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BolívarCarta de JamaicaKingstonsetiembre 6 de 1815Muy señor mío:Me apresuro a contestar la carta del 29 del mes pasado que V. me hizo el honor de dirigirmey yo recibí con la mayor satisfacción.Sensiblecomo deboal interés que V. ha querido tomar por la suerte de mi patriaafligiéndose con ella por los tormentos que padece desde su descubrimiento hasta estos últimos períodospor parte de sus destructores los españolesno siento menos el comprometimiento en que me ponen las solícitas demandas que V. me hacesobre los objetos más importantes de la política americana. Asíme encuentro en un conflictoentre el deseo de corresponder a la confianza con que V. me favorecey el impedimento de satisfacerlatanto por la falta de documentos y de libroscuanto por los limitados conocimientos que poseo de un país tan inmensovariado y desconocido como el Nuevo Mundo.En mi opinión es imposible responder a las preguntas con que V. me ha honrado. El mismo barón de Humboldtcon su univerdalidad de conocimientos teóricos y prácticosapenas lo haría con exactitudporque aunque una parte de la estadística y revolución de América es conocidame atrevo a asegurar que la mayor está cubierta de tinieblasy por consecuenciasólo se pueden ofrecer conjeturas más o menos aproximadassobre todo en lo relativo a la suerte futuray a los verdaderos proyectos de los americanos; pues cuantas combinaciones suministra la historia de las nacionesde otras tantas es susceptible la nuestra por sus posiciones físicaspor las vicisitudes de la guerray por los cálculos de la política.Como me conceptúo obligado a prestar atención a la apreciable carta de V.no menos que a sus filantrópicas mirasme animo a dirigir estas líneasen las cuales ciertamente no hallará V. las ideas luminosas que deseamas sí las ingenueas expresiones de mis pensamientos.«Tres siglos hadice V.que empezaron las barbaridades que los españoles cometieron en el grande hemisferio de Colón.» Barbaridades que la presente edad ha rechazado como fabulosasporque parecen superiores a la perversidad humana; y jamás serían creídas por los críticos modernossi constantes y repetidos documentos no testificasen estas infaustas verdades. El filantrópico obispo de Chiapael apóstol de la AméricaLas Casasha dejado a la posteridad una breve relación de ellasextractada de las sumarias que siguieron en Sevilla a los conquistadorescon el testimonio de cuantas personas respetables había entonces en el Nuevo Mundoy con los procesos mismos que los tiranos se hicieron entre sí; como consta por los más sublimes historiadores de aquel tiempo. Todos los imparciales han hecho justicia al celoverdad y virtudes de aquel amigo de la humanidadque con tanto fervor y firmeza denunció ante su gobierno y contemporáneos los actos más horrorosos de un frenesí sanguinario.¡Con cuánta emoción de gratitud leo el pasaje de la carta de V. en que me dice «que espera que los sucesos que siguieron entonces a las armas españolasacompañen ahora a las de sus contrarioslos muy oprimidos americanos meridionales»! Yo tomo esta esperanza por una predicciónsi la justicia decide las contiendas de los hombres. El suceso coronará nuestros esfuerzos; porque el destino de América se ha fijado irrevocablemente; el lazo que la unía a la España está cortado; la opinión era toda su fuerza; por ella se estrechaban mutuamente las partes de aquella inmensa monarquía; lo que antes las enlazaba ya las divide; más grande es el odio que nos ha inspirado la Península que el mar que nos separa de ella; menos difícil es unir los dos continentesque reconciliar los espíritus de ambos países. El hábito a la obediencia; un comercio de interesesde luecesde religión; una recíproca benevolencia; una tierna solicitud por la cuna y la gloria de nuestros padres; en fintodo lo que formaba nuestra esperanza nos venía de España. De aquí nacía un principio de adhesión que parecía eterno; no obstante que la inconducta de nuestros dominadores relajaba esta simpatía; o por mejor decir este apego forzado por el imperio de la dominación. Al presente sucede lo contrario; la muerteel deshonorcuanto es nocivonos amenaza y tememos; todo lo sufrimos de esa desnaturalización madrasta. El velo se ha rasgado; ya hemos visto la luz y se nos quiere volver a las tinieblas; se han roto las cadenas; ya hemos sido libresy nuestros enemigos pretenden de nuevo esclavizarnos. Por lo tantola América combate con despecho; y rara vez la desesperación no ha arrastrado tras sí la victoria.Porque los sucesos hayan sido parciales y alternadosno debemos desconfiar de la fortuna. En unas partes triunfan los independientesmientras que los tiranos en lugares diferentesobtienen sus ventajas¿cuál es el resultado final? ¿no está el Nuevo Mundo enteroconmovido y armado para su defensa? Echemos una ojeada y observaremos una lucha simultánea en la misma extensión de este hemisferio.El belicoso Estado de las Provincias del Río de la Plata ha purgado su territorio y conducido sus armas vencedoras al Alto Perúconmoviendo a Arequipae inquietando a los realistas de Lima. Cerca de un millón de habitantes disfruta allí de su libertad.El reino de Chilepoblado de 800000 almasestá lidiando contra sus enemigos que pretenden dominarlo; pero en vanoporque los que antes pusieron un término a sus conquistaslos indómitos y libres araucanosson sus vecinos y compatriotas; y su ejemplo sublime es suficiente para probarles que el pueblo que ama su independenciapor fin lo logra.El virreinato del Perúcuya población asciende a millón y medio de habitanteses sin duda el más sumiso y al que más sacrificios se le han arrancado para la causa del rey; y bien que sean varias las relaciones concernientes a aquella porción de Américaes indubitable que ni está tranquilani es capaz de oponerse al torrente que amenaza a las más de sus provincias.La Nueva Granadaque espor decirlo asíel corazón de la Américaobedece a un gobierno generalesceptuando el reino de Quito que con la mayor dificultad contienen a sus enemigospor ser fuertemente adicto a la causa de su patriay las provincias de Panamá y Santa Marta que sugrenno sin dolorla tiranía de sus señores. Dos millones y medio de habitantes están esparcidos en aquel territorio que actualmente defienden contra el ejército español bajo el general Morilloque es verosímil sucumba delante de la inexpugnable plaza de Cartagena. Mas si la tomare será a costa de grandes pérdidasy desde luego carecerá de fuerzas bastantes para subyugar a los morígeros y bravos moradores del interior.En cuanto a la heroica y desdichada Venezuelasus acontecimientos han sido tan rápidos y sus devastaciones talesque casi la han reducido a una absoluta indigencia y a una soledad espantosano obstante que era uno de los más bellos países de cuantos hacían el orgullo de la América. Sus tiranos gobiernan un desiertoy sólo oprimen a tristes restos que escapados de la muertealimentan una precaria existencia: algunas mujeresniños y ancianos son los que quedan. Los más de los hombres han perecido por no ser esclavosy los que viven combaten con furor en los campos y en los pueblos internos hasta expirar o arrojar al mar a los queinsaciables de sangre y de crímenesrivalizan con los primeros monstruos que hicieron desaparecer de la América a su raza primitiva. Cerca de un millón de habitantes de contaba en Venezuela; y sin exageración se puede asegurar que una cuarta parte ha sido sacrificada por la tierrala espadael hambrela pestelas peregrinaciones; excepto el terremototodos resultados de la guerra.En Nueva España había en 1808según nos refiere el barón de Humboldt7800000 almas con inclusión de Guatemala. Desde aquella épocala insurreción que ha agitado a casi todas sus provinciasha hecho disminuir sensiblemente aquel cómputo que parece exacto; pues más de un millón de hombres han perecidocomo lo podrá V. ver en la exposición de Mr. Walton que describe con fidelidad los sanguinarios crímenes cometidos en aquel opulento imperio. Allí la lucha se mantiene a fuerza de sacrificios humanos y de todas especiespues nada ahorran los españoles con tal que logren someter a los que han tenido la desgracia de nacer en este sueloque parece destinado a empaparse con la sangre de sus hijos. A pesar de todolos mexicanos serán libresporque han abrazado el partido de la patriacon la resolución de vengar a sus pasadoso seguirlos al sepulcro. Ya ellos dicen con Raynal: llegó el tiempoen finde pagar a los españoles suplicios con suplicios y de ahogar a esa raza de exterminadores en su sangre o en el mar.Las islas de Puerto Rico y Cubaque entre ambas pueden formar una población de 700 a 800000 almasson las que más tranquilamente poseen los españolesporque están fuera del contacto de los independientes. Mas ¿no son americanos estos insulares? ¿No son vejados? ¿No desearán su bienestar?Este cuadro representa una escala militar de 2000 leguas de longitud y 900 de latitud en su mayor extensión en que 16000000 americanos defienden sus derechoso están comprimidos por la nación españolaque aunque fue en algún tiempo el más vasto imperio del mundosus restos son ahora impotentes para dominar el nuevo hemisferio y hasta para mantenerse en el antiguo. ¿Y la Eurpoa civilizadacomerciante y amante de la libertadpermite que una vieja serpientepor sólo satisfacer su saña envenenadadevore la más bella parte de nuestro globo? ¡Qué! ¿está la Europa sorda al clamor de su propio interés? ¿No tioene ya ojos para ver la justicia? ¿Tanto se ha endurecido para ser de este modo insensible? Estas cuestionescuanto más las meditomás me confunden; llego a pensar que se aspira a que desaparezca la América; pero es imposible porque toda la Europa no es España. ¡Qué demencia la de nuestra enemigapretender reconquistar la Américasin marinasin tesorosy casi sin soldados! Pues los que tiene apenas son bastantes para retener a su propio pueblo en una violenta obediencia y defenderse de sus vecinos. Por otra parte¿podrá esta nación hacer comercio exclusivo de la mitad del mundo sin manufacturassin producciones territorialessin artessin cienciassin política? Lograda que fuese esta loca empresay suponiendo másaun lograda la pacificaciónlos hijos de los actuales americanos unidos con los de los europeos reconquistadores¿no volverían a formar dentro de veinte años los mismos patrióticos designios que ahora se están combatiendo?La Europa haría un bien a la España en disuadirla de su obstinada temeridadporque a lo menos le ahorrará los gastos que expendey la sangre que derrama; a fin de que fijando su atención en sus propios recintosfundase su prosperidad y poder sobre bases más sólidas que las de inciertas conquistasun comercio precario y exacciones violentas en pueblos remotosenemigos y poderosos. La Europa mismapor miras de sana política debería haber preparado y ejecutado el proyecto de la independencia americanano sólo porque el equilibrio del mundo así lo exigesino porque este es el medio legítimo y seguro de adquirirse establecimientos ultramarinos de comercio. La Europaque no se halla agitada por las violentas pasiones de la venganzaambición y codiciacomo la Españaparece que estaba autorizada por todas las leyes de la equidad a ilustrarla sobre sus bien entendidos intereses.Cuantos escritores han tratado la materia se acordaban en esta parte. En consecuencianosotros esperábamos con razón que todas las naciones cultas se apresurarían a auxiliarnospara que adquiriésemos un bien cuyas ventajas son recíprocas a entrambos hemisferios. Sin embargo ¡cuán frustradas esperanzas! No sólo los europeospero hasta nuestros hermanos del Nortese han mantenido inmóviles espectadores de esta contiendaque pur su esencia es la más justay por sus resultados la más bella e importante de cuantas se han suscitado en los siglos antiguos y modernos; porque ¿hasta dónde se puede calcular la trascendencia de la libertad del hemisferio de Colón?«La felonía con que Bonapartedice V.prendió a Carlos IV y a Fernando VIIreyes de esta naciónque tres siglos haaprisionó con traición a dos monarcas de la América Meridionales un acto muy manifiesto de la retribución divinay al mismo tiempo una prueba de que Dios sostiene la justa causa de los americanosy les concederá su independencia.»Parece que V. quiere aludir al monarca de México Moteuczomapreso por Cortés y muertosegún Herrerapor el mismoaunque Solís dice que por el pueblo; y a AtahualpaInca del Perúdestruido por Francisco Pizarro y Diego Almagro. Existe tal diferencia entre la suerte de los reyes españoles y los reyes americanosque no admiten comparación; los primeros tratados con dignidadconservadosy al fin recobran su libertad y trono; mientras que los últimos sufren tormentos inauditos y los vilipendios más vergonzosos. Si a Quauhtemotzinsucesor de Moteuczomase le trata como emperadory le ponen la coronafue por irrisión y no por respetopara que experimentase esta escarnio antes que las torturas. Iguales a la suerte de este monarca fueron las del rey de MichoacánCatzontzin; el Zipa de Bogotáy cuantos ToquisIncasZipasUlmenesCaciques y demás dignidades indianas sucumbieron al poder español. El suceso de Fernando VII es más semejante al que tuvo lugar en Chile en 1535 con el Ulmén de Copiapóentonces reinante en aquella comarca. El español Almagro pretextócomo Bonapartetomar partido por la causa del legítimo soberanoy en consecuencia llama al usurpador como Fernando lo era en España; aparenta restituir al legítimo a sus estados y termina por encadenar y echar a las llamas al infeliz Ulménsin querer ni aun oír su defensa. Este es el ejemplo de Fernando VII con su usurpador; los reyes europeos sólo padecen destierrosel Ulmén de Chile termina su vida de un modo atroz.«Después de algunos mesesañade V.he hecho muchas reflexiones sobre la situación de los americanos y sus esperanzas futuras; tomo grande interés en sus sucesos; pero me faltan muchos informes relativo a sus estado actual y a lo que ellos aspiran: deseo infinitamente saber la política de cada provincia como también su población; si desean repúblicas o monarquíassi formarán una gran república o una gran monarquía? Toda noticia de esta especie que V. pueda darmeo indicarme las fuentes a que debo ocurrirla estimaré como un favor muy particular.»Siempre las almas generosas se interesan en la suerte de un pueblo que se esmera por recobrar los derechos con que el Criador y la naturaleza le han dotado; y es necesario estar bien fascinado por el error o por las pasiones para no abrigar esta noble sensación; V. ha pensado en mi paísy se interesa por él; este acto de benevolencia me inspira el más vivo reconocimiento.He dicho la población que se calcula por datos más o menos exactosque mil circunstancias hacen fallidossin que sea fácil remediar esa inexactitudporque los más de los moradores tienen habitaciones campestresy muchas veces errantes; siendo labradorespastoresnómadasperdidos en medio de espesos e inmensos bosquesllanuras solitariasy aislados entre lagos y ríos caudalosos. ¿Quién será capaz de formar una estadística completa de semejantes comarcas? Ademáslos tributos que pagan los indígenas; las penalidades de los esclavos; las primiciasdiezmos y derechos que pesan sobre los labradoresy otros accidentesalejan de sus hogares a los pobres americanos. Esto es sin hacer mención de la guerra de exterminio que ya ha segado cerca de un octavo de la poblacióny ha ahuyentado una gran parte; pues entonces las dificultades son insuperables y el empadronamiento vendrá a reducirse a la mitad del verdadero censo.Todavía es más dificil presentir la suerte futura del Nuevo Mundoestablecer principios sobre su políticay casi profetizar la naturaleza del gobierno que llegará a adoptar. Toda idea relativa al porvenir de este país me parece aventurada. ¿Se pudo prevercuando el género humano se hallaba en su infancia rodeado de tanta incertidumbreignorancia y errorcuál sería el régimen que abrazaría para su conservación? ¿Quién se habría atrevido a decir tal nación será república o monarquíaesta será pequeñaaquella grande? En mi conceptoesta es la imagen de nuestra situación. Nosotros somos un pequeño género humano; poseemos un mundo apartecercado por dilatados mares; nuevos en casi todas las artes y cienciasaunque en cierto modo viejos en los usos de la sociedad civil. Yo considero el estado actual de la Américacomo cuando desplomado el imperio romanocada desmembración formó un sistema políticoconforme a sus intereses y situacióno siguiendo la ambición particular de algunos jefesfamiliaso corporaciones; con esta notable diferencia que aquellos miembros dispersos volvían a restablecer sus antiguas naciones con las alteraciones que exigían las cosas o los sucesos; mas nosotrosque apenas conservamos vestigios de lo que en otro tiempo fuey que por otra parteno somos indiosni europeossino una especie media entre los legítimos propietarios del paísy los usurpadores españoles; en sumasiendo nosotros americanos por nacimientosy nuestros derechos los de Europatenemos que disputar estos a los del paísy que mantenernos en él contra la invasión de los invasores; así nos hallamos en el caso más extraordinario y complicado. No obstante que es una especie de adivinación indicar cuál será el resultado de la línea de política que la América sigame atrevo a aventurar algunas conjeturas que desde luego caracterizo de arbitrariasdictadas por un deseo racionaly no por un raciocinio probable.La posición de los moradores del hemisferio americano ha sido por siglos puramente pasiva; su existencia política era nula. Nosotros estábamos en un grado todavía más abajo de la servidumbrey por lo mismo con más dificultad para elevarnos al goce de la libertad. Permítame V. estas consideraciones para elevar la cuestión. Los estados son esclavos por la naturaleza de su constitución o por el abuso de ella; luegoun pueblo es esclavo cuando el gobiernopor su esencia o por sus viciosholla y usurpa los derechos del ciudadano o súbdito. Aplicando estos principioshallaremos que la América no solamente estaba privada de su libertadsino también de la tiranía activa y dominante. Me explicaré. En las administraciones absolutas no se reconocen límites en el ejercicio de las facultades gubernativas: la voluntad del Gran SultánKanDey y demás soberanos despóticoses la ley supremay esta es casi arbitrariamente ejecutada por los bajaeskanes y sátrapas subalternos de la Turquía y Persiaque tienen organizada una opresión de que participan los súbditos en razón de la autoridad que se les confía. A ellos está encargada la administración civilmilitarpolíticade rentasy la religión. Pero al fin son persas los jefes de Hispahanson turcos los visires del gran señorson tártaros los sultanes de la Tartaria. La China no envía a buscar mandatarios militares y letrados al país de Gengis Kan que la conquistóa pesar de que los actuales chinos son descendientes directos de los subyugados por los ascendientes de los presentes tártaros.¡Cuán diferente era entre nosotros! Se nos vejaba con una conducta queademás de privarnos de los derechos que nos correspondíannos dejaba en una especie de infancia permanente con respecto a las transacciones públicas. Si hubiésemos siquiera manejado nuestros asuntos domésticos en nuestra administración interiorconoceríamos el curso de los negocios públicos y su mecanismo. Gozaríamos también de la consideración personal que impone a los ojos del pueblo cierto respeto maquinalque es tan necesario conservar en las revoluciones. He aquí por qué he dicho que estábamos privados hasta de la tiranía activapues que no nos está permitido ejercer sus funciones.Los americanosen el sistema español que está en vigory quizá con mayor fuerza que nuncano ocupan otro lugar en la sociedad que el de siervos propios para el trabajoy cuando más el de simples consumidores; y aun esta parte coartada con restricciones chocantes; tales son las prohibiciones del cultivo de frutos de Europael estanco de las producciones que el rey monopolizael impedimento de las fábricas que la misma península no poseelos privilegios exclusivos del comercio hasta de los objetos de primera necesidad; las trabas entre provincias y provincias americanas para que no se tratenentiendenni negocien; en fin¿quiere V. saber cuál era nuestro destino? Los campos para cultivar el añilla granael caféla cañael cacao y el algodón; las llanuras solitarias para criar ganados; los desiertos para cazar las bestias feroces; las entrañas de la tierra para excavar el oroque puede saciar a esa nación avarienta.Tan negativo era nuestro estado que no encuentro semejante en ninguna otra asociación civilizadapor más que recorro la serie de las edades y la política de todas las naciones. Pretender que un país tan felizmente constituidoextensorico y populososea meramente pasivo ¿no es un ultraje y una violación de los derechos de la humanidad?Estábamoscomo acabo de exponerabstraídos ydigámoslo asíausentes del universo cuanto es relativo a la ciencia del gobierno y administración del Estado. Jamás éramos virreyes ni gobernadoressino por causas muy extraordinarias; arzobispos y obispospocas veces; diplomáticosnunca; militaressólo en calidad de subalternos; noblessin privilegios reales; no éramosen finni magistrados ni financistasy casi ni aun comerciantes; todo en contraversión directa de nuestras instituciones.El emperados Carlos V formó un pacto con los descubridoresconquistadores y pobladores de América quecomo dice Guerraes nuestro contrato social. Los reyes de España convinieron solemnemente con ellos que lo ejecutasen por su cuenta y riesgoprohibiéndoseles hacerlo a costa de la real hacienday por esta razón se les concedía que fuesen señores de la tierraque organizasen la administración y ejerciesen la judicatura en apelación; con otras muchas exenciones y privilegios que sería proligo detallar. El rey se comprometió a no enajenar jamás las provincias americanascomo que a él no tocaba otra jurisdicción que la del alto dominiosiendo una especie de propiedad feudal la que allí tenían los conquistadores para sí y sus descendientes. Al mismo tiempo existen leyes expresas que favorecen casi exclusivamente a los naturales del paísoriginarios de Españaen cuanto a los empleos civileseclesiásticos y de rentas. Por manera que con una violación manifiesta de las leyes y de los pactos subsistentesse han visto despojar aquellos naturales de la autoridad constitucional que les daba su código.De cuanto he referidoserá facil colegir que la América no estaba preparada par desprenderse de la metrópolicomo súbitamente sucedió por el efecto de las ilegítimas cesiones de Bayonay por la inicua guerra que la regencia nos declaró sin derecho alguno para ellono sólo por la falta de justiciasino también de legitimidad. Sobre la naturaleza de los gobiernos españolessus decretos conminatorios y hostilesy el curso entero de su desesperada conductahay escritos del mayor mérito en el periódico El Españolcuyo autor es el Sr. Blanco; y estando allí esta parte de nuestra historia muy bien tratadame limito a indicarlo.Los americanos han subido de repente y sin los conocimientos previosylo que es más senciblesin la práctica de los negocios públicosa representar en la escena del mundo las eminentes dignidades de legisladoresmagistradosadministradores del erariodiplomáticosgeneralesy cuantas autoridades supremas y subalternas forman la jerarquía de un Estado organizado con regularidad.Cuando las águilas francesas sólo respetaron los muros de la ciudad de Cádizy con su vuelo arrollaron a los frágiles gobiernos de la Penínsulaentonces quedamos en la orfandad. Ya antes habíamos sido entregados a la merced de un usurpador extranjero. Despuéslisonjeados con la justicia que se nos debía con esperanzas halagüeñas siempre burladas; por últimoinciertos sobre nuestro destino futuroy amenazados por la anarquíaa causa de la falta de un gobierno legítimojusto y liberalnos precipitamos en el caos de la revolución. En el primer momento sólo se cuidó de proveer a la seguridad interiorcontra los enemigos que encerraba nuestro seno. Luego se extendió a la seguridad exterior; se establecieron autoridades que sustituimos a las que acabábamos de deponer encargadas de dirigir el curso de nuestra revolución y de aprovechar la coyuntura feliz en que nos fuese posible fundar un gobierno constitucional digno del presente siglo y adecuado a nuestra situación. Todos los nuevos gobiernos marcaron sus primeros pasos con el establecimiento de juntas populares. Estas formaron en seguidas reglamentos para la convocación de congresos que produjeron alteraciones importantes. Venezuela erigió un gobierno democrático federaldeclarando previamente los derechos del hombremanteniendo el equilibrio de los poderes y estatuyendo leyes generales en favor de la libertad civilde imprenta y otras; finalmentese constituyó un gobierno independiente. La Nueva Granada siguió con uniformidad los establecimientos políticos y cuantas reformas hizo Venezuelaponiendo por base fundamental de su Constitución el sistema federal más exagerado que jamás existió; recientemente se ha mejorado con respecto al poder ejecutivo generalque ha obtenido cuantas atribuciones le corresponden. Segun entiendoBuenos Aires y Chile han seguido esta misma línea de operaciones; pero como nos hallamos a tanta distancialos documentos son tan rarosy las noticias tan inexactasno me animaré ni aun a bosquejar el cuadro de sus transacciones.Los sucesos en México han sido demasiado varioscomplicadosrápidos y desgraciadospara que se puedan seguir en el curso de su revolución. Carecemosademásde documentos bastante instructivosque nos hagan capaces de juzgarlos. Los independientes de Méxicopor lo que sabemosdieron principio a su insurrección en setiembre de 1810y un año despuesya tenían centralizado su gobierno en Zitácuaroinstalado allí una Junta Nacional bajo los auspicios de Fernando VIIen cuyo nombre se ejercían las funciones gubernativas. Por los acontecimientos de la guerraesta Junta se trasladó a diferentes lugaresy es verosímil que se haya conservado hasta estos últimos momentoscon las modificaciones que los sucesos hayan exigido. Se dice que ha creado un generalísimo o dictador que lo es el ilustre general Morelos; otros hablan del célebre general Rayón; lo cierto es que uno de estos dos grandes hombres o ambos separadamente ejercen la autoridad suprema en aquel país; y recientemente ha aparecido una Constitución para el régimen del Estado. En marzo de 1812 el gobierno residente de Zultepec presentó un plan de paz y guerra al virrey de México concebido con la más profunda sabiduría. En él se reclamó el derecho de gentes estableciendo principios de una exactitud incontestable. Propuso la Junta que la guerra se hiciese como entre hermanos y conciudadanospues que no debía ser más cruel que entre naciones extranjeras; que los derechos de gentes de guerrainviolables para los mismos infieles y bárbarosdebían serlo más para cristianossujetos a un soberano y a unas leyes; que los prisioneros no fuesen tratados como reos de lesa majestadni se degollasen los que rendían las armassino que se mantuviesen en rehenes para canjearlos; que no se entrase a sangre y fuego en las poblaciones pacíficasno las diezmasen ni quintasen para sacrificarlasy concluye queen caso de no admitirse este planse observarían rigorosamente las represalias. Esta negociación se trató con el más alto desprecio; no se dió respuesta a la Junta Nacional; las comunicaciones originales se quemaron públicamente en la plaza de Méxicopor mano del verdugo; y la guerra de exterminio continuó por parte de los españoles con su furor acostumbradomientras que los mexicanos y las otras naciones americanas no lo hacíanni aun a muerte con los prisioneros de guerra que fuesen españoles. Aquí se observa que por causas de conveniencia se conservó la apariencia de sumisión al rey y aun a la Constitución de la monarquía. Parece que la Junta Nacional es absoluta en el ejercicio de las funciones legislativasejecutiva y judicialy el número de sus miembros muy limitado.Los acontecimientos de la Tierra Firme nos han probado que las instituciones perfectamente representativas no son adecuadas a nuestro caráctercostumbres y luces actuales. En Caracas el espíritu de partido tomó su origen en las sociedadesasambleasy elecciones populares; y estos partidos nos tornaron a la esclavitud. Y así como Venezuela ha sido la república americana que más se ha adelantado en sus instituciones políticastambién ha sido el más claro ejemplo de la ineficacia de la forma democrática y federal para nuestros nacientes Estados. En Nueva Granada las excesivas facultades de los gobiernos provinciales y la falta de centralización en el generalhan conducido aquel precioso país al estado a que se ve reducido en el día. Por esta razón sus débiles enemigos se han conservado contra todas las probabilidades. En tanto que nuestros compatriotas no adquieran los talentos y las virtudes políticas que distinguen a nuestros hermanos del Nortelos sistemas enteramente populareslejos de sernos favorablestemo mucho que vengan a ser nuestra ruina. Desgraciadamenteestas cualidades parecen estar muy distantes de nosotros en el grado que se requiere; y por el contrarioestamos dominados de los vicios que se contraen bajo la dirección de una nación como la españolaque sólo ha sobresalido en fierezaambiciónvenganza y codicia.Es más difícildice Montesquieusacar un pueblo de la servidumbreque subyugar uno libre. Esta verdad está comprobada por los anales de todos los tiemposque nos muestran las más de las naciones libres sometidas al yugoy muy pocas de las esclavas recobrar su libertad. A pesar de este convencimientolos meridionales de este continente han manifestado el conato de conseguir instituciones liberalesy aun perfectas; sin dudapor efecto del instinto que tienen todos los hombres de aspirar a su mejor felicidad posiblela que se alcanza infaliblemente en las sociedades civilescuando ellas están fundadas sobre las bases de la justiciade la libertady de la igualdad. Pero ¿Se puede concebir que un pueblo recientemente desencadenadose lance a la esfera de la libertadsin quecomo a Icarose le deshagan las alas y recaiga en el abismo? Tal prodigio es inconcebiblenunca visto. Por consiguienteno hay un raciocinio verosímil que nos halague con esta esperanza.Yo deseo más que otro alguno ver formar en América la más grande nación del mundomenos por su extensión y riquezas que por su libertad y gloria. Aunque aspiro a la perfección del gobierno de mi patriano puedo persuadirme que el Nuevo Mundo sea por elmomento regido por una gran república; como es imposibleno me atrevo a desearlo; y meno deseo aún una monarquía universal de Américaporque este proyectosin ser útiles también imposible. Los abusos que actualmente existen no se reformaríany nuestra regeneración sería infructuosa. Los Estados americanos han menester de los cuidados de gobiernos paternales que curen las llagas y las heridas del despotismo y la guerra. La metrópolipor ejemplosería Méxicoque es la única que puede serlo por su poder intrínsecosin el cual no hay metrópoli. Supongamos que fuese el Istmo de Panamápunto céntrico para todos los extremos de este vasto continente; ¿no continuarían estos en la languidezy aun en el desorden actual? Para que un solo gobierno dé vidaanimeponga en acción todos los resortes de la prosperidad públicacorrijailustre y perfeccione al Nuevo Mundosería necesario que tuviese las facultades de un Diosy cuando menos las luces y virtudes de todos los hombres.El espíritu de partido que al presente agita a nuestros Estadosse encendería entonces con mayor enconohallándose ausente la fuente del poder que únicamente puede reprimirlo. Ademáslos magnates de las capitales no sufrirían la preponderancia de los metropolitanosa quienes considerarían como a otros tantos tiranos; sus celos llegarían hasta el punto de comparar a estos con los odiosos españoles. En finuna monarquía semejante sería un coloso diformeque su propio peso desplomaría a la menor convulsión.Mr. de Pradt ha dividido sabiamente a la América en 15 a 17 Estados independientes entre sígobernados por otros tantos monarcas. Estoy de acuerdo en cuanto a lo primeropues la América comporta la creación de 17 naciones; en cuanto a lo segundoaunque es más fácil conseguirloes menos útil; y asíno soy de la opinión de las monarquías americanas. He aquí mis razones. El interés bien entendido de una república se circunscribe en la esfera de su conservaciónprosperidad y gloria. No ejerciendo la libertad imperioporque es precisamente su opuestoningún estímulo excita a los republicanos a extender los términos de su naciónen detrimento de sus propios medioscon el único objeto de hacer participar a sus vecinos de una constitución liberal. Ningún derecho adquierenninguna ventaja sacan venciéndolosa menos que los reduzcan a coloniasconquistaso aliadossiguiendo el ejemplo de Roma. Máximas y ejemplos tales están en oposición directa con los principios de justicia de los sistemas republicanos; y aun diré másen oposición manifiesta con los intereses de sus ciudadanos; porque un Estado demasiado extenso en sí mismo o por sus dependenciasal cabo viene en decadenciay convierte su forma libre en otra tiránica; refleja los principios que deben conservarlay ocurre por último al despotismo. El distintivo de las pequeñas repúblicas es la permanencia; el de las grandeses variopero siempre se inclina al imperio. Casi todas las primeras han tenido una larga duración; de las segundas sólo Roma se mantuvo algunos siglospero fue porque era república la capital y no lo era el resto de sus dominiosque se gobernaban por leyes e instituciones diferentes.Muy contraria es la política de un reycuya inclinación constante se dirige al aumento de sus posesionesriquezas y facultades; con razónporque se autoridad crece con estas adquisicionestanto con respecto a sus vecinos como a sus propios vasallosque temen en él un poder tan formidable cuanto es su imperioque se conserva por medio de la guerra y de las conquistas. Por estas razones pienso que los americanosansiosos de pazcienciasartescomercio y agriculturapreferirían las repúblicas a los reinosy me parece que estos deseos se conformarán con las miras de la Europa.No convengo en el sistema federal entre los populares y representativospor ser demasiado perfecto y exigir virtudes y talentos políticos muy superiores a los nuestros; por igual razón rehúso la monarquía mixta de aristocracia y democracia que tanta fortuna y esplendor ha procurado a Inglaterra. No siéndonos posible lograr entre las repúblicas y monarquías lo más perfecto y acabadoevitemos caer en anarquías demagógicas o en tiranías monócratas. Busquemos un medio entre extremos opuestos que nos conducirían a los mismos escollosa la infelicidad y al deshonor. Voy a arriesgar el resultado de mis cavilaciones sobre la suerte futura de la América; no la mejorsino la que sea más asequible.Por la naturaleza de las localidadesriquezaspoblación y carácter de los mexicanosimagino que intentarían al principio establecer una república representativa en la cual tenga grandes atribuciones el poder ejecutivoconcentrándolo en un individuo que si desempeña sus funciones con acierto y justiciacasi naturalmente vendrá a conservar una autoridad vitalicia. Si su incapacidad o violenta administración excita una conmoción popular que triunfeeste mismo poder ejecutivo quizás se difundirá en una asamblea. Si el partido preponderante es militar o aristocráticoexigirá probablemente una monarquíaque al principio será limitada y constitucional y después incevitablemente declinará en absoluta; pues debemos convenir en que nada hay más difícil en el orden político que la conservación de una monarquía mixta; y también es preciso convenir en que sólo un pueblo tan patriota como el inglés es capaz de contener la autoridad de un rey y de sostener el espíritu de libertad bajo un cetro y una corona.Los Estados del Istmo de Panamá hasta Guatemala formarán quizás una asociación. Esta magnífica posición entre los dos grandes mares podrá ser con el tiempo el emporio del universo. Sus canales acortarán las distancias del mundo; estrecharán los lazos comerciales de EuropaAmérica y Asia; traerán a tan feliz región los tributos de las cuatro partes del globo. ¡Acaso sólo allí podrá fijarse algún día la capital de la tierracomo pretendió Constantino que fuese Bizancio la del antiguo hemisferio!La Nueva Granada se unirá con Venezuelasi llegan a convenirse en formar una república centralcuya capital sea Maracaibo o una nueva ciudad quecon el nombre de Las Casas (en honor de este héroe de la filantropía)se funde entre los confines de ambos paísesen el soberbio puerto de Bahía-honda. Esta posiciónaunque desconocidaes más ventajosa por todos respectos. Su acceso es fácily su situación tan fuerteque puede hacerse inexpugnable. Posee un clima puro y saludableun territorio tan propio para la agricultura como para la cría de ganadosy una grande abundancia de maderas de construcción. Los salvajes que la habitan serían civilizadosy nuestras poseciones se aumentarían en la adquisición de la Goajira. Esta nación se llamaría Colombia como un tributo de justicia y gratitud al criador de nuestro hemisferio. Su gobierno podrá imitar al inglés; con la diferencia de que en lugar de un rey habrá un poder ejecutivo electivocuando más vitalicioy jamás hereditario si se quiere república; una cámara o senado legislativo hereditarioque en las tempestades políticas se interponga entre las olas populares y los rayos del gobiernoy un cuerpo legislativo de libre elecciónsin otras restricciones que las de la Cámara Baja de Inglaterra. Esta constitución participará de todas formasy yo deseo que no participe de todos los vicios. Como esta es mi patriatengo un derecho incontestable para desearla lo que en mi opinión es mejor. Es muy posible que la Nueva Granada no convenga en el reconocimiento de un gobierno centralporque es en extremo adicta a la federación; entonces formará por sí sola un Estado quesi subsistepodrá ser muy dichoso por sus grandes recursos de todos géneros.Poco sabemos de las opiniones que prevalecen en Buenos AiresChile y Perú; juzgando por lo que se trasluce y por las aparienciasen Buenos Aires habrá un gobierno central en que los militares se lleven la primacía por consecuencia de sus divisiones intestinas y guerras externas. Esta constitución degenerará necesariamente en una oligarquía o una monocraciacon más o menos restriccionesy cuya denominación nadie puede adivinar. Sería doloroso que tal cosa sucedieseporque aquellos habitantes son acreedores a la más espléndida gloria.El reino de Chile está llamado por la naturaleza de su situaciónpor las costumbres inocentes y virtuosas de sus moradorespor el ejemplo de sus vecinoslos fieros republicanos del Araucoa gozar de las bendiciones que derraman las justas y dulces leyes de una república. Si alguna permanece largo tiempo en Américame inclino a pensar que será la chilena. Jamás se ha extinguido allí el espíritu de libertad; los vicios de la Europa y del Asia llegarán tarde o nunca a corromper las costumbres de aquel extremo del universo. Su territorio es limitado; estará siempre fuera del contacto inficionado del resto de los hombres; no alterará sus leyesusos y prácticas; preservará su uniformidad en opiniones políticas y religiosas; en una palabraChile puede ser libre.El Perúpor el contrarioencierra dos elementos enemigos de todo régimen justo y liberal: oro y esclavos. El primero lo corrompe todo; el segundo está corrompido por sí mismo. El alma de un siervo rara vez alcanza a apreciar la sana libertad; se enfurece en los tumultoso se humilla en las cadenas. Aunque estas reglas serían aplicables a toda la Américacreo que con más justicia las merece Lima por los conceptos que he expuesto y por la cooperación que ha prestado a sus señores contra sus propios hermanoslos ilustres hijos de QuitoChile y Buenos Aires. Es constante que el que aspira a obtener la libertada lo menos lo intenta. Supongo que en Lima no tolerarán los ricos la democraciani los esclavos y pardos libertos la aristocracia; los primeros preferirán la tiranía de uno solopor no padecer las persecuciones tumultarias y por establecer un orden siquiera pacífico. Mucho hará si concibe recordar su independencia.De todo lo expuestopodemos deducir estas consecuencias: las provincias americanas se hallan lidiando por emanciparse; al fin obtendrán el suceso; algunas se constituirán de un modo regular en repúblicas federales y centrales; se fundarán monarquías casi inevitablemente en las grandes seccionesy algunas serán tan infelices que devorarán sus elementosya en la actualya en las futuras revoluciones; que una gran monarquía no será facil consolidar; una gran república imposible.Es una idea grandiosa pretender formar de todo el mundo nuevo una sola nación con un solo vínculo que ligue sus partes entre sí y con el todo. Ya que tiene un origenuna lenguaunas costumbres y una religióndebería por consiguiente tener un solo gobierno que confederase los diferentes Estados que hayan de formarse; mas no es posible porque climas remotossituaciones diversasintereses opuestoscaracteres desemejantesdividen a la América. ¡Qué bello sería que el Istmo de Panamá fuese para nosotros lo que el de Corinto para los griegos! Ojalá que algún día tengamos la fortuna de instalar allí un augusto congreso de los representantes de las repúblicasreinos e imperiosa tratar de discutir sobre los altos intereses de la paz y de la guerra con las naciones de las otras tres partes del mundo. Esta especie de corporación podrá tener lugar en alguna época dichosa de nuestra regeneración; otra esperanza es infundada; semejante a la del abate St. Pierre que concibió al laudable delirio de reunir un congreso europeo para decidir de la suerte de los intereses de aquellas naciones.«Mutaciones importantes y felicescontinúapueden ser frecuentemente producidas por efectos individuales. Los americanos meridionales tienen una tradición que dice que cuando Quetralcohuatlel Hermes o Buhda de la América del Surresignó su administración y los abandonóles prometió que volvería después que los siglos designados hubiesen pasadoy que él reestrablecería su gobierno y renovaría su felicidad. Esta tradición¿no opera y excita una convicción de que muy pronto debe volver? ¿concibe V. cuál será el efecto que producirási un individuo apareciendo entre ellos demostrase los caracteres de Quetralcohuatlel Buhda del bosqueo Mercuriodel cual han hablado tanto las otras naciones? ¿no cree V. que esto inclinaría todas las partes? ¿no es la unión todo lo que se necesita para ponerlos en estado de expulsar a los españolessus tropasy los partidarios de la corrompida Españapara hacerlos capaces de establecer un imperio poderosocon un gobierno librey leyes benévolas?»Pienso como V. que causas individuales pueden producir resultados generalessobre todo en las revoluciones. Pero no es el héroesgran profetao Dios del AnahuacQuetralcohualtel que es capaz de operar los prodigiosos beneficios que V. propone. Este personaje es apenas conocido del pueblo mexicanoy no ventajosamente; porque tal es la suerte de los vencidos aunque sean Dioses. Sólo los historiadores y literatos se han ocupado cuidadosamente en investigar su origenverdadera o falsa misiónsus profecías y el término de su carrera. Se disputa si fue un apóstol de Cristo o bien pagano. Unos suponen que su nombre quiere decir Santo Tomás; otros que Culebra Emplumajada; y otros dicen que es el famoso profeta de YucatánChilan-Cambal. En una palabralos más de los autores mexicanospolémicos e historiadores profanoshan tratado con más o menos extensión la cuestión sobre el verdadero caracter de Quetralcohualt. El hecho essegún dice Acostaque él estableción una religióncuyos ritosdogmas y misterios tenían una admirable afinidad con la de Jesúsy que quizás es la más semejante a ella. No obstante estomuchos escritores católicos han procurado alejar la idea de que este profeta fuese verdaderosin querer reconocer en él a un Santo Tomás como lo afirman otros célebres autores. La opinión general es que Quetralcohualt es un legislador divino entre los pueblos paganos de Anahuacdel cual era lugar-teniente el gran Motekzomaderivando de él su autoridad. De aquí se infiere que nuestros mexicanos no seguirían el gentil Quetralcohualt aunque pareciese bajo las formas más idénticas y favorablespues que profesan una religión la más intolerante y exclusiva de otras.Felizmentelos directores de la independencia de México se han aprovechado del fanatismo con el mejor aciertoproclamando a la famosa virgen de Guadalupe por reina de los patriotasinvocándola en todos los casos arduos y llevándola en sus banderas. Con estoel entusiasmo político ha formado una mezcla con la religión que ha producido un fervor vehemente por la sagrada causa de la libertad. La veneración de esta imagen en México es superior a la más exaltada que puediera inspirar el más diestro profeta.Seguramente la unión es la que nos falta para completar la obra de nuestra regeneración. Sin embargonuestra división no es extrañaporque tal es el distintivo de las guerras civiles formadas generalmente entre dos partidos: conservadores y reformadores. Los primeros sonpor lo comúnmás numerososporque el imperio de la costumbre produce el efecto de la obediencia a las potestades establecidas; los últimos son siempre menos numerosos aunque más vehementes e ilustrados. De esto modo la masa física se equilibra con la fuerza moraly la contienda se prolongasiendo sus resultados muy inciertos. Por fortunaentre nosotros la masa ha seguido a la inteligencia.Yo diré a V. lo que puede ponernos en aptitud de expulsar a los españolesy de fundar en gobierno libre. Es la uniónciertamente; mas esta unión no nos vendrá por prodigios divinossino por efectos sensibles y esfuerzos bien dirigidos. La América está encontrada entre síporque se halla abandonada de todas las nacionesaislada en medio del universosin relaciones diplomáticas ni auxilios militares y combatida por la España que posee más elementos para la guerraque cuantos nosotros furtivamente podemos adquirir.Cuando los sucesos no están aseguradoscuando el Estado es débily cuando las empresas son remotastodos los hombres vacilan; las opiniones dividenlas pasiones las agitany los enemigos las animan para triunfar por este fácil medio. Luego que seamos fuertesbajo los auspicios de una nación liberal que nos preste su protecciónse nos verá de acuerdo cultivar las virtudes y los talentos que conducen a la gloria: entonces seguiremos la marcha majestuosa hacia las grandes prosperidades a que está destinada la América Meridional; entonces las ciencias y las artes que nacieron en el Oriente y han ilustrado la Europavolarán a Colombia libre que las convidará con un asilo.Tales sonseñorlas observaciones y pensamientos que tengo el honor de someter a V. para que los rectifique o deseche según se mérito; suplicándole se persuada que me he atrevido a exponerlosmás por no ser descortésque porque me crea capaz de ilustrar a V. en la materia.Soy de VSIMON BOLIVAR


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