenemigo fin molesto
y una sacra cancióndonde acrisola280
su ingeniogalaestilo y bizarría
BartoloméLeonardo de Argensola
cual si fuera un petarteApolo envía
adonde está el tesón más apretado
másdura y más furiosa la porfia. 285
Cuandome paro a contemplar mi estado
comienza la canción que Apolo pone
en el lugar másnoble y levantado.
Todo lo miratodo lo dispone
con ojos deArgos; mandaquita y veda290
y del contrario a todo ardid seopone.
Tan mezclados estánque no hay quien pueda
discernir cuál es malo o cuál es bueno
cuáles garcilasista o timoneda.
Pero un mancebode ignorancia ajeno295
grande escudriñador de toda historia
rayo en lapluma y en la voz un trueno
llegótan rica el alma dememoria
de sana voluntad y entendimiento
que fue de Febo yde las Musas gloria; 300
con éste aceleróse elvencimiento
porque supo decir: «Éste merece
gloriapero aquél nosino tormento».
Ycomoya con distinción parece
el justo y el injustocombatiente305
el gusto al peso de la pena crece.
TúPedro Mantüano el excelente
fuiste quien distinguióde la confusa
máquina el que es cobarde del valiente.
Julián de Almendárez no rehúsa310
puestoque llegó tardeen dar socorro
al rubio Delio con suilustre musa.
Por las rucias que peinoque me corro
de verque las comedias endiabladas
por divinas se pongan en el corro;315
ya pesar de las limpias y atildadas
del cómicomejor de nuestra Hesperia
quieren ser conocidas y pagadas.
Masno ganaron mucho en esta feria
porque es discreto el vulgo de laCorte320
aunque le toca la común miseria.
De llanono le deisdadle de corte
estancias polifemasal poeta
queno os tuviere por su guía y norte.
Inimitables soisy ala discreta 325
gala que descubrís en lo escondido
todaelegancia puede estar sujeta.
Con estas municiones el partido
nuestro se mejoró de tal manera
que el contrario setuvo por vencido. 330
Cayó su presunción soberbia yfiera
derrúmbanse del monte abajo cuantos
presumieronsubir por la ladera.
La voz prolija de sus roncos cantos
elmal suceso con rigor la vuelve 335
en interrotos y funestosllantos.
Tal huboque cayendo se resuelve
de asirse de unazarza o cabrahígo
y en llantoa lo de Ovidiosedisuelve.
Cuatro se arracimaron a un quejigo 340
comoenjambre de abejas desmandada
y le estimaron por el lauro amigo.
Otra cuadrillavirgen por la espada
y adúltera delenguadio la cura
a sus piesde su vida almidonada. 345
Bartolomé llamado de Segura
el toque casi fue delvencimiento:
tal es su ingenio y tal es su cordura.
Resonóen esto por el vago viento
la voz de la vitoriarepetida 350
del número escogido en claro acento.
La miserablelafatal caída
de las Musas del limpio Tagarete
fuelargos siglos con dolor plañida;
a la parte del llanto¡ay me!se mete 355
Zapardïelfamoso por su pesca
sin que un pequeño instante se quïete.
La voz dela vitoria se refresca;
«¡vitoria!» suena aquíy allívitoria
adquirida por nuestra soldadesca360
quecanta alegre la alcanzada gloria.
Del
Viaje del Parnaso
capítulooctavo
Alcaer de la máquina excesiva
del escuadrón poéticoarrogante
que en su no vista muchedumbre estriba
un poetamancebo y estudiante
dijo: «Caípaciencia; quealgún día 5
será la nuestrami valormediante.
De nuevo afilaré la espada mía
digomi plumay cortaré de suerte
que dé nuevaexcelencia a la porfía;
que ofrece la comediasi seadvierte10
largo campo al ingeniodonde pueda
librar sunombre del olvido y muerte.
Fue desto ejemplo Juan de Timoneda
quecon sólo imprimirse hizo eterno
las comediasdel gran Lope de Rueda. 15
Cinco vuelcos daré en el propioinfierno
por hacer recitar una que tengo
nombrada Elgran bastardo de Salerno».
¡GuardaApoloque baja (guarteRengo)
el golpe de lamano más gallarda 20
que ha visto el tiempo en su discursoluengo!
En estoel claro son de una bastarda
alas pone enlos pies de la vencida
gente del mundo perezosa y tarda;
conla esperanza del vencer perdida25
no hay quien no atienda conligero paso
si no a la honraa conservar la vida.
Desde lasaltas cumbres de Parnaso
de un salto uno se puso en Guadarrama
nuevono visto y verdadero caso; 30
y al mismo paso laparlera Fama
cundió del vencimiento la alta nueva
desdeel claro Caístro hasta Jarama.
Lloró la granvitoria el turbio Esgueva
Pisuerga la rióriólaTajo35
que en vez de arena granos de oro lleva.
Delcansanciodel polvo y del trabajo
las rubicundas hebras deTimbreo
del color se pararon de oro bajo;
peroviendocumplido su deseo40
al son de la guitarra mercuriesca
hizode la Gallarda un gran paseo
y de Castalia en la corrientefresca
el rostro se lavóy quedó luciente
comode acero la segur turquesca. 45
Pulióse luegoy adornósu frente
de majestad mezclada con dulzura
indicios clarosdel placer que siente.
Las reinas de la humana hermosura
salieron de do estaban retiradas 50
mientras duraba lacontienda dura;
del árbol siempre verde coro[na]das
yen medio la divina Poesía
todas de nuevas galasadornadas.
MelpómeneTersícore y Talía55
PolimniaUraniaEratoEuterpe y Clío
y Calíopehermosa en demasía
muestran ufanas su destreza y brío
tejiendo una entricada y nueva danza
al dulce son de uninstrumento mío. 60
Míono dije bien; mentía la usanza
de aquel que dice propios los ajenos
versos queson más dignos de alabanza.
Los anchos prados y los camposllenos
están de las escuadras vencedoras 65
(quesiempre van a más y nunca a menos)
esperando de ver desus mejoras
el colmo con los premios merecidos
por el sudor yaprieto de seis horas
piensan ser los llamados escogidos70
todos a premios de grandeza aspiran
tiénense en másde lo que son tenidos;
ni a calidades ni a riquezas miran:
asu ingenio se atiene cada uno
y si hay cuatro que aciertenmildeliran. 75
Mas Feboque no quiere que ninguno
quede quejosodélmandó a la Aurora
que vaya y coja intempore oportuno
de las faldas floríferas de Flora
cuatro tabaques depurpúreas rosas 80
y seis de perlas de las que ella llora;
y de las nueve por estremo hermosas
las coronas pidióy al darlas ellas
en nada se mostraron perezosas.
Tresa miparecerde las más bellas 85
a Parténope séque se enviaron
y fue Mercurio el que partió con ellas;
tres sujetos las otras coronaron
allí en el mesmomonte peregrinos
con que su patria y nombre eternizaron; 90
tres cupieron a Españay tres divinos
poetas seadornaron la cabeza
de tanta gloria justamente dignos.
LaEnvidiamonstruo de naturaleza
maldita y carcomidaardiendo ensaña95
a murmurar del sacro don empieza.
Dijo:«¿Será posible que en España
hayanueve poetas laureados?
Alta es de Apolopero simple hazaña».
Los demás de la turbadefraudados 100
del esperadopremiorepetían
los himnos de la Envidia mal cantados;
todos por laureados se tenían
en su imaginaciónantes del trance
y al cielo quejas de su agravio envían.105
Pero ciertos poetas de romance
del generoso premio haceresperan
a despecho de Febopresto alcance;
otrosaunquelatinosdesesperan
de tocar del laurel sólo una hoja110
aunque del caso en la demanda mueran.
Véngase menos elque más se enoja
y alguno se tocó sienes y frente
que de estar coronado se le antoja.
Pero todo deseoimpertinente 115
Apolo resfriópremiando a cuantos
poetas tuvo el escuadrón valiente;
de rosasdejazmines y amarantos
Flora le presentó cinco cestones
yla Aurorade perlasotros tantos; 120
éstos fueronlector dulcelos dones
que Delio repartió con larga mano
entre los poetísimos varones
quedando alegre cadacual y ufano
con un puño de perlas y una rosa125
estimando el premio sobrehumano.
Y porque fuese másmaravillosa
la fiesta y regocijo que se hacía
por lavitoria insigne y prodigiosa
la buenala importante Poesía130
mandó traer la bestia cuya pata
abrió lafuente de Castalia fría;
cubierta de finísimaescarlata
un lacayo la trujo en un instante
tascando unfreno de bruñida plata. 135
Envidiarle pudiera Rocinante
al gran Pegaso de presencia brava
y aun B[r]illadoroel delseñor de Anglante.
Con no sé cuántas alasadornaba
manos y piesindicio manifiesto 140
que en ligerezaal viento aventajaba;
ypor mostrar cuán ágil ycuán presto
erase alzó del suelo cuatro picas
con un denuedo y ademán compuesto.
Túque meescuchassi el oído aplicas 145
al dulce cuento destegran Vïaje
cosas nuevas oirás de gusto ricas.
Era del bel trotóntodo el herraje
de durísima plata diamantina
que norecibe del pisar ultraje; 150
de la color que llaman columbina
de raso en una funda trae la cola
quesueltacon el suelose avecina;
del color del carmín o de amapola
eran susclinesy su cola gruesa155
ellas solas al mundoy ella sola.
Tal vez anda despacioy tal apriesa
vuela tal vezy talhace corvetas
tal quiere relinchary luego cesa.
Nuevafelicidad de los poetas: 160
uno sus escrementos recogía
en dos de cuero grandes barjuletas.
Pregunté para quélo tal hacía.
Respondióme Cilenio a lo bellaco
con no sé qué vislumbres de ironía: 165
«Esto que se recoge es el tabaco
que a los váguidossirve de cabeza
de algún poeta de celebro flaco;
Uraniade tal modo lo adereza
quepuesto a las narices del doliente170
cobra salud y vuelve a su entereza».
Un pocoentonces arrugué la frente
ascos haciendo del remedioestraño
tan de los ordinarios diferente.
«Recibes»dijo Apolo«amigoengaño» 175
(leyómeel pensamiento). «Este remedio
de los váguidos curay sana el daño.
No come este rocín lo que en asedio
duro y penoso comen los soldados
que están entre lamuerte y hambre en medio; 180
son deste tal los piensos regalados
ámbar y almizcle entre algodones puesto
y bebe delrocío de los prados;
tal vez le damos de almidón uncesto
tal de algarrobascon que el vientre llena185
y nose estriñe ni se va por esto».
«Sea»lerespondí«muy norabuena;
tieso estoy de celebro porahora
vág[u]ido alguno no me causa pena».
Lanuestraen estouniversal señora190
digo la Poesíaverdadera
que con Timbreo y con las Musas mora
en vestidosubcintoa la ligera
el monte discurrió y abrazóa todos
hermosa sobremodo y placentera. 195
«¡Ohsangre vencedora de los godos!»
dijo«de aquíadelante ser tratada
con más süaves y discretos modos
espero sery siempre [r]espectada
del ignorante vulgoqueno alcanza 200
quepuesto que soy pobresoy honrada.
Lasriquezas os dejo en esperanza
pero no en posesiónpremioseguro
que al reino aspira de la inmensa holganza.
Por labelleza deste monte os juro 205
que quisiera al más mínimoentregalle
un privilegio de cien mil de juro.
Mas no produceminas este valle;
aguas sísalutíferas y buenas
y monas que de cisnes tienen talle. 210
Volved a ver¡ohamigos!las arenas
del aurífero Tajo en paz segura
yen dulces horas de pesar ajenas.
Que esta inaudita hazañaos asegura
eterno nombre en tanto que dé Febo 215
almundo aliento y luz serena y pura».
¡Oh maravillanuevaoh caso nuevo
digno de admiración que causeespanto
cuya estrañeza me admiró de nuevo!
Morfeoel dios del sueñopor encanto 220
allíse apareciócuya corona
era de ramos de beleñosanto.
Flojísimo de brío y de persona
de laPereza torpe acompañado
que no le deja a vísperasni a nona; 225
traía al Silencio a su derecho lado
elDescuido al siniestroy el vestido
era de blanda lana fabricado.
De las aguas que llaman del olvido
traía un grancalderoy de un hisopo 230
venía como aposta prevenido.
Asía a los poetas por el hopo
yaunque el caso losrostros les volvía
en color encendida de piropo
élnos bañaba con el agua fría235
causándonosun sueño de tal suerte
que dormimos un día y otrodía.
Tal es la fuerza del licortan fuerte
es de lasaguas la virtudque pueden
competir con los fueros de la muerte.240
Hace el ingenio alguna vez que queden
las verdades sincrédito ninguno
por ver que a toda contingencia exceden.
Al despertar del sueño así importuno
ni vimonte ni montadios ni diosa245
ni de tanto poeta vide alguno.
Por ciertoestraña y nunca vista cosa:
despabiléla vistay parecióme
verme en medio de una ciudad famosa.
Admiración y grima el caso diome; 250
torné amirarporque el temor o engaño
no de mi buen discurso elpaso tome.
Y díjeme a mí mismo: «No meengaño;
esta ciudad es Nápoles la ilustre
queyo pisé sus rúas más de un año; 255
deItalia gloriay aun del mundo lustre
pues de cuantas ciudadesél encierra
ninguna puede haber que así leilustre:
apacible en la pazdura en la guerra
madre de laabundancia y la nobleza260
de elíseos campos y agradablesierra.
Si váguidos no tengo de cabeza
parécemeque está mudadaen parte
de sitioaunque en aumento debelleza.
¿Qué teatro es aquéldonde reparte265
con él cuanto contiene de hermosura
la galalagrandezaindustria y arte?
Sin dudael sueño en mispalpebras dura
porque éste es edificio imaginado
queexcede a toda humana compostura». 270
Llegóse enesto a mí disimulado
un mi amigollamado Promontorio
mancebo en díaspero gran soldado.
Creció laadmiración viendo notorio
y palpable que en Nápolesestaba275
espanto a los pasados acesorio.
Mi amigotiernamente me abrazaba
ycon tenerme entre sus brazosdijo
que del estar yo allí mucho dudaba;
llamómepadrey yo llaméle hijo; 280
quedó con esto laverdad en punto
que aquí puede llamarse punto fijo.
Díjome Promontorio: «Yo barrunto
padrequealgún gran caso a vuestras canas
las trae tan lejosyasemidifunto». 285
«En mis horas más frescas ytempranas
esta tierra habitéhijo»le dije
«confuerzas más brïosas y lozanas.
Pero la Voluntadquea todos rige
digo el querer del cielome ha traído 290
a parte que me alegra más que aflige».
Dijeramássino que un gran rüido
de pífarosclarines y tambores
me azoró el alma y alegró eloído;
volví la vista al sonvi los mayores 295
aparatos de fiesta que vio Roma
en sus felices tiempos ymejores.
Dijo mi amigo: «Aquél que ves que asoma
por aquella montaña contrahecha
cuyo brío alde Marte oprime y doma300
es un alto sujeto que deshecha
tienea la Envidia en rabiaporque pisa
de la virtud la senda másderecha;
de gravedad y condición tan lisa
quesuspende y alegra a un mesmo instan[te]305
y con su aviso almismo aviso avisa.
Mas quieroantes que pases adelante
enver lo que verássi estás atento
darte del casorelación bastante.
Será Don Juan de Tasis de micuento 310
principiopor que sea memorable
y lleguen mispalabras a mi intento.
Este varónen liberal notable
que una mediana villa le hace conde
siendo rey en sus obrasadmirable; 315
ésteque sus haberes nunca esconde
puessiempre las reparte o las derrama
ya sepa adóndeo ya nosepa adónde;
éstea quien tiene tan en fil la fama
puesta la alteza de su nombre claro320
que liberal ypródigo le llama
quisopródigo aquí y allíno avaro
primer mantenedor ser de un torneo
que a fiestassobrehumanas le comparo.
Responden sus grandezas al deseo 325
que tiene de mostrarse alegreviendo
de España yFrancia el regio himineo;
y éste que escuchasduroalegre estruendo
es señal que el torneo se comienza
queadmira por lo rico y estupendo. 330
Arquímedes el grandese averg[ü]enza
de ver que este teatro milagroso
suingenio apoque y a sus trazas venza.
Digopuesque el mancebogeneroso
que allí deciendede encarnado y plata335
sobre todo mortal curso brïoso
es el conde de Lemosque dilata
su fama con sus obras por el mundo
y que lleguenal cielo en tierra trata;
yaunque sale el primeroes elsegundo 340
mantenedory en buena cortesía
estaventaja califico y fundo.
El duque de Noceraluz y guía
del arte militares el tercero
mantenedor deste festivo día.345
El cuartoque pudiera ser primero
es de Santelmo elfuerte castellano
que al mesmo Marte en el valor prefiero.
Elquinto es otro Eneas el troyano
Arrocioloque gana en servaliente 350
al que fue verdaderopor la mano».
Elgran concurso y número de gente
estorbó queadelante prosiguiese
la comenzada relación prudente;
poresto le pedí que me pusiese 355
adonde sin ningúnimpedimento
el gran progreso de las fiestas viese;
porqueluego me vino al pensamiento
de ponerlas en verso numeroso
favorecido del febeo aliento. 360
Hízolo asíyyo vi lo que no oso
pensarno que decirque aquí seacorta
la lengua y el ingenio más curioso.
Que se paseen silencio es lo que importa
y que la admiración suplaesta falta365
el mesmo grandïoso caso exhorta
puestoque después supe que con alta
magnífica elegancia ymilagrosa
donde ni sobra punto ni le falta
el curioso DonJuan de Oquina en prosa 370
la puso y dio a la estampa paragloria
de nuestra edadpor esto venturosa.
Ni en fabulosa overdadera historia
se halla que otras fiestas hayan sido
nipuedan ser más dignas de memoria. 375
Desde allíyno sé cómofui traído
adonde vi al granduque de Pastrana
mil parabienes dar de bienvenido
y que lafamaen la verdad ufana
contaba que agradó con supresencia 380
y con su cortesía sobrehumana;
que fuenuevo Alejandro en la excelencia
del darque satisfizo a todocuanto
puede mostrar real magnificencia.
Colmo de admiraciónlleno de espanto385
entré en Madrid en traje de romero
que es granjería el parecer ser santo;
y desde lejosme quitó el sombrero
el famoso Acevedoy dijo: «ADio
voi siate il ben venutocavaliero. 390
So parlarzenoese& tusco anch'io».
Y respondí: «Lavostra signoria
sia la ben trovatapatron mio».
Topéa Luis Vélezlustre y alegría
y discrecióndel trato cortesano395
y abracéle en la calle amediodía.
El pechoel almael corazónla mano
di a Pedro de Moralesy un abrazo
y alegre recebí aJustiniano.
Al volver de una esquina sentí un brazo 400
que el cuello me ceñíamiré cúyo
ymás que gusto me causó embarazo
por ser uno deaquellos (no rehúyo
decirlo) que al contrario se pasaron
llevados del cobarde intento suyo; 405
otros dos al soslayose llegaron
y con la risa falsa del conejo
y con muchaszalemas me hablaron.
Yosocarrón; yopoetón yaviejo
volvíles a lo tierno las saludes410
sinmostrar mal talante o sobrecejo.
No dudes¡oh lectorcaro!no dudes
sino que suele el disimulo a veces
servir deaumento a las demás virtudes;
dínoslo túDavidqueaunque pareces 415
loco en poder de Aquísdetu cordura
fingiendo el locola grandeza ofreces.
Dejélosesperando coyuntura
y ocasión más secreta paradalles
vejamen de su miedo o su locura. 420
Si encontrabapoetas por las calles
me ponía a pensar si eran deaquellos
huidosy pasaba sin hablalles.
Poníansemeyertos los cabellos
de temor no encontrase algún poeta425
de tantos que no pude conocellos
quecon puñalbuido o con secreta
almarada me hiciese un abujero
que fueseal corazón por vía recta
aunque no es ésteel premio que yo espero 430
de la fama que a tantos he adquerido
con alma grata y corazón sincero.
Un cierto mancebitocuellierg[u]ido
en profesión poetay en el traje
amil leguas por godo conocido435
lleno de presunción y decoraje
me dijo: «Bien sé yoseñor Cervantes
que puedo ser poetaaunque soy paje.
Cargastes de poetasignorantes
y dejástesme a míque ver deseo 440
del Parnaso las fuentes elegantes.
Que caducáis sinduda alguna creo.
¿Creo? No digo bien; mejor diría
que toco esta verdad y que la veo».
Otroquealparecerde argentería445
de nácarde cristalde perlas y oro
sus infinitos versos componía
medijobravo cual corrido toro:
«No sé yo para quénadie me puso
en lista con tan bárbaro decoro». 450
«Así el discreto Apolo lo dispuso»
a losdos respondí«y en este hecho
de ignorancia omalicia no me acuso».
Fuime con estoylleno de despecho
busqué mi antigua y lóbrega posada455
yarrojéme molido sobre el lecho;
que cansacuando eslargauna jornada.
ADJUNTA
AL
PARNASO
Algunosdías estuve reparándome de tan largo viajeal cabo delos cuales salí a ver y a ser vistoy a recebir parabienes demis amigos y malas vistas de mis enemigos; quepuesto que pienso queno tengo ningunotodavía no me aseguro de la comúnsuerte.
Sucediópuesquesaliendo una mañana del monesterio de Atochasellegó a mí un manceboal parecer de veinte y cuatroañospoco más o menostodo limpiotodo aseado y todocrujiendo gorgaranes; pero con un cuello tan grande y tan almidonadoque creí que para llevarle fueran menester los hombros de otroAdlante. Hijos deste cuello eran dos puños chatosquecomenzando de las muñecassubían y trepaban por lascanillas del brazo arribaque parecía que iban a dar asalto alas barbas. No he visto yo yedra tan codiciosa de subir desde el piede la muralla donde se arrima hasta las almenascomo el ahíncoque llevaban estos puños a ir a darse de puñadas conlos codos. Finalmentela exorbitancia del cuello y puños eratalque en el cuello se escondía y sepultaba el rostro y enlos puños los brazos.
Digopuesque el tal mancebo se llegó a míy con voz gravey reposada me dijo:
¿Espor venturavuesa merced el señor Miguel de CervantesSaavedrael que ha pocos días que vino del Parnaso?
Aesta pregunta creosin dudaque perdí la color del rostroporque en un instante imaginé y dije entre mí: «¿Sies éste alguno de los poetas que puse o dejé de poneren mi Viajey viene ahora a darme el pago que él se imagina se me debe?»Perosacando fuerzas de flaquezale respondí:
Yoseñorsoy el mesmo que vuesa merced dice; ¿quées lo que se me manda?
Élluego en oyendo estoabrió los brazos y me los echó alcuelloy sin duda me besara en la frente si la grandeza del cuellono lo impidieray díjome:
Vuesamercedseñor Cervantesme tenga por su servidor y por suamigoporque ha muchos días que le soy muy aficionadoasípor sus obras como por la fama de su apacible condición.
Oyendolo cualrespiréy los esp[í]ritusque andabanalborotadosse sosegaron; yabrazándole yo tambiéncon recato de no ahajarle el cuellole dije:
Yono conozco a vuesa merced si no es para servirle; pero por lasmuestras bien se me trasluce que vuesa merced es muy discreto y muyprincipal: calidades que obligan a tener en veneración a lapersona que las tiene.
Conestas pasamos otras corteses razonesy anduvieron por alto losofreci-mientosyde lance en lanceme dijo:
Vuesamerced sabráseñor Cervantesque yopor la gracia deApolosoy poetao lo menos deseo serloy mi nombre es Pancracio deRoncesvalles.
Miguel.Nunca tal creyerasi vuesa merced no me lo hubiera dicho por sumesma boca.
Pancracio.Pues¿por qué no lo creyera vuesa merced?
Miguel.Porque los poetas por maravilla andan tan atildados como vuesamercedy es la causa quecomo son de ingenio tan altaneros yremontadosantes atienden a las cosas del espíritu que a lasdel cuerpo.
Yoseñor dijo élsoy mozosoy rico y soy enamorado;partes que deshacen en mí la flojedad que infunde la poesía.Por la mocedadtengo brío; con la riquezacon quémostrarle; y con el amorcon qué no parecer descuidado.
Lastres partes del camino le dije yo se tiene vuesa merced andadas parallegar a ser buen poeta.
Pancracio.¿Cuáles son?
Miguel.La de la riqueza y la del amor. Porque los partos de los partos de lapersona rica y enamorada son asombros de la avaricia y estímulosde la liberalidady en el poeta pobre la mitad de sus divinos partosy pensamientos se los llevan los cuidados de buscar el ordinariosustento. Pero dígame vuesa mercedpor su vida: ¿dequé suerte de menestra poética gasta o gusta más?
Alo que respondió:
Noentiendo eso de menestrapoética.
Miguel.Quiero decir que a qué género de poesía es vuesamerced más inclinado: ¿al líricoal heroico oal cómico?
Atodos estilos me amaño respondió él; pero en elque más me ocupo es en el cómico.
Miguel.Desa manerahabrá vuesa merced compuesto algunas comedias.
Pancracio.Muchas; pero sola una se ha representado.
Miguel.¿Pareció bien?
Pancracio.Al vulgono.
Miguel.¿Y a los discretos?
Pancracio.Tampoco.
Miguel.¿La causa?
Pancracio.La causa fue que la achacaron que era larga en los razonamientosnomuy pura en los versos y desmayada en la invención.
Tachasson esas respondí yo que pudieran hacer parecer mal a las delmesmo Plauto.
Ymás dijo élque no pudieron juzgallaporque no ladejaron acabarsegún la gritaron. Con todo estola echóel autor para otro día; peroporfiar que porfiarcincopersonas vinieron apenas.
Créamevuesa merced dije yo que las comedias tienen díascomoalgunas mujeres hermosas; y que esto de acertarlas bien va tanto enla ventura como en el ingenio: comedia he visto yo apedreada enMadrid que la han laureado en Toledoy no por esta primer desgraciadeje vuesa merced de proseguir en componerlasque podrá serquecuando menos lo pienseacierte con alguna que le décrédito y dineros.
Delos dineros no hago caso respondió él: máspreciaría la fama que cuanto hay. Porque es cosa de grandísimogusto y de no menos importancia ver salir mucha gente de la comediatodos contentosy estar el poeta que la compuso a la puerta delteatro recibiendo parabienes de todos.
Susdescuentos tienen esas alegrías le dije yo; que tal vez sueleser la comedia tan pésimaque no hay quien alce los ojos amirar al poetani aun él para cuatro calles del coliseoniaun los alzan los que la recitaronavergonzados y corridos dehaberse engañado y escogídola por buena.
¿Yvuesa mercedseñor Cervantes dijo élha sidoaficionado a la carátula? ¿Ha compuesto alguna comedia?
Sídije yomuchas; ya no ser míasme parecieran dignas dealabanzacomo lo fueron Lostratos de ArgelLa NumanciaLa gran turquescaLa batalla navalLaJerusalemLa Amaranta o la del mayoEl bosque amorosoLa únicay La bizarra Arsinday otras muchas de que no me acuerdo. Mas la que yo más estimoy de la que más me precio fue y es de una llamada Laconfusala cualcon paz sea dicho de cuantas comedias de capa y espada hastahoy se han representadobien puede tener lugar señalado porbuena entre las mejores.
Pancracio.¿Y agora tiene vuesa merced algunas?
Miguel.Seis tengocon otros seis entremeses.
Pancracio.Pues¿por qué no se representan?
Miguel.Porque ni los autores me buscanni yo los voy a buscar a ellos.
Pancracio.No deben de saber que vuesa merced las tiene.
Miguel.Sí saben; perocomo tienen sus poetas paniaguados y les vabien con ellosno buscan pan de trastrigo. Pero yo pienso darlas ala estampapara que se vea de espacio lo que pasa apriesa y sedisimulao no se entiendecuando las representan. Y las comediastienen sus sazones y tiemposcomo los cantares.
Aquíllegábamos con nuestra pláticacuando Pancracio pusola mano en el seno y sacó dél una carta con sucubiertaybesándolame la puso en la mano. Leí elsobrescrito y vi que decía desta manera:
AMiguel de Cervantes Saavedra
enla calle de las Huertasfrontero de las casas donde
solíavivir el príncipe de Marruecosen Madrid.
Alportemedio realdigodiecisiete maravedís.
Escandalizómeel portey de la declaración del medio realdigo diecisiete;yvolviéndoselale dije:
Estandoyo en Valladolidllevaron una carta a mi casa para mícon unreal de porte; recibióla y pagó el porte una sobrinamíaque nunca ella le pagara; pero diome por disculpa quemuchas veces me había oído decir que en tres cosas erabien gastado el dinero: en dar limosnaen pagar al buen médicoy en el porte de las cartasora sean de amigos o de enemigos; quelas de los amigos avisany de las de los enemigos se puede tomaralgún indicio de sus pensamientos. Diéronmelay veníaen ella un soneto malodesmayadosin garbo ni agudeza algunadiciendo mal de DonQuijote;y de lo que me pesó fue del realy propuse desde entonces deno tomar carta con porte. Así quesi vuesa merced le quierellevar destabien se la puede volver; que yo sé que no mepuede importar tanto como el medio real que se me pide.
Riosemuy de gana el señor Roncesvallesy díjome:
Aunquesoy poetano soy tan mísero que me aficionen diez y sietemaravedís. Advierta vuesa mercedseñor Cervantesqueesta carta por lo menos es del mesmo Apolo: él la escribióno ha veinte días en el Parnasoy me la dio para que a vuesamerced la diese. Vuesa merced la leaque yo sé que le ha dedar gusto.
Harélo que vuesa merced me manda respondí yopero quiero queantes de leerlavuesa merced me la haga de decirme cómocuándo y a qué fue al Parnaso.
Yél respondió:
Cómofuifue por mary en una fragata que yo y otros diez poetasfletamos en Barcelona; cuándo fuifue seis díasdespués de la batalla que se dio entre los buenos y los malospoetas; a qué fuifue a hallarme en ellapor obligarme aello la profesión mía.
Abuen seguro dije yo que fueron vuesas mercedes bien recebidos delseñor Apolo.
Pancracio.Sí fuimosaunque le hallamos muy ocupado a él y a lasseñoras Piéridesarando y sembrando de sal todo aqueltérmino del campo donde se dio la batalla. Preguntélepara qué se hacía aquelloy respondióme queasí como de los dientes de la serpiente de Cadmo habíannacido hombres armadosy de cada cabeza cortada de la Hidra que matóHércules habían renacido otras sietey de las gotas dela sangre de la cabeza de Medusa se había llenado deserpientes toda la Libiade la mesma manerade la sangre podrida delos malos poetas que en aquel sitio habían sido muertoscomenzaban a nacerdel tamaño de ratonesotros poetillasraterosque llevaban camino de henchir toda la tierra de aquellamala simiente; y que por esto se araba aquel lugar y se sembraba desalcomo si fuera casa de traidores.
Enoyendo estoabrí luego la carta y vi que decía:
APOLODÉLFICO
AMIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA
SALUD
Elseñor Pancracio Roncesvallesllevador destadirá avuesa mercedseñor Miguel de Cervantesen qué mehalló ocupado el día que llegó a verme con susamigos. Y yo digo que estoy muy quejoso de la descortesía queconmigo se usó en partirse vuesa merced deste monte sindespedirse de mí ni de mis hijassabiendo cuánto lesoy aficionadoy las Musas por el consiguiente; pero si se me da pordisculpa que le llevó el deseo de ver a su mecenas el granconde de Lemosen las fiestas famosas de Nápolesyo laacepto y le perdono.
Despuésque vuesa merced partió deste lugarme han sucedido muchasdesgracias y me he visto en grandes aprietosespecialmente porconsumir y acabar los poetas que iban naciendo de la sangre de losmalos que aquí murieron; aunque yagracias al cielo y a miindustriaeste daño está remediado.
Nosé si del ruido de la batalla o del vapor que arrojó desí la tierra empapada en la sangre de los contrariosme handado unos váguidos de cabezaque verdaderamente me tienencomo tontoy no acierto a escribir cosa que sea de gusto ni deprovecho; asísi vuesa merced viere por allá quealgunos poetasaunque sean de los más famososescriben ycomponen impertinencias y cosas de poco frutono los culpe ni lostenga en menossino que disimule con ellos; quepues yoque soy elpadre y el inventor de la poesíadeliro y parezco mentecatono es mucho que lo parezcan ellos.
Envíoa vuesa merced unos privilegiosordenanzas y advertimientos tocantesa los poetas; vuesa merced los haga guardar y cumplir al pie de laletraque para todo ello doy a vuesa merced mi poder cumplidocuanto de derecho se requiere.
Entrelos poetas que aquí vinieron con el señor PancracioRoncesvallesse quejaron algunos de que no iban en la lista de losque Mercurio llevó a Españay que asívuesamerced no los había puesto en su Viaje.Yo les dije que la culpa era mía y no de vuesa merced; peroque el remedio deste daño estaba en que procurasen ellos serfamosos por sus obrasque ellas por sí mismas les daríanfama y claro renombresin andar mendigando ajenas alabanzas.
Demano en manosi se ofreciere ocasión de mensajeroiréenviando más privilegios y avisando de lo que en este montepasare. Vuesa merced haga lo mesmoavisándome de su salud yde la de todos los amigos.
Alfamoso Vincente Espinel dará vuesa merced mis encomiendascomo a uno de los más antiguos y verdaderos amigos que yotengo.
Sidon Francisco de Quevedo no hubiere partido para venir a Siciliadonde le esperantóquele vuesa merced la manoy dígaleque no deje de llegar a vermepues estaremos tan cerca; que cuandoaquí vinopor la súbita partidano tuve lugar dehablarle.
Sivuesa merced encontrare por allá algún tránsfugade los veinte que se pasaron al bando contrariono les diga nadanilos aflija; que harta mala ventura tienenpues son como demoniosque se llevan la pena y la confusión con ellos mesmos doquieraque vayan.
Vuesamerced tenga cuenta con su saludy mire por síy guárdesede míespecialmente en los caniculares; queaunque le soyamigoen tales días no va en mi manoni miro en obligacionesni en amistades.
Alseñor Pancracio Roncesvalles téngale vuesa merced poramigoy comuníquelo; y pues es ricono se le dé nadaque sea mal poeta.
Ycon estonuestro Señor guarde a vuesa merced como puede y yodeseo.
DelParnasoa 22 de julioel día que me calzo las espuelas parasubirme sobre la Canícula1614.
Servidorde vuesa merced
ApoloLúcido.
Enacabando la cartavi que en un papel aparte venía escrito:
Privilegiosordenanzas y advertencias
queApolo envía a los poetas
españoles
Esel primeroque algunos poetas sean conocidos tanto por el desaliñode sus personas como por la fama de sus versos.
Ítemque si algún poeta dijere que es pobresea luego creídopor su simple palabrasin otro juramento o averiguaciónalguna.
Ordénaseque todo poeta sea de blanda y de suave condicióny que nomire en puntosaunque los traiga sueltos en sus medias.
Ítemque si algún poeta llegare a casa de algún su amigo oconocidoy estuvieren comiendoy le convidarequeaunque éljure que ya ha comidono se le crea en ninguna manerasino que lehagan comer por fuerzaque en tal caso no se le hará muygrande.
Ítemque el más pobre poeta del mundocomo no sea de los Adanes yMatusalenespueda decir que es enamoradoaunque no lo estéy poner el nombre a su dama como más le viniere a cuento: orallamándola Amariliora Anardaora Cloriora FilisoraFílidao ya Juana Téllezo como más gustaresin que desto se le pueda pedir ni pida razón alguna.
Ítemse ordena que todo poetade cualquiera calidad y condiciónque seasea tenido y le tengan por hijodalgoen razón delgeneroso ejercicio en que se ocupacomo son tenidos por cristianosviejos los niños que llaman de la piedra.
Ítemse advierte que ningún poeta sea osado de escribir versos enalabanzas de príncipes y señorespor ser mi intencióny advertida voluntad que la lisonja ni la adulación noatraviesen los umbrales de mi casa.
Ítemque todo poeta cómico que felizmente hubiere sacado a luz trescomediaspueda entrar sin pagar en los teatrossi ya no fuere lalimosna de la segunda puertay aun estasi pudiere serla escuse.
Ítemse advierte que si algún poeta quisiere dar a la estampa algúnlibro que él hubiere compuestono se dé a entender quepor dirigirle a algún monarca el tal libro ha de ser estimadoporque si él no es buenono le adobará la direcciónaunque sea hecha al prior de Guadalupe.
Ítemse advierte que todo poeta no se desprecie de decir que lo es; que sifuere buenoserá digno de alabanza; y si malono faltaráquien lo alabe; que cuando nace la escobaetc.
Ítemque todo buen poeta pueda disponer de mí y de lo que hay en elcielo a su beneplácito; conviene a saber: que los rayos de micabellera los pueda trasladar y aplicar a los cabellos de su damayhacer dos soles sus ojosque conmigo serán tresy asíandará el mundo más alumbrado; y de las estrellassignos y planetas puede servirse de modo quecuando menos lo piensela tenga hecha una esfera celeste.
Ítemque todo poeta a quien sus versos le hubieren dado a entender que loesse estime y tenga en muchoateniéndose a aquel refrán:"Ruin sea el que por ruin se tiene".
Ítemse ordena que ningún poeta grave haga corrillo en lugarespúblicos recitando sus versos; que los que son buenosen lasaulas de Atenas se habían de recitarque no en las plazas.
Ítemse da por aviso particular que si alguna madre tuviere hijospequeñuelos traviesos y lloroneslos pueda amenazar yespantar con el cocodiciéndoles: «Guardaosniñosque viene el poeta fulanoque os echará con sus malos versosen la sima de Cabra o en el pozo Airón».
Ítemque los días de ayuno no se entienda que los ha quebrantado elpoeta que aquella mañana se ha comido las uñas al hacerde sus versos.
Ítemse ordena que todo poeta que diere en ser espadachínvalentóny arrojadopor aquella parte de la valentía se le desagüey vaya la fama que podía alcanzar por sus buenos versos.
Ítemse advierte que no ha de ser tenido por ladrón el poeta quehurtare algún verso ajeno y le encajare entre los suyoscomono sea todo el concepto y toda la copla enteraque en tal caso tanladrón es como Caco.
Ítemque todo buen poetaaunque no haya compuesto poema heroiconisacado al teatro del mundo obras grandescon cualesquieraaunquesean pocaspueda alcanzar renombre de divinocomo le alcanzaronGarcilaso de la VegaFrancisco de Figueroael capitánFrancisco de Aldana y Hernando de Herrera.
Ítemse da aviso que si algún poeta fuere favorecido de algúnpríncipeni le visite a menudo ni le pida nadasino déjesellevar de la corriente de su ventura; que el que tiene providencia desustentar las sabandijas de la tierra y los gusarapos del agualatendrá de alimentar a un poetapor sabandija que sea.
Ensumaestos fueron los privilegiosadvertencias y ordenanzas queApolo me envió y el señor Pancracio de Roncesvalles metrujocon quien quedé en mucha amistad; y los dos quedamos deconcierto de despachar un propio con la respuesta al señorApolocon las nuevas desta Corte. Daráse noticia del díapara que todos sus aficionados le escriban.