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Peregrinación de la vida del hombre

Pedro Hernández de Villaumbrales


Libro intitulado

Peregrinación de la vida del hombrepuesta en batalla debajo de lostrabajos que sufrió el Caballero del Solen defensa de la Razón Natural.Dirigido al Ilustrísimo Señor Don Pedro Fernández de VelascoCondestable deCastillaDuque de FríasConde de HaroSeñor de la casa de Laraetc.


Con privilegio imperial.


En Medina del Campo por Guillermo de Millis.


Está tassado en 20 maravedís.


EL REY

Por cuanto de parte de vosPero Hernández de Villalumbralesvecino de lavilla de Villalumbralesme fue fecha relación diciendo que vos habíadescompuesto un libro intitulado Peregrinación de la vida del hombreen lenguacastellanael cual era cosa de muy buena doctrina cristiana y ejemplossuplicándonosatento el trabajo que en ello habíades puestole mandásemosver y datos licencia para que vos o quien vuestro poder hubiese lo pudiésedesimprimir y vender en estos nuestros reinos y no otra persona alguna por eltiempo que fuésemos servidos. Tasásemos el precio a como habíades de vendercada pliego de molde o como la nuestra merced fuese. El cual dicho libro visto yexaminado por los del nuestro consejoacatando lo susodicho y por os hacer bieny mercedtúvelo por bien y por la presente vos doy licencia y facultad o aquien vuestro poder hubiere para que podáis imprimir y vender por tiempo dediez años primeros siguientesque corren y se cuentan desde el día de la datade esta cédula en adelanteel dicho libro que de suso se hace mencióndurante el cual dicho tiempo mando que persona alguna sin vuestra licencia lopueda imprimir ni vender so pena que el que lo imprimiere y vendiere hayaperdido y pierda todos y cualesquier moldes y libros que de él hubiereimprimido o trajere a vender en estos nuestros reinos. La cual dicha mercedhacemos con tanto quedespués de impreso el dicho libroantes que lo vendáislo traigáis y presentéis ante los de nuestro consejo para que se tase elprecio a como habéis de vender cada pliego y que en el principio vaya impresaesta nuestra cédula y junto cabe ella la dicha tassa que por los del nuestroconsejo fuere hecha. Y mandamos a los del nuestro consejopresidentes y oidoresde las nuestras audienciasalcaldesalguaciles de la nuestra casa y corte ychancillería y a todos los corregidoresasistentes gobernadoresalcaldesmayoresalguaciles y otros jueces y justicias cualquiera de todas las ciudadesvillas y lugares de los nuestros reinos y señoríosasí a los que agora soncomo a los que serán de aquí adelanteque vos guarden y cumplan esta micédula y merced que ansí vos hago y contra el tenor y forma de ella no vosvayanni pasenni consientan ir ni pasar por alguna manera so pena de lanuestra merced y de diez mil maravedís para la nuestra cámara. Fecha en lavilla de Valladolid a veinte y dos días del mes de setiembre de mil yquinientos y cincuenta años.


Maximiliano La Reina


Por mandado de su Magestad sus Altezas en su nombre Juan Vásquez.



 

 

Prólogo

Prólogo dirigido al Ilustrísimo Señor Don Pedro Fernándezde Velasco

Condestable de Castilla y de LeónDuque de FríasConde de HaroSeñor dela casa de Lara y de las villas de Villalpando y Pedraza de la SierraCamareromayor de su Magestad y Justicia mayor de Castilla la Vieja.

La cantora calandriamuy Ilustrísimo Señordespierta con la nueva luz delsereno díay alegre con los pálidos rayos de la hermosa mañanasaliendo desu pequeño nido y sacudiendo sus voladoras alascon crecida alegría vuelasobre el sereno y templado airey con no pensado regocijomoviendo su polidalenguacomienza una doble y sabrosa músicavariando en diversas y sonorasvoces su apacible y sonoro canto. El gavilánsu mortal enemigohambriento conel transcurso de la nochedespierto con las voces de la pequeña pajaricasaliendo de la espesa florestasiguiendo al trino de la concertada voz yenderezando su aguda vista contra la temerosa calandriasigue contra ella su noconocido camino ymoviendo su rápido vuelola persigue con crecida saña porlos serenos aires. La indefensa pájaraconociendo su mortal enemigo y temiendosus crueles uñasaprovechándose de sus ligeras plumasdando diversas vueltasy haciendo varios círculosse baja contra la tierra. Pero en finviéndosemuy acosadatemiendo la cruel muertey sintiendo su fin ser llegadoconfiandoen la bondad acogida y conveniente defensa contra su viejo enemigo y esperandode él libertad para su pequeño cuerpose pone en sus manos y se entrega en supoderpidiendo con sus tristes y temerosos meneos misericordia y socorro. Elpiadoso hombresintiendo la cuita de la mísera pajarica y la maldad delhambriento gavilánusando de su grandeza y mandándoselo la razónconpiadosas entrañas recibe a la triste pájara y con grande ira y crecida saña ygrandes voces persigue a su hambriento y robador enemigo. Después que elperseguidor de la pequeña avecon temor del defensorse encerró en la espesasilva y sombrosa florestael generoso hombreusando de su liberalidadpone enentera libertad a la cantora calandriaprometiéndola continua defensa yperpetua acogida. Con el cual favor y conocida ayudala libertada avecita conmayor alegría hace diversas vueltas y señales de eran regocijoy como denuevo sin algún temor pública su sonora voz y derrama por el sereno aire sudulce y concertada cantilena.

No de otra manera esta pequeña obra despierta con la clara mañana de lajuventud y alumbrada con los claros rayos del entendimientosalió del pequeñonido de la memoria y sacudiendo las voladoras alas de la lengua y escritoraplumacomenzando con no creído regocijo una suave música de la materia de sudecirprocuró subir sobre el revoltoso aire de las opiniones de los hombresno digo de los sabios varones y de perfeccióna cuya corrección yo la sujetosino de los imprudentes y cavilososlos cualespasando y olvidando lo que esde notarsiempre andan buscando qué reprehender y calumniar. De tal manera queel hambriento gavilánque es el mordace maldicientedespierto con lapublicación de esta escriturasaliendo de la floresta de su encubierta maliciasacudiendo las dañosas alas de su envidiamoverá el rápido vuelo de sumaldecir contra la indefensa obrala cual conociendo su mortal enemigodandovueltas de una parte a otrade una ciudad en otrade una provincia en otratemiendo su desastrado finno halló otro mayor ni mejor defensor que a VuestraIlustrísima Señoría; por lo cualy con cierta esperanza de haber mejor queen otra alguna parte entera defensa y perpetua libertad para libremente andarpor toda la redondez de la tierrase pone debajo del amparo de VuestraIlustrísima Señoríade cuyas manos espera salirdespués de huido ytemorizado su malévolo enemigotan limadatan corregidacon tanto favor ytan conocida esperanza de defensaque jamás salida por todo el espacioso orbede la tierrapublicando la voz de su escriturahallará quien la contradiga niperturbe. Tanta será la autoridad quede tocarla Vuestra IlustrísimaSeñoríala quedarácuyo ilustrísimo estado prospere quien hasta aquí loha hecho tan próspero con acrecentamiento de mayores señoríos.





 

 

Argumento

Argumento hecho por el mismo autor sobre la peregrinación y continua batallade la vida del hombre.

Ser el hombre nacido para trabajodiscreto lectorafírmalo la SagradaEscritura. Nace el hombre turbia la memoriaofuscado el entendimiento y turbadala voluntad y sin el uso de la razón. Ve con los ojos y no conoce. Nace sordode los oídosmudo de la lenguafinalmenteatado de los pies y ligado de lasmanos. Nace desnudopobre y rodeado de toda miseria; ypor tantolo primeroque hace después de la entrada que ha hecho en este mundo es llorar sunacimientosu flaqueza y los trabajos que le esperan. Y con razónporque losotros animales fierosdomésticosganadospescados y aves nacen vestidos degruesos cueros de peloscerdaslanasconchas o escamas. Nacen callados ymuchos armados. En saliendo del vientre de la madreo del casco del huevoandanmamanbuscan su mantenimiento y aun siguen a sus propias madres y lasaman y conocen. Por el contrario; es tanta la miseria y flaqueza del hombre quesi no le reciben del vientre de su madreno le apiadanno le limpianno leempañanno le traen entre brazosy no le llegan y dan la tetano solamenteno andano conoce a su madreno la siguepero ni procurani atina a mamarni busca otro manjarni sabe otra cosa sino gemir y llorar ycomo una cosa sinpoder y sin provechose dejaría morir.

Pues a quien tantos trabajos acompañan en su nacimientoen el proceso de lavida ¿quien los contará? Cuántas desgraciascuántos infortunioscuántasenfermedadescuántas pérdidascuántas contiendascuántas afrentas ycuántos azotes de la adversa fortuna le esperan. De la muerte y sus trabajos noquiero decir más de que es la cosa más terribilísima y espantable que hay enla vida; para probar estobasta decir que es privación de la misma vida. Allíhuyen los amigos y le desamparan los parientesy si al uno le regala es máspor heredarle lo que deja que no para ayudarle a sufrir el dolor de que se queja.

Después que el hombre ha pasado y atravesado la edad de la inocencia yllegado a los años de la discrecióncuando ya comienzan las potencias delalma a despertarla razón a discernir y conocer el bien y el mallos ojos averlas orejas a oíry la lengua con discreción a hablarllega por la postaotro mayor trabajoque es una continua batalla con los desordenados deseos dela carneuna guerra con las tentaciones del demonio y una contienda con losviciosengaños y trabajos del mundo. Considerando estodecía JobVIIcapítuloque la vida del hombre es una continua guerra y un tener siempreasentado real sobre la tierra. De manera quea este real que el hombre tieneasentado sobre la tierratres mortales enemigos le dan continua batería nochey día. La carne le lombardea con los continuos aguijones de la inmunda lujuriaconvidándolesi se rindecon placerescomeresregalos y fingido descanso.El demonio está en celada y le acecha siempre con turbados y malos pensamientosle saltea con soberbias y aun le aflige con grandes tentaciones. El mundo lecorre el campole combate y llega a manos y puñadas con pundonoresbandoleríashonrrastrajes y riquezas. Aunque con todo esto el hombre noestá sin defensa contra tres tan mortales enemigosporque le armó Dios deprudenciasitióle y fortalecióle con consejo y diole por capitán y defensora la razón. Armóle la cabeza de un yelmo de la memoria de la muerte para sedefender del pecado y del demonio. Armóle de un arnés de temperancia para seamparar de las inmundicias y regalos de la carne. Fortalecióle de un escudo depaciencia para sufrir los encuentros de los trabajosadversidades y casosdesastrados de la fortuna. Guarnecióle de una espada del olvido de la vida paracortar las honrasvanagloriastrajesregalos y riquezas del mundo.

Viniendo pues al propósitodigo que el Caballero del Solconsiderandotodas estas cosas y más que con el trabajo se alcanza la prez y la honra de lacaballería del hombre y la virtud y renombre de bueno en esta vida y la deseadabienaventuranza en la otray de la ociosidadque es madre de todos los viciosmadrasta de la virtud y arma a dos manos del enemigonacen todos los malesdetermino de se partir de la corte y propia tierrade desechar el regalo y laholganza y ociosidad e ir desterrado de su voluntad a buscar la prez honra de lacristiana caballería y no cansar hasta hallar y seguir el camino de la virtud.Debajo de lo cual el autor representa a los lectores la peregrinación de todala vida del hombrela caballería cristiana y la continua batalla con losviciosy enseña el estrecho camino de la virtud poniendo dos caminosel de laperdiciónque es el de los placeresregalos y riquezas de este mundo y vida ysu desastrado y lloroso findespués del cual se sigue la eterna pena; el de lavidaque es el de la virtudde los trabajos y continua batalla de los vicios ysu glorioso findespués del cual sigue la perpetua holganza. Debe advertir ellector que en aquellos capítulos que se ponen en estilo que parece profanohasta que Pelio Roseo sale a buscar al Caballero del Sol perdidoha deconsiderar más que la letraporque tienen encubierta su moralidad y debajo delcasco está la médula del sabroso manjarporque todo lo demás va hartoentendido aunque también lleva sus maneras de figuras y pasos que vanrepresentando cosas que acontecen al hombre en la peregrinación y proceso de suvidalos cuales conviene que sean muy bien entendidos. Y puesto que alguno tomehastío en lo primerohasta llegar al buscar de Pelio Roseono se canseporque hallara adelante una tan sabrosa historia y tan provechosa que leyendolale darácomo la buena frutasabor y olor; pensándolamirándola leacrecentara la virtud y le huyentará el viciole traerá memoria de la muertele dará olvido de la vidale enseñará el camino de la virtud y trabajosacontienda de la vida del hombrey le hará menospreciar el mundo y sus vanaspromesas y huir del camino de la perdicióny finalmente le enseñará a bienvivir y le dirá cómo mejor sepa y pueda acabar y morir en el Señor.

 

Peregrinación de la vida del hombre

Yo la Prudenciaa instancia y ruego de la Natural Razóneste pequeñolibro escribí de los trabajos que el Caballero del Sol sufrió en defensa de lamisma Razón.


Proverb. c.VIII: Nunquid non sapientia clamitat et prudentiam datvocem suam in summis excelsisque verticibus supremam et mediis semitis transiuxta portas civitatis in ipsis foribus loquitur dicens: O viri ad vos clamitoet vox mea ad filios hominum.



 

 

Capítulo I

Del nacimiento y criança del Caballero del Sol.

Dice la Prudencia: nació en España un doncel bello en el rostro y bienproporcionado en los miembrosde noble y claro linaje engendradocuyos padrespropia patria y nombrede ruego del mismola Prudencia calla.

Fue criado a los pechos y en el regaço de su propia madre hasta la edad delos siete añosdonde fue tomado y entregado de la mano de su propio padre a unsabio y discreto varón para ser enseñado en las artes liberales. Valierontanto la buena diligencia del maestro y la aplicación y trabajo del discípuloque en otros siete años alcançó gran parte de la gramáticaretoricafilosofía. Pero como el principal intento del padre fuese ensayarle yenseñarle en el arte militaren el cual él había gastado la mayor parte desu vidallevólo después de los catorce años a la corte del muy alto ypoderoso Don Carlosquinto de este nombreEmperador de RomaRey de lasEspañasetc.del cual no poco fue amado de los grandes y altos hombres de sucorte muy mirado y estimado. Pero como la variable fortunacansa de dar vueltasa su ruedamudó la quietudsosiego y reposo de este caballero en destierrodesasosiego y trabajocon mayor virtud de su persona y mayor gloria de su fama.Pues como en este caballero ya hiciese fin la edad de la adolescencia y la de lajuventud floridamente començase su principioy como en este tiempo los hombressean dotados de mayor sesosu entendimiento fue irradiando su ánimo de nuevopensamiento cercado y su coraçón de grande congoja combatidorepresentábasele en la imaginación que le sería bueno dejar la corte yperegrinar por los campos buscando su venturadejar el bullicio y tantasconversaciones y escoger la soledadolvidar los pasatiempos y el regalo yhallar los trabajos y asperezadesechar los delicados paños de brocado y sedasy vestir las fuertes armasdejar la renta ganada e ir a buscar la fama perdidadesamparar la ociosidad donde nace el vicio e ir a buscar el trabajo y afán queengendran la virtudsegún dice el Eccle XXXI: Multam malitiam docuitotiositas cnisi cum priden de terum.

Juntamente con estouna nochepensando en muchas cosas a estas semejantesde muy desvelado se adormió; donde le fue representado cómo habiendo desu propia voluntad desterrádose de la cortedespués de largos trabajos ypeligroshabía venido en una tierra montuosa llena de silvas de arbolesdiversos de grandes espesuras y matas cerradapoblada de fieras y otrostímidos y silvestres animaleshermoseada de muchas fuentes que con suscorrientes hacían dulce sonidorodeada de un gran río donde se criabaabundancia de pescadosde manera que no faltaban fieras con que pelearanimales que caçaraves que volarpeces que enredar. En lo más alto de estasmontañas le parecía que hallaba un castillodondehabiendo reposado de lostrabajos pasadossalía por reconocer la tierray entraba en una cueva que enlo más escondido de las montañasentre gran maleza y unas hondas quiebrassehaciacuya puerta le parecía estar labrada estremadamente de cantería configuras de talla muy al naturalen la cual se le representaba ver y hallarcosas tan altastan subidastan estrañas que le parecía que no eran cosaspara comunicar con los hombres. A esta hora por un amigo fue con sobresaltodespertadoca ya gran rato era entrado del díapero no por eso lo apartaba desu pensamientomas antes de día lo pensaba y de noche lo soñaba; tanto queen esta batalla de sus pensamientos y en esta contienda de sus cuidadosdeterminó de poner fin con determinarse de se desterrar de la corte y seguirsus pensamientos e incierto viaje donde Dios y su ventura lo guiasen.

Capítulo II

De lo que avino al Caballero del Sol con los dos caballerosque llevaban un caballero en un carro preso.

Ya las tinieblas de la pasada noche con la venida de los pálidos rayos de lahermosa mañana desaparecíancuando el novel caballerohabiéndose despedidode sus amigosarmado de fuertes armas y sobre un negro y gran caballoconsólo un escuderoal camino se ponetomando por aquella parte que más leaplacíay a las veces por donde su caballo lo guiaba. De las armas vos digoque eran blancaspartidas con unas rayas de orosembradas entre unos manojosde doradas saetas y unas medias y pequeñas lunas azules. De su cuello pendíaun fuerte y bien compasado escudoel campo azul con un dorado sol que en mediode él resplandecía. De esta manera seguía su voluntario destierro y suincierto camino del Caballero del Solque así lo llamaron por el sol quetraía en el escudoaunque él quería llamarse el Caballero Desterrado porquede su patria se había de su propia voluntad desterrado.

Por espacio de diez días caminó el Caballero del Sol que cosa que de contarsea no le avino. Ya el undécimo día con el encumbrado sol su mayor hervormostrabacuandocaminando por una pequeña senda de una espesa florestallegando a un camino que de través se hacíasintió ruido de caballos y vocesde gentes que con prisa caminaban. A poco rato vio cómo diez villanos guarnidosde capellinas y coraças y hachas delante un encubierto carro veníanal cualdos armados caballeros seguían. Pero como el Caballero del Sol atendiese condeseo de saber o que en el carro veníael mayor de los caballeros de estamanera sus palabras le embía:

-Caballero¿por ventura tenéis vos cuidado de registrar los que pasan poresta floresta o cogéis vos el pasaje de esta vía? ¿Por qué no seguísvuestro caminoy dejad de estar en atalaya para dar cuenta de lo que pasa? Yopienso que la priesa que nosotros llevamos debéis vos de tener de vagar yespaciopues tan asegurado estáis.

-Por ciertodijo el Caballero del Solsegún vuestras desmesuradas palabraslo que yo por cortesía de vos quería saber ya lo tengo entendidoca algúnpreso debéis llevar en el cubierto carropues vos no queréis naide lo veaporque siempre veo los que malhacen aborrecer la luz y la compañía y amar lasoledad y la tiniebla. Por endeo me descubrid y dad razón de lo que va en elcarroo conmigoaunque descuidadosois en la batalla.

-Andad adelante con el carrohermanodijo el Caballero de la Florestacapresto entiendo librar este pleito y seguiros.

Sin más aguardartomando del campo lo que les parecióal más correr delos caballoslas lanças fueron partidas en muchas pieças. Pero el Caballerode la Floresta huyó falsado el escudo y la lorigay fue herido en los pechosde una mortal heridaaunque no vino a tierrapero hubo perdido los estribos.El Caballero del Sol pasó por él sin hacer algún revés; perocomo aquélque tenía muchos enemigos adelanteviendo que le hacía menester poner todadiligencia y esfuerço por venceren un punto vuelve sobre el Caballero de laFloresta yantes que en su entero acuerdo tornasele hiere de dos tan pesadosgolpes por cima del yelmo que del todo sin acuerdo vino a tierradonde en breveespacio fue muerto. Ya el otro caballero en la fuerça de su caballola lançabajacontra el Caballero del Sol venía. Pero como aquél en quien no habíapunto de cobardíalo sale a recibirel escudo embraçado y la espada alta. ElCaballero de la Floresta encontró al Caballero del Sol en soslayo del escudo yla lança no prendió y el golpe salió vacíopero topándose de los cuerposel Caballero el Sol le hirió de su espada por encima del hombro izquierdo y lecortó las embraçaduras del escudo y lo hirió de una pequeña herida. ElCaballero del Solcon la presteza de su caballovolvió sobre él y lecomençó de cargar de duros y espesos golpesporque el Caballero de laFlorestacomo el escudo hubiese perdidopoca defensa hacíaque así serevolvía de unas partes a otras como la oveja que huye del lobo. En tal maneralo començó de herir el Caballero del Sol que en pequeña piaça lo traía tancansado que a pocas cayera del caballo; lo cualcomo bien sintiese el Caballerodel Solalçándose sobre los estribos y echando el escudo a las espaldastomando la espada a dos manos lo hirió por cima del yelmo de tal golpe quearmadura ninguna le prestó que no fuese mortalmente herido y viniese a tierra.

Capítulo III

De cómo después de haberse el Caballero del Soldesembaraçado de los villanos vio y supo quién era el caballero que iba presoen el carro.

A esta hora ya los villanosviendo a sus señores tan maltratadosdesamparando el carropensando que aún fuesen vivosa más andarlas hachasaltasse vienen contra el Caballero del Solel cual como cerca de sí losviese arremetió con la furia de su caballo yhallando los dos delantehiriéndolos de los pechos del caballolos os puso por tierra tan maltrechosque no bullían pie ni mano. También vos digo que al pasar hirió a otro porcima de la capellina en tal manera que malherido vino a tierra; pero conociendoque volver a ellos aventuraba perder el caballohaciéndose hacia donde suescudero estabaen un punto saltó en tierra ydando su caballo a su escuderoel escudo embraçadola espada altase va contra los villanosque no eranperezosos en lo salir a recibirdonde se començó una reñida y desigualbatalla. Unos le acometían y otros huíanunos le herían y otros se desviaban;pero qué les aprovechaque aquél que a derecho golpe alcançaba no leprestaba armadura. De tres pequeñas heridas andaba el Caballero del Sol heridopor lo cual andaba tan corajoso que como bravo león de unas partes a otras losseguía y los buscaba y los heríatanto que en media hora que la riña habíaduradolos seis estaban por tierra malheridos y los cuatrohuyendoprocurabanel remedio para salvar sus vidas.

Pues como el Caballero del Sol vio el campo desembaraçado y que ahí nohabía más que hacerallegándose al carrotales palabras dice:

-¿Quién es el que yace allá dentro?

-Yo soydijo una dolorosa voz que del triste carro salíael sin venturaque en la cumbre de mi felicidad soy puesto en las manos y prisión de misenemigos.

A esta hora llegando Silvioque así había nombre el escudero del Caballerodel Soly descubriendo el carropudo ser visto un caballero herido y ligado yaprisionadoel cualcomo viese al Caballero del Sol y a sus enemigos por elcampo tendidosconociendo que por aquel caballero había sido libradoen lamejor manera que pudolevantando la cabeçadijo así:

-Bendito el criador del cielo y de la tierra que tanta bondad y esfuerçopuso en un solo caballeropara que de tantos enemigos me haya librado. A éldoy yo muchas gracias y a vosseñor caballeroespero yo de agradecerlo conservicios.

-Yo piensodijo el Caballero del Solque la poca razón que aquellosCaballeros tuvieron en vuestra prisión quitó a ellos las fuerças y dio a míosadía para a ellos vencer y a vosseñorlibrar. Así que a Dios se debenlos serviciosen cuya mano está la victoriapero yo os ruego me contéis lacausa y hecho de vuestra prisión.

-Ya habrá tiempo de lo contardijo el caballero preso. Agora convieneproveer a la mayor necesidad. Estamos en tierra de enemigos y conviene que yosea desligado y armadopara quesi algunos enemigos vienenpueda serviros conmi ayuda algo de las mercedes recibidas.

Con gran prisa fue desatado y suelto por manos de Silvio y tornándole aligar unas pequeñas heridas que mal ligadas teníalo començó de armar delas armas de uno de los dos muertos hermanos. No estaba bien armadocuando elCaballero del Sol llega con un caballo que de los sueltos había tomadoen elcual el caballero preso cabalgando tomaron al través la vía que a la morada deun florastero se endereçabaguiando el caballero preso que la tierra biensabía y al florastero bien conocíapara ahí dar reposo a sus personas ycurar de sus heridas.

Continuando pues los dos caballeros la senda que a la casa del florasteroguiabael caballero preso de esta manera començó de decir: -Habéis de saberbuen caballeroque a mí llaman Eulesio de Monte Pesula y hacia esta parte deOrientea quince millas de aquítengo cinco castilloslos cuales ha poco queyo poseo por la muerte de mi padrede quien los heredé. Y estos dos caballerosse llamaban Pinato el Valiente y Rieso el Desdichado. Eran señores de trescastillos que a esta otra banda están a tres millas. Entre su padre el míohubo siempre gran contienda. Y muchas veces el padre de los dos por el mío fuerequerido con la paz y con partido y concordia de ciertos heredamientos sobreque era la diferenciay jamás quiso recibir algún partido hasta que en unabatalla muriódel cual quedaron estos dos hijos no menos soberbios que elpadre. Agoramuerto mi padreestos dos caballeros van procurando tomarenmienda de la muerte de su padre y pusiéronse en acecho y celadacomo loshabéis vistoen una floresta donde yo continuaba la caça. Y como los díaspasados yo me apartase de mis servidores en seguimiento de un ciervofuiacometido de sobresalto de ellos y de su gente. De manera quecomo yo estuviesedesarmado y mi caballo cansadoen mí hubo poca defensay siendo herido deestas dos pequeñas heridas y preso y atado me pusieron en aquel carro donde mesacastescon pensamiento queteniéndome en perpetua cárcelme darían vidapeor que muerte y poco a poco me tomarían la tierrapero Dios lo ordenó deotra manera

Capítulo IV

Cómo el Caballero del Sol halló un caballero malherido ycómo tomó la vengança por él.

Hablando en estas y otras cosas de la batalla pasadalos dos caballerosllegaron a casa del florasterodonde fueron bien recibidos y servidos de lo quehabían menestery después puestos en sendos lechos y curados de sus pequeñasheridasTres días estuvieron ahí reposando. Al cuarto día el Caballero delSoldespidiéndose de Elesio de Monte Pesulanoaunque con mucho pesar delmesmo por no querer ir a sus castillos con él a recibir algún servicioydespidiéndose del florasterotornó a continuar su incierto camino guiando pordonde el caballo lo llevaba . Todo aquel día caminó sin que algún pobladohallar pudiese. Y como la obscura noche con sus ciegas tinieblas las tierrasocupasehallándose cerca de unos pocos y espesos robles que en torno de unadulce fuente parecíandeterminó de albergar ahí esa noche.

Otro día por la mañanacomo començase de entrar por una floresta quecerca parecíaa pequeño rato que por ella había caminadohacia la diestramanooyó una dolorosa voz que en esta manera decía: -¡Oh muertecuántainjuria me has hecho en mi tierna edad con la primera batalla quisiste dar fin amis tiernos años! ¡Oh Fortuna ciegaque me diste buen caballo para que porrobármeleme robasen la vida! Y lo que peor es que no hay aquí persona queprocure el remedio de mi ánimapues me falta el remedio del cuerpo. Ve prestoCorintomi leal escuderobusca si por esta floresta hay algún hermitañopara quedando a Dios cuenta de mi vida; perdone mis pecados y reciba miánima. ¡Ay!¡Ay! No te vayas que tardarás y moriré.

El Caballero del Solal tino de las palabrasasomó entre las ramas y enesta manera començó de decir: -Esforçaoscaballeropues en las necesidadesse parecen los esforçados coraçones. Aquí está quien no os desampararáhasta dar remedio a vuestro cuerpo o esperar y esforçaros y ayudaros yconsolaros hasta que del cuerpo se aparte el ánima.

-Muchas graciascaballeropor tan gran merceddijo el herido caballero.Dios os envíe consuelo al tiempo que vos estéis más desconsolado y ayudacuando más desfavorecido.

Diciendo estas palabraslos dos escuderospor mandado del Caballero delSollo ligaron las heridas como mejor supierony poniéndole sobre el caballode Silviocavalgando él a las ancas por le tenercomençaron de caminar haciauna torre que en un valleen lo más espeso de la florestaparecía por buscarahí remedio para el herido caballero.

 

CapítuloV

De la batalla que hubo el Caballero del Sol con los Caballerosde la Torre.

No estaban el Caballero del Sol y su compaña dos tiros de piedra de latorrecuando pudieron ver dos caballeros armados de todas armas quesaliendode la morada a mucha priesasobre dos caballos cabalgany siendo conocidos porel escudero del herido caballeroen altavoz dijo: ¡Válame el alto Dios! Estosson los matadores de mi señor y robadores de nuestros caballos. ¡Oh Caballerodel Solcuánto valdría aquí vuestro esfuerçoporquevengando a mi señorquitarías dos robadores de esta floresta! No les temasque traidores son.Guárdate de ellos. Uno acomete y el otro hiere; el uno huye y el otro sigue. Larazón está de nuestra parte. Dios te dé victoria.

Estas palabras no eran bien acabadas cuandollegando los dos Caballeros dela Torreel más anciano con una soberbia voz dio principio a tales palabras:

-Caballero de las Lunetas¿por ventura tráenos esos dos caballos porpensar de con ellos rescatar los que tomamos a ese caballero? Mal pensamientotraes. A tini a élni a vuestros escuderos no queremospero danos esoscaballos y esas tus armasque ricas y buenas me pareceny dejaros hemos atodos ir en paz. En otra manerasi emprender quieres batallapagando con lavida tu atrevimientoasí como así dejarás el despojo del campo.

-¡Ohsoberbio y sin razón caballero!dijo el Caballero del Sol¿tomastetú por ventura la orden de caballería para mantener robo o para matar [a] losrobadorespara mantener a cada uno su derecho o para tomar a cada uno a tuertosu haciendapara defender justicia y razón o para hacer sin justicia y hacersin razón? Gran villanía cometiste maltratar un caballero por robarle uncaballoy sobre esta razón no te aguardo más palabrassino conmigo ven a labatalla.

Con estas palabras embravecidoel Caballero de la Torre andaba por el campobraveando ytomando de él lo que le pareciócontra el Caballero del Solendereçadejándose venir el uno contra el otro al más correr de loscaballoslas lanças bajasse encontraron en medio de aquel campo. Pero comolos Caballeros de la Torre el uno viniese tras el otrorecibiendo el Caballerodel Sol el encuentro del primero en soslayo del escudolevantó su lança ehiriendo de ella al segundoque más descuidado venía en descubierto delescudofalsándole el arnés y loriga con un troço de lança por un costado ensoslayolo lançó por tierra malheridoy fue tal la caída que quedó tanquebrantado que no pudo mas volver a la batalla aunque la herida no era mortal.Pues ver la braveza del anciano caballero cuando vio al hijo por tierra tendidopensando que muerto fueseno hubiera caballero que no espantara. Acometía yhería tan bravamente y tan sin piedad que apenas daba lugar al Caballero delSol a se revolver. Pero como conociese que bien le era menester su esfuerçoporque el Caballero de la Torre era membrudo y orgullosoponiendo mano por suespadale començó de dar la respuestaheriéndole de tantos y tan espesosgolpes quemal de su gradolo hacía revolver por el campo de unas partes aotras. Bien había una hora que la batalla durabacuando siendo los escudosdespedaçados y las lorigas falsadasya sus carnes començaban de sentir losfilos de sus espadas. Tanto era en este punto el Caballero de la Torre cansadoque desfalleciendo por la mucha sangre que de él salíaen él no habíadefensa. Lo cualcomo bien sintiese el Caballero del Solalçando su espadale hiere de tres pesados golpes por cima del yelmouno tras otrode tal maneraque sin sentido vino a tierra. No fue perezoso el Caballero del Solca saltandode su caballo vino sobre él ycomo conoció que no fuese mortalesperando queen su acuerdo volviesede esta manera le dice: -Dianciano caballero¿quéte aprovechan tus añosqué te aprovecha tu discreciónpues viniste a robar[a] los caballeros? Tus soberbias y malas obras te han traído a este desastradofin. O yo te cortaré la cabeçao te otorga por vencidoa tal condiciónquesatisfaciendo lo mal llevadohas de hacer y jurar lo que yo te mandare.

-A punto soydijo el Caballero de la Torrede conocer mi maldad y soberbiay el castigo que por ello Dios me ha dado. Yo lo he hecho como malo. Yo loemendaré como bueno. Dios ha sido conmigo misericordiosopuessiendo yopecadorme ha dado conocimiento de mi pecado y me ha dejado tiempo para hacerde él penitencia. Yo otorgo lo que dices y haré y juraré todo lo que me pidesjuntamente con mi hijosi vivo es.

Diciendo estas palabrasel Caballero del Sol por las manos lo levanta yjuntamente se van todos a la morada de la Torredonde para todos fueron paradoslechosysiendo de lo necesario proveídosde sus heridas fueron curados.

 

Capítulo VI

En que se cuenta quien era el caballero herido y quiénes eranlos Caballeros de la Torre y Floresta.

Ya vos dijimos cómo los Caballeros de la Torrepor tomar el hermoso caballodel caballero que el Caballero del Sol halló herido en la florestalomaltrataron en tal manera que si no fuera por el Caballero del Solde su vidahabía poca esperança. Agora vos diremos quién era el caballero y quiéneseran los Caballeros de la Torre que lo maltrataron.

Habéis de saber que este caballero había nombre Perseoel galán señordel Valle de las Tres Riberas. Había de niño heredado el estado ycomollegase a los diez y ocho añossalió de su tierra por se probar y ejercitaren las armas. Pero no fue bien salido queen la primera batallale aconteciólo que habéis oídono por falta de esfuerçosino por ser contraria venturay ser contra un novel caballero dos caballeros membrudos y esforçadosaunqueperversos en condición. Ya vos dijimos cómo los Caballeros de la Torre eranpadre e hijo. Al anciano padre llamaban Silvano el valiente y a su hijo Sotelode la Torre. Estos caballeros eran señores de aquella torre y morada y deaquella floresta donde criaban muchos ganados y labraban grandes posesiones.Así que el gran vicio y no tener en qué entender les trajo a tan malacostumbreque por su pasatiempo solían por las floresta y maltrataban [a] loscaballeros andantes y les robaban los caballos y esto tenían ellos por vicio ysalían a ello como quien sale a caça. Pero el Caballero del Sol con subatallay después con sus buenas palabraslos apartó de tan malos hechos ymala costumbre.

Ya después de quince días que la batalla era pasadalos tres caballerosSilvano y Soteloqueriendo cumplir lo que habían prometido al Caballero delSolse van a él ysiendo presente Perseoseñor del Valle de las TresRiberashicieron homenaje de jamás emprender batalla con algún caballero atuerto o sin razónni tomar cosa alguna a los andantes caballeros o a otrapersona algunamas antes los favorecer y recibir y hospedar en su moradahaciéndoles el tratamiento que de caballero a caballero se debe hacer y más desu voluntad prometieron de dar favor y ayuda con sus personas a Perseoelgalán señor del Valle de las Tres Riberascomo a vecinoen todas susnecesidadesen satisfación del mal y daño que le habían hecho en su persona.

Contento el Caballero del Sol de su nueva bondadles agradeció el favor yayuda que prometían a Perseo y así tuvo por cierto que lo cumplirían yguardarían porque en aquellos pocos de días que juntos estuvieron entró entreellos tanta amistad que no se hallaban el uno sin el otroasí que ya Perseoestaba tan bien hallado con ellos que se le hacía caro de se apartar porqueenla verdaderan buenos caballerossino por aquella mala costumbre que pocohabían tomado.

El Caballero del Solreprehendiendo su tardançano con poco pesar de loscaballeros de la morada de la Torre y con muchas lágrimas de Perseoque muycaramente lo amabatornó a su començado camino yhabiendo caminado tresjornadassin que cosa de contar sea le aviniesea la puesta del sola lafalda de una peña sobre una ribera entre unos frondosos árboles donde albergóesa noche.

Capítulo VII

De la batalla que pasó entre el Caballero del Sol y elgigante Brutanousurpador del castillo y Roca de Tres Cabeças.

Otro díaque los collados de la Cretense ínsula con los rayos de losesparcidos cabellos del hijo de Latona resplandecíanen lo alto de la rocafue dada una señal de bocina a la cuallevantando sus ojos el Caballero delSolpudo ver un hermoso y muy fuerte castillo bien muradoalmenado y torreadoel cual estaba encasado en un pequeño espacio que entre tres puntoso colladosde la rocase hacíaycomo las cabeças de la roca estuviesen una a mediodía y otra a poniente y otra a septentrióny hacia oriente estuviesedesembaraçadoel hermoso castilloherido de los nuevos rayos del soldaba desí tan hermoso parecer que a la vista otro más hermoso en el mundo no parecíahaber.

Pues como el Caballero del Solpor la seña que había oídopensase que deahí no le convenía partir sin batallao sin saber cuyo era aquel castilloarmándose de sus fuertes y ricas armassobre su caballoa la falda de lapeña se acercadonde halló una gruesa columna de piedraalta de un estado.Sobre ella estaba un grande escudo de piedra tan blanca que transparenteparecíaen el cual estaba entretallado un gigante anciano armadosalvo demanos y caracomo que del caballo caído hubieseun troço de lança por lospechostan al natural que el espíritu parecía en aquella hora rendircon unaletra en torno que decía: No te lleguescaballeroa mirar esta figuraqueserá tu sepultura.

No tardó mucho queen tanto que el Caballero del Sol estas cosas notabadel alto castillo un fiero y desemejado gigante abajaarmado de unas fuertes yricas armas a cuarteles con fino oro partidassobre un grande y fiero caballo.Pues como al llano de la columna hubo llegadocon alta y soberbia vozalCaballero del Sol en esta manera dice:

-Didesdichado caballero¿cuál desventura te trajo aquí [donde] tumísera vida en mis manos cuitadamente acabase? Vente luego a mi castillo.Ternás compañía al que injusto señor de él erael cual muy solo está enla prisión. Pero yo le daré presto asaz de compañeros y tú serás elprimerosi de grado lo quieres hacerporque de otra manera no pagarás menosde que con muy cruel muerte.

-Disoberbia bestiabruto animal en los hechosdijo el Caballero del Sol¿cómo pudiste cometer tan gran maldad y traición que no te bastase privarlode su propio castillo sino meterle en tu cruel prisión? ¿No te bastaba haceruna crueldadsino dos? Yo te juropor la orden de caballeríaque yo muera entus crueles manos o yo vengaré ese caballeroel cual yo no conozconi jamásoí deciraunque bien creo que debe ser muy mejor que tú.

-¡Oh hombre de poco valor!dijo el bruto jayánen mi presencia osasteultrajarme de tal maneraAguárdameque yo te mostraré cómo se tratan loscaballeros como yo.

A esa horasin mas aguardarse apartaron el uno del otro cuanto conveníaylas lanças bajasal más correr de los caballosse vinieron a encontrar enmedio del llano de la columna. Pero como el Caballero del Sol conoció que lafuerça del desemejado jayán era muy aventajada y su lança muy gruesaquisomás usar y aprovecharse de la destreza que no tentar la enemiga fortunayenaquel punto que se vinieron a juntarel Caballero del Sol hurtó el cuerpo yvolvió el escudo hacia la mano izquierda y así la lança del bestial jayánpasó en soslayo del escudo. En aquella hora el Caballero del Sol encontró alfiero gigante por la viseraque algún tanto era grande de tal manera queaunque el hierro de la lança no le faltasepor su gran fortalezaperocomola lança se rajóuna astilla delgada acertó por la visera y le hirió sobrelos ojosde tal manera que la mucha sangre que perdíala vista le cegaba y sumuy feroz caballocomo el gigante perdiese la riendaespantado con el juntar yruido de los golpescorrió con él por el campo hasta que el gigante tornómás en su acuerdo. Pero el Caballero del Sol siempre iba en su alcancepensando poderle acabar de derribar. Al tiempo que paró el caballo del bestialgiganteel Caballero del Sol llegó y lo hirió de dos muy pesados golpes sobreel acerado yelmopero ni el yelmo ni el caballero hicieron por eso algúnsentimientopues como el gigantedespués que fue vuelto en su entero acuerdose vio ciego y la lança perdida y que el Caballero del Sol le hería tan decoraçóncomençó a bramar ymeneando su braço con gran furiaechó mano ala descompasada porra de acero que al arçón de la silla traía y fuese haciadonde sintió que los pasos del caballo del Caballero del Sol sonabanel cualesperándole en el campocon viril coraçónasí dijo: -Mirabestia fieracomo Dios amansa los soberbios como tú.

Al tino de estas palabrasllegó donde el Caballero del Sol estabaatendiendo ycomo tan cerca se vio que con su descompasada porra le podíaalcançararrojó un fuerte golpepero como la vistacon la sangre turbadacasi ciego estuviesepor herir al Caballero del Soldio a su caballo tangrande golpe sobre la testera quepartiéndole la cabeçavino a tierra con suseñor. Fue la caída tan grande que el ciego gigante dioque tal como muertoquedó tendido sobre las verdes hierbas juntamente con su caballo. Pues como elCaballero del Sol en tal punto le viesecon grande ligereza saltó de la sillaen el campo yyendo sobre élquitóle el yelmo y vio como perdía muchasangre por aquel lugar que la raja de la lança estaba metidala cual luego fuepor el Caballero del Sol sacadapor ver si tornaría en su acuerdoperonofue bien acabada de sacarcuandocon un grande estremecidola ánima cruel seapartó de aquellas salvajinas carnes.

A esa horadentro en el castillo se había començado una muy reñidabatallatanto que abajo en lo llano se oían los golpes de espada y el ruido ymeneo de las armas. Y como el Caballero del Sol no pudiese alcançar qué cosafueseno se osaba determinar a subirpensando que hubiese alguna traiciónarriba en el castillo. Estando en esta dudavínole a la memoria lo que eraobligado a hacer por librar al caballero preso y no mirando algún peligro delos que venir le pudiesenacordó de tomar la senda y subir a saber quécontienda era y a poner su persona en deliberación del señor natural delcastillosi quien se lo defendiese hallasey así como hubo mirado la columnay el cristalino escudoleyó las letras que en él estaban escritas. Y asíapie como estabacomençó de subir hasta lo más alto de la peñano con pocotrabajo de los fatigados miembros por el peso de las armas. Pero como en elpatio del castillo entrasedonde era la vuelta de la ferida y muy trabadacontiendavio cuatro caballeros estar malheridostendidos por tierray docecaballeros en una desigual batallaocho contra cuatrolos cualesacogidos yretraídosestaban a un callejón que al canto del patio se hacíaporque losochocomo fuesen dos para unoya los traían muy acosados. Pero como elCaballero del Sol de los cuatro fue vistocobrándole mucho ánimo y nuevoesfuerçocomençaron a salir de aquel lugar en que retraídos estabandiciendo: -A ellosbuen caballeroque tus enemigos sonservidores del muysoberbio y alevoso gigante que tú mataste. Socórrenospor cortesíacontraestos traidores que a nuestro señor tienen en áspera prisión.

Movido a piedad con estas palabrasel Caballero del Sol arremetiófuriosamente contra los caballeros del jayándefensores de la maldad ytraicióny en poco ratocon el favor de los cuatro caballeroslos venció ydesbaratóyquitándoles las armaslos enviaron malheridos de la batallapasada

Capítulo VIII

En que se cuenta quién era el señor del Castillo de la Rocade Tres Cabeças y por cuál razón el gigante le había preso.

Acabada que fue esta tan brava lidlos caballeros del castilloveniéndosepara el Caballero del Solse hincaban de hinojos ante élrindiéndole muchasgracias por el socorro que les había hecho y principalmente porque a ellos y asu señor había librado del duro y áspero cautiverio del bravo y cruel jayán;pero el Caballero del Sol no lo consentíaante[s]tomándolos por las manoslos alçaba y hacía toda la mesura y cortesía que un caballero debe hacer aotro y los recibía con tanta criança como si cada uno fuera señor delcastillo.

Pasadas estas cortesíasel Caballero del Sol les preguntó por cuál razónhabían tomado la contienda con los caballeros del gigante. El uno de ellosquemás anciano parecíaen esta manera respondió: -Debes saberventurosocaballeroquedespués de la prisión de nuestro señor Licioniono escapamoscon las vidas de mano del gigante y sus malos caballeros más de seis caballerosde los del castillolos cuales el gigante aherrojados nos tenía para serviciode casa. Ycomo por nosotros fue vista la batalla que entre la vuestra merced yel gigante pasabadespués que los diez caballeros del gigante fueron armados ysalían para ir a ayudar a su señornosotrosentrando en la sala de lasarmasnos cerramos; y como los caballeros del gigante de esto fueron avisadosvolvieron por nos matar; peroentretanto que quebrantaban las puertasnosdesaferramos yarmadossalimos con tanto esfuerço queaunque seis eramoscontra diezlos llevamos hasta el patiodonde nos hallaste llevando lo peor dela batallay fue la causa porque los dos que más esfuerço nos ponían yaestaban por tierra caídos y malheridossegún la vuestra merced bien vio.

Alabando su bondad y esfuerçoel Caballero del Sol demandó por las llavesy prisión del señor del castilloel cual ya por uno de los servidores delcastillo estaba sueltoy como de la obscura tiniebla a la clara y deseada luzsaliesepudo ver al Caballero del Solyconociendo por el dicho de aquél quele había sueltoser aquél el caballero que le había restituido la libertadde la persona y el señorío del castilloquiso arrojarse por tierrapero elCaballero del Solque asimismo fue avisado de quien eraarremetió y le tomóentre sus armados braçosdonde el buen caballero Licionio le rindió muchasgraciasofreciendole la persona y el castillo con todo su estado y haber porlos beneficios recibidos. Después de pasadas muchas cortesías de la una partea la otra y hablando de la peligrosa batalla del gigante y en cuánto debíaLicionio a aquellos pocos servidores que en el castillo le habían quedadoseentraron en una gran sala dondedespués de ser servidos de lo que habíanmenester y haber curado de los heridoslas tablas fueron puestasdonde fuerontan altamente servidos como en casa de un gran señor lo pudieran ser. Despuésque las tablas fueron alçadasel Caballero del Sol rogó a Licionio le contasey dijese cómo se llamaba aquel castillo y cómo se llamaba el jayán y todo suhecho.

-Plácemedijo el buen caballero Licionio. Este castillo se llama elcastillo de la Roca de Tres Cabeças porquecomo la vuestra merced bien vetiene esta roca tres puntas que llamamos cabeças de la roca y el gigante sellamaba Brutanohijo de Brutaneoseñor del castillo de la Peña Partidaquees en el reino de Persiadonde fue nacido y criado este Brutano. La causaporque este Brutano vino a este castillo a me hacer traición fue que como mipadrellamado Licianosiendo manceboandando a buscar las aventuras por elreino de Persia oyese decir que Brutaneoseñor de la Peña Partidahacíagrandes crueldades en las dueñas y doncellas y prendía alevosa y traidoramentelos caballeros andantesponiéndolos en muy áspera y tenebrosa cárcelya quellegaba a tres millas de la Peña Partidadonde el cruel gigante Brutaneohacía su habitación y hacía todo género de maldad y traiciónvínole alencuentro una doncella que poco había se había de sus manos escapado y huía abuscar algún caballero que con Brutaneo hiciese batalla sobre razón que esamañana a gran tuerto hubiese preso dos hermanas suyas y ella se había escapadopor una floresta entre unas espesas matas. Pues como la llorosa doncella lecontase por ordenno con poco dolor y pasiónla villanía que Brutaneo habíacometido contra sus hermanasen grande manera creció a mi padre Liciano lavoluntad de con él se ver ya en el campo. Luego aceptó la batallaycontinuando su caminoacompañado de un escudero y de la triste y temerosadoncellallegaron a vista del castillo en aquella hora que el sol con suausencia las tierras entristecía; por lo cualalbergaron esa noche en aquellafloresta [de la] que la doncellapor la mañanase había escapado de lasmanos del cruel gigante.

Venida la mañana del siguiente díaLiciano y su escuderoquedando ladoncella en la florestase van al castillo de la Peña Partida yhiriendo lasaldavas de las puertasun feo hombre a una ventana se paró diciendo: -¿Quiénes el desdichado caballero que tan de mañana viene en busca de su muerte?

-Ábremedijo Licianoque tengo que hablar con el señor de este castillosobre la prisión de las doncellas que a sinrazón robó anoche.

-Aguarda un pocodijo el feo hombreque mi señor te meterá acáaunquetú no quieras y así se cumplirá lo que agora pides.

Diciendo estas palabrasel feo hombre se va para dentro y en poco espaciosalió el bravo gigante bien armadodonde hubieron su batalla en un campo queante la puerta del castillo se hacía en manera que el gigante fue muerto y lasdoncellas puestas en su libertadjuntamente con otros muchos presos que en elcastillo había.

Esto así pasósiendo este Brutano niño de diez añosal cual mi padreLiciano dejó por señor del castillo de la Peña Partida. Pues como esteBrutano bien se acordase de este hechoy como en edad se vido que podía bienvengar la muerte de su padreacordó de dejar su castillo y venir a buscar elmíoca yasegún él contabasabía que mí padre era muerto y yo le habíasucedido; y como a dos leguas de este castillo estubieseenvió cuatro de susservidores en hábito de andantes caballeros a este mi castillo con cartascontrahechas de mi hermano Lineoel cual ha dos años que busca su ventura porreinos estrañosavisandoles de todo lo que habían de hacer y decir. Loscualesvenidos a este mi castillofueron por mí bien recibidos y honradamentehospedados por causa de las cartas que por mi muy deseadas eranlas cualesvenían también contrahechasy ellos eran tan sagaces en responder a lo que yoles preguntabaque por muy ciertas las tenía y a ellos por fieles amigos yciertos mensajeros. Pero todo era al revésque las cartas eran falsas y ellosalevosos y mortales enemigos. Y fue así quevenida la medianocheen aqueltiempo que todas las cosas tienen callado silenciolos cuatro malos y deslealescaballerosponiendo por obra la pensada traiciónlevantándose de sus lechosy armándose de sus armassin hacer algún bulliciose fueron por las puertasde este castillo ymatando las dormidas guardas y salendo fuerallamaron ydieron seña a su señor Brutanoque a la falda de la peña estaba en celadaaguardando la seña con veinte caballeros. El cualsin más aguardarcomençóde subir la roca yentrando sin alguna resistencia en el castilloy como ental tiempo nos tomase a todos durmiendo y desarmadosfácilmente fue señor denuestras personas y del castillo ypor bien se vengar de la muerte de superverso padrea mí puso en tan áspera prisión que por peor la tenía quesufrir la oscura muertey a mis servidores de ellos mató y a los cuatromaltratósegún la vuestra merced bien ha visto. Pero el verdadero Diosquees socorro de los atribulados y remedio de los afligidoslo ha ordenado de otramanera que el bestial gigante pensabapor lo cualle doy infinitos loores y ala vuestra merced muchas gracias.

Acabado que hubo de decir estas palabrasmano a mano el Caballero del Sol yLicionio se bajaron la roca abajo por ver el muerto gigante y holgar por laverde ribera donde gastaron el tiempo hasta hora de cena que se recogieron alcastillo por reposar del trabajo pasado.

Capítulo IX

De cómo el Caballero del Solestando en el castillo deLicioniosoñó que le era mandado que de allí partiese y de lo que en aquelviaje le avino.

Quince días estuvo el Caballero del Solpor importunación de Licionioenel castillo de la Roca de las Tres Cabeças. Cuando estaban en el castillocuando abajo en la ribera de una rica tiendacuando barqueaban por el hondorío mirando cómo los criados de Licionio paraban redes a los pecescuandoiban a caça a las florestas que en torno de aquella roca habíacuando volabangarças por la ribera. De esta manera pasaron aquel poco tiempo con gran placer.

La última noche de los quince díasen aquella hora que las cosas animadastienen silencio en este valle de lágrimas y miseriaestando el Caballero delSol reposando en su lechole pareció que un hombre ancianosu cabeçacubierta de blancas canasle tocó la cara con sus rugosas manos diciendo estaspalabras:

-LevántateCaballero del Solpues te reprehendo de perezoso y descuidado.Torna a seguir tu començado viaje. Despide de tu compañía la holgança ybusca trabajo. Mira que ya no es tiempo de estar encastilladosino de andar porlos campos buscando tu ventura.

A estas palabrasel Caballero del Sol despertó muy fatigado del sueñoypuesto que ante sí no viese a nadie pero bien tenía en la memoria las palabrasque oído había ycomo de todo bien se acordaselevantóse luegoca ya laluz del nuevo día andaba peleando con las hórridas tinieblas de la oscuranochey yéndose para donde el buen caballero Licionio en su lecho yacíaenesta manera le dice:

-Licioniomi caro amigoluego me conviene partir de tu castillo. Por tantodame licenciaca no puedo ende hacer al porque mi descuido ha seído grande y aello soy forçado.

Mucho le pesó a Licionio por ser la partida tan breve y no pensadaperocomo conoció aquélla ser la voluntad del Caballero del Solmostrando alegrecarale rogó quecuando diese vuelta de aquella jornadala vuelta fuese poraquel castillo. El Caballero del Sol se lo prometiósi otra aventura no se loestorbase.

De esta manera el Caballero del Soldespedido de Licionioacompañado de suescuderotomó la senda que antes traíala cual endereçaba su camino haciaoriente por una espesa florestapor la cual caminó cuatro días que no leavino cosa que de contar sea; al cabo de los cualesalbergó una noche entreunas espesas matas junto a una clara y dulce fuentepero temiéndose que enaquellas montañas hubiese algunas fierasmandó a su escudero que velase unapieçaen tanto que dormía y reposaba del trabajo del camino y peso de lasarmas.

Poco rato de la noche era pasadocuando dos bravos osos los acometieron tansin pensar quesi no fuera por la velala cual como sintió ruido dio vocesgran daño recibiera el Caballero del Sol porque estaba desarmado de manos ycara ycomo estuviese durmiendolo pudieran haber maltratado; mascomo a lasvoces de su escudero muy despavorido se levantasetomó el yelmo y enlazólo yechando el escudo al cuelloacudió a la parte del ruido ycomo con la claraluna pudo ver lo que eraponiendo mano a su espadaarremetió con toda furia yentrando con ellos sin algún temor tal golpe dio al primero con su buena ycortadora espadaque el braço derecho con parte de la espalda le puso portierrade tal manera que le hizo caer sobre el otro braço y sin tardar leacudió con una

punta de espada atravesándole por la parte que herido estaba hasta la otraespaldacon el cual golpe lo acabó de matar. A esa horael otro oso hacíamuy gran contienda con su escuderoaunque ya le tenía herido de un gran golpede lança en una piernalo cual muy grande estorbo le hacía porque con el grandolor no se podía levantar sobre los dos piesaunque todavía Silvio lo pasaramalsino por la llegada del Caballero del Sol con cuya venida el escuderorecobrando nuevo ánimoarremetió y lo hirió de su lança por medio de laboca y el Caballero del Sol entró sin pavor e hiriéndole de mortales golpescon su llegada luego fue muerto. En esta contienda paso gran parte de la noche.

Otro día por la mañanael Caballero del Sol tornó a su començado caminopor aquel desierto lugarbien poblado de sierras y árboles y solo de gentepero ya que había caminado la mayor parte del díallegó sobre unas ásperasmontañas a vista de un muy hondo río que por un valle de gran hondura corría.Por la una parte el valle era algún tanto espaciosopero por la parte de laderecha mano estaban las peñas de la una parte del río y de la otra tan altasy tan tajadas que casi por cima del hondo río tocarse querían. En lo másbajopor donde el hondo río corríahabía entre las dos peñas tanta honduray sus sonoras y rápidas aguas hacían tanto ruido que no parecía sino un muyprofundo infierno. Pero como fuese necesario al Caballero del Sol bajar allápara su viaje seguirdesechando la perezacomençó de bajar por una senda nomuy trillada ydescendiendo poco a pocovino en lo más profundo de aquelvalle en par del sonoro ríoen aquella hora que las hórridas tinieblasconsu apresurada venidaobscurecían la clara luz del día.

Capítulo X

De lo que avino al Caballero del Sol con el salvaje Nigromatode las obscuras letras.

Venida la luz del siguiente díasaliendo el Caballero del Sol entre losárboles de la honda riberaquiso tornar a su començado caminopero nohallaba puente para pasar el muy vasto y rápido ríoni barca para le navegar;yya que pasado lo hubierale parecía cosa imposible poder subir la peña queestaba de la otra parte del río porqueultra de ser falsadaera tan alta quela vista cansaba mirando arriba. Pues como muy triste anduviese de unas partes aotras por ver si algún paso o vado hubiesevolviendo los ojos hacia aquellaparte por donde las cumbres de las peñas se acercabanpudo ver una muy alta yhermosa puentepor lo cual su animo fue lleno de entero gozoca bien pensóquepues había puenteque había desembaraçado caminohacia la que élluego endereça sus pasos. Y como a ella hubo llegadopudo claramente ver quela puente era la más rica que jamás hubiese visto; toda losada de piedrasblancas y negras en tal manera que su suelo todo parecía ser hecho a modo detablero de ajedrez. Cosa era ver su ancho y su largoca tenía de anchocincuenta pies y de largo doscientos pasos. En medio de esta puente estaba unacolumna de piedra negra. Sobre ella estaba una tabla de cedroasaz grande ypesada. Estaba encajada sobre la columna en tal manera que fácilmente se podíaquitar y ponerporque la columna no tenía de alto más de cuatro pies. En estatabla estaban escritas y entretalladas unas letras plomadas que así decían: Elventuroso o desventurado caballero que a esta tabla y columna llegare ayúdesede las letras que en esta cedrina tabla están escritasporque de otra maneramal podrá pasar por la puerta de los marcos. En la mesma tablaen bajo deestas letrasestaban otras de la mesma formasalvo que eran griegas y seríandos versos que tenían hasta cuarenta sílabaslas cuales el Caballero del Soljamás pudo leer ni entender. Perocomo hubo leído las muy claras de arribabien entendió que tenía necesidad de las obscuras de abajo para pasar elpeligroso paso de la puente. Parándosepuesel Caballero del Sol a pensar enellasni alcançaba a entender si le era necesario entenderlas para hacer lo enellas contenidoo si tomarlas en la memoria para las ir rezandoo si de otramanera de ellas se había de ayudar. Estando así pensativo y dudosoviendo que[ni] leer[las] ni entenderlas podíaacordó de tomar la tabla y llevarlaconsigopor probar si así de ella se podría ayudar. La cual luego quitó conayuda de su escuderoporque tanto era pesada que a grande afán un caballero lapodiera llevar de una parte de la puente a la otraasí que poniéndola sobreel caballo de su escudero pasó la puente adelante hasta llegar al cabodondepudo conocer que no había por donde pasar adelante porque la puente firmaba enla peña tajadasino era por una entrada de gruta que sobre la puente se hacíaen la tajada peñala cual era cercada de cuatro tablas de fino acero bienanchas y largas gruesas en manera que en la boca de la cueva estaban porumbrales y hacían una puerta cuadrada. Estas tablas estaban sutil y fuertementeencajadas con la viva piedra de la tajada peña y reciamente plomadasy puestoque esta puerta no tuviese con qué se cerrartenía cuatro descompasadosmaços de acerolos cabos de los dos estaban fuertemente asidos y engoznados enla tabla de la mano derecha y los otros dos en la de la mano izquierda. Estosmaços se movían como los del batánaunque más apriesa y con más crecidafuria. Cuando los dos herían en la tabla del suelo de la entradalos otros dosdaban sus desmesurados golpes en la tabla de lo alto de la mesma puertademanera que nadie podía entrar que no le desmenuzasen con sus apresuradosgolpesni hubiera armadura tan fuerte que escusara de no ser muerto el que lotal tentara hacer.

Viendo al Caballero del Sol una tan estraña aventuraestuvo una gran pieçaespantado y atónitopensando que cosa podían traer aquellos maços o porcuál arte o manera cosa tan pesada con tanta ligerezamoverse podía; pero yaque hubo tornado de su desacuerdoconoció que porfiar a pasar por entre losbravos golpes de los maços era tomar voluntariamente la muerte. A vuelta deestos pensamientosconsideró que volver atrás y haber de tornar a pasar lasásperas y despobladas montañasespecialmente que ya la provisión lesfaltabaera asímesmo como gustar la amarga muerte.

De esta maneradudoso de lo que debía hacertornó a pensar en lasobscuras letras de la cedrina tablaca bien tenía entendido que le eranmenester las griegas letras para pasar por la peligrosa puertaycomo unapieça estuvo mirando por ver si algo de ellas entenderíapoco le aprovechabaque cuanto más las miraba menos entendía. En este punto el coraçónque alas veces adivina lo que sale verdadse le representó una imaginación deponer la cedrina tabla en el lugar que los maços herían. No lo hubo bienpasado por el pensamientocuando tomando la cedrina tabla juntamente con suescudero y llegando a la puerta de la tajada peñapoco a pocola metió sobrela tabla que en lo bajo de la entrada estabadiciendo estas palabras: Tomadvuestra tabla. Despedaçaldapues para vosotros está hecha; o la despedaçado nos dejaréis la entrada desocupada.

No fue bien acabada de poner donde los golpes se dabancuando losdescompasados maços se alçaron y pegaron con la acerada tabla de lo alto de laentrada y esto por la grande virtud de las obscuras letras de la cedrina tablaque para aquello era hechay juntamente cesó un gran ruido que en lo bajo dela puente se hacía. Grandemente fue maravillado el Caballero del Sol viendo quepor la virtud de tan pocas letrashabían cesado los fuertes golpes de lospesados maços. Peroporque no le sucediese algún peligro en la tardançacongrande presteza pasó por cima de la cedrina tabla y siguiéndole su escudero;no estaban bien dentro en las obscuras entrañas de la peñacuando undesemejado salvaje salió al más correr de una cámara que a la una parte de lacueva se hacía y endereçando su correr derecho a la puerta de los maçossaliendo fueraquitó la tabla de las obscuras letras yechándola a suscuestasla llevó hasta ponerla en la columna como antes estaba. La tabla nofue bien quitadacuando el ruido se començó en lo hondo del ríoen lo bajode la puentey los maços se començaron a mover en la manera y con la furiaque solíanpor tal manera que nadie fuera podía salir. Y el Caballero del Solfue muy triste por haber tan mal guardado la tablapensando que no había otrasalidasino por la puerta de los maçosporque la mina parecía estar tanobscura que parecía no haber en ella alguna salida.

Pero con toda su fatiga allegándose cerca de los maços por ver si podríaver por cuál arte se moviesenvio cómo por un labrado pozo abajo descendíanunas cadenas y unas barras de hierrolas cuales con furor subían unas veceshacia arriba y otras bajaban abajo; ysegún el ruido [que] con su continuomovimiento hacíanbien entendió que en bajo de la puente andaba alguna ruedaque todo aquello movía.

Ya el fuerte salvaje volvía a la puerta de los malos ysubiendo en elantepecho de la puentepor unas pequeñas gradas se baja y por un secreto lugarpareció dentro en la cueva. Atónito y embobecido el Caballero del Sol de lascosas que veía hacer al salvaje ni sabía qué le hablase ni le ocurría quépreguntarle pudiese. En este medioel peloso salvajecon apresurados pasosala cámara se vay como el Caballero del Sol le siguiese por se informar de élde aquellos secretos y del caminosi le habíapara pasar adelanteno pudotanto que no se le encerrase; pero no tardó mucho que no salió armado de muyfuertes pieles y de un acerado yelmo con un escudo de nervios tejidos en suizquierdo braço embraçado ysin hablar palabraponiendo mano a undescompasado cuchillocontra el Caballero del Sol se vael cualtemiéndosede semejantes acometimientossiempre andaba a punto y como aquél que ensemejantes casos no era perezosoponiendo mano por su espada y embraçando suescudolo sale a recibirdonde tuvo con él una brava contienda ca bien sedefendía. Pero como los caballeros y armas fuesen desiguales y la espada delCaballero del Sol muy buenacortaba en aquellos cueros y nervios tanto que yacasi nada había quedado del nervoso escudo en el belloso braço del fierosalvaje; el cualcomo se vido perdido y sin escudosus armas despedaçadas yrotas por muchos lugaresfuese retrayendo de poco en pocodisimuladamentehasta la cámara yentrándose dentrocon gran presteza cerró la puertaental manera que por mucho que el Caballero del Sol se apresuróno pudo entrarcon él.

Muy enojado fue de sí mesmo por le haber así dejado encerrary no cesabade se reprehender de cuantos descuidos en aquella cueva había cometido y congran furiaponiendo toda su fuerçatrabajaba por le quebrantar la puertapero poco le aprovechaba porque era muy fuerte y bien barrada de gruesas barrasde hierro.

Pues como el peloso salvaje conociese que el Caballero del Sol se trabajabapor quebrantarle la cerrada puertaen esta manera le dice: -Bástetebuencaballerola mucha honra que aquí has ganado. Conténtateca en balde tetrabajas que jamás podrás abrir mi puertasi yo no quiero. Sigue tu caminoque ya te digo que en esta cueva no hallarás impedimento algunosalvo lapuerta que está en fin de esta grutala cual está fuertemente cerrada. Perosi tú me das la fe de segurocomo buen caballeroyo te acompañaré hasta enel cabo y te la abriré.

El Caballero del Solmuy contento de la nueva amistadle prometió elseguroy el peloso salvajedesarmándose de sus pielessalió de la camara ysaludó cortesmente al Caballero del Sol y él le tornó las saludespreguntándole juntamente cómo se llamaba y cuál era el hecho de aquellaaventura y por cuál arte los acerados maços se meneaban.

El desfigurado salvajemostrando rostro alegrecomençó de esta manera:-Sabrásbuen caballeroque yo me llamo Nigromato de las obscuras letras y minacimiento fue en una ciudad que ha nombre Polistonala cual está cabo lasmontañaspor donde tú pasaste a esta cuevay como yo fuese de mi nacimientoaficionado a las cosas del campo continuamente me venía a estas montañas acaça de venados y fierasyun díapermitiéndolo así mi ventura[me]encontré en las entrañas de los montes con una vieja mujergran sabidora enlas mágicas artesla cual tenía su morada en una cueva que ahí habíaypor ella rogado e importunadoacepté de la tener compañía en su soledadenpago de lo cual me enseñó cosas maravillosas en su arte. Puescomo estasabidora en lo último de su vejez fuese arrebatada por la cruel muerteyodeterminé de me volver a mi ciudad y hacer allí mi morada según solía. Mascomo fuese acostumbrado a la soledadno podía asegurar en la ciudad yasívendí lo que tenía ytornándome a estas montañasdeterminé de hacer estoque veis con mi mucho saber y haberporque quedase alguna memoria de mí ytambién porquesi a caso alguno bajase por estas montañashallase por dondepudiese pasar adelante. Este artificioque aquí veisde los maços se rodeacon una gran rueda que anda embajo de la puente en lo hondo de este gran ríola cualmovida con la rápida aguahace menear los maços con gran violencia yfuerça. Puescomo en este puente yo hubiese gastado todo lo que teníapareciéndome que sería bien quepues a mí tanto me había costadoquetambién sería justo que el que por ella hubiese de pasar pusiese algúntrabajo y algo de su entenderacordé de hacer este artificio de maços y poneraquella tabla con aquellas griegas letras con tanta virtud que por ella sehiciese lo que tú has experimentadoaunque mi voluntad es quesi alguno vieney no lo acaba de entenderal fin yo le doy libre el paso y así lo he usado yacostumbrado hacerysi con la vuestra merced he tomado esta poca decuestiónfue por probarme en lo que yo tenía olvidado. Esta es toda la verdadde este hechodijo Nigromato.

Hablando en esta sabrosa historiacaminaron el Caballero del Sol y elsalvajeno con mucho trabajo por ser espaciosa y llana aunque con alguna penapor su obscuridadpor aquella cueva hasta que pudieron ver a poco rato lasalida por la cual asaz claridad entrabaporque la puerta era de gruesa red dehierro. A la cual llegandoNigromato con una gruesa llave abrióla cualsalía entre unas ásperas penas de unas deshabitadas sierras.

Despidiéndose el Caballero del Sol del peloso salvaje y rindiéndole muchasgracias por el trabajo de le haber acompañadotomo el áspero camino sincaminoacompañado de su escudero; por el cual no anduvo muchocuando se halloen un llanodonde estaban unos árboles puestos por buen concierto entre loscuales estaba una muy clara fuente de dulce agua. Allí reposó el Caballero delSol lo poco que quedaba del día y la siguiente nocheca bien lo habíamenestersegún el trabajo [que] había pasado en las desiertas montañas.

Capítulo XI

De lo que avino al Caballero del Sol en la plaça de la fuentesalvajina con Epirón de la fuente.

Otro día por la mañanaen aquella hora que la clara luz del día con lasobscuras tinieblas de la noche traía batallael Caballero del Sol continuó elcomençado viaje por el cual anduvo tanto queuna hora ante[s] de la siguientenochellegó a una muy verde y sombrosa florestapor la cualcomo pocohubiese caminadovino a dar en una espaciosa plaça que en medio de la florestahabíabien cercada de espesos árboles con espinas y çarças entretejidos ental manera que de fuerte muro parecía estar cercadaen la cual había dospuertas muy estraña y polidamente hechasno de otra cosasino de los mesmosárboles que en manera de un redondo arcolos de la una parte con los de laotratejidos y torcidosestaban. De los torcidos árboles estaba colgado unmorado escudo con un verde cordóncon una letra que en esta manera decía:

El amor que está pendiente

con el cordón de esperança

no permite ni consiente

que mi esfuerço muy valiente

tenga quietud ni holgança.

Un poco más abajoen el mesmo escudoestaba otro letrero que en estamanera decía:

Si en la plaça defendida

caballeroentrar quisieres

perderás lo que trajeres.

Luego que el Caballero del Sol hubo leído los letreros del morado escudocomo gran deseo tuviese de saber las tales cosas y de probar las semejantesaventurasentró por la puerta de los torcidos árboles en la plaçacuyaentrada las letras del morado escudo defendían.

En medio de ella estaba una cuadrada piedra de claro mármolde ocho pies delargo y tantos de ancho y alta hasta la rodillaallanada sobre el verde campo.Sobre esta piedra estaban dos pelosos salvajes de piedra pardabien al naturaltalladosde mediana grandezatrabados cada uno de los largos cabellos del otrotirando con gran porfíalas cabeças muy inclinadas hacia la mesma piedradonde los pies tenían. Por sus abiertas bocas salían dos caños de muy dulce yclara aguala cual caía en la marmórea piedra en un espacio que entre los dosen medio estaba cavado a manera de una gran bacíaen cuyo medio había unsumidero por donde la salvajina aguapor un secreto lugartornaba a salir dela cercada plaça con un sonoro ruido que en su despedida hacía.

Como todas estas cosas el Caballero del Sol hubiese miradodescabalgando desu caballoa una parte de la plaça con su escudero se recoge por reposar y dardescanso a los trabajados miembros. Otro díaal tiempo que el alba rompíaelCaballero del Sol despertó del sabroso sueño con el dulce canto de las avesca muchas y diversas había en aquella florestaasí por gozar de aquella suavearmonía como por gozar del frescor de la mañana. Con espaciosos pasos elCaballero del Sol va para la salvajina fuenteca gran sabor había de mirar suestraña hechuray cuán bien y al propio los dos salvajes se estaban mesando.Estando de esta manera embebecidooyendo las pajaricas y mirando la muy hermosafuenteoyó pasos de caballoycomo la cabeça volviese hacia aquella partevio cómo en la plaça había entrado un caballero grande de cuerpoarmado deunas armas pardas sembradas por ellas unas tocas pequeñas. Traía sobre elyelmo una rica toca atada. Venteávasela el muy sabroso aire de la mañanavolviéndola a unas partes y a otras en tal manera que a su gentil continentemeneo y grande apostura mucha gracia ponía. De su cuello pendía un fuerteescudoel campo pardopintada en él la salvajina fuente y una hermosadoncella acostada sobre la mesma fuentesobre el codo y la mano en la mejilla;el cualcomo hubo llegadoen alta vozcontra el Caballero del Solen estamanera dice:

-Caballero quebrantador de la ley del morado escudodeja todo lo que hasmetido en esta plaçaca lo tienes perdidoy vete luego tú y tu escuderosino conmigo eres en la batallaporque forçadamente has de hacer una de las doscosaso irte vergonçosamente dejándoloo defenderlo venciendo.

-Por ciertodijo el Caballero del Solno sé yo qué razón tenéis de mepedir lo que yo he menester para mi viajepues no he cometido algún yerrocontra vos. Mas como sea caballero que peregrino por el mundotomándome aquíla nocheme fue forçado albergar esta pasada noche en esta plaça.

-Gastar palabras es porfiar otra cosadijo el Caballero de la Fuenteporquesi tu eres caballero andante y tenías necesidad de tus armas y caballo nodebieras entrar en esta plaçapues por la ley del morado escudo lo tienesperdidoypues la quebrantastejusto es que pagues la pena por ella puesta.Deja ya de perecear y dame tu caballo y esas armasque muy preciadas parecenymássi otra cosa tienes dentro en esta plaçao ve a cabalgar en tu caballoque si de grado no lo quieres hacer yo te lo haré dejar en esta plaça porfuerça.

-No dejaré de lo que yo tanta necesidad tengodijo el Caballero del Solcagrande afrenta y peligro me sería caminar a pie y desarmado por tierrasestrañas. Peropues tanto deseas la batallaaguárdame un poco queprestamente seré contigo en el campo.

Diciendo estas palabras el Caballero del Solenlaçando su yelmocabalgóen su caballoytomando su lançase va para el Caballero de la Fuentepreguntándole por cuál razón le pedía su caballo y armas y le desafiaba amortal batalla.

-Pláceme de te lo decirdijo el Caballero de la Fuenteaunque a ello no memueve necesidad; pero porque sepas que tengo razón de te lo pedir. Sabrásbuen caballeroquecomo yo sea señor de esta tierramuchas veces acostumbrovenir a caça a esta florestaagora y antes que esta plaça y fuente sehicieseny conteció quecomo un día padeciese gran sedvine como el corridociervo a esta fuenteen la cual hallé una muy bella y apuesta doncellahijadel duque Ditreogran señor y mi vecino en la tierrala cual aquí fuetraída por una muy estraña aventura que dejo de contar por no ser prolijodecuyos amores yo fui luego presoy jamás me quiso otorgar su amor debajo decasto matrimonioni aun recibirme por su caballerohasta que hiciese estaplaça y fuente como agora la veis y en la mesma forma ella la pidióporque desu venida a este lugar quedase memoriay con tanto que por espacio de un añola guardasequitando a todos los caballeros todo lo que en esta plaçametiesen. Y pues tú eres caballeroy habrás gustado el veneno del amor ysabes cuánta razón tengo de te lo pedirdéjame tus armas y caballoca diezmeses ha que guardo esta salvajina plaça y no he visto en ella otro másapuesto caballero ni otras mas galanes armasysino [fuera] por lo que traigoprometidoyo te dejaría ir en paz.

-Pues las mejores armas que has tomado son estasdijo el Caballero del Solrazón es que más caro las compres que las otras que no eran de tanto valor.Por tantopues tú no me quieres dejar en pazyo quiero que en la batalla lasganes.

Capítulo XII

De la batalla que hubo el Caballero del Sol con Epirón de lafuente de los salvajes.

Dejando las palabraslos caballeros vinieron a las armasy tomando deaquella plaça cuanto les pareció que era menesterlas lanças bajasal máscorrerse vinieron a encontrar en medio de aquella plaçade tal poder que laslanças volaron por el aire en menudas pieçastales y de tanta fuerça fueronlos encuentros quepor poco entrambos los caballeros vinieran a tierra. Peroluego que fueron vueltos de los encuentros y afirmados en las sillasmetiendomanos a las espadasse van el uno para el otrodándose tales y tan pesadosgolpes que entre si parecían hacer la música de los herreros. Así anduvieronuna gran pieça que jamás tomaron algún descansotanto que los caballosandaban tan lasos y cansados que apenas contornearlos podían. En esta horasinhablar palabrase apartaron por dar descanso a los braçosca muy atormentadosde dar y recebir golpes los tenían. No pasó mucho que començaron a mover eluno contra el otropero los caballos estaban tan cansados que apenas moverlospodíanasí que les fue forçado hacer de ahí adelante su batalla a pie.Descabalgandopuesa mucha priesa de los caballoslos escudos embraçadoslas espadas altastornaron a la començada batalla no con menos esfuerço yrigor que al principioantes como ya el uno del otro estuviesen gravementeenojadosse herían de tan duros y espesos golpes que los escudos eran cortadosy las lorigas por muchas partes falsadas. En tal manera que ya los desarmadosmiembros padecían gran detrimentosintiendo los acerados filos de las espadasen sus carnes.

Andando en esta porfiosa batallano cansando de dar y recibir golpeselCaballero del Sol miraba cómo podría dar cabo a aquella contiendaca bienentendía que le era menester su esfuerçosegún el caballero de las armaspardas era valiente y esforçado. Echando los ojos contra su enemigopudo vercómo por el muslo izquierdo tenía las armas rotas. Pensando poderlo por allíheriralçando muy alta la espadahizo semblante de lo herir sobre el yelmoycomo el Caballero de la Fuente alçase el escudo por en él recibir el durogolpeel Caballero del Sol bajó con un mañoso tajo y alcançándole en lodescubierto del muslo le hizo una peligrosa heridatal que a pocas cayera entierra.

A esa horapor la puerta de la salvajina plaçaentró una hermosadoncellaricamente guarnida y bien acompañada. No [apenas] fue bien vista delos dos caballeroscuando cada uno se apartó a su parte hasta saber lo que tanalta señora quería mandar. La cualcomo hubo llegadoviendo al caballero delas armas pardasal cual ella por marido esperabatan malheridodijo en estamanera:

-Caballero del Solque hayáis venturayo soy la que tengo puestas lasleyes porque es vuestra batallaypues yo las hiceyo las puedo deshacer. Yoos ruego que dejéis la batalla y os doy licencia que estéis en esta salvajinaplaça todo lo que fuere vuestra voluntady yo creo que el caballero de lasarmas pardaspor mi amordejará también la batalla y os dará por libre loque os tiene pedido.

-Gran yerro haríadijo el Caballero del Solel caballero que no obedeciesemandamiento de tan alta y hermosa doncellayo soy contento de hacer lo que mees mandadocon tanto que la vuestra merced soltéis la palabra a este caballeroque conmigo hace batallaen tal manera que él no sea tenido a pedir a algúncaballero que en esta plaga entrarecosa algunani lo desafíe. Pero sitodavía quisiere guardarla hasta que el año sea cumplidosea a tal condiciónque pida solamente justa y no forçadasi no a la voluntad del caballero que enesta plaça entrare y no en otra manera.

-Yo soy contenta de lo así hacerdijo la noble doncella. Desde agora sueltoal caballero la palabra y revoco las condiciones puestas en esta plaça.

El caballero de las armas pardas lo confirmó y prometió de lo ansí guardary cumplir. Y con importunación rogó al Caballero del Sol que él mantuviese lajustaen tanto que él guarecía de sus heridas y así mesmo se fuese con él aun su castillo que de ahí se parecía por reposar y ser curado de dos pequeñasheridas que tenía.

El Caballero del Sol aceptó su ruego y tomó el cuidado de la guarda de laplaçay después de haber v apretado la herida al caballero de la plaçasalvajinaayudándolo a cabalgar en su caballose van mano a mano al castillopreguntando el Caballero del Sol al Caballero de la Fuente Salvajina su nombre yel de aquella plaçapues la causa de su principio ya la sabía.

-Mucho me placedijo el Caballero de las Armas Pardasde lo decir. Yo mellamo Epirón de la Salvajina Fuente. Soy hijo de Rieso de la Gran Famasialgún tiempo oíste decir.

Hablando en estas cosas llegaron al fuerte y hermoso castillo dondesiendoEpirón de la Fuente puesto en un rico lechodespués de ser curado de susheridaslas tablas fueron puestas a tanto contento del Caballero del Sol porhaber cobrado un tal amigo de mortal enemigoque puesto que muy altamente fueservidomucho más le parecía a él por haber conocido un caballero tan nobley tan bien acondicionadoca así parecía que lo amaba como si propio hermanofuera.

De esta manera y con mucho contento estuvo el Caballero del Sol seis días enel castillo de Epirón de la Fuente Salvajina que no vino alguna aventura a lafuente de los salvajes.

Capítulo XIII

De una justa que mantuvo el Caballero del Sol a unoscaballeros que vinieron a la plaça de los salvajes.

Ya el sexto día después que el Caballero del Sol hubo la batalla conEpirón de la Fuente era pasado y el séptimo con su nueva luz los camposalumbrabacuando Silviohabiendo salido hacia la plaça de los salvajes portomar el frescor de la mañanacon mucha prisa volvía. Y el Caballero del Solcodiciando saber a qué tan presto volvíaen esta manera le habla.

-¿Qué prisa es esaSilviomi fiel escudero? Señordijo Silviocuatrocaballeros han venido a la fuente de los salvajeslos cuales me demandaroncúya era aquella plaçay cómo estaba ahí aquella huella de caballos. Estaplaçadije yoes de Epirón de la Fuente Salvajina. En ella mantiene justa uncaballero estraño a los caballeros que por su voluntad la quisiereny si lasvuestras mercedes quierenyo lo iré a llamar que en aquel castilloque deaquí se pareceestá.

-En eso nos haréis placerdijeron los cuatro caballeros.

-Luego yo con la priesa queseñorveisme vine para este castillo. Lavuestra merced haga como sea servido.

Oído que hubo el Caballero del Sol a su escuderocon mucha priesa secomiença de armary tomando licencia de Epirón de la Salvajina Fuentecabalgando en su caballoel derecho camino de la salvajina plaça tomóycomo hubo llegadoyéndose para los caballeros que en torno de la fuenteestabanen esta manera los saluda:

-Dios os salvecaballeros. Perdonad mi tardançaca si yo supiera de lavuestra venidayo fuera luego aquí. Si os place de ejercitar la justacabalgad en vuestros caballos y ensayarnos hemos un rato.

-Gentil caballerodijo el que entre ellos principal y señor parecíavuestras corteses y bien criadas palabras a toda amistad nos convidanla cualnosotros ganamos en la tener con un tal caballeropero pues la justasegún mepareceno es forçada entre amigos se puede ejercitar. Por lo cualyo por míy por estos caballeros acepto la justa. Perodecidmeque hayáis ventura¿cuántas lanças ha de correr cada uno?

-Tres o cuatrodijo el Caballero del Solmás o menoscomo quisiere el quela justa pide.

Como estas palabras fueron acabadaslos cuatro caballeros cabalgaron en suscaballos y el primeroque de los otros señor parecíase va al puestoelcual era armado de unas armas saldesricas a marabillapartidas con oro.Traía en el escudo una torre y un preso caballero en ellapuesto en unaventana con una gruesa cadena de hierro al cuello. Alançando pues la voz elCaballero de la Torredijo:

-Vente para míCaballero de las Lunetasy verás una hermosa justa.

A esa horalos dos esforçados caballeros se vinieron el uno contra el otroal más correr de los caballosy topándose en medio de aquella plaçalaslanças fueron partidas en muchas pieçasquedando cada uno en la silla sinhacer revés algunoyvolviendo con gentil continentetomaron otras lanças ylas pasaron como las primeras; por lo cualen mucho tuvo el Caballero del Solal Caballero de la Torreca muy diestramente justaba. Así como las segundaslanças fueron quebradasfueron de las terceras servidosporque Epirón habíaya muchas ahí enviado. Las terceras lanças bajasse vinieron los doscaballeros el uno contra el otro en la fuerça de sus caballosy encontrándoseen medio de aquel campolas lanças fueron partidas en menudas rajas y elCaballero de la Torre encontró al Caballero del Sol en el escudo de tal poderque le hizo perder la una estriberapero el escudo no fue falsado por su granfortaleza. El Caballero del Sol encontró al Caballero de la Torre de tal poderque le hizo otra ventana en la torre de su escudopero el arnés no fue falsadoy el caballero hubo perdidos los estribos y el escudo hubo quebradas lasembraçaduras y vino a tierra; perocomo el caballero fuese muy diestroafirmándose presto en la silla y volviéndose contra el Caballero del Solenalta voz dijo:

-Fuerte y hermoso caballerovos habéis justado como uno de los mejorescaballeros del mundo y como a tal yo os doy la gloria de ello.

-Puestoseñor caballerodijo el Caballero del Solque la justa esté bienpartidavos señor merecéis el premio de ella.

Y diciendo esto el Caballero del Sol se tornó al puestoporque ya otrocaballero movía para salir a la justa. Sus armas eran blancassembrados porellas unos manojos de oro. En el escudo traía dos enanos de estraña figura congruesos correones en las manoscon un caballero en mediodesnudoatado a unacolumna como que con los açotes los enanos lo herían.

-Guárdate de mi lançadijo el Caballero de los Enanos al Caballero delSolque hiere con cuchilla tajante.

-Guarda bien tus enanosdijo el Caballero del Solporque no te los castiguela mía en pago de la crueldad que cometen contra el caballero atado.

Acabadas estas palabrasmovieron el uno contra el otro cuanto los caballosllevarlos podíany viniéndose a juntar en medio del campolas lanças fueronquebradas y el Caballero de los Enanos vino a tierra con el arçón de la sillatraseroque fue causa de su caídaasí que luego cesó la justa con elCaballero de los Enanosreyendo mucho sus compañeros de las palabras quehabía dicho y de cómo le había sucedido.

El terceroque las mesmas armas que el segundo y cuarto traíacomençó depasar hacia aquella parte donde sus compañeros tenían el puestodiciendoestas palabras:

-Caballero cortésno uséis de tanto rigor conmigo ca yo mansamente mequiero haber con la vuestra merced.

-¿Cómo?dijo el Caballero del Solasí os responderé.

Diciendo esto y dando de las espuelas a los caballos se vinieron a encontraren medio del campode tal manera que las lanças fueron quebradas ytomandootraspasaron como las primeras. Luego fueron servidos de las tercerascon lascuales movieron al más correr de los caballos ytopándose de muy fuertesencuentrosel Caballero de los Enanos hubo el escudo falsado y apenas hubieracaído del caballosino fuera socorrido de uno de sus compañeros.

El Caballero del Sol pasó muy recio por él con muy gentil continente.

El cuarto caballero sin hablar palabra se va al puesto y la lança bajasevino contra el Caballero del Solque ya asimesmo iba contra ély topándoseen medio de la salvajina plaça las lanças volaron partidas por el aire. Perocon la gran fuerça de los rigurosos encuentroslos caballos se hicieron atrástres o cuatro pasos. Tornando pues a la començada justa tomaron otras lançasy corriendo el uno contra el otro cuanto los caballos llevarlos podíanelCaballero de los Enanos encontró al Caballero del Sol en soslayo del escudo ysu lança no fue quebrada. El Caballero del Sol le encontró entre los dosenanos del escudo de tal poder que el Caballero de los Enanos viniera a tierrasino se abraçara con el cuello del caballo. Vueltos que fueron los caballerosdel duro encuentrotomaron las terceras lanças y movieron el uno para el otroal más correr de los caballos. El Caballero del Sol encontró al Caballero delos Enanos sobre el yelmo y la lança no prendió y quedó sana y el Caballerode los Enanos perdió el encuentro por un corcobo que hizo su caballo en mediode la carrera.

De esta manera se partió la justa con los cuatro caballerosdiciendo elCaballero de los Enanos: Bien lo hemos hechoCaballero del Solpor no echar encosta a Epirón de la Salvajina Fuente. De lo cual todos muchos rieron. Luegolos cuatro caballeros se querían partir de la Plaça de la Fuente Salvajinamas el Caballero del Sol les rogó se desarmasen y reposasen y comiesen con élca bien menester lo habían todoslo cual ellos de voluntad aceptaron por hacerplacer al Caballero del Sol y dar descanso a sus trabajados cuerpos. Loscaballeros fueron desarmados y las mesas fueron paradas sobre el herboso campodonde fueron bien servidos de lo que Epirón de la Fuente había enviado. Lastablas fueron alçadas y el Caballero del Sol rogó al caballero de las armassaldes le dijese por cuál razón traían aquella divisa de la torre y enanosca ganoso era de saber tales y semejantes cosas.

-Plácemehermoso caballerode te lo decirdijo el Caballero de la Torre.Yo traigo la torre con el caballero preso y estos tres caballerosque misprimos sonlos enanos con el caballero desnudo porque yo tengo un solo hermanoel cual como saliese a buscar sus aventuras acertó a llegar en esta tierraenla cual oyó decir que en el Castillo del Hondo Valleque XXX millas está deaquíhabía dos jayanesel uno llamado Zuaço y el otro Crozoneolos cualesmantenían toda soberbiacautivando los andantes caballeros y forçando lashonestas doncellasy como su intención fuese quitar las tales fuerças yvengar los semejantes agraviostomó el derecho camino para el Castillo delHondo Valley como muy cerca llegasesiendo visto de los hombres del castillofueron los gigantes avisados de su venida y salió el mayorque Zuaço habíapor nombrecon el cual después de haber pasado muchas palabras hubo subatallaen la cual acabó su miserable vida el soberbio y desemejado jayánquedando mi hermano muy laso y cansado de la batalla y con dos pequeñasheridas. No había bien mi hermano levantándose sobre el muerto gigante Zuaçocuando llegó el otroque Crozoneo había por nombrey lo acometió tanbravamente quecomo muy fatigado de la pasada batalla estuviesedespués de sehaber contra él por más de una hora mantenido en campo en porfiosa contiendafue vencido por el bravo y sin piedad Crozoneoel cual mandó a cuatrocaballeros de los suyos lo llevasen a la muy fuerte torre del castillo y loechasen prisiones a los pies y a la gargantaporque muchas muertes muriese enpago de la que al desemejado Zuaço había dado. De aquella torre le sacan cadaocho días al lugar donde fue la batalla en el cual el valiente Crozoneo hizoponer una columna a la cual le atan y con duros correones dos enanos fuertementele açotan. Por la cual causa que has oídoCaballero del Solyo traigo latorre con el caballero preso y estos caballeros los enanos. Después que estehecho vino a nuestros oídoshaciendo estas armas y de ellas armadossalimosde nuestra tierra con propósito de no dejar la demanda ni la divisa hastasacarle de poder de aquel soberbio gigante o morir en ella.

Gran sabor había el Caballero del Sol de se lo ver contarca cuerdo ygracioso caballero era y no con menos gracia sabía decir que en el campo bienjustaraunque mucho le pesó que un tan buen caballero así encarcelado ymaltratado por un cruel jayán fuese y sino por lo que había prometido aEpirón de la Fuente Salvajina los acompañara en la demanda y fuera en ladeliberación.

Los cuatro caballeros se lo agradecieron muchoca eran tan buenos y tandiestros en batallar que no les hacía menester otra ayuda para destruir algigante y a sus caballeros.

Luego que hubo puesto fin a su hablar el Caballero de la Torretodos cuatrose despidieron cortésmentetomando el derecho camino para el Castillo delHondo Valle.

De esta manera estuvo el Caballero del Sol en la plaça y castillo de Epirónde la Salvajina Fuente por espacio de veinte díasen los cuales hubo muyhermosas justas de buenos caballeros y hermosas invencionesque aquí se dejande contar por evitar prolijidaden cabo de los cuales Epirón de la Fuente fuesano de su herida y recio para tomar armas.

 

Capítulo XIV

De la batalla que hubo entre el Caballero del Sol y Atiloniodel Río Sangriento.

Ya que Epirón de la Salvajina Fuente fue bien sano de sus heridas y endisposición de sufrir y ejercitar las armasel Caballero del Solganoso decontinuar su viajecada día daba priesa porque Epirón de la Fuente le dejasepartir; pero como en aquellos pocos días grande amistad entre los dos hubieseentradomuy grave se le hacía a Epirón de la Fuente su partida. Ya esta causade día en día lo dilataba y detenía por tenerlo consigopero ya vencido deimportunación vino a consentir en la partida.

Después que con mucho pesar del uno y del otro se partióel Caballero delSol tornó a su incierto camino. Tres días eran pasados que no le avino cosaque de contar sea. Ya el cuartocon el encumbrado sol mediabacuando elCaballero del Sol començó de entrar y subir por unas muy altas sierras de muygran maleza por las cuales camino dos díascuando se hallaba en valles tanhondosque mirar las altas peñas la vista turbabacuando subía tan alto poraquellas altas y arriscadas sierrasque mirar a los hondos vallesla cabeçaenflaquecía. Los caballos iban tan cansados y molidos del áspero camino queapenas podían andar adelante. De esta manera el Caballero del Solcon grantrabajopasó por muchos peligros de ríos y de fieros animales que en aquellasmontañas habíalos cualesasí pasadosse halló cerca de un espaciosovalle por el cual pasaba un gran ríoyasí como el que con muchos peligrosha navegado con gran deseo y placer de se ver de ellos libre salta en tierraasí el Caballero del Soldescabalgando de su caballose tiende en la herbosaribera por tomar algún tanto de reposo del trabajo pasado lo que restaba deldíay la siguiente noche albergó ahí a la sombra de unos frescos arboles.

Otro díaya el sol tornaba por su acostumbrado caminoel Caballero delSolcabalgando en su caballoacompañado de su escuderocomençó de andarpor el río arribay cuando fue alongado un poco de su estanciavio unahermosa y fuerte fortalezacual otra mejor él no había vistola cual hirmabasobre la punta de una gran puente que en el gran río había. Y como más cercallegasepudo ver un caballero que por la otra parte de la puente llegaba a lafortaleza. El Caballero del Solentendiendo que podría ser aquél algún pasodefendidoporque el otro caballero no le ganase por la manodando de laespuela al caballollegó a las puertas de la fortaleza y començó de herirlas aldabas fuertementepidiendo le dejasen pasar. A esa horaun bravogiganteque señor de la casa erase paró a una gran ventanaque sobre lapuerta parecíaal cual el Caballero del Solde esta manera dice: -Caballeroque hayas venturamándame abrir la puerta y dame paso por tu rica puentecamucho tengo que hacer de esa otra parte.

Luego la gran bestiacon su ronca vozdio principio a tales palabras: -divil hombre¿por qué quiebras esas puertas con tu porfioso golpearnosabiendo quién está en la fortaleza que te pida estrecha cuenta? Vuelve a leerla letra de aquellas columnasyo te doy licenciaporque no peques deignoranteca yo te digo que si las ves que no tornarás a dar más golpes enlas puertas que no te lo han merecido.

-Mándame abrirgigantedijo el Caballero del Solque poco me aprovechaleer la letra de las columnas para lo que yo de esa parte tengo de hacer.

-Esperano huyascon espantoso semblante dijo el desemejado gigantequepues tu quieres pasar por mi puenteyo te bajaré a abrir a puerta.

A esa hora llegó al gigante uno de sus hombresdiciendo cómo otrocaballero llamaba a la puerta de la otra parte de la fortaleza. -De habla vienenhechos estos falsos caballerosdijo el valiente ante. Piensan que ya me tienenen el lazocomo si yo no bastase hacer pedaços de una docena tales como ellos.Andadile que atienda un pocoque no hallas la llavemientras yo traigo esteotro a la prisión.

Diciendo estose fue para dentro y en breve salió de la fortaleza armado demuy lucientes hojas de acero. Sobre ellas vestía un muy fuerte y acerado peto.En su cabeça traía un luciente yelmo con un descompasado escudo echado a lasespaldas. De esta maneracabalgando sobre un gran caballoel fiero gigante desu fortaleza al campo sale.

El Caballero del Solque algún tanto afuera se había tiradoyéndose parael gigantede esta manera le dice: -Parécemegiganteque no me quieres dejarpasar sin batalla.

-¡Ohcuitado caballero!dijo el bravo jayánbien te podrás loar sialgún tiempo de mi prisión salieresqueestando en campo con Atilonio delRío Sangrientoosaste delante de él hablar. Vente para míque yo te harévolar sin alas.

Estas palabras acabadastomando del campo lo que les parecióse fueron eluno contra el otro en la furia y fuerça de los caballoslas lanças bajas.Pero el bravo gigante perdió el encuentro porque su caballopremiado con elpeso del disforme gigantetropeçó en medio de la carrera y por poco vinieranentrambos a tierramas el jayán como era muy diestrohirmando la lança entierraescusando su caída juntamente con la del caballola lança fuequebrada en dos partes.

A esa horael Caballero del Sol no estaba despaciocallegandoloencontró entre el peto y las fuertes fojas de azero en descubierto del escudode tal poder que malamente lo llagó en el costado izquierdo ysi la lança noquebraraAtilonio no esperara otro encuentro en campo. Pues como aquella fierase sintió malheridabramando con gran furiase volvió contra el Caballerodel Soldando grandes palos a su caballo con lo que de la lança le habíaquedado. Y como el Caballero del Sol viese que mucha sangre perdíaandábaseguardando de sus duros golpeshiriéndole de su espada cuando a su salvohacerlo podíaporquevertiendo la sangreperdiese la fuerça. En pocoespacio andaba el gigante tan laso por la mucha sangre que había perdido que apocas cayera del caballo. Como el Caballero del Sol bien conociese su flaquezayéndose contra éllo hirió de dos grandes golpestanto que lo hizo caersobre el cuello del caballo yarremetiendo de prestolo empujo y dio con éldel caballo abajo tan desacordado como si muerto fuese. No fue perezosoquesaltando de la silla en el verde campofue sobre él yquitándole el yelmovio en la color ser mortal ymirándole la heridapudo ver cómo le pasaba alo hueco por bajo de la tetilla izquierdapor la cual reciamente soplabaechando borbollones de negra sangreen tal manera que en breve espacio fuemuerto.

Gran placer mostraban los [del] castillo por la muerte de Atilonio del RíoSangrientoca todos lo servían contra su voluntad por ser él follón y cruel.

Luego que la batalla fue partidapor la muerte de Atilonioacordándose elCaballero del Sol de las columnasfue a ver lo que en ella[s] estaba escritoycomo a ellas hubo llegadovio eran doce columnas delgadas hasta los hombros.Encima de ellas estaba una piedra de llanoredonda como una gran rueda. Sobreésta estaba Atiloniohecho de una piedra vermejadesarmando a un caballeroque en bajo de sus rodillas tenía. En torno de la redonda piedra estabanescritas unas letras que decían: Guárdatecaballerode llamar a estafortalezaporque en ella está Atilonio del Río Sangriento que hará de tisacrificio a sus dioses. Luego que las letras hubo leídofuese contra lafortalezaycomo de los servidores del gigante fue vistolas puertas fueronabiertas con grandes vozes que dabandiciendo: Bien venga el esforçadoCaballero del Sol que nos ha librado del cautiverio del muy soberbio Atiloniodel Río Sangriento.

No fue bien dentro en la fortaleza el Caballero del Solcuando loscaballeros de la fortalezaque de la Puente Vedada había nombreveniéndosepara élle entregaron las llavesrecibiéndolo por señor con aquellareverencia que a Atilonio solían hacerpero como el Caballero del Sol nohubiese olvidado al caballero que a la otra puerta estaba cansado de dar vozesmando que luego fuese abierto y que de allí adelante libremente dejasen pasar acuántos fuesen y viniesencon tanto quesi caballeros fuesenpasasen uno auno o dos a dosporque podrían venir algunos parientes del jayán y cometeralguna traición.

Capítulo XV

De la batalla que hubieron el Caballero del Sol y el caballeroque llamaba de la parte de la puente.

Luego que la puerta de la torre que estaba sobre la puente fue abiertaentrando por la puerta el caballero que ahí esperabafue para el Caballero delSolarmado de unas armas celestes con un muy fuerte escudo blancoentalladosen él dos caballeros del color de sus armasarmados y trabados de las manos.Tenían un letrero que por cima de las cabeças estaba escritocuyas palabraseran éstas:

Los bienes que la fortuna

a ojos ciegos suele dar

los que fueron de la cuna

dos cuerpos y alma una

entre sí han comunicar.

Sobre sus pechos tenían escritos sus propios nombrescubiertos con unassutiles portecicas. El cualcomo ante el Caballero del Sol llegasedijo así:

-Caballerobien sabes queante que llegases a esta fortalezayo habíallamado a la puerta de la torreypues yo primero pedí el paso y la batallaa mí convenía tomarla primero con el jayánporque según disponen las leyesel que es primero en tiempo es primero en derechoy cuando yo faltaraomuriera en ellaquedara asaz tiempo para hacer la vuestraypues así no lohabéis querido guardaryo os desafío mortalmente y os doy este guante enseñal y gaje. Diciendo esto el caballero estrañosin aguardar respuestasesalió al campo donde había sido la batalla entre el Caballero del Sol y elgigante Atilonio.

Pues como el Caballero del Sol viese que no podía escusar la batallapuestoque conociese que el caballero estraño no tenía razón para le desafiartornó otra vez al campoaunque bien cansado de la batalla pasada yyéndosepara el caballero estrañoestas palabras le dice:

-Caballero que hayáis venturaid vuestro caminopues el paso que os doydesembaraçadoy dejad la batallapues os falta razón para la pedir y a mi nome faltan fuerças para me defender yaunque me faltasenno me falta ánimopara morir.

Muy rebelde estaba con todo esto el caballero estrañodiciendo al Caballerodel Sol:

-Aparéjate de yelmo y escudo y lançasino así como estás te acometeré.

No fueron bien oídas estas palabras por el Caballero del Solcuandopidiendo su escudo y lança y enlazando su yelmotomó del campo lo que lepareció ca ya su enemigo su parte tenía. Sin más hablar palabrasse vinieronel uno contra el otrolas lanças bajascon la furia de los caballosdándosetales encuentros quedesacordadoscayeron sobre los arçones de las sillas ypor poco vinieran entrambos a tierrapero como los caballos eran muy diestroscomo pasaron los encuentrosestuvieron quedostanto que hubo espacio de volveren su acuerdo.

Muy maravillado fue el Caballero del Sol de ver tan fuerte encuentro comohabía recibidopensando qué caballero podría ser aquél que tan diestramentehería de la lança. Y parecióle que podría ser el valiente Floramanteagoranuevamente nombradoo el bastardo animalVitoraldo por nombresu hermano.

Pensando que estaba en esto el Caballero del Solya el caballero de lasarmas azules veníala espada altapor le herir sobre el yelmoperodando dela espuela al caballole hizo perder el golpe yponiendo mano a su espadavolvió contra éldonde se començaron de herir de tantos y tan grandes yespesos golpes quehaciéndose inclinar las cabeças hasta los arçonesdelanterosvivo fuego sacaban de los acerados yelmos. Gran rato anduvieron enesta porfiosa batalla que no se conocía mejoría de la una parte a la otra.

A esa hora el Caballero de las Armas Azules dijo al Caballero del Sol:

-Esforçado caballerosi os place hagamos nuestra batalla a piepues acaballo no la podemos dar cima.

-A mí place de hacer lo que pedísdijo el Caballero del Sol.

Diciendo estolos dos saltaron en tierra yapretadas las espadas en lasmanoslos escudos embraçadosse va el uno para el otrodonde se començóotra lid no menos peligrosa que la pasadahiriéndose de tan fuertes y grandesgolpes que si no [fuera] por las armasque muy buenas eranpadecieran grandaño en las personas. Perocon todo esoel Caballero de las Azules Armasestaba herido de dos pequeñas heridas y el Caballero del Sol de una. Muyenojado el Caballero del Sol de ver que la batalla tanto durabaechó el escudoa las espaldas y tomando la espada a dos manos fue contra el Caballero de lasArmas Azules por le herir sobre el luciente y resplandeciente yelmoel cual deaquel golpe fuera falsado si el Caballero de las Armas Azulesviéndole venirno se cubriera de su muy recio y fuerte escudoy fue tal quequebrantados losgonces de las portecicas de los secretos nombrescayeron en tierra y losnombres quedaron descubiertos.

Como el Caballero del Sol viese aquel secreto abierto y el caballeroestuviese algo aturdido del pesado golpedeseando saber lo que se contenía enlas letrasllegándose a élleyó su propio nombre y el del caballero que conél hacía batallade lo cual mucho fue maravilladoca era el mayor amigo queél jamás había tenidoy no se pudo tanto sufrir que no entrase con él y lotomase entre sus armados braços. Y a todo esto el Caballero de las Azules Armasestuvo quedo porque bien sentía que su contrario había leído los secretos desu escudo. Ni el Caballero del Solcon la crecida alegríasabía qué lepreguntarni el de las Armas Azules qué le decir. Ya que el sobresaltado gozodio lugar a la lengua que hablaseel Caballero del Sol así dijo: -Ohmiseñor y amigo Pelio Roseoqué yerro ha sido éste tan grande que yo no osconociese siquiera en el herir de la lança. Perdonad a este vuestro amigo quegravamente tiene errado contra vos.

-Yo soy el que he pecadodijo Pelio Roseoporqueconociéndoos por miseñorhe querido probar vuestra gran caballeríapor lo cual yo pido elperdón.

Hablando en estas y otras cortesías se fueron mano a manocomo estaban enel escudo del Caballero de las Azules Armasa la fortalezapreguntándole elCaballero del Sol de su camino y por cuál razón traía aquellas figuras en suescudo.

-Bien sabéisseñor caballeroque ha cuatro años que partí de la cortede España a buscar mi ventura. Pues como en esta tierra llegaseenamoréme deuna doncella que de gran tierra era señorapor la cual pasé mucha fatiga ygrandes trabajos de armas por la defender su tierra. Pero al finen pago de misserviciosme escogió por maridoasí que me fue forçado amar esta tierra ydejar la de Españaaunqueacordándome de nuestra estrecha amistadcada díame crecía mayor deseo de os ir a visitar y continuamente importunaba a mi mujerme diese licencia para me ir algunos días a Españala cualpuesto que muchosdías me detuviesepero al finconociendo mi deseome la dio; luego hicehacer estas armas en las cuales hice poner aquél que yo por verdadero amigoamaba e iba a buscary ha sido tal mi venturaque tan presto yo os hayahallado donde yo quise confirmar con batalla la amistad que la antiguaconversación y experiencia había aprobadoy pues yo no buscaba otra [personaen] España sino a la vuestra merced. De aquí nos vamos a un mi castillo quetreinta millas está de aquídonde os deseo hacer el servicio que yo esperabarecibircomo merced de vuestra manoen España.

Hablando en estas cosas entraron en la fortaleza de la Puente Vedadadondefueron puestos en ricos lechosno tanto para ser curados cuanto para descansardel trabajo pasado. Y ahí fueron curados de las pequeñas heridas y servidoscumplidamente de todo lo necesario.

Como el Caballero del Sol entendió que aquella fortaleza convenía paraPelio Roseopor estar cerca de su tierra y porque él la podría biensustentarhizo a los caballeros que lo tomasen por señorde lo cual ellosmuchos se holgaron porque ya tenían en aquella tierra conocida su bondad y sugrande esfuerço.

Ya que los dos caballeros estaban en disposición de sufrir el peso y trabajode las armasponiendo Pelio Roseo un alcaide que de sus vasallos había embiadoa llamarse partieron los dos amigos para un su Castillo que del Miradero sellamabay el Caballero del Sol holgó de hacer aquella jornada por ver latierra de Pelio Roseo y holgarse con él y darle placer y contentopues él tande voluntad le iba a buscary así mesmo porque el pensamiento le decía queaquélla era la solitaria tierra que para su descanso y ventura buscaba.

 

Capítulo XVI

Cómo el Caballero del Sol halló la solitaria tierra que ensu imaginación y sueño se le había representado.

Dejando proveído todo lo necesario para la guarda de la fortaleza de laPuente Vedadao del Río Sangrientoque así se llamabaporque el agua quepor él corría parecía sangreno porque ella fuese de tal colorsalvo porquela tierra por do corría era vermeja y hacía la agua a su colory sacada deallí era buena y claray por esto se llamaba el Río Sangrientoy el giganteAtilonio del Río Sangriento.

El Caballero del Sol y Pelio Roseo se partieron para el Castillo del Miraderoa hora de tercia y anduvieron tanto que fueron a albergar esa noche en unaflorestacabo una fuente de muy clara y dulce agua. Otro díaal tiempo que eldorado sol sus nuevos rayos por la espaciosa tierra tendíatornando a sucomençado caminollegaron a vista del Castillo del Miradero a las tres horasdel díael cual tan hermoso parecíapor ser muy bien obrado de muy buenacanteríacon los claros rayos del ferviente solque de frente le dabanqueotra cosa mejor ni más obrada el Caballero del Sol jamás había visto. Suasiento era sobre unas peñas tan altas que los ojos desfallecían mirando cosatan arriscada. En torno habíasobre aquellas peñasgrande espesura de muybuenosfructíferos olorosos árboles de muy estraña manera. En torno de lamuy alta peña del castillo había tantos riscos y montes y quiebrasderrumiadas y cuevasunos pegados con otros y todos con la peña del castillo ytan llenas de maleza y espesura quelos que largo tiempo habían habitado elcastillono podían acabar de saber tantas particularidadescuevas yescondrijosenramadas como en aquellas peñas había y muchas veces se perdíanpor ellasdado que muy continuadas las tuviesen.

Por bajo de aquellas peñas pasaba un gran río en el cual había dos puentespor donde pasaban a la parte del castillo. En las puentes había dos fuertestorreslas cuales guardaban dos caballeros por mandado de Pelio Roseoca porninguna parte podían pasar a os altos montes del castillo sino por ellas. Yestando las puentes guardadasel castillo estaba seguro. Ribera del gran ríohabía grandes florestas y muchas espesuras en las cuales había todo género decaça de fieras en las florestas y de peces en el río.

Mirando el Caballero del Sol y notando todas estas cosaslos dos caballossubieron por una senda con algo de trabajo porque la subida iba contorneandoalrededor de la peña del castillo. Perocomo el Caballero del Sol fueseembebecido viendo tan deleitosa tierra tan sola de hombres y poblada de aves yfierascon otros tímidos animalescuando no pensóse halló ante laspuertas del castillode cuya estrañeza y fortaleza tanto fue maravillado quegran sabor había de le mirar. Entrandopuesen el castillolo primero que elCaballero hizo en descabalgandodespués de haber visitado y hablado a la mugerde Pelio Roseofue subir a la muy alta torre del miradero y como de allímirase todo el castillo y viese las peñas y conociese los árboles ycontemplase las espesuras y quiebras y muchas cuevas y el río y las florestaslos montes y las malezasclaramente conoció ser aquella la tierra y soledadpor él deseada y buscadacuya traça y retrato él traía en su entendimiento.De lo cualtanto fue alegrepor saber que ya sus trabajos eran llegados almedioque de placer tomó un laúd y començó de cantar esta nueva canción.

Afloja ya la congoja

que cansaba los sentidos

deseando

pues la vida trabajosa

rodeando mil caminos

y buscando

el lugar soñado y solo

el orbe todo cercando

con cuidado

sin alguna fraude y dolo

mi proprio cuerpo domando

he hallado.

Capítulo XVII

Cómo el Caballero del Sol buscaba la Cueva de la PuertaLabrada y cómo por no la hallar era muy triste.

Muchos días estuvo el Caballero del Sol en aquel deleitoso castillo que enotra cosa no entendía sino en pasear por aquellas peñas y mirar los sombrososárbolesrodear las espesuras y entrar en las cuevasca muchas y de muchasmaneras había. Pero en todas hallaba presto el cabo. Unas veces salía armadode sus fuertes armasotras veces salía de caça con frecha y aljaba. Muchasvecessolo por aquellos camposse paraba a pensar si sería aquella la tierrapor él imaginada y soñaday le parecía que solamente en una cosa sediferenciaba aquella solitaria tierra de la que a él se le había representadoy era que en ella no hallaba una cueva cuya puerta era labrada de estrañacantería de diversas figurasen que había de hallar y acabar muchas cosasmaravillosas y en que había de sufrir grandes trabajossegún a élcomo porsueñosle había sido reveladoy cuanto más él se trabajaba en la buscarentre aquellas espesurastanto más se le alejaba la esperança de la hallar.Por la cualera tan tristeque jamás entraba alegría en su pensativocoraçón.

Pues como Pelio Roseo en tal manera viese triste al Caballero del Sol nosabía qué pasatiempos le buscar para quitarle la tristeza y no cesaba de lepreguntar e importunar por cuál razón andaba tan pensativo y por qué era tanamigo de la tristezapues que hasta allí no lo solía ser. El Caballero delSoldeseándose encubrirdecía que no era otra cosa sino que le tentaba latierra; y con esto no cesaba de salir continuamente solotodo armadoporaquellas monstruosas peñas a buscar la muy deseada cueva.

Pero como muchos días hubiese gastado en la buscar y no la pudiese hallarmuchas vezes pensaba que no era aquella tierra verdaderamente la soledad que élbuscabapuesto que mucho la pareciesey por esto se quiso partir de ella enbusca de la otra. Todavía quiso primero preguntar a Pelio Roseo si sabía deaquella cueva o si de ella había oído deciry un díapaseando por delantedel castillocomençó de hablar en los secretos de aquellas montañasporquecuando le viniese a preguntar por la Cueva de la Labrada Puerta no entendiesepor cuál razón lo preguntaba. Después de le haber Pelio Roseo descubiertograndes maravillas y secretos que de cada día hallaban por aquellas espesurasel Caballero del Sol de esta manera començó de decir:

-Señor Pelio Roseo¿es verdad que en estas montañas hay una cueva muyescondidacuya entrada es muy bien obrada de cantería de muchas figuras?

-Jamás vi tal cuevadijo Pelio Roseoni de ella oí decir. Una cosa esciertaque de cada día se descubren cuevas no vistas yal más viejoenellas le acontecen más novedades.

Con estas palabras la tristeza se dobló al Caballero del Solaunquetodavía le quedó una esperança por saber que aún había cuevas que a los muyantiguos en el castillo no estaban descubiertasy pensó entre sí que podríaélcon trabajohallar lo que los otros con descuido no buscaban. Así quecon más confiança que de antessalía el Caballero del Sol cada día poraquellos cerros y por aquellas quebrantadas y enramadas bien armadotrabajándose mucho por entrar en aquellos secretos lugares do era lo másespeso y nunca andadoni rompidoy con todo eso no podía hallar aquellalabrada puerta y tampoco se maravillabaporque conocía haber tanta maleza queno los pocos días que él había trabajado eran menester para la hallarperoaún muchos meses y aún años.

Un díacomo algo tarde el Caballero del Sol muy fatigado viniese alcastilloPelio Roseosaliéndole a recibirlos braços abiertosle dice enesta manera: -¿Dónde venís y qué buscáismi grande amigopor estasmontañas cada día? ¿Por qué no me queréis llevar en vuestra compañía?

-No busco otra cosa sino soledaddijo el Caballero del Solypor tantovoy soloca el deseo de saber si hay algún secreto en estas espesuras me hacesalir cada día armado a andar por ellas.

Conociendo Pelio Roseo la gran soledad y tristeza del Caballero del Solporle dar algún solazconcertó otro día caça para la floresta de esa parte delríoy rogó al Caballero del Sol fuese en ellay él lo acepto.

Capítulo XVIII

De una caça que concertó Pelio Roseo por dar placer alCaballero del Sol.

Otro díacuando la hermosa y fresca aurora su pálido gesto al mundomostrabasalieron cabalgando del Castillo del Miradero el Caballero del Sol yPelio Roseo bien acompañados de monteroscon armas y hábitos de montellevando muchas redes y perros sabuesoslebreles y otros de rastroca muchos ymuy buenos los había en el castilloporque Pelio Roseo en otra cosa no pasabatiempo en aquel desierto sino en correr ciervospelear con los leonesmatarososcaçar fieras. Cuando de este género de caça estaba enojadoiba a volaraves a la ribera. De esto había allí gran pasatiempoca bien proveídasestaban las espesuras de fieros animaleslas florestas de aves y el río depescado. Tanto que hubieron pasado la puentelas redes estaban paradas.Començaron de soltar los perros ycomo por el bosque començaron de andaruncaçadorque primero había salidovino adelante y guió al Caballero del Soly a Pelio Roseo hacia la parte donde había la caçaporque otro día ante lahabía ojeado. Y como hubieron llegado a aquel lugardonde la caça la nocheante se había recogidolos monteros se pusieron en sus aradas con sus lebrelesy venablos. Esto así ordenadolos de caballo entraron en aquel lugar donde lacaça estaba encerrada ycomo soltaron los perros de rastroprestamentelevantaron de entre unas espesas matas un bravo leónel cual hizo su huidahacia aquella parte donde Pelio Roseo andaba ycomo diestro fuese en la caçaparóse a la senda que el león había tomado y atendiéndole hasta que cercallegócomo vido tiempoarrojóle el venablo de tal poder que por la unaespalda a la otra le atravesóde lo cual el Caballero del Sol fue muyespantado viendo tan estraño golpe y tan cierto tiro. No había Pelio Roseobien sacado el venablo del muerto leóncuando los perros de una espesuralevantaron tres ososde los cuales uno siguió Pelio Roseo y el otro elCaballero del Sol. El terceroque pequeño y nuevo erapresto fue muerto delos monteros y perros. Con gran priesa fue el Caballero del Sol en seguimientodel grande osoque a su parada había venidohasta llegar a las redes que poraquel estrecho tendidas estaban. Perocomo el bravo oso conoció que adelanteno podía pasarcon gran furia volvió contra el Caballero del Solca en talestrecho estaban que no se podían pasar sin encuentroy el Caballero del Solpuesto en tal necesidad corrió a su esforçado coraçón y arremetió a todafuria contra el oso por le derribar con los pechos del caballo y lo herir con suvenabloy puesto que entre los pechos le hiriesepero el caballo se embaraçóen él de tal manera que arrodilló sobre el oso y cayóasí que fue forçadoel Caballero del Sol [a] salir de él y defenderse a pie de su enemigo. Puescomo el oso a pie lo vidovase contra élmas el Caballero del Sol lo recibeatravesándole con el venablo por los pechos y poniendo mano por un alfanjelehiere de un gran golpe sobre los ojosde modo que luego vino a tierra muerto.Estando sacando su venablo y limpiando su preciado alfanjellegó su escuderoque el caballo le traía ytornando a cabalgarfue en busca de Pelio Roseoycomo le hubo halladopreguntóle qué se había hecho del oso que habíaseguido. Perdiósemedijo Pelio Roseoen una maleza donde no pudo entrar micaballo.

A esa hora ya un criado traía sobre una azémila el oso que el Caballero delSol había muerto. Pelio Roseo se maravilló de ver tan gran cosacon el leóny dos jabalíes que los monteros y perros habían muerto. Esto era ya a hora quela obscura noche con sus hórridas tinieblas los amenazaba. Con mucha alegríatomaron el camino del Castillo del Miraderodonde las mesas fueron puestas ytanto que las tablas fueron alçadascada uno se recogió a su aposento por dardescanso a los trabajados cuerpos.

Otro día adelante salieron a la riberadonde volaron muchas garças y otrasaves muy diversasy no fue de menos placer y regocijo esta caça que la delmonte o floresta. De esta manera pasó el Caballero del Sol algunos díascaunas veces iban a caçar fierasotras a volar avesotras barqueaban por elhondo ríomirando cómo los criados pescaban muchos peces con diversas redesque para ello había en el castillo. Pero con todo esto el Caballero del Sol noponía en olvido de buscar la escondida cueva.

Capítulo XIX

Cómo el Caballero del Sol halló la escondida Cueva de laLabrada Puerta que tantos trabajos le había costado.

Muchos días había que el Caballero del Sol estaba en el Castillo delMiradero que en otra cosa no se ejercitaban él y Pelio Roseosino en matarosospelear con los muy bravos leonescorrer javalinascaçar ciervoscorços y gamos y en salir a la ribera y volar garças y otras aves; cuandotornando sobre síel Caballero del Sol conoció queolvidado de lo que debíahacerhabía quince días que con estos pasatiempos y otras ocupaciones que enel castillo tenía no había salido a buscar la deseada cueva; por lo cualreprehendiendo su negligenciade su descuido muy enojadoacordó de salirarmado de sus armas a buscar la muy buscada y no hallada cueva con propósito deno dejar la demanda hasta la hallar o haber rodeado y penetrado todas lasespesuras y secretos lugares de aquella montañaaunquepor ser aquel díatardelo dejó para el siguiente díaquedando con tanta voluntad de salir arodear aquellas peñas quepensando en semejantes cosas y tornando a la memoriatodo lo que hasta aquel tiempo por él había pasadoy rogando al alto Dador delas cosas le mostrase la muy secreta Cueva de la Labrada Puertapor toda lanoche ni asosegóni durmió sueño; antes cada hora estaba esperando la claraluz de la mañana con gran deseo de se ver ya en la demanda. Reprehendía alreloj porque tan espaciosos hacia sus puntos y curso y tan largas y prolijas sushoras. Increpaba al solporque tanto tardaba en salir a alumbrar las obscurastinieblas. Rogaba a la luna y a las estrellas que con presteza y velocidadcumpliesen y acabasen su acostumbrado cursodando lugar a la deseada luzdiurna.

Luego que la deseada mañana començó a extender por el vasto cielo suspálidos rayoscon el insaciable deseo que el Caballero del Sol teníadiovoces a su escuderopidiéndole con mucha priesa le diese de vestir y leaparejase las armaslo cual luego fue hecho y siendo de ellas armadotomo dosbocados de conserva yenvolviendo un gran pedaço en un pañizuelosalió asíarmado a pie del castillo solo como lo tenía de costumbrey tomando entre unasespesas matas hacia aquella parte que los dorados rayos del muy claro solvenían.

Anduvo tantobuscando a unas partes y a otraspasando por cuevas grandes ypequeñas que en ninguna quería entrarconociendo que no había en ellas laque él buscabaque de muy cansado a hora de medio día se sentó entre unasespesas matas por dar descanso a los trabajados miembrosca muy fatigado andabacon el peso de las armasdonde tomó un poco de la conserva que traía porrecobrar el esfuerço y desechar el cansancio y trabajo.

Luego que hubo reposadotornando con no vencido ánimo a lo començado yentrando por entre unas muy espesas matastanta era la maleza que de ahíadelante había y tan enredadas y tejidas estaban unas matas con otras y unosárboles con otrosque con mucho trabajo apartando ramas y cortando con suespadaporfiando por pasar adelantea veces rastrandoa veces las manos portierrahizo tanto y pudo tanto que vino a salir a una quiebra hecha a manera deminael suelo pedrado de piedras grandes y no labradas con unos esmanaderoshacia la una parte por donde el agua llovediza se colaba. De la una parte a laotra había unos riscos y peñascos altossobre las cumbres de ellos y entreellos había tantos árboles y espesura quecomo muy juntos los de la una partecon los de la otra estuviesenlos unos se abraçaban con los otros y las unasramas de los de la una parte se torcían con las ramas de los de la otra partepor encima de la quiebraen tal manera que a penas la luz del muy claro díapodía penetrar y pasar a lo más bajo de la honda quiebra.

Aunque muy trabajadoa la boca de esta empedrada quiebra llégase elCaballero del Solpero con el gran deseo que llevaba de saber los secretos queahí habíaanduvo tanto por ella que en poco espacio llegó a una clara ydulce fuente que por dos bocas de leones de azófar salíalas cuales estabanencajadas y plomadas en una gran piedra que en la viva peña bien asentada ylabrada estaba. De ahí caía la dulce agua en otra piedraque en sí unaoquedad contenía con un secreto sumidero por el cual el agua se despedíahaciendo un sonoroso ruido a manera del cantar de la rana.

Pues como el Caballero del Sol a la deseada fuente hubiese llegadoarrimándose a ella por descansar del trabajoquitó el yelmo y lavó las manosy caracomo una pieça hubo reposadoluego que començó de tender los pasos yojos adelante por la encerrada quiebrapudo ver una puerta en lo último de laquiebraasaz grande y maravillosamente obrada de una muy blanca y excelentepiedra. En esta gran portada había muchas figuras de media tallaasí desalvajes como de fieras. Los salvajes peleaban con las fieras y las fierasluchaban con los salvajes. Era cosa tan estraña de verla mucha diversidad deanimales y su gran fiereza y la postura de los pelosos salvajes quecomoatónitoestuvo una pieça el Caballero del Sol mirando su mucha perfección yla sutileza y claro ingenio del maestro que lo labró. Las puertas con que secerraba eran de dos colores. La de la mano derecha era toda blanca y sus clavosverdes y ricamente labrados. La de la mano izquierda era amarilla y sus clavosnegros. Sobre la muy excelente portada estaba un letrero que decía:

La lucha muy porfiosa

entre el salvaje y la fiera

no da a entender otra cosa

sino la lid peligrosa

que al vicio y virtud encierra.

En las puertas había otra letra que decía en esta manera:


Las dos puertas bien labradas

declaran con su color

las dos vidas señaladas

de los humanos usadas

la muy buena y la peor.

 

Capítulo XX

De lo que avino al Caballero del Sol con el Príncipe delSueño.

Tanto estuvo embobecido el Caballero del Sol notando estas cosasque ya lasobscuras tinieblas de la cercana noche las tierras rodeaban. Lo cual como viesedespués que de su desacuerdo hubo tornadoacordó de no probar esa noche aabrir las cerradas puertas; antedejándolo para el siguiente díacortó consu espada rama de aquellos árbolesque con sus frutas mantenimiento le habíandadocon la cual hizo un lecho entre la labrada puerta y la clara fuente en elcual estuvo gran pieça de la noche pensando cómo se había movido a seguir suincierta imaginación y cómotrabajando y buscandohabía salido verdadera.juntamente con estovolvía en su pensamiento por cuál manera podría abrirlas muy fuertes y cerradas puertas y qué podría ser lo que había en aquelladeseada cuevacasegún la apariencia de fueramaravillosas cosas y grandesaventuras había de haber dentro. Pero como la pasada noche no hubiese dormidocon semejantes pensamientos desveladovencido del sueñode sus armas blancasde las lunas y el sol armadoquedó sobre aquellas muy verdes y frescas ramasadormido.

No fue bien del trabajado sueño vencidocuando le pareció como que oíaentre aquellas espesas y altas ramas una muy suave música de muchas y diversasaves conocidas y no conocidas. Luego que las aves volaron en diversas partessecomençó otra música de instrumentos tan dulce y tan suave que gran sabor erade la oír. Y como los instrumentos cesaron de hacer su muy suave y dulce sonse començó una tan dulce y acordada melodía de voces queno humanasmasdivinas parecían. Al tiempo que más atento estaba el Caballero del Sol oyendoaquella tan dulce suavidad de las concertadas vocesse començó un terremototan grande quecesando aquella tan dulce y suave músicala quiebrajuntamente con la Labrada Puertase querían hundiry con todo esto elCaballero del Sol no despertabatan pesado sueño le había rodeado.

Rato había que el terremoto durabacuandocon muy grande estampidolasmuy hermosas puertas de la labrada cueva fueron abiertaspor las cuales salióun pequeño carroque cuatro hacaneas bayas le tirabanbien atoldado a manerade una rica cama de campo con sus cuatro columnas a las cuatro esquinas de muypreciada madera y muy ricas cortinas de fina granabordadaspor ellas de sedaamarillamuchos hombres dormidosunos sobre los librosotros sobre losyelmosotros escribiendootros sobre las mieses del campo y otros en ricoslechos y de otras muchas y diversas maneras. Sobre todoen lo más altoteníaun pequeño pendón de rasocolorado y amarillocon una letra que ansídecía:

El señor de aqueste carro

se llama por propio nombre

sueño del humano hombre.

Sobre este carroen medio de las preciadas cortinasvenía un pequeño ygordo niñosu rostro amarillolos ojos hinchadosla cabeça tocaday sobrela toca una corona de flores amarillas. Su vestir era de unas ricas ropasamarillassu sentamiento una silla verde. Venía acostado sobre la sillapuesta la siniestra palma a la mejillaa manera de hombre del sueño vencido.En la derecha mano traía unas floridas dormideras. De la siniestrasobre queiba acostadole colgaba un letrero. En esta forma decía:

Yo soy Príncipe del Sueño

de tal suerte

que soy imagen de muerte.

A la derecha mano del niño dormidovenía un mancebo de poca edadvestidode moradola gorra negra con unas plumas verdeslas calças amarillaslosçapatos negros. Cabalgaba en un caballo tostadotendiendo los ojos por altocomo hombre ventanero. En la derecha mano tenía una varicaen la siniestratraía una piña de muy odoríferas flores con una letrapor bordadura a suvestirque de esta manera decía:

Ocio es mi propio nombre

muy dañoso

aquel que busca el reposo.

A la izquierda mano del Príncipe del Sueño venía otro mancebo de la mesmaedadvestido de unas muy ricas ropas claras aunque mal hechas y peoradereçadasel cabello crespomal peinadola frente angostalos ojos y barbahundidos. Pues los vestidos traía polidamente adereçadoslos botones sueltosmal ceñidola camisa suciacolgando sobre el cuello del sayolas calçastodas arrugadasla capa mal cubierta y tan llena de pelosque parecía queentonces acababa de limpiar el caballo. Cabalgaba sobre un caballo ruciomuymal curadoy sobre el braço izquierdo traía una letra en esta manera:

Descuido es mi propio nombre

sin me oír

conoceldo en el vestir.

También acompañaban al príncipeya dichodos dueñas de mediana edad yestatura. La una de ellas traía las manos metidas en el seno. Tenía tambiénlos ojos hundidos y las narices muy romas. Su vestido era de terciopelo pardomuy raído y desdicho en la colormás largo del un lado que del otrolleno derabosy poco limpio y muy mal adereçado. Venía sobre un rocín bayo con unmote por las espaldas que de esta manera decía:

Yo me llamo Negligencia

toda hora

del sueño muy servidora.

La otrapuesto que de mejor gesto fuesepero venía mal adereçada y peorcompuestamal tocadala media cara tapada con las arrebujadas tocaselcabello negro y muy mal peinadoca le parecía entre las tocas por las traertan mal concertadas; los pechos de fuera. Sus ropas eran de terciopelo leonadoaunque estaban tan sucias y desagraciadas que peor que rotas y despedaçadasparecían. Cabalgaba sobre un palafrén remendado de blanco y negro. De la unamano a la otra traía un mote que ansí decía:

Yo me llamo la Pereza

que contino

amo mucho a este niño.

Con esta tal compañía salió el niñollamado Príncipe del Sueñoporaquella tan Labrada Puertayveniéndose hacia donde estaba el Caballero delSolcon pasos muy espaciosos y con muy gran reposocomençó a descender ybajar de su muy soñoliento carrosiendo ayudado de todos sus servidores. Yluegocomo hubo bajado se fue derecho para el enramado lecho adonde elCaballero del Sol estaba echado durmiendoytocándole con sus dormiderastrájole sus blandas manos por sus dormidos ojos. Luego que esto hubo hechoquedando el Caballero del Sol de nuevo sueño vencidoel Príncipe del Sueñocabal o en su polido carro y con apresurada corrida de sus bayos caballosacompañado de sus servidorescaminó por la quiebra adelantetanto que enbreve desaparecióquedando las hermosas puertas de la Labrada Puerta abiertas.

Donde dejaremos al Caballero del Solpor decir lo que aconteció a PelioRoseo andando en su busca.

 

CapítuloXXI

Cómo Pelio Roseo sintió la ausencia del Caballero del Sol ycómo luego salió en su busca acompañado de Silvio y de otros dos escuderos.

Muy con congojado estaba Pelio Roseo viendo que la noche oscurecía y elCaballero del Sol no venía. Y llamando a Silvioescudero del Caballero delSolde esta manera le dice: -No me contenta la tardança de tu señorporqueél no solía a estas horas estar fuera del castillo. ¿Por ventura tú sabesdónde fueo dónde estáo por ventura díjote cuándo vendría?

-En verdaddijo Silvioesta mañanaal tiempo que el alba rompíacongran prisa me llamó y pidió el vestido y las armas ycomo por mí fue armadoluego salió fuera del castilloy yo lo acompañé hasta la salida con grandeseo de le hacer compañía y servicio. Pero por mucho que yo porfié pocoaprovechó mi trabajoporque me hizo volver al castillo sin me decir dónde nia qué ibapara quéo a quéo cuándo volvería. De esta manerasolocomençó con alguna prisa de bajar por la peña hacia la parte que a oriente seendereça. Yovolviéndome al castillolo estuve mirando una pieça por verqué camino llevabay a poco rato se metió por lo más espeso de las espesurasde esta montaña y le perdí de vistay así me recogí a mi aposento.

-Razón tengo yodijo Pelio Roseode me querellar de tu señorporquecuantas veces ha salido armado y solo de este castillono solamente no me haquerido por compañeropero aun no me ha querido dar más parte de su salidasiendo por mí preguntadode decirme que no lo hacía sino porque es amigo dela soledad ypor tantono quería compañía. Yo cierto de esta tardança merecelo y el coraçón no me asegura. Temo que haya venido en algún peligroporque hay muchos en estas montañas para los que no saben la tierraasí defieras como de riscos y peñascos y quebrantadasdonde podría haber caído yestar muerto despeñado o mal quebrantado. Y si está lisiado de alguna caídapuede ser socorrido y será bien que le demos el socorro luegoporque de nochemejor nos oirá y le oiremos si por ventura se está quejandoaunque peor ymenos le veremos.

Diciendo estas palabrascomençó a priesa de demandar sus armas. Y puestoque su mujer con muchas palabras y halagos se lo impidiesevencido de laamistad del Caballero del Solcon blandas y halagueras palabras la contentódiciendo que con presteza volvería. Y armándose a gran prisa de sus armascondos blandones delanteque dos escuderos llevaban y una corneta echada alcuelloacompañado de Silviosalió del castillomandando a un músico que sesubiese a lo más alto del castillo y tocase un clarín de poco en pocohastaque él volviesepara queaunque se perdiese en la espesuraal son delclarín atinase al castillo; y para que si por ventura el Caballero del Solsobreviniendo la obscura noche se había perdidoal mesmo sonido vinieseatinando al camino perdido.

De esta manera salió Pelio Roseoguiando Silvio hacia la parte que habíavisto andar a su señor. Pelio Roseo de rato en rato tocaba su corneta por versi el Caballero del Soloyéndolele respondiese o atinase adonde él andaba.Gran parte de la noche anduvo Pelio Roseo por lo más espeso de la montañaaunas partes y a otras con gran congoja buscandolançando grandes suspiros decoraçón y aun vertiendo secretas lagrimas de sus ojosaunque poco leaprovechaba fatigarseporque mal podía hallar lo que buscaba. Pues ver lossolloços y gemidos que Silvio iba dando no podían tanto los dos escuderos queno le acompañasen con un encubierto y secreto llanto.

ViendopuesPelio Roseo que su trabajo era perdidoy que se levantaba untemplado aire y cada hora más se embravecía que podría matar los blandones ymuertosse perderíanpor ser la noche muy obscura y la floresta muy espesacomençó de se volver al castillomas al tino y son del clarín que nosiguiendo su descaminado camino. Y no con poco trabajopasada la media nochellegó con su compañía al castillodonde pasó lo poco que de la noche lequedabamás ocupado su coraçón de varios pensamientos que sus ojos desueño.

Pues de Silvio vos di o quecomo se hubo recogido al aposento de su señorsintiendo la soledad de aquel que él tanto amaba y en cuyo servicio en tantospeligros se había vistolançándose sobre la camadespués de haber estadoun rato fuera de su acuerdo con el gran dolor que su triste y solo coraçónsentíacomo en sí hubo vueltorecobrando el sentidorecogió nuevo doloryvertiendo lágrimas de ojos solemnizó un templado llanto toda la noche por noser sentidoca en otra manera según sentía la ausencia y pérdida de suseñorcon voces rompiera el cieloaunque mucho se consolaba pensando de lecobrar por la mañana. Y con esta congoja cada hora salía a las ventanaspensando que ya era de día. De manera queluego que la clara mañana con suvenida començó de despedir y ahuyentar las tinieblas de la nochecomo bravoanimal encerrado andaba por todo el castillosubiendo a los muros y asomándosea las ventanas y corriendo a la torre del homenajemirando a todas partes porver si vería venir al Caballero del Sol que él tanto amaba. Y como asíanduviese de unas partes a otrasfue sentido de Pelio Roseoel cual conpresteza se levantó yentre tanto que se vestía y armavamandó a Silvio queatendiese y a dos escuderos que cada uno fuese a una de las puentes y torres delas dos guardas que estaban sobre el río a saber si el Caballero del Sol habíasalido de las cercadas montañasporque por otra parte él no podía salirsalvo si en algún barco de los que estaban en el río parados a la pesca quehabía pasado. Los cuales dentro de dos horas vinieron; por relación de loscuales Pelio Roseo fue cierto que el Caballero del Sol no había salido porninguna de las dos puentes. De lo cual mucho fue maravillado y de mayor tristezacombatidoporque pensó que pues dentro de la montaña estabaque toda ella seextendía poco más de dos millas en torno del castilloque no sin haberleavenido algún açote de la fortuna había quedado esa noche fuera del castillo.Y para más cierto estarsi por alguna aventura había sido forçado a separtir de ahí ypor no dar parte de su idahabía pasado en algún barcomandó andar toda la ribera en torno de la montaña a la parte que los barcosestaban amarradosporque todos los acostumbraban a amarrar hacia la parte delcastilloporque no pasase alguno de noche a hacer mal a la montañaporque sialgún barco estaba pasado de la parte del ríopor ahí se podía ver si elCaballero de Sol era salido del cerco de las montañas. Y juntamente PelioRoseoarmado de sus acostumbradas armasacompañado de Silviodeterminó delo salir a buscarmandando a algunos de sus caballeros que así mesmo hicieseny nadie saliese fuera de la montañani pasase el río hasta que otra cosa losfuese mandadoporque buscando muchos por muchas partes más presto lo hallasen.

Capítulo XXII

Cómo Pelio Roseo y sus caballeros salieron a buscar alCaballero del Sol y de la batalla que hizo con la guarda de la Olvidada Puerta.

De esta manera Pelio Roseoacompañado de Silviosalió del castillo abuscar el Caballero del Sol; así mesmo hicieron sus caballerostomando cadauno diverso camino; el cualtomando por la senda que a las puentes bajabaapoco rato la dejó y tomó a mano derecha por lo más espeso y escabroso de lamontañadonde anduvo con grande afán de unas partes a otras atravesandoquiebrassubiendo peñascosrompiendo espesas matasy aun a veces cortandoalgunas ramasasí para no se perder como para poder pasar.

De esta manera anduvo Pelio Roseo hasta hora de terciaque llegó ante unaviva fuente que de una quebrantada entre unas piçarras salíadonde se asentópor tomar algún reposoy pidió a Silvio si había traído algo que comer. Unpaño revueltodijo Silviome fue dado en el castillo. Yo no sé lo que en élestá. Y luego començó de descogery halló cuatro panecicos y dos perdices yuna pequeña caja de conserva. De lo cual comieron los dos y recobraron elesfuerço bebiendo juntamente de la clara fuente.

Prestamente Pelio Roseo se levantóporque el coraçón no le asegurabatanto era lo que al Caballero del Sol amabay començó de entrar por otra másespesa y cerrada espesura. Y con mucho trabajopasando por unas quiebras ycoladeros de aguaa veces las manos por el suelovino a hallarse debajo deunos recuestos entre unas ásperas y grandes piçarras debajo de las cualeshabía un largo socavón. Y con viril coraçónpospuesto todo temorsin mirarque podrían ahí estar acogidos algunos fieros animalestal morada y acogidaparecíacomençó de entrar por él. Y a poco ratopasando el socavónvinoa salir a un ancho espacio lleno de frescos árboles que entre unos altospeñascos se hacía. A la una parteen uno de los tajados peñascosseparecía una abierta puerta que la Olvidada Puerta de las Siete Cuadras sellamaba. Y aguardando másdiciendo a Silvio que ahí le atendieseporquealgún peligro por estar desarmado no le viniesecomençó de tender sus pasoshacia la Olvidada Puerta por en ella entrar a saber si ahí estaba detenido elCaballero del Soly por saber lo que había ahí dentroaunque no leaconteció [como] pensaba porqueaunque la puerta estaba abiertano era muyfácil de ganar la entradaca le salió al encuentro en su llegada un grandecaballero de mayor grandeza que a caballero convenía. Y en su salida de estamanera contra Pelio Roseo dice:

-Dicaballero¿quién te ha recordado la Olvidada Puerta? Yo te digo quesi por ella porfiares a entrarque te aprovechará el acuerdo para olvidar laviday por la buscar podrías hallar y ganar la muerte. Por tantovuélvetepor donde viniste y avisa de no te acordar de lo que todos tienen olvidado.

-Mala cuentadijo Pelio Roseodaría yo de la orden de caballería y aungran flaqueza mostraría de coraçón juntamente con cobardíasi yo tu consejotomase y de aquí me partiese sin saber si allá tienes al Caballero del Sol ylo que hay allá dentro de esa puertaporque yo te ruego que con paz me lodejes ver y saberdándome al Caballero del Solal cualyo pienso debes allátener porque en otra manera no me entiendo de ti partir sin hacer todo mi poderpor le cobrar y saber los secretos que guardas allá dentro.

-Pues tanta gana tienes de entrar acádijo la guarda de la Olvidada Puertaentraque yo no quiero salir alláy entrando verás cómo te irá.

No fueron bien dichas estas palabras por el gran caballerocuando PelioRoseolevantando el braço y haciendo la cruz en el nombre del Padrey delHijoy del Espíritu Santocubierto de su escudopuso mano por su espadaycon concertados pasos començó de entrar por la puerta contra aquél que laguardaba.

Con furioso meneo arremetió ycomençando de le herir de espesos golpeslohizo retraer tres pasos atrásaunque no fue sin respuestaporque Pelio Roseole hirió de dos golpes sobre el acerado yelmo con tanta fortaleza que la unarodilla le hizo hincar en tierra. De esta manera anduvieron en su porfiosabatalla por espacio de una hora que [no] se conocía mejoría de la una parte ala otra.

Pues como el esforçado Pelio Roseo vio que su enemigo en las fuerças nomenguabamucho temió esta batalla. Yretrayéndose afuera de la puertadeesta manera le dice:

-Esforçado caballerosi a ti place sal acá fuera porque con el mayorespacio y más luz que acá hay más presto y con menos trabajo podremos dar fina nuestra començada batalla.

-Ya te he dichodijo la guarda de la Olvidada Puertaque si quieres batallaentres acáporque yo no quieroni puedo salir allá. Por tantoo te contentacon lo hechopues no has hecho poco en escaparte de mis manosy te vuelveoentray daremos fin a lo començadoca bien veis que yo no rehúso la batallapor cansado. En alguna maneraentendió y coligió Pelio Roseode las palabrasdel gran caballeroque si fuera de la puerta le sacase queo perdería lafuerçaodejando la batallale dejaría libre la entrada en su morada. Nopodía ser vencidotanto era ahí su esfuerço y valentía. Y queriendoexperimentar lo que la imaginación le representabaentró y començó a heriral gran caballero que la puerta guardabatan fuertemente y tan a menudo que deunas partes a otras le hacía revolver. Y como ansí andando lo llegase hacia lapuertaestando a la parte de dentroarremetió y tomándole entre sus braçoslo sacó fuera de la puerta. Y como aún ahí Pelio Roseo en la luchacontendiesela guarda de la Olvidada Puerta en esta manera le dice:

-Tú venciste en la manera que podías vencer. Por tantoentra en las SieteCuadras de la Olvidada Puerta ca yo te dejo libre la entrada y velas a tuvoluntadporque no hallarás ahí otro que te lo defienda. Y yo atenderéaquíporque no puedo entrar ni volver allá hasta que tu salgas. Al presenteyo no quiero contender más contigo ni defenderte de la entradapues porhaberme sacado y echado fuera lo has ganado.

-Yo acostumbro guardar la pazdijo Pelio Roseocon quien me la ofrece y noquiere romper en batalla. Y pues tú con ella me convidas y me dejasdesembaraçada la entradaya no tengo por qué más contigo contendersalvoque tú me digassi tienes acá al Caballero del Sol. Y si le tienes me le desvivoy sin alguna lesión. Porque en otra manera yo no suelto la batalla.

-Si el Caballero del Sol allá estátú le verasdijo el gran caballeroyallá te darán la cuenta que me pidesyo no tengoni sé más qué te decirsino que si algún tuerto yo tengo hecho a ti o al Caballero del Solaquí teatiendo y a la salida daré derecho de ello.

-Bien dicesdijo Pelio Roseo; y diciendo estole soltó de entre susarmados braços y el gran caballero se fue a arrimar a un tronco de unenvejecido árbol y Pelio Roseo se lançó por la puerta adentroporque noveía la hora de entrarpensando que había de hallar al Caballero del Sol.

Capítulo XXIII

De lo que vio Pelio Roseo en la primera y segunda cuadra de laOlvidada Puerta y lo que oyó de boca de un filósofoayo de un pequeño niño.

Según que habéis oídoentró Pelio Roseo por la Puerta Olvidada. Yandando por la primera cuadraque morada era del aguardador de la OlvidadaPuertacon la claridad que en ella habíala cual toda entraba por la puertaporque en ella no había otra ventanani lucerani pudo ver cómo la cuadraera ricamente labrada de cantería. El cielo tenía ornado de unos cóncavoscuadradoslos cercos dorados con unos florones azules en cada uno de loscóncavos metidos. Las paredes eran todas estrañamente obradas a manera deportadas con sus pilares sobresalientes y sueltoscon hermosos embasamientos ygalanos capitelesarchitravesfresos y cornijas con lindos remates yfrontispiciosen tal manera estaban hechas que Pelio Roseo todas pensaba queeran puertas y así lo juzgaba ser como otro laberinto de Creta. Y él seengañabaporque todas estaban pintadas y molduradas con sus cerrojostiradores y aldabas como si verdaderamente fueran puertas cerradas. Y con talpensamiento llegó a algunas de ellas a tentar y llamar. Y con la experienciaconoció ser fingidas puertas y no verdaderas.

Con este engaño anduvo de una [puerta] en otra hasta que llegó a unafronteraen la cual debajo de un arco que en ella ricamente labrado estabahalló una triste imagen; el rostro amarillo como hombre temorizadoel ropajenegrolos cabellos blancosla barba larga y canalos pies descalçoslacabeça descubiertalos ojos puestos en una sepultura que ante sí teníaconun letrero sobre la cabeça que así decía: Ohmuertecuán triste y amargaes tu memoria. Cabe sí tenía un dorado candelero con una vela encendida. Conla siniestra mano tenía unas estopas haciendo semblante de las poner al fuegode la velacon su letrero en torno de las estopas que decía de esta manera:Así se pasa la vida del hombre y se va y desvanece de entre las manoscomo sequeman estas estopas. Con la diestra mano mostraba y señalaba la sepulturaseñalando con el dedo con una letra que sobre ella teníaen esta manera: loque buscas aquí lo hallarás.

Después que Pelio Roseo hubo notado todas estas cosaspensó que en aquellasepultura yacía el Caballero del Sol muertopues que la triste imagenseñalandodecía que allí hallaría lo que buscabay él buscaba alCaballero del Sol. Por lo cualsacando un profundo suspiro de lo más secretode sus entrañascon lágrimas que de sus ojos vertíaentró presto en laabierta sepultura. Y viéndola toda vacíatentando con las manos por todasparteshalló una tabla de piedra en esta manera escrita: Caballero que Dios hapermitido que vinieses en este secreto lugarporque todas las veces quevenciste sin matar y contentándote con la victoriaa los vencidos no solamentedejaste con la vida pero aún te dolías de su caídadebes notar que todas laspuertas que hay en esta cuadra son engañosas y fingidas y en señal de estotienen sobre sus aldabas lagartos enrroscados según has visto. Sola una esverdadera y en señal de esta verdad tiene sobre su aldaba una cruz. Por estapuerta te conviene entrar. Y como hieres la aldaba te responderán: ¿quiénllama? y tú debes decir: llama el caballero de paz que venció sin matar. Yluego te abrirány si respondes en otra manerano. Asimesmo debes hacer atodas las otras puertasy allá delante sabrás lo que deseas.

Algún tanto consolado Pelio Roseo con estas palabrasponiendo fin a sussecretos suspirossalió de la sepulturayandando por las puertas de lacuadravino a hallar en el medio la puerta de la cruz. Y como tocó la aldabade la parte de dentro le respondió una sosegada voz que ansí dijo: ¿Quiénllama a la cruzada puerta?

-El caballero de pazdijo Pelio Roseoque venció sin matar.

Luego que estas palabras fueron entendidas por el que dentro habíarespondidolas puertas fueron abiertas. Por las cuales entrandoPelio Roseopudo vercon una resplandeciente claridad que por una finiestra entrabaunahermosa cuadra en la cual solamente había un anciano viejo y de grandeautoridadcoronado de laurelvestido de ropas filosofalessentado en unasilla. En la una mano tenía unas correas y una letra: Ne subtrahas a pueroflagelumno alces de sobre el niño el açoteporque si le açotas nomoriráantes castigándolelibrarás su alma del infierno. En la otra manotenía un libro. Sobre él estaba escrito: Inicium sapientiae timor dominieltemor de Dios es principio de toda sabiduría. De su boca así decía: Beatusvir qui timet dominumbienaventurado es el varón que teme al Señor ytodos sus deseos emplea en sus mandamientos. Poderosa será sobre la tierra susimiente y la generación de los justos será bendita. Delante sí tenía unniño quien decía y enseñaba estas cosas y el niño le respondió: Seditmenti mee tua evangelica doctrinaen mi ánima tengo asentada tu cristianay evangélica doctrina.

Después de haber estado atento Pelio Roseo a lo que el filósofo enseñaba yel niño respondíallegóse más ycon detenida reverenciaen esta maneracomençó de decir:

-La paz del Señor sea con el cristiano maestro. Yo te ruego que me digasqué haces en este secreto lugar.

-Yo te lo dirécaballero de pazdijo el filósofo. Este lugar es solo yasí apropiado a mi deseo y a lo que yo quiero y enseño. Yo soy amador de lacienciala cual se alcança estando reposadoquieto y soloy por alcançar yentender algo de ella amo esta soledad. Y porque de la soledad y encerramientose siguen muchos bienes y con ella se alcança gran claridad de entendimiento yde seguir las plaçaslugares públicos y la conversación de las gentes y dela libertad y soltura de las personas se ganan y aprenden muchos vicios;asimesmo he buscado de mi propia voluntad este encerramientoporque yo enseñoel camino de la salvación y aborrezco el de la perdiciónel cual es el másalto oficio que hay sobre la tierra y más agradable a Dios. Y porquecomúnmente allá en la tierra todos aborrecen el saberse salvar y todosaprenden para saberse enriquecerhe querido huir de tan erradas gentesporquea los que yo enseñare ellos no me los estraguen. No te puedo decir máspasadelante.

Capítulo XXIV

De lo que pasó Pelio Roseo en la tercera y cuarta cuadra conun reverendo abad y un juez.

Aunque Pelio Roseo estaba a gran sabor oyendo lo que el divino filósoforazonabapero conociendo por sus graves palabras que no le era dado decirlemáshaciendo su mesurase va para un canto de la saladonde vio una puerta.Y començando de herir las aldabascomo en la primera puertale fuerespondido:

-¿Quién llama?

-Llamadijo Pelio Roseoel caballero de paz que venció sin matar. A lacual respuesta fueron abiertasy como el caballero de paz començase a entrar ala una parte de una cuadraque en la manera de la pasada ahí habíavio unreverendo abad que a un mancebo el hábito de religión vestíadiciéndolejuntamente estas palabras: Beatus vir qui non abiit in consilio impiorum.Bienaventurado es el varón que no se ayuntó a consejo con los malos. Y encátedra de pestilenciadigode errónea doctrinano se asentópero ante[s]toda su voluntad fue puesta en la ley del Señory en esta divina ley piensa dedía y de noche. El mancebo respondió al abad: Elegi abiectus esse in domodomini. Más quiero vestir pobres paños y con ellossiendo del mundomenospreciadovivir en la casa y ley del Señorque morar diez mil años conhonravicio y riqueza y regalo en las casas de los pecadores.

Al tiempo que estas palabras acabó de decircon concertados pasos PelioRoseo comenzó de se allegar hacia aquella parte donde estaba el reverendo abady con una humilde reverencia le dice:

-Reverendo padrela vuestra persona Dios en su gracia conserve.

Bien sé que los hermitaños son amigos de la soledadpero yo no los hevisto en las entrañas de la tierra. De los vivos dijeporque los cuerpos delos muertos bien sé que están en las entrañas de la tierra en depósito hastaque Dios los llame al final juicio. Por lo cualhabría yo gran sabor de saberqué es la causa por la cual vuestra paternidad ha escogido este tan apartado ysecreto lugar para su habitación.

El reverendo abad con grave rostro y alegre semblante en esta manerarespondió: -No te maravillescaballero de pazpor qué yo me he acogido a lasentrañas de la tierra; porquecomo tú diceslos muertos santos y virtuososestán en ellay los malos y viciosos viven hoy sobre ella. Y ansí yoporhuir la compañía de los injustossoberbiosbulliciosostratantestrafagones y mentirososblasfemosperjurios y revoltososcarnalesdesvergonçados y lujuriososenemigos de Dios y amigos del mundome he huidode su compañíade sobre la tierra me partiendo y me he metido y ascondido enlas entrañas de ella por estar en compañía de los muertos que fueron yvivieron humildespacíficos y justosquietosrecogidos y verdaderoscastoshonestos y vergonçososamando la verdad y virtudy persiguiendo los vicios.Fueron amigos de Dios y enemigos del engaño y vanidad del mundo. Y porquevivieron bien y acabaron mejorbusco yo y quiero su compañía. También he yoescogido este escondido lugar y secreta moradaaparejada para contemplarpensar y leer en las escrituras sagradasporque cuanto más el hombre se apartade los hombrestanto más se allega a Dios. Y no te maravilles que me acojo alas entrañas de la tierra con los muertospues los religiosos por laprofesión son dichos ser muertos cuanto al mundo; y pues yo soy religiosoporel mesmo caso soy muerto Y siendo muertono tengas por mucho que me venga conlos muertos y comunique con los muertos y tenga una morada con los muertos. Yaúnsegún está escrito en los Decretos monachus es vocablogriegoy quiere decir soloporque ha de estar solo sentado en la soledadllorando sus pecados y los del pueblo.

Algo quedó turbado Pelio Roseo oyendo las palabras del monjepero volviendosobre sí de esta manera dice:

-Hasme dado a entender y conocerreverendo padreen cuánto peligro estamoslos hombres que vivimos en el mundoy tenemos hecho contrato y liga con elmundoolvidando el homenaje que hicimos a Dios en el bautismo cuando nosallegamos a Dios por graciay renunciamos a Satanás y al mundo con sus pompas.Por lo cual te ruego que me digas alguna consolación para el ánima.

-Teme a Diosdijo el abady guarda sus mandamientos. Así vive como siluego te hubieses de morir y no permanezcas ni vivas. Agnus non decet in eostatu vivere in quo non licet morini estés en el estado en el cual noquerrías que te tomase la muerte. Y pues tienes vida y tiempo para salvar tuánima y salir de pecado y hacer penitencia y restituir lo mal ganadonoesperes a encomendar en la hora de la muerte tu alma a tus amigosporque puesen la vida tu no fuiste bueno para tini hubiste piedad de ti¿cómo esperasque en la muerte se acuerden y apiaden de ti? Y pues está escrito que a muertosy a idos no hay amigosno esperes a la hora postrera a hacer penitencia. Porquete digo que este punto que agora tienes de vida te ha dado Dios para emendar lavida pasada quesin lo sentirsin hacer fruto de penitenciase te ha ido deentre las manos. Y pues de este punto y hora gozas y estás ciertoy de loporvenir digo que has de vivir y de la hora de morirestás inciertonoaguardes a más largas. Porque el que hoy no está aparejado podrá ser quemenos lo esté mañanay no quieras saber de mí mássino pasa adelante.

Oídas estas palabras por Pelio Roseono curó de preguntar más. Ante[s]despidiéndose cortésmentecomenzó de andar por la cuadra por saber lo queahí había. Y como a una parte y a otra anduviese no vio otra cosa más de unapuerta cerradaa la cual començó de llamarhiriendo las aldabas. Y luego lefue respondido como solía: ¿Quién llama?

-Llama el caballero de pazdijo Pelio Roseoque venció sin matar.

Sin tardança las cerradas puertas fueron abiertas ycomo dentro en lacuarta cuadra entrasevio como la cuadra estaba ricamente labrada y haciéndosehacia la una parte vio un rico trono en el cual estaba sentado un juez dehonestas vestiduras vestidocon un secretario a sus pies en el estrado deltrono sentado.

En esa hora que Pelio Roseo entró llegaron con una honesta mesura ante eljuez dos hombresel uno en su manera y traje parecía ser rico y el otro pobre.Cada uno de ellos traía tras sí tres hombreslos cuales presentaron portestigos.

Luego llegó Pelio Roseo y con debido acatamiento començó de hablar de estamanera contra el juez que en el trono sentado estaba:

-Dios te salveen tu compañía. Porque yo no hierre contra tumerecerte pido me digas qué oficio ejercitas en este apartado lugar.

Tornándole el juez las saludesasí dijo:

-Yo soy juez y hago justicia. Y éste que está a mis pies es mi secretario.Estos dos hombres vienen a juicio. Este pobre pide a este rico una heredad quedice tenerle tomado y usurpada. Este otro niega. Traía agora los testigos y sonéstos que vienen en su compañía. Yo hago justicia en esta manera. Oyoal que pide por la presencia de su persona y no en otra manera. Llamo aladversario y mándole que niegue o confiese lo que le es pedido. A todos hagohablar por su propia boca y no los consiento traer demandas ni respuestas muyafitadas ni muy compuestas. Y al secretario hago que sin añadirquitarniponerponga y escriba las formales palabras que cada una de las partes dice.Puesta así la demanday vista la respuestaluego los mando para un señaladodía que tra[ig]an las escrituras y testigos al derecho de cada unoperteneciente. Y yo mesmo veo las escrituras y examino por su parte cadatestigo. Hago escribir sus dichos tan llanos y claros como ellos los dicen ypor las mesmas palabrassin las pulir ni hermosearsin quitar nadaniañadirno consiento al secretario poner arengasni henchir papelesni doraro colorear los dichossinosi rústicamente habla el testigorústicamente seasienta su dicho. Y si polida y cortesanamente hablapolida y cortesanamente seescribe. Si obscuromándole que se aclare; y si claro hablamás no lereplico. Mírole al gestoamonéstole que diga verdadamenáçole con pena sime dice mentira. De esta manerasabida la verdadsin dar lugar a dilacionesescritosréplicasni maliciasal que pidesi pidió maliciosamente lo queno era suyocastígole. Y al que se defiendesi niega lo que le pidenteniéndolo mal tenido y no siendo suyodespójole de ello por sentencia ydoylo a cuyo es. Y allende de estoásperamente le trato con palabras ycastígole conforme a la calidad del negocio y su malicia con obras. De estamanera doy a cada uno lo suyoacorto los pleitosescarmiento a otros para queno vengan a ellosy de esta maneracon este temorcada uno es juez de símesmo. Porque nadie osa pedir lo que no es suyo y cada uno restituyesin venira juiciolo ajeno. Quito cohechos de procuradoresrelievo a las partes de lossalarios de los letradosalívioles de pesadumbres de escribanosexcuso muchosperjurosquito muchas mentiras y aclaro muchas verdades. Si hay ley para decirsentencio por la ley. Y si nocorro al mi arbitrio y buen juicio. Y si en algodudoconsulto a algún hombre o hombres buenos cristianos y de buenentendimiento y lo que ellos determinan con sus naturales juicioseso sentencioyo. No curo de los que glosaron las leyesporque [hay] tan varios caminos enlos entendimientos de ellasque ellos son toda la causa de los pleitos. Pordondetendría por bueno poner a un rincón a todos los que sobre las leyespositivas escribieron y ahí olvidallos. Y que dejados a ellos a partelasleyes así como claro hablanclaro se entendiesensin más las retorcer nisacar de su camino. Porque para cosas las apropian y retorcidamente porsofísticos argumentos las hacen decir las cuales los jurisconsultos nuncapensaron y para lo que ellos nunca las estatuyeron. Y cuando alguna duda enellas ocurriesesería yo de parecer que recurriesen los juecesno a losletrados sutilessino a hombres prudentes y de buenos juicios y limpioscristianos ysobre todo a los príncipeslos cualescomo tienen poder dehacer las leyesle tienen para las declarar y tendrían por mejor habiéndosede usar en las audiencias lo que agora se usaque se dejasen estar lashaciendas y heredamientos en poder ajeno que nopidiéndolas por pleitoperderel trabajo de la personael tiempoasolar la hacienda y meter en el infiernoel ánima. Porque en nuestros tiempos no se saca otra cosasino estaspérdidas; por dondeyo tengo por mejor dejar la haciendao heredadenajenadaque nopor haberlaperder la otra que tiene el que pide y elánima. Porque al finde gastado y cansadodeja el pleito y se queda sin nada.

-Pues tanta justicia hacesdijo Pelio Roseo¿por qué no dejas estesecreto lugar y te sales a la tierra a juzgar? Porque los juicios se suelenhacer en público en claridady no en escondido ni en tinieblas.

-Porque he miedodijo el juezque no me quieran a mí allá. Porque amuchos estorbaría de ganar de comer y aun de se enriquecer. Y las universidadesse vaciaranporque hoy día los más de los que estudianestudian por valer yno por merecerpara aprender a ganar de comer y a trampeary no para decirverdad ni para saberse salvar.

-Pues para ser tú un juezdijo Pelio Roseotan justiciero y tan grave comoeres¿por qué vistes esos paños queaunque son honestosmás parecen depobre filósofo que no de juez rico? Deberíaste de autorizar con otros quefuesen muy más preciados.

-Porque alcançando pocos dinerosdijo el juezy porque llevo pocosderechos y recibo algunos cohechosy porque pocos hay que quieran venir a miaudiencia. Porque como todos sean en estos tiempos amigos de trampas y mentirasmaliciascautelas enredosaborrécenme a mí que amo la verdadlasimplicidadla claridad y la justicia. Y no quieras de mí más sabersinopasa adelante. Porque la persona da autoridad a las ropasque no las ropas a lapersona.

Pues como Pelio Roseo vio serle mandado ir adelanteno curando de máspreguntar yhaciendo su mesurase despidió del grave juez y su compañía.

 

 

 

 

Capítulo XXV

De lo que vio Pelio Roseo en la quinta cuadra de la OlvidadaPuertay lo que aprendió de un desnudo hombre.

De manera que Pelio Roseoobedeciendo el mandamiento que le era hecho por eljuezde que vos hemos contadose va contra una puerta que al andar de lacuadra se hacíay tocando las aldabas començó de llamar. Fuele respondido:¿quién llama?

-Llamadijo Pelio Roseoel caballero de paz que venció sin matar.

Luego que estas palabras fueron acabadas de decirlas puertas fueronabiertas y Pelio Roseo entró por ellasdonde vio otra más pequeña cuadra quelas pasadasde tosca piedra labradaen la cual no halló otra cosa más de undesnudo hombrecuyas carnes un largo vello cubría. Y en su manera hombre porlargo tiempo criado en desierto y gran soledad parecíael cual estaba srodillas hincadas en tierralas manos juntaslos pulgares cruzados y llegadosa la bocacon la cualla cruz hecha de sus dedos besaba y de los ojoslágrimas vertía. Estaba tan arrebatado y embebido en lo que contemplabaqueaunque Pelio Roseo le rodeaba por ver si era hombre o estatua y figura dehombreni le mirabani le hablabani algún movimiento hacía.

Pues como ya Pelio Roseo por verdadero hombre le hubiese reconocidoen estaforma le començó de decir:

-Dihombreque Dios te salvedesigual y más estraño que los otroshombres en los pensamientossoledad y hábitosi a ti place ¿qué haces eneste tan apartado y secreto lugar?

El desnudo y peloso hombrecomo aquél que despierta de algún profundosueñocasi como maravillado de ver a Pelio Roseoasí le dice:

-A mí placearmado caballeroque Dios te amede te responder a lo quepreguntas. Yo no sé cómo he sido traído aquí. Pienso que por amor de tiporqueen verdad te digoque yo moro y habito veinte años ha en los desiertosde Egipto.

-¿Por cuál razóndijo Pelio Roseodejaste la compañía de los hombres ylas ciudades y poblados y te fuiste a los desiertos a tomar la amistad ycompañía de los animales brutos?

-Porque comúnmentedijo el desnudo hombrelos hombres sirven al mundo y alos viciosy en olvidando el camino de la virtudmenospreciando la adoracióny obediencia que deben a su criador y la guarda de sus divinos mandamientos. Ycon ser hombres de razónhan olvidado la razón y siguieron la sensualidad.Y los brutoscon ser brutosguardan y conservan las condiciones y moradas ylugares y reglas con que Dios los crió y en que Dios los puso. Y por tantoporque viviendo en el mundo y en lo poblado y entre los hombres no se meapegasen los engaños del mundolas cautelasmaliciasmentirasblasfemiasperjurospleitostráfagos y engaños de los hombreshe escogido huir de lopoblado y apartarme de los hombres e irme a vivir en los desiertos con losbrutos animales que me enseñan a contentarme con una cueva donde me acojoconel manjar de los árboles y hierba que el campo críacon la clara agua que[de] las fuentes manacon la pobrezacon la desnudezcon la soledadcon lasimplicidadcon que Dios me crió y los crió.

-Pues ¿por qué andas desnudo? dijo Pelio Roseo. ¿No tienes por ventura enese desierto algo de hacienda con que te sustentes y algunas heredades de que temantengasy algo de ganado con cuya lana te vistas?

-Yo desnudo entré en el mundodijo el velloso hombredesnudo quiero vivirypues desnudo tengo de moriryo no tengo posesiones aunque está a mi manotodo el desierto. Ni tengo dineroni riquezasni ganadosni algunagranjeríaporquecomo conozco al mundoel cual no da nada a ningunosiprimero no lo toma y despoja a otroni hereda al sobrino sino en la muerte deltíoni al hijo sino con la muerte del padreno quiero que tome a otros lo queme ha de dar a mí. Y porqueen finsé cuándo me lo ha de tornar a tomar enel fin de mis díascuando por algún desastrado caso ante[s] no me lo tome.Pues si me lo ha de tornar a tomar y tampoco lo tengo de gozary de esta vidano lo puedo llevar¿para qué quiero de ello encargar? pues tengo entendidoque la vida del hombre es como una florque hoy sale hermosa y mañana semarchita y afea y huye como la sombra y nunca en el mesmo estado permanece. Yoaborrezco el mundolas sus riquezashaciendas y tesoros por hacer lo que meaconseja El que me crióganó y libró y redimió con su propia muerte ypreciosa sangre de las manos y poder del demoniocuando dijo [a] aquel manceboque le preguntóque qué haría para salvarse y le respondió: guarda losmandamientos de Dios; y si quieres ser perfectovende todo lo que tienes y daloa los pobresquedándote despojado y desnudo. Porque si tú te desnudas de todolo del mundo y niegas al mundono sirves al mundosino al Criador del mundoque nació de la siempre virgen María desnudovivió pobre en el mundo ymurió desnudo enclavado en la cruz en el medio del mundo. Bien sabes tú¡ohcaballero del mundo!que acontece a los ricos como a los quesiendo pobressueñan que tienen grandes tesorosy como despiertan del engañoso sueñohállanse burlados y vacíos y como de ante pobres.

De esta maneralos varones de las riquezas sueñan el sueño de esta míseraviday cuando despiertan con el despertador de la muerte para la otra vidaquea los buenos es eterna y verdadera viday a los malos es eterna y continuamuertehallan sus almas vacías del cuerpoprivados de las posesionescasastesorosriquezasy llenas de pecados. Y lo que peor espasan esos pocos dedías que viven en placer y regocijoy en un punto descienden al infierno. Puesporque a mí así no me acontezcavivo en el mundo fuera del mundo en susenredos y engaños. No quiero nada del mundo por no ser pagado del mundo; quierovivir desnudo y no tomar a las ovejas sus lanasdescubriéndolaspara cubrir amí. Porque mi Salvador desnudo estuvo en la cruz por salvarme a míy pues élestuvo desnudosiendo Dios y hombrepor míno es mucho que yo siendo pobre ymuy pecador hombreviva desnudo por a mi Dios servir. Yo quiero vivir desnudo yservir a Dios desnudo y no servir al mundoporque me pague Dios a mí y no mepague el mundocuya paga [de Dios] yo quieroa quien amo y sirvo y en quienespero. Túcaballerono quieras saber de mí mássino pasa adelante y andadebajo de la mano de Diosel cual te dé su gracia y en ella te conserve.

-Así haga a tidijo Pelio Roseoy te embíe celestial consueloporqueasí me has enseñado y consolado.

Capítulo XXVI

De lo que Pelio Roseo pasó en la sexta cuadra con un hombreque estando en lo extremo de la vida llegaba a las puertas de la muerte.

Así como Pelio Roseo se hubo despedido del solitario y desnudo hombreparauna puerta que de frente estaba se va. Y començando de tocar las puertas le fuerespondido: ¿Quién llama?

-LlamaPelio Roseoel caballero de paz que venció sin matar.

A estas palabraslas puertas fueron abiertas y Pelio Roseo començó deentrar por una cuadra algo obscuraporque las finiestras que a lo alto de lapeña salían eran tan largas por la altura de la peñaque a esta causaadentro poca claridad el sol repartía. Y como a unas partes y a otrasanduvieseno pudo hallar cosa algunahasta quellegando a un rincónen unpobre lechohalló un hombre de una intensa congoja y mortal calentura fatigadoy cuasi de la vida despedaçado y de la muerte convidado. Y como por le hablarPelio Roseo llegasevio cómo con una baja y triste voz decía: Mis amigos ymis conocidos me han dejado. Y en tan angustioso paso y punto me hanmenospreciadopero el Señor y Criador de las cosas todas del universo me harecibido y amparadopor lo cual de un entrañable gozo soy lleno por serolvidado de las criaturas y acordarse de mí el Criador con cuyo favor ni a lacarneni al mundoni aun al demonioni a la misma muerte temo. Pues sé quees preciosa la muerte de los buenos en el acatamiento del Señor . Y puesto queyo no pongo toda mi esperança en mis obrasque son pocaspoco virtuosas y depoco valorpóngola toda enterafirme y que verdaderamente creo que no mepuede faltaren ellasreferidas a la pasión de mi Señor Jesucristola cualaunque mis obras son pocas y tibiamente por su servicio obradasla mismapasión las hace de tanto valor que por ellas y su pasión yo pediré a mi Dioscon justicia me haga cortesano del cielo y me ponga en su eterna morada. Puespara esto Dios me crioy para esto Dios me redimiócon su sangre preciosa delpoder del demonio y de las puertas del infierno me libró.

A estas palabrasPelio Roseo llegó saludándole y esforçándole ycomençado de le decir así:

-La paz del Señor sea contigo y la paciencia de Job te acompañe. No tengasen pococristianoestar tan al cabo de la vida y tan cercano a las puertas dela muertetan fuera de este engañoso mundo y tan cercano a la eterna morada enla cual con inmensa gloria reina el Criador del humano linaje con quien vivenaquien sirven los hombres que al mundo aborrecieron y a Él amarona Élhonraron y en Él acabaron. Porque esto mesmo era lo que San Pablo tantodeseaba. Deseodecía él ser desatado de este cuerpo y ser suelto de lacárcel y mesón de este mundo y ser ya y estar con Jesucristo.

-La mesma paz y paciencia sean contigodijo el enfermo cristiano. Alegradome has en decirmecomo dijo el salmista a la casa y morada del Señor iremosestantes están mis pies en las entradas y salas de Hierusalem. Mis piesque esel cabo de mi vidaen el cual yo agora estoyfuertes y fundados están en lafe de mi Señor Jesucristofirmes y ciertos están en la esperança que tengode ir a las salas de Hierusalemdigo a la eterna morada de mi Salvadorycercados y encendidos están en el fuego del amor y caridad de mi Dios. Y asícomo Job creíayo creoy como Job esperabayo esperoy como Jobdecíayo digoque creo que mi Criador y mi Redentorvivey en el postrerodía me tengo de levantar y tengo de resucitar de la tierraal cual Señor yRedentor mío tengo de ver yo mesmo y no otro por míy mis ojos le han de very en estos mis propios huesos y en esta mi propia carne veré a mi Salvador.

-Aunque veodijo Pelio Roseoque hablas con mucha pena y trabajoporquevan desfalleciendo en ti los instrumentos que Dios dio al hombre parahablarpero siento que resplandece en ti la prudencia del ánimay como lacentellaal tiempo que se quiere morirda mayor claridadporque lança fuerade sí toda la lumbre y lançándola resplandece y se muereasí en ti en estapostrera hora de tu vivir está mas resplandeciente tu entendimiento más claray entera tu prudencia y más concertada la razón. Por lo cualyo te ruego queaunque pases trabajome digas qué es ese tránsito en que estás de la vida ala muerte.

-Este tránsito del vivir al morirdijo el cristiano enfermo es unterribilísimo momentodespués del cual se sigue la eternidad. Es el cabo dela vidaes la entrada de la muertees un remate y cabo de la jornadaes unaentrada de la patriaes una salida de este triste mundoes una entrada de laeterna y celestial tierraes una huida que huimos de los mortales hombresesun ir a buscar la compañía de los celestiales bienaventuradoses un fin dedestierroes un principio de libertades un remate de continuos trabajosy esun principio de continuo

reposoes un término donde se acaban todas las enfermedadesy es unprincipio de eterna salud; yfinalmentela vida de los hombres es como lospasajeros que en nao caminaban por la marpartiendo de las estrañas tierraspor venir a la propia patriay en este viajedespués de haber corrido toda lamar padeciendo grandes naufragiossufriendo grandes trabajosy escapado de muydiversos peligrosya que están a vista de su natural tierraante el deseadopuertose levanta una no pensada y perversa fortunala cual partiendo la naoen muchos pedaçoslos unos de los pasajeros y marineros se van a lo profundode la mar sin poder ser socorridosy los otrosacertando a tomar tablas ypedaços de la naonadando juntamentellegan con gran placeraunque conpeligroa su deseada patria. De esta manera los hombres caminan en la mar deestos tristes cuerpos de este mundoque es tierra estraña y vida prestadaala celestial y propia patriacon varios peligros y muchos infortunios por lamar de esta triste vida. Y después que llegan a vista del puertodigoa lavejezy con ella a la enfermedad y puerta de la muertequebrántase la nao delcuerpo con la inopinada fortuna de la enfermedady deshecha la naodigolacompañía del cuerpo y del almacon la sobrevenida de la no pensada muertelos pasajerosdigolos que son y fueron malos y mal vivieronvanse a lahondura de la marsiquiera la profundidad del infiernosin poder sersocorridos de parientes ni amigos. Y los buenosquiero decir los que se arrimana algún pedaço de la naoque es la cruz de Cristoy se arriman a algunatabla de penitencia y buenas obrasdespués de ellacon ella pasan con placery gozoy aunque con alguna manera de temorpor no tener en esta vida certezade justificacióna la natural y celestial y deseada patria del cielo. Y puesyo estoy en este golfo y a vista de la tierra y puertocon la fortuna de estamortal calenturala nao de este mi cuerpo se me deshacequerría aprovecharmedel pedaço de la nao en que Dios padeció y de la tabla de la penitencia. Y portanto digo: Habe misericordia de míDios míosegún tu gran misericordia ysegún la muchedumbre de tus miseraciones borra mi maldad;: y no mereprehendas en tu furor ni me castigues en tu ira;ni entres en juicio yjusticia conmigosiervo tuyoporque no será ningún viviente ante tu divinoacatamiento justificado; mas ante[s]Señoren tus manos encomendo yomi spíritu; Señor Diostú eres mi lumbremi claridad y mi salud ¿a quiéntemeré yo? Dios es defensor de mi vida¿de quien me recelaré?.

-Vetevetecaballeroque se me va la vida del cuerpo y se me acerca lavida del alma. Solo quiero morirpues que el hijo de Dios y mi Salvador solo ydesamparado de todo favor murió en la cruz por míy porque espero ganar maspeleandovenciendo y muriendo solo que no con ayuda y compañía. Quiero lasoledad y quiero que te vayas y quiero pelear solo y morir solo.

Diciendo estas palabras le començó el rostro a resplandecer y el aliento yhabla a desfallecer. Y como Pelio Roseo vio que le era mandado de ahí partirbien pensó que ahí no era más menesterni convenía más estar. Yhaciéndole la señal de la cruz y encomendándole a Dios que le criópasóadelante.

 

Capítulo XXVII

De las maravillas que vio Pelio Roseo en la séptima salaycomo ahí le fue dicho que no buscase al Caballero del Sol.

Después que Pelio Roseo fue despedido de la cama del enfermo cristianollegóse a una puerta que al otro canto de la cuadra estaba. Y tocando la aldabacomençó de llamara los cuales golpes le fue respondido: ¿Quién llama?

-Llama el caballero de pazdijo Pelio Roseoque venció sin matar.

Luego que Pelio Roseo habló estas palabraslas puertas fueron abiertas ycomençó de tender sus pasos por la abierta puerta. Y derramando la lumbre desus ojos por la espaciosa salafue muy maravillado de su grandeza y estrañezaporque todo lo alto de la sala era hecho a manera de un azul y cóncavo cielolleno de doradas y resplandecientes estrellas. A la una parte de este estraño ygran cieloestaba figurado el Solhermoseado de muchos rubíes y algunoscarbuncoscon los cuales lançaba de sí tanta claridad que bastaba paraalumbrar y aclarar toda la sala. De la otra parteen la falda del estrelladocieloestabaen contra del Solla Lunahecha de un grande y luciente espejode acerola cual estaba tan tersaque recibiendo en sí los rayos del adversosolque en el cóncavo cielo de frente estabarevolvía y reverberaba unassombras por la espaciosa salaque hacía parecer que el cielo se añublaba y elsolcomo en nublado díase oscurecía. En torno de las paredesque hermosa yricamente estaban labradashabía un alto estrado que toda la sala rodeabasobre el cual estabanen ricas sillas de vultofigurados todos los reyes deEspañade ellos armadossalvo de manos y caray todos ricamente vestidos ytodos con reales coronas en sus cabeças y ricos y reales cetros de fino oro ensus manos. Cada uno tenía sobre su cabeça su nombresus armas y un pendientependón que sobre las armas se tendía.

Todas estas cosas andaba Pelio Roseo mirando y notandohasta que de uno enotro vino a la cabecera de la saladonde en el más eminente lugar halló unrey y con él una sola reinaporque en toda la sala otra no habíacuyosnombres eran decorados con renombre de Católicosde lucientes armas entrambosestaban armadosde ricas coronas hermoseadosde estraños cetros acompañadosy de sus muchos pendones rodeados. Estaban los dos algún tanto de todos losotros apartados. En medio tenían dos estrañas y vacías sillas.

Pues como todo esto viese Pelio Roseo y no pudiese alcançar el secreto delas vacías sillasy como embelesadomirando en qué podían ser estubiesecomençóse un gran ruido por el cielo de la espaciosa salatal que romperparece que se quería. Y dando un gran tronidohaciéndose algo atrásPelioRoseo vio cómo començó de romper una nube que del alto cielo caía y cercandolos dosrey y reinajuntamente con las vacías sillasun prudente varón conpotente persona y rostro de gran majestadvestido de imperiales ropas y ornadode imperial cetro y coronacuyo nombre contiene seis letraslas dos vocalesla primera y penúltimay es tantos en número de los emperadores de su nombrecomo tiene letrasquitando una. De éste se hará otra vez mención adelante enesta historia. Asimesmo pareció un hermoso doncel acompañado de dos novelescaballeros que el escudo yelmo le traíanque ante él de hinojos estabaarmado de unas blancas y muy ricas y fuertes armas. El cual contra el de lasimperiales insignias con mesuradas palabras en esta manera decía: Muy alto ymuy poderoso emperadorpues por divina permisión me engendrasteármamecaballeroporque yo de otra persona alguna no entiendo recebir tan alta orden.Este gran don pido a la vuestra magestad y grandezaporque querría que conotorgarme lo pedidoy armarme caballerome traspasase algo de su proezaesfuerço y bondad.

-El donamado hijodijo el de las imperiales insigniasyo os le otorgoyarmaros caballero quiero.

Diciendo estose levantó ydándole una palmada sobre el hombro derechole tomó en sus braços y le levantó ydándole paz en su rostroasí ledice: El Señor que nos libró de las infernales puertasvenciendo en elmaderote haga buen caballeroy dé orgullo y esfuerço para que venças yquebrantes los enemigos de su santa fe y poseas sus umbrales y puertascampos ypoblados.

Luego que estas palabras fueron dichaslos dos noveles caballeros lepusieron y enlazaron un hermoso yelmoel cual una real águila por cimerateníay a su cuello echaron un fuerte y acerado escudo que un fiero León ensu campo se mostraba. Esto no era bien acabadocuando a gran paso entraron porlas puertas de la gran sala dos grandes caballeros armados. De las manostrabadosel uno por nombre Rodrigo y el otro Hernandolas viseras alçadaslas barbas blancas. Los cualesyéndose para aquella parte donde el de lasimperiales insignias y novel caballero estabandespués de haber hecho sumesuraRodrigo se levantó ydesatando su espadala ceñió al novelcaballerodiciéndole juntamente: Dios de los altos cielos junte en ti todoesfuerço y virtud que hubo en los antiguos caballeros. LuegoHernandodescalçándose su derecha espuelacalçó al novel caballeroacompañando sutrabajo con estas palabras: Dios te dé la ventura y tú te ayuda.

Sin mas aguardarlos dos ancianos caballeros salieron a gran paso de lasalay a la hora se començó otro ruido como el primeroy con un trueno bajóotra nube a la otra parte de la salade la cual salió un venerando varónblanco en el cabello y barbala cabeça descubiertavestido de largas yhonestas ropas. Y llegando ante el de las imperiales ropas y su compañíahaciendo el debido acatamientode esta manera habla al de las imperialesinsignias: Muchos trabajos has sufridoserenísimo emperadorcon los cualeshas ahuyentado los lobos que mordiscaban y las serpientes que emponçoñavan lasovejas del rebaño del Salvador. No [te] cansesque aun más afán has depasary más hechos has de acabar. Y toma por principio de galardón que estántodos tus trabajos escritos en un libro que no los podrá jamás borrar elolvido. Como esto hubo dichoel que de la nube había salidovolvió su hablacontra el novel caballero y así le dice: Oh túcristiano príncipe y novelcaballeroconfórtate y sey robustoporque te digo que tú te defenderás yaumentarás la infalible verdad en que fuiste renacidoy correrás losasertores y defensores de la maldad y engaño Mahométicoy en sus propioscampos huirán de ti como las ovejas del loboy en sus moradas no estaránsegurosque ahí los alcançarás y destruirás.

Después que esto hubo dicho el venerando varónvolviendo el rostro a PelioRoseoque apartado al través estaba mirando lo que pasabale dice estaspalabras: Túcaballero que viniste por testigo de mis palabras y estás comoatónito y fuera de tivuélvete luegoque no tienes más que hacer aquínipuedes pasar adelante. Vuélvete a tu morada y no [te] cansesbuscando alCaballero del Solporque no le hallarás. Descansaque el tiempo le tornará atu morada donde le oirás otras cosas mayores que éstas. Pero ante que tevayasquiero que sepas que las seis cuadras por las cuales a esta séptima salahas venido te dan a entender los estados de los vivientes hombres. Y debajo delos pocos que en ellas has vistohas de entender todos los que bien virtuosacristianamente vivenlos cuales después del acérrimo tránsito de muerte sonpremiados y pagados por Dios de los trabajos que en esta vida pasaron con unesencial premio de eterna gloria y perpetuo descansohaciéndolos moradores delas celestiales moradas y compañeros de las angélicas y bienaventuradascriaturas. Y no solamente con esta eternidad de beata vida son premiadosperoaun también son galardonados acá en la tierra con un premio accidental de unarecordación y buena famaque de su bueno y virtuoso vivir entre losmoradores de este suelo queda. Lo cual esta última sala te representay poresto se llama la Sala de la Recordación de la buena fama de los que justa ysantamente vivieron y en el Señor murieron y acabaron sus breves días en sucristiana ley y servicio.

Dichas estas palabrasel venerado varónhecho su despedimientose volviópara la nube ycomo en ella entró no pareció más. Pero la nubeatravesandopor la espaciosa salase vino a los dos caudillos cristianos y recibiéndolosen sí con un tronidoellos y su compaña juntamente desaparecieron de los ojosde Pelio Roseo. El cual muy consolado por las cosas maravillosas vistas y laspalabras del Caballero del Sol oídasse volvió por el camino que ahí habíavenidoaunquecomo de la gran sala donde había abundancia de luz saliese y enla sexta cuadra entrasepor la tiniebla que en ella habíaconosció ser denoche. Por lo cualvolviéndose a la gran salasobre el estradoa los pies delos reyes albergó esa noche. Y como vino la clara mañanapor cumplir lo quele era mandadotorno a salir por las ya andadas cuadras sin ahí algo sedetenerporque así le fue mandado.

Aunquecomo a la primera cuadra de la salida y muchas puertas llegasesiendo visto y sentido del gran caballero que ante la guardaba y todavía sobreel horcajo del envejecido árbol estabalevantándose con prestezaante lapuerta se le pone y en esta manera le dice:

-Así os convienecaballerosalir como entrastes. Y no penséis de tanligeramente vos irporque os conviene quedar en guarda de las siete cuadras opara vos irvenciéndometornarme a la guarda de ellas.

-Mucho quisieradijo Pelio Roseoque me dejaras ir en paz y tú tevolvieras a tu antigua morada sin contienda. Y si tú lo quieres y puedes hacersin batalayo lo tomaré por gran don.

-Ni puedo ni quierodijo el caballero de la guardaca yoestoy harto delas guardas. Si tú no me prometes de quedar en esta defensa hasta que vengaotro que quierao tú le fuerces a lo hacer.

-Eso no haré yodijo Pelio Roseoporque de mejor grado aceptaré labatalla que no quedar en la guarda.

-Pues aparéjate a elladijo el gran caballero.

Y diciendo estoponiendo mano a las espadasembraçados los escudossecomençaron de herir de duros golpespunando el uno por salir y el otro por ledefender la salida. Aunque esta contienda duró pocoporque vino al pensamientode Pelio Roseo queasí como no pudo vencer para entrar hasta que echó fuera aaquel caballeroque guarda de las siete cuadras eraasí no podría salir nide él se librar si no lo tornaba por fuerça adentro. Y como lo pensó así lopuso por obraporque echando el escudo a las espaldas y haciendo semblante dele herirarremetióy tomándole entre sus armados braçoscuando el grancaballero quiso poner fuerçasya Pelio Roseo le tenía dentro en su antiguamorada. El cual como dentro se viosoltándole Pelio Roseose fue para unasilla que ahí él de ante parada tenía. Ysentándoseenvainando su espadacolgó el escudo cabe sí y de esta manera a Pelio Roseo dijo: Vetecaballerode paza la buena venturapues has sabido tan bien aprovecharte de lossecretos que hay para entrar y salir en estas cuadras.

Luego Pelio Roseodespidiéndose cortésmente de la guarda de las sietecuadrasse salió de ellas. Y como Silvio ya estuviese con gran deseo de ver elfin de la batallacorrió contra Pelio Roseo yponiendose ante élla rodillapor el suelocon lágrimas que de los ojos le caíanle rogaba le dijese sihabía allá visto o sabido algo de su señor.

-Vamos a reposardijo Pelio Roseoy limpia tus ojos y alégrate porque tuseñor no es muerto ni perdido ni tampoco nos aprovecha cansar[nos] buscándoleporque no está en arte que le podamos hallarmas el tiempo le traerá anuestro castillo y de esto no dudes. Y alegrate que yo lo sé por muy cierto.Diciendo estopidió a Silvio si había algo que comerca menester lo había.El cual le puso lo que del día antes había quedadoporque con la angustia dela pérdida de su señor y la ausencia de Pelio Roseono había comido bocado.Y los dos comieron y recobraron el esfuerço. Y Pelio Roseo se confortó y losdos començaron de caminar hacia lo alto del castilloen el cual fueron acabode una pieça que con afánpor ser áspero el caminohabían caminadodondedieron reposo y descanso a sus trabajados cuerpos. Donde Pelio Roseo dio enteracuenta a su muger y a sus caballeros de lo que habla sabido del Caballero delSol. Los cuales ya todos eran vueltosy no habían hallado alguna nueva de loque les había mandado buscar. Donde los dejaremos por volver a la principalhistoria del Caballero del Solque adormido lo dejamos con el sueño que sobrelas verdes ramasante la entrada de la Labrada Puertael Príncipe del Sueñole había infundido.

Capítulo XXVIII

Cómo el Caballero del Sol entró en la Cueva de la LabradaPuerta y de lo que le aconteció en la primera sala.

Luego que el adormido niño con su apresurada huida desaparecióelCaballero del Sol començó a sentir gran pasión en su secreto pechotantoquedando vueltas en su hojoso lecho con la novedad del sueñole parecía quealguna venenosa ponçoña le había infundido el Príncipe del Sueño con susblandas manos y floridas dormideras. Después de esta congojatornando consosiego al nuevo y profundo sueñocomençó de soñar ycomo porrepresentaciónver todas aquellas cosas que adelante en la historia secontarán. En este sueño estuvo adormido el Caballero del Sol hasta que el Solcon sus resplandecientes rayos por entre las espesas ramas le hirió en eldescubierto rostrocon los cuales despertadodespavorida y prestamente selevanto en piey enlazando su yelmo y embraçando su escudoponiendo mano porsu espadacon apresurados pasos contra la Cueva de la Labrada Puerta se va. Ycomo porfiase por entrarreciamente era alançado y empujadono sabiendo niviendo de quien. Ni le aprovechaba esgrimir fuertemente su espadani açotar elairetirando fuertes golpes a una parte y a otra. Antescuanto de esta maneramás se trabajaba por entrartanto con mayor ímpetu y más crecida furia fueraera alançado. Pues como el Caballero del Sol conociese que era trabajo perdidoquerer entrar por fuerçadeterminó de envainar su espada y pedir con paz loque le era negado con guerra. Lo cual luego puso por obra y metiendo su espadaen la vainaechó el escudo a las espaldas y entró por la Puerta Labradalibremente sin algún estorbo.

Pero como el Caballero del Sol en la cueva se viesemirando a todas partespudo ver cómo ahí no había más de una gran sala sin puerta alguna por dondepudiese pasar adelante. Por lo cual gran tristeza ocupó su muy pensativocoraçóncreyendo no ser aquella la cueva que élcon tanto trabajo y afánhabía buscado. Estandopuesde este pensamiento ocupado su triste coraçónquiso ver y saber todo lo que en la grande y muy espaciosa sala había. Así quetendiendo sus espaciosos pasos por la rica sala adelantellegó en medio deelladonde estaba una preciada columna de luciente jaspe sobre la cual estabaasentada otra piedra blancamuy claracuadrada y llanapoco mayor que unatabla de ajedrezen la cual estaban escritas unas letras verdes que asídecían: Venturoso caballeroque tu ventura y grandes trabajos te han traído aeste secreto y encubierto lugarve a las dos sepulturas y toca con tus manoslas imágenes que encima de ellas están ydespuésmétete por el granSansónca allí darás principio a lo que tanto deseas. Como el Caballero delSol hubo leído estas palabras y las viese tan obscuras en gran duda yconfusión fue puesto ycomo no las acabase de entenderesperando que la obrale diría lo que había de hacerendereçó sus pasos hacia la una parte de lasalaa la diestra manopor saber lo que ahí había. Y como al cabo de lalarga sala llegasevio un superbo sepulcro de muy rico jaspe y preciadoalabastrotan grande y bien obrado que cosa estraña era de lo mirar. Teníapor as muy preciadas piedras esculpidos grandes salvajes y fieros animales demuy espantosas y diformes figuras. Sobre el muy grande y superbo sepulcro estabade pies una grande imagen de muy claro cristalla cabeça descubiertaloscabellos canosel semblante tristelos ojos puestos en el cielolas ropaslargas de color verde obscurolos braços altoslas palmas abiertas. En supecho tenía un letrero que así decía:

Si tu buen deseo quiere

seguir esta recta vía

de olvidar te conviene

la vida que te sostiene

tocando la imagen mía.

Luego que el Caballero del Sol hubo leído las letras de la imagenaunquebien las entendiesepuso duda en aceptar la condición que el letrero poníapensando no olvidase la vida tomando la amarga muerte. Una pieça estuvo en estadudapero mirando que para acabar y dar cima a todo lo que ahí hallase eravenido o moriry que la variable fortuna no reparte cosa alguna entre losvivientes sin mezclarla de trabajoacordó de ponerse al peligro por salir conla presay quiso aventurar la persona por saber los secretos de la buscadacueva. Con determinación de no dejar de probar cosa que en aquella cueva leaviniese hasta que la vida le dejase.

Subiendo en aquel momento por el superbo sepulcro y invocando el favor delCriador de las cosascon mucha veneración y reverencia tocó el Caballero delSol con sus manos la muy clara y triste imagen. No fue por él bien tocadacuando puso en olvido la vidano temiendo por la virtud ofrecerse a todopeligro de muerteviniéndole nueva voluntad y ardiente deseo de probar ytentar todo lo que en aquella cueva avenir le pudieseno se detuvo ahí muchoca luego tornó a doblar los pasosyéndose al otro canto de la espaciosa salaen el cual halló otro no menos grande y bien obrado sepulcrode muy preciadapiedra negra bien entretallado de hombres muertossus pechos atravesados de muycrueles flechas. Sobre el negro sepulcro estaba en pie una diforme y grandeimagen de color mortal y amarilla. Su cuerpo desnudo sin ropa algunatan flacay descoyuntadaque todos los huesos y coyunturas se le parecían. La cabeçatenía peladalos ojos turbadoslas narices comidasla boca rasgadalaquijada de abajo muy colgada. En su boca no había más de dos o tres dientes enla mejilla alta y otros tantos en la de abajo. El pescueço tenía largolosbraços descoyuntadosel cuerpo desmembradolas costillas de fueralaspiernas muy largas con solos los nervios y huesos. En sus desosadas manos teníauna cruel flecha con una ponçoñosa saetay por tal arte la meneabaque acualquiera parte que el Caballero del Sol ibavolvía contra él. Lo cualgrande espanto y temor le poníapensando cuándo soltaría y atravesándolecon su cruel y mortal saetale llevaría a triste sepultura. En sus pechostenía una letra de esta forma escrita:

Si quieres alcançar gloria

tocándome con tus manos

de la muerte ten memoria

ca la vida es transitoria

en que viven los humanos.

Bien entendió el Caballero del Sol que aquella imagen era la memoria de lamuerte y que si la tocase que siempre de ella se acordaría; pero poníale tantotemor y espanto su aguda saetay ver por su negro sepulcro muchos atravesadosde la mesma flechaque pensaba que pues donde quiera que iba la volvía contraélque lo hacía paraen tocándolasoltar luego yprivándole de la vidahacerle acordar para siempre de la mesma muerte.

Con este gran pavor que cogido teníapensó el Caballero del Sol que aquélhabía de ser el fin de su destierroel deseado fin que el buscaba. Perotornando sobre sícomençó de leer las letras de la imagen y halló queprometían memoria y gloria y consideró que el Eclesiástico dice que lamemoria de la muerte excusaba de pecar y no pecando se alcançaba la eternagloriay como conociese haber salido verdadero el letrero de la otra imagen queolvido de la vida se llamabano temiendo el peligroacordó de la tocar poracordarse de la muerte y desechar el pecadoporque agora dándole ladescoyuntada imagen luego la muertele prometía eterna gloria; agoraperdonándole la vida con la memoria de la muerte le daba cierta esperança deella. Por cualquiera vía era ganancioso.

Con este bueno y sano acuerdoel Caballero del Solsubiendo por elsepulcro arribase va para la imagen ycon gran reverenciainvocando el favordel omnipotente Dioscomençó de la tocar con sus manos. No lahabía bien tocadocuandoolvidando su coraçón el temor que de la imagenteníafue lleno de memoria y recordación de la muerte. Y la desosadaimagen començó de bajar la saeta y aflojar la tendida flecha para darle aentender quepara los que de la muerte no se acuerdantiene siempre su arcotendido y flechado y la mortal saeta puesta en la batallavolviéndola contraellos por dondequiera que van y andan. Y para los que de la muerte han memoriatiene el arco flojo y bajado y la saeta quitada.

Luego el Caballero del Solcon la memoria de la espantosa muerte y el olvidode la vidabajó del muy alto sepulcro y yéndose derecho a la muy preciadacolumna que en medio de la sala estaba por ver si podría entender la últimaparte de su letrerocomo una pieça ahí estubiese pensando en su entendimientoy dónde podría hallar a Sansón para rogar le diese el paso desembaraçadovolviendo los ojos contra la paredque de frente de la clara columna estabavio al gran Sansón pintadoque se estaba trabajando por descarrillar al muybravo León.

Luego que por él fue vistocon gran regocijo endereçó contra él suspasosy estaba tan al natural figurado que gran sabor había el Caballero delSol de le mirar con cuánta fuerça y diligencia procuraba desquijar al León.Pero como el Caballero del Sol entendiese que las letras de la columna lemandaban entrar por el fuerte Sansónno podía alcançar cómo lo pudiesehacer. Y más mirando en ellovio un pequeño tirador que de tal manera colgabade la interior quijada del fiero león que parecía estar ahí pintado y no serde verdadero hierro. Pues como atentamente le estuviese mirandoechóle mano yla experiencia le mostró cómo era verdadero tirador y no pintura. Lo cual comovieseechándole otra mano tiró fuertemente por éltanto que abrió una granpuertala cual toda ocupaba el pintado Sansón. Y puesto que la puerta fueseabiertalo estaba tan desembaraçada la entrada que fácilmente por ellapudiese pasarca en ella estaba un torno tan grande como todo el hueco de lapuertasobre el cual estaban unas letras que en esta manera decían:

Comiença a desenvainar

tu espadacaballero

porque tienes de pasar

mil trabajos sin dudar:

sube presto en mi tablero.

Luego que el Caballero del Sol hubo leído estas letrasponiendo mano por suespadacomençó de la esgrimirca mucho holgó con el letreroporque no eraotro su deseo sino verse metido en todo afán y trabajo.

Capítulo XXIX

De lo que avino al Caballero del Sol con el Apetito en lasegunda sala.

El Caballero del Soldesechando toda perezasu espada altasu escudoembraçadosubió en el gran tornoel cual dando prestamente la vueltalepuso en otra sala tan grande como la primerade cuya tiniebla y oscuridad nofue poco maravillado. Luego que començó a mover sus pasos para ir adelanteoyó un muy doloroso suspiro y tras él una aquejada voz que dijo: Ayayay¿cómo es posible que yo sea salteado dentro en mi moradadonde ha gran tiempoque jamás para hacer tal fuerça entró hombre humano?

El que la quejosa voz había dadohaciendo gran ruido con sus armascomençó de tirar por unos cordelesde lo cual más el ruido de las poleas queno la vista de los ojos hacían cierto al Caballero del Solcon los cualesabrió dos luceras que a lo alto de la peña salíanpor las cuales entrabaclaridadaunque no muchapor ser la peña alta. Pero bien bastó para que elCaballero del Sol pudiese ver un tan gran caballerobien armado de todas armascon un alfanje desnudo en la derecha mano y en la siniestra un escudo fuerte ygrande de muy luciente azero embraçado. En medio del fuerte escudo teníaesculpido un muy preciado pececon una letra en torno a élque así decía:

Con este pece provoco

a seguir mis viejas leyes.

Prometo mucho y do poco

el placer en pesar troco

con estas armas que veis.

Con gran gravedad estaba sentado el armado caballero en un rico trono. Sobreel mesmo tronoa la derecha manotenía un cetro de metal mezclado tanluciente que de fino oro parecía ya la siniestrauna corona de lo mesmo. Enmedio de la obscura sala estaba una sepultura.

Luego que el Caballero del Sol hubo notado todas estas cosasfuese contra elarmado caballero que en su silla estaba ycon una baja vozde esta manera ledice:

-Gran caballeroporque la ignorancia es madre de todos erroresy porque nopeque contra tu merecerdime quién eres y por cuál razón moras en estashorribles tinieblas.

-Yo te lo dirédijo el gran caballerono porque tú lo demandasmasporque sepas contra quién has errado y cuán merecida tienes la cruel pena queyo te daré.

Como esto hubo dichotiró un pequeño dosel que a sus espaldas sobre sucabeça estabadebajo del cual parecieron unas letras bermejas que en estaforma decían:

Esta casa y cárcel negra

es morada muy contina

del Apetito que guerra

hace contino a la tierra

y a la mar y a su marina.

-Ya has leído mi nombre y cuánto yo puedo; pero porque mi noble condicióny mi piadoso ánimo me fuerçan a que yo te perdoney tu inocencia excusa tuculpayo te quiero dar mas entera cuenta de lo que pidesporque pidiéndomeperdón de tu delito y atrevimiento yreconociéndome por señor y por quien yosoy yo perdone tu yerro y te reciba por uno de mis privados. Ya sabes que yo soyel Desordenado Apetitoa quien agora los mortales hombres reconocen por rey yseñor y a cuyas leyes todos están sujetos. Y por esta causa tengo corona ycetro de rey como universal señor de los vivientescomo bien veis por lasmercedes que les hago y lo bien que los trato. Yo les doy el sabor en losmanjares y el que tengo fuerça en la lujuria. Yo proveo abundosamente de todogénero de pasatiempos a todos los que obedecen a mis leyesy por el contrarioa los que me son rebeldes con este acerado alfanje doy la temida muertemetiéndolos en esa sepulturadonde para siempre les hago quedar en perpetuatristeza. Vei agora cuán mansamente me quiero haber contigoque no solamenteperdono tu yerropero aun te quiero hacer mi privadohaciéndote participantede mis placeresmis riquezas y abundancia de manjarespor falta de los cualesparece que vienes descolorido con hambre.

Mucho fue alegre el Caballero del Solsabiendo que con el DesordenadoApetito le convenía tener contienda ycon voz airadaen esta manera leresponde: Si tanta vergüença tú tuvieses para no te alabar de tus maloshechos y perversas y malas condicionescomo yo tengo olvido de la vida ymemoria de la muerte para resistir a tus melosas palabras y encubiertosengañosni tú hablarías tantas soberbiasni yo debería dilatar tanto tucastigo; pero todavía te quiero satisfacer con palabrasno olvidando de tomarla enmienda con las obras. Tú eres no rey sino tiranoca si algún señoríotienes sobre los hombres hasle usurpado con engaño y cautelay el señoríoque tienes es sobre los viciososglotoneslujuriososy éstos ya no se puedenllamar hombres sino brutos animales. Así lo dice David: El que sigue sudesordenado apetitopecandoes comparado a las bestias sin saber y es hechosemejante a ellas. Y es la razón porquesiguiendo aquél tan perverso ydesordenado apetitodejan de usar de razón y usar de razón es ser hombre. Túno eres sino aguijón de animales brutos y espuela de viciososcausa del pecadoy principio de todo mal. Túpor un breve sabor y gusto que pones en el manjardas perpetuo lloro y tristeza. Por un punto de deleite que mezclas en la sucialujuriametes a tus servidores viciosos en todo trabajo y eterna pena. Para míno son tus promesastus cautelosos consejos; dalos a otros que los reciban demejor voluntad que yoca no soy venido a este tenebroso lugar para otra cosasino para te abajar tu soberbia. Por tantobaja acá. Tomaré en tu persona eldebido castigo de tus perversas obras y de tus desconcertadas y atrevidaspalabras.

-Gran compasión tengo de tidijo el Desordenado Apetitoporqueaconsejándote yo lo que te cumplepudiéndome de ti vengarcomo rey de suvasallono sólo no quieres recibir mis sanos consejos pero aun con gran locuray atrevimiento me desafías en mi casa y reino propio.

-Baja acádijo el Caballero del Solca yo no te reconozco por rey. Ante tetengo por mi esclavo. Yo te prometo que ante que vaya de aquí te haga confesarque eres esclavo de todos los racionales hombresen cuanto usan de la razón.Pero como hoy día el caballo desea arar y el buey desea el freno y la silladejan muchos de usar de la razón y sujétanse a tus injustas leyes. Lo cual hadado ocasión a quesiendo tú esclavote nombres señory siendo vasallousurpes el nombre de rey.

Con gesto muy airado y espantosa vozel bestial Apetito así dijo:

-¡Oh mísero hombreatrevido más que otro! Yo te juro por mi gran poderque yo te haga conocer lo que yo puedo. Aguardano huyasque mucho me pesaporque no hay en tu miserable cuerpo en qué pueda tomar entera vengança de lasmuchas blasfemias que contra mi imperio y gran señorío has dicho.

Diciendo estas palabrascomençó a bajar de su tronovolviendo los ojoscon fiero semblante y meneando con gran fuerça su pesado alfanje.

-Abaja yadijo el Caballero del Solque antes pienso yo que tú huyas labatallasegún bajas con espaciosos pasosque no yo que aquí estoyatendiendo. Ya creo que querrías que te convidase con la pazpues muy lejosestá de mi pensamientoporque no dejaría la batalla por la cosa más preciadaque hay entre los mortalesca más enojado me tienes ya con tus perezosos pasosque con tus fieras palabras.

Ya el postrero escalón había bajado el gran caballeroApetito Desordenadollamadocuando respondió:

-Pues tanta voluntad tienes de hacer batalla conmigodefiéndete que bien tehará menester.

Diciendo estodescargó sobre el Caballero del Sol un pesado golpetal quesi en aquella hora de su fuerte escudo no se cubrieramal lo hubiera pasadoaunque no fue sin respuestaporquealçando su cortadora espadale hirió deun pesado golpe en descubierto del escudo en tal manera que por poco elDesordenado Apetito no vino a tierra. El cualendereçando su luciente yelmoque del golpe torcido teníacon gran coraje contra el Cablero del Sol va.Donde se començó entre los dos una no menos fiera que peligrosa batalla. Tantoanduvieron los dos en la trabada contienda que ya los braços eran cansados ylas armas eran maltratadaspero como el Caballero del Sol viese que un bestialapetito tanto en el campo le durabaechando a las espaldas el escudo del deseotomó a dos manos la espada de la templança ytrayendo a la memoria el olvidode la vida y la memoria de la muertecomençó de herir al Desordenado Apetitode tan duros y espesos golpes quesin haber en él resistenciale hacíarevolver de unas partes a otras por la espaciosa sala. El cualcomo muy acosadose vieseretrájose a las gradas de su soberbio trono ysubiéndose cuantotres gradosen esta manera començó a decir:

-Esforçado caballerosi a ti placequédese nuestra batallapues asazhemos trabajado y hasta agora no se conoce alguna mejoría. Y por tu buenesfuerço yo repartiré contigo mis deleites más abundosamente que con otro aluno de los mortales y cumpliré tus deseosos apetitos a toda tu voluntad.

Oyendo aquellas desconcertadas palabrasel Caballero del Sol fue tan enojadoque apenas podía hablar. Y como fue aplacando la pasión que en su pecho habíaengendradoestas palabras respondió:

-PiensasDesordenado Apetitode me dar el anzuelo en el manjar. No teexcusarás de la començada batalla con blandas palabrasca primero que deaquí parta te quebraré esa cabeça en que ponías la usurpada corona.

Diciendo estocomençó el Caballero del Sol a subir por las gradas deltrono yarremetiendo contra el bestial Apetitotómole con la izquierda manopor el tiracol del yelmo y dio con él de las gradas abajo de tal caída que talcomo muerto quedó en tierra tendido. Y con presteza yendo sobre élle quitóel descompasado alfanje y una pequeña daga y desenlazándole el fuerte yelmo loarrojó por la sala adelante.

Como el Desordenado Apetito se vido en punto de muerteluego que tornó ensu entero acuerdono con tanta soberbia como tenía al principio de lacomençada batallapidió merced de la vida.

-Puesto que de los caballeros sea vencerdijo el Caballero del Soly de loscrueles matar y que a los vencidos de quien sea la victoria se debe dar la vidapero se entiende de aquéllos de quien se presume que con ella no seránrebeldes ni traidores; mas si es tal el caballero vencido queno le dando lamuerte será rebelde y hará tanto mal como de antes con la vidano se debe dedejar de darle la muerte ni se le debe en manera alguna otorgar la vidaenespecial a los tiranos como túcasi agora yo te dejaseno por ser de míperdonado dejarías de usar de tus engaños y de sembrar cizaña entre losvivientes hombres.

-Bien dicesdijo el Desordenado Apetitosi Dios no hubiera dado esfuerço alos valientes y virtuosos caballeros para tornar a sujetar y vencer a los que sehan rebeladono les perdonando la vida por haber segunda vez pecado. La otrarazón que dices no ha lugarporque si me matas como a rey tirano no me podrásdejar por esclavolo cual será gran mal dejarlo de hacerporque si no medejas por esclavo no habrá apetito desordenado entre los vivientesy así suvirtud no sería perfectapues no tendrían a quien resistirni de quien seguardar. Y dando agora tú la muerte al Apetito Desordenadoque es viciocesaría el nombre de la virtud que se llama Templançapues son tancorrelativos que no se podría llamar virtud si no hubiese vicio. Así quematando tú el viciojuntamente destruyes la virtud. No me quites de seraguijón de los brutos animalesni esclavo de los racionales hombres. Bástetequitarme el mando y señorío que tenía tiranizado. Mira que excederás en elcastigo y serás tenido por cruel. Conténtate con quitarme el tronocetro ycorona y no me quites mi sepulturaque es propia casa mía. Perdóname la viday quítame el mando. No me quites las armas y quítame el poder.

Muy espantado quedó el Caballero del Soloyendo que un tan bruto y bestialapetito tan profunda y sutilmente había hablado toda la verdadallegándose ala razónlo cual era muy ajeno de su antigua costumbre.

Viendo pues que justa y razonable cosa pedía y que matándole sería privara los hombres de un estímulo que a los buenospor le resistir con templançalos torna mejoreso a lo menos les da causa para lo sery a los malos no loshace usar más maldad de la que aman y hay en ellostomándole juramento que nousaría más del tronocorona y cetro y queolvidando el nombre de reysellamaría esclavo de los hombresel Caballero del Sol le perdonó la vidapartiendo y menuzando la corona y despedaçando el dorado cetro.

Capítulo XXX

Cómo el Caballero del Sol pasó a la tercera sala.

Luego que la batalla fue partida de la manera que habéis oídoaquelbestial caballeroDesordenado Apetito llamadose encerró en la grandesepulturaen la cual propiamente debía tener su morada.

Viéndose el Caballero del Sol solo en aquella gran sala buscó si habíaahí más que hacer ycomo paseando fuese hacia un canto de la obscura salavio ahí una mesa llena de muchos y preciados manjarescon los cuales aquelDesordenado Apetito a su sujeción y imperio atraía a los tibios ánimos de losmíseros hombressujetándolos a sus desordenadas y injustas leyes. Por locualel Caballero del Sol no quiso comer de ellospuesto que de comer teníanecesidad porque ya la conserva se le había acabado; aunque con la grandealegríajuntamente con el arrebatimiento de espíritu que teníaviendo quepara aquello que entre manos tenía había rodeado muchas provincias y sufridograndes trabajosno sentía tanto la hambreni obraba tanto la digestiva en elestómagoni gastaba tanto la calor natural que le hubiese enflaquecido paraque le faltase esfuerço para sujetar otros tres y cuatro monstruos como elpasado. Antescomo conociese ser aquellos manjares con que el bestial Apetitotodo el mundo conquistabadando la mesa del piepuso todos los manjares por elsuelo y los pisóvenciendo con ayuno y hambre [a] aquél que [a] otros conabundancia y hartura vencía.

Esto así hechoel Caballero del Sol tornó a andar por la gran sala por versi hallaría por dónde pasar adelante. Y como toda la anduvieseno hallandootra puerta más de la del torno por donde había entradofue muy tristey congrande enojoyéndose para el trono del bestial Apetitodio con él de lasgradas abajodonde se hizo muchos pedaçosquedando descubiertas unas doradasletras talladas en una negra piedra. Lo que en ellas decía era esto: Caballeroque tu dichosa ventura te guió a esta segunda salaayudándote a vencer ysobrepujar las grandes fuerças y cautelas del señor de ellahiere con tuderecho braço la superba sierpe de tres golpes de espada sobre la escamosacabeça y ella abrirá camino por donde vayas adelante.

Con la grande alegría que había recibido el Caballero del Sol leyendo lasdoradas letras y sabiendo por ellas que había más que andar y hacer adelantebajó de las gradas yrodeando otra vez la salacomo no hallase ahí algunasierpe ni pintada ni de otra manerasu ánimo fue cubierto de nueva tristezaaunque todavía tenía esperança que la había de hallarporque no sin causaestaban escritas ahí aquellas letras. Y lo que mayor confiança le ponía erasaber que todo lo que en aquella cueva había hallado escrito había salidoverdad.

Estando ocupado en estos pensamientosel Caballero del Sol fuese para lagran sepultura para a ella se arrimar por descansar algo del trabajo. Y comocerca llegasepudo ver de cerca lo que de lejos por la obscura claridad se leencubría. Así que como a ella se arrimase pudo ver que la sepultura estabahecha a manera de una muy fiera serpiente yyéndose para aquella parte dondetenía su escamosa cabeçahalló que tenía la descompasada boca cerrada y susagudos dientes cruzados. Sin más aguardarponiendo mano por su espadalahirió de tres muy pesados golpes sobre su gran cabeça. Esto aun no era bienhechocuando la espantosa serpiente començó de abrir su grande boca. Dentroen la cual se començó de mover una espaciosa rueda [con] contadas y espaciosasvueltas. Y como por el Caballero del Sol fue vistaconociendo que por allí leconvenía pasartravóse fuertemente a la espaciosa rueda; la cualcon una muyperezosa vueltale puso en una muy tenebrosa cuevaestrechahecha a manera deminacon unos labrados escalones de piedralo cual mejor determinaba por eltiento de las manos que no por la vista de los ojos; por los cuales descendióhasta tanto que llegó por aquel obscuro lugar hasta una pequeña puerta dehierro en la cual hirió reciamente con el pomo de su espada yviendo que nadiele respondíaempujóla tan reciamente quequebrantando las aldabas con quecerrada estabala abrió con muy gran ruido.

Esto no era bien acabadocuando el Caballero del Sol entró por otra salano menos grande y obscura que la pasada. Pero como fue sentidoy el estruendo yruido de la quebrantada puerta oídoasí sonó una voz que decía: ¿Quién esel que ha quebrantado mi puerta yno bastando estoentra por mi morada contrami voluntad? Algún robador debe ser. Violador de las sacras moradas. Pues muyengañado vieneca yo le juropor mi poderque yo le castigue de tal maneraque no pague su atrevimiento menos de con la propia vida. Diciendo estocon unsordo ruido se abrieron unas pequeñas luceras que arriba de la tierra salíanpor las cuales entraba una turbia luz.

Tendiendo por la rica sala los desplegados ojosel Caballero del Sol pudover un feo y fiero salvaje que en tierra tendido estaba. Sus armas eran degruesas y fuertes pieles de fieras. En su derecha mano tenía un descompasadocuchillo y en la siniestra un acerado escudo en el cual estaba pinto un cienoyen él un enlodado jabalín. En torno del grande escudo tenía tina letra quedecía:

Yo soy como javalín

enemigo de lo bueno

que si entra en un jardín

no curando del jazmín

se va a meter en el cieno.

 

Capítulo XXXI

De la batalla que hizo el Caballero del Sol contra el salvajeVicio Bruto.

Pues como el Caballero del Sol le viese por tierra tendidocomençó de lehablar tales palabras: Levanta de ahíbruto salvaje. Dime tu nombre y porcuál razón estás en este tenebroso lugar. Sino yo juropor la orden decaballeríaque yo te haga levantar a mal de tu grado.

Con voz roncaque más de fiera que de hombre humano parecíael desemejadosalvaje respondió tales palabras: Vil caballerobien pareces de poca prez yvalíapues sin me conocer hablas tan desmesurado. Yo te quiero decir lo que mepreguntasno por responder a lo que tú mal hablastesino porque oyendo mispalabras conozcas haber errado. Yo me llamo Vicio Brutomuy amado y muy queridode los mortales hombrestanto que ya de otra cosa no se habla en ellos sino demí. Soy muy temido y dudado de todos estadosca naidie me la hace que no me lapague. Ya tú sabes que en el mundo no hay otro deleiteni se busca otropasatiemponi se usa otro placer sino tener conmigo trato y compañía. Yo mehallo en los regocijosyo voy a las romeríasde mí se habla en los sagradostemplos y en mi se piensa en los sermones. Desde el Papa hasta el pastordesdeel Emperador hasta el labrador están sujetos a mis leyes y obedecen a mimandado. Miradesconcertado caballerocontra quien has hablado tusdesconcertadas palabras. Conoce a quién tienes enojado con tu venida. Piensacuya puerta has quebrantado. Vei cuya casa y morada has salteado¿qué teparece que mereces? Sei tu juez. ¿Qué vengança tomaré de ti? Dilo ya. Horamira cuán piadoso quiero ser para contigo. Reconóceme por superior y sujétatea mis largas y justas leyespidiéndome perdón de la fuerça que has hecho ami morada y de las mal criadas palabras que has dicho a mi persona y nosolamente te perdonaré el yerro pasadopero aún repartiré contigo de misbieneshaciéndote vivir toda la vida en holgançavicio y placerdejándoteandar a suelta rienda por los placeresdeleites y vicios mundanos cuyo tesorerosoyca si de otra manera lo entiendes haceryo haré en ti un tan cruelcastigo que sea escarmiento para otros.

Bien pensaba aquel bruto Bestial Vicio que ya tenía espantado y temorizadoal Caballero del Sol con sus blasones y soberbias palabras. Perono hubo bienacabadocuando el Caballero del Sol respondiódiciendo:

-Con justa razón te llamas Vicio Brutoy así tu nombre da a entender queentre los brutos animales debes conversar y no entre los racionales hombres. Yaaun así lo muestran tus abominables hechospues estás en ese suelo tendidocomo los sucios puercos lo suelen hacer. Yo te digo que si tú eres estimadoentre los hombresque es entre los perversos y malos y aun aquellos señoreasporque los tienes tiranizados y engañadosentrándote en sus ánimosprometiéndoles lo que no les puedes dar. Tú les prometes placer y les dasperpetuo pesar. Prométesles alegría y dasles tristeza continua. Prométeslesgloria finita y vana y haciéndoles perder la perpetuales das eterna pena. Losbuenos te temenconociendo tus perversas condiciones y viendo tus injustasleyeshuyen de tus malas obras y aborrecen tu presencia; y los malosmal lasentendiendo te aman y las siguen. Sabe que yo soy venido a quebrantar tusoberbia y a te quitar de tu tiranizado señorío porque no hagas tanto mal alos insipientes hombres que tus desordenadas leyes y tus injustos mandamientossiguen. Y pues Vicio Bruto te llamascontentarte debieras con señorear losanimales brutoscon lo cual tu nombre se cumple y contenta y dejarás losracionales que deben reconocer a la virtud por señorala cual justamente deellos debe ser amada y temida y reverenciada. Pero ya tus sobrados y grandesyerros serán causa para que yo te quite del imperio y mando que tienes usurpadoy túasíprivado de tu poder. Yo creo que los viciosos hombresconociendosu errortornarán a recibir a la virtud por señorala cual por tu causaestá desterrada del mundo. Levántate y ven conmigo a la batallaca yo tejuropor la orden de caballeríade no te perdonar hasta la muerte ovencidoponerte el freno que tú mereces.

-¡Oh cuidado caballero!respondió el salvaje Vicio Bruto. No sé si digaque estás lococa bien pensé que querías ya seguir mis sanos consejos. Yante es al revésque tú aborreces a míque todos aman y desamas lo quetodos buscanquieren y desean. No te querría maltratar por ser de aquéllosque me obedecen como a señor. Toma mi consejoyo te darési me obedecesmuypreciado lecho y te haré alcançar abundancia de hermosas mujeres y teenriqueceré con señorío y abundancia de tesoros con que puedas vedar y mandary tener descansada vida a tu sabor. Bien sabes tú que todo esto yo lo puedo muybien hacerporque la fortuna me hizo despensero de vicios y regalos y riquezasy descanso yporque reparto de estas cosas con los vivientes hombresme amantanto. Y mira que si no lo quieres hacerque para los talesa mis consejos ymandamientos rebeldesestoy armado de estas fuertes armas y tengo estedescompasado cuchillo para con él les dar cruda muerte. Tan grande irasembraron las desconcertadas palabras en el pecho del Caballero del Sol queapenas se pudo contener de no le herir de su espada. Pero sufrióse por no leherir así echado como estabadiciendo: Levanta de ahíVicio Brutoca yo porla más suez y vil criatura de las criadas te tengo y no por rey ni señor.Levanta prestocomencemos la batallano me hagas promesas vanas; ca yo biensé que tu prometer es como el del mundoel cual promete mucho y no solamenteno da nada pero aún no da lo prometido; y si algo ha de darprimero lo ha dequitar a otroporquesi uno heredaotro muere y lo pierde. Y eso que da[s] esperecederoy que al cabo ha de dejar burlado y engañado [a] aquel que lorecibeporque a las veces por lo temporal que el mundo le dapierde lo eternoque Dios le tiene prometido. Por endecombidarme tú con el vicio de soberbiamando o señoríolujuria y sus pasatiemposavaricia y sus tesorosno teaprovechaporque estos son vicios brutos como túde los cuales yo huyobuscando con crecidos trabajos la real virtuda la cual tengo por señora yentiendo servir seguir. Ca en la primera sala olvido de la vida y la memoria dela muerte me enseñaron a conocer y seguir lo bueno y a huir y aborrecer lomalo. Por tantodeja ya de açotar el aire con vanas palabras y levántate deahí y en la batalla te diré si quiero seguir tus locos y vanos consejos.

Enojado con estas palabrasel salvaje Vicio Brutocon brava catadura yespantoso semblantelos ojos encendidos con crecida sañaal Caballero del Solmirabadando vueltas por el suelo de la espaciosa sala con crecido coraje.

Y como el Caballero del Sol viese que no se quería levantar de supolvorienta camayéndose contra élhaciendo semblante de le herirle dijo:Levántate y ven a la batallapues te desafío hasta la muertesi no así comoestás te acometeré.

Muy embravecidocon ronca voz el salvaje Vicio Bruto así dijo: Mucho mepesa porque no vienes acompañado con otros diezporque pudiera en todos tomarentera vengança de tus yerros; ca vergüença tengo de me levantar a hacerbatalla con tan vil cosa.

No fueron por el feo salvaje bien acabadas estas palabrascuando elCaballero del Sol saltó sobre él de piesdándole tan crueles cocesa vueltade aquellos pellejos que por armas vestíaque las tripas le hacía sonar en elcuerpo; ca le parecía al Caballero del Sol que cometía gran villanía sicontra aquel feo salvajeestando así echadomoviera su espada. El cualcomoasí se vido tratarponiendo mano por su descompasado cuchilloquiso herir alCaballero del Sol por las armadas piernas. Y como él lo viesesaltando unsaltose apartó afuera. Y poniendo mano por su espadaembraçando su escudohizo semblante de lo herir. Pero con todo esto el bestial salvajeviendo que lehabía dejadono se quiso levantar del polvoriento lecho. En lo cual claramentedaba a entender que los viciosos hombresteniendo el alma celestial y el cuerpode tierrasiguiendo el viciose llegan a la parte del cuerposujetándose portal vía a su desconcertada voluntadque no hay quien de la tierra los levantepara que sigan la parte del ánima siguiendo la virtud celestial.

Viendopuesel Caballero del Sol que aquel salvaje Vicio Bruto no sequería desapegar del duro sueloantes volteaba a unas partes y a otrasreciamente bramando y sus dientes crujiendoesgrimiendo fuertemente su aceradocuchillo por no se ver otra vez acoceadoyendosepuesel Caballero del Solcontra élviendo que en ninguna manera se quería levantarde puro corajeciego començó de le herir de tan duros y fuertes golpes de su espadaque sibien de su acerado escudo no se aprovechara sus salvajinas armas fueranfácilmente falsadas y sus brutas carnes cortadas.

A esa horacomo aquel bruto salvaje se viese tan malamente herirlevantándose con presteza del suelodio principio a tales palabras:

-¡Oh vil criatura!¡Oh mal aconsejado caballero! ¿quién te trajo a morira tan tenebroso y espantoso lugar por manos de quién de tu mísero vivirninguna piedad habrá?

-¡Oh Vicio Bruto!¿qué es de tu gran poder? ¿Por qué no tomas cruelvengança de este atrevido y desmesurado caballeroal cual no le ha bastadosaltear tu casa sino acocear tu persona? No solías tú ser tan manso y sufridoque te pusieses a dar consejos a quien te había de maltratar. Desechabraçoderechola perezausa de tu gran fortalezasacudecoraçónla dañosamisericordia y enciéndete en cruda sañatomando debida vengança delmenospreciador de tu persona.

Diciendo estocomençó de menear con gran furia su pesado cuchillomezclando tales palabras: Aguardaaguardaquebrantador de mi puertaca no teperdonarán los agudos y acerados filos de mi tajante cuchillo. Sin piedad tequiero luego entregar a la obscura muerte.

No hubo bien acabado el bestial salvajecuando cubierto de su lucienteescudose vino para el Caballero del Solel cual ya iba contra él con granvoluntad que tenía de se ver envuelto con él en igual batalla.

A esa hora se començó entre los dos una brava y cruel batallaen quehabía mucho que mirar y más que temerporque se acometían tan bravamentehiriéndose de tantos tan duros golpesque las cabeças se hacían inclinarhasta los armados pechosy aun a veces por la fuerça de los derechos braçoshincaban las rodillas por el suelo. Media hora duró esta brava lidquemejoría no se sentía ni ventaja de la una parte a la otra. Ni el Caballero delSol había podido herir al bruto salvajeca sus armas de pieles dobladas ygruesas más fortaleza tenían de lo que parecía y mayor defensa hacían queél pensaba. En este puntosin se hablar palabracada uno se apartó a suparte por dar descanso a los atormentados cuerpos. No holgaron mucho cuandomovieron el uno contra el otroca gran sabor habían de dar fin a la començadacontienda tomándose a herir hetan desmesurados golpes como si nada en aqueldía hubieran hecho. Grande ánimo ponía al Caballero del Sol el olvido de lavida y la memoria de la muerteca de otra manerasegún era valiente yacometedor el bestial salvajey como el Caballero del Sol muy cansadoanduvieseno pudiera sufrir mucho sus pesados golpes. Pero luego que estotraía a la memoriade nuevo era vuelto en sus enteras fuerças en tal maneraque a otros salvajes bastara vencer.

Con esfuerço que de la primera sala le veníael Caballero del Solacometió al salvaje tan bravamente que con los renovados golpes las salvajinaspieles començaron a andar en pieças partidas por el suelo de la gran sala. Eneste tiempo el feo salvaje bravamente se quejaba porque ya en sus bestialescarnes los agudos filos de la espada de su contrario sentía. Pero ni aún poreso dejaba decon continuos golpesacometerde tal manera que si grandeesfuerço en aquella hora el coraçón del Caballero del Sol no acompañarapudiera ser vencido de aquella desemejada bestia.

Pues como así el Caballero del Sol se viese maltratarechando el escudo alas espaldastomó la espada a dos manos y yéndose contra él por le herirdescargó sobre el salvaje un tan pesado golpe que si bien no se cubriera de sufuerte escudocon aquel golpe desamparara la ánima salvajina las bestialescarnesaunque no hizo tanta defensa el luciente escudo que resvalando de él laespada no fuese herido el jayán Vicio Bruto de una gran herida en el derechohombro tal que le hizo perder el acerado cuchillo.

Pues como el Caballero del Sol en tal estado le vieseentrando con élanduvieron un poco a los braçosporque como el salvaje desfalleciese en lasfuerças por la mucha sangre que perdíaen poco rato vino a tierra. Sintardarel Caballero del Soldesenlazándole el fuerte yelmole dijo estaspalabras:

-DiVicio Brutoque tan lejos está tu vida o tu muerte de los filos de miespada ¿en qué han parado tus fieros y tus soberbias palabras? ¿Parécete quetengo lugar de tomar en tu cabeça entera enmienda de tus errores y en tussalvajinas carnes castigo cumplido de tus desconcertadas palabras?

-Sí tienesdijo el salvaje Vicio Brutopero no la debes tomarporque bienvengado estás pues tu enemigo se te rinde. Y porque es más loada en los buenoscaballeros como tú la clemencia que no la crueldadasimismo porque haríasgran daño a los vivientes en el mundo en me matarpensando que losaprovechabasquitándoles un gran enemigomatando un tanto su contrarioquitándoles de la vía que hacen con gran peligro. Lo cual es al contrario decomo tú lo piensasporque mal se conocería la virtud si yosu contrarioVicio Bruto llamadoagora en tus manos muriese.

-Verdad dicesdijo el Caballero del Solde que mucho me maravillo porque esajeno de tu condición. No por tú lo pedirsino por yo lo querercon talconcierto te haré merced de la vida y ha de ser que perpetuamente andesdesterrado y ausente de la compañía de los racionales hombrescomunicandosolamente con los brutos animales como túcesando de molestar [a] losvirtuosos hombres y dejando de engañar con viciosas palabras y falsas promesas[a] los viciosos.

El desemejado salvajejurando de cumplir lo por el Caballero del Sol pedidoy en la manera que él lo había demandadose tornó al sucio lugar en queestar solía.

Capítulo XXXII

Cómo el Caballero del Sol pasó a la cuarta sala y de lo queen ella le avino con el gigante llamado Pecado Monstruoso.

Siendo vencido de la manera que habéis oído aquel desemejante salvajellamado Vicio Brutocomençó el Caballero del Sol de andar por aquellaespaciosa sala por saber lo que ahí habíay como llegase hacia la una partevio una cama tan ricamente atoldada y tan olorosa que cosa era muy estraña deverpor lo cual fue muy espantadoconsiderando cómo aquel Vicio Bruto hacíasu morada en el más sucio suelo de la obscura salateniendo un tan rico ypreciado lecho en el cual podía sin que nadie se lo impidiese holgar ydescansar a su placerca toda la sala era ladrillada con algunas labores deazulejos que en partes teníasalvo en aquel lugar donde el salvaje yacíaelcual él tenía desempedrado por se colo[c]ar y revolver en el sucio polvo. Enlo cual claramente daba a entender ser vicio bestialmostrando con los hechoslo que su nombre significaba.

Y es así que el hombre vicioso es como el sucio puercoel cual entrando enun vicioso jardíndonde hay muchas y muy diversas y olorosas floresdejando ymenospreciando aquéllasva a buscar donde hay algún cieno para en él semeter y volcar y ensuciar. De esta manera el hombre viciosoentrando en eljardín de este mundodonde hay muchas y diversas virtudespor todas ellaspasa como gato por brasasmenospreciándolassin hacer alguna cuenta o caso deellasy va a buscar un cieno de soberbiaavaricia o lujuria en que se meterensuciando su limpia ánima.

Pues como el Caballero del Sol conociese que aquel bruto animal teníaaquella muy olorosa cama no para sí sino para caçar y ensuciar y meter en sushediondos vicios [a] los míseros hombresderribólo todo por el suelo yponiendo los pies así a las cortinas y sábanas como a todo lo otrolo hizo enmuchos pedaçosy lançándolo por el sueloal otro canto de la sala se vadonde halló una pequeña columna de una piedra muy clara con una letra quedecía: Vencedor caballerono cansespues la ventura no está cansada de teprometer grandes y maravillosas cosas. Vuelve a aquella parte donde estaba elrico lecho y hallarás en el suelo de la sala una puerta con dos tiradores. Tirade ellos fuertementeca luego abrirás camino por donde puedas seguir locomençado.

No fueron por el Caballero del Sol bien acabadas de leer las deseadas letrascuando se fue hacia aquella parte donde el oloroso lecho estar solíay mirandoen lo bajo de ella vio los tiradores por los cuales con crecida alegría tirófuertemente de tal manera que abriendo una puertaquedó camino abierto parabajar por una estrecha escalera de piedrapor la cualandando cuanto cuarentapasosllegó a una fuerte puerta en la cual començó de herir con mucha prisacon el pomo de su espada. Pero como a sus apresurados golpes nadie respondieseempujóla con tanta fuerça que saliendo de sus quicios la puerta vino a tierra.Y como la entrada quedase desocupadael Caballero del Sol començó a tendersus espaciosos pasos por la cuarta salano menos tenebrosa y grande que laspasadas.

Pero luego que començó de andar oyó una quejosa voz que más bramido defiero animal que voz de humano hombre parecíacuyas palabras en esta manera seoían: ¡AyAy de ticuitado! ¿Es posible que en estas tus tinieblas has deser acometido de robadoressalteadores y violadores de tu sacra morada? ¿Quées de tu poder? ¿Qué es de tu imperio? ¿Quién es el que entrando en miespantosa casa con grande atrevimientoprocurando enojar a quien no pagarámenos de con la propia cabeça? Por cierto en gran menosprecio son venidas mispoderosas fuerçaspues un solo caballero ha osado saltearme en mi naturalcasa.

El Caballero del Sol estaba espantado y maravillado oyendo estas palabras ymirando un grande y espantoso fuego que en medio de la grandeza de ellaentorno se hacíaen tal manera que en un espacio que en medio de la quemadorallama se hacíasobre una silla negraestaba sentada una tan grande ydesemejada bestia que el Caballero del Sol nunca visto había. Su ferocidadponía espanto y sus disformes y monstruosos miembros admiración. Sus miembrostodos eran a manera de hombre salvajesalvo que el hocico tenía sacado amanera de perro; las orejas de caballocon cuatro cuernos de pequeña grandeza.Sus braços y cuerpo cubrían unas lanosas vedijas más espesas que las delleón. Sus pies eran enterossin tener partimiento de dedoen la punta teníauna uña de fiero animal y en el calcaño otracon las cuales fuertemente seasía a la tierra. Su bestial cuerpo no se vestía de otras armassalvo de laspelosas vedijasen las cuales algún tanto tenía de defensa por ser muyespesas. En su derecha mano tenía una descompasada y tajante espada y en lasiniestra un luciente escudoen el cual tenía esculpida una ponçoñosaserpiente con siete cabeças en la manera que se pinta la hidra de Hércules.Las seis tenían cada unauna legua y la otra tenía siete lenguas. En torno dela serpiente tenía una letra que así decía:

Tantos nombres y armas tengo

como la sierpe cabeças

y a aquellos con quien contiendo

con la una los venciendo

con todas los hago pieças.

Espantado el Caballero del Sol de ver tan horrendo y desemejado monstruollegó al cerco del sonoro fuego diciendo:

-Dimonstruo malino¿cómo te llamas y qué haces dentro de esasquemadoras llamas? Dímelo sin tardança y sal acá que conmigo eres en labatallaca no es razón que tan abominable cosa viva ya. Dímelo sin tardançasino yo te haré que mal de tu grado me lo declares.

Con brava catadura y temeroso semblanteechando fuego por los ojoselMonstruo Pecado dio principio a tales palabras:

-Muy embobecido y embelesado has estado mirando mi hermosa figura y mitemerosa estanciapues más lo serás cuando oyas mi nombre y mis hazañososhechos. Yo bien creo que por allá habrás visto algunos de ellosca mi fama ynombre vuelan por el universo mundo. Yo te digo que mucho te podrías loar sialgún tiempo entre los hombres pareciesesporque en mi presencia teniéndomeenojado con tus desvergonçadas y atrevidas razones has osado hablar; por locualmucho me pesa que un caballero de tan crecido esfuerço y osadía venga amorir a manos de aquél con quien sus valentías son como las de un tierno niñocon las de un muy esforçado gigante. Lo que demandas te quiero decirno porquetú lo pides sino porque tengo voluntad que tú dejes tu loca demandaporquesabiendo quién yo soy y a cuánto se extiende mi gran poderno solamenteholgarás de dejar la batalla pero aún me pedirás perdón de lo mal hecho ycontra mí hablado. Yo me llamo el Monstruoso Pecadode quien tanta cuenta sehace en el mundo que dudo hallarse hoy algún hombre que de mí no tenga noticiay se nombre mi servidor y vasallo. Y esto porque saben cuánto vale y puede miderecho braço. Conmigo entró en batalla el perverso Lucifer ysiendo vencidofue metido en el más profundo infierno. Yo entré en campo con Adánprimeropadre de los hombresy lo sujeté a mis leyes. Vencí a Davidaquel que cortóla cabeça al dudado Golías. Derribé a Holofernes. Domé con la fuerça de misbraços a Héctorfamoso troyano; a Archilesvictorioso Griego; al MagnoAlejandro; al animoso y invicto Julio César; al valeroso y magno Pompeyo; almuy diestro y sagaz capitán cartaginésAnibal llamado; al valeroso MagnoScipión; al vencedor cónsul Mario y a otros muchos valerosos y esforçadosvarones que no traigo aquí por no te atapar solamente con ejemplos deesforçados príncipesno te quedando lugar de oír los muy claros yaventajados varones sabios que a mi imperio y mando he sujetado. A PlatónaAristótelesa Sócratesa Pitágorasa Sénecaa Plutarcoa DiógenesaZenónSolón solominodador de las leyes egipcias y a Licurgo de laslacedemoniasa Numa Pompilio de las romanas y al muy aventajado varónSalomóncon otros sabios varones que no acabaría hoy de te los contar. Miraque si osará aceptar tu campo y desafío el que ha sujetado tantostanesforçados varones y tan famosos sabios. Si tienes osadía para me llamar a labatallamenea el ojoque luego soy contigo. Y porque sepas que tengo tantaparte de pacífico como de guerrero y que me cupo igual parte de misericordiapara perdonarcomo de ira y fuerça para me vengarpide perdón de lo pasado yconoce tu yerro y ponte debajo de mis leyescomo lo hicieron los que te hecontadoy no solamente perdonaré tu yerro y crecido atrevimiento pero aúndejándote salir libre como entrastete llevaré hasta tu propia patriadondete haré gozar de todo aquello que los más contentos en la tierra gozanytendré continuamente cuidado de tener debajo de mi guardacomo tu esfuerço yvalentía lo merece; ca no menos glorioso estaré con tus servicios que lo fuicon los de los esforçados y sabios que has oído. Toma mi sano consejo y noerrarásca gran locura es tomar trabajosa vida en esta triste obscuridadestando en casa de quien te la puede dar descansada y aún convertirte endeleitesi quiere. Porque sabrás que el Mundoabsoluto señor de todos losvivientesracionales y irracionalesme ha hecho mayordomo y despensero en todala tierra con poder de dar y distribuir entre los hombres todo género dedeleite y pasatiempo. Yo te prometo como quien soy y por mi gran poderque sihaces lo que te pidode te hacer vivir vicioso y descansadocon abundancia deseñorío y riquezasque te aprovecharán mucho para pasar en descanso y regalola vida. Y sino quisieres obedecermepara eso tengo esta cortadora espada yeste acerado escudopara tomar entera emienda de tus errores. Di lo que teparece.

-Oh maldito y desemejado gigantedijo el Caballero del SolllamadoMonstruoso Pecadobien cuadra el nombre con tus monstruosas facciones yperversos hechos. No pienses de me espantar con tus blasones y soberbiaspalabrasca bien sé que de tu nacimiento eres follón y ultrajoso. Si vencistea mi padre Adán no fue en justa guerra y aplazada batalla sino traidoramente ycon encubierto engaño y al fin se escapó de tus manos y quedaste muy burlado.Y también si venciste a David fue porque era humano y como hombre pudo pecarca todos los vivientes están sujetos a semejantes caídas. Pero no me negarasquesi tú le sometiste a tus leyescebándole con la hermosura de Betsabéque no te quebrantó él tu soberbia haciendo penitencia de su yerro. Si pusisteso tu yugo a esos valientes caballeros y excelentes sabios que has contadofueporque ellos fueron amigos de los errores y andaban huyendo de la verdad. Peroyo ni temo tus espantosas palabrasni tus grandes fierosni aún tu lucienteespada y menosprecio tu loco y vano prometerporque sirvo a mi Diosdador delas cosas criadas y reparador del humano linajeel cual en la primera salasembró en mi pecho olvido de la vida y memoria de la muerte para que cumpliendocon lo que San Pablo escribiótrajese la barba sobre el hombro y velaseguardándome de tus secretos y descubiertos engaños. Por tantosal presto deese ardiente fuegoven a la batallaca yo espero en el hacedor de lo criadoque en ella te haré conocer que eres falsofementidoalevoso y traidory quecon engaño y falsía traes a los hombres a tus hediondos pecados. Sal de ahíprestono pienses de te excusar con perezaca yo te juropor la orden decaballeríade no me ir de aquí hasta haber y acabar contigo en batalla.

-¿Aún no quieres tomar mi consejo? dijo el Monstruo Pecado. No seas rebeldey porfiado. Mira por tu saludmira bien lo que hacesno te arrepientasdespués como mal mirado. Yo sujetaré a tu mando gran copia de gentes. Aceptalas mercedes que te quiero hacer y ponerte he en gran señorío. Haré obedecera tu soberbio mandamiento diversas naciones. Harete bienquisto con las hermosasmujeres. Hartarte he de riquezas con que sujetes a tus enemigos y hagas bien ymerced a tus amigos.

-No gastes almacéndijo el Caballero del Solen promesas vanasca ciertosoy que tienes lengua para prometer y no tienes nada que dar. Y dado que elseñorío de todo el mundo tuvieses en tu mano para me le daryo no le quieropues es perecedero y se ha de acabar con pérdida del poseedor. Y busco lavirtud para servir en ella a mi criador y redentor Jesucristoel cual me darála eterna vida que durará sin fin. Así que yo huyo de todo lo que tienes ypuedes darque son vicios y pecados para abatir el cuerpo y perder el ánima.Por tantono canses la lengua en prometerca no con palabras sino con armas tehas de defender. Ven a la batallapues bien blasonas del arnés.

Con todo esto el Monstruoso Pecado estaba quedo en su quemadora estancia y nopensaba salir a la batalla.

Pues como el Caballero del Sol conociese que no aprovechaban desafíos parasacar aquella desemejada bestia de las quemadoras llamasarmándose de la feque San Pablo nos da para en semejante contiendaentró furiosamente por elencendido fuego y començó de tirar golpes de su espada contra el MonstruosoPecado; el cualcomo así se vido acometerlevantándose presto de su sillaandaba tan ligerosaltando a veces fueraa veces dentro en el fuegoque golpeel Caballero del Sol no le podía acertarhiriéndole el Monstruoso Pecadotodas las veces que quería. Tanto anduvieron en esta desconcertada batalla queel Caballero del Sol se sentía muy cansado con los recibidos golpes sin lepoder enojarca su ligereza era tan crecida que todos los golpes le hacíaperder.

Muy enojado el Caballero del Sol por no poderse de él aprovechar comoqueríase apartó del encendido fuego por dar descanso al cuerpo y por tornaraireca muy congojado se sentía con el gran calor queestando en medio de lasllamashabía recibido.

Luego el Jayán se tornó a su acostumbrado lugaraunque no le convinoholgar mucho porque luego que el Caballero del Sol cogió aireyéndose contrael gran fuegoentró tan recio y súbito queante que el Monstruoso Pecado selevantase de su sillale tomó entre sus armados braçoshaciéndole con larepentina entrada perder el luciente escudo y la tajante espada. Tan suciamentehedía el Monstruoso Pecado que tanta pasión recibía el Caballero del Solteniéndole abraçadocomo antes recibiendo sus duros golpes.

Andando en esta reñida lucha entre las quemadoras llamastan mal le tratabala desemejada bestia con sus crueles uñasque muy fatigado se sentía. Perocomo el Caballero del Sol en tal manera se viese tratarapretando al MonstruosoPecado entre sus braços lo levantó de tierra y lo sacó fuera de lasencendidas llamas; el cualcomo fuera del fuego se vido y entre los armadosbraços del Caballero del Solmuy gran parte de sus aventajadas fuerçasperdió. Aunque no fue en tal manera que no durase la porfiosa lucha media horahasta tanto que el Monstruoso Pecado de muy laso y cansadodesapoderado de susfuerçasvino a tierra. Sin tardança el Caballero del Sol puso mano a unadagay haciendo semblante de le cortar la cabeçadijo en esta manera: ¡Ohbestial Monstruoso Pecado! ¿qué es de tus fierostus blasones? Bien será quete corte la cabeça que solía traerme ejemplos y contarme falsas hazañas yhacerme promesas locas y vanas.

Dando espantosos aullidos el Monstruoso Pecado dijo:

-Pues tienes la victoriavictorioso caballeroperdona al vencidonoquieras ganar dos cosas con un trabajo. Yo te dejaré libre el pasopues a otracosa a mi morada no eres venido sino a vencerme y pasar por ella. Y pues yo meotorgo por tu vencido y te doy el pasoconveniente cosa es que me perdones lavida.

-No basta esodijo el Caballero del Solpero aún has de jurar de jamás tellamar señor de los hombres sino esclavo de los brutos animales como tú y queperpetuamente huirás la compañía de los racionales hombrescesando de losengañar y guardando perpetuo destierro en lugares apartados de humanaconversación. Y yo tomaré tu espada y escudo y lo haré menudos pedaçosporque no mantengas con ellos jamás soberbia.

-Soy contento de así lo hacerdijo el Pecado Monstruosoy dando lavictoria al Caballero del Sol juró todo lo arriba dicho.

Luego la espantosa bestiaescapando de las manos del Caballero del Solsemetió en su cerco de fuegotendiéndose por tierraca la silla ya estabaquemadaporque cuando el Caballero del Sol entró la segunda vez en el cerco defuegocomo arrebató en los braços al bestial jayánderribó la silla y laechó con el pie en el gastador fuego donde muy prestamente fue hecha carbón.

Capítulo XXXIII

Cómo el Caballero del Sol salió de la Cueva de la LabradaPuerta a unos campos y florestas desabitadas.

De la manera que habéis oído fue vencido el espantable monstruo de lacuarta sala. La brava contienda así partidael Caballero del Sol començó apasear por la gran sala por ver si había ahí más que hacer. Al andar de lasala halló una columna de muy blanca piedra sobre la cual estaba una muy lindaimagenel ropaje pardolos ojos bajosla cabeça inclinada. La una manotenía al coraçónla otra tendida hacia delanteseñalando con el dedo haciael suelo. Sobre ella tenía una letra que decía de esta manera:

Huye la vía nocente

abraça siempre el trabajo.

Si lo buscas sabiamente

hallarás muy prestamente

lo que quieres en lo bajo.

Leído que hubo el Caballero del Sol las letrasbien entendió que leconvenía seguir la vía trabajosapor lo cual conoció que grandes trabajos sele aparejaban. De lo cual el pasado principio le daba clara muestra. Tambiénvio cómo la imagen señalaba hacia el bajo suelo y que la letra de suseñaladora mano le daba a entender que ahí había de hallar puerta y caminopor donde pudiese hallar trabajos en que se ocupar y placeres si los quisieseabraçar. Y sintió que la vía de los deleitesllamada nocenteo dañosa yengañosay que le daba por consejo que aquella dejase y la de los trabajossiguiese.

Luego que todo esto hubo bien notado y la letra entendido y el consejoaceptadofuese para aquella parte que la parda imagen señalabaen la cualhalló una losa leonadaredondacon un grande tiradorpor el cual tiróreciamente. Quitando la leonada piedraquedó abierta una entrada redonda porla cual echó las manos por saber si había por donde bajar y halló una delgadacadena que asida estaba en lo alto de la redonda boca a una gruesa argolla dehierro. De lo cualmás el tiento de las manos que no la vista de los ojos ledaba clara muestraporque grande obscuridad había en la descubierta entrada.Pero como cierto fuese que por ahí le convenía bajarprestemente sedescolgóasido por la cadenahasta lo bajoque podía ser su hondura hasta[los] pechosy de ahíbajando por una escala ancha y espaciosa y bienlabradasiguiendo siempre la delgada cadenavino a dar en una pequeña cámaraobrada de muy rica canteríaen la cual había una lucera que a lo más alto dela peña salíapor la cual entraba una pequeña luz con que el Caballero delSol mucho holgó por descansar ahí una pieça del gran trabajo que en las salashabía pasado. Ycomo al un canto se apartasepudo ver una silla y una mesaque sobre una pobre toballa un pan y un vaso de agua tenía. Y como la hambremuy malamente le aquejaseviendo que aquello se le daba para sustentación dela vida y no para gulasentóse en la silla y comió y bevió muy bien deaquello que para su sustentación y para recobrar el esfuerço convenía.

Pues como el Caballero del Sol hubo muy bien tomado de aquel pobre manjar loque le conveníacomençó de andar la cámaray con la muy poca luz pudo vercomo era hecha en triánguloy que en cada rincón había una muy grandepuertatodas de una forma y obradas de blanca y cristalina piedradonde lenació una duda acompañada con tristezano sabiendo por cual de las puertashabía de ir adelante.

Estando asícomençó de mirar particularmente la estrañeza de las tresgrandes puertas. Yandando de una en otrasobre cada una de ellas halló unmismo letrero que así decía: Caballero que tu ventura te ha traído a laúnica y cristalina cámara de las tres hermosas puertassi quieres saber porcuál de ellas te conviene andarvuelve a la mesa y alça toda la toballa muybien y ahí hallarás lo que debes hacer.

Con gran alegría el Caballero del Sol se va para la mesa yalçando latoballacomençó de leer un letrero que en la mesa estaba en esta manera:Tomacaballerode mí este manjar de la almapues ya de mí has tomado lasustentación del cuerpo. La fuente que está ante la cueva de la labradapuertaen la cual lavaste manos y carasignifica el santo baptismo. El sueñoque en la cama de las cortadas ramas dormisterepresenta la edad de lainocencia que es desde el nacimiento hasta los siete años. La entrada de laprimera salala entrada de los años de la discreción nos declaracuando losniños comiençan a discernir entre el bien y el mala los cuales hace mal elocioque niega la entrada de la segunda salacuando manda desenvainar laespadaporquede no los ocupar en algún ejercicio virtuosovienen al viciode la tercera sala y del vicio al pecado de la cuarta. La entrada redondahondahasta los pechosque en la postrera sala hallastesignifica la confirmacióndespués de la cual es más necesaria usar de la perfección cristiana. Lacadena por donde te guiaste para venir a esta triangulada cámara da a entenderla doctrina evangélicala cual nos guía a esta cristalina cámarala cualrepresenta la fe cristiana. Las tres puertas nos dan a entender las trespersonas de la Santísima Trinidad. Sabe que todas ellas salen a una mina y víaque es un Dios omnipotente. Por tantoármate de la fe y ponte en medio de lacámara y haciendo la señal de la cruz sobre tu cara y pechos diciendo: En elnombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; entra por aquella puerta quequisieres o en cuyo derecho te hallarás yno desfalleciendo en la virtudacabarás grandes cosas.

Luego que el Caballero del Sol hubo acabado de leer el saludable letrero dela mesaveniéndose para el medio de la camarahaciendo todo lo que por elletrero le era mandadoen el nombre del Padre y Hijo y del Espíritu Santocomençó de entrar por una de las tres puertas. Ycomo el camino fuese muyllanoen poco espacio llegó donde las tres vías de las tres cristalinaspuertas se juntabanlo cual pudo claramente ver por una pequeña luz que poruna lucera entraba. Dondelas rodillas hincadasel Caballero del Sol embió suoración al omnipotente Diossuplicándole le encaminase en el trabajoso caminode la virtudporque mereciese alcançar la bienaventurança para que le habíacriado.

Acabada su oracióncomençó de seguir la única vía por espacio de treshoras. Y ya que muy cansado y congojado iba por el peso de las armaspudo veruna puerta muy bien cerrada con una red de muy gruesas barras de hierropor lacual entraba muy clara luz y deseada claridad. Con cuya vista su ánimo fuelleno de entero gozo y el esfuerço recobradoel trabajo disminuidola penaaliviada y la alegría venida.

Con el nuevo placerlos pies despidieron la pereza y con gran prisaenderechó sus pasos hacia aquella parte que la deseada luz veníade maneraque en poco espacio llegó a la deseada puerta en poco rato. Pero en tal maneraestaba cerrada y tan fuerte era que jamás la pudo abrir ni quebrantar por muchoque en ello se trabajaba. Conociendopuesque porfiar le era dañoso y noprovechosoesperando inventar o hallar algún buen remedio para abrir oderrocar la cerrada puertafuese para una columna que ahí había para a ellase arrimar y descansar una pieça. Perocomo a ella hubo llegadovio que enella estaban unas coloradas letras que en esta manera decían: Trabajadocaballeroque tu venturosa fortuna te ha traído a la puerta de las barrashiere con el pomo de tu espada sobre la hueca columnaca ella te dará con quéla cerrada puerta puedas abrir.

Muy gozoso el Caballero del Solpor el remedio halladosin más atenderpuso mano por su espada y hirió con el pomo sobre la columna en tal manera querompiendo una delgada piedra que sobre la cabeça o capitel de la columnaporla parte que estaba huecaestaba encajadapareció dentro una gruesa llave conla cual la cerrada puerta fue abiertano con pequeña alegría del encerradocaballero.

Saliendo pues el Caballero del Sol por la abierta puertaluego començó aendereçar sus gozosos pasos por los regocijados camposmuy llenos de diversosy sombrosos árbolestan estraños y de tantos linajes que grande admiraciónle ponía su novedad. No anduvo mucho por aquella fresca florestacuando llegóa una muy clara y dulce fuente en la cual reposó una pieçacomiendo de lasdulces y sabrosas frutas y bebiendo de la clara agua. Una pieça estuvo ahí elCaballero del Sol matando la hambre que le mataba y oyendo una dulce música deavecicas que por aquella floresta volaban.

Ya que el reposo había despedido el trabajo del fatigado cuerpotornando alcomençado caminoanduvo vagando por aquellas florestas y campos a unas partesy a otras por saber qué tierra era aquellaca gran sabor hubierahallando aquien lo preguntarpor ser muy fértil y copiosade muy estraños y preciadosárbolesy muchas fuentes y olorosas hierbas y hermosas flores y preciadasfrutascual el Caballero del Sol jamás había visto.

Peropor mucho que se trabajóno podía hallar algún poblado ni aunencontrar algún hombrede que muy maravillado se hacía. Con todo estocreyendo que tierra desabitada eray que por ella le convenía peregrinarnocesaba de caminar sin caminoesperando que la ventura le dijese lo que habíade hacer.

Tanto anduvo de esta manera quesin lo pensarvino a dar en el campo de lafuente de la florestaen la cual ya había estado la primera vezcuando salióde la puerta de las barrasdonde reposó otro ratolavándose manos y cara.Estándose sentado cabe la señera fuenteparecióle que sería bienpueshasta allí no había querido seguir caminoni le había halladosalvo lasenda que le trajo a la fuenteseguir adelante por la sendapues adelantepasaba; y por ventura por ella hallaría alguno que le dijese qué tierra era ole diese nuevas de algún poblado.

Con este nuevo propósitoel Caballero del Sol començó de caminar por lasenda ya poco ratovio que la senda se partía en dos caminos. El uno seenderechaba a la diestra mano y el otro llevaba la siniestra o izquierda mano.El de la siniestra mano era muy ancho y espacioso y muy trilladolleno demuy frescos y frutíferos árboles y puestos por tanto concierto que elloshacían sombra de la una parte y de la otra del ancho camino y dabanmantenimiento a los caminantes con sus dulces y preciadas frutas. El camino dela derecha mano era tan estrecho y angosto que mejor se podía llamar senda queno real camino. Estaba muy herboso en manera que parecía que pocos por élcaminaban. Los árboles que en él nacían eran robles y encinas con su dura ysilvestre frutaespinos y çarçascon otros espinosos y silvestres árboles.Entre la estrecha senda y ancho camino estaba una gruesa y pequeña columna.Sobre ella estaba otra piedratallada a manera de escudomitad pardo y mitadcoloradocon un letrero en torno que así decía:

En la choça y gran morada

te darán muy por entero

la razón de tu jornada

de la parda y colorada

colores y mi letrero.

 

CapítuloXXXIV

De lo que aconteció al Caballero del Sol con dos doncellasllamadas Trabajosa Vida y Ociosidad Mundana.

Mucho holgó el Caballero del Sol cuando hubo leído las letras del pardo ycolorado escudopor saber que en la rica morada y en la pobre cabaña habíagente que le sabrían dar entera cuenta de los dos caminosporque ya habíavisto de la parte de la herbosa senda una cabaña y de la parte del ancho caminouna rica y sobervia morada.

Muy codicioso el Caballero del Sol de ser informado de las dos víaspensando que mejor en la gran casa que no en la pobre cabaña hallaría quiénle sacase de duda y le diese razón y cuenta de lo que demandabahacia el ricopalacio sus pasos endereça. Ante que el Caballero del Sol a la gran moradallegasepor la puerta salió una hermosa y olorosa doncellaricamenteataviadasus dorados cabellos sueltos por los hombros. Sobre ellos ponía unacorona de diversas florestan olorosa y galana que mucha gracia ponía a susmuy rubios cabellos. Su gorjal de la blanca camisa era de oro chapado con muchaspreciadas piedras sutilmente asentadas. Vestía unas ropas vendeadas de carmesícolorado y terciopelo verdecon una rica bordadura de oro y perlas y unasflores por toda la vestiduraunas amarillas y otras negrascon una letraenvuelta con ellas que en esta manera decía:

La alegría del principio

y esperar

al fin es desesperar.

En su derecha mano traía el mundo y en la otra un ramo de palma con unaletra que decía así:

Del mundo triunfa esta dama

mas su placer

en tristeza ha de volver.

Venía acompañada de un escuderotodo vestido de azul aforrado en rasocolorado con unas menudas cochilladas que lo descubrían y un motete que decíaen esta manera:

El placer que está encubierto

por no lo celar mostrado

me hace regocijado.

Este escuderollamado Regocijola traía de braço y un paje la falda. Suvestido era morado con unas cortaduras de verde claro y un mote que decía así:

La esperança ganada

del amor

me da deleite y sabor.

Con tal compañíay con muy compuestos y reposados pasosla muy hermosa yapuesta doncellaviniendo contra el Caballero del Soldio principio a talespalabras: Caballero que hayas venturami venida es para te declarar las letrasdel colorado y pardo escudo. La mitad de él es colorado y es aquella mitadmíay da a entender que yo soy alegre y mi camino no es triste sino muy alegrey lleno de todo placer. La otra mitad es parda y es de la pobre doncella que sumorada hace en la pequeña cabañay da muestra clara que ella y su camino sonllenos de todo trabajo. Pues sabes la solturasal de tu duda y sigue miespacioso caminoca no tiene necesidad que yo le alabepues vees como es muyespaciosomuy deleitosomuy seguido de todoslleno de muchosmuy olorosos yfructíferos árboles. Y la causa porque yo te convido a seguir mi camino esporque tú vienes fatigado con los trabajos y afanes que has pasadode lo cualme da clara muestra tu descolorido rostro y tu fatigado y cansado cuerpo. Y puestú sabes bien que los trabajos son camino por donde van al reposo y se gana laholgançay el afán se toma por alcançar descanso y el cuidado por llegar ala alegríamira cuán gran locura cometerías sihabiendo tú tanto trabajadopor venir a este mi caminolleno de reposo y placer y contentamientoagora lodesechasesno queriendo galardón y premio por lo afanado. Comiença decaminar. No pierdas tiempo.

-Alta señoraporque no incurra en mala criançadijo el Caballero del Soly porque sepa cuyo consejo sigodime tu nombre y los de esos tus servidorescaeran voluntad tengo de lo saber.

-Bien me place de te lo decirdijo la olorosa y hermosa doncella. Yo mellamo la Ociosidad Mundanabienquista y querida de todos estados. Yo doy lospasatiempossoy señora de los regocijos y placeres. Yo pongo y siembroalegría en los coraçones de los que siguen mi consejo y van por mi alegrecamino debajo de mi bandera. Yo soy guía de los honrrados y por hacer buenaobra a los que andan peregrinando como túme he puesto en estos dos caminospor les guiar y desengañarpara que no tomen el camino de esa pobre doncella ysiguiéndole nunca les falte trabajo y vengan en perdición y desesperaciónsino para que caminen por este mi caminoen el cual no hay tristezasino todoregocijo y descanso. Y si túbuen caballeroa mí no creesmira cuál es elprincipio y por él conocerás el fin. Pues está escrito que donde hay buenprincipio no puede faltar bueno y próspero fin.

En este punto se le recordó al Caballero del Sol el consejo de la imagen queestaba sobre la columna en la postrera salay entendió que le hacía menesterusar de él y seguir la senda herbosa y trabajosa y dejar el ancho camino de ladoncella Ociosidad Mundana. Por lo cual en esta manera respondió:

-Buena doncellajamás se alcançó con descanso y placer gloria y fama. Tunombre y los de tus servidores y tu ancho y deleitoso camino me amenazan conriguroso fin y desastrado acabamiento. Siga quien quisiere tu sabroso caminoporque yo este otro áspero y escabroso entiendo tomar.

-Mira que te engañas en no seguir mi sano consejodijo la OciosidadMundana. Ca en este mi muy trillado camino no puedes errarporque los árbolespor él puestos te guiarán y te darán mantenimiento pues tú no lo traes. Poresotra herbosa senda morirás de hambre. Por este camino irás muy acompañado;por esa otra herbosa senda caminarás solo. En este real camino habitan sietedueñas en siete moradas repartidas por jornadas. La primera se llama Soberviala otra Avariciala tercera Lujuriala otra Irala quinta Gulala sextaEnvidiala séptima Acidia. Estas piadosas y poderosas dueñas recogen loscaminantes en sus ricos palacioshaciéndoles buenos tratamientos y aunproveyéndoles de lo necesario para el camino. Al contrario lo hallarás en laherbosa y sola senda de la pobre doncellaporque estas mesmas tienen en lamesma senda otras fortalezas para defender los pasos y dar rigurosas muertes alos que por esa senda caminanporque siguen camino por ellas defendido. Y paraesto tienen ahí sus guardas y caballeros que por ellas hacen batalla. Agorapuesmira si te aconsejo bien.

-Esos defendidos pasos es lo que yo buscodijo el Caballero del Sol; por locual desde agora me crece y porque tengo gran deseo de me ver en todo trabajopor franquear esos defendidos pasosvuélvete a tu rica moradaOciosidadMundanaguarda los tus consejos para otros que mejor les parezcanporque yo nosoy venido por aquí sino a ponerme a todo trabajo y a sujetarme a todo afán.

Como la hermosa doncella vio que perdía con el Caballero del Sol tiempo ypalabrasen esta manera le responde:

-Haz a tu voluntadca algún día te acordarás de mí y te pesará porhaber desechado mis consejos y mi espacioso camino.

Diciendo estas palabrasla ociosidad Mundana con sus servidores a su ricamorada se vuelve. Y el Caballero del Sol tomó el derecho camino de la pobrecabaña de la cual salió una dispuesta doncellael cabello cogido y vuelto asu cabeça coronada de hojas de robleropas de terciopelo pardoaforrado enraso carmesícon unas cuchilladas tan pequeñas que apenas se podía ver elrico carmesícon un mote por bordura que así decía:

El trabajo contino

alegría en sí contiene

y que sigue mi camino

si en él no pierde el tino

el descanso se le viene.

Puesto que la dispuesta doncella de la pobre cabaña estuviese del solquemada y sus delicadas manos trabajadas y ásperas y sus ropas fuesen algotraídas y no tan ricas y bien obradas cuanto ella merecíapero su estremadaapostura y desenvoltura la agraciaban tanto que muy mayor magestad su quemadorostro y su gentil disposición representabaque no la hermosura y delicadezade la Ociosidad Mundana. En su derecha mano traía un açote y en la siniestraun pequeño telar con una letra que de esta manera decía:

Con este agote castigo

a quien no quiere trabajar

en el pequeño telar.

A esta dispuesta doncella acompañaba un escudero vestido de terciopeloleonadoaforrado en raso pardocon unas espesas cuchilladas por donde lo pardose parecíacon una letra entre ellas que de esta manera decía:

La congoja y el afán

encubierto traen debajo

el no cansado trabajo.

También venía acompañando a esta honesta doncella un paje vestido de ropasclarasaforradas en raso pardocon unas cortaduras de raso dorado y una letraque así decía:

El trabajo y el cuidado

y su memoria

dan esperança de gloria.

De la manera que habéis oídola apuesta doncella se venía para elCaballero del Sol ycomo cerca llegaseel caballero la saludó cortésmente yella le tornó las saludes. El Caballero del Solrompiendo el silencioen estamanera començó de preguntar:

-Noble doncellapor cortesía me digáis quién sois y cómo se llaman estosvuestros servidoresporque no cometa algún yerro contra vuestro mereceravisándome juntamente cuál de los dos caminos me conviene seguir.

Con muy apacible rostro y gracioso meneola doncella de la pobre cabaña dioprincipio a tales palabras:

-Soy contenta de te lo decirarmado y trabajoso caballero. Yo me llamoTrabajosa Vida. Mi escuderoel Afán no Cansado. Y el pajeCuidado delTrabajo. Mi senda es muy estrecha y muy herbosa y escabrosa porque en nuestrostiempos pocos caminan por ella. Los árboles que por ella son nacidos ya tú losvees que son robles y encinasçarças y espinoscon otros silvestres yespinosos árboles. Jamás en ella hay descanso hasta el fin. Es llena de todotrabajode muchas peñasriscosmalezasespesurashondos valles yatolladeros yfinalmentellena de muchos peligros. Hay en ella siete pasosdefendidosde los cuales ya debes estar avisado por la Ociosidad Mundana. Y elque en alguno de ellos es vencidoen la mesma hora lo pasan al espacioso yancho y deleitoso camino de la Ociosidad Mundana. Pero si túcon virilcoraçón y fuerça de tus braçoslos pasasvenciendo los defensores deellosyo te digo que después te verás en toda tranquilidad y sosiegodondeverás cosas tan estrañas y maravillosas cuales jamás has visto ni oído. Noquiero cansar tus orejas oyendo alabar mi estrecha y herbosa sendaporque nodigas que parecía bien que la alabase otro y no yo. Harto basta para te avisary responder a lo que me tienes pedidocontarte sus trabajossus peligros y sufin gozoso y sabrosolleno de perpetuo gozo; lo cual todo es al contrario en elancho y trillado caminoca en él los principios y medios son sabrosos yapacibles y el fin es riguroso y muy espantoso; porque yo te digo que los quepor él hacen su viajeen pago de sus muchos y regocijados pasatiempos yhediondos viciosson en cabo de la jornada llevados a un alto despeñaderoenel cual el muy trillado camino se fenecey de allí son despeñados en unaperpetua y espantable tinieblaadondeperpetuamente siendo atormentadosquedan para siempre en continuo lloro y mortal tristeza. Ya yo te he dicho [lo]que me preguntasteagoratrabajado caballerohaz a tu voluntad. Sigue la víaque mejor te pareciere.

-Vuestra senda y sano consejo seguiré yohonesta doncelladijo elCaballero del Solca dudo yo poder hallar en el mundo quien mejor me diera lasoltura de los dos caminos que la vuestra merced. Por lo cual soy puesto engrande obligación de lo serviry sino pudierepor ser mis fuerças flacasalmenos la voluntad no me fallece. Yo juropor la orden de caballeríade nodejar la herbosa y estrecha senda hasta al cabosi la vida no me deja. A locual me obliga tu gran bondad y mi deseoporque yo no soy venido por aquí sinoa desechar el regalo y reposo y a buscar el trabajosiguiendo los más soloscaminos y poniéndome por la virtud a los más temidos peligrosporque el hechodiga con mi deseo y mi destierro.

-Mucho soy alegredijo la trabajada doncellaporque con tu gran voluntad ybondad sigues mi herbosa y trabajosa senda y yo fío tanto en tu esfuerço ybondad que por ningún peligro lo dejarás. Diciendo estas palabrasla doncellase despidió cortésmente y el Caballero del Solhaciendo su debidoacatamientotomó el derecho camino de la herbosa y trabajosa senda.

 

CapítuloXXXV

Cómo caminando el Caballero del Solque por otro nombre sellamaba Desterradopor la estrecha senda vio una rica tienda y de lo que enella le avino con la Razón Natural.

Después que el Caballero del Sol se despidió de la doncella Trabajosa Vidacaminó aquel día por la herbosa senda con asaz trabajo y afán por suestrechura y asperezapero ya el claro solcon su rápido cursoel derechocamino de occidente llenaba por esconder sus dorados y resplandecientes rayos.Desde un pequeño recuesto pudo ver en un estrecho valle que adelante se haciauna rica tienda armadacon cuya vista nueva alegría entró en el Caballero delSolpensando que era aquel alguno de los pasos defendidos. Y puesto que muycansado y fatigado estuviesetomando nuevas fuerças con la no pensadaalegríabajó con gran presteza por un risco abajoporque no le impidiesenlas obscuras tinieblas ante que a la rica tienda llegase.

Tanta priesa dio el Caballero del Sol en su camino queante que la clara luzlas tierras dejasellegó a la armada tiendade cuya estrañeza y riquezagrandemente fue maravillado. Su color era azulhecha y obrada tan sutilmenteque toda ser una pieça parecía. Y como la rodease por mejor ver y notar suriquezacada paso que adelente pasaba le parecía que variaba la color.Rodeaban la rica tienda cuatro cercos de tela de orotan anchos cada uno comotres piesrepartidos a trechosdesde lo más bajo hasta lo más alto; estoscercos estaban bordados de pelosos salvajes y fieros y silvestres animales ydiversos y muy preciados árboles tan al natural hechos que mucho había ahíque mirar. En lo más alto de la rica tienda estaba una rica poma de orosobreella un pequeño león de platael pecho y la corona doradocon un pequeñopendón colorado y una letra que decía:

Gobiérnase por razón

la señora de esta tienda

y jamás busca contienda.

La puerta de la muy preciada tienda no estaba menos obrada que los cuatrocercos. Sobre ella estaba ricamente bordado el emperador Trajanosentado en unarica silla con tanta magestad como vivo representaba. En su cabeça tenía unarica corona y en su diestra mano imperial cetro. En la siniestra una balança yuna medidacon un letrero sobre su cabeça que decía de esta manera:

Razón me hizo inventor

del peso con la medida

con que se rige la vida.

Ya la claridad diurna huía de las horribles tinieblas de la nochecuandosintiendo los de la tienda los pasos del Caballero del Solun paje salió ycomo le vidosin aguardar palabramostrando rostro alegre a su venidasevolvió para dentro.

No tardó mucho que salió el mesmo diciendo:

-Caballero del Sol y las Lunetasla señora de esta tienda te ruega queentres a la hablar. Y podrás albergar aquí esta noche ca ya es tarde parapasar adelante.

-Bien me place de lo así hacerdijo el Caballero del Sol. Ve adelante.

De esta manera entró en la rica tienda. A la diestra manoa una parte de lapreciada tiendasobre un estrado y una rica silla estaba una grave y hermosadoncella. Sobre sus rubios cabellos tenía una rica corona de fino oro conmuchasmuy preciadas y resplandecientes piedras por ella esmaltadas. Su vestidoera de la mesma color de la rica tiendacon una bordadura de fino oro y piedraspreciosas sutilmente asentadas. En su derecha mano tenía un cetro de bueno yfino oro. En la siniestra una pequeña balança de blanca platadorada apedaços con unas letras que bajaban de la balança a las ricas ropas que enesta forma decían:

Celestiales son mis hechos

pues que peso con razón

la bondad del coraçón.

En torno de la muy grave y generosa doncella estaban bajo del estrado enricas sillas dos ancianos viejosy sobre el estrado a los pies de la generosadoncella estaban sentadas dos honradas matronas y en medio un tierno niño. Elancianoque a la diestra mano estabavestía ricas ropas de azul obscuro.Sobre sus blancos cabellos tenía una corona de laurellos braços tendidoslas palmas abiertas y vueltas hacia bajo. Debajo de la derecha tenía el sol yde la siniestra la lunalos ojos levantados arribaa dar a entender que suentendimiento no paraba en el sol ni en la luna sino en el que cría y gobiernalos cielos y la tierra. En su derecho braço tenía un letrero que así decía:

Mi entender es tan subido

que él nivela

cómo el cielo se rodea.

El grave viejoque a la siniestra mano estabavestía ropas ricas de azulclaro. Sus canos cabellos apremiaba una corona de platallena de pequeñasestrellas doradas. De la una mano a la otra tenía una manera del arco del cielollamado iriscon un letrero encima de él que decía así:

Con sutil y buen juicio

mediante Dios verdadero

que me dio tal ejercicio

por lo pasado hallo indicio

de lo que es venidero.

El habilísimo niñoque a los pies de la hermosa doncella estabavestíacarmesí sin otra mezcla. Era blanco y coloradolos cabellos rubios yencrespadoslos labios coloradosla lengua tenía sacada y en ella una brasaaunque de ello pena no sentía. De la derecha mano le colgaba un letrero queansí decía:

El ingenio con trabajo

presto alcança

la ciencia con alabança.

La más antigua dueña vestía ropas negras. Sobre su tocada cabeça teníauna corona de palma. En la derecha mano un cuchillo y en la siniestra unaciudadcon una letra por ella que así decía:

Con correción y castigo

moderado

se gobierna gran poblado.

La otra honesta dueña vestía paños aceitunís aforrados en raso carmesí.Su cabeça rodeaba una corona de laurel. En sus manos tenía un libro con undicho que en esta forma decía:

Las villas y las ciudades

con gobierno

rige la ley del cuaderno.

Luego que el Caballero del Sol hubo notado lo que habéis oídollegando condebido acatamientola rodilla por tierradijo de esta manera:

-Muy alta y poderosa señora. Porque no peque con ignorancia bajándote de tumerecerte pido un dony es que me digas quién eres y propio nombre y siestás aquí de estancia por algún tiempo o vas camino para alguna parteca siyo en algo puedo a tu grandeza servir lo haré de muy buen grado. Y tambiéndeseo saber cómo se llama cada uno de esta noble compañía de que estásrodeada.

Con gran matureza y no creído resposo la linda y discreta doncella dioprincipio a tales palabras:

-Caballero del Solaunque por vuestra voluntad os llamáis Desterradoseáis bien venidoca días ha deseo y atiendo aquí vuestra venida. Todo loque pedís y más os diré yo. A mí llaman la Razón Natural. A este ancianoque está a mi diestra mano llaman Entendimiento y al de la siniestrajuicio.El hermoso niño ha por nombre Ingenio. La dueña del cuchillo y ciudad es laGobernación. La de las ricas ropas aceitunís se llama Ley. Pues has oído minombrequiero te decir la causa de mi camino. Óyeme y verás cosasmaravillosas. Está atento y oirás nuevas estrañezas. Ha crecido tanto lamalicia entre los hombres y hanse entrado por todo género de vicios tan arienda sueltahan dado tanta parte de sí al perverso y maligno Mundotomándole por rey señor y mostrándose sus vasallos y servidoresqueensoberbecidocon la voluntad de los vivientes ganada y con el gran señoríoque tiene sobre ellosque sembrando vicios y pecadoshaciendo nuevas yinjustas leyesha desterrado de la espaciosa

tierra y de la compañía y coraçones de los hombres todas las virtudespora dar salvo y buen barato las almas de los míseros hombres al perverso Lucifer.De la manera que has oídoyo y mis hermanasque por general nombre Virtudesnos llamamosfuimos desterradas de nuestra natural tierraen la cual noshabía criado y dejado el alto Señor y Hacedor de todo lo criadoy loshediondos vicios fueron recibidos en nuestro lugara los cuales agora se hacemás fiesta y en más son estimados que nosotras solíamos ser tenidas. Puescomo en tal manera por el perverso Mundo nos viésemos desterrar y alançar dela tierrajuntándonos todas salimosmás por fuerça que de gradoa cumplirel injusto destierro. Y en la salida acordamos de pedir justicia de tan notorioagravio al eterno y omnipotente Diosel cual otra vez que desterradasestábamosenvió su unigénito Hijo a tomar carne humana y a padecer muertepor librar los hombres que había criado de las manos y poder del perversoSatanás y por nos tornar a la tierra y sembrar y injerir en los coraçones delos humanos para quemediante su ley de graciaobrando virtud y aborreciendolos viciossalvasen sus ánimas y ganasen la bienaventurada vida para que loshabla criado. Con este acuerdotodas juntamente dimos una devota petición a ladivina y poderosa majestad. Luego el muy poderoso Diosusando de su divinaclemenciaoyendo nuestro devoto suplicarproveyó que la divina justiciaviniese al Campo de la Verdadel cual está en el fin y cabo de esta estrechasendapara que llamase ahí al Mundo y oyendo entrambas parteshiciesejusticia en este desaforado hecho. Luego que esto fue mandado por la divina ysuprema majestadlas desterradas Virtudes tornamos esta estrecha y trabajosasenda para ir con presteza a pedir derecho al Campo de la Verdad. La SabiaPrudencia llevaba la vanguardia y delantera y yo la retaguardiapor manera quetodas mis hermanas van adelante. Yo soy la que he quedado de pasar losdefendidos pasos de esta senda esperando tu venida para que con esforçadocoraçónsi a ti placeme franquees los siete defendidos pasos en que estánsiete malas dueñas con caballeros que por su parte hagan batallacuando consus engaños no pueden vencer [a] los que por la estrecha senda caminan. Ya tehe dicho para donde es mi camino y la causa del caminar. Vey si quieresacompañarme y ganarme los peligrosos pasoslo cualsi hicieresponerme hasen obligación de te hacer alguna merced y te llevaré al Campo de la Verdaddonde verás cosas jamás por ti vistasy más haréque después que acabaresesta jornadatornando a salir por la Labrada Puerta por donde entraste en lacueva de las salasel cual es verdadero camino para venir a esta senda herbosaque lleves escrito de mano de la sabia Prudenciala cual lo hará por mi ruegotodo que hasta aquí ha pasado por ti después que saliste de la corte delpoderoso Don Carlos Emperador de Romajuntamente con lo que te acontecerá deaquí adelante y lo que veras y oirás en el Campo de la Verdad hasta en tantoque vuelvas al castillo de tu caro amigo Pelio Roseotornando a repisar lospasos andados .

-Muy poderosa doncelladijo el Caballero del Soly con justo título RazónNatural llamadaque todas las cosas riges con ordenpeso y medidayo aceptola merced de ir en tu compañía y escojo el trabajo de franquear los pasosdefendidos en cuanto mis flacas fuerças bastaren; porqueultra de a ello meobligar tu gran merced y mandamientoyo no me desterré de la corte de Españapara otra cosa sino para ponerme a todo trabajo y afán en defensa de la virtud.Y agora me cuento por bienaventurado por haber hallado una tan alta señora encuyo servicio emplee mis flacas fuerças y gaste mis trabajos y aventure mipersona. Yo te juropoderosa doncellapor la orden de caballeríapues me hashecho merecedor de tu compañíade jamás salir de tu mandado ni faltar de tuservicio por temor de algún peligroaunque sea tal que me hubiese de costar lavida.

-Pues aceptáis mi ruegobuen caballerodijo la Natural Razónyo osrecibo por mi aguardadorca bien esperosegún vuestra gran bondadque eldecir y el obrar en vos serán iguales ypues es tardeserá bien que se osdé a cenar y os vais a reposarque bien os hará menester.

Luego las mesas fueron puestasdonde fueron altamente servidosaunque no demuchospero de convenientes manjares. Las tablas fueron alçadas y el Caballerodel Solacompañado de dos pajesse fue a reposar a un cerrado lechocamuchos y buenos los había en la rica tiendapor tal manera obrados que sepodían cerrar por de dentro y por de fueradondesiendo cerradoel Caballerodel Sol reposó hasta la luz del siguiente día.

Capítulo XXXVI

Cómo la Natural Razónacompañada del Caballero del Solpartieron de aquel valle y de lo que les avino en el primero paso defendido.

Ya la sabrosa y muy dulce mañana con sus polidos rayos las obscurastinieblas de la pasada noche hacía huircuando dos pajesllegando al lechodel Caballero del Solabrieron con bajas vozesdiciendo: Levántatebuencaballeroque así lo manda nuestra señora la Natural Razón.

Luego el Caballero del Solcon ayuda de los pajesfue vestido de sus ropasy armado de sus ricas y fuertes armasca la Natural Razón los había mandadoque lo sirviesen y acompañasen. A esa horaotro paje llegó diciendo: Venesforçado caballeroca la señora de esta tienda te atiende para començar acaminar.

Luego que por el Caballero del Sol fueron oídas estas palabrassalió fuerade la rica tienda ycon la reverencia debidasaludó a la Natural Razón y lasabia doncella le tornó los saludosmandándole cabalgar en un poderoso y grancaballo que ahí un escudero tenía de diestro; ca ya la Natural Razón estabasentada sobre un unicornio ricamente atoldado y sus servidores en buenoscaballos y hermosos palafrenes. De esta manera començaron de caminar la NaturalRazón y su compañía por la herbosa y estrecha sendaquedando algunos de susservidores a coger la rica tienda

La discreta y hermosa doncellavolviendo sus palabras al Caballero del Solasí dijo:

-Caballerono sé si os llame Desterradocomo a mío del Sol. Ya de miboca y de la de la doncella Trabajosa Vida habéis oído cómo en esta estrechasenda hay siete pasos defendidosen los cuales reciben gran detrimento ypadecen grande afán los que por ella caminan. Y pues vos ofrecéis vuestrapersona y esfuerço para los franquear y ganaryo también quiero hacer lo quedebo y puedoavisándoos de lo que debéis hacer y de lo que os debéisguardar. Lo primerocomo veáis aquellas falsas dueñas que los pasosdefiendenlas debéis preguntar sus nombres y los de sus servidoresporque ospondrá mucho ánimo el saberlopara menospreciar sus falsas y engañosaspalabras y aborrecer sus vanas obras. Lo Segundodebéis traer a la memoria elolvido de la vida y la memoria de la muerte que vistes en la primera sala de lacueva de la Labrada Puerta. Y esto os aprovechará para menospreciar lasengañosas promesas de aquellas falsas dueñas y os pondrá grande animo yesforçado coraçón para vencer y sujetar las aventajadas fuerças de losdefensores de las alevosas dueñas. No creas a sus dulces palabras ni aceptessus vanas promesasporque mucho prometer es especie de no dar nada. Y si algodano pueden dares vicio y maldadesca en ellas jamás se halló bien nibondadpor donde claro parece que no pueden dar lo que no poseen ni tienennialgún tiempo tuvieron. Guárdatedesterrado caballerono seas vencido en laspalabrasque yo fío en tu buen esfuerço que no lo serás en las armas. Ycuando fueses haciendo tu deberno eres de culparporque en verdad te digo quesi te dejas derribar con falsas promesas y fingidos halagosa ti será gran maly a mí harás gran daño.

-Muchas graciassabia y discreta doncellapor el sano consejo y saludableavisoque me habéis dadodijo el Caballero del Solca no menos esperançatengo yo de me ayudar de vuestras provechosas palabras contra las falsas dueñasque de mi derecho braço y mis fuertes armas contra sus defensores.

Acabando de decir estas palabras llegaron a una puente de piedra toscanomuy anchaaunque bien larga y altaporque el río que por bajo pasaba era muygrande de mucha agua. En la entrada de ella estaba una columna de mármol con unencarnado escudo y en él una letra en esta manera:

No pase nadie adelante

de la columna y escudo

porque lo guarda un gigante

que con cuchillo tajante

será para él verdugo.

De la parte del río y puente estaba asentado un grande y soberbio castillocon una muy alta torrey encima un encarnado pendón y un letrero que asídecía:

Este castillo es morada

de la maldita Soberbia

por cual fue derribada

la silla muy sublimada

de Luzbel y su protervia.

Veis aquíCaballero del Soldijo la Natural Razónuno de los defendidosy más peligrosos pasos de la herbosa sendapor tanto conviene que vayasadelante y nos le des desembaraçado. Yo y mi compaña quedaremos aquíatendiendo el fin de tu batalla porque así conviene.

Estas palabras no eran bien dichascuandosin volver palabra por la granvoluntad que el Caballero del Sol de se ver ya en la contienda teníase dio deandar por la puente adelanteyendo derecho al soberbio castillo. Y como a élhubo llegadohirió reciamente las aldabasmezclando grandes voces. No tardómucho que se paró entre las almenas un feo hombre diciendo:

-¿Qué quieresdescomedido caballeroo por qué llamas [a] la obscuramuerte que te está aparejada? Yo creo que tú debes de venir fuera de juicioporque si tú leyeras las letras de la marmórea columna y morado escudoyo soycierto que no vinieras con tanta priesa a buscar el desastrado fin de tusmalogrados días.

-Según blasonas tus palabrasdijo el Caballero del Solyo te juro mejorganases de comer echando el cuervo por el mundoque no estando encastillado enesta morada. Ábreme la puerta del castilloca gran necesidad tengo de pasar deesa parte juntamente con una compaña que me aguarda a la marmórea columna ymorado escudo.

-Pues tanta gana tienes de pasar por el defendido pasodijo el feo hombreaguardaque yo te juro por la señora de este castilloque prestamente bajaráa te abrir la puerta el que te pedirá muy estrecha cuenta de tu venida.

Diciendo estas palabrasel feo hombre se volvió para dentro. En breveespacio la puerta del soberbio castillo fue abiertapor la cual salió undesemejado gigante armado de fuertes armas de color encarnadocabalgando en ungran caballo tostado. Salió una vieja y arrugada dueña de muy brava y feacatadura. Sus ropas tenían el mesmo color que las armas del bravo gigante.Sobre su cabeça traía una gran corona hecha de muchas y muy pequeñas coronasde diversos metalesca de ellas eran de fino orootras de blanca plataotrasde azófarotras de latónotras de estañootras de cobreotras de acerootras del plomo y otras de hierro. En su derecha mano tenía un gran bastónleonadolleno de muchos gajos. Sobre cada gajo estaba una imagen de hombre dediversas nacionescondiciones y estadoslas rodillas hincadasde ellos lascoronasotros las gorras en las manoslos ojos vueltos a lo alto del bastóncomo que adoraban y reverenciaban a la maldita viejacuya estatua estaba defino oro puesta sobre el leonado bastón con una letra que decía:

Siendo mis hechos soberbios

sin medida

los hombres que han la vida

justo es

que estén debajo de mis pies.

Dos mancebos de poca edad acompañaban a esta vieja juntamente con un paje.El uno vestía ricas ropas de tela de oro. Sobre su cabeça traía una muypreciada corona de fino oro. En su diestra mano un real cetro con una letra porla bordadura de las ropas que en esta manera era escrita:

El muy grande señorío

impreso en los tiernos años

es como la agua del río

que crecey con desvarío

destruye los comarcanos.

El otro vestía terciopelo carmesí. En la mano traía una vara de justiciacon una letra:

Con el mi grande poder

ganado por mi bondad

desahogo y torno a hacer

castigo sin merecer

usando de crueldad.

El pequeño paje vestía diversos coloresla gorra de pardo y bajo pañoelsayo de leonadola capa de paño negrolas calças de fina grana y losçapatos de carmesícon un mote que decía:

Por los mis miembros vestidos

podéis claro conocer

que oficios no merecidos

a los viles concedidos

los hacen soberbios ser.

De la manera que habéis oídola Soberbia vieja salió por la puerta delcastillo diciendo en alta voz:

-Dicaballero¿vienes por ventura a me servir?

-Dime primero tu nombre y los de esos tus apuestos servidorresdijo elCaballero del Solca gran locura sería ofrecerme a servir a quien no conozco.

-Eso yo te lo dirédijo la arrugada vieja. Este caballero que tiene coronay cetro de rey se llama el Señorío. Este otro cuyo vestir es carmesí ha pornombre Mando. El paje se llama Oficio; el armado giganteBaratro. Yo me llamola remuneradora y galardonadora soberbia. A unos hago reyesa otros grandesseñoresa otros doy grande mandoa otros pongo en honrosos y provechososoficioscomo claramente tú lo ves en estos mis servidores. Mira puessi soyyo persona a quien puedes servir y con quien largo podrás ganar.

-Muy fuera de su terreno va a dar la saeta de mi intencióndijo elCaballero del Solca yo no soy aquí venido para te servir ni quiero aceptartus vanas promesas ni creer tus locas palabras. Gran necesidad tengo de pasar deesa otra parte por tu castillo con cierta compañía que me atiende a la columnamarmórea. O me deja el paso o me deja con ese tu bestial defensor entrar enbatalla.

-Bien pareces mancebodijo la mandona viejapues repruebas el viejoconsejo. Pero con todo esoporque me pareces esforçado y valientesi quieresllamarte mi servidoryo te haré tan gran señor y te pondré en tanto mandoque puedas sujetarcastigar y afrontar y aun matar a los que mal te quisieren yaun a los que bientomando entera enmienda de tus enemigos y gratificando a tusamigos; porque si de otra manera lo entiendes hacereste mi gigante te harápedaços con su acerado alfangeporque quebrantaste la ley de la marmóreacolumna y encarnado escudo. Sey cierto que cuanto soy piadosa y pródiga con misservidorestanto soy cruel y vengativa con mis enemigos. Toma contigo consejo ymira por ti. Cata que estás entre la yunque y el martillotu vida o tu muertetu perdición o tu bienandança no están sino en decir sí o no.

-Bien he oído y entendido tus soberbias palabrasdijo el Caballero del Sol.No gastes más tiempo en vanoporque cuanto más me dijeres tanto más meapartas de lo que me pides. Ya yo conozco tus vanas promesas. Prometes montes deoro y das muradales de ceniza. En ti jamás moró bien alguno sino todo mal yruindad. Por donde claro parece que prometiendo bienes que no hay en tiforçado tienes dar de lo que tienesque es toda soberbia y maldad. Tusconsejos y promesas guárdalos para tiranos y soberbios que las aceptarán debuen grado. Para conmigo no te bastará açotar el aire con locas y vanaspalabras porque soy amigo de la virtud y buenas obras. O me deja libre el pasovieja Soberbiao yo te acabaré de una vezporque no engañes a muchos ymuchas.

Muy enojada con estas palabrasla Soberbia vieja con una airada voz dijo:Gigante Baratro¿por que no me vengas de este vil caballero que no le habastado quebrantar la ley de mi encarnado escudo sino queestando en mipresencia y en mi poderse atreve a decir tan injuriosas palabras que a unamoça suya no las diría un caballero de mesura?

Oídas estas palabras por el desemejado gigantedando de espuelas a su muygran caballose paró en medio de la puente aparejándose a la batana. Pero lafalsa vieja le dijo: Esperabuen servidor Baratroca ya creo que el caballeroestá arrepiso de lo que ha dicho y hecho contra míy si así es yo le haréde los más privados de mi casaporque esforçado y valeroso parece.

Esto decía la engañosa Sobervia como en secreto al gigantecon palabrastan altas que el Caballero del Sol podía bien oírpensando que con aquelloshalagos había de mudar su firme propósito.

Dicho estoconvirtió su hablajuntamente con su feo gestoal Caballerodel Solasí diciendo:

-Esforçado caballerotu mucho valor me mueve a compasión. Y por no te vermorir en las manos de aquel fuerte jayányo te ruegolo que es ajeno de micondiciónque tomes mi sano consejo. Y si no lo quisieres hacer de someterte ami mandadoyo te doy licencia que te vuelvas y dejes esta vía y esta demandapasándote al real camino de la siniestra mano cuyo principio guarda y enseñala Ociosidad Mundanadoncella de gran beldad. Y esto ten por mucho haberloalcançado de míca yo por otro nadie lo hiciera sin que me obedeciera omuriera a manos de este mi defensor.

-Yo te juropor la orden de caballeríadijo el Caballero del Solnodejase la batalla por toda la riqueza y haber del mundo. Quítate delantedéjame ir contra aquel bestial gigante que me está atendiendosino yo teharé quitar mal de tu grado.

 

Capítulo XXXVII

De la batalla que hizo el Caballero del Sol con el giganteBaratrodefensor de la Soberbia.

Aún la falsa vieja Soberbia no era bien quitadacuando moviendo el unocontra el otro al más correr de los poderosos caballoslas lanças bajassevinieron a juntar en medio de la larga puente de tales encuentros que laslanças volaron en menudas pieças por el aire. El fiero y desemejado giganteencontró al Caballero del Sol en el canto de su escudopero por la su granfortaleza la gruesa lança no prendióantes con su furioso golpe desvariandose metió entre el braço izquierdo del Caballero del Solel cualapretando elbraço torciendo el cuerpola partió en dos partes. El Caballero del Solencontró de tal poder el desemejado giganteque falsándole su acerado escudojuntamente con la lorigalo llagó de una gran llaga en los pechos.

Gran placer sintió el Caballero del Sol cuando se vio libre de tan mortalencuentro y mayor cuando vio que de la herida de su lança el gigante perdíasangre. Los encuentros pasadosponiendo mano el Caballero del Sol a su espada yel gigante a su alfanjese van el uno para el otrodándose tan espesos yfuertes golpes quesino por las fuertes armasgran daño recibieran en suspersonas. Pero como el caballo del Caballero del Sol fuese muy ligero y diestroy el del gigante anduviese muy pesado por la gran carga del desemejado jayán ypesadas armasmuchos golpes le hacía perderlo que mucho valió al Caballerodel Solca si de otra manera lo hubiera de pasarcon mayor trabajo saliera dela peligrosa batalla.

Gran rato anduvieron los dos en esta porfiosa contiendatanto que ya elgigante andaba muy laso y consado por la mucha sangre que perdía de trespeligrosas llagas de que andaba heridoel cualcomo así se vidocon vozflaca dijo:

-Caballero¿quieres que tomemos aire y demos descanso a los trabajadoscuerpos? Ca yo veo que andas cansado y lo has bien menester.

-No seas tú mi procuradordijo el Caballero del Solca para dar fin a estacontienda no tengo necesidad de reposarmas creo que lo pides tú para tuprovecho que no para lo que a mi bien está. Procura de te defenderque yotengo mucho que hacer allá delante y me tardo aquí mucho. Diciendo estoechóel escudo a las espaldas y tomando la espada a dos manos lo començó de herirde tan fuertes y espesos golpes que lo puso fuera de su acuerdoy soltó larienda y el alfanje ycomo el caballo del bestial gigante se vido sueltocorrió hacia fuera de la puente ytropeçando en una piedravino a tierra consu señor. Pero avínole también que no le tomó de bajoantecon el golpe dela caídatornó en su acuerdo yalçándosefuese para su caballo ytomándole la porra que al arzón traíalo hirió sobre la testera de talmanera que aturdido lo derribó en tierra con que le pagó lo servido y lacaída.

El Caballero del Solcomo vio al gigante a piepor no hacer con éldesigual batallasaltó de la silla en tierra y se va contra el gigantequemuy corajoso venía por se ver a piepensando que había muerto su caballo.Pero como al Caballero del Sol vido a pietomó nuevo ánimo y alçó su pesadaporra por le herir sobre el yelmopensando con aquel solo golpe partir labatalla. Pero no le avino así. Porque como el Caballero del Sol viese venir eldesmesurado golpehaciendo semblante de le aguardardio un salto al travésquedando el grande y desmesurado golpe perdidoy fue tal quedando en un cantode la puentela pesada porra le saltó de las manos.

El Caballero del Solque no estaba de espaciole hirió de su espada por laderecha piernabajo de la corvade tal manera que las armas fueron falsadas ysus duros nervios cortados.

Pues como el desmesurado jayán se vido sin la pesada porracorrió congrande ímpetu por tomarpero como la derecha pierna no le ayudaseno pudotanto que con la rezura que llevaba no viniese a tierra de muy gran caída. Yyendo sobre el Caballero del Solcomençó de le desenlazar el yelmo.

A esa hora la doncella Razón Natural llegó con su compañadiciendo:Desterrado caballerovuestros hazañosos hechos en muchos quilates exceden avuestras palabras. No hayáis piedad de ese bestial giganteporque no es justoque de tan mala ente quede sirviente. Y así lo haréis de todos los otrosdefensores le los guardados pasos.

Sin volver palabrael Caballero del Solvolteando al desemejado y feojayán con sus armados braçospor un portillo que en la puente había lodespeñó hasta el hondo ríoen el cual su caída hizo tanto ruido como simuchas piedras de la puente hubieran caído.

Ya la maldita vieja Soberbia habla huido del castilloca ahí no se teníapor segura viendo a su defensor despeñado.

La batalla de esta manera partidala Razón Natural su compaña començaronde caminar pasando por el castillosilla de toda maldadca la Natural Razónno quiso en él parar por ser tan horrenda morada.

Hablando en la brava contienda que el Caballero del Sol tuvo con el giganteBaratro y de las engañosas palabras que con la Soberbia vieja había tenidollegaron a un pequeño espacio que en la herbosa senda se hacía al pie de unaáspera y arriscada peñaadonde se apearon y comieron de aquello que másaparejado los servidores traían. Después de las tablas alçadas tornaron altrabajoso camino. Ese día y otro caminaron hasta la puesta del solquellegaron a vista de un hermoso castillo y por ser tarde albergáronse debajo deunos espesos y espinosos árboles

Capítulo XXXVIII

De la brava batalla que hizo el Caballero del Sol conAvariosodefensor de la Avaricia Tenace.

Otro día por la mañanatornando al començado viajeen poco espaciollegaron la Razón Natural y su compaña a un tiro de piedra de un muy rico yhermoso castillodonde estaba una columna de blanca piedra muy preciadasobrela cual estaba una tabla de lináloe rodeada de un muy labrado cerco de oro conuna letra que así decía:

La muy soberbia morada

habita la tesorera

del oroy jamás da nada

mas con codicia sobrada

a robar es la primera.

El muy hermoso castillo estaba asentado entre dos arriscadas peñas en mediode la hermosa sendaen tal manera que no había otro paso sino por el mesmocastilloel cualallende de ser muy grandeestaba maravillosamente obrado. Subarbacana era de piedra negra. Tenía dos muros gruesos y fuertesel primero depiedra blanca no muy altoel segundo de piedras negras y blancas asentadas amanera de ajedreztan alto que en mucha cantidad sobrepujaba al primero. Esosmuros estaban bien almenados. Sobre cada almena estaban tres bolasuna de finoorootra de blanca plata y otra de todos metales. Dentroen el cerco del grancastillohabía cuatro torres que vencían el más alto muro con dos estadosricamente almenadas con ricos chapiteles cubiertos de ricas hojas lucientes devarios metales. Entre estas cuatro torres se aventajaba una que se llamaba elHomenajecon estraña altura y ricos chapiteles dorados y pleados a cuarteles.Tan rico y bien obrado estaba el castillo que los ojos no [se] cansaban demirar.

Puescomo las letras de la rica tabla en alta voz por el caballero fueronleídasla Razón Natural en esta manera dijo: Eabuen caballeroque otrabatalla y galana aventura se os ofrece. Tened buen coraçón y pasa adelanteque aquí os atiendo hasta que debajo de vuestro poderoso braço tengáis avuestro enemigocomo lo hicistes del gigante Baratrodefensor de la malinaSoberbia.

Sin volver palabrael Caballero del Solcomo quien gran voluntad tenía deacabar aquel hechopasó por la dorada tabla y blanca columna al muy ricocastillo; perocomo hubo llegadoviendo que la levadiza puente estaba alçaday no podía pasar a tocar las dabasconvínole inventar otro remedio. Y asícomençó en alta voz a llamar[a] los del castillo; aun por mucho que voceabanadie le respondía. Ya estaba cansado de vocear el Caballero del Solcuando unhombre muy descuidado venía paseando entre las almenas del más bajo muro conun pequeño cofrecito en sus manoscontando monedas y apartando el oro de laplata. Tan embebido andaba contando y recontando sus monedas que no acordabaresponder a las voces del Caballero del Solpuesto que estaba tan cerca quepor paso que el monedero hablabael Caballero del Sol lo entendía. Viendo queno respondía ni aún volvía la caraabajándose de su caballoel Caballerodel Sol tomó y le tiró una piedra tan ciertamente que hiriéndole en elpequeño portacartas a vuelta de las manosse le derribó y sembró los dinerospor la parte de dentro del muro. Como el avaro hombre vio sus dineros y su diosderramadono pasando cuidado de las manos heridasdio una voz: ¡Aymisriquezas perdidas por mi gran descuido! Diciendo estoa mucha prisasin mirarquién le había herido ni responder al Caballero del Solque a voces lellamababajo a coger su vertido dinero.

Pues como hubo cogido los vertidos dinerostornando donde antes estabaasídijo:

-Dimal caballero¿por cuál razón no voceaste y me llamaste si algoquerías? Pues yo te podía bien oír si no que forçado me habías de tirar conpiedra para derramarme mi dinero que amo más que la vida.

-Déjate de esodijo el Caballero del Solque harto estaba ya de te llamary no me querías oíry ábreme la puerta del castilloca me conviene pasar deesa parte.

-No haré tal por ciertoca no quieres entrar acá sino por me despojar deesta moneda. Y aún ahora creo que fue tu intencióncuando la piedraarrojastederribarme allá los dineros por poderlos coger mas a tu salvo. Yo teprometosi una pieça ahí atiendes de lo ir a decir a la señora del castilloque me vengará de ti.

Ve presto por tu fedijo el Caballero del Sol.

Dicho estoel avaro hombre se metió para dentro. No pasó mucho que lalevadiza puente fue echada y la hermosa puerta del gran castillo abiertapor lacual salió una antigua y rugosa vieja acompañada de un escudero y una dueña yuna pequeña doncella. Sobre la cana cabeça la arrugada vieja traía una coronade fino oro con muchas perlas y piedras sutilmente esmaltadas por ella. De lacintura arriba vestía tela de oro y de plata; de la cintura abajopañoleonado con un letrero que bajaba del brocado al pañoque decía de estamanera:

El oro que cerca y dora

los pechos y el coraçón

muestran con cuánta afición

como a su gran dios lo adora.

El paño que abajo mora

claramente da a entender

cuánta pena da el tener

si la codicia es señora.

En sus rugosas manos la avara vieja tenía dos mançanas de muy preciado oromuy apretadasmirando siempre a una parte y a otra con gran sobresaltotemiendo no se llegase alguno que se las arrebatase. Porqueno solamente de susservidores no se fiabapero aun de sus propias manos no se tenla por segura. Enlas pomas había una letra que decía:

Pues que sois mi coraçón

y gran dios a mi querer

conviene y es razón

que mire con atención

no os me quiten de poder.

El escudero que venía acompañando [a] la rugosa vieja vestía ricas ropasde tela de oro con una bordadura de perlas y ricas piedras y una letra que deesta manera decía:

No se harta el coraçón

del oro que el cuerpo cubre

ni la voluntad encubre

su ceguedad y afición;

contradice la razón

a tan sobrada malicia

pero la ciega avaricia

la ciega con su pasión.

La blanca dama que acompañaba a la avara vieja vestía ricas ropas de telade plata con unas brosladuras leonadas y una letra por ellas en esta manera:

La blanca plata emblanquece

al rostro con su congoja

y cuanto más ella crece

tanto más de ella apetece

el que tras ella se arroja.

La pequeña doncella traía ricas vestiduras de tela de plata con unascortaduras de tela de oro y una rica corona hecha de una mezcla de todosmetalesmuy bien obrada y muy rica con muchas armas de emperadores y reyesimpresas y esculpidas en ellacon una letra que decía:

Los sellos son de moneda

que después que vino al mundo

con su uso sitibundo

en muy estraña manera

la amistad verdadera

robó de entre los mortales

enjiriendo muchos males

con su venida primera.

De la manera que habéis oído salió por la gran puerta del castillo laavarienta vieja a la cual el Caballero del Sol en esta manera dice:

-Dicedueñacómo te llamas y quién son esos tus apuestos servidorescagran voluntad tengo de lo saber. Y por ser esta la primera cosa que yo te pidono me la debes negar.

-Soy contenta de te lo decirdijo la Avariciaporque me pareces cortés entus bien habladas razones. Este escudero que tanto se trabaja por me servir sellama Hambre de Oro. La hermosa y blanca dama se llama Plata Blanca. Ladoncellatiene por su nombre Sacranda Moneda. Agora que te he dicho de misservidoresquiero que sepas quien soy yo. Mi nombre es Avaricia Tenace. Soyseñora del oro y plata y todos metalesasí de lo amonedado como de lobarreadode lo acendrado y de lo que está en escoria. No solamente soy señorade lo que está ya sacado de las entrañas de la tierra pero aun tengoesperança de haber lo que en el más hondo centro escondido está. A mí sirvenemperadoresreyes y grandes señores. Desde el Papa hasta el sacristán estánsujetos a mis leyes y mandamientos. Todos huelgan de ser mis vasallosporqueliberalmente parto con ellos mis tesoros. Ya yo te he dicho lo que demandaste.Agora dime tú a qué es tu venida. Si me vienes a servir y reconocer porseñorayo te daré tanta parte de oro y plata que te tengas por bienaventuradoy esto hacerlo he porque me has parecido mesurado en tus palabras y haçañosoen tus hechos.

-Mucho he holgadodijo el Caballero del Solde saber quién tú eresaunque no para hacer lo que tú dices. Porque te hago cierto que muy lejos de tublanco disparan mis pensamientos. Decirte quiero mi venidapues me lopreguntaste. Yo soy venido a tu rico castillo para pasar de esa otra parte concierta compaña que a la dorada tabla me atiendesi nos quieres dejar pasarpues sabes que no hay otro paso sino por este tu hermoso castillo. No queremosnada de tu oro y plata. Y si no lo quisieres hacer de gradohabráslo de hacerpor fuerça. Porque no pienses que tus vanas promesas mudarán mi firmepropósitoca por todo tu oro y plata ni por todo cuanto en manos de los avarosen el mundo está yo no recibiría de tu mano la más vil y mínima moneda delas que agora hay en la tierra. Porquesegún me parecetú no lo das sino aaquellos que lo han de guardar y reverenciar como a su dios y no para usar yaprovecharse de ello. Da clara muestra de esto tu nombreporque Avaricia Tenacequiere decir escaseza tenedora y guardadora. Ypues con estas condiciones túrepartes tus tesorosno digas que haces mercedes a quien los dasmas ante loshaces esclavos del dinero y idólatras de la moneda. Vey puescodiciosa viejacuan loco y fuera de juicio está el que su celestial ánimacriada a la imagendel eterno dador y criador de lo formadosujeta a una tan vil y soez cosa comoel tesoro o riqueza.

-Mirahermoso caballerodijo la falsa y avara viejaque eres mancebo yfáltate la experiencia de las cosas que se alcança con los muchos años. Yhaste siempre de aprovechar del experimentado consejo de la madura vejez. Cataque ha habidoy en tus tiempos hay másmuchos mis servidores y sujetos yamigos de la moneda y del oro y plata y aún se tienen por dichosos ybienaventurados por ser conmigo tan cabidos y tener tanta parte de mis bienes.No deseches y repruebes tú lo que todos aprueban y desean por bueno y necesariopara la sustentación y gobernación de la vida humana.

Oye mis razones y sujétate a mis dulces leyesque no solamente te haránseñor y ricopero aun te excusarán la amarga muerte que tienes merecidaporque traspasaste la ley y condición de la dorada tabla.

-En balde te trabajasavara viejadijo el Caballero del Sol. Ca jamás yocreeré tus palabras ni tomaré tu pésimo consejo ni seguiré tu víala cuales tan trabajosa y mala que yo me duelo de los que por ella caminan. Porqueaunque muchos la hayan trillado y agora más la siganamándote y sirviéndotetodos viven contigo engañados. Y al cabo de la jornada dirán: mi gozo en elpozoporque lo que mucho en la vida guardaroncontra su voluntad lo dejaránen la muerte. Yo libre nací. No bastará tu retórica a hacerme esclavo deloro. Lo cual es muy mayor poquedad y vileza que ser un hombre esclavo de otrohombre. Bien dicen que a los viejos no les queda más de el parlar y el beber yel tener. Ca más cansado me tienen tus largas hablasque espero salir de labatalla de tu caballero.

Pues como la avara vieja conociese que no aprovechaba nada su predicarconuna fingida disimulacióncomençó de se entrar en el castillo con sucompaña. Perocomo el Caballero del Sol sintiese que se quería encerrardando de la espuela a su caballoentró tan recio por la galana puerta delhermoso castillo que por poco hubiera atropellado a la mala vieja AvariciaTenace. Ahí viérades las grandes voces que la falsa vieja daballamando pornombre a su defensor Avariosodiciendo: ¡AvariosoAvariososocorre a latriste vieja! Ven prestodame aquí vengança de este falso y alevosocaballerosino perdidos son mis tesoros.

Ya el Caballero del Sol estaba en el gran patiocuando con muy gran ruidocomençó de bajar el defensor de la perniciosa Avariciael cual era grande decuerpotanto que gigante parecíaarmado de fino oro. Y como fue en el granpatiocabalgó en un grande y feroz caballo. Sin hablar palabracada uno tomóla parte que le convenía en el grande y galano patioyal son de las grandesvoces que la Avaricia Tenace dabase fueron el uno contra el otro cuanto lafuerça de los caballos llevarlos podíatopándose de tan grandes y reciosencuentros que las lanças se hicieron dos mil pedaços por el aireaunqueninguno hizo mudamiento en la silla. Pero una raja de las despedaçadas lançassaltando con gran furia al travéshirió a la vozinglera vieja en la rugosacara en tal manera que la quebró el derecho ojo y quedó la mala vieja muy malay congojada. La cual fue causa que las voces se doblasen y el llanto de nuevo secomençase.

Volviendopuesel Caballero del Sol el rostropor saber la causa delrenovado vozearpudo ver la nueva tuertade lo cual no poco placer recibió. Ypor la consolaren esta manera le dijo: No te penaAvaricia Tenacepor lapérdida de tu ojoporque si gana tenías de no te hartar de ver oro con dosojos menos te hartarás agora con uno. Y si yo pensase quitártela del todo y noaumentártelayo te quebraría ese otro. Pero temo que en ti la probación oprohibición causaría mayor apetito.

Ya el valiente y esforçado Avarioso veníala espada sacada muy altaporherir muy recio a su contrario. Pero el Caballero del Solno aguardando larespuesta de la falsa vieja Avariciaponiendo mano por su espada y embraçandosu escudolo sale a recibirdonde començaron a herir de muchos y muy cargadosgolpes atroces en los lucientes escudos y a veces en los acerados yelmos. Cadauno puñaba por herir a su enemigo mortal por aquella parte que más daño lepensaba hacer. Así anduvieron buena pieçaque jamás el uno al otro se hizoventaja sino fue el Caballero del Sol que le acertó con un tan gran golpe sobreel yelmo dorado que le hizo caer sobre el arçón de la silla. Mas por eso nohizo mudança.

Viendo esto el Caballero del Sol que le eran menester sus fuerças para conel valiente y avaro caballeroprocuraba con todas sus fuerças de lo atraer ala muerte. Así queechando los ojos contra su enemigovio que la armadura delsiniestro hombro le faltaba y pensando cómo por aquella parte lo podría muybien herirechando el escudo a las espaldastomó la espada a dos manos yfuese contra el defensor de la ciega Avariciallevándola alta por le herir enaquella parte. Pero como Avarioso sintiese la falta de sus dobladas armastemiendo el riguroso golpeusó de cautela y volvió la rienda al poderosocaballo por le hacer perder el golpepero el caballode cansadono volvióasí lijero como lo hacer solíaantes alçó en alto la cabeçajuntamentecon las manos. Y como la espada del Caballero del Sol errase al caballero vino adar en la cabeça del caballo y fue tal que la una oreja y el ojocon parte dela cabeçale derribócayendo juntamente caballo con su señor en tierra degran caídaaunque como el caballero era diestro presto salió de su silla.

Saltando pues el Caballero del Sol con presteza de su caballoel defensor dela avara vieja dijo estas palabras:

-Caballero ¿qué te mereció mi caballo? ¿pensabas que matándole teníasvencido a mí? Muy engañado estás. Yo te juropor la Tenace Avariciaque enpago me dejes en mis manos tu cabeça ytu muertoheredaré yo el tuyo.

-Deja de blasonardijo el Caballero del Sol. Vengamos a las obrasca yo tedigo que si mal tiene tu caballo tu fuiste la causa.

Diciendo estas palabrasasí como estaban a pie arremetió el uno para elotro. Y como de nuevo la peligrosa contienda renovaron tanto que ya el granpatio andaba lleno de rajas de las doradas armas y de malla de la plateadaloriga del defensor de la ciega Avariciay él muy laso y cansadocuando conflaca voz dijo: Caballerodescansemos un poco del afán que hasta aquí hemospasadoca asaz tiempo tenemos para dar fin a la batalla començada.

-Plácemedijo el Caballero. Y apartándose cada uno a su parte tomaron aireun breve espacio.

-Avariosodijo el Caballero del Solaparéjate a la batalla.

A estas palabras movió el uno contra el otro. Allí començaron otrabatallano con tanto rigor como la pasada porque Avarioso estaba herido enalgunos lugares y había perdido mucha sangre y resfriado en tal manera que elCaballero del Sol lo traía de una parte a otra tan acosado que no sabía yadonde sé acojer. Lo cual como el Caballero del Sol sintieseechando el escudoa las espaldas y tomando la espadalo hirió de dos tan pesados golpesuno enpos de otroa la puerta de una pequeña cámaradonde pensaba acojersequedesacordado vino a tierra. Luego el Caballero fue sobre él y desenlazándole surico yelmoconoçió ser mortal por una peligrosa herida que del postrero golpeen la cabeça había recibido. Pero con el rabioso enojo que el Caballero delSol teníacortándole la cabeça la arrojó por el patiodiciendo: Alláirásmal caballeroca justo es que mueran los cuerpos de los que procuranmatar las almas. Agorafalso defensor de la Avariciavenme a heredar elcaballo.

Acabada de esta manera la batallael Caballero del Sol se va para la puertadel castillo por llamar a la Natural Razón y su compaña ycomo cerca llegaseio que un hombre cerraba la gran puerta del castilloy con apresurados pasos vapresto para él porque no se le escapase ytomándole las llavesabrió lascerradas puertas por las cuales entró luego la discreta doncella con susservidorespor cuya venida la ciega Avaricia había mandado cerrar las puertasacogiéndose a las dos torres del Homenaje con sus servidorespensando sermaltratada por el Caballero del Sol.

Sin eso atenderla Razón Natural y el Caballero del Sol y su compañapasaron por la inimica morada de la maldita vieja Avaricia Tenace y anduvierontanto por la estrecha senda que llegaron a una pequeña fuente de agua viva queal pie de un risco entre unos árboles nacíadonde albergaron y reposaron esanoche.

Tres días caminaron con asaz trabajo y crecida fatiga por la herbosa sendaen cabo de los cuales llegaron a vista de una fortaleza a aquella hora que lasoscuras tinieblas con su venida cubrían la triste tierra. Y por ser tarde parapasar el defendido pasoalbergaron so unos árboles

Capítulo XXXIX

De las palabras que pasaron entre el Caballero del Sol y ladueña del tercero paso defendido de la estrecha senda.

Ya las obscuras tinieblas de la nocheheridas con los dorados rayos delclaro solcon apresurada huida los herbosos campos desamparabancuandotornando la Natural Razón a su viajeen poco rato llegaron a un pequeño campoque estaba ante la fortaleza que la pasada noche habían vistoen el cualestaba una gran piedra cuadrada morada asentada de llano sobre cuatro columnasverdes. Sobre la morada piedra estaba un brasero con encendidas llamas tan alnatural talladas y pintadas que muy quemadoras parecían. De la una parte delencendido brasero estaba una imagen de muger tan bella y apuestaque pormaravilla se podía mirar. En sus delicadas manos tenía un sangriento coraçónfingiendo semblante de lo arrojar en el quemador fuegocon un letrero por loshermosos pechos que de esta manera decía:

Tanta fuerça ha el amor

y la beldad de la dama

que el coraçón sin temor

arrancan del servidor

y lo arrojan en la llama.

De la otra parte del encendido brasero estaba un pequeño niño desnudolosojos vendados con una pieça de tafetán coloradocon dorada flecha y aljaba ysaetas a las espaldas. En las manos tenía unos fuelles con que encendía elardiente fuego del braserocon una letra que de la boca le salíacuyaspalabras sonaban de esta manera:

Yo soy el niño Cupido

Tales son mis crudas mañas

que después de haber herido

abraso con fuego vivo

del herido las entrañas.

En torno de la morada piedra había unas letras escritas con oro que de estamanera decían:

Si no sirves al amor

caballero

no pases de este letrero

y brasa muy encendida

donde yo en la fuerça espero

con armas de fino acero

para quitarte la vida.

Vistas las lindas imágenes y leídos muy bien sus letrerosla doncellaNatural Razón se volvió contra el Caballero del Soldiciendo en esta manera:

-Caballero bien afortunadotraed a la memoria lo que vistes en la primerasala de la labrada puerta que fue el olvido de la vida y la memoria de lamuerteca os será bien menester porque la ventura que se nos ofrece es máspeligrosapor tomaros en tal edadque ninguna de las pasadas ni de las queesperamos adelante pasar. No os cebéis de palabras. Conservad lo ganadoporqueos aviso que no es aptoel que pone la mano al arado y mira o vuelve atráspara ganar el cielo y andar este viaje.

Aunque yo tengo tanta confiança en vuestro grande esfuerzo y firmezaque nilas palabras de la hermosa y defensora dueña os engañaránni fas fuerças desu caballero os vencerán. Acordáos que defendéis la Razón y peleáis por laVirtud contra los hediondos vicios.

-Buena señoradijo el Caballero del Solgran consuelo me son vuestrasdulces y provechosas palabras y crecido esfuerço me ponen vuestros sanosconsejos. Por lo cual doy gracias a mi Criadorpues tan buena señora me dio aquien sirviese para acabar mi viaje y destierro començado. Sed ciertaseñoraque después que por la primera sala pasé jamás lo en ella visto desacompañómi memorialo que grandemente me ha aborrecido en las pasadas afrentas. Y nomenos de ello me entiendo ayudar en los peligros por venir.

Acabando de decir estas palabraspasó el Caballero del Sol por la verdecolumna y graciosas imágenesyendo contra la hermosa fortalezacuyo asientoera un llano entre tanta espesa maleza y tan cercada espesura que jamás hombreentró por ella que no se perdiese. Lo cual era causa de decir que ahí nohabía otro paso sino por la hermosa fortaleza que muy grande y fuerte erademuy altos muros y grande y honda cava. Por los muros había espesas torrecicascon pendones morados y una letra que decía:

No hay casa fuerte al amor

ni castillo

en que no haya portillo.

En medio de la fuerça había una torre de muy estraña alturamaravillosamente labrada de azulejos morados y verdes y azules. En lo más altode ella estaba una imagen de muy apuesta doncella con un real pendón de colormoradocon la misma letra. La puerta de la fortaleza estaba muy estrañamenteobrada de galanas y ricas imágenes de los caballeros y apuestas figuras dedamas tan sutilmente folladas que mucho había ahí que mirar. Pero como elintento del Caballero del Sol fuese otro que gastar el tiempo en contemplarpinturasllegando a las muy hermosas puertas començó de herir las aldabas.

A esa hora asomo a una muy gran ventana de dorada reja una apuesta damadiciendo de esta manera:

-¿Qué buscáishermoso caballeroen la fortaleza de amor?

-Buena señoradijo el Caballero del Solnecesidad me fuerça a pasar deesa otra parte de la fortaleza; por lo cual te ruego y pidopor mercedmemandes abrir las hermosas puertasca mucho tengo que hacer de esa parte y noquerría detenerme.

-Por ciertogentil caballerorespondió la dama. Por mí no se os negaráel paso. Yo lo voy a decir a la señora de esta morada y por mi parte haré loque pudiere por os hacer todo placer y servicio. Diciendo esto la fresca dama semetió para dentro.

Sin mucho tardarlas puertas de la gran fortaleza fueron abiertaspor donde ala hora salió una gentil dama de grande apostura y estremada beldad. Susdorados cabellos revueltos por la cabeçapresos con un rico garvín de oro yperlas muy preciadassacados por la red en manera de una dorada coronacon unaguirnalda de muchas y muy olorosas flores muy preciadas que en torno seentreponía. En la derecha mano traía una mançana de oro y en la siniestra unapiña de odoríferas flores muy olorosas. Vestía ropas de terciopelo moradoricamente obradas con una cortadura de carmesí a manera de grandes llamas.Sobre las llamas se entretejía una muy rica bordadura de oro fino con unoslazos todos de piedras y perlas que trababan las coloradas llamas con la ricabordaduracon un letrero quea manera de culebratodo lo tenía y decía deesta manera:

Los amores muy crecidos

arden cuando el fuego empieça

mas si vos tenéis riqueza

muy presto son socorridos

los celos de allí nacidos.

Revuelven fuego con llama

y urden una mala trama

por donde son departidos.

En compañía de esta hermosa señora salieron dos damas de grande apostura yhermosura y dos pequeños niños. La una de las dispuestas damas vestía ropasde terciopelo verde oscuro con unos manojos de seda morada sembrados y brosladospor ellasy por remate un letrero que así decía:

El deseo

de nuestra concupiscencia

a muchos ha engañado

y en todo les ha privado

de la divina presencia.

La segunda vestía ricas ropas coloradas con cortaduras negras y un letreroen esta manera:

La breve delectación

que en sí misma se reveza

es como recreación

que busca el que ha pasión

para tornar en tristeza.

Los dos pequeños niños que salieron y venían en compañía de la hermosaseñoradesnudosel primero traía los ojos vendados y una dorada flecha conun carcaj de diversas saetas de oro y de plata y de plomo y otros diversosmetales y una letra que así decía:

Blandiendo dorada flecha

los ojos vendadostiro

hiero herida que mecha

ni cirugía aprovecha

a sanarle su venino.

El otro y desnudo niño con la derecha mano sembraba moneda y con laizquierda tendía una red para prender y caçar las simples doncellas que laquerían cojer. Su boca tenía abiertasiempre hablando a las damasconvidándolas con los servicios de su persona y dineros de su bolsa por lasmeter bajo de su redcon una letra que como banda traía rodeada que de estamanera decía:

Con requiebros y moneda

cojo yo

la dama que fresca y leda

me pareció.

Después que con atención el Caballero del Sol hubo mirado la apuestacompañallegando con compuestos pasossin acatamiento hacerpor saber queera gente viciosacontra la señora de la fortaleza así dijo:

-Dimehermosa señoraquién eres y cómo se llaman estas apuestas damas ydesnudos y pequeños niñosca gran voluntad tengo de lo saber.

-Bien me place de te lo decirdijo la hermosa señoraporque el aire tuyome ha tocado y me hueles a hombre enamorado. La dama vestida de verde oscuro conlos manojos de morada seda se llama Concupiscencia. La de las ropas coloradas ycortadura negra se dice por propio nombre Delectación. El pequeño niño de ladorada flecha se llama Cupidoseñor del amor. El otro de la red y moneda tienepor nombre Requiebro. Y yo me llamo inmunda Lujuriacuya fama con alas tendidasvuela por toda la tierra. Por lo cual yo creo que tú habrás oído mi famosonombre y mis hazañosos y grandes hechos. Yo soy la que enciendo un vivo fuegode amor de las hermosas doncellas y frescas damas los coraçones de los animososcaballeros y con este amor de flacos los hago fuertesde cobardes los tornoanimososatrevidosesforzados y de avaros los convierto en dadivosos yfrancosde torpes los desenvuelvo y hago sutilesde groseros y maltraídos losconvierto en pulidos y galanoshágoles mudar el andar apresurado y desgraciadoy les enseño a andar pasos espaciosos y de gravedad. De necios y mal habladoslos vuelvo elocuentes; si son apocados y por no se saber estimar en pocotenidosfuérçosles a mostrarse generososestimándose en más de lo que sony hacer tales obras que por tales sean tenidos. Finalmentehágoles generososen sus hechos y extremados en sus dichos. Ysi con entera fe me sirvendoylesel mayor don que en la tierra pueden recibirponiendo en sus manos la cosa quede ellos es en la vida más amadahaciéndoles gozar a su voluntad y sabor deaquella cosa por que han pasado grandes afanespadecido grandes trabajos yvístose en muchas afrentas. De esta manera pongo yo a mis servidores másaltamente que algún príncipe lo puede hacer en la tierraaunque a mi soloservidor diese todo su estadoseñorío y haber. Pero a tigentil caballeroporque me parece que posees todas las partes y gracias que debe tener unverdadero enamoradosin que pases algún trabajo ni fatiga mas de lo que hassufrido viniéndome a buscaryo te quiero galardonar más altamente que a otrohaya jamás pagadoofreciéndote estas hermosas damas para que te sirvas yaproveches de ellas. Y mando al ciego Cupido y al desnudo Requiebro quecontinuamente te favorezcan y ayuden con sus invencibles fuerças cuando algunacontienda de amor se te ofreciere. Y yo tengo por tal su favor que en pocotiempo y con pequeño trabajo alcançarán lo que con el ferviente deseo de amorescogieres y con la voluntad quisieres y amares. Esto todo quiero yo hacerporque te nombres mi servidor y cumplas fielmente las dulces y sabrosas leyes delos enamorados. Y por te sacar de este tan continuo trabajo que con estas armastraes y de este áspero camino que a gran peligro y afán tuyo siguespasándote a un camino espaciosolleno de todo descansoplacer y vicio.

Algún tanto estuvo el Caballero del Sol como embobecido y embelesadono sedeterminando en lo que había de decir ni responderesperando a que hubiese finuna brava contienda y rigurosa batalla que las delicadas y enamoradas palabrasde la muy apuesta damajuntamente con una dorada frecha del dorado Cupidohabían urdido y ensayado contra el fuerte coraçón del Caballero del Solbatallando la ciega sensualidad contra la discreta Razónde tal manera que laenamorada pasiónsin ser sentidaescaló los cinco sentidos y entró yescaló el castillo fuerte del pecho del Caballero del Sol. Pero como llegaron aquererse apoderar de la torre del homenaje del fuerte y valiente coraçónhallaron ahí por defensores y alcaides al Olvido de la Vida y a la Memoria dela Muertelos cuales no solamente defendieron la alta y fuerte torre dondeestaban muy bienpero saliendo de ahí a la plaça del castillo donde laenamorada pasión su real asentado teníaasiéndose con ella y sus valedores alos recios braçosdieron con ellos por las ventanas de los ojos abajo. De estamaneralançada fuera la ciega pasión del amorla sensualidad dio lugar a larazón ysoltando la atada lengua del Caballero del Solen esta maneracomençó de decir contra la hermosa señora: Bien séaborrecida Lujuriaquécosa es amor. Ya me he visto envuelto en tus redes y atado con tus ataduras ypreso con tus lazos. Prisionero he sido en la cárcel del ciego Cupido y cercadode las llamas del fiel amador Lerianopero agora que he despedaçado las redesdeshecho las ataduras y rompido los lazosquebrantado las cadenascomo quienha escarmentado en cabeça propiaquiero huir tus ensayos y aborrecer tuspasatiemposmenospreciar tus placeres y huir tu contagiosa conversación por nocaer en tus peligros y perecer en tus enredos. Ca te hago saber que mi venidapor esta hermosa y estrecha senda es para sufrir trabajos y deshechar el reposopara abraçar el afán y menospreciar el descansopara buscar la virtud yalongarme del viciopara domar y sujetar los malos caballeros que mantienensoberbia y maldady no para regocijarme con tus polidas y hermosas damas.

-¿Es posibledijo la lujuriosa damaque tú desames y desheches lo quetodos codician alcançar y con grande afán buscandespués de lo haber gozadoy alcançado? Se cuentan en el número de los bienaventurados aquel gran reyDavidprisionero fue en la cárcel del amor. El rico y pacífico rey Salomónse sujeto a mis leyes. Aquel capitán Holofernes por me ser fiel perdió sucabeça. Pues¿qué te diré de aquel valeroso cartaginés capitán Aníbalque por mí puso toda su gloria y fama al tablero? ¿Qué te diré de Paris eltroyano? Otros muchos te contaría que anduvieron so mi yugo y fueron atados conlas coyundas del ciego amorsinopor no te ser prolijabástete quepues yote amono me debías menospreciarpues un amor con otro se paga y no recibeotro cambio ni recambio. Mira que si deshechas la dama que se te ofrece convoluntad enamoradaque serás escarnidoburlado y menospreciado de todos loscaballeros u hombres que saben de amor.

-Baste yahermosa dueñadijo el Caballero del Sol. No gastes más pabiloporque si los que dices erraronalgunos de ellos se enmendaronconocido suerror. Y puesto que todos perseveraranyo no tengo de seguir la vía de los queperdieron la guía. Tus pasatiempos yo nos los quieroca son bocado venenosoque sabe bien y hace malcomo anzuelo cubierto con el manjar y como çaraçasenvueltas en panque por un breve gusto privan del resto de la vida. ¿Qué estu placer y tu gozosino como el que sueña que tiene gran copia de riquezas ydespertando del sueñono solamente se halla sin las riquezas soñadas pero aunqueda con un aguijón de tristeza? Así es tu sabroso deleiteque pasado elsueño de la vidaentrando por las obscuras y muy temidas puertas de la muerteno solamente se hallan los que de él han gozado sin aquel breve y temporalplacerperoen pago de su desacordado vivirles espera perpetua pena ycontinuo lloro. Agorapuessabesengañosa dueñaque yo conozco lo quedañaque es el vicioy lo que aprovecha y salvaque es la virtudno memolestes más con locas palabrasporque te trabajas en vano. Mándame abrir laspuertas de tu pésima fortaleza de amorpara por ella pasarlas orejastapadascomo Ulises por las sirenasca mucho me he detenido contigo enpalabras y mi compaña estará enojada esperándome.

-Bien te parece que has dichodijo la lujuriosa dueñaperopues te hasdetenido lo mucho conmigo en palabrasjusto será que estés poco en la batallacon mi caballeroca yo creo que ello así será por tu poco valor y su grandeesfuerçoy esto se hará cedopor el poco comedimiento de que has usadoconmigo y porque quebrantaste la condición y letra de las enamoradas imágenesy verdes columnas. Aguárdate de mi defensorque ya baja por la ancha escala.

Capítulo XL

De la batalla que hubo el Caballero del Sol con el caballero ydefensor de la Lujuriallamado Andróneo.

Así como la contienda de las palabras hubo fin entre el Caballero del Sol yla perversa Lujuriapor las hermosas puertas de la fortaleza començó de salirun galán caballero armado de unas ricas armas moradassembradas por ellas unasflores verdes y leonadascon un blanco escudo de fino aceroentretallada enél una hermosa doncella con un coraçón apretado en las manos y una letra queasí decía:


Díos yo mi coraçón

tenéisle preso y rendido

tratadle con afición

pues él de vos es vencido.

Luego que el hermoso caballero fue en la espaciosa plaça que estaba ante lagran fortalezacabal o un hermoso caballo overo yviniéndose contra elCaballero del Soldijo en voz alta:

-Dicuitado caballeroque vives errado teniendo la contraria opinión detodos los vivientes¿por qué quebrantaste el justo mandamiento de la hermosaLujuriael cual esta escrito en la morada piedra y verdes columnas? Bien seráque me pagues con tu loca cabeça el atrevimiento y quebrantamiento de la ley delas enamoradas imágenes juntamente con la desmesura de que has usadomás comovillano que no como cortesanocontra esta hermosa y poderosa señora.

-¡Oherrado y mal engañado caballero!dijo el Caballero del Sol. Noporque muchos yerren se limpia el vicio del erroraunque te quiero decir que tuviciosa opinión no la sigue algún animal racionalpuesto que tu afirmes quetodos; porque a la hora que se anegan en las perversas olas del turbado mar dela lujuria dejan de usar de la natural razónposponiendo el vicio a la virtudla lujuria a la temperancia y se tornan brutos animales sin razónpues pierdenel uso de la razónsegún está escrito por el profeta David; por lo cualyoquerría que reconocieses tu error y dejases este abominable y hediondo vicio enque estás engolfado y siguieses el verdadero camino de la virtud usando de lanatural razón de que Dios te dotó.

-En balde te trabajasdijo el galán caballero Andróneoque así sellamaba. Ca yo sé bien lo que me cumple y tus palabras de predicador no podrántanto que me quiten de mis continuos pasatiemposlos cuales si hubieses deveras gustado harías lo que yo hago. Y aparéjate a la batallaca esto no seha de averiguar con palabras sino con las armas. Dicho que hubo esto el galándefensor de la perversa Lujuriatomando del campo lo que les pareció queconveníase fueron a juntar en la fuerça de los encuentros en medio de aquelcampo de tal poder que las lanças fueron quebradas y el caballero Andróneohubo falsado el escudo y la loriga y fue herido en los pechos de una pequeñaherida. Y pasando el uno por el otrocomo hermosos justadoresvolvieron comoaquéllos que se difamaban el uno contra el otrolos escudos embraçadoslasespadas altas. Donde començaron una brava reñida contiendaca el defensor dela hermosa dueña era orgulloso y acometedory los caballos muy buenos ydiestros. Gran pieça anduvieron los dos caballeros heriéndose de duros ypesados golpes contorneando y haciéndose a veces perder los golpes y volviendode nuevopero aquéllos que a derecho se acertaban en gran manera los traíanatormentados.

Andróneodefensor de la perversa Lujuriacontra el Caballero del Sol dijo:

-Si te placeCaballero de las Lunashagamos nuestra batalla a piepues loscaballos son cansadosporque con mayor presteza la demos cima.

-A mí placedijo el Caballero del Sol.

Esto no era bien dichocuando saltando los dos mortales enemigos de lassillas en el campoembraçando los escudos y apretando las espadas en lasmanosviniéndose a juntarcomençaron de se dar tan durospesados y espesosgolpes como si nada ese día hubieran hecho. Con tanto ánimo y esfuerçohacían su batallahaciéndose a veces inclinar las cabeças hasta los armadospechosa veces hincar las rodillas por el sueloque el campo andaba cubiertode pieças de las armas y de malla de las lorigas. Tanto anduvieron en estaporfiosa contienda que ya el enamorado caballero començó de desmayarasí porlos muy duros golpes que había recebido como por la mucha sangre que de tresheridas había perdido. Lo cualcomo el Caballero del Sol sintiesecomençólede herir como de nuevohaciéndolo revolver por aquel campo a unas partes y aotras. Pero con todo estocon magnánimo coraçónse defendía y mantenía enel campo; pues como Andróneo del Caballero del Sol se viese tan acosadoechósu fuerte escudo a las espaldas y tomando la espada a dos manos pensó de herira su contrario sobre el acerado yelmo. Perocomo el Caballero del Sol vio venirel desmesurado golpecubrióse de su muy fuerte escudo y fue tal que la espadase saltó de las cansadas manos. A esa horasoltando el Caballero del Sol lasuya en la cadenacomo vio tiempoentró con él ytomándole entre susarmados braçoscon poco trabajo dio con él en tierraca tan laso andaba quepoca resistencia hubo en él. Y como fue caídodesenlazándole el yelmo lecortó la cabeça.

Pues de las hermosas dueñas vos digo quecomo vieron su defensor tan maltratadose acogieron al castillo con tanto temor y prestezaqueno mirandolas puertas dejaron abiertasno curando más de encerrarse en la más fuertetorre de la fortalezapensando que el Caballero del Sol las había de tratarcomo a su falso defensor. Mas como no fuese su condición de poner jamás manosen alguna dueñano curando de las seguirllamó a la Natural Razón y sucompaña. La cualcomo hubo llegadocontra el Caballero del Sol dijo estaspalabras:

-¡Ohbuen caballero y extremado! ya soy segura que en las aventuras y pasosque están por ganar no faltará vuestro grande esfuerçopues en esta tandudada a los de vuestra edad habéis salido victorioso.

-Yo he puesto el trabajodijo el Caballero del Soly la vuestra merced ganala victoriapues me ha dado el consejo y el esfuerçoca si yo vencí labatallaha sido con vuestras armas.

Diciendo esto y otras cosaspasaron por la perversa morada de la InmundaLujuria y caminaron ese día y otro hasta la hora de sextaque llegaron a unpequeño recuesto de cuya bajada se podía bien ver otro de los defendidos pasosque en la estrecha y trabajosa senda habíadonde quedaron la parte del día ynoche siguiente por descansar del trabajo del áspero camino que andado habían.

Capítulo XLI

De lo que avino al Caballero del Solyendo acompañando a laRazónen la casa fuerte de la Ira y de la batalla que hizo con un jayándefensor del paso.

Llegó otro día de mañanaal tiempo que el radiante Febo sus cuatrocaballos ensillaba. La Natural Razón y su compaña bajaron con asaz trabajo delpequeño recuesto por la herbosa senda hasta un gran ríoque por el hondovalle pasabaen el cual había una grande y ancha puenteen cuya entrada yprincipio era nacida una sombrosa encina de la cual estaba colgado un bermejoescudo con cordones leonados y un letrero en torno que así decía:

Este paso es defendido

y es la cosa

que la ira más raviosa

ensangrienta aquí su saña

en aquél que pasar osa

si con voluntad medrosa

no se sujeta a su maña.

Leída la letra del bermejo escudola Natural Razón dijo así: CaballeroDesterradootro defendido paso y hermosa aventura se nos ofrece. Pasad por elrojo escudo y franqueadnos el paso.

Sin mas atenderel Caballero del Sol entró por la grande y ancha puentellevando los ojos desplegadosnotando las maravillas que veía y oía en lafuerte casa que de la parte de la puente fundada estabala cual era todaredondasin haber en ella alguna esquinacon un espeso ventanage por lo alto.Entre ventana y ventana había una imagen de gigante armadopuestos por talmanera y concertada orden que gente que la fuerça guardaba parecíay ningunaotra ventana en la fuerte morada había por lo bajo. En el medio de esta redondamorada estaba una fuerte y muy alta torre de hermosa canteríaen cuya sumidadestaba una figura de gran gigante de alambrepuesto por tal arte que continuovolvía las espaldas al aire en las cuales tenía dos agujeros por los cualesentraba la furia del soberbio viento; y estaba obrada por tal arteque saliendopor la abierta boca bramaba y voceaba diversamente según era recio o manso elairea veces como humano hombre y otras como bruto animal. Y las voces ybramidos eran tan grandes y diversas que espanto ponía en los miradores yoyentesca los que lo oían y no lo veían a veces pensaban que eran voces dehombre muy airado y enojado y a veces de animal fiero mal herido o muy acosado.

Maravillándose el Caballero del Sol de estas novedadesllegó a lascoloradas puertas de la redonda morada ycomençando de herir fuertemente lasaldabasninguna cosa sonaba; anteel lugar donde las aldabas heríanvivasangre corría; de lo cual estrañamente fue maravilladono pudiendo alcançaraquel secreto. Y como nadie respondiesetornó a herir las aldabas y entoncesentendió quepuesto que las aldabas no sonasenpero dentro de las encarnadaspuertas al tiempo que hería las aldabas se daban grandes gritos y miserablesvozes; por lo cual más le creía el deseo de saber aquel secreto ybienmirando en aquella parte donde herían las aldabasvio cómo era una carnedonde la sangre salía; ycomo el Caballero del Sol más atentamente lo miraseconoció que eran pies de vivo hombre en lo que las aldabas heríanlos cualesestaban sutilmente encajados en las encarnadas puertasque por ser todo unacolor no fácilmente cualquiera pudiera pensar y entender lo que fuese. Esteatormentado hombre tenía ahí la cruel señora de la redonda morada puesto pordespertadorporquesi como alguno llegase a las encarnadas puertas y herieselas aldabasel mísero hombre atormentado en las llagadas plantas de sus piesdiese quejosas vozes y tristes gemidoscon los cuales diese a entender a loscrueles moradores de la malvada casa que alguno estaba llamando ante las cruelesy encarnadas puertas.

Pues como el Caballero del Sol conociese el secreto y notase la crueldadnoquiso atormentar más al mísero hombre. Ante començó de dar grandes vocespidiendo que le abriesen y hiriendo reciamente las encarnadas puertas con elpomo de su espada. Pero como nadie quisiese responderporque no usaba de lacrueldad que aplacía a los moradorestomando grandes piedras començó de dargrandes golpes y grandes porradas en las puertas de la crueldad. Un feo hombremuy enojado por los golpes que el Caballero del Sol dabavestido de encarnadose paró a las altas ventanas de los armados gigantesasí diciendo:

-¿Cuál es el necio caballero que quiebra las puertas a porradashabiendoen ellas el mejor y más preciado despertador que se ha visto en el universomundo? Muy piadoso debes ser. La ira y crueldad es de los esforçados caballerosy la misericordia de las pusilánimas mujeres. Dicaballero mal aconsejado¿qué buscas en esta casa cruel? ¿Por ventura otro genero de tormentotalcomo en las encarnadas puertas has visto? Atiende un poco que la señora de estamorada lo inventará de presto. Diciendo estosin aguardar respuestasevolvió para dentro.

No tardó mucho que las encarnadas puertas fueron abiertas; por las cualessalió una dueña de mediana edad y brava y espantosa figuravestida de granacolorada. Su cabeça cubría una corona de huesos de hombres muertos. En suderecha mano traía un desnudo y sangriento alfange con la sangre de una cortadacabeça que en la siniestra traíacon una letra por los pechos que asídecía:

Mis sangrientos pensamientos

con la ira en sí engendrada

hacen de los vivos muertos

de los poblados desiertos

siendo bien ejecutada.

En compañía de esta cruel dueña venía un escudero y tres damas. Elescudero era rufo de color y pelocon unas pecas pardas por la haz. Vestíaropas coloradascon un letrero por banda que así decía:

La sangre muy encendida

con el enojo socorre

a la parte enflaquecida

do la injuria recebida

declara el tiempo que corre.

La primera de las dueñas era fea y verdinegra con unas pintas blanquecinaspor la cara. Su vestido de paño negro desdichocon un letrero en esta manera:

Las entrañas obscurece

la injuria recibida

y sino es bien sufrida

cruel vengança apetece.


La otra dueñaaunque era bien dispuesta de fiero gestosobre la cabeçatraía una celada de fino acerolas piernas y braços armadossu vestido tintode sangrecon un letrero que en esta manera decía:

Injuria busca contienda

y contienda da las muertes:

mis mañas son tanto fuertes

que no hay nadie que me atienda.


La tercera dueña vestía ropas encarnadas con unas cortaduras tan coloradasque de viva sangre parecíancon unos cuchillos sembrados entre ellascon unaletra:

Vengança da la contienda

de la injuria recibida

y la ira encruelecida

vengando se toma enmienda.


Con tal compañía salió la espantable dueña de la casa ycomo cercallegase el Caballero del Soltomando la manode esta manera dice:

-Dueña cruel¿cómo te llamas y que compañía es ésta que contigo traes?Por cierto tú y ellas sois aparejadas para espantar los niños.

-Yo te lo dirédesmesurado caballerodijo la enojada dueña. Este escuderose llama Enojo Malencónico. La dama fea de las negras ropas ha por nombreInjuria; y la armadadel vestir sangrientoContienda. La de la vestiduraencarnada con las cortaduras sangrientasa vuelta con pequeños cuchillossedice Vengança. Yo soy a Encruelecida Iramuy temida entre los hombres. Portantosi tú quieres ser tenido y temidopues vistes armas y ciñes espadausa de mis provechosas costumbres y de mis temidas leyes. Muestra tu gestosiempre airadoaprovéchate de la crueldad y no olvides el rigor. Y así serásseñor de tus enemigos y temido de tus amigos. Esto mesmo dan a entender esasarmas que traes vestidasporque no fueron inventadas para hacer y acabar lascosas y hechos grandes con mansas palabras sino con rigorira y fuerça dearmas y fuertes caballeros. Porque si la fortuna los dotó de mayores y mejoresfuerças no fue por otro sino porque son mejores y merecen más que los otros.Pues si son mejorescon razón deben usar de la ira y crueldad con los que portales no los quieren tener y obedecersujetándolos con la fuerça de susaventajados braços a su imperio y mandoy si así yo no lo hiciese no seríatan temida ni tanto señora. A unos cruelmente atormentoa otros encarcelo y aotros quito la vidao justo o injusto. Ora puescaballerosi te quieresaprovechar de mis leyes y seguir mi apellidoporque me pareces valiente yesforçado para las llevar a ejecuciónyo te recibiré debajo de mi banderano como criado sino como compañero y amigo. Te haré alférez de la Vengança.Ayudarte he en tus afrentas y menesteresdarte he fuerças y incitaré tu sañaen tal manera que te tema toda la tierra.

-Baste yaEncruelecida iradijo el Caballero del Sol. Tales son tuspalabras cuales bien muestra tu decir la ira de tu coraçón. Bastaría para teresponder ser notorio la paciencia ser virtud y la ira viciopero todavíaquiero decirte que la ira es madre de la discordia y cruel madrasta de la paz; yla discordia inventa la injuria y borra la buena criança; y la injuria hacecamino para ir a contienda; y la contienda ciega la paciencia y es causa paratomar vengança y perderse la amistad. La vengança da las muertes y despueblalas ciudades y destruye los reinos. Pues si tú eres inventora y causa de todasestas maldades y daños y quitas las vidasque no hay otra cosa más amada nimás estimada entre los hombresy das las muertesque no hay otra cosa másaborrecida y odiosa¿para qué me aconsejas que siga la causadora de tantosdaños y me sujete a tan inicuas leyes como las tuyas son? Mucho te engañas endecirasimesmoque las armas fueron halladas y inventadas para mantenersoberbia y iray si algún caballero para eso las viste debe ser tan viciosomalo y cruel como túporque los buenos caballeros no las traen sino paraquitar del mundo los airados y soberbios y para deshacer tus inicuas leyes. Sabeque yo soy a tu morada venido no a te obedecer y creer tus locas palabras sino ate quitar de entre los vivientes porque no siembres más discordia por latierra.

-Ohcobarde caballerodijo la espantosa viejano quieres usar de lo quevaliente y esforçado te haría. Así como tú eres de poco esfuerço así tehas deslenguado contra estas flacas mujeres. Yo te prometosi aquí estuvierami jayántú callaras tu desmesurada lengua y confesaras por tu boca que loque yo te digo era el mayor bien que un caballero podía tener. Yo te juropormi gran poderpues no eres para mantener ira y caballeríaque te tengo dehacer poner por despertador en las encarnadas puertas.

-Tanto has habladomaldita iradijo el Caballero del Solque si fuerascaballerocomo eres mujerno me sintiera bien pagado de tus airadas palabras yperversas obras sino te cortara la cabeçadonde tantas soberbias han salido.Llamallama a ese tu defensorca en él entiendo tomar enmienda de tus yerros.

No eran bien acabadas de decir por el Caballero del Sol estas palabrascuando por las encarnadas puertas de la fuerte morada salió un desemejadojayánarmado de unas fuertes armas encarnadas con unas grandes y coloradasplumas sobre el acerado yelmocon un fuerte y acerado escudo al cuellolamitad dorado y la mitad encarnadocon una letra que pasaba de lo dorado a loencarnado que así decía:

Mi gran soberbia y riqueza

han causado

que a la ira sirva de grado.


De esta manera venía el bravo jayáncabalgando sobre un gran caballomorcillocontra el cual el Caballero del Sol en alta voz dijo:

-Didesemejado jayán¿eres tú la guarda de este paso y defensor de laEncruelecida Ira? Ca bien creo ser asípues vistes su librea. Llégate a míque gran pieça ha que te estoy aguardando por tomar en ti la emienda de laspalabras y malas obras de esta mala y Encruelecida Ira.

Con voz roncala desemejada bestia dijo:

-Ohvil caballeroante mí osaste hablar soberbias. Yo pensé que viéndomepidieras perdón a esta excelente señora de tu yerro y poca mesura de que conella has usado; perosegún con las palabras muestrasmuy lejos vas a dar demis pensamientos. No sé si dentro sientes otra cosay pues tú quieres tomarvengança en mí de lo que ella ha habladojusto será que la tome yo primeroen la tuya porque quebrantaste la ley del encarnado escudo y porque contra tanalta señora en palabras te desmesuraste. Ya tú ves que yo lo puedo mejor hacerque tú.

Sin volver palabra el Caballero del Soltomaron del campo lo que lespareció que convenía y viniendo el uno contra el otro en la furia de loscaballoslas lanças bajasse toparon en medio de la larga y ancha puente ylas lanças fueron partidas en muchos pedaçosaunque el gran jayán fueencontrado en descubierto del escudo por los armados pechos de tal poder que lacuchilla de la lança le pareció por las espaldas y vino a tierra con un troçode la lança atravesado. El Caballero del Sol fue encontrado por la lança deljayán por medio del escudo y le hubo falsado y la loriga y hubo una pequeñaherida en los pechos y ciertosino por la gran fortaleza de sus armas yprincipalmente porque batallaba en defensa de la Natural Razóngran peligrocorría su vidasegún el encuentro fue fuertemente herido.

Pues como la encruelecida señora de la redonda morada vio a su defensor enel campo tendidoque no mecía pie ni manocon gran prisa començó de caminarhacia la fuerte morada por se acoger y cerrar las encarnadas puertas. Pero comoel Caballero del Sol volviese en su entero acuerdoca algún tanto estuvodesacordado del fuerte encuentro recibidocomo viese que la cruel ira se iba aacoger a su moradadando de las espuelas al caballoentró a vuelta de lacruel compaña ydando de llano con su espada al escudero de la dueña delcastillolo hizo dejar a su señora y ir a llamar a la Natural Razón y sucompañahaciéndola saber del paso ganado y del jayán muerto.

Muy temerosa estaba la mala dueña con su compañapensando que por elCaballero del Sol habían de ser maltratadaslo cual era ajeno de orden decaballería y de su costumbre y condiciónantehaciendo soltar al míserohombre puesto por despertadory dándole libertad que fuese donde le pluguieselas mandó ir de ahí y asconderseporque la discreta doncella Razón Naturaljamás quería ver ante sí semejantes mujeres. La cualdespués de serascondida aquella maldita y viciosa compañaviniendo ante las puertas de lafuerte morada donde el Caballero del Sol estaba guardando por que no cerrase lamaldita iracon voz reposada y amorosa en esta manera dijo:

-Ohbuen caballero y bien afortunado que por tu grande esfuerço y valentíahas franqueado de siete defendidos pasos los cuatro más peligrosos; y de sietealevosas dueñascon tu prudenciahas sobrepujado y menospreciado lasengañosas palabras y falsos prometimientos de las cuatro; y con tu gran bondady virtud has vencidode siete malos caballeros y defensores de la maldadloscuatro más fuertes¿con que te satisfaré yo estos grandes servicios y losque en el proceso de este viaje espero que me harás? No por cierto con otracosa sino con llevarte al Campo de la Verdad donde verás cosas tan maravillosasy tan espantosas que te tendrás por bien pagado de todo el afán que tomares yhas tomado en este viaje.

-Ohmuy prudente doncelladijo el Caballero del Solsolas vuestrasmesuradas palabras bastan para pagar estos pequeños servicios y muy mayores quefuesencuanto más que es tan grande la merced que a un desterrado caballero sele hace en le consentir que vaya en tu virtuosa compañíaque aunque toda mivida gastase en semejantes trabajos como los que hasta hoy he pasadono loacabaría de servir.

Hablando en estas y otras semejantes cortesías pasaron la Natural Razón ysu compaña por la fuerte casa de la rabiosa y encruelecida Iray apeándose enun pequeño valle a la ribera del ríouna doncellaque de aquel menestersabíacuró de la pequeña herida del Caballero del Solque como muy pequeñafuese en breve fue sano.

Lo cualcomo fue hechotornando al començado camino de la estrecha yherbosa sendacaminaron seis jornadas con asaz trabajo por la grande estrechuray aspereza del camino sin que cosa alguna que de contar sea les aviniese. Elúltimo díaante que las tinieblas de la obscura noche desterrasen la claraluz del sereno díallegaron la Razón Natural y su compaña a un pequeñopradoel cual estaba muy cerca de otro paso defendidoen el cual quedaron esanoche porque el lugar parecía apacible para reposarsegún la maleza yaspereza que había en la herbosa y estrecha senda.

Capítulo XLII

De lo que avino al Caballero del Sol en el castillo de la Gulay de la batalla que hizo con su defensor.

Otro díacuando los dorados rayos de Febo por la tierra se extendíandospajesabriendo el cerrado lecho del Caballero del Solle sirvieron de susgastadas ropas y maltratadas armas ycomo fuese armadosalió de la ricatienda por notar su riqueza y estrañezaca tanto había que ver en ella quenunca acababa de maravillarse de sus particulares historias y diversidad decosas antiguas que en los dorados cercos brosladas habíay especialmenteaquella luciente mañana quecomo el sol hubiese salido muy claro con losdorados rayosla rica tienda herida mudaba tanta diversidad de colores comoProteo figuras y parecía tan rica y estraña que tanta claridad parecía queprestaba ella al claro solcomo el sol a ella. Una pieça anduvo el Caballerodel Sol rodeando con nuevas vueltas la hermosa y rica tienda hasta que laNatural Razón saliócontra la cual se fue por la ayudar a subir en muy suhermoso unicornio. Y como a punto de camino fue puestael Caballero del Solcabalgó en su fatigado caballo ycomençando de caminaren poco rato subieron[a] una peña sobre la cual estaba asentado un fuerte castillolleno de tantasy tan grandes ventanas que por ellas de fuera se parecían muchas mesas bienatoldadas y como para banquete aparejadas. Ante del hermoso castilloen lasenda herbosaestaba una imagen de alabastro de mediana estaturasalvo elcuello que tenía tres palmos en largocon un letrero que decía así:

Sánate por tus pisadas

porque el paso es defendido

sino serte ha mal pedido.


Vistas y leídas las letras de la imagen del largo cuellola Razón Naturaldijo así: Caballero Desterradopasad por la blanca imagen y haced de lo quesoléis. No os canséis de me hacer servicioca gran deseo tengo de os pagarcon veros con descanso y sosiego en el Campo de la Verdad.

No fueron bien acabadas estas palabras por la sabia doncellacuando elCaballero del Solhaciendo su acatamiento y mesurasin hablar ni responderpalabrapasó por la clara imagen hasta llegar al fuerte castilloen el cualse veían por el hermoso ventanaje muchos caballeros y damashermosa yricamente adereçadossentados a las tablasque desde la imagen del cuellolargo habían vistocomiendo y bebiendo a su sabor. Juntamente con tenerhermosa delantera y gentil ventanajeel hermoso castillo tenía una estraña ybien obrada portada de labrada canteríatallada de muchas aves y animales deaquellos que son mejores y más sabrosos al gustocon muchos hogares y brasatan al propio hecha que verdaderamente parecía producir y echar de sí bivasllamas. En torno de los cuales estaban diversos gestos y figuras de cocineroslos cuales tenían en sus manos grandes asadores llenos de preciadas avespuestas en los quemadores lugares como que asándolas estaban. No se detuvo elCaballero del Sol en notar sus particularidadespor ser muy diversos suspensamientos. Antes començó a gran prisa a llamar a la gran puertahiriendoreciamente las aldabasaunque muy poco le aprovechabaca tan embebecidosestaban en su comida que no curaban del que estaba a la puerta ni oían susvoces.

Pues como el Caballero del Sol conociese que en balde se trabajaba dandovocesparóse donde veía y podía ser visto ycomo aún ahí no le mirasen nirespondiesenarrojó una piedrala cual hizo tanto ruido que bien parecía quehabía dado en algún aparador. A esa hora los caballeros se pararon a lasventanas como espantados de ver la novedad de la piedratanto estabanembelesados mirando al estraño caballero como si jamás otro caballero hubieranvisto.

El Caballero del Solpor romper el silenciode esta manera les dice:Caballeros que hayáis venturamandadme abrir las puertas del castillopues nohay otro pasoca gran necesidad tengo de pasar de esa parte con cierta compañaque me atiende a la imagen del letrero.

Uno de los comedores caballeroscon gesto robustosí respondió:

-Atreguado caballeroy aún loco puedo decirpues como loco echas piedrascon que nos has dado sobresalto en nuestra comida. Dimepues¿viste la claraimagen y su letrero leíste? ¿Cómo osaste pasar acá? ¿Por ventura pensabasque no había caballero en este castillo que de ti tomase vengança delquebrantamiento del paso defendido? Orapuesatiende ahí un pocoque yosalgo a te pedir en batalla tu loco atrevimiento.

-Mucho holgaríadijo el Caballero del Solque tú hubieses conmigo labatalla por ver si te aprovechas tanto de las manos en el campo como en lalengua hablando de talanquera. Yo te juro por la orden de caballeríaque si enel campo te viese que yo trabajase por hacerte que no afrontases otra vez con tulengua los caballeros que no conoces.

-Pues aguardadijo el caballero del castilloque presto seré allá contigodonde tomaré enmienda de tus errores y de tus soberbias

Diciendo estolos caballeros del castillo se volvieron para dentro.

De ahí a poco rato el Caballero del Sol oyó una voz que decía: ÓyemeCaballero del Dorado Sol.

A la cualcomo alçase la carapudo ver cómo el caballero desafiadorestándose armandode una ventana le decía: Vete para la puerta del castillo yatiende en el llanoque luego será abierta y yo contigo en el campo.

No fue bien llegado el Caballero del Sol al espacioso llano que ante laspuertas se hacíacuando las puertas fueron abiertaspor las cuales elCaballero del Sol entró hasta un grande y espacioso patio yarrendando sucaballo a una columnaquiso subir a buscar el descortés caballero ca ya noveía la hora de se ver envuelto con él; mas la señora del defendido pasoimpedió su subida con su bajadala cual ansí dijo: Atendedhermosocaballeroca cierto yo no querría que acabásedes a puñadaslo que se puededeterminar con palabras.

El Caballero del Solusando de mesuraretiróse afueray notó el estrañovestido de la dueña del castillo. La señora del defendido paso era de medianaedadvestía ropas clarassobre ellas cubría una larga ropa hecha de plumasde varias y diversas coloresblancasnegrascoloradasverdesamarillasazules y moradasdoradas y encarnadas. Era esta ropa tan bien sutilmente obradaque más así nacidas que no tejidas las plumas parecíancon una letra de estamanera:

Plumas visto porque quiero

de plumas tener memoria

por ser manjar verdadero

de todo buen caballero

que tiene Gula por gloria.


Sobre su cabeça ponía una rica corona de fino oroesmaltadas por elladiversas avecicas con preciosas piedras que por ojos y en los picos tenían. Lacorona era tan rica que mucho acrecentaba en la hermosura de la dama que en lacabeça la ponía. Acompañaban a esta hermosa señora dos escuderos y unadueña. Los escuderos vestían paños de terciopelo amarilloaforrados en rasoleonado con unas cortaduras que descubrían lo leonado. En su mano traía elprimero un cuello de cigüeña con una letra por los pechos que decía:

El cuello por recibir

en el gusto gran placer

tan largo deseo tener.


El segundo tenía en su derecha mano una rama de camueso con la fruta en ellay una letra en esta manera:

No siento cosa mejor

que comer muchos manjares

su gusto nos da sabor

y nos pone gran dulçor

si los guisados son tales.


La dueña que acompañaba a la señora del castillo vestía terciopeloleonado aforrado en tafetán negro con unas cuchilladas que descubrían eltafetán. En sus manos traía un vaso con un letrero que decía:

Los golosos por beber

saliendo de su medida

pierden el claro entender

que es mejor don a mi ver

que tenemos en la vida.


Con tal compañía bajó al gran patio la plumosa dueña defensora del pasoa la cual el Caballero del Sol dijo estas palabras:

-Dimehermosa dueñatu nombre y los de tus servidoresporque no sabiendocon quién hablo podría pecar de mal criado.

-Yo soy contenta de te lo decirdijo la señora del castillo. Este escuderoque trae el cuello de cigüeña se llama Sabroso Gusto. El que trae el ramo sellama Sabor Delicado. La dueña del vaso ha por nombre Ebriosa. Yo me llamoSabrosa Gula. Yo creo que bien me conoces o a lo menos de mí has mucho oídodecirca gran fama vuela hoy de mí por el mundo yporque me estimes en lo quesoyte quiero decir cuánto valgo entre los grandes señores y en cuánto delos grandes y pequeños soy tenida. Yo so señora de los manjarespotajes yguisados. En unos pongo lo dulce y en otros lo agrioen otros lo mezcloconforme al gusto de cada uno. No hay señorrey ni roque que sepa comer sinmí. Yo les doy el apetito del comer y les pongo el sabor en el manjardando acada uno de aquello que más le aplacemudándoselo en diversidad de manjares ydiferencias de guisados. Cuando tienen hastío de lo dulcedoyles lo agrioyal contrario; unas veces les doy aves o carnes de ganados; cuando carnescuandopescadoscuando todo revueltoaves y caçacarne y pescado. Si de esto tienenhastíoenvío frutas y conservas con que les gano las voluntadesen talmanera que siempre como a su mesa o comen a la míay si alguna pieça estánsin comerluego se acuerdan de mí. No han acabado de comercuando piensan enlo que han de cenar y mira si tienen razón de hacer tanto caso y memoria demípues yo tanto trabajo por conservarles la vidaca sin mí y los manjaresque yo les doy mal se substentarían los vivientesporque si yoque soyseñora de los mantenimientosquitase del mundo todo lo que se comeasíquitadoquitaría el comer a los hombres y juntamente los privaría de la vidapues sin el comer no se substenta ni puede substentar. Orapuesvey cuántopuedopues doy vida y puedo dar muertey cuánto me debéis tú y todos losmoradores de la tierrano sólo los racionales pero aun los brutos animalesyporque me has sido gratocaballerocon tu vista y gentil disposiciónyo tequiero no solamente perdonar el traspasamiento de la ley de la imagen blancapero aun te quiero gratificar como mío y así ten por bien de dejar decontender con mi caballero y sey mi convidadopues has venido a tiempoca noes razón que vos sólo no gocéis de mis dulces y sabrosos manjares. Ysi eneste castillo te placerá quedaro te trataré como tu bondad merece y si noquiero que de mí tengas memoriaque yo te sacaré de este áspero camino y tequitaré de tantos trabajoste llevaré a otro espacioso y descansadote darériquezas y copia de delicados manjares por donde fueresy do quier quehabitares. Ven prestosubamos a comerque yo te pondré de hoy más a mi mesay te honrare como si mi muy querido fueses.

-AtiendeSabrosa Gulaóyemeno te vayasdijo el Caballero del Solypodrás ver si seré tu convidado y si me place comer de tus delicados manjares.Bien sé que tu nombre es muy célebre y memorado en el mundo. Y no ignoro queagora más que en otro pasado tiempo tus malas costumbres se usan en élyporque conozco tus horrendos hechos y tus perversas leyesy porque sé serdañoso tu uso y tus costumbres perversas y dañosa tu compañía y venenosostus manjares y engañosos tus guisados y peligrosos tus potajes y muy dañosostus comeres y a mí odioso el hablar de elloscuanto más el comerno quieroaceptar tu ruego ni entrar en tu conviteca más quiero padecer hambre delcuerpo que no ensuciar el ánima en tu pecadoporque del mucho comer y abundosobeber se han seguido en el mundo grandes dañosque aquí [no] recuento por nome detenery del ayunar han sucedido grandes bienesno gastemos más tiempo enesta disputasino mándame dar el paso desembaraçado o manda venir a labatalla a tu caballeroca mucho tengo que hacer de esa parte.

-Ohingrato y desconocido caballerodijo la señora del castilloGulallamada¿cómo has osado maltratarme con tu desvergonçada lenguahabiéndoteyo perdonado la muerte que merecida teníaspues no quisiste guardar las letrasy condición de la imagen del largo cuelloante quebrantaste la ley deldefendido paso? Y no solamente paraba en esto pero aún deseaba hacerte uno deos más mis privados y no te culpo tanto porque eres manceboy no me maravilloque hayas errado. Y porque bien me has parecidotoma mi consejo y apártate detu loca opinión y haré todo lo que te tengo prometido.

-En balde te trabajasdijo el Caballero del Solca no estoy en talpropósito que haga cosa que me digas si me ruegues. Mándame dejar el pasosino llama tu defensor que con las armas le ganaré y pasaré con mi compaña.

-Ohatrevido caballerodijo la Gula¿estando en mi castillo y en mipresencia te atreves a amenazar a mi defensor? Yo te juro por mi gran poder queyo haga que ni vayas adelante ni vuelvas atrássino que aquí fenezcas tusmiserables días.

No eran bien acabadas de decir estas palabrascuando començaron a sonar lasarmas del defensor de la engañosa dueña.

Pues volviendo el Caballero del Sol hacia aquella parte los ojos pudo ver alcaballero amenaçador que por otra pequeña escalera bajabaarmado de unasverdes y ricas armassembradas por ellas unas pequeñas aves doradas; ycomofue en el patiocabalgó en un caballo y así mismo el Caballero del Solcabalgó en el suyoy viniéndose el uno par al otroel caballero del castillodijo de esta manera:

-Venida es la horaCaballero del Dorado Solen que te pediré cuenta delquebrantamiento del defendido paso y de las desmesuradas palabras que aquí hashablado del sobresalto que me diste en mi comida. Aparéjate a la batallacagran voluntad tengo de saber si eres tan fuerte como atrevido.

-Bien hacesdijo el Caballero del Solavisar el que ha rato que estáaparejado esperando tu venidaagora me contentas que hablas en el campo enpresencia de tu enemigoque no cuando parlabas puesto a la reja como pájaro enla jaula. Vente para mí y verás cómo sé mejor pelear en el campo que hablaren lo rejado.

Y a esa horaapartándose cuanto era el patio de grandese vinieron el unocontra el otro al más correr de los caballoslas lanças bajasy juntándosese encontraron en medio del gran patio de tan desmesurados encuentros que laslanças fueron volando por el aire en muchos pedaços. Pero el caballero delcastillo vino a tierra por las ancas del caballo de tal caída que gran pieçafue rodando por el patioaunque no herido por la gran fortaleza de sus armas; yel Caballero del Sol pasó por él como gentil caballero ycomo volviese sobreél y viese que el defensor de la dañosa Gula andaba volteando por tierra porse levantardescabalgó por ir sobre él. Mas como el caballero del castillovolvió hacia la parte por donde el Caballero del Sol veníasacando deflaqueza fuerçasse levantó muy pereçosamente y con grande afánca muyquebrantado se sentía de la gran caíday embraçando su escudo puso mano a suespaday el Caballero del Sol no le quiso acometerviendo que se levantabahasta que le vido a punto de batallay en esta manera le dice: Eacaballerodel defendido paso defensordesechad la pereza de las manospues en la lenguano la solíades tener. Diciendo estolo començó de herir de tan mortales yespesos golpes que lo hacía revolver de una parte a otra por el patio. Unpequeño rato anduvieron los dos mortales enemigos en esta contiendaca elcaballeropuesto que maltrecho estuviese de la caídaprocuraba de se defendercon viril coraçónaunque poco le aprovechabaque de dos pequeñas heridasestaba herido y tan laso y cansado que en él no había ya alguna defensa; locualcomo él conociesepensó de se acoger a la estrecha escalera por dondehabía bajado; perocomo el Caballero del Sol lo sintiesetomó su espada ados manos y hiriólo de un tal golpeante que a la escalera llegaseque lohizo venir a sus pies. Y yendo sobre él con presteza desenlazó el yelmo yqueriendole quitar la cabeçavio cómo era ya muerto por el estraño golpe quehasta los ojos le llegaba.

Aún el Caballero del Sol no era levantado de sobre el malvado defensor de laGulacuandoerrando todas las escaleraspor una pequeña puertaque al uncanto del patio se hacíasalió un bravo osocuadrado patio estubieseesperezándose y mirando contra el Caballero del Solla maldita Gula así dijo:Veis ahícruel caballeroel que me dará entera vengança de tica tan pocotendrá piedad de te quitar la mal lograda vida cuanto tú tuviste de dar a esemi caballero la desastrada muerte.

Ya el fiero oso venía en dos piessus dientes crujiendocontra elCaballero del Sol y como aún tuviese en sus manos el yelmo del muertocaballeroarrojóselo tan fuertemente que dándole en los crueles pechos diocon él de espaldas en el suelo del gran patio y con gran presteza entrando conél ante que levantarse pudiesele hirió de una punta de espada que de unabanda a otra por entre la hijada y costillas le atravesó. Y con el sentidogolpe el bravo oso se levantósus fieros dientes crujiendoy contra elCaballero del Sol sus braços abiertos con gran furia se vienepor entre suscrueles braços y agudas uñas le coger. Pero el Caballero del Soltemiéndosede la tal luchale hurtó el cuerpo con un salto al través tan ligero comodiestroy al pasar lo hirió de un golpe de espada tan diestra y mañosamenteque le tulló de entrambos braçoscon el cual golpe el selvático oso vino atierradonde puñaba por se levantar dando vueltasaunque poco le aprovechabalo uno porque le faltaba el ayuda de los dos braços y lo otro porque elCaballero del Sol no le daba ese espacioantehiriéndole de dos golpes sobrela cabeçadio fin a la salvajina bestia.

De esta manerala contienda partidael Caballero del Sol rindió gracias alSalvador yyéndose para la escaleraafirmando el hombro a las puertasfácilmente las abrióca con el temor del oso no las habrían aún biencerradoy subiendo a los corredores andaba más fiero que el bravo osopidiendo las llaves para pasar de la parte del castillo. La maldita y hambrientaGulacon el temor cogido se las arrojó por una ventana en el patiodiciendoestas palabras: Tomabravo caballeroy vete de mi castilloca tú no erespara ser morador de ély conténtate con lo que has hecho.

Sin volver palabrael Caballero del Sol bajó al patio ytomando lasllavesabrió las puertas y llamó con una mesurada voz a la hermosa doncellaRazón Naturalla cual prestamente vino ahí con su compañaca ya pensaba quealgún mal hubiese avenido a su Caballerosegún había tardado. Y como cercade él llegó y le vido buenoaunque bien laso y cansadocon una graciosa vozasí dijo: Dios te de el galardóncansado Caballeroporque has sacado micoraçón de congoja ca ya por la tardança temía algún peligro te hubieseavenido.

Cuatro días caminaron la Razón y su compaña con asaz trabajo del ásperocamino por su estrechura y peñascos y valles hondos con cienos y atolladeros yotros peligrosen cabo de los cuales llegaron a vista de otro paso defendido.

Capítulo XLIII

De lo que avino al Caballero del Sol en compañía de laNatural Razón en la plaça de la Envidia y de la batalla que hizo con una fierasierpe.

Caminaron cuatro días la Natural Razón y su compaña después que delcastillo de la Gula partieronsegún habéis oídosin que cosa que de contarsea les aviniese; y el quintocomençando de caminar por la herbosa senda porlugares muy escabrososen poco rato llegaron a una angosta quiebra que entredos altas peñas se hacíapor la cual la estrecha senda enderesçaba suáspero camino. En la entrada de la angosta quiebra estaba fabricada una fuertepared de tosca piedra que toda la cerraba con una puerta y arco labrado y en loalto de un escudo de una piedra leonada con unas amarillas letras que asídecía:

En vano has trabajado

caminando con presteza

porque si el arco pedrado

pasares está aquí guardado

verdugo de tu cabeça.


Leídas estas letrasla generosa doncella Razón Naturalcon una amorosavozasí començó de decir: Caballero del Solacordaos del olvido de la viday de la memoria de la muerte que vistes en la primera sala de la labrada puertay pasad por el arco defendidoca yo espero en el alto Dios que por vuestrogrande esfuerço me veré presto de la otra parte de este temido y dudoso paso.

Oídas estas palabrasel Caballero del Sol hirió de la espuela al caballo ypasando por el arco prestamente llegó a otro muro que en la quiebra se hacíaen la forma del primerocon otro arco de la misma piedracerrado con unapuerta de red de gruesas barras de hierroa la cualcomo el Caballero del Solhubo llegadopudo ver una angosta plaça y larga de poca claridad por la grandealtura de las dos peñas. De la parte tenía otro arco y puerta de la mismaforma en el medio; a la mano derechaen la tajada peñahabía dos entradascon arcos de tosca piedraaunque bien labrada la una y mayor de piedra amarillacon diversas figuras talladas tan mal y tan feas que espanto ponían de hombresflacosdenegridosmacilentosdesnudos y de feos gestoslas bocas abiertaslos dientes largos como colmillos de javalín. En tal manera estaban pintadoslas lenguas sacadas y mirando con brava catadura los unos a los otrosqueparecía que los dientes crujían y las lenguas mordían. La otra puerta era depiedras negras con figuras de sierpes y culebras amarillas. Jamás el solvisitaba estas dos puertas porque las peñas eran altas y en la que estabanhacía espaldas al mediodíade manera que el sol no podía alcançar a llegara lo bajo de la plaçay aún la claridad que había ahí era pocay en lasdos cuevas de las dos puertas ninguna claridad había.

Puescomo a la puerta de las gruesas barras el Caballero del Sol hubollegadocomençó de herir con el pomo de la espada. No tardó queal ruido desus golpesde la amarilla cueva salió un hombre flacoamarillo y rotoalcual el Caballero del Sol así dijo:

-Buen hombreábreme por tu fe las puertasporque gran necesidad me fuerçaa pasar este paso con poca compañaque al arco del escudo me atiende.

-Ohcuitado caballero¿quién te trajo a tan desastrado y obscuro lugardonde forçado te será morir? Vuélvete presto y con silenciosinosi sentidoeres de la señora de esta plaça hará fenecer tus días miserablemente.

-Déjate de palabrasdijo el Caballero del Soly di a esa señora de mivenidaca por mejor tendría perder la vida que volver atrás.

-Aguardadijo el feo hombreque yo se lo voy a deciraunque soy cierto quecuando la veas te pesará por no tomar mi consejo.

Diciendo esto se metió por la amarilla puerta de las imágenes negras yluego que fue entrado salió por la misma puerta una espantosa figura de mujercon tan horrenda compaña que espanto ponían en los coraçones de los que losmiraban. La señora de la plaça traía sus comidas y roídas carnesdescubiertas sin ropa al una. Su figura flacamacilenta y amarillalos ojoshundidos en las mejillas altas y muy estrecha en las quijadas; el cabello muynegro y corto entrepelado; sus amarillas carnesflacas por partescomidas yroídas hasta los huesoslos cuales muy negros y emponçoñados parecían. Porla izquierda tetilla tenía metida una culebra hasta dentro en el coraçóndela cual tiraba con las manos y no la podía sacarcon un letrero que de lasmanos la colgaba en esta manera:

Pensamientos desleales

engendrados en mi pecho

conjuración tienen hecho

contra mis carnes mortales.

Deseando penas tales

a los otrosyo me daño.

Para mí es todo el daño

y a mí se vuelven los males.


En compañía de esta monstruosa mujer salieron un escudero y dos mujeres. Elescudero no era menos flaco y macilento que su señoralos cabellos negros ylargos con un tocado de seda amarillay tenía una brosladura de oro a manerade franjas que los ojos le cubríanla barba muy crecida arrebujadalos ojostristes puestos en tierra. Su vestido era de pieles negrasdespedaçadasy lospedaços arrastraban por tierra. Venía royendo las uñas de las manosechandograndes suspiros de rato en rato. Por las pieles traía una letra que asídecía:

El pesar jamás no me deja

y la congoja me mata

el coraçón no desata

la causa que me lo aqueja.

Cúbrome de esta pelleja

negra y larga

para demostrar la carga

que en mi pecho se festeja.


La una de las dos mujeresflaca y verdinegraninguna ropa vestíapero dela cabeça la colgaba un cabello espeso y negro que hasta en el suelo lacubría. De rato en rato por su boca decía:

La congoja tristeza

combate mi pensamiento

faltado el contentamiento

proveyó con madureza

que en la muy negra cabeça

creciese tanto el cabello

que llegase hasta el suelo

obrando naturaleza.


La otra mujerque a la desemejada señora de la honda quiebra acompañabano menos espantosa y monstruosa era que las otrasante mucho másca de sucabeça nacían por las colas tan espesas culebras como en la de la otracabellos. Las culebras eran tan delgadas como cañones de ansarónlargas hastala cintura. Las unas silvaban y otras las mordían y emponçoñaban. De lacintura arriba ningún otro vestido sus carnes cubría. De la cintura abajotenía un largo y espeso bello cárdeno que la cubría de tal manera que ningunacosa de las macilentas carnes se le parecía y con unos profundos suspiros de suboca tales palabras decía:

Rabiosa malenconía

mis venas tiene dañadas

culebras emponçoñadas

vierten ya la sangre mía.

Contentarse ya debría

mi pasión

pues el triste coraçón

jamás vivió alegre un día.


Con esta horrenda compañía salió la monstruosa dueña de su obscura cuevay luego mandó al macilento hombre que abriese la puerta de las gruesas barras.

Así como la puerta fue abiertael Caballero del Solyéndose contra laponçoñosa compañaa la señora de aquel tenebroso lugar así dice:

-Dimeespantable dueñasi te placequién eres y cómo se llaman estostus servidoresca gran voluntad tengo de lo saber.

-A mí place de te lo decirdijo la flaca y amarilla dueña. El escudero sellama Pesar Continuo. La dueña del negro cabello llámase Tristeza Continua. Lade las culebras llámase Malenconía Enojosa. Yo me llamo Envidiacuyo nombreno te debe ser ignotoporque muy divulgado es allá en la tierradonde yotengo muchos servidores y vasallos de los más grandes y poderosos y de losmedianos y menoresy gánolos con las continuas mercedes que les hago y hágolode esta manera: Siembro en sus coraçones tanta envidia de las prosperidades ybienandança y señorío de los poderosos y ricos hombres queinflamados con mipodercon justa causa se levantan contra elloso mueven a otrossi ellos noalcançan tanto podery les despojan de aquello que justa o injustamente poseeny tienen recibido de mano de la ciega fortunacuya enemiga y contraria yo soyporque lo que ella distribuye malamente a ciegasdando señoríos y riquezas alos flacos y que no las merecenusando siempre de su ceguedadyo los quito deaquellos injustos poseedoressembrando envidia y urdiendo otras tramas en lospechos de aquellos que lo merecencon lo cual movidos se los toman y ocupanora por fuerça ora por gradoca justamente se le puede quitar aquello queposee el que no lo mereceo por fuerça o por engañopues injustamente lotiene ocupado sin título de lo merecer. Y por esto mis hechos son justos aunquetengo mala apariencia y aun a algunos parecen mal mis obrasporque de laenvidia que yo siembro nacen guerrasdisensionesmuertes; pero considerando elfinno lo son; porque todo esto muevo porque cada uno haya y posea lo quemerece y no más. Soy verdadera amiga de la igualdady de la variable fortunacapital enemigaautora de la desigualdad a cuyos hechos soy yo siemprecontraria porque ella reparte a unos mucho y a otros nonada. Y así yo pongoenvidia en los coraçones de mis servidores con que los privan de los bienes dela mala fortunay ellos enriquecen a su pesar. Especialmente hago grandesmercedes a los tiranossalteadores de caminosrobadores y ladronesporque esgente que fielmente me sirven y no sin razón movidos con mi envidia tiranizansalteanroban y hurtan lo que los otros malamente poseen; pues siendo elloshombres y tan valientes y tan buenos como los otros que lo poseeny aúnmejoresno son menos capaces de señoríos y riqueza que los poseedores. Y puesasí es y los que lo tienen no quieren de grado partir con ellosante tienen eldinero en las arcasel trigo en los alhollíesel paño en las tiendasyvéenlos morir de hambre y no los quieren hartarvéenlos perecer de frío y nolos quieren vestirmás quieren tener las salas tapiçadas que no los preciososcuerpos de los hombres vestidos. Dios mando que a los prójimos amasendiesende comer y vistieseny socorriesen en las necesidadespartiendo con ellos delo que tienen. Justamente se les puede hurtar y tomarpues son obligados a lodary esto quiero yo; y para hacerlos hacer por fuerça lo que ellos sonobligados y no lo quiere hacer de grado. Y algunos hay allá que castigan a misservidores si toman o hurtan alguna cosa liviana y perdonan a los que con sustratos ilícitos roban lo de todos y lo encierran en sus arcas donde [ni] ellosni los otros se aprovechan de ellocomo el perro del ortolano. Ora puesmirahermoso caballerosi sería cosa justa que contigoque no posees más de esasrotas armas y ese flaco caballopartiesen los grandes señores y ricos hombrespues tu bondad lo merecealguna cosa con que vivieses descansado y dejasesestos continuos trabajos. Pues si tú quieres llamarte míoyo revolveré pordonde tengas más que todos ellos. ¿Tú qué dices?

-Digodijo el Caballero del Solque tu figura me espanta y tus palabrasensucian mi coraçón y enojan mis oídos y tus malas obras destierran mispensamientos y tus perversos consejos escandalizan mi ánima y alteran mi sangrey tus injustas promesas aborrecen mi querer. Por ciertotu deciraunque lo hasbien doradocomo el boticario dora las píldorases mentiroso. Y tu prometervanoporque si la ciega fortuna da los bienes a ciegasa unos mucho y a otrospocono haciendo diferencia de buenos y malosyo no loo a ti ni a ella; y paraeso son los de generoso coraçónpara contentarse con lo pocoporque a quienmás la fortuna da en mayor peligro le ponea mayor trabajo le obligay mayorcarga le echa a cuestas. Y así más debe a Dios el que menos posee porque lehizo mayor merced en darle mayor descanso; y quiero que a esto me respondas.¿Cómo puedes tú dar bienespues la envidia procede de no tener? ¿Cómoprometes riquezaspues tú no tienes con qué cubrir esas roídas y macilentascarnes? ¿Cómo dices que a tus servidores haces señores y poderosospues túno puedes ni echas de ti esa culebra que roe tus entrañas? Lo que tú puedesdar a tus servidores yo creo que lo adivinaríadarles has envidiapues notienes otra cosa que prometerque roya sus huesos y roya sus carnes yhenchirles sus pechos de continua tristeza que atormente sus ánimas. Tuyoquerrías que me nombrasemadre de los malinos y perversosmadrastra de losjustos y buenosalcahueta de los ladronesperseguidora de los quietosencubridora de los dañados pensamientos y enemiga de los simples coraçones.

-Ohvil caballerodijo la malina Envidiayo te juro por mi poderpuesasí has desmesurado tu lenguaque por fuerça o pierdas miserablemente la vidao quedes en esta obscura plaça en perpetuo cautiverio.

-No bastarán las fuerças de tus servidores a hacer eso que tu dicesdijoel Caballero del Sol. Por tantoo me abres las cerradas puertas y me dejaslibre el paso o forçadamente te las haré abrir.

En esta hora el maldito y macilento hombre había abierto la puerta de lasamarillas serpientes ymetiéndose con gran furia la roída Envidia y susmonstruosos servidorescerrando tras sí la puertapor la otra puerta salióuna espantosa sierpetan larga como tres braçascubierta de conchas negras yamarillas. En la cabeça tenía una fuerte y grande concha que cubría desde elcelebro hasta los ojos. Pues como la espantosa sierpe hubo salido de su continuamorada començó de volver la cola a unas partes y a otrasenroscándola aveces para arriba como que desechaba la pereza.

En tanto que la gran sierpe esto hacíael Caballero del Sol descabalgó desu caballo y arredándole a las gruesas barras de la puertaporque le parecióque gran peligro le sería si a caballo acometiese a la brava serpientey comoesto hubo hecho y bien lo pudo hacerca la serpientecomo saliese de laobscuridadtenía la vista turbada y no echaba de ver si había alguna cosa enla plaçaenristrandopuessu lançacomo que con otro caballero hubiese dejustarse fue contra la fiera bestiaja cual ya visto le habíay con crecidafuria venía contra él. De esta manera se toparon en la larga plaça. ElCaballero del Sol la encontró por la abierta bocaaunque ella con su nocreída furia hizo en menudas pieças su lançaquedándola un gran pedaçometido por la cruel bocay pasó por el Caballero del Sol tan recia quedejándole tendido en el húmedo suelo no le pudo coger entre sus crueles uñas.Con gran prestezaviendo que así conveníase levantó el Caballero del Solyponiendo mano por su espadatornó con pasos callados para la ponçoñosasierpeque reciamente se estaba estremeciendo y sacudiendo por echar de sí eltroço de la lanzaque grande estorbo la hacíay llegando por un ladolahirió por la derecha espalda entre concha y concha de una punta de espada. Perocomo la espantosa sierpe se sintió herirsegunda vez volvió con no crecidabraveza por le coger entre sus duras uñas. A esa hora el Caballero del Soldando un ligero salto al través y pasando la cruel sierpe en vacíovolviócon un gran revés descargando con gran fuerça sobre su cabeça y favorecióletanto la fortuna queacertando el diestro golpe entre la concha que la cabeçaserpentina cubría y las escamas del pescueçogran parte de él la cortótanto que la fuerte conchadestrabada de los nerviosse le cayó sobre losojosen tal manera que por más que la descompasada cabeça alçaba no podíaver cosa alguna. De esta manera ciega andaba con muy gran furia dando grandesroncos y silbosarremetiendo a unas partes y a otras por la larga y anchaplaçaderramando mucha sangre; y dando vueltas por hallar al Caballero delSolunas veces encontraba fuertemente con las paredestrabando con sus uñaspensando que ahí su enemigo fueseotras se rodeaba con gran presteza yescuchaba por ver si oiría el ruido de las armas. Mas el Caballero del Solcuando la cruel sierpe se movíase apartaba muy lejos de su encuentroca conel ruido que con movimiento y gran furia hacíao oía el pequeño ruido que elCaballero del Sol con sus fuertes y dobladas armas y pasos hacía; y cuandoestaba quedaparábase porque no le oyese o sintiese y porque desangrándoseperdiese su grande furia y fuerças. Tan mal herida estaba la ponçoñosasierpey tanta sangre perdió que en el campo de la ancha y larga plaçacomençó de se extender dando fuertes golpes con su descompasada cola ymezclando espantosos silbos y estremecidos.

Pues como el noble Caballero del Sol tan allegada a la muerte la viesellegando con más seguridad la hirió fuertemente de su espada por el golpe queen el pescueço teníaen tal manera que más de la mitad lo cortó. Laespantosa sierpecon la rabiosa muerte movidadio un gran vuelco rodeando conpresteza su descompasada colacon la cual hirió al Caballero del Sol por mediodel cuerpo de tanta fuerça quefuera de su acuerdoquedó tendido en el fríoy húmedo sueloquedando muerta la muy temerosa culebra.

A esa horade la pálida puerta de la roída Envidia salió un falsocaballeropensando cortar la cabeça al Caballero del Sol ante que en sívolviese. Perocomo ya más en su acuerdo estuviese y sintiese ruido de armaslevantóse con presteza conociendo que le hacía menester y embraçando suescudo apretó la espada en la mano; pues como el temeroso caballero le vido apunto de batallacon disimulados pasos se volvía a la amarilla puerta ycomodel Caballero del Sol cobardía sintiesecorrió prestamente contra él y anteque en la puerta entrasea dos manos lo hirió tan fuertemente sobre el derechobraço quequedando de él tullidola espada se le cayó en tierra yacudiéndole con otros dos golpes sobre el mohiento yelmoel caballero de lapálida Envidia cayó mal herido y desacordado entre las amarillas puertas.

Sin más tardarel Caballero del Sol le desenlazó el yelmo y le cortó lacabeçay echándola muy alueñe por la plaça adelantedijo: Allá iráscobarde caballerodefensor de la maldita Envidia.

Como esto hubo hechoel Caballero del Sol entró pocos pasos por la cueva dela roída Envidia por saber qué ahí habíala cual era llena de muy grandes yobscuras cabernas por las cuales salía un aire tan frío que hasta dentro enlas escondidas entrañas le pasaba. El suelo estaba tan húmedo que por muchaspartes parecía manar agua. Había ahí tanta abundancia de culebras que apenashabía donde poner el pie. En el medio del húmedo suelo estaba tendidabocabajola roída Envidiamurmurando y royendocon sus grandes dientes haciendoun triste sonido. Estaba cercada de muchas culebras que sus roídas carnes sincesar despedaçaban. De la una parte estaba en pie su escuderoPesar Continuollamado; de la otra partesu dueñala Tristeza. Estas dos tenían por losbraços a la otra dueñallamada Malenconíacuya cabeça era inclinada haciaabajo y afirmaba en las espaldas de la maldita Envidia repartiéndose lasculebrasque por cabellos teníapor todo el cuerpo.

Muy espantado el Caballero del Sol de ver tan horrenda y monstruosa compañasalió de ahí yentrando en la cueva donde había salido la temida sierpepudo ver cómo ahí no había más espacio que en una mediana sala donde teníala cruel bestia hecha una cama de pluma y lanarodeada toda de huesos ypedaços de hombres muertos. No se detuvo ahí mucho el Caballero del Solcasaliendose fue contra el hombre que la puerta de las barras había abierto ytomándole las llavesle hizo ir a llamar a la Natural Razón que al cercoprimero atendíala cual como vinoaunque maravillada estaba de oír losgrandes y espantosos silbosmás lo fue cuando vio la gran sierpe. Y volviendosu grave gesto contra el Caballero del Solde esta manera le dice: Ya soyciertacaballero bienafortunadoque en el solo defendido paso que queda noseréis vencidoporque ¿qué cosa habrá en el mundo tan fuerte que no lavença el caballero que tal fiera ha vencido?

De esta manerahablando en lo que ahí al Caballero del Sol había avenidopasaron la Natural Razón y su compaña por la larga y ancha plaça y saliendode la honda y obscura quiebraya que las ciegas tinieblas la clara luz del díahacían huiren un pequeño espacioque cabo la estrecha y herbosa senda sehacíaa la sombra de unos espesos roblesse posaron y curaron del Caballerodel Solque mal atormentado y quebrantado había quedado de los golpes que dela fiera sierpe había recibido con mucho trabajo.

Más de cinco días ahí estuvieronhasta que el Caballero del Sol fuevuelto en sus enteras fuerçasy tres caminaron la Natural Razón y su compañacon grande trabajo y afán por la aspereça del estrecho y áspero camino quehabían hecho. En cabo de los cualesya que el padre de Faetónqueriendoparar sus cansados caballos con su acostumbrada corridaal mar Océano llegaballegaron la Natural Razón y sus servidores cerca de una tajada y alta peña quesu viaje parecía impedir. Y para más de esto se certificar con la claridad delsiguiente díaalbergaron esa noche entre unas espesas matas de espinosasçarças. Y allí estuvieron hasta la mañana que el sol quería salir ydespués caminaron buen rato y vinieron a vista de una puerta.

Capítulo XLIV

De lo que avino al Caballero del Sol a la puerta de la peñatajada con la Acidiay de la batalla que hizo con los dos salvajes.

Otro díaal tiempo que el claro sol con su nueva luz las plantas y hierbasalegraba y los campos les cubríala Razónacompañada de sus servidoresjuntamente con el Caballero del Soltornando al començado caminoen breveespacio llegaron ante de la tajada peña cuanto un tiro de piedradonde erannacidos en la herbosa senda dos olmoslos cuales torcidos hacían un galano yhojoso arco en la herbosa sendadel cual pendía con unos cordones de sedanegra una gruesa tabla con unas plomadas letras que así decía:

Venturoso caballero

pues alcançaste victoria

en seis pasos por entero

deja este que es postrero

ca en él perderás tu gloria.


Vistas y leídas las letras de la gruesa tablala generosa y sabia doncellaRazón dio principio a tales palabras:

-Bien conozcoCaballero del Solque no tengo necesidad de te esforçar paraacometer esta postrera aventura y solo paso defendido que resta de franquearporque sé que tienes tanta voluntad de me serviry tu esfuerço es tan grandequepor temor de ganar la muerte ni por miedo de perder la vidano dejarás deacometer cualquier hecho por grande que sea ni de robar cualquier ventura pormuy dudoso que se espere el fin de ella; peroporque los buenos caballeros conlos maduros y pensados consejos acaban con mayor facilidad y menos trabajo lastemidas aventurasquiero yo que traigas a la memoria las maravillosas cosas queviste en la primera sala de la cueva de la labrada puertadonde te fuerepresentada la memoria de la muerte y el olvido de la vidajuntamente con laletra y sano consejo que viste y leíste en la postrera sala de la misma cuevaque tenía la parda imagen de la columna blanca en su derecha manocon la cualseñalaba el camino por donde te convino bajar para venir en este lugarcamucho te aprovechará para ganar este defendido y postrero paso; el cual muchote debes trabajar por franquear y pasarporque acabando estoel fin te darála victoria y faltando en él perderás toda gloria en los seis defendidos pasosganada. Si esta aventura acabasDesterrado Caballerohallarás el fin de tudestierro y sin algún trabajoante con mucho descanso y placerpor un sabrosoy deleitoso camino llegaremos al Campo de la Verdaddonde verás cosas tanmaravillosas y estrañas que mayor espanto pondrán en tu animoso coraçón quelos temidos peligros por donde habemos pasado. Pasapuespor los árboles yhace lo que sueles y a lo que tu bondad te obliga.

-Muchas graciasdoncelladijo el Caballero del Solpor los avisos que devuestra boca continuo he oído y por el provechoso consejo y saludableamonestación que en tan necesario tiempo y oportuno lugar la vuestra grandezame ha dadoca bien pienso que con mi pequeño esfuerço sin vuestro continuoconsejo no pudiera salir del menor peligro de los pasados y agora creo que enhacer vuestro mandadodado que muy estraña fuese esta aventura que delante senos ofrecemuy presto y con poco trabajo le daré cima.

Sin más atenderel Caballero del Sol dio de la espuela a su cansado caballoypasando por la puerta de los torcidos árboles se fue para la tajada peñaen la cual había una puerta muy bien obrada de galana cantería. La peña eramuy alta y tan larga en redondosegún el Caballero del Sol se informó deljuiciocriado de la Natura Razónque todos aquellos campos que habíancaminado por la herbosa senda rodeadaen tal manera que la puertapor donde elCaballero del Sol salió a aquellos campos de la Cueva de la Labrada Puertaestaba en la misma peñaasí que para entrar a los dos caminos de la OciosidadMundana y Trabajosa Vida no había otra entrada sino por la Cueva de la LabradaPuertani otra salida sino por la puerta que delante el Caballero del Solteníala cual moraba y guardaba la séptima dueñallamada Acidia.

Con apresurados pasos llegó el Caballero del Sol a la puerta de la morada dela Acidia y començando de herir las aldabasal ruido de sus golpesasomó unhombre a una ventana que sobre la puerta parecíay con perezosa y dormida vozen esta manera dijo:

-¿Cuál es el loco y atrevido caballero que tales golpes da a la puerta desu muerte? Mucha gana debe traer que le saquen de la trabajada vida que hastahoy ha traído por la herbosa senda. Dicaballero aborrido¿qué quieres enesta triste cueva o por qué te has tanto enojado contra esas puertas que tanfuertes golpes las das?

-Yo querría que tú me abriesesdijo el Caballero del Solca tengovoluntad de entrar en esta tu morada por saber lo que en ella hay.

-¿Cómodijo el soñoliento hombresi sólo el deseo de ver una obscura ytenebrosa cueva te ha traído acá? Pues yo te digo que si supieses el mal queen ella te está muy bien guardado no trabajarías tanto en vano porque te laabriese. Y si atiendes yo te la abriré y verás que no hay en esta mala cuevaotra cosa para ti sino quien te hará dar la obscura muerte.

Diciendo estose metió para dentro ycon presteza bajando abrió la grandepuertapor la cual salió una muy ancha y gorda dueña de mediana edadlacabeça mal tocada. Vestía ropas negras mal hechas y peor compuestas por muchaspartes descosidas. En sus manos traía un cojín con una letra:

Descansando he de gastar

esta vida que poseo

que al fin el trabajar

es quererse hombre matar

con sus manos y deseo.


En su compaña venían dos dueñas y un pequeño niño. La una era tan viejay gordaque con gran trabajo y espacioso meneo se movía. En sus manos traíauna caña a que se arrimaba. Vestía ropas leonadas con una letra que asídecía:

Con la pereza y dormir

crecieron mis carnes tanto

que atormentan mi vivir.

Ya no lo puedo sufrir

yo de mí misma me espanto.


La otra dueña era de mediana edadel cabello negro y espeso. Sobre elloponía una corona de hojas de encina. La cara tenía tan ancha como largalascejas negrasanchasderechas y juntaslas narices cortas y anchaslos labiosgruesos y los dientes grandes. Vestía una ropa de basto buriel sin mangas. Ental manera venía metida en su larga y cerrada vestidura que no parecía tenerbraços ni manos. Por los pechos traía una letra que así decía:

Crióme la naturaleza

tan sin arte y sin provecho

que mi ingenio con torpeza

muestra su grande pobreza

en mi cuerpo muy contrecho.


El pequeño niño vestía una ropa hasta en los pies encarnadaaforrada enfustán pardo con unas menudas cuchilladas que apenas por ellas se podían verlo pardocon una letra que así decía:

Por dar descanso y holgar

a los tiernos miembrosando

mis blancas manos soplando

vestido [de] ropa talar

no querer trabajar

la traigo mal baratada.

Ya estaría renovada

si el ocio diese lugar.


Con tal compaña salió la perezosa dueña por la puerta de la tajada peñacontra la cual el Caballero del Sol endereçó sus palabras en esta manera:

-Dimebuena dueñaquién eres y cómo se llaman las dos mal apuestasdueñas y el pequeño niñoporque no lo sabiendo podría cometer algún yerrocontra tu merecer.

-De buen grado te lo dirédijo la dueña. Esta vieja dueña se llamaPesadumbre y la otra de la cerrada vestidura Torpeza de ingenioy el pequeñoniño se llama Ocio. Yo soy la Acidiacuyo nombre es muy célebre entre losvivientes. Ca en la tierra tengo yo muchos servidores que mi fama y gran poderpublican y de grado me sirven porque a todos pago con grandes dones y mercedesdándoles el mejor don que yo poseo. Y es tal que para le conseguir y alcançarfueron criados los hombres. Este don es el descanso. Doyles el reposo ydesvíoles el afán. Convídolos a la holgança y quítolos de trabajo.Póngolos en quietud y apártoles de los cuidados. Y esto todo hagoinfundiéndoles mi propio don y nombreque es la pereza. Y no tengashermoso yvaliente caballeroesto en pocodigodarles reposo y holgançaca estas doscosas se alcançan por mí usando de pereza y acidiay estas dos alargan muchola vidala cual con el trabajo y afán fenece miserablemente presto. Ca con eltrabajo los huesos se muelen y fatigan y atormentan las carneslo cual es causade perder el vivir. Y pues con pereza se da el hombre al ocio y holgançay laholgança conserva la vidala cual es la más preciosa cosa que los hombresposeen en la tierrano debeshermoso caballerorehusar de ser y llamarte miservidor. Y deja ésas que te traen molido y quebrantadoquitándote la mitadde tu vida. Descansay olvida ese penoso trabajotoma placer y abraça elreposorecibe holgançadate el descanso y vivirás larga vida contento.Muéstrate mi servidor y yo te daré mi preciado don con que hagas y alcancestodo esto.

-Ohperezosa Acidiadijo el Caballero del Sol. ¡Cómo blasonas bien yglosas tus malas y perversas condiciones! Tú haces los hombres torpestórnaslos necios y inábilescríalos soecesviles y apocadosconviértesloslo que peor esde hombres racionales en brutos animales. Laacidiaperezaociosidad son armas del antiguo enemigo para caçar las ánimasde los hombresdestruirlasperderlas y apartarlas del camino de la verdad y desu Criador. Ypor el contrarioel trabajo doma los cuerposdestierra losviciosaviva las ánimaspónelas en el camino del cielo y no las deja caer ententación. Y túPerversa Acidia¿no conoces claro los hombres ser criadospara trabajosin el cual no se puede alcançar la sapienciacon la cual muchonos allegamos a Dios? Porque como Él sea la suma y verdadera sabiduríacuantomás un hombre alcança a sabertanto más se allega al sumo bien que es Dios.De lo cual todo tú privas a aquéllos que usan de tus perniciosas costumbreslas cualesno solamente los privan de las virtudes de la ánimapero aun loshacen pesadoscárganlos de carnesengéndranlos malos humores donde nacen laspeligrosas enfermedades de los cuerpos. El trabajo y el afán curan las carnesadelgazan los miembros y sacan los humoreslo cual es causa que los trabajadoshombres viven más y más sanos que los muy holgados y regalados. Por tantoperezosa Acidiano trabajes más gastando conmigo vanas palabrasantesinmás me detenerme deja entrar en tu cuevaobscura moradaca tengo necesidadde saber si hay ahí mina o pasopues por otra parte la tajada peña nos loimpidepara pasar a buscar más trabajos con cierta compaña que me atiende alarco de los hojosos olmos.

-Mal caballerodijo la perezosa Acidia¿así te atreves a menospreciar amí y a mis dones que te ofrezco y buenos consejos que te doylos cuales deotros mejores y más sabios que no tú son seguidos y amados? Yo te juropor migran podersi no vuelves por ti y haces mi mandadoque yo te haga morirmiserablemente en manos de mis defensoresporque no te ha bastado traspasar laley de la tabla de los torcidos árboles sino que menosprecias mis palabras yaún deshonrras mi persona.

-Deja de me poner espanto con amenazadoras palabrasdijo el Caballero delSoly manda salir al campo esos tus defensores. Ca si tan perezosos son comotú y tu compañapor no poner mano a sus armas se dejarán quitar lascabeças.

Estas palabras no eran bien dichascuando a una voz que la perezosa dueñadiopor la puerta de la tajada peña salieron dos pelosos salvajes con escudosy desnudos alfanges en sus derechas manosa los cuales la maldita Acidia dijoestas palabras: Mis leales servidoresdad con vuestros acerados cuchillos cruelmuerte a este vil caballero que no le ha bastado quebrantar la ley de lostorcidos olmos sino que en mi presencia ha aviltado mi persona con injuriosas yultrajosas palabras.

Sin los hablar palabrael Caballero del Solca bien entendía que con tanbestial y bruta gente no era cordura ponerse en razóndescabalgando de sucaballoporque los salvajes no se lo desjarretasena pie se va contra ellosla espada altasu escudo embraçado; ycomo con ellos hubo emparejadotiróun golpe al que más cerca de sí vidocon el cual pensó con aquél partir labatalla; pero no le avino así porque los salvajes eran tan ligeros quecuandopensaba que más cerca de sí los teníaentonces los hallaba más apartadosyasídando el salvaje un ligero salto al travésse le escapóhaciéndoleperder el desmesurado golpe. De esta manera los bellosos salvajes andabansaltando de una parte a otra. Cuando el Caballero del Sol iba contra el unoelotro le seguía y le hería con su pesado cuchillo de espesos y fuertes golpes;y cuando tornaba contra aquélel otro volvía y hacía lo mesmo que el otro.

Tanto duró esta mal concertada riña que ya el Caballero del Sol andabacansado así de andar tras ellos como de recibir pesados golpes. Pues como elCaballero del Sol conociese cuan poco le aprovechaba seguirlos a unas partes y aotrasparóse en medio de aquel campo así por descansar como por esperar a quelos salvajes le acometiesenpensando de así mejor se poder aprovechar de ellosy herirlos a descuido.

Luego que le vieron paradolos ligeros salvajes juntáronse y començaron ahablar el uno con el otroy estuvieron una pieça que no le osaban acometer.Volviéndosepuesel uno contra el otro en alta le dijo:

-Pues le hemos de acometersea luegopues está cansado y no esperemos aque repose y tome nuevo aliento y esfuerço.

-Bien dicesdijo el otro.

Diciendo estose vinieron contra el Caballero del Solel uno por un lado yel otro por el otrocon los escudos embraçados y los acerados alfanges altos.Pero como el Caballero del Sol estuviese sobre malicia fundadocubrióse de suescudo a retó la espada en la mano y al tiempo que los ligeros salvajesllegaron a par por los lados para le herir hizo semblante de herir de tajo al dela mano izquierda yhuyendo aquel por le hacer perder golpellegó el otro conpresta ligereza por le herirpensando que contra el otro se ejecutaba el golpey volviendo prestamente de revés alcançó al de la mano derecha en descubiertodel escudo por una pierna en tal manera quecomo desarmado estuviesetoda sela cortó por la rodillay así manco vino luego a tierra dando muy grandesgemidos. Pues como el otro salvaje vido a su ayudador mortalmente heridodeterminó de le vengar o moriry viniéndoselos crueles dientes crujiendocontra el Caballero del Sol començó de le herir de espesos y fuertes golpesdando grandes y ligeros saltos a unas partes y a otras porque no le alcançasealgún golpe en descubierto de su luciente escudo.

Gran rato duró la desconcertada contienda que jamás el Caballero del Solpodía acertar golpe al peloso salvaje que mal le hiciesetanta era su ligerezay destreza en acometer y guardarse.

A esta horacomo el Caballero del Sol se hubiese parado por tomar aireviéndole descuidado el peloso salvaje vino contra él con una furiosa corriday el Caballero del Sol asi mesmo arremetió contra él. Tanto vino de recio elsalvaje quesin se poder detenerse vino a meter entre sus armados braçosdemanera que le fue forçado trabarse con el Caballero del Sol a la luchaen lacual anduvieron un pequeño ratoca muy fatigado y molido le traía elCaballero del Sol con sus armados braçoslo cualcomo bien sintieseapretóle tanto que la encarcelada ánima se apartó naturalmente de lassalvajinas carnes.

A esta hora la falsa Acidiaviendo que de sus salvajes el uno estaba tendidoen el herboso campo aullando y el otro puesto entre los braços del Caballerodel Solse había acogido a su cavada peñacerrando juntamente las fuertespuertas.

De esta manera fenecida la desavenida y salvajina contiendael Caballero delSol se va para donde la Natural Razón le atendíala cualcomo le vidodeesta manera le dice:

-¡Ohvictorioso caballero y bien afortunado! por cierto agora justamente oscuadra este letrero de la gruesa tabla que de estos abraçados olmos pendeelcual os llama venturosolo cual vos sois muy esforçado y valeroso. Tanta honray prez de caballería habéis ganado franqueando los siete defendidos pasosqueel pago será llevaros al Campo de la Verdad y daros en la vuelta por escritovuestros trabajosporque no es justo que la memoria de tan hazañosos hechos sepierdapor lo cual yo haré y trabajaré tanto con la Prudencia que escriba yos dé en historia todo cuanto ha pasado desde el primero movimiento de vuestroesforçado coraçónque os vino estando en la corte del muy alto y nuncavencido emperador de Roma y Alemañarey de las Españaspor el cual oshicisteis merecedor de seguir este camino y sufrir estos trabajosjuntamentecon todo lo que nos aviniere en el Campo de la Verdadhasta que seas vuelto alcastillo de tu caro amigo Pelio Roseo. Y a ti encomiendo y mando quecomo ahíseaslo hagas imprimir y publicar y no lo pongas en olvidoni menosprecies mimandadopues ya segunda vez te lo he dicho.

Diciendo estola Natural Razón pasó por los muertos salvajes yllegandoante la morada de la perversa Acidiamandó poner fuego a las cerradas puertasporque la mala dueña del defendido paso por ninguna vía quería abrir niresponder yentre tanto que las quemadoras llamas consumían las grandespuertasmando la Natural Razón hincar la rica tienda donde holgaron yreposaron la parte que del día quedaba.

Capítulo XLV

Cómo la Natural Razónpasando por la morada de la Acidiavino en la deseada

tierra.

Otro díaal tiempo que el muy claro sol con sus dorados rayos las tristes yobscuras tinieblas de la noche de la tierra apartabase començó en la ricatienda de la Razón una tan dulce y acordada música quecomo con su dulce sondel sabroso sueño el Caballero del Sol despertasele parecía que su ánima noestaba en la tierrasino que fuese arrebatada en algún divino lugarca lamúsica era de tanta suavidad y tan divina que atónito estaba oyendo su dulcearmonía y como así como embobecido estuviese el Caballero del Solllegaronlos dos pajes diciendo: Levántateventuroso caballeroque la muy sabiadoncellanuestra señoralo manda. Luego que estas palabras fueron dichasladulce música cesó. Tal quedó el Caballero del Sol como al que viene undescontento en medio de un sabroso placerpero viendo los pajes y acordándoseque estaba en compañía y servicio de la Natural Razón fue vuelto en enterogozo ylleno de sobrado placer y pidiendo apriesa sus mal tratadas vestiduras ysus rotas armaspresto fue vestido y de las armas armado ysin más atenderse fue donde la Natural Razón tenía su estrado ycomo sus pasos fueronsentidos que para aquella parte se endereçabanse tornó a començar lamúsica en aquella parte que la Razón estabaadonde entrando el Caballero delSolhaciendo su debido acatamientola Razón le mandó sentar en una ricasilla que contra su estrado parada estabadondepor mandado de la generosadoncellael Caballero del Sol fue por sus servidores coronado de una corona deramos y hojas de palmaponiendo juntamente en su derecha mano un bastón decedro ricamente guarnido de cercos de oro y plataesmaltados en ellos losdefendidos pasos y las batallas que en ellos había habido. Luego que esto fuehechola Razón començó de decir estas palabras:

-¡Oh buen caballero de tu propia tierrapor tu propia voluntad desterradoservidor verdadero de la Razón Natural! Razón es ya que descanses de losgrandes trabajos y peligrosas afrentas en que por mí te has vistoen cuyamemoria te doy ese bastón porque viéndole yo en tus manosme acuerde acuantos peligros pusiste tu esforçado cuerpo por defender el míoy tengamemoria para te pagar tan alto servicio y para que sus esmaltes remueban en tumemoria las dudosas batallas que hiciste en los defendidos pasos y lascautelosas y engañosas palabras que oíste a las engañosas dueñaslo cualtanto acrecentará tu grande esfuerçoque jamás temerás peligro ni aventuraalguna por dudada y temida que sea.

-Tan altas mercedesgenerosa doncelladijo el Caballero del Solno lasacabaría de servirpuesto que toda mi vida gastase en sacaros de tanpeligrosos pasos como los siete defendidos; aunquesi la obediente voluntad avuestros mandamientos recibe la vuestra grandeza en cuentabien pienso quebasta para servir alguna parte de las recibidas mercedes.

-Vuestros serviciosvictorioso caballerodijo la Razóntengo yo por muygrandes y vuestra voluntad conozco ser mayor; y por agora dejemos esto y vamos acabalgar; yen tanto que ensillanvayan dos o tres a ver si es muerta la brasade las puertas de la casa de la Acidia ysi por ventura ha quedado algo queembarace la entradaprestamente sea quitado. Luego fueron a lo ver dos criadosde la Natural Razón.

Gran voluntad tenía el Caballero del Sol de saber quiénes eran cuatrodoncellas que al un canto del aposento de la Natural Razón estabanvestidas dericas ropas de terciopelo verdecoronadas de laurel con trompas doradas en susmanoscon las cuales hacían una tan dulce y acordada música que cosa más quehumana parecía. Y preguntándolo al Entendimientole dijo cómo eran criadasde la Natural Razónsu señoray que por su mandado eran ahí venidasy quetodas se llamaban de un nombre apelativo y diversos propios. La primeradijo elEntendimientose llama Dórica Tubeala segunda Frísea Tubea y la terceraCoríntea Tubeala cuarta Yónica Tubea.

En tanto que el Entendimiento estaba diciendo esto al Caballero del Solvinieron los que eran idos a desembaraçar el pasodiciendo cómo la brasa delas grandes puertas ya era muerta y que ahí no había estorbo ni embaraçoalguno ni parecía persona alguna que el paso impidiese. Oído estola NaturalRazónsaliendo de su rica tiendacabalgo sobre su muy preciado unicorniomandando a los que tal cuidado tenían quecogiendo la rica tiendaviniesen yno tardasenporque después de su partida no volviese la Acidia y les impidieseel paso.

Diciendo estocomençó de mover el estraño unicornio contra la morada dela maldita dueña Acidia por la cualno menos que por un caminocomençaron decaminar la Razón Natural y su compañaca la mina era asaz ancha y no muyescabrosa por ser asaz llana. Verdad es que al principio se les hacía de malpor ser la mina muy obscura y tuvieron necesidad de llevar delante lumbreras yantorchaspero andando adelante había luceras que salían a la cumbre de lapeña por las cuales entraba una pequeña claridad. De esta manera caminaron porla mina y obscura cueva con algún tanto de congoja y trabajo de lascabalgaduras por espacio de cuatro horasen cabo de las cuales llegaron a unagran puerta por la cual entraba gran claridadcon la cual sus ánimos fueronllenos de gozo y las bestiasolvidado el trabajo pasadose daban priesa porvenir a la deseada luz.

Con esta priesa salieron por la gran puertala cual era muy grande yestraña de solas tres piedras hecha. En las dos piedras de los umbrales estabanesculpidos grandes salvajeslas manos hacia arriba en tal manera que con lafuerça de sus braços parecía que substentaban la gran piedra que del unumbral al otro atravesabala cual era muy lucientede muy claro cristal.Estaban en ellas entretrallados el sol y la luna con muchas estrellas tanresplandecientes que mucho había ahí que mirar. De la grande y preciada puertade las cristalinas piedras salía un ancho camino al Campo de la Verdad; de launa parte del ancho caminoy de la otrade ciento en cien pasoshabía unacristalina columna con una pequeña y sobrepuesta imagen de la mesma piedraconun colorado escudo en sus manos y unas letras verdes por él que así decían:

Los que por la senda estrecha

con trabajo caminastes

gozáos pues ya llegastes

a esta vía derecha

ya la jornada está hecha

haciendo Deo servicium

venite omnes ad iudicium.


Por el real y espacioso caminocon no creída alegríacomençaron acaminar la Natural Razón y su compañamaravillándose mucho de ver tanfértilfresca y abundosa tierraca era cubierta de muy frescas y olorosasflores y verdes hierbas y alegres rosas. Muy llena de diversos géneros deárboles tan sombrosos y tan llenos de estraña y dulce fruta que cosa eramaravillosa de mirarjuntamente con las dulces y hermosas fuenteslas cualesen sus corrientes hacían un sabroso ruido quecon el sordo murmurio que untemplado aire hacía en los hojosos árbolescon la música de las cantorasavesen admiración ponían los oyentes y a contemplación del Criador de todaslas cosas las provocaban.

A cabopuesque la Natural Razón y sus servidores por el deleitoso caminouna hora habían caminadollegaron a dos columnas de muy preciada piedraca launa era de una preciada piedra coloradaque fino rubí parecía. Sobre ellaestaba una imagen de piedra negra cubierta de mucha tristura. La otra columnaera de piedra negra; sobre ella estaba otra imagen de piedra colorada como la dela primera columna. De las manos de la una imagen a la otra pasaba una tabla decedrola mitad de ellaa la parte de la imagen negraera ornada de un ricocerco de fino ororicamente labradoesmaltadas en él muchas piedras toscas yde poco precio. La otra mitada la parte de la imagen coloradaestaba cercadade un cerco de hierroesmaltadas y entrepuestas en él muy claras y preciadaspiedras. En la tablaa la parte de la negra imagenestaban escritas unasleonadas letras que de esta manera decían:

Este campo pone meta

a lo mal y bien obrado.

La muerte con su saeta

me hace sin cara leta

estar mal temorizado.


A la otra partehacia la colorada imagenestaban otras letras coloradas enesta manera escritas:

Este campo es la victoria

que triunfa de los vivientes.

A los buenos da la gloria

a los malos su memoria

pierde los cuerpos y mentes.


Bajo de los dos letreros estaba otro con doradas letras escrito en estamanera:

Descanso promete el paso

y el prado muy espacioso.

Descanse en él con reposo

el que de vencer es laso

las siete dueñas del paso

defendido con maldad

que el Campo de la Verdad

cerca está de aqueste raso.


Delante de las dos columnas estaba un espacioso y redondo prado cubierto deolorosas floresrodeado de sombrosos y estraños árbolescercado de lascolumnas del ancho camino. En el medio de la clara fuentede muy estrañahechuraen una pequeña redondezlosada de piedras blancasestaba una gruesacolumna de claro cristal. Sobre ella estaba otra piedra cuadrada y largapuestacomo cruz; sobre el un braço estaba un león alçado en los dos traseros piesy sobre el otro estaba otro en la mesma formacon los dos siniestros braçosestaban trabadoshaciendo semblante de se herir con los derechos. Tenían lascaras vueltas el uno contra el otrolas bocas abiertas. Por ellas salían dosgruesos caños de agua con tanto ímpetu que la que salía de la boca del unopasaba por encima del otroy por el contrarioesta agua caía sobre lasblancas losas y corría por un empedrado arroyohaciendo un sonoroso ruido detanta dulçura que convidaba a los presentes a no se partir de ahí.

La Razónviendo tan deleitoso pradopor descansar y reposar de los pasadostrabajosmandó hincar ahí la rica tienda.

Descabalgando luego el Juicio y el Entendimientobajaron con diligencia delhermoso unicornio a la Razón Natural y parando una silla cerca de la sonorosafuentedespués de en ella ser sentadacomençaron de armar la tiendaYcomofue armadalas mesas fueron puestas donde fueron servidosaunque más parasubstentación de la vida que no para refeción de los cuerpos. Las mesas fueronalçadas y la Natural Razónacompañada de sus escuderosJuizio yEntendimientoy de sus damasGovernación y Leyy el pequeño niño llamadoIngeniose salió a pasear por la florestallevando ante si al Caballero delSolca no echaba paso que ante sí no lo llevase y él así lo hacía porqueasí le era mandado. De esta manera començaron de andar por aquella florestamuy maravillados de la diversidad de los no conocidos árboles y de sus sabrosasy nunca vistas frutasy de los muchos animales y aves conocidas y no conocidasy su diversidad de cantosaunque entre ellos no pudieron ver algún animal delos bravos carnicerossalvo ciervosgamoscorçoscapriolosliebresconejos y otros semejantes. Y más se maravillaban de ver cómo los mesmosanimales los miraban y no huíanaunque tomar no se dejaban. De esta maneraanduvieron gran rato por aquella floresta. A veces se sentaban y reposaban. Lasdueñas y doncellas hacían guirnaldas de olorosas flores. Los escuderoscortaban ramostraían frutas. Había en aquella espesa florestaentre otrosárbolesunos que tenían colorada la corteza. Eran árboles medianos yhermososmuy hojosos y de fresca verdura. Tenía [la fruta] tres huesos dentrorevueltos y abraçadosy después de ser apartados parecían cincuenta y cinco.Tenía esta fruta tal propiedad y virtud que aquél que la comíapor más lasoy cansado que estuvieseluego que la comía tornaba descansado y en su enteroesfuerço; y como los criados de la Razón esto hubiesen conocidoque estabancansados de correr tras los tímidos animalescorrían a pedir el descanso alos colorados árboles. Tanto se detuvieron en la floresta que ya la obscuranoche los amenazaba con sus hórridas tinieblas; por lo cualpor mandado de laRazóntornaron a la fuente de los dos leonesdonde estaba armada la hermosatienda. En la cual holgaron esa noche con mucha alegría por haber ya venido enaquella deseada y abundosa tierraque con tanto trabajo habían buscado.

 

CapítuloXLVI

Cómo siendo vestido el Caballero del Sol de ricas ropaslaNatural Razónjuntamente con élsiguió el real camino de las cristalinascolumnas y cómo envió un escudero al Campo de la Verdad.

Al tiempo que la hermosa mañana sus polidos rayos por los herbosos campostendíalos dos pajes llegaron al lecho del Caballero del Sol con bajas vocesdiciendo: Levántateesforçado caballeroque ya las olorosas flores sealegraron con los nuevos rayos del dorado sol. Diciendo estoabrieron elcercado lecho y el Caballero del Sol començó de pedir sus ropas y susmaltratadas armas. Ya pasaron los peligros y vino la seguridadya cesó eltrabajo y vino el sosiegodijo el uno de los pajes. Ya no conviene vistas lospaños de trabajo ni las acostumbradas armasca en tierra segura estamostierra de paz y de quietud. La Natural Razón nuestra señora te ha proveído dericas ropas.

Diciendo estocomençó de descoger un lío y el Caballero del Sol de sevestir de una delgada y no menos rica camisa y de un preciado jubón de brocadoy de unas galanas calças de fina grana aforradas en tela de platacon unasespesas cuchilladas a manera de estrellas. Juntamente con esto le dieron un sayode terciopelo carmesí aforrado en tela de orocon las cortaduras de lascalças hechas por tal manera que todo parecía ser cubierto de doradas yplateadas estrellas. Pusiéronle en la cabeça una preciada gorra de lo mesmoque el sayocon una rica medalla de fino oro y una estimada piedra tan coloradaque vivo fuego parecía que de sí lançabacon una letra en torno que asídecía:

De alegría cercado

y abrasado en amor

vivo de mi Criador.


Sobre esto le cubrieron una chamarra de damasco blanco con una galanacortadura de lo mesmo. Ya que del todo fue vestidopara bajar del estradolecalçaron unos çapatos de carmesí pelo. No estaba bien calçadocuando llegóotro paje diciendo: Date priesaventuroso caballeroca ya la Razón te aguardaen su rico estrado.

Como esto el Caballero del Sol hubo oídofuese contra aquella parte dondela Razón estaba ycomo de su venida ahí supiesenlas cuatro tubeas doncellascomençaron una muy acordada música.

Haciendo un humilde acatamientoentró el Caballero del Sol en aquella partedonde la Razónacompañada de su grave y honesta compaña estabala cual lemandó sentar en una silla que ahí parada estabaponiéndole juntamente lacorona de palma en la cabeça y el preciado bastón en las manos. Esto no estababien hechocuando la Razón Natural dio principio a tales palabras:

-Otro me parecéiscaballero. No sé si os llame Desterradoporque losdesterrados caballeros no acostumbran a vestir tan ricos paños.

-No me puedo llamar Desterradodijo el Caballero del Solaunque andeperegrinando fuera de mi natural Españaandando sirviendo a tan alta doncellacomo la vuestra merced. Algunos son desterrados y por esto perdidosy otrosperegrinan por estrañas tierras; y siendo desterradosganany siendoperdidosse cobranasí como yoque me llamo Desterrado por haber dejado demi propia voluntad mi natural tierray venturoso y bien fortunado por andar encompañía y servicio de tan alta doncella.

-No hay necesidad de más larga disputadijo la Natural Razónpues habéisdicho el sueño y la solturadandoen breves palabrasla resoluciónverdadera. Pero decidme: ¿quién os ha dado nuevas ropas y si habéis mudadocon el nuevo habito vuestras antiguas y generosas costumbres?

-Generosa doncelladijo el Caballero del Solbien podría responderloquealta señorapreguntas bien lo sabespero todavía responderé pues soymandado. Las ricas ropas en esta rica tienda me las dieronsi vinieron devuestra larga mano o nosu riqueza y estraño valor lo dicen y manifiestan a laclara. Las viejas costumbres no se han mudadoaunque se han alteradoporquehasta aquí todos mis pensamientos se endereçaban en vuestro serviciono meolvidando a más de los beneficios y grandes dones recibidos. Agora han crecidoen tanta manera las mercedes y hase extendido tanto vuestra larga y poderosamano sobre mi pobre persona que todo soy convertido en ardiente deseo.

-Oh gentil caballerodijo la Razóntan dulces y bien criadas son vuestraspalabras cuanto virtuosas y generosas vuestras obras. Ora vamos a pasear por lasombra y deleitosa floresta hasta hora de comer y con la siesta tornaremos alcomençado camino.

Diciendo estas palabrassalieron de la tienda y entraron por la floresta ycomo a una escampada llegarondonde los sombrosos árboles una plaça hacíansentándose la Razón en una sillaque para aquel menester un criado llevabalas cuatro tubeas doncellas sentadas entre las olorosas hierbas y hermosasflores començaron de tañer sus doradas trompas tan acordada y dulcemente quemuchos de los silvestres animales se acercaron y asomaban entre los espesosárbolesprovocados y llamados con la divina música.

De esta manera gastaron ahí una parte de la dulce y templada mañanaaveces oían la dulce músicaa vecescesando de tañer las músicas doncellascorrían tras las silvestres avesy a veces cogían y tejían hermosasguirnaldas de odoríferas flores y las ponían sobre los dorados y largoscabellos. Y como la hora der comer se acercasela Natural Razón y su compañatornaron a la plaça de la estraña fuente de los leonesdonde las mesas fueronpuestasy siendo servidos en la manera acostumbradalas tablas fueronalçadas; ymandando coger la rica tiendala Natural Razón fue puesta en supreciado unicornio ycabalgando su compaña en ricos palafrenes y hermososcaballoscomençaron de seguir el hermoso camino de las cristalinas columnas.

Cuatro horas caminaron a gran priesa en cabo de las cuales se hallaron unamilla poco más de una gran ciudad cercada de un alto y hermoso muro de muyclaras y hermosas piedrastanto que transparentes parecían. La Razón Naturalviéndose tan cerca del cercado campovolviéndose contra el Caballero del Solen esta manera le dice: Desterrado caballeroaquél es el Campo de la Verdadfin de tu destierro. No pasemos adelanteante será bien que nos apartemos poresta floresta y alberguemos ahí esta nocheporque no salga alguno del Campo dela Verdad que nos vea en este camino. Y ante que de ahí partamos embiaré alCampo de la Verdad por saber cuál será el oportuno tiempo para que entremos yen qué estado están los negocios de mis compañeras y míos.

Diciendo estoentraron por la deleitosa floresta; pero no anduvieron muchocuando hallaron un grande espacio herboso cubierto de olorosas florescercadode muy estraños y sombrosos árboles. En el medio había un espacio losado deverdes y azules piedras. En medio estaba una pequeña y gruesa columna colorada.Sobre ella estaba una redonda pila de piedra azul. De la una parte estaba unarmado gigante de muy claro cristalla visera quitadapuesto de codos sobre laazul pila y las manos en la cabeçala cara hacia el medio de la pila y algoinclinada la cabeça hacia el medio.

De la otra parteestaba otro tal gigante de piedra azulbien esculpido ytallado. Con la siniestra mano tenía al otro por el tiracol del yelmo y con laderecha hacía semblante como que le estaba hiriendo con el armado puño en lasespaldas. En tal manera y tan al natural estaban talladosque verdaderamentehombres vivos parecían. Por la boca del atormentado y herido gigante salía ungrueso caño de clara y dulce agua ycayendo en el medio de la pilacorría deahí por siete caños de oroque en torno la pila teníaa las azules y verdeslosas donde por dos sumideros y secretos caños se tornaba a ir el agua.

La Razón Naturalpareciéndole que ahí había conveniente lugar paraatenderhasta saber nuevas del Campo de la Verdadmandó descoger y hincar apar de la muy estraña fuente la muy preciada tiendadonde albergaron aquellanoche.

Otro día por la mañanaya que las obscuras tinieblas de la triste noche dela clara luz del alegre día eran vencidasla Natural Razón mandó alEntendimiento que fuese al Campo de la Verdad y preguntase y supiese si era yabajada la Divina Justicia y si había día aplazado para dar audiencia a lasdesterradas doncellasVirtudesen común nombre llamadasy que por ningunavía dijese cuyo erani que la Razón estaba a la fuente de los gigantes.

No fue perezoso el Entendimiento para cumplir el mandado de su señoraporquetomando una senda que al Campo de la Verdad se endereçaba fueprestamente en éldonde anduvo preguntando lo que le era mandado. Y jamáspudo hallar quien cierta cosa le dijesepor lo cual de rabioso cuidado eraatormentado su pensativo coraçón. Y estando como circunduto pensó que nohabía ahí quien bien le pudiese informar de lo que buscaba sino alguna de lasdoncellasVirtudes llamadasque delante de la Natural Razónpor la mesmacausa y destierroahí eran venidas y que entre ellas no había quien mejor losupiese que la Prudencia. Y así començó a seguir su determinado pensamiento ycomençó de preguntar por el aposento de la sabia doncella llamada Prudenciade lo cual con pequeño trabajo halló cierta nuevaca estaba su rica morada enla plaça donde el Entendimiento se halló al tiempo que de ella preguntaba. Sinmás aguardarse fue contra la gran morada yentrando por el aposento de laPrudenciahaciendo el debido acatamientoasí dijo:

-Virtuosa doncellasabia Prudenciay poderosa señoragran necesidad tienequien acá me envía de saber si la poderosa y divina justicia es ya bajada aeste Campo de la Verdad y cuál es el día que tiene señalado para darprincipio a su juicio y audiencia a las doncellas desterradas; por lo cualypor no hallar quien me dé nueva cierta de esto en este campoyo te suplicogenerosa doncellame lo digas.

-¿No preguntas más? dijo la Prudencia.

-Nodijo el Entendimiento.

-Ora puesdijo la Prudenciaante que te lo digadime quién te envía asaber tales cosas y cómo te llamas.

-Muy alta señoradijo el Entendimientocosa vedada y grave me pidesporque me es defendido y mandado por quien acá me envía decir tal cosapor locual yo creo recibirás mi justa excusa. Pues los que somos mandados no debemosexceder del mandamiento de los señores de quien somos mandados.

-Pues te es vedadodijo la Prudenciadecir cuyo eres y quien acá teenvíaal menos dime lo que no te es prohibidoque es tu nombre.

-Yo me llamo Entendimientorespondió el escudero.

-Hahadijo la Prudenciaya no aprovecha a tu señora la Natural Razón elmandarni a ti el encubrir y negarporque manifiesto me es a mí que elEntendimiento es servidor de la Razón; y pues ya sé cuyo eresdime dóndequeda tu señora y luego sabrás lo que preguntas.

-En el campo de la estraña fuente de los gigantes estádijo elEntendimiento. Dime yasabia doncellalo que te pidopues has sabido de mílo que yo no dije y la vuestra grandeza me preguntó.

-Dirás a la Razóndijo la Prudenciaque sus manos beso y que su deseadavenida ha sido en oportuno tiempoporque ayer entró en este campo la poderosajusticia y de hoy en seis días es día aplazado para començar nuestro negocio.Dila másque ya le está señalada posada en este campoy es aquéllasi hasmiradoque en esta plaça tiene sobre su rica puerta un pendón colorado. Dilamásque no se parta de ahíca yo me quiero ir a holgar y visitarla en esafloresta y juntas nos vendremos para el día del aplazado juicio.

Dichas estas palabras por la sabia doncellael Entendimientodespidiéndosecortésmentese vino para la fuente de los gigantesdonde contó todo lo quehabéis oído a la Natural Razón.

Aquel día gastaron la Natural Razón y su compaña en pasear por la florestay mirar la diversidad de animalesaves y árboles; y como la noche vinieserecogiéronse a la grande y rica tiendadonde reposaron hasta la clara luz delsiguiente día.

Capítulo XLVII

En el cual se cuenta cómo la Prudencia y la Fortaleza y laTemperancia y la Constancia vinieron a la fuente de los gigantes a visitar a laRazón.

Otro díaal tiempo que el alba rompíalevantándose el Caballero del Solvistióse sus ricas ropas ypensando en qué podría gastar el dulce tiempo dela templada mañanasalióse paseando por la senda que iba al Campo de laVerdad por gozar del frescor de la mañana y ver el Campo de la Verdadca ya noveía la hora de entrar en él; y como aquel deseo no cansaba de lo mirarycuando fue apartado de la fuente dos tiros de piedrasaliendo al fin de laflorestapudo ver lo que deseaba; ycomo muy embelesado estuviese mirando suestraño y claro murolas altas y hermosas torres de sus edificiosvio salirgran compaña por la puerta de una muy alta torreque ante el Camposobre lapunta de una gran puente estabayatendiendo cuál camino tomabanvio que congran priesa la senda que a la fuente de los gigantes venía tomaban. Bienentendió el Caballero del Sol que podía ser alguna gente que venía a visitara la Natural Razón. Viendo pues que convenía dar aviso de estocon másapresurados pasos tornó repisando el paseado camino a la fuente de los gigantesyentrando en la rica tiendasaludó con humilde acatamiento a la Razóncontándola lo que habéis oído. La cualpensando lo que podría serricamente guarnida y acompañada de sus servidoressalió de la rica tienda porir a recibir aquellos que a visitarla veníanmandando al Caballero del Solquevestido de sus preciados vestidos y con la corona de palma y el bastón enlas manosfuese delante de ella. De esta maneracon espaciosos pasosllegaronhasta el fin de la florestadonde pasaron grandes cortesías entre la NaturalRazón y cuatro apuestas doncellas que del Campo de la Verdad por la visitarahí eran venidas.

Agora vos quiero decir quiénes eran las cuatro doncellas y qué criados lasacompañaban. La primera y principal se llamaba Prudenciala segunda Fortalezala tercera Constanciala cuarta Temperancia. La Prudencia era doncella de grancuerpobien apuesta y tan hermosa como la clara mañana del sereno díatalque por maravilla se podía mirar su extremada beldad. Su rostro representabagran majestad y su semblante crecida cordurasus compuestos pasos y su generalmeneo descubrían su gravedad y grande autoridad. Una redecica de oro sutil ybien obrada cogía sus dorados y largos cabellos. Sobre ella ponía una coronade laurelvestía ricas ropas verdes con una cortadura azul; cortadas por ellamuchas estrellas y un sol y una luna a trechos entrepuestos asentada sobre telade oropor lo cual las estrellas y el sol y luna doradas y resplandecientesparecíancon una letra que decía así:

La Prudencia siempre crece

como la muy verde planta.

El que poseerla merece

lo celestial apetece

menosprecia el oro y plata.


Venía sobre un palafrén bayo tan luciente que su color fino oro parecía.Era ornado de unas estrellas plateadas guarnecido de un filón de fino oro congualdrapa y guarniciones de tela de plata y una letra en esta manera:

Gástesegástese el oro

y consérvese el saber.

Sirvámonos del tesoro

pues saben todos de coro

cuánto excede en merecer.


En los pechos traía broslada una pequeña grulla con el pie cogido y en éluna piedra. Del pico la colgaba una caña de trigo que parecía la espigarastrar por el suelosobre la cual andaban espesas hormigas sacando lossecretos granoscon una letra que decía de esta manera:

La grulla da la ventaja

en prudencia a la hormiga

pues que sin haber baraja

se toma ella la paja

y a la otra da la espiga.


A esta sabia doncellaentre otros servidoresacompañaban un escuderollamado Continuo Estudio y tres damas llamadas DiscreciónCienciaExperiencia. El escudero que había por nombre Estudio Continuo era biendispuesto en el cuerposu gesto descoloridolos ojos un poco turbios. Sobre sucabeça ponía una corona de laurel. Vestía ropas negras y largasaforradas enfina grana con unas pequeñas cuchilladas por donde la grana se parecía y unaletra que decía:

El continuo estudio dora

al ánima muy preciada.

Su trabajo descolora

al cuerpo y empeora

la vista pues es turbada.


La damallamada Discreciónvestía ropas con una cortadura de carmesípelo y un letrero que decía de esta manera:

La discreción y cordura

engendran a la viveza

con que la ciencia madura

y el saber que mucho dura

se aprende sin rudeza.


La [dama] llamada Ciencia ponía sobre sus rubios cabellos una corona deestrellas. Vestía paños verde obscuros con una cortadura de verde claro y unaletra que así decía:

La ciencia alta y subida

las ánimas enriquece

la fortuna favorece

al que gasta allí su vida

el temor de la partida

hace perder la esperança

la cual con ella se alcança

si la tenéis bien cumplida.


La otra dama que venía acompañando a la Prudencia se llamaba Experiencia.Era de mucha edad aunque muy fresca. Vestía ricas ropas caneladaspintadas ybordadas por ella muchas historias antiguas con diversos acontecimientos ydesastrados y también venturosos casos. En las manos traía un pequeño mundoabierto a manera de granadafigurados dentro varios animales y árboles. Conlas manos porfiaba por acabarlo de abrir por sacar todo lo que había dentrocon una letra que decía así:

La Experiencia es inventora

y de osas maestra.

El que en este mundo mora

debe tentar toda hora

la ventura que se muestra.


De la manera y con la compañía que habéis oídovino la sabia Prudencia avisitar a la Razón.

La segunda doncellallamada Fortalezaera de crecido cuerpo y dobladosmiembros. El gesto tenía robustoaunque hermoso. Los crespos y rubios cabellostraía vueltos por la cabeçapresos con un rico garvín encarnado. Sobre élponía una corona de palmatan bien tejidaque mucho adornaba su hermosura. Delos braços y piernas estaba armada de muy ricas armas partidas con oro. Vestíaropas muy ricas de color leonadocon unas cortaduras de terciopelo pardohechas a manera de ramicos de olivocon una letra que así decía:

La virtud de Fortaleza

en la paz está escondida

sufriendo con madureza

y no en quitar con crueza

al enemigo la vida.


A su hermoso cuello esta doncellallamada Fortalezatraía echado un limpioescudo de fino acero. Con la derecha mano tenía un acerado alfange y con lasiniestra un ramo de pacífico olivo. Cabalgaba sobre un galano y gran caballotostadoguarnido de guarniciones de fino oro. Traía esta fuerte doncellabroslado en sus pechos un fiero león. A esta hermosa doncella acompañaban dosescuderosllamadosel unoMagnánimoy el otroEsfuerço; y dos damasquehabían por sus nombres Nobleza y Generosa. El escudero llamado Magnánimoerade mediana edadbien dispuesto en el cuerpo y hermoso en el rostro. Venía todoarmadosalvo de manos y carade unas fuertes armas cárdenas. En su cabeçatraía una corona de roble. En la derecha mano una espadaen la siniestra uncoraçón apretadocon un letrero que así decía:

El pequeño coraçón

con afrentas apretado

si le ayuda la razón

por verse en tribulación

jamás le vi desmayado.


El escuderollamado Esfuerçoera asimesmo de mediana edad y de grandes ybien fornidos miembros armadopiernas y braços vestía [de] ricas ropas verdeoscuras. En la mano derecha traía una porra de acero y en la otra unapequeñita columnacon un letrero que decía así:

Las armas siendo parejas

el Esfuerçono fallece

porque la lengua enmudece

a las muy sordas orejas.


La damallamada Noblezaera algo antiguaaunque muy fresca en el rostro ybien dispuesta en el cuerpo. Vestía honestamente paños negros. En sus manostraía dos coronasuna de oro y otra de platacon un mote que estaba escritode esta manera:

La Nobleza bien merece

las dos coronas preciadas

mas tiénelas desechadas

porque el mando al alma empece.

Ora ved si os parece

cómo es noble no querer

mandarjuzgarni tener

porque la codicia cese.


La otra damallamada Generosatraía sobre sus cabellos una corona decedro. Vestía ricas ropas de raso doradocon una cortadura de carmesí pelo yuna letra que así decía:

Mi generoso cuidado

mi pensamiento subido

han sublimado mi estado

a Dios que me ha criado

con ello y sin ello he servido.


Con tal compañíay otros muchos escuderosdamas y pajesvino laFortaleza a visitar a la generosa doncella Razón Natural.

La tercera doncellaque había por nombre Constanciatenía gentil cuerpo yhermoso rostromuy sereno y muy grave. Los dorados cabellos traía cogidos enuna preciada red canelada con unos hilos de oro entrecogidos. Sobre su cabeçatraía una corona de rosas azules puestas en un circuito de acero. Vestía ricasropas cárdenas con unas cortaduras hechas a manera de columnas de terciopelomoradopuesto sobre tela de plata y una letra que así decía:

Mi Constancia verdadera

jamás contrastó fortuna.

Su virtud y su manera

no es flaca como madera

sino fuerte como columna.


En los sus pechos traía esta apuesta doncella bordado un armiño. Cabalgabasobre un palafrén rucioricamente guarnido.

A esta doncella acompañabanentre otros servidoresdos damas de grandeautoridad. La una se llamaba Perseverancia y la otra Firmeza. La Perseveranciatraía sobre sus rubios cabellos una corona de cedro. Su vestir era moradoenforrado en carmesí raso y una letra que decía de esta manera:

El ánimo verdadero

que tengo de bien obrar

me hace perseverar

en el bien muy por entero.

Los celos nacen primero

para firme me hacer

pues lo deseo y lo quiero.


La segunda damallamada Firmezaque venía en compañía de la Constanciatenía los miembros doblados y el gesto robusto. Vestía ricas ropas deterciopelo azul obscurocon una cortadura de lo mismo sobre tela de plataquese descubrían por la cortadura a manera de torrecicas. En la mano traía unapequeña torre y una letra que así decía:

Tan firme está mi firmeza

como la fundada torre.

De cualquier parte que corre

la fortuna con braveza

jamás mudó mi cabeça

ni mi firme pensamiento

es tan fuerte mi cimiento

que resiste a su aspereza.


De la manera que habéis oídoy con otros muchos criadosvino laConstancia a visitar a la Razón Natural.

La cuarta doncellallamada Temperanciaera de tanta apostura y hermosuraque los ojos jamás cansaban de la mirar. Los rubios y largos cabellos traíavueltos por la cabeçapresos con un garvínla mitad de hilo de oro y lamitad de hilo de plata. En una mano tenía con una tenaza un hierro albo y en lasiniestra un vaso de agua en que metía el ardiente hierro. Vestía ricas ropasla mitad de terciopelo negro y la mitad de terciopelo coloradocon unos lazosde oro que trababan lo uno con lo otro y una letra con unos lazos:

Con lazos de buen juicio

templo mis hechos y obras.

No es pequeño beneficio

usar bien de tal oficio

en desastres y çoçobras.


Esta hermosa doncella venía sobre un palafrén rosillobien guarnecido deguarniciones y gualdrapa de carmesí pelo y terciopelo negro a cuarteles con losmismos lazos y letra. A esta señora acompañaban dos escuderos; el unollamadoComedimientoy el otroContento; y dos honestas damasllamadas Abstinencia yModestia. El escuderollamado Comedimientovestía ropas de paño pardoconuna guarnición de terciopelo pardo y un letrero que decía de esta manera:

Todos mis cinco sentidos

y mi condición humana

son tanto bien comedidos

que traen entretejidos

la seda con basta lana.


El escuderollamado Contentovestía paños claros aforrados en granacolorada con espesas cuchilladas por donde se parecía la grana y una letra:

Mi gozosa voluntad

contenta con basto paño

vive alegre sin engaño

amando siempre verdad.


La damallamada Abstinenciavestía paños blancos con una cortadura deterciopelo verde y unos lazos entretejidos y una letra que así decía:

Mi templado pensamiento

de la abstinencia cercado

no puede ser derribado

de los vicios ni su viento.


La otra damaque se decía Modestiavestía ropas negrasaforradas en rasodorado con unas pequeñas cuchilladas por donde apenas se parecía lo dorado yuna letra:

Los hechos muy virtuosos

y de modestia cumplida

a los hombres virtuosos

hacen ser y hazañosos

en la muerte y en la vida.


De la manera que habéis oídoy con otros muchos servidoresvino laTemperancia del Campo de la Verdad en compañía de la PrudenciaFortaleza yConstancia a visitar a la Razón. Ycomo ya habéis oídose encontraron a lasalida de la floresta de dondedespués de haber descabalgado de sus caballos yhermosos palafrenes y pasado grandes cortesíasse fueron mano a mano hablandoen su hecho hasta la estraña y muy preciada tienda de la Razóndonde la sabiaPrudencia dijo a la Razón:

-Señora y hermosa doncellasi a ti place en esta floresta holgaremos cuatrodíasca así lo traemos acordado estas virtuosas doncellas y yopara estotraemos tiendas y las cosas necesarias. Si asíRazónlo ordenas y quieresel cuarto día en la tarde entraremos en el Campo de la Verdad y el quintoiremos a visitar y besar las manos a la divina justicia y el sexto día aplazadosaldremos a juicio.

-Proveída Prudenciadijo la Natural Razóncomo lo ordenares y estasseñoras mandarenasí lo quiero yo.

Sin más aguardarlas cuatro doncellas mandaron parar y fixar sus ricas yvistosas tiendas en torno de la estraña fuente de los gigantesentrandosejuntamente en la tienda de la Natural Razón por reposar. Con diligencia losfieles servidores de las cuatro doncellas començaron de descojer líosabrirarcas y fijar por el verde campo las preciadas tiendas.

Aún no eran acabadas de armar las cuatro tiendascuando las cinco doncellassalieron de la tienda de la Razóny como la Natural Razón siempre tuviesememoria del Caballero del Sol y le vido como paseando ante las armadas tiendasmandando quitar lo mal puesto y adereçar lo mal ordenadohízolo llamar ycomo el Caballero del Sol vido y oyó el mandado de la Natural Razóndejandoel cuidado de las tiendasse va para su señora ycomo llegó y hizo el debidoacatamientola Razón dijo en esta manera: Virtuosas doncellaséste es elbienafortunado Caballero del Solque por otro nombre se llama Desterradomifiel servidor y aguardador. Este pasó por los peligros de la Labrada Puertaéste me franqueó los defendidos pasos de la senda herbosaéste venció lasfalsas dueñas de los pasos defendidos y sobrepujó con fuerça de sus armadosbraços los siete caballeros y un oso y una espantosa serpientedefensores delas malas dueñas. Este no fue vencido ni con falsas palabras de las dueñasnicon fuerça de las fuerças de los caballeros. Este ha sufrido los trabajos ymuy grandes peligros. Este por su crecida virtudmás altamente que otroalgunotiene merecido de entrar en mi compañía en el Campo de la Verdad yhallarse presente a todos nuestros hechos.

Oyendo estas palabrasy viendo que las cuatro doncellas miraban al Caballerodel Sollos ojos en tierra de la vergüençaocupada la lenguaenmudeció yno pudo volver palabra. Y como las sabias doncellas conocieron su vergüençacomençando de mezclar otras hablasse fueron a sentar a las mesasca yaestaban paradasdonde fueron servidas tan altamente como a tales personasconvenía. Y como las tablas fueron alçadaslas cuatro hermanas doncellasPrudenciaFortalezaConstancia y Temperanciapreguntaron a la Razón en quégastarían el tiempo que del día restaba.

A mí parecedijo la proveída Razónque nos sentemos en torno de lafuente y que nuestros escuderos y servidores salgan por la floresta y echen unojeounos por una parte y otros por otraviniéndose a juntar en esta plaça ycercando en ella los animales y caça que ante sí trajeren. Podránpuesto queno haya perros ni redes ni armas de montecon palos hacer alguna caça deconejos o alguna liebre con que riamos y holguemos.

A las cuatro doncellas pareció bien el parecer de la Razón; y asíacompañadas de sus damas y doncellasse fueron a sentar a la estraña fuentede los gigantesy los escuderos y criados entraron por la espesa florestaunospor una parte y otros por otra. No tardaron mucho queviniendo con mucha ordencercaron en la plaça de la fuente muchos temerosos y brutos animalesasí comociervoscorçosgamoscastoresarmiñoscapriolosliebresconejos y otrosno conocidos. Así andaban las liebres Y conejos retoçando por aquellaespaciosa plaça sin temor de los que cerco guardabancomo los pequeñoscorderos en las hermosas mañanas de abril en sus apriscos. Una pieçaestuvieron cercados los animales por mandado de las nobles doncellaspero yaque cansadas estaban de mirar su diversidadsu correr y retoçarmandaron queentrasen cuatro escuderos o cinco a matar alguna caça.

No fue bien oído el mandamiento de las doncellascuando entraron en laplaça cuatroquedando los otros en guarda por su orden. Los que en la plaçaandabanunos con garrotes tiraban a los conejosotros con sus espadas corríantras los gamos. Ahí viérades correr y saltar los conejos y liebresahíviérades cómo los crecidos animalespor huir de los que por la plaça losperseguíancaían en las manos de los que el cerco guardaban. Pues ver cómolos corridos y acosados animales corrían a la fuentepensando guarecer entrelas armadas tiendasotrospor huirtopaban y derribaban los que el cercoguardaban. Las cinco doncellasviendo la cosa tan trabadaalguna caça deliebres y conejos muerta y tres o cuatro animales de los mayores presos yheridosmandaron deshazer el cerco y que todos se recogiesen a las tiendasrecogiendo juntamente la caça. De esta manera pasaron las cinco doncellas delas desterradas aquel día que en otra cosa no hablaban sino cómo los animaleshuyendo de un pequeño peligro caían en otro mayor.

Capítulo XLVIII

Cómo la Castidad y la Virginidad y la Vergüença y laHonestidad y la Verdad y la Liberalidad y la Lealtad vinieron del Campo de laVerdad a visitar a la Razón.

Ya el hijo de Latona con los claros rayos de su dorada corona las obscurastinieblas de la pasada noche heríacuando un servidor de los de la Prudenciavino a las cinco desterradas doncellashaciéndolas saber cómo del Campo de laVerdad gran compaña de gente había salido y a más andar venían por la sendadel campo de la fuente de los gigantes. Sin más atenderlas cinco doncellasricamente guarnidassalieron de sus tiendas por ir a recibir la gente que delCampo de la Verdad habían salidoca bien pensaban que debían ser algunas delas desterradas doncellas que venían a visitar a la Razón Natural.

Entrandopuespor la sombrosa y fresca florestalas vinieron al encuentrocuatro doncellas bien acompañadas y ricamente adereçadas. Sus nombres eranéstos: CastidadVirginidadVergüença y Honestidad. Las dos doncellasCastidad y Virginidadhermanaseran de tanta beldad y gran hermosura cualesjamás los ojos vieron. Sus dorados cabellos traían presos con ricos garvinesde hilo de platasobre ellos ponían guirnaldas de blancas flores. Vestíanricas ropas de damasco blanco sin mezcla de otro colorguarnecidas de unashermosas cortaduras de lo mismocubrían preciados mantos de terciopelo blancoobrados y bordados de preciosas piedras. En sus derechas manos traían unaspiñas de olorosas flores blancas contra las cuales volvían de rato en rato lagraciosa vista de sus ojos. Las siniestras manos traían colgadasvueltas laspalmas hacia atrásy en ellas traían unas flores moradashaciendo semblantecomo que continuo de sí las lançabancon un letrero:

Nuestros pensamientos castos

nuestro vivir muy honesto

nuestras ropasnuestros gastos

desechan y nuestros fastos

la lujuria con denuesto.


Estas dos hermosas y apuestas doncellas venían sentadas en ricos sillonesguarnecidos de blanca plata sobre muy galanos y blancos caballos. En los pechostraía cada una broslado un pequeño árbol y sobre él una tortolica.

Acompañando a estas apuestas y hermanas doncellasentre otros muchosservidoresvenían un escudero y dos lindas doncellas. El escudero se llamabaMenosprecio del Mundo; las doncellas: Continencia y Limpieza. El escudero erahombre de mucha edadca no de grande autoridad. Sus canos cabellos rodeaba unacorona de palma. Vestía ropas largas de pardo paño basto. Calçaba ricosçapatos y estampados en oro y preciosas piedras. Ante sí llevaba un pequeñomundocomo que de él triunfaba. En la siniestra mano tenía una preciosapiedra de gran valor y en la derecha un pequeño martillo con que la hería porla quebrarcon una letra que decía:

Un trueco tengo ya hecho

en que gano muy gran suma

el mundo desde la cuna

de mi voluntad desecho.

En pago de este gran hecho

tengo cierta eterna gloria.

Desechad todos la escoria

del mundo y su falso trecho.


Acompañabaasimismoa estas dos hermanasCastidad y VirginidadlaContinenciadoncella de grande beldad. Sus rubios cabellos traía cogidos conuna redecica azul. Sobre ella ponla una guirnalda de flores amarillas. Suvestido era de verde obscuro aforrado en raso moradocon una letra y unaspequeñas cuchilladas que descubrían el morado raso:

La esperança ya he perdido

de los lascivos amores.

Así lo he yo escogido

porque tengo por perdido

al que sigue sus errores.


En esta compañíaasimismovenía la Limpiezadoncella de grandeapostura. Traía sus largos y dorados cabellos por sus espaldas. Ponía sobreellos una guirnalda de azules flores. Su vestido era todo blanco. En sus manostraía un claro vidrio lleno de turbia aguacon una letra que decía de estamanera:

Mi muy honesto vivir

y mis claros pensamientos

mis ropas y movimientos

lo declaran sin mentir.

El vidrio puede sufrir

agua turbia con tal maña

que jamás a él le daña

con tornar a despedir.


De la manera que habéis oídoy con esta compañía y otros criadosvinieron la Castidad y la Virginidad a visitar a la Razón.

La Vergüençahermosa doncella de gran aposturatenía su vergonçosorostro coloradolos cabellos muy largos y rubios. Sobre ellos ponía una coronade amarillo oro. Vestía ricas ropas caneladasaforradas en carmesí raso conunas cuchilladas que descubrían el carmesí. En sus manos traía un velo conque cubría su fazcuando oía o veía alguna cosa deshonestacon un letreroque así decía:

Mi rostro escandalizado

con cosas torpes y feas

de la vergüença tocado

se pone muy colorado

afrontándose de vellas.


Venía esta vergonçosa doncella en un sillón verde sobre un preciadopalafrén castaño claro guarnecido de muy preciados arreos de oro y plata. Ensus pechos traía broslado un pequeño niño queocupado de la Vergüençalasdelicadas y tiernas manos ponía ante su cara. Un escudero llamado Reposo y unadama llamada Bondadentre otros servidores acompañaban a esta hermosa yvergonçosa doncella. El escudero era hombre ancianomuy grave y entendidomuyletrado al parecer. Vestía vestido negro honesto y largo. En sus manos traíauna imagen del filósofo Catón censorino y una letra que así decía:

Por los actos exteriores

se conoce lo interior.

Los grandes y los menores

con su reposo y primores

dan muestra de su valor.


La damallamada Bondadera dotada de asaz hermosura en el cuerpobiendispuesta y en el rostro muy grave. Vestía ropas claras aforradas en tafetánblanco con menudas cuchilladas a manera de lunas por las cuales se parecíaconuna letra que de esta manera decía:

Las lunas descubren mi grande inocencia

lo claro es bondad que no me fallece

mis hechosmis obrasmi vida merece

renombre tan bueno por grande excelencia.

Por hombre le tengo de grande demencia

aquél que rehúsa mi conversación

pues nunca jamás traté traición

lo cual tiene el vicio por propia excelencia.


Con tal compañía vino la Vergüença [a] visitar a la Razón. LaHonestidaddoncella de extremada beldadvenía en esta compañía sobre unhermoso caballo bayolos dorados cabellos cogidos con gentil concierto en unescofión de seda leonada. Sobre él traía una corona de ramitos de yedraestrañamente tejidoslas hojas vueltas hacia arriba en tal manera que hacíanuna hermosa corona. Vestía ropas de terciopelo negroaforradas en rasoamarillocon unas espesas cuchilladas y unos lazos leonados por ellascon unaletra:

La honestidad descubre

desesperar de pedir

lo lascivo muy lúgubre

la vergüença lo encubre

mandándolo de mí partir.


A esta honesta doncella acompañabanentre otros criadosun escuderollamado Estado y una dueña llamada Manera. El Estado era hombre de medianaedad. Vestía ropas de muchos coloresla gorra de carmesí peloel gorjal dela blanca camisa de hilo de oroel jubón de tela de oroel sayo de contray yla capa de paño azullas calças de paño pardo bastolos çapatos deespartocon una letra que así decía:

Si mi nombre y mi vestido

contemplas con atención

conocerás sin razón

hacerse al hombre sabido.

El jubón que está escondido

de oro que resplandece

y la capa que merece

de azul y no escogido.

La cabeça que merece

tiene bien su merecer.

El pie ya lo podéis ver

que de la seda carece.

Bástale a mí me parece

estopa o cáñamo harto

o un çapato de esparto

con que del frío guarece.


La Maneradueña grave y apuestael cuerpo dispuesto y el rostro señerovestía ropas de raso dorado con unas llamas de carmesí pelo y una letra quedecía de esta manera:

Mi semblante y mi manera

representan majestad.

El sello sella en la cera

y el barreño en la madera

las llamas en mi bondad.


De la manera y con la compañía que habéis oídolas cuatro apuestasdoncellas CastidadVirginidadVergüença y Honestidadpartieron del Campo dela Verdad por visitar a la Razón. Ycomo habéis oídose encontraron en lafloresta no muy lejos de la fuente de los gigantesentre los cualesdespuésde haber bajado de sus hermosos palafrenespasaron hermosas palabras ygraciosas cortesías. Asía piemano a manocon espaciosos y reposados pasosse fueron las nueve desterradas doncellas contra las armadas tiendasdonde lascuatro que nuevamente llegaron mandaron a sus servidores que fijasen sus tiendasporque no se querían de ahí partir hasta acompañar a la Natural Razón.

No pasó muchocuandosin pensarentraron en la plaça de la fuente de losgigantes tres apuestas doncellas bien acompañadas de servidores y ricamentevestidas de ricos paños y empreciados caballoscuyos nombres son estos:VerdadLiberalidadLealdad.

Verdaddoncella de beldad y sereno y apacible rostrotraía sus largos ydorados cabellos cogidos en torno de su cabeçacon un preciado garvín de hilode oro. Sobre él ponía una guirnalda de muy verdes y odoríferas flores. Ensus rubicundos labios traía una muy colorada piedra con la cual muchoresplandecía su sereno gesto. Vestía terciopelo verde claro con una cortapisade terciopelo azul con una letra:

La verdad siempre florece

como el árbol en ribera.

El cielo cierto merece

aquél que nunca fallece

habla justa y verdadera.


Esta hermosa doncella venía sobre un hermoso caballo blanco. En sus pechostraía un enano brosladoatormentando una manada de lenguas sobre un pequeñobrasero lleno de encendidas brasas. No se ocupabaal pareceren otra cosa sinoen sacar con unas pequeñas tenazas unas y poner otrasrevolviéndolasmeneándolas y atizándolas. A esta doncella acompañaban muchos escuderos ydoncellas entre las cuales venía la Noblezade la cual sola dirépor evitarprolijidadcuya grandeza y grande admiración sembraba en los coraçones de losque la miraban. Los dorados cabellos traía sueltos por las espaldas. Sobreellos ponía una corona de blanca plata. Vestía ricas ropas de púrpuraaforradas en armiños. En la una mano traía una tabla de cedropor la unaparte esculpida de los hechos de sus pasadosy aquellos no miraba jamásantelos mostraba volviéndolos hacia los que a ella miraban. De la otra parte teníatallados sus propios hechos y aquella parte tenía siempre vuelta contra síypor aquélla tendía la clara lumbre de sus ojos. Y entorno de latabla traía una letra que así decía:

Nobleza es bien hacer

y no alegar los pasados.

Bien hacer es merecer

las hazañas y el valer

no las dan siglos dorados.


De esta manera vino la doncella llamada Verdadacompañada de la Nobleza yotros muchos servidores a visitar a la Razón.

En esta compañía venía la Liberalidaddoncella bien dispuestael rostroaguileñolos ojos verdes rasgadoslas pestañas negras y largaslascejas bien partidas y delgadasla frente grandela nariz delgadala bocapequeñalos labios colorados como sangre. Sobre sus rubios cabellos ponía unacorona de oro con preciosas y relumbrantes piedras esmaltadas por ella. Vestíaricas ropas de terciopelo azeituní con una rica bordadura de hilo de oro ypreciadas piedras envueltas por ellas. En sus blancas manos traía un cofrecitode varias monedas de oro y plata y muchas preciosas piedras. Iba metiendo lamano al cofrecito y repartía de la moneda y piedras a cada uno según veía quelo merecía. Por sus hermosos vestidos traía bordado un letrero que asídecía:

Mi mano muy liberal

con moderación pensada

reparte muy por igual

el muy preciado metal

sin verse jamás cansada.


Esta gastadora y magnífica doncella venía sobre un preciado palafrénnegro. En sus pechos traía broslada una real águila que se levantaba de sobreuna liebre y la dejaba a otras aves que en torno estaban para que en ella secebasen. A esta magnífica doncellaentre otros servidoresacompañaban dosdamasllamadas Honrra y Fama. La Honrra era dama graciosa a los ojos de loshombres. Sobre sus rubios cabellos ponía una corona de palma y laurel avueltas. Vestia ropas de fina grana con una bordadura de hilo de plata y orobrosladas por ella muchas imágenes de valerosos varones y grandes hechos de lospasados puestas por historia. En sus manos traía un limpio escudo de fino acerocon tal virtud queluego que la graciosa doncella hacía cosa que menos quevirtud fuesese descoloraba y enturbiaba el tiempocon una letra que decía:

Los hechos y las hazañas

de mis mayores ancianos

con todas fuerças y mañas

por mis tierras por estrañas

procuro de remediallas.


La Famadoncella de mayor grandeza que para mujer requeríaexcedía envelocidad y ligereza a los veloces brutos animales y aun igualaba y pasaba a lasvoladoras aves. Sobre su cabeça ponía una guirnalda de floresla mitad negrasy la mitad blancas. De sus hombros le nacían dos alas de grande grandeza. Enlos pies tenía otras tales todas de gran diversidad de plumas de todos colores.Con estas alas volaba con tanto ímpetu y velocidad que el rápido vuelo de lasaves vencía y con el furioso movimiento de los vientos igualaba. Debajo de cadapluma tenía un ojo con que vela y un oído con que ola lo que pasaba y sehablaba por el mundoy siete lenguas con que lo publicaba. Una dorada trompatraía en sus manos con que todo el mundo resonaba. Vestía muy ricas ropascoloradas y negras a cuartelescon unos lazos de sirgo de todas coloresmezclados que enlazaban lo negro con lo coloradoy unas fajas de brocadoy alderredor había muchas piedrascon un letrero que decía de esta manera:

Malas y buenas hazañas

con mis claros ojos veo

con mis alas las rodeo

píntolas en mis entrañas.

Con mis lenguas muy estrañas

las publico por todo el mundo

y las bajo hasta el profundo

subo al cielo con mis mañas.


De la manera y con la compaña que habéis oído vino la Liberalidad avisitar a la Razón.

La Lealtaddoncella de mediano cuerpo y gracioso rostrovenía sobre uncaballo overo. Delante sí traía un enano a pieel cual hería con un açote aun lebrely como el perro huíaescondía el açote y llamábale y luegovolvía. La doncella traía sus rubios cabellos cogidos con un garvín de sedanegra. Sobre él ponía una muy hermosa y rica guirnalda de olorosas florespardillas. Vestía ricas vestiduras de terciopelo verde claroaforradas en rasoamarillo con unas espesas cuchilladas que descubrían lo amarilloy un letreroque decía de esta manera:

Mi fe pura y sin engaño

mis entrañas sin doblez

jamás pensaron en daño

contra amigo ni hermano

desde niña a la vejez.


A esta apuesta doncella acompañaban la Consanguinidadla AmistadlaCompañíala Afinidadel Serviciola Sujeción.

Del traje y condición de la Amistad diré solamentepor no cansar conpalabras los lectores. Esta damaAmistad llamadade apacible conversacióntraía sobre sus dorados cabellos una muy rica guirnalda de azules flores.Vestía estrañas ropas de fina grana aforradas en raso verde con unas pequeñascuchilladas por las cuales se parecía el verde raso con unos lazos de sirgocolorado y verde. El izquierdo brazo tenía encorvado hacia el derechola palmaabierta vuelta hacia fueracomo que alguna cosa de sí lançaba. El derechobraço tenía tendidocomo que de voluntad recibiría los que su limpia amistadquisiesen y los abraçaríacon un letrero que decía:

Amigos viejos y fieles

abraço con este braço

y con este otro rechaço

a los malinos noveles

la ley de mis aranceles.

Amigono te dan floja

prosperidad y en congoja

sey presente como sueles.


De esta manera acompañada venía la Lealtad juntamente con la Liberalidad yla Verdad a visitar a la Natural Razón. Y como habéis oídollegaron sin servistas a la plaça de los armados gigantesdonde fueron bien recibidas por lasnueve doncellas que ahí eran.

Hiciéronse muchas y grandes fiestas unas a otras. Hablando grandescortesías y palabras de gran peso y criança entraron todas doce en la ricatienda de la Natural Razónen tanto que se armaban las tiendas de lasnuevamente venidas doncellas. Las lindas mesas fueron puestasca ya la hora delcomer se allegabadonde fueron servidas altamente aquellas doncellasmás parasustentación de la vida que no para refección del cuerpo.

 

Capítulo XLIX

Cómo la Humildad y la Paz y la Paciencia y la Obediencia y laReligión y la Fe y la Esperança y la Caridad vinieron a la Natural Razón.

Las tablas no eran bien alçadascuando de improviso entraron en la plaçade la fuente de los armados gigantes cinco doncellas bien acompañadas yricamente guarnecidascuyos nombres son estos: HumildadPazPacienciaObediencia y Religión.

La Humildaddoncella de gran beldadvenía sobre un palafrén castaño. Ensus pechos traía ricamente bordada de hilo de oro muchas perlas la imagen de laMadre de Dios con un título sobre la cabeça de letras de oroasí decía: Ecceancilla dominifiat mihi secundum verbum tuum. Esta apuesta doncella traíasus rubios cabellos presos con una redecica de sirgo negro. Sobre ella poníauna corona de açucenas. Los ojos traía siempre inclinados y honestamentepuestos en el suelo. Vestía ricas ropas azules aforradas en raso verde clarocon unos golpes por donde se parecía el verde claro y unos lazos de sedacoloradoy un letrero en esta manera:

La perfecta humildad

por fuerça conquista el cielo.

Estando en el bajo suelo

gana vida celestial.

Alegría inmortal

traba lo alto y lo bajo

es justo por su trabajo

la paguen con sueldo tal.


A esta graciosa doncella acompañabanentre otros servidoresuna doncellallamada Virtuddoncella de tanta beldad y apostura que bien parecía obra delalto Dios. Sobre sus dorados cabellos tenía una guirnalda de flores odoríferasy varios colores. Su blanco y largo cuello rodeaba un precioso gorjal de muypreciada pedrería. Vestía una estraña vestidura tal que cuanto más eramirada tanto mayor contento y voluntad ponía de lo mirar y tanto más rica yestraña parecía y cada punto parecía que mudaba nueva color. Tal eraquemás cosa celestial que terrena parecía. En sus manos traía un bote deungüento tan preciado y tan saludable que su olor restituía las menguadasfuerças perdidas por el vicio para recobrarlas a la virtud. Por su celestialropa traía un letrero que así decía:

Celestial es mi vivir

y mis hechos y mi vestido

el ungüento muy escogido

de mí no puedo partir.

El que quisiere vivir

en perpetuo gozo y gloria

no me eche de su memoria

hasta después del morir.


De esta manera venía la Humildad a la plaça de la fuente de los gigantes avisitar a la Razón.

La Pazdoncella sufridabien dispuesta y galanavenía sobre un bayopalafrén. Sobre sus rubios cabellos ponía una corona de olivo. Vestíapreciadas ropas azeitunísaforradas en raso coloradocon unas pequeñascortaduras y una letra que así decía:

Mis hechos son pacíficos

mis dichos no bulliciosos

los que de guerras amorosos

quieren ser por verse ricos

al infierno por sus picos

querrán llevar esta carga

como el hombre que se embarga

en vicios grandes y chicos.


A esta generosa doncella acompañabanentre otros servidoresel Sufrimientoy la Quietud. El Sufrimiento vestía ropas negras con unos manojos de sedaleonadasembrados por ellas una letra:

Mi sufrido coraçón

no se injuria con baldones.

Favorece la razón

templando con discreción.

No da nada por blasones.


La Quietuddama de gran reposo y gravedadvestía ropas verde oscuras conuna cortadura de seda negra y unos manojos de sirgo azul y una letra que decíade esta manera:

El reposo y quietud

sembraron dentro en mi pecho

una singular virtud.

Por do pienso en senectud

ganar gran honra y provecho.


Con tal compañía vino la saludable Paz a la fuente de las armadas tiendas avisitar a la Natural Razón.

La Pacienciadoncella bien apuesta en el cuerpo y hermosa en el rostrovestía no muy ricas ropas negras aforradas en fustán pardo. Venía en uncaballo negrocon una letra que decía de esta manera:

Aunque es trabajo sufrir

las injurias y baldón

acordando que he de morir

determino de sufrir

injurias por galardón.


A esta sufrida doncella acompañaban los mismos servidores que a su hermanala Paz.

La Obedienciadoncella muy honesta y bien apuestavenía a visitar a laNatural Razón sobre un caballo tordillo. Sus rubios cabellos traía cogidos enuna muy linda cofia amarilla. Sobre ella ponía una corona de yedra. Vestíaropas negras aforradas en amarillo con unas cuchilladas que descubrían loamarillo y unos lazos y botones leonados y un letrero que en esta manera decía:

Obedecer sabiamente

al prelado y superior

es camino excelente

para la gloria fulgente

del eterno Criador.


A esta sufrida doncella acompañabanentre otros servidoresdos dueñasllamadas Sujeción y Servidumbre. Vestían ropas de terciopelo pardo con unacortapisa leonada con una bordadura de brocadocon unas piedras muy preciadas yuna letra que decía de esta manera:

El sujeto pensamiento

a las leyes de la razón

no piensen servir de viento

antes pienso yo y no miento

que es de viril coraçón.


Con tal compañía vino la Obediencia a visitar a la Razón a la fuente delos armados antes.

La Religióndoncella bien dispuestaaunque descolorida y flacaveníasentada en un palafrén rucio pobremente entoldado. Su cabeça cubrían unaslargas tocas y bastas. Vestía ropas blancas y largas asaz honestas con un mantonegro y una letra que así decía:

La tristeza corporal

religiosa al parecer

encubre el fino metal

de la inocencia mental

sin duda en ello poner.


Acompañaban a esta religiosa doncella la Soledadla Tristezala Devociónel Ayuno y la oraciónde los cuales solos diré por evitar prolijidad.

El Ayuno mancebo flacoamarillo y trabajadovestía ropas claras largas conunas lazadas y botones de la misma color. Las manos traía levantadas en altolas palmas abiertaslos ojos puestos en el cielotan arrebatado en divinacontemplación que parecía no pasar cuidado de cosa ni de manjar de esta vidacon una letra por sus pechos que así decía:

El cuerpo muy fatigado

con el continuo ayunar

da lugar que arrebatado

mi espíritu y elevado

no cese en Dios contemplar.


La Oraciónhermosa doncellainflamada en el amor de su Criadorsobre susdorados cabellos ponía una corona de verdes flores. Vestía ropas azulesaforradas en raso verde con espesas cuchilladascon unas lazadas de sedacolorada. Los braços traía altoslas palmas abiertasel rostro levantadocomo descuidada de las cosas e la tierracon una letra que decía de estamanera:

Dios inmenso que criaste

mi coraçón inflamado

acuérdate que soy traslado

del Hijo que tú engendraste

y pues que tú me libraste

perverso Lucifer

no me consientas perder

pues ya tú me salvaste.


Con tal compañíay de la manera que habéis oídovenían la Paz y laPaciencia y la Obediencia y la Religión a visitar a la Razón Natural. Ycomohabéis oídollegaron al tiempo que las tablas se alçabandonde pasaron dela una parte a la otra muchas buenas palabras y grandes cortesías.

En este mismo tiempo llegaron a la plaça de las armadas tiendas tresapuestas doncellasbien acompañadas y ricamente guarnidascuyos nombres eranéstos: FeEsperança y Caridad.

La Fedoncella de gentil disposición en el cuerpode constante y serenorostrovenía sentada sobre un hermoso palafrén morcillo. Los dorados cabellostraía presos con un rico garvín de orocon unos hilos de seda verdeentretejidos. Sobre él ponía una rica corona de fino oro con muchas y muylucientes piedras esmaltadas por ella. Por lo altode la una parte a la otraatravesaban dos medios círculos. Sobre ellosen el medioestaba una pequeñaimagen de Dios Padre y en el redondo de la preciada coronaa la parte quevenía sobre la frentetenla esmaltada una imagen de la Madre de Dioscon unacostosa bordadura de oro tirado y muchas preciosas piedras muy claras ypreciadas de gran valor asentadas a trechos. Sus chapines eran de terciopeloverde cercados de piedras de diamantes. Sobre los cuales la firme y constantedoncella estaba firmemente muy fundada. En sus manos tenía un devoto crucifijocontra el cualcon grande agoníatendía la lumbre de sus hermosos ojosconuna letra que decía:

Firmeza tiene sellado

mi coraçón con la fe

de aquél que muerto fue

en esta cruz y clavado.

En mi pecho está un traslado

de su muerte y su pasión

que me cerca el coraçón

y me aparta del pecado.


De esta manera y acompañada de muchas dueñas y doncellas venía la Fe avisitar a la Razón a la fuente de los armados gigantes.

La Esperançadoncella muy hermosa y niñasus hermosos y rubios cabellostraía presos con una redecica de seda verde. Sobre ella ponía una corona deplataesmaltadas por ellas muchas y muy preciadas piedras verdes. Vestía muypreciadas ropas de terciopelo verdeaforradas en raso dorado con espesascortaduras a manera del sol por donde el dorado raso se parecía. En sus blancasmanos tenía una tabla guarnecida de un cerco de fino oro. La tabla era decedro. Estaba esculpido en ella el final y universal juicio y comúnresurrección de los hombrescon una letra en torno en esta manera:

No menos que Job espero

el universal juicio

y que el gran Dios verdadero

dará galardón entero

al que le ha hecho servicio.


Entre otros servidoresacompañaban a esta muy apuesta doncella un escuderollamado Premio. Vestía ricas ropas coloradasaforradas en pieles. En sus manostraía dos preciosas piedras; la unatan clara que en el día y más en lanoche daba de sí eran resplandor. La otra era negra y parecía lançar de sítinieblas y oscuridadcon una letra que así decía:

La piedra de claridad

que representa la gloria

doy al que obra bondad.

Al que comete maldad

doy la negra y su memoria.


De esta manerasobre un hermoso caballo bien entoldado y guarnecido deverdes guarnicionesvenía la Esperança a visitar a la Razón a la fuente delos gigantes.

La Caridaddoncella de grande autoridadsu rostro amorosovenía sobre uncaballo doradoarreado de un rico sillón guarnecido de fino oroesmaltadospor él algunos carbuncos y muchos rubíes. Las cubiertas y guarniciones decarmesí pelo. En sus pechos traía un pelicano broslado sobre su nido asentadorompiendo con su pico sus entrañascebando con sus carnes y sangre sus propioshijos. Tomando para sí enfermedadpor sanar los que había engendradoybuscando para sí la muerteprocuraba para los hijos la vida. Esta amorosa ygenerosa doncella traía los braços abiertos como que a todos quería confraternal y casto amor meter en sus entrañas. Vestía ricas ropas de preciadapurpura con una bordadura por lo bajo de fino y tirado oro y unos lazos queataban la preciosa púrpura con el resplandeciente oro y una letra:

El pecho muy encendido

en caridad fraternal

eterno gozo inmortal

le tiene Dios prometido.

Sólo aquel escogido

que abrasa su coraçón

en el fuego de afición

de Dios virgen nacido.


Acompañaba a esta amorosa y graciosa doncellaentre otras dueñas ydoncellasuna que se llamaba Benevolenciadoncella de grande apostura yextremada beldad. Vestía ricas ropas de terciopelo moradoaforradas encarmesí raso con unas cuchilladas a manera de coraçones que descubrían elraso y una letra que decía de esta manera:

Gran virtud es bien amar

amando con limpio amor.

El pago que se ha de dar

por sumo remedar

es la vista del Señor.


De la manera que habéis oídovenían las tres generosas doncellas FeEsperança y Caridad a visitar a la Natural Razón. Ycomo ya os dijimosllegaron a la floresta donde estaban armadas las tiendas de las desterradasdoncellassin ellas saber cosa alguna de su no pensada venidadonde fueronbien recibidas con corteses y galanas palabras; y como las hórridas tinieblasde la obscura nochepeleando con la clara luz del día la llevaban de venciday la hora de cenar era llegadalas mesas fueron puestasdonde las veintegenerosas y desterradas doncellas fueron bien servidas de lo necesario para laconservación de la humana vida. Y como las tablas fueron alçadascada una deaquellas magníficas doncellasacompañada de sus sirvientescon muchaslumbres se fueron a dormir y reposar a sus ricas tiendas.

 

Capítulo L

De una habla que hizo la Prudencia en presencia de lasdesterradas doncellas en la tienda de la Razón.

Ya el claro sol del tercero día con su nueva luz los verdes campos cubría ycon sus dorados rayos las olorosas flores alegrabacuando las veintedesterradas doncellasRazónPrudenciaFortalezaConstanciaTemperanciaCastidadVirginidadVergüençaHonestidadVerdadLiberalidadLealtadPazPacienciaHumildadObedienciaReligiónFeEsperança y Caridadlevantándose de sus ricos lechos y dejando sus ricas tiendasvinieron a la muypreciada tienda de la Natural Razóndonde a todas pareció que sería bien quehablasen sobre el negocio que entre manos teníanpues de ahí a tres días sehabía de hacer en él el principio; para lo

cual mandaron salir fuera los servidores y escuderossalvo al Caballero delSolel cual era presente a todos sus hechos públicos y secretos porque pudiesedar verdadero testimonio de todocomo testigo de vistaa todos los moradoresde la tierraasí por palabra como por escritosegún la sabia Prudencia se lohabía de dar todo compilado.

Después de esto pasaron notables palabras y grandes cortesías sobre quiéntomaría la mano en hablarpero en findespués de grandes alteracionestodasfueron de voto que la sabia Prudencia hablase y dijese su parecer sobre lo quese debía hacer en el negocio començadola cual obedeciendo al mandamiento deaquellas señoras dio principio a tales palabras.

Habla de la Prudencia.

Desterradas doncellasyo la desterrada Prudenciapor la Natural Razónqueestá presenteguiadafui de parecer en el principio de nuestro destierro quehaciendo nuestro viaje por la herbosa senda de la doncella Trabajosa Vida contantos trabajos como en ella hemos sufridoviniésemos al Campo de la Verdaddonde la poderosa y igual Justicia al presente estápara que por ellafuésemos desagraviadas del gran tuerto que nos tiene hecho el perverso ymaligno Mundodesterrándonos como tirano de la compañía de los racionaleshombres; en la compañía de los cuales nuestro Criador nos dejó desde queformó a nuestro primer padre Adánde lo cual no soy arrepisa. Ante piensollevar por mi parte al cabo este hechoca gran locura seríadespués detantos trabajos padecidosrehusar el premio y después de andado el caminonollegar al lugar deseadoy aúnsi así no lo hiciesedecírsela pormí que puse la mano al arado y volví la cabeça atrás.

Por tantogenerosas doncellassi sois de este votocomo continuo habéissidomostrado y platicadoporque nuestros trabajos hayan brevemente el findeseadodebémonos juntar todas como un colegio y un cuerpopues nuestrocontrario es unoy seguir esta causa juntamente de consumoy pues el agraviotodo es uno y el contrario es unopresentaremos todas una acusación y habremosuna sentencia que aproveche tanto a todas como muchas a cada una. Porquesi de otra manera se hicieseunas acusaciones con otras y unos escritos conotros se enrredarían y inculcarían en tal manera que muy tarde y con grandificultad hayamos apartadasjusticia de nuestro derecholo que siendo juntascon brevedad alcançaremos; para lo cualdebemos ordenar una petición parapresentar el primero día del señalado juiciopor la cual pidamos que eltirano Mundo sea llamado al Campo de la Verdad porque contra él pretendemospresentar una criminal acusaciónpidiendo juntamente seamos restituidas ennuestra antigua tierra y compañía de los vivientes hombres.

Y esto debe ser así intentadoy no civilmenteporque sicriminalmente no le acusamos pecaríamos contra nuestra bondad y cometeríamosgran yerro contra Dios. Como aquel sumo sacerdote Helique fue conrepentina muerte castigado porque no corregía y castigaba los excesos y pecadosde sus hijospuesto que él en sí fuese muy buenoporque no es menor biencastigar lo malo que loar y galardonar lo buenoy tan provechoso es quitar unhombre malo de la república como traer un varón bueno y sabioporque si elsabio con su bondad y doctrina y buen ejemplo convierte a bien vivir a muchosel malocon su maldad daña a todosy como oveja sarnosa estraga todo unrebaño. Así el malo con su mal ejemplo estraga una república.

Por estas razones me parece a mí que debemos tomar este camino para seguirnuestro hecho y alcançar derecho. Remitiéndome siempre a la común y mejorsentencia y parecer de las vuestras mercedes.

Muy bien pareció a todas aquellas doncellas lo que la sabia Prudencia habíahablado yviniendo en aquel pareceracordaron de se juntar ahí otro díaadelante para haber su consejo sobre el ordenar de la primera peticiónporquesiendo el principio acertado no podrían carecer de buen fin.

Lo cual así concertadosalieron las desterradas doncellas de la tienda dela Razón por ir a pasear por la floresta. Sin más aguardaracompañadas desus damas y doncellascomençaron de andar entre los estraños árbolesnotando su diversidad y su estrañezacortando de las sabrosas guirnaldas. Deesta manera anduvieron gran rato hasta que llegaron a una fuente de viva aguaque entre unas piçarras y arboles nacíaen la cual acostumbraban a beber losanimales de aquella floresta. Pues como las generosas doncellas fuesen algocansadas y el claro sol encumbrado en lo más alto del cielo con sus contrariosy encendidos rayos las tierras apremiase con excesivo calorviendo el lugaraparejado para sestearse asentaron en torno de la dulce fuente debajo de lossombrosos árboles. Y como ahí reposasena poco ratomanadas de diversosanimalescon la calor fatigadosconcurrían a se refrescar y beber en la dulcey acostumbrada fuente. Pues como las desterradas doncellas conocieron quetenían la fuente y el paso a los brutos y tímidos animalesmandaron a susescuderos y servidores se pusiesen con mucha orden en parada entre los espesosárboles ycomo los animales viniesen a la deseada fuentecon hurtados pasosrodeándolos los acometiesen por tomar recreación y por si harían algunacaça. De esta manera los escuderos y otros criados de aquellas doncellas seescondieron entre las espesas matas. Esto no era bien hechocuando muchosanimales con ligeros pasos vinieron a la viva fuente; pero como fueron dentro enla celadacada unosegún que le era mandadosalió de su encubierto lugar ycon gran sobresalto cercaron unos los tímidos animalesotros començaron decorrer tras ellos. Ahí viérades los ciervos cojos de los palos arrojadizoslos gamos saltar por entre los de cercolas liebres huir de acá para acullálos conejos por el semejante. Cosa era maravillosa mirar la multitud de losanimales corriendo de unas partes para otras como escuadrón desbaratado. Losque huían de los que guardaban el cerco caían en manos de los que andaban pormedio. Algunos de los más ligeros animales por se escapar saltaban por los queguardaban el cerco dando a veces con ellos en tierrapor do salía uno saltabany huían todos. De esta manera se continuó la caça un rato hasta que ya losanimales eran los más huídos y los otros escondidos. Las hermosas doncellasmandaron recoger la genteca recoger la caça no era menesterporque sino eraalguna liebre o conejo que con algún garrote arrojadizo fuese muertalos otrosmayores animales bien se sabían guardar y huir. Diciendo estoporque ya lasobscuras tinieblas de la noche con su apresurada venida amenazaban a la claraluz del díase levantaron y se tornaron para las ricas tiendas donde dierondescanso al trabajoso pasado.

Capítulo LI

Cómo las veinte doncellas desterradasdespués de habidoconsejose partieron para el Campo de la Verdad y de las cosas maravillosas queahí vio el Caballero del Sol.

Ya en el cuarto día el claro Febo con su dorada corona y quemadores rayospor el acostumbrado camino sobre las tristes tierras parecíacuando las cuatrodoncellas Tubeas puestas a la fuente de los gigantes començaron tan dulce yacordado son con sus doradas trompas que las desterradas doncellasdespiertascon el dulce son de la acordada músicaconociendo ser llamadas para haberacuerdo sobre su hechose venían acompañadas de sus servidores para la tiendade la Razón Natural; ycomo ahí fueroncomençaron de hablar sobre la ordenque debían tener en su negociodonde cada una por su orden habló cosasmaravillosas y dio razones muy vivas y concluyentes en el casolas cuales aquíno se escriben porque era menester començar nueva historia. Pero en finvistaslas razones y alegaciones de cada unalas cuales todas se endereçaban a unfinencomendaron la orden de la petición a la sabia Prudenciapara que vistolo que ahí se había platicadotomando consejo con su parecerordenase lapetición; de manera que se buscase toda la brevedad que en aquel caso sepudiese tener.

La Prudencia aceptó la encomienda y mandado de las desterradas doncellasdiciendo juntamente que sería bienpues que ya estaban en el cuarto día delaplazado juicioque se fuesen a entrar al Campo de la Verdadporque reposandoel quinto díael sexto saliesen a la aplazada audiencia.

Bien pareció a las desterradas doncellas lo que la sabia Prudencia decía ycomo la hora del comer ya se allegabalas tablas fueron puestas y todas lasdesterradas doncellas comieron ese día juntas donde fueron servidas tanaltamente como a tan generosas doncellas convenía.

Después que las tablas fueron alçadaslas sabias doncellas se salieron ala fuente de los armados gigantesy las cuatro doncellas Tubeas vinieron a esahora y començaron de tocar sus doradas trompas tan dulcemente que cosa era asazmaravillosa de oír. Ahí estuvieron las desterradas doncellas oyendo laacordada músicahablando asimesmo en muchas cosas ycomo llegó la hora decaminarmandando adereçar lo necesariolas discretas doncellascabalgando ensus muy preciados caballostornando al muy ancho camino de las cristalinascolumnascomençaron a caminar derecho al Campo de la Verdad. Y como cercallegasenla Natural Razón y el Caballero del Solsu aguardadorpudieron verla grandeza que representaba y su estraña hechura y su apacible y deleitosoasiento.

Estaba asentado en un muy espacioso valle cubierto de muchas olorosas florestan diversas y de tantas diferencias de colores como la polida aurora mensajeradel sereno díaen aquel tiempo que el hermoso Toro comiença de mostrar susdorados cuernos suele pintar el ancho cielo con su apresurada corrida. Rodeabaeste campo un muy hondo y grande río de muy clara y dulce aguacon sola unapuente ancha y larga estrañamente labrada de blanca y muy preciada piedratanclara cual otra joya jamás se había visto. En los antepechos de esta puenteestaban entretalladas figuras de romeros hermitaños y de otros estados degentesasí como de aquellos que sembraron su haber entre los pobres y de losque anunciaban el Evangelio a los reyespríncipessabios y idiotas y de todosestados y condiciones de hombres. El suelo de la puente estaba losado dehermosas piedras verdes y coloradas tan sutilmente asentadas que apenas junturase parecía. En la entrada de la estraña puentesobre un hondo y firmecimientoestaba asentada una grande y cuadrada piedra llanacomo una de laslosas a la igual alto de ellasde color azulde grande valor y estrañeza. Eratan grande que tomaba todo el ancho de la estraña puente. Sobre cada esquina dela estraña piedra estaba una figura de fiero y disforme animal y de estrañagrandezaesculpidos todos cuatro de piedra bermeja. El primero tenía forma dereal y poderosa águilael segundo de fiero toroel tercero de muy bravo leóny el cuarto de humano hombre. Estos cuatro animales estaban adornados de grandesy hermosas alas alçadas en alto como que querían tomar vuelo. Sobre todoscuatro estaba asentada otra estraña piedra verde de la mesma grandeza y formade la de abajo. Sobre esta piedra estaban doce columnas de claro cristaltanaltas que cosa era de gran maravilla cómo podían sustentar el grande edificioque sobre ellas estaba fundado. Porque encima de ellas estaba fundada y asentadaotra piedra colorada de la forma y grandeza de las dos de abajo. Esta piedra erade tan viva color que vivas llamas parecía n salir de ella. Sobre esta tercerapiedra estaba fundada una maravillosa torre de tres ángulosdivinamenteobradade piedra de color celestetan clara y preciosa que otra cosa mejor nose podía pensar. En torno de la triangulada torre había esculpidos grannúmero de ángelesquerubines y serafines de diversas colores tan sutilmenteobrados que parecían andar volando en torno de la celestial torre. En lo altode la espantosa torreen las tres esquinasestaban tres imágenes de grandegrandeza y estraña hechura y gran valor. La una vestía ropas azules de granprecio y estrañamente obradas; la otra las vestía claras no de menos valor yestrañeza que las de la primera. La otra vestía ropas coloradas de tanestraño y maravilloso color que rayos del claro sol parecían salir así de sugesto como de su vestido. Las cabeças de las tres divinas imágenes cubríantres coronas de fino oro. En cada una de las coronassobre la frente de laimagenestaba esmaltada una preciada piedra de tanta claridad que toda la grantorre esclarecían en tal manera que en medio de la oscura noche no habíanecesidad de alguna lumbrera para ver todo el edificio. De sus manos colgabantres cadenascada una de tres coloresazulverde y colorado. Estas cadenasbajaban hasta lo más bajo de la torre y ahí estaban presas en la piedra azuldel fundamento con tres argollas de blanca platade tal manera que claroparecía que las tres imágenes con sus cadenas substentaban el superbo ymaravilloso edificio de la estraña torre. Sobre lo alto de esta torre estaba unchapitel maravillosamente obrado de tan varias y diversas colores que no habíavista de humano hombre que en alguna de ellas se osase ni pudiese determinar. Enla cumbre del chapitel estaba formado un redondo mundo de muy luciente oro.Sobre el dorado mundo estaba de pies una estraña imagen tan maravillosa ydivinamente obrada que no había humano hombre que a derecho la osase ni pudiesemirartanta era la magestad que su rostro y divinas ropas representabanlascuales ropas estaban por tal arte hechas venteadas y de tan no vista colorquecuanto más contra la divina imagen la lumbre se tendía tanto más en ella elmirador embebecían y como enagenado de sí mesmo quedaba. Sobre su cabeçatenía una gran corona de fino oro maravillosamente obradaesmaltadas por ellatantas y preciosas piedrastan ricas y de tanta claridadque todo el espaciosovalle alumbraba. Los braços tenía tendidoslas manos abiertaslas palmashacia bajo en tal manera las tendía sobre la estraña torre que si las alçarao cogierabien claro parecía que vendría a tierra todo el hermoso edificio dela maravillosa torre; porquepuesto que con las manos ahí no tocase cosaalgunapero bien conociera cualquiera de sutil entendimiento y claro juicio queen aquellas manos había tanta virtud que ellas sustentaban todo el edificio. Deesta manera estaba formado el edificio de la maravillosa torre de la entrada dela ancha y hermosa puente.

Un poco ante de esta divina torre estaban dos columnas de cristalpocoapartada la una de la otra. Sobre ellas estaban dos imágenescaída la unacontra la otra ytocándose de los hombros la una ayudaba a la otrano a caery a se levantar. De la una mano a la de la otra colgaba una tabla de incorruptocedro en la cual estaban entretalladas y llenas de fino oro estas letras: C C PS A P. La primera C decía cordela segunda C contritola P pergela S decía securusla A aliasla postrera P decía peribis;lo cual todo en castellano quiere decir: Si tienes el coraçónlimpio de pecado pasa segurode otra manera morirás.

Pues como a la tabla de las acostadas imágenes las desterradas doncellasllegaronla sabia Prudencia en alta voz leyó y declaró las letras de latablaen la manera arriba dichay la Razóncon amorosa vozdijo estaspalabras: Buenos caballerosdamas y doncellas y escuderoscada uno meta lamano en su seno y si se halla culpado no pase adelanteporque en la torre quedelante veis está un valiente caballero llamado Rigorpuesto por la divinajusticiade cuya mano recibirá arrebatada y cruel muerte.

Dichas estas palabraspasando por las cristalinas columnas de las dosimágeneslas desterradas doncellas juntamente con sus servidorescomençandode pasar por la maravillosa torrecaminaron por la ancha puente hasta llegar ala puerta del estraño muro del deseado Campo de la Verdadel cual estabacercado de un alto muro fabrica o de tres maneras de piedrasazulesverdes ycoloradas. El muro era alto y bien almenadoca las almenas estaban ordenadas detres en trestres verdestres azules y tres coloradas; cada uno era de unapieça sola. Sobre ellas estaban tallados muchos serafines tan sutilmente y bienordenados que parecían andar revolando sobre el alto muro. En este estrañomurosobre la puente estaba una grande y estraña puerta en la cual habíacuatro pilares maravillosamente obradoscada uno de una pieçay eran tanaltos que al alto muro igualaban. El uno era negro y el otro blancoel otrocolorado y el otro claro. En cada uno estaba una grande y sola letra doradaenel negro estaba una Cen el dorado otra Cen el claro una S y en el blanco unaY griega. Las puertas de esta gran puerta eran de blanca y muy olorosa madera.Estaban esculpidas por ellas el sol y la luna con muchas estrellas tanpropiamente que gran cebo era para los ojos mirarlo. Ante la estraña puertaestaba una columna colorada con un galano escudo verde y unas letras que asídecían: El que quisiere entrar en el Campo de la Verdad conviene que lleve loscuatro pilares de las cuatro doradas letras a cuestascomo Sansón sacó almonte las puertas de la ciudad de Gaza.

Luego que a la colorada columna y verde escudo las desterradas doncellasllegaronla sabia Prudencia leyó las letras del escudo en alta voz y laNatural Razónvolviendo su apacible rostro contra el Caballero del Sol y todoslos servidores y gente de las desterradas doncellasen esta manera dijo:Animoso caballero y muy noble compañano tengáis por imposible el poder hacerlo que dicen las letras del verde escudopara lo cual sabed que en las cuatrocolumnas hay cuatro letras como dende aquí veisla de la columna negra es C ydice contricióny la de la columna colorada también es C y dice confesiónla de la columna clara es S y dice satisfación y la de la blanca es Y quieredecir inocencia. Agora puesmirad que los pilares que habéis de llevar han deser estas cuatro cosas que las letras de las columnas dicenlas cuales juntasson: contriciónconfesiónsatisfación y inocencia. Pruébese pues cada unoa sí mesmoca no podrá entrar en el deleitoso Campo de la Verdad sin estascuatro cosas.

Dichas estas palabras por la Razón Naturallas desterradas doncellasllegaron con su compaña a las blancas puertas y la Humildad començó de herirlas aldabasa cuyos golpes el porterollamado Sindéresisse paró a unapequeña ventanica que en las puertascon una dorada rejahabía y dijo así:

-¿Quién es el que llama a las blancas puertas del Campo de la Verdad?

La sabia Prudencia respondió:

-Somos las desterradas doncellas que venimos acompañando a la NaturalRazón.

Sin mas aguardarluego en el mesmo puntolas puertas fueron abiertasporlas cuales las desterradas doncellas y sus servidores con muy crecido placer yalegría començaron a entrar en el deseado y espacioso Campo de la Verdadmaravillándose mucho el Caballero del Sol de las ricas y estrañas moradas queahí habíacuya diversidad de edificiossi aquí se hubieran de escribirhubiera necesidad de començar como de nuevoca ningún hombre mortal bastabapara lo pensar y notarcuanto menos escribir así quemas por no hacer en laescritura muchas faltasfaltando el ingenioque no por la prolijidaddejaréde lo escrebir aquí.

Después que hubieron andado un muy gran rato por el Campo de la Verdadlasdesterradas doncellascuyas calles eran losadas todas de losas blancas ycoloradasllegaron a una muy gran plaça que en el medio del Campo se hacíatoda redonda de mucho espacio y grandeza. Estaba toda rodeada en torno de muygrandes y estrañas moradaslas cuales eran dadas por aposento a lasdesterradas doncellas y a sus servidores.

Hacia la parte de oriente estaba un muy grande y estraño palaciomuytorreado y divinamente obradotanto que era maravilla de lo veren el cualtenía su aposento la divina justicia.

Entrandopuespor la redonda plaça las desterradas doncellas acompañarona la Natural Razón hasta su posadala cual estaba cabo el palacio de la divinajusticiadonde pasaron grandes cortesías ydespidiéndosecada una se fue arecoger a su posadase un que ante señaladas estaban. Y como ya a esa hora elclaro sol su muy acostumbrado camino había corridodejando ocupar las tierrasde las obscuras tinieblas de la negra nocheen la morada de la Razón las mesasfueron puestasdonde fue bien servidapreguntando siempre al Caballero del Solde las cosas que ese día había visto si las tenía notadas y recogidas a lamemoria para las poder referir. Mezclando estas con otras provechosas palabraspasaron una pieça de la noche ycomo la hora del dormir fuese llegadalaNatural Razón se recogió a su muy rico aposento.

El quinto día por la mañanala muy proveída Razónpor ser nuevamentevenida al Campo de la Verdadpareciéndole que sería muy mala criança y pococomedimiento no ir a visitar a la poderosa justiciaenvió al Caballero del Sola saber si era hora oportuna para la visitación. El Caballero del Sol hizoluego con mucha diligencia el mandado de la Natural Razón y sin tardar volvióhaciéndole saber cómo la hora era muy conveniente para la visitarporque lamuy poderosa justicia andaba en un jardín de su morada paseando por tomar elfrescor de la dulce mañana.

Oídas las palabras del Caballero del Solla Razón Natural bien adereçadade muy ricas ropas y acompañada de sus doncellas y servidoresse fue a piecamuy cerca de allí estaba el palacio de la poderosa justiciasegún vosdecimosdonde le halló en el muy fresco jardín entre sus hermosas doncellasycomo delante de ella llegóhincando las rodillas en el suelocon humilde ydebido acatamiento le besó las manos. La poderosa justicia recibió a laNatural Razón con alegre cara ypasando entre las dos muchas y muy amorosaspalabrasse sentaron cabe una muy dulce y clara fuentedonde estuvieron unapieça hablando en muchas cosashasta que llegándose la hora del comerlaRazón Natural se quiso despedirpero la divina justicia no lo consintióantela hizo quedar a comer consigodonde pasaron en mucho placer y regocijo aqueldía.

Capítulo LII

Cómo el sexto día aplazado salió la justicia a audiencia yde una habla que hizo y de la respuesta que dio la Prudencia.

Ya el muy claro solen el sexto día aplazadocon sus nuevos y claros rayoslos muy hermosos y verdes campos alumbrabacuando de la rica morada de la igualy divina justicia salieron ocho doncellas con sus dorados cabellos sueltosconguirnaldas de laurel en sus cabeças. Vestían ricas ropas azulessembradas porellas muchas madejas de oro. Traían en sus manos sonorosas y doradas trompas ycomençaron de las tocar tan dulce y acordadamente que más divina música quehumana parecía.

Las desterradas doncellascomo en la plaça tuviesen sus moradasavisadascon la acordada músicaconociendo ser señal del señalado juicio y primeraaudiencia que se había de hacer en ese mesmo sexto díacon la mayor priesaque pudieronadereçadas con ricos pañosacompañadas de sus servidoressevinieron ante el rico alacio de la justa Justicia ycomo las desterradasdoncellas ahí llegaronlas músicas doncellas salieron sobre unos muy galanospalafrenes y tras ellas començaron a salir los criados y servidores de lajusticiaentre los cuales salieron dos señalados. El uno se llamaba Reposo yel otro Concierto.

El Reposo era hombre de mediana edadsu gesto muy sereno y asaz gravesuvestido era muy honesto y largo. Traía sus braços cómodamente tendidos juntosal cuerpo y las manos clavijadas la una con la otra. Por adura traía en suvestido una letra que decía de esta manera:

Las reposadas palabras

y los pasos con concierto

al rudo hacen despierto.


De esta manera salió el Reposocabalgando sobre un caballo morcillo.

El Concierto era algo más antiguobien comedido y bien criadode gentilcuerpo y facciones de rostro. Vestía ropas verdes aforradas en raso amarillocon unas cuchilladas [por las] que se parecía el rasoy una letra:

La habla bien concertada

es traslado

de ser el hombre letrado.


De esta manera salió el Conciertosus ropas bien adereçadascon gentilmeneosobre un caballo rucio rodado.

Tras estos escuderos salieron las doncellasentre las cuales venían doscuyos nombres eran Piedad y Benignidad. Sus hermosos gestos y las colores y modode su vestir declaraban las condiciones de sus escondidos coraçones. Vestíanlas dos verde claro aforrado en raso encarnado con unas pequeñas cuchilladas yuna letra que decía así:

El raso aforro encarnado

no empece

que lo verde claro vence.


De esta manera salieron las dos doncellas Piedad y Benignidadcabalgandosobre dos palafrenes bayos con sendos ramos de olivo en las manos.

Tras estas hermosas doncellas salieron la Autoridad y la Gravedaddoncellasde dispuestos cuerpos y severos y graves rostrosmuy reposadas y de muchocréditosobre dos hermosos caballos castañosvestidas de ropas largas ynegras aforradas en raso azulcon unos bocados redondos por donde se parecíalo azuly una letra que en esta manera decía:

Nosotros autorizamos

a los que tienen saber

para darse a conocer.


Tras estas salieron otras dosllamadas Majestad y Grandezadoncellas muyapuestas y de gran hermosura. En sus angélicos gestos representaban lagenerosidadque sus coraçones tenían. Los dorados cabellos traían vueltospor sus cabeçascogidos con garvines azules. Sobre ellos ponían hermosascoronas de flores coloradas y amarillas. De sus blancos y largos cuelloscolgaban ricas cadenas de fino oro con muy preciadas piedras entrepuestas.Vestían estrañas y muy ricas ropas de raso dorado con espesas bordaduras dehilo de oro y unos lazos de oro de martilloy una letra:

La majestad y grandeza

bien conserban la bondad

y con rigor y aspereza

dan castigo a la maldad.


De la manera que habéis oído salieron las dos doncellas Majestad y Grandezacabalgando sobre dos grandes caballos alazanos ricamente guarnidos.

Luego a la hora tras estas dos galanas doncellas salió la justa justiciasobre un estraño y hermoso carro de cuatro ruedas de cedro maravillosamentelabrado. En la una rueda estaba esculpido el Temorla color perdidael vestidoamarillo y las manos sobre la cabeçael coraçón desasosegadocon un letreroque así decía:

Jamás por temor torció

punto ni hora

la vara de esta señora.


En la segunda rueda estaba tallado el Presentehombre rústico sin boneteel cabello muy erizadola boca abiertavestido de verde clarocolgadas de lasmanos perdices y conejoscon una letra que de la boca le salía:

Vera y igual justicia

que rehúsas el presente

por cierto que te he codicia

menospreciar la avaricia

como tú siendo potente.


En la tercera rueda estaba labrada la Amistadvestida de coloradas ropasuncoraçón apretado en la derecha manocon semblante que le daba a su amigoyuna letra que así decía:

Jamás dio causa amistad

en público ni secreto

a que tu grande bondad

quebrantase la igualdad

de tu peso justo y recto.


En la cuarta rueda estaba esculpida la Enemistadla cara rugosa verdinegralos dientes largosvestida de encarnado. En las manos tenía un coraçónsangriento y mordíale con los largos dientes en tal manera que con manos y bocaprocuraba de le despedaçarcon una letra en torno que decía así:

La enemistad vencida

por la potente justicia

ha dado tan gran caída


que del todo está surgida

su crueza y su malicia.


Toda la otra madera del carro era de palmatan bien obrado que era cosamaravillosa ver los salvajesanimales y aves que ahí estaban esculpidos. Sobreeste hermoso carro estaba una silla de lináloe barreada de unas barras de finooro estrañamente labradas con dos pomas de oro en lo alto del respaldar. Sobreesta rica silla venía sentada la poderosa Justiciasu hermoso rostro tanserenograve y honesto que gran majestad representaba. Sus dorados cabeostraía avueltos por la cabeça con mucho concierto cogidos con un garvín defino oro. Sobre él ponía una corona de oro maciço bien labradacon tresmedios círculos del mismo oro que por lo alto atravesabanesmaltadas por ellosy la corona de preciosas piedras de gran valor. En el medio de lo alto de lacoronasobre los círculos y una piedra verdeestaba una imagen del Salvadorresucitadocoronado de una corona de orocon una piedra de gran valor y clarortanto que de noche tanta claridad echaba de sí como un blandón de cera decuatro pabilos. Vestía la poderosa justicia ropas de terciopelo dorado conespesas bordaduras de oro de martillo aforradas en raso verde con unascuchilladas entre bordadura y bordadura a manera de estrellas. Sobre estas ropascubría un manto de fin púrpura. En la derecha mano traía una espada desnudaalçada en altotorcido por ella un ramo de olivo con una letra en esta manera:

La blanca espada castiga

los perversos malhechores.

El ramo de verde oliva

a las veces los mitiga

la pena de sus errores.


De su siniestra mano colgaba una dorada y igual balança con un letrero queasí decía:

Con igual balança peso

al pobre y potente.

Acorto siempre el proceso

pronuncio con mucho seso

la sentencia justamente.


El muy preciado carro tiraban cuatro unicornios a los cuales guiaban laRectitud y la Igualdad que iban a los pies de la poderosa justicia con sendosaçotes en sus derechas manos con que castigaban y regían los unicornios porderecho camino. Vestían entrambas ropas de terciopelo naranjado sin otra mezclani labor. La igualdad llevaba en la siniestra mano un compás y en torno de elun letrero que decía así:

El círculo compasado

medido con muchas artes

igual siempre le he hallado

igualdad siempre ha guardado

la justicia entre las partes.


La Rectitud tenía en su siniestra mano una pauta con una letra que decía enesta manera:

Por igual gobierno y rijo

las aldeas y ciudades

al mayor y al más chico

al más pobre y al más rico

todos los hago iguales.


Con tal compañíacomo habéis oídosalió la poderosa doncella justiciade su rico palaciodonde fue recibida de las desterradas doncellas queatendiéndola estaban con la veneración y acatamiento que a tan alta doncelladebían. La justa justicia las recibió con apacible cara y amorosas palabras yguiando la Rectitud y la igualdad los unicornios por la plaça adelantellegóel carro a la otra parte de la gran plaça ante un rico y costoso trono yestrados que ahí para la audiencia de la poderosa justicia estaba fabricado.Delante el preciado trono estaban dos columnasla primera muy alta de piedrabermeja. Sobre ella estaba una imagen de Cristo crucificado con un letrero quedecía de esta manera:

Ten delante de tus ojos

al Criador

y jamás harás error.


La segunda columna y más bajaera de piedra blanca. Sobre ella estabaesculpida una imagen de la Conciencia con muy claro y hermoso gestovestida deblancocubierta de un manto de luto. En la derecha mano tenía una lima dehierro. Los pechos tenía descubiertos a la parte del coraçón y en ellos lamordía una culebra llamada Sindéresispintada de mil colorescon una letraen torno que así decía:

La conciencia siempre acusa

al que su pecado excusa.


Luego que la poderosa Justicia hubo llegado al tronobajando del preciadocarro con ayuda de sus servidoresse subió a sentar a la acostumbrada silla ylas desterradas doncellascada una según su merecerse sentaron en losestrados y luego se sentó un secretariollamado Misericordiaun fiscalllamado Rigorun porterollamado Diligencia. Pues como la poderosa justiciafue sentada en su tronoy la gente aseguradacon espaciosa y reposada voz altaprincipio dio a tales palabras:

Habla de la justicia hecha a las doncellas desterradas.

Generosas y desterradas doncellasno puedo sentir tanto pesar sintiendovuestro trabajoconociendo vuestro destierroconsiderando vuestra fatiga ysalida de vuestra tierraque el regocijado gozo y crecido placer y aventajadaalegría de ver tan noble compaña y generoso ayuntamiento en este Campo de laVerdad no le sobrepuje y vença. Y asíel crecido dolorsobrepujado con elinmenso gozose encubre dejando de ejecutar su oficio el menor en presencia delmayor. ¡Ohsabias doncellasque jamás os hallastes sino en compañía desantos varonessabiosgenerososvirtuosos y religiososy entre discretas ycastas doncellas y honrradas matronas. Siempre huís la compañía de los malossoberbioslujuriosos y necios. Continuo fuisteis amigas de lo bueno y muyenemigas de lo malo. Escogéis la virtud y desecháis el hediondo y abominablevicio. Huís lo dañoso y abraçáis lo provechoso. Jamás en vosotras se hallómalni cosa que le parezcani de que mal seguir se pueda! ¡Ohdichosos ybien formados estradossi entendimiento tuvieses para conocer el bien quesubstentáis! ¡Ohcuán venturosos se pueden llamar los que de tan virtuosa ygenerosa compañía pueden gozar! ¡Ohdesventurados y mal fortunados los quevuestra noble compañía huyen! Por ciertoyo por muy dichosa me tengo porhallarme entre tan nobles doncellasporquepuesto que me deba doler de vuestrodestierromás razón hay para que me goce pues él ha sido causa que yopudiese gozar y conversar [con] tan sabia compaña de castas doncellasNo ospesegenerosas doncellaspor haber venido a este Campo de la Verdad ni porhallaros en estos estradosporque el Papa parece bien en Sant Pedro de Romavestido de sus paños papalesel Obispo en su catedral iglesiael Emperador enla silla de su imperio con su rica corona y imperial cetroel caballero en elcampo vestido de muy lucientes armas y el labrador en la heredad encomendandolas semillas a la criadora tierray el juez en la silla juzgandoy elagraviado en juicio pidiendo derecho del tuerto agravio y sinrazón que le eshechoel acusado en la cárcel y el malhechor en el tormento. En este Campohallaréis la Verdaden estos estrados la justicia. Pedid lo que queréisdeclarad la causa de vuestro destierrono encubráis la persona del agraviadorca gran deseo tengo de lo saber y con atención lo quiero oír y con la penarigurosa al culpado castigar.

De la manera que habéis oídola poderosa Justicia dio fin a sus sabiaspalabras; lo cual oído por las desterradas doncellas y visto por la sabiaPrudenciatomando la manocon la licencia de las desterradas doncellas hizoprincipia a lo que se sigue.

Respuesta de la Prudencia en nombre de las doncellas desterradas.

Poderosa Justiciatus muy sabias razones dan claro testimonio de tu granbondad y tus sutiles palabras descubren tu subida sabiduría. Tu muy dulce hablanos ha puesto en obligaciónla cual no sé cómo podamos servir si la voluntadno nos tomas a cuenta. El dolor de nuestro miserable destierro se nos haconvertido en entero gozo por nos hallar en tu muy dulce compañía. El trabajodel largo y áspero camino se nos ha tornado descanso por nos hallar en esteCampo de la Verdad. La congoja que en el caminar traíamos se ha vuelto ensosiegoconociendo tu sano deseotu limpia voluntad y tu derecho juicioturecta justicia y tu igual sentencialo cual todo ha sido causa que ladesesperación se nos ha convertido en cierta y regocijada esperança de cobrarlo perdido y quedar con ganancia de haber conocido la más generosa y poderosaseñora que jamas visto habíamos. La causa de nuestro destierro yo la quierodeclararal que nos desterró yo le quiero acusarel trabajo de nuestro caminoyo le quiero decir.

Tres cosas fueron causa de nuestro destierro: el descuido y el olvido y elmenosprecio. El descuido ha sembrado en los coraçones de los hombresnegligenciala negligencia causó perezala pereza engendró torpeza deingenioy la torpeza apartó a los hombres del servicio de Dios y del su amory ha desechado la virtud y hase ya abraçado con el vicio. El olvido ha apartadode los hombres la memoria de la espantosa muertela poca memoria de laespantosa muerte los ha privado del temor de Diosel no temer a Dios los hahecho de buenos malos y de virtuosos [viciosos]. El menosprecio ha puestodescontento en la voluntad de los humanos hombres. El descontento mezclódesabrimientolos ha hecho olvidar los sacrificiosdevocionesoraciones ysantos ayunos. Todo esto ha sembrado en sus escondidos pechos innumerablemultitud de hediondos vicios y los ha hecho aborrecer las virtudes.

El que las desterró es el perverso y malino Mundoel cualcomo viese queya todos los hombresmenospreciando la santa bondada rienda suelta corríantras la maldady menospreciando la virtud les aplacían los vicios y quemenospreciando a su Criador y Redentor Jesucristo servían al mismo Mundoacordócomo tiranode tiranizar toda la tierra y de desterrar todos los quecontra él y su mala opinión y perversas condiciones fuesen y los que impedíanque no hubiese efecto su mala opinión y su dañada intención. Entre los cualesmandó a nosotraslas desdichadas y desterradas doncellascomo enemigas suyasde sus vicios y tiraníaque saliésemos con perpetuo destierro de la tierradejando la compañía asimismo de los racionales hombresentre los cuales ypara su conservación y salvación fuimos criadasy esto hacía mandando comorey y usando como tirano. El cual injusto y perverso mandamiento por nosotrasvistomás forjadas que no por voluntaddesamparamos la tierraperegrinandopor lo deshabitadopidiendo al poderoso y eterno Dios lo que delante tenemosque es la vuestra grandezaoh poderosa Justicia.

Los mortales y grandes trabajos del largo camino de la estrecha y herbosasendadel largo y áspero camino hasta venir a este campono hay necesidad delos contarporque basta para probar que es un camino trabajosoprobar que eslargo cuanto más que ultra de ser largo es escabrosolleno de sierrasmontañas y ásperos riscostajadas peñas y muchas quiebrascubierto de muchaespesura y malezamuy solo y muy estrechode muchos valles y grandesatolladeros; yde más de estohay en él muchos peligros yentre otroshaysiete pasos defendidoslos cuales nadie puede pasar sino armado de toda virtudy por fuerça de armas venciendo las malas dueñas de ellos en palabras y lossus defensores en las armas. Esto solo me parece que bastaba para llamarle elmás trabajoso que hay en toda la tierra.

Ya sabesalta y generosa doncellacuál fue la causa de nuestro destierro ylos trabajos de nuestra peregrinación. Agoraoye una petición que aquípresento contra el perverso Mundo.

Diciendo esto dio la petición al secretarioel cual la començó de leer envoz alta y decía de esta manera.

Capítulo LIII

En que se contiene una petición de las desterradas doncellasy una citación contra el Mundo.

Nosotrasmuy poderosa y divina justicialas desterradas doncellassiéndonos la variable fortuna del todo contraria hasta ponernos en lo más bajode su apresurada ruedadecimos que el muy superbo Mundousando de susacostumbradas armasque son cautelamentirasengañosastucias y encubiertasmaliciasha usurpado y tiranizado no solamente el orbe de la tierrasojuzgándole a sus injustas y inicuas leyespero aúnno se contentando conestoha convertido y ha traído a sí los coraçones de los hombresdesarraigando de ellos las buenas costumbres y loables virtudesy enjiriendo ysembrando torpes vicios y pecados abominablesde manera quecomo el perversoMundo se viese absoluto señor de la tierra y bienquisto y amado de los hombreslos cuales le amaban porque les enseñaba vicios y los dejaba correr a sueltarienda por los pecados y pasatiempos opor mejor decirpierde tiemposdeterminócomo muy cruel tiranopor usar libremente de su tiranía dedesterrar los enemigos de los vicios y los que su pasatiempos y intención ytirano propósito contradecían. Entre los cuales especialmente mandó anosotras las desterradas doncellascomo a capitales enemigas suyas y de susviciosque saliésemos perpetuamente desterradas de nuestra propia tierra y sutiranizado imperiotemiéndose que algún tiempo los hombresconociendo suerrornos tornarían a su compañía y desterrarían los vicios y serebelarían contra el mismo Mundotornando por nuestros amonestamientos alservicio de su criador Diosy así vendría a ser privado de su tiranizadoimperio y forçoso y usurpado señorío.

Siéndonospuesnotificado de este injusto mandamiento de perpetuodestierro de parte del tirano Mundonos fue forçado salir peregrinando fuerade nuestra natural tierracomo adelante en el proceso de esta causa másclaramente parecerá. Por los cuales agravios y notorias injurias que nos fueronpor el soberbio Mundo hechasy porque el malhechor sea castigado y la tiraníano vaya adelantey porque los hombres por él engañados y metidos en vicios nopierdan sus almasy porque para los desengañar y sacar de ellos nosotrasseamos restituidas en su compañía y vueltas a nuestra antigua naturaleza yposesión de la tierrate pedimospoderosa Justiciaque mandes parecerpersonalmente ante tu acatamiento al maligno Mundoca noslas desterradasdoncellasle queremos acusar criminalmente de su yerro y manifiesto pecadopara quesiendo él castigado con tal pena que iguale con su atroz yexorbitante delito y notorio crimennosotras seamos vueltas en nuestra antiguaposesión y la tierra en su libre libertad y los hombres sean sacados delcautiverio de los viciospara lo cualetc.

Oída esta petición hasta el finla prudente Justicia dio principio a talespalabras como adelante se siguen.

Habla de la Justicia a las desterradas doncellas.

Sabias y discretas doncellasvuestra petición me aplace y el Mundo meturba. Lo pedido por vuestra petición parece justo y el acusado Mundodelincuente y malhechor. Su enorme delito me espanta y vuestra crecida pacienciame maravilla. Su poco comedimiento y su atrevimiento y su descortesía mealterany vuestro sufrido sufrimiento me parece grande. Su tiranía es injustay digna de notable castigovuestra intención y petición es loable y mereceser llevada a debida ejecución. Si la narración es verdaderacomo yo creo quelo espor lo cual y por no ser menor virtud destruir la soberbia que usar de lahumildad y abajar y desterrar la tiranía que sembrar la pazy por ser cosa tanjusta castigar al culpado como librar y loar al inocente y por ser tanprovechoso quitar los malos de entre los buenoscomo traer a la repúblicavaronessantosjustos y sabiosmando que el Mundo sea llamado y citadoperentoriamente para que ante nos parezca personalmente a estar a juicio con lasdoncellas por él desterradasdonde purgará su inocencia o pagará su pecado.Y señálole treinta días por tres términos para que ante nos parezca y enrebeldía procederemostodo lo que está por el derecho estatuidoel cargo deir a citar tome él mi porterollamado Diligencia.

Dichas estas palabrasla Justicia bajó de su trono yacompañándola lasveinte desterradas doncellasse torno a su rica y real morada. Este mismo díael secretario despachó la citación y la dio a la Diligenciacuyas palabrasson estas que luego se siguen.

Citación de la Justicia Divina contra el Mundo.

De nos la poderosa Justiciajuez dado y deputado por la Majestad divinadepedimiento de las desterradas doncellasestantes en este Campo de la Verdadavos el superbo Mundosalud y gracia.

Usando en esta parte del poder a nos dado y cometido por la divina potestadmandamos dar y dimos esta nuestra carta citatoria de pedimento de las afligidasdoncellaslas cuales ante nos parecieron y dijeron que contra vosel Mundoentendían poner una acusaciónpor lo cual vos mandamos primosecundotercioy término perentorio que dentro de treinta días primeros siguientesdespuésque esta nuestra carta vos fuere leída o notificadao como de ella supiéredesen cualquier manera a que a vuestra noticia vengaparezcáis personalmente antenos en este Campo de la Verdad a estar a derecho con las doncellas desterradas ya responder a su acusación y vos disculpar y mostrar vuestra inocencia. Si asílo hiciéredesnos vos oiremos y guardaremos justicia. Lo contrario haciendoyrebelde siendo a los nuestros mandamientosque son dichos divinosprocederemoscontra vos todo cuanto de derecho debamos y podamos. Dadaetc.

Estas eran las formales palabras de la citación.

Otro día por la mañanala Diligenciatomando la supra escrita cartacitaciónpartió con gran priesa del Campo de la Verdad para la tierra dondeel superbo Mundo tenía su morada y en breve tiempo llego donde estaba el Mundo.Y en presencia de su corteen su moradaen su propia persona leyó y lenotificó la citación y mandado de la poderosa y divina Justicia.

El superbo Mundola color vueltael gesto alteradorespondió: Yo lo oyo yobedezcoestoy presto de parecer en el término en el Campo de la Verdad antela divina Justicia.

Oída esta respuesta por la Diligenciadio la vuelta para el Campo de laVerdaddonde las desterradas doncellas gastaron el tiempo en que corría eltérmino de la citación en visitar a veces a la divina Justiciavecesjuntándose en hablar sobre su hecho.

En este tiempo el Caballero del Sol paseaba por el espacioso Campo de laVerdad mirando los ricos y hermosos edificiosentrando a ver los grandes yestraños aposentos que en aquellas moradas había y la riqueza de ellos ydiversidad de las largas y derechas callesanchas y muy clarasy lasespaciosas plaças que en muchas partes de aquel Campo había. Otras vecesentraba a ver las grandes huertas y frescos jardines que en las principalescasas había y otras huertas mayores y más espaciosas que fuera de las moradasy dentro del cerco del Campo de la Verdad habíamaravillándose de la muchadiversidad de frutas y mirando y notando los nombres de la multitud de losárboles por él nunca vistos. De esta manera pasaba el Caballero del Sol conmucho descanso y placer el tiempo que el término de la citación duraba.

Capítulo LIV

En que se cuenta cómo entró el superbo Mundo en el Campo dela Verdad.

Ya los veinte y ocho días eran pasados y el vigésimo nono era venidocuando el soberbio Mundo llegó con grande compañía a las columnas de las dosimágenesque ante la estraña torre de la larga y ancha puente del Campo de laVerdad estabanel cual como leyó y entendió las letras que ahí eranescritasbien entendió que no le convenía pasar sin licencia de la poderosaJusticiaca bien sentía ser culpado de lo que las desterradas doncellas leacusaban. Por lo cualy porque en él había todo género de vicios y pecadoscomençó de llamar a altas voces a la guarda de la muy estraña torre.

Oído el apresuroso llamar por la guarda de la estraña torreparóse entrelos cuatro animales brutos del fundamento y dijo así:

-¿Quién es él que con tanta priesa me llama y qué es lo que quiere enesta torre?

-Yo soydijo el poderoso Mundoque tengo necesidad de pasar por tu torre alCampo de la Verdad ypor no te enojar quebrantando la ley del escudo de estasdos recostadas imágenesno he querido pasar sin licencia. Sabrás que ladivina Justicia me ha enviado a llamar con cierto términoel cual se cumplemañanaporque su mandamiento se cumplay yo no sea notado de negligente ydesobedientehazla saber cómo a estas dos columnas está el Mundo atendiendosu licencia y mandado para pasar al Campo de la Verdad a cumplir lo por la sugrandeza mandado.

-Plácemedijo la guarda de la torrey luego envió un escuderoporque elno podía dejar la guarda de la torrea lo hacer saber a su señorala igualJusticia; el cualdespués de la haber besadas las manos con el acostumbradoacatamiento que a tal señora pertenecela dijo todo lo que habéis oído.

La Justicia dio la licenciamandando a la: rigurosa guarda de la divinatorre que libremente dejase entrar al Mundo con toda su compañaca venía a sullamado. Juntamente mandó al escudero que lo mismo dijese al portero de la realpuerta de los cuatro pilares. Dichas estas palabrasel escudero se despidióhaciendo el debido acatamiento yviniéndose para la gran puertadijo elmandado de la sabia Justicia al portero. Lo mismo hizo a la guarda de lamaravillosa torre.

Visto el aguardador la voluntad y mandado de la poderosa Justiciadejó elpaso libre y desembaraçado al Mundoel cualcomençando de andar por la ricapuentevino hasta llegar hasta la estraña puerta del Campo de la Verdad. Perocomo ahí leyese las letras de la columna y viese las de los cuatro pilares y susignificacióncomo astuto y sagaz entendiese bienpensó que aún no le eraconcedidani segurala entraday así començó de lejos a dar vocesnoosando llegar a la puertapor rogar al portero alcançase licencia de la divinaJusticia para que pudiese entrar. Oídas las voces por el porterollamadoSindéresisabriendo una pequeña ventanapreguntó al voceador qué buscabaen aquel Campoy cómo se llamaba.

-Yo soydijo el Mundoque vengo por mandado de la divina Justicia.

El portero Sindéresis respondió:

-Ya está mandado que se te dé la entrada que no mereces.

Diciendo estoabrió las grandes puertas y el perverso Mundocomo vido quela entrada le era concedidacon grande aparato y mundana música començó consu grande y perversa compaña de entrar por el espacioso Campo de la Verdad.

Agora vos diremos de qué manera y con qué servidores y criados venía elMundo.

En la delantera venían setenta y dos hombrescada uno de diversas nacioneslengua y coloresalgunos vestidos de sedasotros de ricos pañosotros depieles y algunos desnudos. Unos cabalgaban sobre hermosos caballos ricamenteenlazados y otros sobre caballos en pelo y otros sobre camellosotros sobredromedariosotros sobre búfanos y otros diversamente. Todos éstos traían ensus manos diversas armas según los trajes y la manera de vestidos y caballos.Tras estos venían veinte y cuatro hombres vestidos de terciopelo canelado sobrehermosas hacaneas. En sus manos traían ricas trompasunas de orootras deplata y otras de latóncon las cuales hacían una bulliciosa y concertadamúsica. Tras éstos venían los privados del Mundoentre los cuales veníandiez dueñas y cinco escuderos. La primera era la Blasfemiala segunda sellamaba Falsedadla tercera Locurala cuarta Astuciala quinta Mentiralasexta Necedadla séptima Fantasíala octava Desvergüençala novenaMaliciala décima Calumnia. Los escuderos son: el primero Engañoel segundoEstuproel tercero Adulterioel cuarto Incestoel quinto Fornicio. No hepuesto aquí sus desemejadas y feas faccionessus monstruosos cuerpos ydiferencias de vestidos por no ser prolijo. Cada uno podrá pensarsegún losnombresqué tales podían tener los gestoslos vestidos y los hechos.

Después de estos venía el muy soberbio Mundohombre de mucha edad y contodo eso muy frescocano en la barba y cabellobien dispuesto en el cuerpo yavultado en el rostrocon su gran persona representaba gran majestad. Sobre suscanos cabellos ponía una corona de muy preciados metalestodos mezclados y enuno fundidosestrañamente obrada de muchos círculosunos sobre otrosesmaltadas por ella muchas preciosas piedrasasí como rubíesçafirostopaciosesmeraldascornerinas y otras muchas diferencias que seríaprolijidad contarlas. En lo más alto de la corona estaba un pequeño árbol defino oro estrañamente labradocon muchas preciosas piedras que asimismo porél relumbraban. A su cuello traía una gruesa cadena de fino oro con muchas ymuy ricas piedras. Vestía muy preciadas ropas de terciopelo dorado sembradasPor ello muchas rosas de oro de martillo y diversos animalesárboles y avescon una cortadura por lo bajo de carmesí pelo vuelta con una bordadura de finooro y un letrero con unos lazos de oro que entre todo se revolvía:

La majestad y poder

que yo he ganado con valía

ha causado en mí alegría.


Cubría sobre estas ropas otra ropa de púrpura asaz larga aforrada en martascebelinas. En la derecha mano tenía un cetro imperial de fino oro. En lasiniestra mano traía tendida la palma vuelta hacia abajo como que aseguraba losque debajo de su mano vivían. Debajo de ella traía una pequeña redondezesculpidos en ella muchos hombresunos jugandootros tañiendootrosdançando y otros comiendo.

De esta manera entró el sobervio Mundo por el Campo de la Verdad sobre unestraño carro de cuatro ruedasel cual tiraban por doradas cadenas cuatrograndes elefantes. Las ruedas del carro eran de blanca y muy preciada madera. Enla primera estaba esculpida una pequeña niñala mitad de la cara y ropas erannegras y la otra mitad blancas. En la mano derecha traía un reloj de arena y enla otra una vela encendida. Con los ojos miraba cómo pasaba la arena de la unaparte a la otra y con la boca soplaba la velaal tiempo que la arena acababa depasar. Su nombre tenía escrito en los pechos y se llamaba HoraEn la segundarueda estaba entretallada una pequeña doncella desnuda. En el derecho ojotenía una piedra muy luciente de que salía gran claridad. En el siniestrotenía una piedra negra muy obscura de su naturaly estas piedras tenía porpropios ojos. Sobre su cabeça traía escrito el nombre y llamábase Día. En latercera rueda tenía figurado un mancebo. El lado derecho tenía vestido y elizquierdo desnudo. Sobre la cabeçaa la siniestra manoestaba el sol figuradomuy claro y muy encendidoy el manceboalçando el siniestro braçoponía lamano ante la cara por ser quemado del luciente sol. A la derecha mano estaba laluna rodeada de gruesas nuves que de sí lançaban blanca nieve. En la manoderecha tenía un brasero lleno de ardientes brasas. En los pechos tenía unletrero que pasaba de lo vestido a lo desnudo y era sólo su nombre y decía:Mes. En la cuarta rueda estaba dibujado un hombrela mitad de la cara de viejoy la mitad de mancebo. Los cabellos y barba la mitad blancos y la mitad rojos.Sobre sus canos y rojos cabellos tenía una guirnalda de olorosas y diversasfloresla mitad que estaban hermosas y frescas y la mitad que estaban sobre loscanos cabellos estaban secas y marchitas. De la cintura arriba vestía coloradode allí hasta las rodillas verde; calçaba unas botas gruesas nevadas. En launa mano tenía una rama florida y en la otra una rama secacon una letra enlos pechos y decía su nombre: Año. Todas las otras partes del carro eran bienobradas de boscaje y montería. La rica silla en que el superbo Mundo sobre elcarro sentado venía era toda de blanca plata sutilmente hechasin otra mezclani color alguna.

Detrás del carro y en torno venían acompañando al Mundo el Tiempolasferocidades de las tres leyes de natura y la de escritura y la de gracia. ElTiempo era hombre viejode grande autoridadsagacidad y experiencia. Suscabellos y barbas muy blancos. Ninguna ropa cubría su desnudo cuerpo. De losdesnudos hombros le nacían grandes alas de color azulesmezcladas unas plumasverdes. En la derecha mano traía un pequeño dragón enroscado que con su bocatragaba su misma colala cual era muy grande. Venía en pie y en la siniestramano traía una muleta. Estaba acostado y estribado sobre ella sobre un carrode la mitad atrás de madera seca. Por donde pasaba con su carro todo lo dejabaseco y lo que adelante estaba con su fuerça hacía reverdecer y lançar frescasflores. Debajo y tras su florido y seco carro tenía derribados muchos pendonesestandartes. El verde carro tiraban cuatro gamos muy ligerosdebajo de cuyospies estaba la señora Fama prostradasu trompa perdida. Las ruedas del ligerocarro tenían las mismas figuras que las que tenía el carro del Mundo. Laprimera de las seis edades que acompañaban al Mundo fue desde Adán hasta Noé.La segunda desde Noé hasta Abrahán. La tercera desde Abrahán hasta Moisén.La cuarta desde Moisén hasta David. La quinta desde David hasta Jesucristo. Lasexta desde Jesucristo hasta el último día del postrero y universal juicio. Deestas seis edades las cinco primeras vestían ropas amarillas con fajas deterciopelo verde con una rica brosladura de oro por encimay cubrían largosmantos de luto. Sus rostros amarillossus carnes deshechas; llevaban losbraços altoslas manos abiertas. Por sus lutosos mantos llevaban algunasescrito: Embía señor el cordero que ha de señorear la tierra; y las otras:Ábrase la tierra y engéndrenos al Salvador. La postrera y sextaque fue desdeJesucristoes agora y será hasta [que] él mismo venga a juzgar los pasados ylos presentes y los que serán hasta en el último día del juicio. Esta sellama Edad floridaEdad dorada. Vestía ropas de grana. En la siniestra manotraía un libro abiertoel cual había sido cerrado con siete sellosy sobreél un pequeño cordero con una cruz en su braço derecho que le subía por laespalda derecha arriba con un pendoncico en ella colorado. Con la derecha manoseñalaba esta edad al pequeño cordero con una letra que de la boca le salía ydecía así: Advenisti redemptor mundique dice en castellano: YavinisteRedentor y Reparador del mundo. Esta postrera edadcomo forçada yengañada el Mundo la atraía a sílo cual es cosa digna de ser llorada conlágrimas de sangre.

Después de esto venían las tres leyes: la primeraLey de Natura; y éstafue y duró desde que Dios crió a Adánprimero hombrehasta que el mismoDios dio las dos tablas del Decálogo a Moisén en el Monte de Sinaí. Esta leyprimera vestía paños blancos con una letra por bordadura que así decía: Loque no quieres para ti no lo quieras ni hagas a otro. En la derecha mano traíaun pequeño árbol. La segunda se llamaba Ley de Escritura y fue desde que lasdos tablas fueron dadas a Moisén hasta que Jesucristo hijo de Dios tomó carnehumana de la Virgen Maríasagrada madre suya. Esta vestía paños verdes. Enlas sus manos traía las dos tablas de piedra que a Moisén en el Monte deSinaí fueron dadascon una letra por el vestido que decía: Ama a Dios sobretodas las cosasasí a tu prójimo como a ti mismo. La tercera se llamaba Leyde Gracia. Esta es desde que Jesús hijo de Dios [se] encarnó y nació de lasiempre Virgen María hasta hoy y será hasta el último día del juicio.Vestía paños de purpura con una bordadura de oro y unas letras por ella queasí decía: Adoremos al Rey de los reyes y al Salvador de los siglos. En susmanos traía una cruz de color celestial; éstacomo la postrera edadveníamal engañada y como forçada.

Con tal compañíade la manera que habéis oídoentró el soberbio Mundoen el Campo de la Verdad y fue aposentado en una plaça que estaba ante de laplaça de la Justicia en una grande y rica morada.

Capítulo LV

Cómo las desterradas doncellas se juntaron en la posada de laRazón para haber su acuerdo sobre lo que debían hacer.

Pues como vino a noticia de las desterradas doncellas que el soberbio Mundohabía entrado en el Campo de la Verdadpareciéndolas que se debían juntarpara haber su acuerdo sobre lo que debían hacer y ordenar en el negocio queentre manos teníany porque el término de la citación llegaba el siguientedíase juntaron en la posada de la Razón; la cualsiendo todas lasdesterradas doncellas juntasde esta manera las dice.

Habla de la Razón Natural a las desterradas doncellas.

Desterradas doncellastraed a la memoria los grandes trabajos las nocansadas fatigaslos continuosafanes y los no pensados peligros que por laherbosa senda todas pasamosy todo esto a fin de nos que del inicuo y soberbioy tirano Mundo y de ser restituidas en tierra y en entera libertad y sacadas deeste lloroso destierro; aunque agora no se puede llamar destierroestando eneste deleitoso Campo de la Verdad. La presa está en el lazo. El remedio tenemosen la mano. En manos está nuestra libertadnuestro hecho y nuestra causa de lapoderosa Justiciala cual la sabrá bien tratar y mejor sentenciar. Si denuestra parte no quiebra la sogavuestro contrarioel autor de vuestrodestierroestá en este Campo de la Verdad. Mañana se cumple el término. Laaudiencia se acercael fin de vuestro destierro es llegado. Vuestra libertadmañana tomará principio. Agora es tiempo de hacer vuestro poder por serlibertadas del tiranopor ser restituidas a la compañía de los hombresporque vuestra virtud sea recobradaporque el inicuo Mundo no quede con sutiraníaporque no vaya adelante con su pecadoporque otros no se atreban ahacer semejantes fuerças y a tiranizar los ajenos reinoslos a ellos nodebidos señoríos. Mirad que si agora le aflojásemos la rienda daríamos lugara que fuese más malo y nosotras quedaríamos convencidas de maliciosaacusación. No basta començar sino llegar al deseado finpara llamarse unoconstante y merecer el primero; mirad que tienen por mejor los filósofos nocomençar que començar y no perseverary sobre todo si [el] hecho no vaadelante seremos tenidas por mudables. Y pues hasta agora la sabia Prudencia seha encargado de este nuestro negocioen que a todas tanto vapor nuestroruegoy por nos hacer merced y por nos sacar de confusión y quitarnos detrabajotome la mano de aquí adelante y yo soy cierta que si acepta nuestroruego que dará el deseado fin a nuestro negocio. Vedsabias doncellaslo queos parececa lo que yo tengo dicho sométolo a la corrección de la vuestrasentencia.

A todas pareció bien lo que la Razón dijo y rogaron a la sabia Prudenciaquepues había començadono cansase de la hacer placer y mercedporque yaque con obras no la pudiesen agradecer lo mucho que había hecho y lo más quehabía de hacerque con la voluntad estaban tan aparejadas a se lo gratificarque si en cuenta se la tornase siempre pensarían que las quedaría debiendo.Algunas razones dio la Prudencia para se excusar y descargar de aquel negociopero por no menospreciar el ruego de aquellas señorastambién porque a ellaiba ahí su parteaceptó el trabajo y cumplió el ruego.

Después de estohablaron una pieça cómo la causa se había de guiar ycada una contaba y relataba los agravios que del Mundo había recibido y lasrazones y causas que tenía para se querellar. Esto hacía cada una por informardel hecho a la Prudencia porque mejor sustanciada fuese la acusación yestubiese avisado de lo que se debía decir y alegar en la prosecución de lacausa.

Ya la obscura noche con sus hórridas tinieblas las tierras encubríacuandolas desterradas doncellashabiendo puesto fin a lo arriba escritoacompañadasde sus servidoresse despidieron de la Razón Natural y se fueron cada una a suaposento.

Capítulo LVI

Cómo la Justicia salió a audiencia el trigésimo día y deuna habla que hizo al Mundo y de otra que hizo el Mundoy de lo que respondióla Prudencia.

El trigésimo díaen aquella hora que las obscuras tinieblas de laencobridora noche daban lugar con su apresurada traída a los claros y nuevosrayos del dorado sollas ocho doncellas músicas de la poderosa Justicia con suacordado son dieron señal que la divina Justicia quería salir a audiencia;siendopuespor las desterradas doncellas entendidoen poco espaciobienadereçadas y acompañadas de sus servidoresvinieron ante el gran palacio dela muy poderosa Justicia ycomo fueron llegadasla divina Justiciaricamentevestida y de sus servidores acompañadasobre su triunfal carro salio a laespaciosa y ancha plaçadonde fue reverenciada cortésmente de las sabiasdoncellas y con esta compañía se fue a sentar al rico trono en el cualacostumbraba hacer su audienciasentándose asimismo las desterradas doncellasa la manosegún y por la orden que ya otra vez habían hecho.

No era bien acabada de sentar la divina Justicia cuandopor una calleasomó el muy soberbio Mundo ricamente vestido sobre su triunfal carroacompañado de sus servidores. De esta maneracon espaciosos pasos de suspesados elefantes y con grande autoridadllegó ante el rico trono ybajandode su preciado carrohaciendo debido acatamientose asentó en los estrados ala siniestra manocontra de las desterradas doncellas ycomo fue aseguradolevantándose en piecomençó de decir estas palabras:

Habla el Mundo a la divina Justicia.

Divina y muy poderosa Justicia. Justa y muy razonable cosa essegún miviejo parecerque el esclavo esté sujeto a su amo y que el vasallo obedezca asu señor y el criado haga lo que le manda su amoy que el inferior obedezca yvenga al llamado de su superiory que el que ha de ser juzgado parezca ante eljuez. Digo estoigual Justiciaporque me fue leído y notificado por laDiligencia un mandamiento de parte de la tu grandeza. Yohaciendo lo que debíay a lo que era obligadome he presentado y presento en esta audiencia ante elvuestro divino poder porque más quiero parecer en juicioestando sin culpaque estar en mi casa y imperio y ser criminoso y malhechor. Y por mejor tengoparecer en estos estrados a mostrar mi inocencia que noestando en mi moradame publiquen acá por robador y tirano. Así quepuesparezco como inocente yno huyo como culpadoy pues estamos donde no se puede dejar de saber la verdady administrar la Justiciasi algo debodemándenmelo. Si algo he tomado ousurpadodemándenmelo. Si algún crimen o exceso he cometidoacúsenme deél. Si merezco castigodénmele. Si aclaro mi inocenciaabsuélvanme. Prestoestoy para respondery la sabia Justicia para guardar derecho.

Después que el muy soberbio Mundo hubo acabado estas reposadas palabraslapoderosa Justiciacon sosegada vozdijo de esta manera:

Habla la Justicia al Mundo.

¡OhMundoMundo! si tales fuesen tus obras como son tus palabrasy tanreposados tus hechos como tu hablary tan claras tus cosas como tienes limado ypolido el deciryo loaría tu venida y alabaría tu vida muy altamente. Bien meplace que hayas venido y mucho me huelgo que te hayas presentadoporque agorase sabrá y aclarará si conforma tu decir con tus obras y si responde el hechoa la palabraaunquepor ciertoni tu famani tu entrada en este Campo de laVerdadni la compañía de servidores que traes prueban ser asíante danclara muestra de lo contrario. Derecho te guardaré si bien has vividobuenasentencia oirás si buenas son tus obras. Limpia quedará tu famasi no hascometido pecado. No te sentenciaré por culpadosi no has hecho agravio. No tecastigaré si no tienes las tierras y los hombres tiranizados. Desculpa tuinocenciadesculpa tu pecadoporque puedas volver limpio en tu fama y sincastigo en el cuerpo.

Vosotrasdesterradas doncellaspues habéis hecho parecer en esta audienciaal Mundoved lo que le queréis pedir o de qué le queréis acusar. Probaosante que lo comencéis ysi tenéis derechoproseguid lo començado. Yo aquíestoy para desagraviar a los agraviados y castigar los malhechores; pararestituir lo tomado y ver lo usurpado; para privar de ello al invasorquitándole lo mal ganado; para castigar y desterrar los tiranospues ellosdestierran a los propios señores para privarlos de sus propios bienesjustamente juzgandopues ellos sin Justicia los ajenos robaron; para privarlosde la propia vidapues ellos son causa de tantas muertes; para sacar decautiverio y servidumbre a los tiranizadosrestituyendo la tierra a losinjustamente despojados. Por tantopedid y habréis muy buena y verdaderaJusticiaacusad y alcançaréis derecho.

Dichas estas palabras la sabia y discreta doncella puso fin a su hablar.

Y luego la Prudenciacon sereno vultocon sosegada voz y gentil meneocomençó de decir de esta manera:

Habla la Prudencia contra el Mundo.

Bien me placeinicuo Mundoenemigo de lo bueno y celador de lo maloquehas venido en lugar que se descubrirán tus yerros y se aclararán tus crímenesy se afearán tus excesos y se castigarán tus pecados. Y mucho me place que hasparecido ante la poderosa Justiciala cual abajará tu soberbia y castigará tutiraníay de lo que más me maravillo es quesiendo tú amigo de la mentirahas osado entrar en el Campo de la Verdad. Ysiendo injustote has confiadodel gran poder de la Justicia. Y siendo impío tirano de toda la tierra y susvivienteste has puesto en las manos de la que suele con muy gran rigorcastigar los semejantes transgresores de las sus justas leyes y vengar losagraviados. Ysiendo criminosolleno de todo género de vicioshas entradodonde son justiciados y afrentados los delincuentes. A tiempo eres venido quepagarás los tuertos y agravios que tienes hechos a estas virtuosas doncellas ya mí. Venida es la hora en que se dará principio a tu acusación y fin anuestro destierroen que començará de deshacerse y caerse tu fingida honrra ya ensalçarse y augmentarse la nuestra. Mucho más quisiera decirtepues todocabe en tiperopor no ser molestaporque en el proceso se manifestarán tusmaldadestus tiranías y monstruosos viciospondré freno a mí lengua yapretaré mis labios con el temeroso dedo presentando esta acusación para quesiendo vistala divina Justicia provea lo que la su grandeza mandare y servidasea.

Diciendo estola Prudencia tendió la mano y dio la acusación al fiscalelcual la començó de relatar en alta vozcuyas palabras eran estas:

Capítulo LVII

En que se contiene una acusación de las desterradas doncellascontra el mundo.

Muy poderosa señorala mudable Fortunaenemiga de los que viven enquietudvolviendo su variable rueda contra nosotraslas desdichadas ydesterradas doncellasordenó y dispuso de nosotras a su voluntadquitándonosnuestra libertadechándonos de nuestra tierra y privándonos de la compañíaque teníamos con los virtuosos hombresy poniéndolo todo en manos del injustoMundo.

Decimos estoporque desde que el primero padre del humano linaje fue criadode la tierra del campo damasceno por las manos del Hacedor de las cosasnosotrasjuntamente con élfuimos por Él mismo hechas y formadas en eldeleitoso paraíso. Y con él salimos de ahí a la trabajosa tierratalcondición que siempre anduviésemos en compañía de varones santosreligiososjustos y temerosos de Dios y en tal manera que huyésemos laconversación de los malosinjustos y viciosos. Ya vino tiempo que los hombresestaban tan estraviados y enviciados en el pecado y todo género de mal que entoda la tierra no hallábamos muchos con quien contratar ni conversaren cuyacompañía pudiésemos lícitamente andar. Por lo cualconociendo que loshombres amaban los vicios y desechaban las virtudesnos quejamos al Dador delas cosas y envió tanta abundancia de agua que todos fueron ahogadosmiserablemente sobre la tierrasalvo Noéjustoy sus hijas y yernosloscualesusando de virtudnunca nos habían echado de su compañía; y asíellos salvosnosotras con ellos quedamos.

Pues como otra vez el linaje de los hombres por Noé fue multiplicadoprocediendo los tiemposotra vez tornaron los hombres a admitir los vicios yaborrecer la virtud y lançarnos de su compañía. Para remedio de estodetodos los yerrospasados el eterno Padre envió su unigénito Hijoel cualtomó verdadera carne y ánima de humano hombreno dejando de ser lo que eraescogiendo por madre la más humilde y limpia doncella que jamás fue criadadela cual nació quedando perpetualmente virgen y él verdadero Dios y juntamenteverdadero hombre yasí nacidorecibió muerte pagando las deudas que elhombre debíay en él no habíapor reparar el linaje humano y recobrar elperdido hombre y librarle del perverso Satanás y por volverle en gracia yamistad con Dios y por tornarnos a nosotraslas virtudesa la su compañía.Esta Encarnación del Hijo de Dios y su muerte fueron tan suficientísimas pararecobrar los perdidos hombres del poder del falso Lucifer y para volver engracia a los hombres con su eterno Padre y para volver las virtudesque somosnosotrasa la compañía de los mismos hombres que el más mínimotrabajo que en la tierra pasócomo hombrebastaba [para] rescatar y redemirun millón de mundos.

Pero el perverso Mundoque está presenteno conociendo ni agradeciendoestocomo malo y ingratousando de sus antiguas maldadesha convertido yvuelto a sí los coraçones de los hombresdándolos lugar y induciéndolos concautelas y engaños para que a rienda suelta corran por los vicios y huyan delas virtudesy no se contentando con esto ha tiranizado todo el orbe de latierra y puesto so sus injustas y inicuas leyes a los moradores de elladesterrándonos a nosotras porque no le impidiésemos de llevar adelante sudañado propósito y perversa intención. De esta manera nos echó de la tierray de la compañía de los hombres por usar a su salvo de su tiranía y traer atodos los hombres so su áspero yugo.

Por lo cualy porque es cosa allegada a razón que el criminoso sea punido ycastigado y el inocente libertadonosotras las desterradas doncellas acusamoscriminalmente al tirano Mundoel cual tiranizando nuestra natural tierra selevantó y rebeló contra su universo Hacedor y Señor y nos desterró y privóde ellaen la cual pedimos ser restituidas y él sercomo tal tiranocastigado y le denunciamos por criminoso y culpado en todo género de vicios ypecados y que no le basta ser el malo sino que siembra vicios en los coraçonesde los hombresengañándoles con encubiertas cautelas y manifiestos halagos.Pedimos asimismo que la tierra sea vuelta en su antigua libertad y los hombreslibrados del duro cautiverio y áspera servidumbre de los hediondos viciosalos cualesmal engañadoshoy día sirven de grado. Acusamos al Mundo portodas aquellas vías que podemos y con derecho debemos y en la mejor forma ymanera que podemos para todo ello y en lo necesario su muy alto oficioimploramos.

Después que fue leída esta acusaciónla divina Justicia mandó dartraslado al Mundo para que tomase consejo sobre todo aquello que había deresponder.

-No había necesidad de término ni trasladodijo el Mundoporque ya miinocencia me tiene dado lo que tengo de responderpero porque las cosas muymiradas y con poco reposo consultadas pocas veces se suelen errar y lasrepentinas pocas veces se suelen acertarquiero tomar el traslado y gozar deltérmino por responder más acertada y maduramente.

Vista esta respuestala divina Justicialevantándose de su rico trono ysubiendo en su estraño carroacompañada de las desterradas doncellasse fuea su real palacio y el sobervio Mundo se volvió a su morada.

Este día se juntaron las desterradas doncellas por haber su acuerdo ydespués de haber platicado en su negocioles pareció quecomo fuese llegadoy dado el término provatoriose debían poner posiciones al Mundoporquesino confesaseahí las quedaba su derecho y tiempo de probary si confesaseserían relevadas de la prueba. Todas fueron de este parecer y tornaron aencomendar el negocio a la sabia Prudencia porque con más cuidado se desvelasecómo el negocio con brevedad hubiese el fin deseado.

En este tiempo el Mundo no estaba de espacioporque juntando de susservidores los que más del caso sabían y más engaños usabansí como a laMaliciaa la Cautelaa la Calumnia y a la Mentira y al Engaño y a otrossemejantestomó consejo con elloslos cuales le aconsejaron que si queríaser libre de la acusación que se aprovechase de ellos y de sus consejosnegando la verdad y usando de la mentirano dejando cautela ni malicia deinventar y revolverni falsedad de injeriry que usase de aviso cauteloso. Demanera que no le tomasen en palabras y que de esta manera ni él sería privadode su monarquíaporque no había en la tierra con quien otra cosa le pudiesenprobartanto estaban bien con él los hombresni las virtudes a la tierraserían restituidas y él quedaría por inocente y las desterradas doncellas pormaliciosas acusadorasy él quedaría con su gran poder y las virtudesdesterradas perpetuamente de la tierra.

 

Capítulo LVIII

De lo que el Mundo respondió a la acusación de las doncellasdesterradas.

Otro díaal tiempo que el claro Febo después de haber ensillado sus cuatrocaballos començaba de tender sus dorados rayos sobre los sombrosos árboles yfloridos camposlas ocho doncellas de la divina Justicia hicieron la señaacostumbrada; la cual oída por las desterradas doncellas vinieron ahí segúnotras veces hacer solían; con cuya compañía la poderosa Justicia se fue asentar a su acostumbrado trono.

Luego el Mundosaliendo por una calle sobre su estraño carroacompañadode sus perversos servidorescon tanta majestad y manera començó de venirhacia donde la Justicia divina estabaque otra mejor cosa que él era parecía.De esta manera se vino a asentarhaciendo el acatamiento debidoa suacostumbrado lugar de la siniestra manosegún el día ante se habla hechoalcual la poderosa Justicia dijo así:

Habla la Justicia al Mundo.

Por ciertoMundosi tus obras responden a tu gravedad y tus hechos a tuautoridad y tu bondad a tu aparienciaen ti no puede haber cosa o crimen de quete acusen estas desterradas doncellas; mas¡ay! que suelen decir que tambiénso la sedacomo so el sayal hay al. Yo no sé si esto en ti es asíaunquetengo de esto presunciónpor que no pasasteni osasteo pudiste pasar por ladivina torre según la ley de las dos imágenes que ahí están; ni tampocoentraste en este Campo con los cuatro pilares de la real puertaantes te fuenecesaria licencia para entrary así entraste como llamado y no comovoluntario. Entraste en la fuerça de la licencia y no en la bondad y virtud detu persona. A esto ayuda verte rodeado y acompañado de tan malos y injustoscriadoslos cuales me dan claro a entender que tal debe ser el señor como traelos consejeros y servidores; porquecomo vulgarmente dicenun semejante buscaotro semejante; porque si tú bueno fueses no te acompañarías de malos yviciosos. Pero dejemos esto y responde a la acusación que te está puesta porestas desterradas doncellas y asíen el proceso de esta causase aclarará tuvivir y se descubrirán tus errores o se manifestará tu inocencia y seconocerá tu disculpa.

Estas palabras dijo la poderosa Justicia al Mundoel cual con asegurada vozy sereno semblante dijo de esta manera:

Habla el Mundo a la Justicia.

Divina y muy poderosa Justiciano me pesa de haber venido a este Camponide me haber sentado en estos estradosaunque llamadocitado y compelidoporque en mi ausencia perecía mi honra y en mi presencia se aclarará mi famaestando seguro en mi casapor los estraños y enemigos acá era difamado;agoraestando fuera de ellamostrando mi inocencialimpiaré mi vivir. Buenoes que el inocente difamado sea acusadoporque si no lo fueseaunque del hechoesté sin culpa su personade dicho su honra y fama están amancilladas en laslenguas de los maldicientesy siendo acusado recobra la famalimpia la honray queda su persona sin sospecha y es tenido de ahí adelante por mejor. Porestas razones no tengo por que ser arrepiso por ser emplazadoni por seracusadopues soy [cierto que]al tiempo que mostrando mi disculpa serérestituido en mi fama y cobraré mi honra y gozaré de mi monarquíay estasacusadoras doncellas quedarán por falsas y maliciosas y hallarán perdido todosu afán y trabajo; y lo que peor esaquí quedaran avergonçadas y en latierra entre los hombres perderán el crédito. Pero no me quiero detener enestopues la experienciamadre de las cosasdará claro testimonio de laverdadaunque más quisiera y pudiera decirsino porque no consiente el lugary el tiempo ypor tantoponiendo fin a las palabraspresento este escrito enrespuesta de la calumniosa acusación contra mí puesta.

Y tendiendo la mano juntamente con el decir dio el escrito al secretariollamado Misericordiael cual començó de le leer en alta vozy decía de estamanera:

Respuesta del Mundo a la acusación de las desterradas doncellas.

Muy poderosa señoradejando de poner maliciosas y dilatorias excusacionescomo culpadoy pidiendo brevedadcomo inocenterespondiendo a una acusaciónque contra mí fue puesta por las desterradas doncellascuyo tenor aquí habidopor repetidodigo que yo no soy tiranoni tengo imperioreinoni tierranicosa ajena ocupadoantessin a nadie tomar nadayo soy señor de la tierra yde lo en ella criadolo cual parece claroporque debajo de mi nombre secomprehende todo lo en el orbe de la tierra contenido y así el nombre me fuepuesto por razón del señorío que sobre todo ello tenía y tengoy a esto noimpide lo que se dice que las virtudes fueron criadas en el paraíso de deleitesjuntamente con el hombre por el universal Hacedor de las cosas; porque si enantigüedad se fundanyo fui Mundo lleno ante que fuese el hombrey despuésel Mundo abreviado crió Dios en el hombre; y asísiendo yo ante que elhombrefui ante que las virtudespues ellas fueron criadas en el hombre y paraconservación del hombre; y esto ser así está muy claroporque después decriado el cielo la tierra y las aguasairesavesanimales brutos y árbolesesto era Mundo y había nombre de Mundo; y después de esto criadoformó Diosal hombre y a las virtudes en él por él consiguiente. Luego ante que hubiesehombrehubo Mundoy así es más antiguo el nombre del Mundo que el hombre ylas virtudes; por lo cualabiertamente parece que si es por antigüedad yo deboser señor de la tierra y lo en ella contenido y aun de los aires y aves yanimales y del vasto mar y sus pescados.

Pues si dicen que fueron formadas por las manos del universal Hacedor de locriadoyo también fui hecho por las manos del mesmo eterno DiosHacedor yFabricador de lo visible y invisible. De manera que por la una vía y por laotra Dios me crió y hizo comprehensor y señor de esto visible.

A lo que dicen que fueron criadas como ayas y señoras del hombre para que lorigiesen en bien obraryo se lo niegoporque después que el primero padre delhumano linaje pecó y fue alançado del deleitoso paraísoentró en la casadel Mundoquiero decir míay Dios lo mostró dos caminos y le dejó en sulibre albedríosegún que ante cuando le plasmó se le había ladopara quetomase el que quisiese. El unovuestro caminoquiero decir el camino dela Verdady el otroel de los vicios; de manera que no dejó el poder en lasvirtudes ni en los vicios absoluto mas incitatibosino en el arbitrio del mesmohombre para que él a su sabor escogiese el uno o el otro.

De aquí resulta que las virtudeso por más claro hablarvosotrasdesterradas doncellasno le tenéis absoluto poder para apremiar a los hombrespara que tengan vuestra compañía y sigan vuestro caminoantes en su escogery pues hoy todos han escogido de caminar por el espacioso camino de los vicios yme han escogido a mí por guía y señor y capitánno tenéis vosotras de queos quejar de mí ni de ellos; porque el rey ha sido y ha de ser elegido por elpuebloy pues ellos me han en común escogidono tenéis por qué de mí osquejarni tampoco tenéis por qué los apremiar a lo contrarioni a que dejenmi camino y señorío y tomen el vuestropues son libres yusando de lalibertad que Dios les diopueden hacer a su voluntad; y así el señorío deellos no es vuestroante a mípor mano de ellosme han sido dado.

Haber yo desterrado y echado de la tierra estas doncellasyo lo confieso conlegítima causaporque así era la voluntad de los hombres en común. Y porqueellas no se perdiesen y es así que como en nuestro tiempo todos los hombres lasaborrezcan y huyan de su compañíaesles y éralas forçado andar vagandosolas por las soledades y deshabitadas tierraslo cual es cosa perversa yaborrecida especialmente en las mujeresque han de estar recogidas; y asíporque buscasen otra parte donde se recogiesen y en algo entendiesen y noestuviesen ociosasles mandé salir de la tierra y de la compañía de loshombres; pues asíy como así ellos las tenían desechadas y andar para andarcorridas y aviltadasque mejor y más provecho suyo desterrarlasaunqueverdaderamentemás fue mandarlas ir a buscar su ventura donde se cobrasen queno desterrarlas.

Haber yo cometido tiraníao hecho otros crímenes o excesosyo se loniego. Atraer yo a los hombres a placera alegríaa buen comera holgar y ausar otras cosas deleitosas para la conservación de la vid confieso. Si deaquí ellos toman materia de pecar yo no tengo la culpa.

Ora puesvea la vuestra grandeza cómo la acusación contra mí puesta esmaliciosa. Yo soy libre y sin culpa; por tantopido queo dando lugar a que lamalicia vaya adelanteme absuelva y dé por libre y a las desterradas doncellaspor la pena del talión castigue; para lo cualetc.

No fue bien acabada de leer esta respuesta del Mundo por el secretariocuando la sabia Prudencia dio principio a tales palabras

Capítulo LIX

De la respuesta que dio la Prudencia al perverso Mundo.

Mucho te hasMundoalargado en tus palabras y bien te has extendido en tusescritos. Razones has traído y alegado que bastarían a engañar a cualquierrústico o poco entendidopor mejor decir. Con otras semejantes has túengañado [a] los míseros hombres. Yo te digo que aquí te aprovecharás pocode ellas.

Mucho he holgado de oír tu prática y gran regocijo siento en ver tuescritoporque en él has confesado todo lo que yo quería y tenía necesidadde probar. Confesaste que tenías y te era debido el señorío de toda latierramar y pecesaires y avesy pues te son sujetos los hombres comocriados a señory como vasallos a rey.

Confesaste que nos habías desterradolo cual todo yo deseabaporqueprobando ser tus razones y título falso por donde lo pretendes tener y poseery probando que otro es el verdadero Señor y no túprobando que tú eresesclavo y no señorquedarás convencido de tirano usurpador de la tierraengañador de los hombres. Pues siendo esclavo usurpas reino y señorío que note es debido; lo cual todo comienço de probar así:

dices que fuiste criado primero que nosotras. Pase adelanteporque aún no se podía decir perfecto mundo hasta que fue criado el mundoabreviado que es el hombre. Pero decir queporque fueses primero criadoteconviene el señorío de la tierra y hombrescomo a más antiguoyo lo niego;porque no hay otro señor sino un solo DiosHacedor de lo criado. David en el Psalmo.XXIII. Domini est terra [et] plenitudo eius orbis terrarum et universiqui habitant in eo. Del Señor es [la] tierra y todo su henchimiento de laredondez de las tierras y todos los que moran en ellas. De manera que teniendotú ocupada la tierrahombresanimalesel aire y las avesla mar y lospescadoslo cual todo es del Señor y Hacedor de todotirano eres y tiranizadolo tienes. Ultra de estotú eres esclavo de los hombresporque túeres una morada que fuiste hecho para habitación de los animales hombres ypues para ellos fuiste hechosuyo eres; y si suyoellos son señores de ti ytú su esclavo. El mesmo psalmista en el séptimo Psalmo dice: Omniasubjectasti sub pedibus eius. Todas las cosas subjetaste debajo de los piesdel hombre. Y si todasluego túque eras de ellassujeto eres al hombre.Concluyo: si eres esclavo del hombre y sujeto al hombreno puedes ser su rey nisu señory pues tú te llamas señor de la tierra y rey y señor de loshombrestú eres tirano y tiranizas la tierra que es del universal Criador ydesvías al hombre de su Hacedora quien ha de servir y honrar y reverenciartodo el espacio de su vidahaciéndole esclavo del pecado y sujeto a todos losviciosprivándole de toda virtud y bondad.

Lo dicho me parece que basta cuanto a esta parte para probar que túconfiesas y tienes confesado ser tirano.

Dices másque nosotras pretendemos ser señoras de los hombres y lo en latierra criado. Jamás tal pensamos ni queremossalvo servir al SeñorFormadorde lo criadocomo obras que somos de sus divinas manos ysegún Él nos tienemandadohacer y procurar que los hombres le siganle sirvan y adoren comohechura que son de sus manosplasmados a su imageninduciéndolos a obrarvirtud apartándolos de todo género de vicios; lo cualtodo contra toda ley yrazón tú viedas y estorbas convidándolos con cautelas y engañándolos conpasatiemposinjuriando al que te formó por aplacer a ellos y atraerlos a ti ya tu perdición. De manera que digo que no somos señoras de los hombres sinocompañeras y ayasmaestras de su vivir y regla para salvar sus ánimasestorbo para que no caigan y vengan en perdicióny para esto dotó Dios yacompañó a los hombres de las virtudesque somos nosotraspara que porellascomo el pequeño niño por el ayose rigiesen y gobernasen.

También confiesas que nos desterraste alegando una falsa acusación paraexcusar tu yerroy es porque los hombres nos aborrecían y porque asíaborrecidas y desechadas no vagásemos. Por ciertolos hombres no tomaran connosotras tanta enemiga si tú no los engañaras cebándolos con hediondos viciosy atrayéndolos con indebidos pasatiempos y dado que ellos no quisieran nuestracompañía ¿qué te merecíamos o qué te habíamos hecho? ¿por quésiendosiervonos desterrastes como señor y tirano sin tener otro poder más del quetiene el usurpador y el engañador? Niegas haber cometido todo género deviciosno me maravillo; pues viene en tu compañía la Mentira y no me doy nadaque lo nieguesporquecomo sea a todos notorio ser tu recogimiento de vicios ypadre de viciososno nos es necesario probártelomás de alegarloy que túno lo puedas encubrir ni negar está claro; porque traes todos los vicios en tucompañía y de ellos te acompañas y de ellos te sirves. Pues si de ellos tesirvesusas de ellos y usando de ellos cométeslos y ámaslos y óbraslostráeslos tú en tu compañía. La vista da claro testimonio de ellos. Veyesentorno de tu carro se pasa el Engañoel Estuproel Adulterioel Fornicio y elIncestoel Sacrilegiola Falsedadla Astuciala Mentirala BlasfemialaCalumniala Cautela y la Malicia. Contigo vinierontú los trajistea tiesperana ti sirven y acompañany pues esto es notorio no te aprovechanegarloni nosotras tenemos necesidad de te lo probar.

Concluyendodigoque pues eres tiranoque es justo que seas castigado ypues nos desterraste y echaste de la compañía de los hombresrazonable cosaes que seamos restituidasy pues has cometido innumerables viciosbien seráque se tome a ti la enmienda y que pagues con pena igual lo que con osado ydesvergonçado atrevimiento cometiste.

Más quisiera decir para convencer tus cautelastus malicias y tus engañospero por abreviar y porque lo dicho basta y lo que está por decir podrá sobrarpara aclarar tu maldadno diré más. Solamente pido te sea mandado que nosalgas de este Campo hasta oír sentencia y que de esto sean avisadas lasguardas de la real puerta y divina torre.

Dichas estas palabrasla sabia Prudencia hizo fin a su hablar. A la horaelperverso Mundola color perdidala persona alteradacon airados y turbadosojosmiraba a la sabia Prudenciano sabiendo qué responder a sus agudas yconcluyentes razones. En tal manera estaba turbado que cualquiera que a esa horale mirara abiertamente conociera ser culpadoporque no hay mejores testigos quela conciencia de cada uno; pues como la divina Justicia así le vidovolviendosu hermoso rostro contra el Mundoabrió camino a tales palabras:

Habla la divina Justicia al Mundo.

¿Qué respondesMundo? Ya yo no te quiero llamar Mundosino Mudoporquete veo tan ajenado y fuera de ti con la nueva turbaciónque has perdido lahabla y se te a embaraçado tu lengua. Agora conocerás ser verdaderas mispalabras y las tuyas aforradaspues debajo de la dulçura de ellas encubríasel muy ponçoñoso veneno que dentro en tus entrañas tenías. Conocidas son tuscautelas y tus falsas alegaciones. Descubierta es tu tiranía. Revelados son tushorribles vicios y tus manifiestos pecados. ¿Qué dices? ¿No respondes? Másánimo tuviste para tiranizar la tierra y engañar los moradores de ella quepara responder a una flaca doncella. Coraçón tuviste para desterrar de entrelos hombres las virtudes y no tienes lengua para delante de ellas hablar.Atrevimiento hubo en ti para inventar feos pecados y agora te faltan palabraspara te desculpar. Ya bien conocerás tu yerro y confesarás tu tiranía ypublicarás tu maldad. A tiempo eres venidoque tus obras llevarán el pago detu merecido. Y tus sagaces palabras no te aprovecharán y tus excusas no seránrecebidas. Tu cuerpo pagará la pena y tu persona sufrirá y sentirá el castigoque tus pecados merecieron. Vey si quieres responder algo. Oírte he.

Tan turbado y encendido estaba el Mundo que a todo esto no respondiópalabra.

La poderosa Justiciaconociendo su turbaciónle mandó responder para laprimera audienciaporque volviese sobre sí y tomase acuerdo sobre lo quehabía de responder. Esto hacía la divina Justicia porque podría tener elMundo alguna excusa queaunque no le limpiase de la culpaa lo menos seríapara que por ella se le mitigase y aliviase la pena y por más convencer sumalicia.

Después de estolevantándose la Justicia divina de su real tronoacompañada de las desterradas doncellasse tornó a su rico palacio; lascualesdespidiéndose cortésmenteconcertando de se juntar en la casa de laRazón para haber su acuerdose fueron cada una a su posada.

Capítulo LX

Cómo se juntaron las desterradas doncellas y de una habla quehizo la Razón y de lo que respondió la Prudencia.

Este díaal tiempo que el claro solhabiendo corrido la mitad de suacostumbrado caminose daba gran prisa por cumplir su muy trillada corridalascuatro doncellas de la Razónllamadas Tubeassaliendo delante de la ricamorada de su señora con sus doradas trompas y acordada músicadieron señalpara que las doncellas viniesen ahí a haber su acuerdo sobre lo que se debíahacer en su hecho. No tardaron mucho después que la señal se hubo dadoquetodas fueron juntas en el palacio señalado de la Razón; la cualsiendo todaspresentesvolviendo su sereno rostro y sus amorosos ojos a la Prudenciadijode esta manera.

Habla la Razón a la Prudencia.

No en balde vuela tu memorable fama¡oh sabia y discreta Prudencia!porqueesto osaré afirmar con verdad que si bienaventurança hay alguna en la tierradespués de conocer y honrrar a un solo Dioses tener tu compañía y gozar detu loable amistad y limpia conversación. ¡Oh hombresen cuyo entendimientovive y reposa la Prudencia! hágoos saber que vivís vida más que humana yporel contrariolos que de ella carecéis vivís vida de salvajesy estoy pordecir que de brutos animales ¿qué cosa hay entre los mortales que se iguale ala PrudenciaCiencia o Sapiencia? Por cierto ninguna hay que se pueda llamarsombra de ella. Esta es descanso y repososolo bien y riqueza al que la poseesi procede del temor de Diosel cual es principio de toda sapienciay esto esmuy claro porque todas las otras cosasFamaHonraRiquezaMandoSeñoríopuede quitar la variable Fortuna de su poseedor y a sola ésta no. Todas sedisminuyense mudanse truecanse pierden cada hora y la variable rueda de laFortuna pasa cada momento por ellasechándolas de aquí para acullá ypasándolas de uno en otro. Esta sola siempre crece y se aumenta aunque conotros sea repartidaante entonces lança mayores pimpollos así como la candelaqueaunque se enciendan en su luz otras candelasnunca su luz por eso padecedisminución; ésta no mudano se trueca ni se pierdeante acompaña contino asu poseedor. El ejemplo está en la mano. Esta sabia doncellallamadaPrudenciafue desterrada por mandado del perverso Mundo ysiendo asídesterradaperdió su natural patriaperdió sus caros amigosperdió la famay el crédito que tenía entre los. hombresperdió la honraperdió todo suhaberperdió finalmente cuánto tenía y poseía. Sola la sabiduría laacompañó y jamás de ella se partió ni desamparó en los peligrosen lasnecesidadesen los trabajosen el destierro; y si claro queréis ver cómo susabersu prudenciano solamente no la ha desamparadopero ni en todos estosrencuentros de Fortuna se la ha [dis]minuido sino ante se ha acrecentadovedcómo con su gran sabercon sus sutiles palabras y agudas razones nos ha sacadode tantos trabajosnos ha restituido nuestra honranuestra famay nuestratierra como con su saber convenció al perverso Mundo de su malicia y le hizocontra su voluntad confesarconvenciéndole con fundadas razoneslo que habíanegado y tenía propósito de jamas confesary le sacó la escondida ponçoñaque con sus falsas palabras encubría. Conoced puesdoncellascuánto bientraéis en vuestra compañía. Agradeced el gran don que habéis recibidopuesla Prudencia ha dado hoy el deseado fin a vuestros trabajos y ha descubiertoremedio para que vuestras miserias y destierro sean remediadas y en vuestrapatria entre los hombres restituidasaunque bien sé y conozco que tenéistanta voluntad para servir el don recibidoaunque tan alto beneficio no recibepaga quesi en cuenta os lo tomasiempre quedará en obligación de hacermucho más en este nuestro negocio y caso.

Estas fueron las palabras que la Razón oró delante de las doncellascontanto reposo y sosiego y con tanta autoridad que las doncellasjuntamente conel Caballero del Solhabían gran sabor de la oír ycomo puso fin a su decirla muy sabia Prudencia respondió de esta manera:

Habla la Prudencia a la Razón.

Bien conocida tengoRazóntu verdadera amistad y probada con obras tanclaras que no hay necesidad que me lo des a entender con palabraslas cualesson imagen del coraçón y bien sé que con ningún servicio podré satisfacer atu grandezano solamente la gran voluntad y amor que me tienes sino las muchasbuenas obras que de tu larga mano he recibidopero ni aun estas solas palabrasque en presencia de estas generosas doncellas has hablado. ¡Oh Natural Razónque por tu gran bondad merezco yosi algo yo valgo!porque ¿qué valdría lasapiencia ni la Prudencia en el hombre si no fuese regida y medida por laRazón? Tú eres el mayor bien que gozan los racionales hombres mientrasviven su miserable vida y pasan el breve curso de sus fatales años. Tú losriges y gobiernas. Tú los adiestras y los guías. Tú los sacas del malcamino de los vicios y los reduces y tornas al camino de la virtudde donde seles sigue alcançar el sumo bien para que fueron criados. Tú gobiernas losimperiosriges los reinosadministras en las ciudadespones paz entre losenemigos y conservas en la vieja amistad a los amigos. ¿Qué valdría yo si portu mano no fuese guiada y regida? No puedo yo hablar si la tu grandeza no mefavorece y me enseñani puedo entender si tú no me aclaras el entendimientoni soy poderosa para fundar lo que hablo si tú no me das el fundamento. Nodigas que yo he trabajado mucho en este negocio sino túpues tu me has dado lalengua con que lo confirmase. Por ciertodoncellasa la Razón debéis rendirlas gracias porque yo no soy sino un instrumento con que ella obra y de que ellase aprovecha. Y si algo yo por mí en este negocio he hecho y aprovechadonotenéis por qué me lo agradecerporque el negocio así tocaba a mí como atodasy pues por mí trabajé lo que tocaba a todasharta paga es para míhaberlo hecho por vuestro mandado. No quiero hablar más en esta materia pues eltiempo se nos pasa y no platicamos lo que toca a lo que tenemos entre manos.

Ya habéis vistodoncellascómo el soberbio Mundo respondió a laacusación por nuestra parte puesta. Bien sabéis lo que negó y no se os haolvidado lo que confesó. Satisfechas estáis de mi respuestaclaramentevisteis como le concluí y confundí en todoasí en lo que negaba como en loque confesaba. Bien visteis su turbación y claramente conocisteis su clarainjusticia. Claro está nuestro derecho y cierta tiene contra sí la sentencia.Bastante provança es la confesión del adversario hecha en juicio y ante eljuez. Ya no hay necesidad de le poner posiciones ni de presentar testigospuesél se los traía consigo y contra sí. Él será castigado y nosotras vengadas.Él pagará su atroce crimen y nosotras volveremos a nuestra propia tierra. Élserá privado de su tiranizado señorío y a nosotras restituirá en nuestrahonra. Él será maltratado y nosotras habremos paga de los grandes trabajos quepasamos por la estrecha senda herbosa. Al fin él acabará mal como malo ynosotras quedaremos en holgança y quietud como buenas. Agora no hay que proveeren nuestro negociomás de quesi el maligno Mundo respondiere algoescusandosus antiguas maliciasyo le responderé como merece.

Esto habló la muy sabia Prudencia con tal gentil meneo y sereno semblanteque cosa era maravillosa de la ver y oír. Pues como la sabia Prudencia puso finen su hablalas generosas doncellas la rindieron muchas gracias por lo quehabía dicho y hecho y por lo que se ofrecía a hacer. Otras hablas pasarondespués de esto que contenían en sí mucha sapiencia y graves sentenciasaunque aquí no están escritas por ser fuera de la materia que tratamos.

A esta hora ya el hijo de Latonahabiendo corrido su acostumbrado caminocomençaba de desensillar sus cansados y fatigados caballoscuando lasdesterradas doncellasdespidiéndose cortésmente de la Razónse tornaron asus ricas moradas acompañadas de sus servidores.

Capítulo LXI

Cómo la Justicia salió a juicio y de lo que habló al Mundoy de una habla que hizo el Mundo excusando su yerro.

Otro díaal tiempo que el claro sol con su nueva luz y dorados rayos loscampos y olorosas flores alegrabalas músicas doncellas de la poderosaJusticia con su sonora y acordada música dieron señal del juicio; lo cualoído por las desterradas doncellasadereçándose lo mejor y más presto quepudieronse fueron para la rica morada de la divina Justiciay no pudieronllegar tan presto que ya la Justicia doncella no saliese por las puertas de supalaciodonde fueron recibidas con benigno rostroy ellas hicieron lareverencia y acatamiento acostumbrado. De ahí se fueronla Justicia a sentar asu tronolas desterradas doncellas a los estrados; y porque el soberbio Mundoaún no veníala Diligencia lo fue a llamar por mandado de la divina Justiciay no tardó mucho que vino en la manera acostumbrada. Y como se hubo asentado ensu acostumbrado asiento la divina Justicia dijo de esta manera:

Habla la Justicia al Mundo.

Bien tendrás entendidomuy sagaz y viejo Mundoque no había necesidad dete dar más larga y ilacionespues es muy claro que el oficio del Juezconquiesce habiendo confesado la parte. Y solamente le resta el trabajo desentenciar y ejecutar. Pero yousando contigo de grande misericordia y equidaddejando todo rigor y asperezahe querido darte esta breve dilaciónpara quesi alguna cosa tienes para te ejecutaro alguna defensa te ha quedado con quete defenderque la digas y declares agora. Y serte ha oídaaunque yopor cierto tengo que no tienes alguna porque no puedo creer que si alguna causao excusa te hubiera quedado o tuvieras que no la publicaras ayerpues tú erestan sagazviejo y experimentado en negocios. Ante me declara muestra de tuyerro y culpa verte ayer callarquedando tan atónito y turbado que verdaderotraslado de los cuerpos muertos parecías. Míraterevuelve tu pecho. Si algotienes que decirdilosi por ventura tu gran turbación ayer no te lo dejómanifestar. Y visto lo que dices responderán estas doncellassi algoquisieren replicary con ello se habrá la causa por conclusa. Estas fueron laspalabras que habló la divina Justicia.

Más atento que contento estaba el inicuo Mundo oyendo las palabras de lapoderosa Justicialas cualesaunque ella tenía por muy justas y piadosasnolo hacía el Mundo asíante las tomaba y entendía como muy rigurosas porquese tenía por culpado de todo lo contenido en la acusación de las desterradasdoncellas; pero con todo estohaciendo de flaco fuertecon severo y gravesemblante y con pensadas y espaciosas palabras dio principio a lo que se sigue:

Habla el Mundo excusando sus errores.

¡Oh poderosa señora! ¡Oh divina Justicia!los breves términos a la tugrandeza se hacen largas dilaciones. Y a mí me parecen momentos que en abrir ycerrar el ojo se pasan. Tú los das por superfluos y yo los tomo y tengopor necesariosde tal manera que yo querría que fuesen muchos y muy largosporque es cosa clara que el tiempo descubre las cosas encubiertas y tiénela ydescubre los errores de algunos que por inocentes son tenidossiendo en laverdad culpados; y por el contrarioda clara muestra de la inocencia de otrosque son habidos por pecadores y errados. No te des tanta prisapoderosaseñoraque el tiempo no se acaba. No te contentes con un díaque me hasdejado pensar en mi disculpa. Alarga la dilación y descansará mi juicio parapensar la disculpapara inventar algún remedio para mi defensapara que lafuria y pasión de estas doncellas con el tiempo se cure y amanse. No sea tujuicio tan arrebatado que te den alguna culpa los hombres. No te fatigues porquitarme con brevedad la vidapues no me quieres perdonar la muerte. Damealguna libertad y suelta para volver sobre mí. Mira que los apasionados ycongojados coraçones no pueden tan fácilmente acordar sobre lo que bien lesestá como los sueltos y libres de congoja y alteración. Y pues el míoestá tal que la pasión postrera le atormentadéjale tomar huelgoconsiéntele asegurarpara que con el reposo piense y con la dilación acuerdey con la libertad determine y con la lengua hable aquello que conviene para sudefensa y lo que bien le está para su libertad. No lleves esta causa al fin sinmás acuerdosi no lo quieres hacer por amor de mí hazlo por amor de tiporque a ti conviene; porque no te tengan por atrevidaapresuradaarrebatada yafeccionada. Dirán que lo hiciste por favorecer a estas doncellas. Dirán quelo hiciste porque me tenías a mí odio. No amancilles tu honra por dar brevesentencia. No corrompas tu limpia fama por quitarme a mí apresuradamente lavida. No pierdas tu loable y memorable memoria por ponerme a mí en perpetuoolvido. No quieras ser juzgada por cruelpudiendo gozar del nombre de piadosa.Mira que en proceder con tanta brevedad aventuras a perder mucho y a no ganarnada y con la dilaciónya que algo no ganeslo menos no se aventura perdernada. Buenas son las cosas pensadas y mejores las que se hacen sobre acuerdo.Mucho vale el consejo maduro y madurado con la diuturnidad del tiempo. Mira queaunque hablo por mítambién digo lo que cumple a ti. Toma este primeroconsejo del enemigo aunque yo no lo soy sino verdadero amigo. Porque no puedesdejar de hacer con Justicia lo que te pido con derecho. Pesando con igualbalança al Papa y al que no tiene capaal Emperador y al labradoralárgameel plazo y darte he manifiestas causas por las cuales no merezco castigo. Pon miánima en libertad y hablará la lengua sin temor. No me amenaces con breve yrigurosa sentencia yalçando la pasión el cerco que tiene puesto a micoraçónhablaré cosas tan justas y buenas y tan sutiles en el casoqueabiertamente conozcas que las desterradas doncellas piden razón y yo carezco deculpa. No me quiero más alargar en razones por no ser molesto y pesadopuestoque no quisiera. ¡Ay!solamente diré dos palabras para disculpar mi culpaguardando otras muchas disculpas para las recontar y de ellas informar en laslargas dilaciones que espero tener pues para ello hay bastantes causas.

Notorio espoderosa Justiciaque yo fui formado por las poderosas manos delinmenso y omnipotente Diosel cual crió cielo y tierra y todo lo visible yinvisible; el cualluego que me hubo acabado de hacerme dio en los coraçonesde los hombrescomo juro sobre ciudaduna pura libertadun entero y librealbedrío. Poniéndome a la derecha mano las virtudes y el camino estrecho de lavidaa la siniestra los vicios y el camino de la perdición para quesiguiendomi voluntadsiguiese la bandera de lo que más me aplaciese y tomase la víaque mejor me pareciese. Yousando de la libertad y arbitrio que Dios me hubodadotomé y escogí la compañía de los vicios y abracéme con los deleites yescogílos para me acompañar de ellos. De manera quellegándome a los viciosforçado había de repudiar las virtudespues son de los vicios mortalesenemigas y aprobando los vicios para mi compañía forçado me era desterrar lasvirtudes.

Ora puesdivina Justiciajuzgad si soy en culpa por usar de la elección yarbitrio libre que mi Criador me dio. Y si merezco pena por gozar del privilegioque el Dador de las cosas me concedió y si soy digno de pena por usar de lalibertad de que mi Dios me dotó; mira bien estodivina Justiciay juzga loque te pareciere

Estas fueron las palabras que el turbado Mundo habló ante la presencia de lapoderosa Justicia ycomo hubo hecho fin a su decirla sabia Prudenciarespondió de esta manera:

Capítulo LXII

De la respuesta de la Prudencia y de lo que oró la Justicia yde lo que replicó al

Mundo.

¡Oh sagaz y viejo Mundo! tan buena lengua tienes para pronunciar lo que conel entendimiento alcanças como sutil ingenio para inventar cautelas y fingir yrevolver enriedos. Pues conocías lo bueno y las virtudes y la vía de la vida¿por qué no lo escogiste para ti? ¿Por qué amaste los sucios y hediondosvicios y desechaste y repudiaste las santas y loables virtudes? ¿Por quédejaste el camino de la vidapor el cual sabías que se alcança y entra en laeterna bienaventurança y tomaste la ponçoña que te quitará la vida y teatraerá a la obscura muerte? No debespoderosa Justiciaseguir el camino delerradoporque si te guías por las pisadas del que es ciego necesariamentecaerás con él en tan profundo hoyo que no puedas fácilmente de allá salir.Ningún cuerdo se debe aconsejar con los que siguieron incierto y errado caminoni debe usar del consejo de aquél que jamás le tuvo para síni de él supoen algún tiempo usar. ¿Cómo aconsejará bien el mal proveído? ¿cómoenseñará el verdadero camino el que jamás anduvo por él? Gran locura estomar guía para que enseñe la vía que no ha andado. No debes tomar el consejoclaro del que siempre anda en tinieblas. No debes dar al Mundo más dilacionespues su culpa es notoria por su confesión. Mira que la dilación es causa deerrar en semejante caso. Yo no niego que las cosas pensadas son mejor acertadassi en ellas hay que dudar. Y que el maduro consejo es bueno cuando es necesariopor ser el caso dudoso y cuando no hay peligro en la dilaciónpero en lo queestá claro según las leyes no se debe dar lugar a conjeturapor que entretanto los desterrados están en su miserable destierro y los tiranizados vivenen continua tristeza y el pecado acrecienta su malicia y el pecador persevera enel pecado. No debes consentir que por alargar a uno la vida corporal muchosmueran en pecadomuriendo el alma juntamente con el cuerpo de muerte eterna.Vea la vuestra grandeza cómo la larga dilación traiga grandes inconvenientes.Muchas veces los jueces de misericordiosos opor mejor decirde descuidadosdejan de hacer con brevedad justiciadando dilaciones y términos no necesariospara que el culpado se defienda y insista en su pecado. Y el acusador se cansepara que el malhechor rompa las prisiones y quebrante las cárceles. De estamaneralos jueces por no castigar con brevedad al delincuente o cuando lopedía la razóndan causa a muchos males y ocasión a que se hagan muchosinsultos. Lo primerohacen que el malhechor quede sin castigo y el agraviadoquede sin vengança. Lo segundoson causa que otrosviendo que aquél se fuesin penase atreven a cometer semejantes tuertos y pecados y maleficios. Lotercerodan ocasión al pueblo para que le tengan por mal juez y descuidado.Por estas razonesy por otras que diría si mi prolijidad no cansase losoyentesse deben de cortar las dilaciones y haberse la causa por concluir.

Buena excusa pensaba el Mundo que teníaantes ha echado aceite en el fuegoporque el eterno Dios que le formódiole voluntad y arbitrio libre paraescoger o las buenas y loables virtudes o los feos y abominables vicioso lavía estrecha de la vida o el real camino de la perdición. Pero esto no sin leyy condiciónca Dios puso ley en esta manera: al que siguiese el estrechocamino de las loables virtudes prometió vida y perpetua holgançaal quecaminase por el ancho camino de los viciosmuerte y eterna pena. Esta ley pusoel Criador de todo lo formado cuando mandó a nuestro primero padre Adán enesta manera: De todos los árboles que están en este paraíso de ley túcomerás y a este solo árbol de la vida no tocarásporque a la hora que deél comieresmorirás. De manera que Dios dio al hombre libre arbitrio y le dioleypuso en su mano la muerte y la vida. Y pues túMundousando de estelibre arbitrio tomaste la compañía de los viciosel ancho camino de loserradosla vía de la perdicióndébesla tomar con la ley y condición puestapor tu Criadorla cual es muerte y perpetua pena y no debes traer por excusa tulibre arbitrioporque aunque Dios te dio libre arbitrio mandóte usar bien deél y no mal. Ypor el contrarioes justo que a los que aman la virtud ycaminan por la estrecha senda de la vidaque se les guarde la ley y se les déla vida y perpetua holgança. Y a los que maltratan las virtudeslas destierrany persiguenjusto es sean por ello acusados y castigados.

Yo pienso que no tengo necesidad de gastar más palabrasporque ladivina Justicia lo entiendesabe y tiene entendido muy mejor que yo lo sédecirca si yo algo me he alargado ha sido por tráerselo a la memoria para quea nosotras dé libertad y al mundo su merecido. Con esto calló la sabiaPrudencia y la Justicia dijo de esta manera:

Habla la divina Justicia al Mundo.

No te debes quejar¡oh Mundosagaz en la malicia y viejo en el mal! si temando concluir luegoporque el caso lo requiere y la razón lo así pide.Defensa ya no te quedaexcusa no tienes ydado que se dilatase la sentenciano por eso se te había de quitar o disminuir la merecida pena. Tu culpa estáclara y tus criminosos excesos son manifiestos. Dilatar este negocio seríaescurecer lo claroprovocar la sentencia sería salir de lo que manda elderecho. No desees mas dilación¡oh Mundo!porque es averiguado que el queesperaespecialmente penadesespera. Más valey por mejor tendría yopasarun crecido dolor en un breve espacio que no sufrir su esperança mucho tiempo.La muerte repentina y no pensada es una muertepero la muy pensada y esperadahácese mil muertes. Concluye y sentenciaré lo que justo seano temas quesalga de mi acostumbrado caminoca jamas dejé de usar de misericordia por usarde crueldad ysi el caso es tal que se puede sufrirsiempre templo el rigorcon la piedad.

Con esto dio fin a su habla la poderosa Justicia ycomo hubo acabadoelMundo hizo principio a tales palabras.

Habla el Mundo a la divina Justicia.

¡Oh Justicia divina! ¡oh majestad poderosa! templa tu sañavuelve sobreti. No me mandes concluir con las palabras y dar fin a los días. No quieras queacabe de hablar y cese de viviry ¿cómo piensas que podré yo pronunciar conmi lengua las palabras por las cuales se concluya la causapuesconcluyendo lacausaconcluyo la vida? ¿Ha de ser tan atrevida mi lengua que pronuncie contramí las últimas palabras de mi vivir? ¿Cómo quieres que haga yo tal desatinoque abreviando las razones y escritos diese desastrado fin a los propiosmiembros? Alárgame un poco la vida pues necesario me quieres condenar a muerte.Dilata la esperança del mal que espero porqueesperando máspene máspuesyo quiero; ysi no lo quieres hacer por míhacerlo te conviene por lo quetoca a ti; porquepor venturatanta brevedad traerá después en tiarrepentimiento y la acelerada sentencia ensuciará tu limpia fama y elcastigado delito dará ocasión a que te llamen delincuente. No seas enemiga deti mismapor castigar a este que su vida está en acabar. Sus palabras y sumuerte tienen merecida sus perversas obras. Mira que más mansamente te has dehaber conmigoque confesé mi pecadoque no con los que con pertinacia leniegan. Si de alguna misericordia has de usar conmigo en este desastrado casosea alargarme la vida hasta el tercero díadejando la pronunciación de lasentencia para entonces. No la pronuncies agoraque me tornarás sobresaltado ydesapercibido. Y con la súbita y repentina alteración podría mi ánimadesamparar estas viejas carnes. De tal manera que no habría lugar de ejecutaren mi tu justa sentencia ysi así lo hacesyo callo y concluyo en la causapara concluir presto en la vida.

De esta manera habló el muy atribulado Mundo a la divina Justicia.

De consentimiento de las misericordiosas doncellashabiendo la poderosaJusticia la causa por conclusaprorrogó la sentencia para tercero díaymandó a las desterradas doncellas y al malino Mundo que personalmente viniesenel día tercero a oír sentencia.

Esto así acabadola divina Justicialevantándose de su rico tronoa sureal palacio se va acompañada de las desterradas doncellaslas cualesconcertaron de se ver otro día en la sala de la Razón.

Otro día después de comerlas cuatro doncellas Tubeascriadas de laNatural Razónsaliendo a la gran plaçahicieron sentencia con sus doradastrompas para que las desterradas doncellas se juntasen; las cualescomo oyeronel acordado son y la acostumbrada sentenciase fueron acompañadas de susdoncellas y servidores a la rica morada de la Natural Razón. Ycomo todasfueron juntashablaron una pieça de cómo las había sucedido bien sutrabajoso camino y cómo su negocio estaba en el estado que deseaban. Y con todoesto daban grandes gracias a la sabia Prudenciaporque tan bien lo habíaguiado. Hablando de estas cosasmezclando otras de mucho peso y provechopasaron aquel día hasta quetemiendo a la nochecada una se fue a su posada.

Capítulo LXIII

Cómo el Mundo fue sentenciado a muerte y a las desterradasdoncellas mandaron volver a la tierra y compañía de los hombres.

Ya el claro sol del tercero día para la sentencia señalado con su nueva luzlas obscuras tinieblas de la encubridora noche hacía huircuando las músicasdoncellas de la poderosa Justiciasaliendo a la gran plaça galanamentevestidas y sobre hermosos palafrenescomençaron una dolorosa y acordadamúsicadando clara señal del juicio que ese día estaba señalado; lo cualcomo de las desterradas doncellas fue entendidoin poner tardançasalieronricamente vestidas de aquellas colores que cada una acostumbraba a vestir yviniéndose ante la morada de la divina Justicialuego la poderosa doncellasalió ornada de ricos paños sobre su preciado carrocomo tenía yaacostumbradoy acompañada de sus continuos y servidoresjuntamente con diezcaballeros armados que la delantera llevabancuyo capitán se llamaba Penalope.Delante de estos diez caballeros iba un escudero cabalgando sobre un caballomorcillo todo cubierto de luto. En la derecha mano llevaba una espada desnudala mitad sangrienta; en la siniestraun ramo de olivo seco. Con estacompañíayendo siempre delante las músicas doncellas haciendo un lastimerosonse fue la poderosa Justicia a sentar en su real tronosentándose tambiénlas desterradas doncellas en su acostumbrado lugar.

No tardó mucho que salió por una de las anchas calles el muy afligido Mundosobre un triste carro de madera negraencubertado de paños negros y dolorosolutocon muchas calavernas blancas puestas por ellos y muchos huesosatravesados entre ellascon un letrero que decía:

Aquél que cubre tristeza

la muerte no le da pena

ni se le hace pereza

sufrir su grande aspereza

que a sufrirla le condena.


Tiraban el encubertado carro cuatro búfanos encubertados de amarillosembradas por ello muchas espadas desnudas y sangrientascon una letra quedecía:

El cierto desesperar

de la vida

hace ésta no ser temida.


El triste Mundo venía sentado sobre una silla verde rodeada de cuatromuertes que al parecer con sus manos la traíancon una letra que decía:

Estas quitan la esperança

de la silla

que no color amarilla.


El Mundo vestía paños encarnados largos hasta el suelo. Sobre su cabeçatraía una corona de huesos compuesta y una calaverna sobre ellos. Las manostraía atadas con un cordón de seda negra. Sobre los cuatro búfanos venía unaespantosa muerteecha de bultocon una frecha estendida en sus crueles manoscomo que la acababa de soltar contra el Mundo la saeta que de ella habíasalido. Tenía el afligido Mundo puesta por los pechos por tal manera queparecía estar herido y atravesado con ella. En torno de la saeta estaba escritauna letra que decía:

La muerte con su saeta

ha herido lo encarnado

y yo muero desesperado.


De la manera que habéis oído venía el muy triste Mundo acompañado de susmalos servidores cubiertos de largas y tristes ropas de luto. Y como llegó anteel real tronobajando de su triste carroentró ycon debido acatamientohechose sentó en los estrados en el lugar acostumbrado en contra de lasdesterradas doncellascon alterada voz començó de decir estas palabras.

Habla el Mundo a la divina Justicia.

Poderosa y rigurosa Justiciala mudable y ciega Fortunaenemiga de la ajenaprosperidadha vuelto su variable y inquieta rueda contra mítornándome dealegre triste y convirtiendo mi holgança y descanso en afán y trabajoelreposo en congojael regocijo en desesperaciónel señorío en subjecciónla potencia en flaquezala fama en infamiala honra en deshonrael valer ytener en pobreza y menospreciolos púrpuros y dorados vestidos en negrosmuytristes y amarillos pañosla preciosa corona en huesos y calaverna de lossepultados yfinalmenteha trocado mi delicada y viciosa vida por muchas y muytristes muertes de las cuales me veis rodeado. Bien creodivina Justiciaqueconoces que siento lo que tú puedes y lo que yo debo. Lo que tú has desentenciar y lo que yo tengo de obedecerlo que tú has de mandar y lo que soyobligado a pagar. Tú me quitarás la alegría y por eso yo me he abraçado conla tristeza. Tú me privarás de la esperança de vivir y yo me he vestido dedesesperación. Tú usarás de rigor y yo vengo vestido de encarnado. Tú traesuna espada medio sangrienta para me quitar la vidayo traigo miltodassangrientaspara recibir mil muertes. Ya tanto amo la muerte como solía quererla vidatan contento soy con la pobre y pequeña sepultura como con el rico yespacioso imperio. Tanto quiero la compañía de los nobles pasadosy yamuertoscomo la de los vivos y viciosos. No me es menos agradable oírsentencia con que me destierren de esta vida que ver un mandato con que merestituyesen mi reino y mando. Igualmente deseo ir al lugar donde tengo de morirque volver por el camino que vine. La muerte es solo consuelo a los afligidos yla angosta sepultura refugio a los atribulados. Si hasta aquí pedía dilaciónagora te reprehendo de perezosa. Aparejado estoy. Comiença de leer la sentenciay manda luego ejecutar la pena.

Estas fueron las postreras palabras que habló el afligido Mundo; las cualesno eran bien acabadascuando la sabia y misericordiosa Justicia con reposadaspalabrasdijo de esta manera:

Habla la Justicia al Mundo.

¡Oh sabio y viejo Mundo!quisiéralo Dios que hubieras gastado en virtuosasobras tu gran saber y tus ancianos días y no en hediondos y abominables viciosporque tú te salvaras y yo no te condenara. Tú fueras tenido por bueno y estasdesterradas doncellas no te acusaran por malotu memoria no feneciera y tu famasiempre fuera creciendo. ¡Ohviejo experimentador! ¿cómo no supistesiendotan sagaz y astutoescoger para ti lo bueno y huir de lo maloabraçar lavirtud y huir el vicio? ¡Ohcuán gran mal es el pecado de la soberbia en losgrandes y generosos varones! los cualescomo se ven en un poco de mandocomotúMundoluego les encara el vicio de la mala soberbia y piensan que no hayotro superior ni otro Dios que les pida cuenta de sus tiranías y maldades y coneste errorcreyendo que no hay quien de ellos tome enmienda de lo mal obradodanse a todo género de vicios y corren por la maldad a rienda suelta hasta quedejando de usar de esta miserable vida y desamparando la viciosa carnetienen aeste Campo de la Verdad con innumerable multitud de viciosdonde son acusadosde estas doncellas llamadas virtudesporque de su compañía las desterraron ypor tiranos y viciosos; por lo cualpor mí son sentenciados a muy rigurosaespantable y perpetua muerte. Oye¡oh sagaz Mundo! pues lo has merecido. Miraque éste ha de ser el pago de tus deleites y pasatiempos. Mira bien y verás elcabo de ellos tan áspero y riguroso que te pesará por haber nacido. Miramiraque toda esa tristeza que con tus negrostristes y lúgubres pañosmuestrases como imagen o sombrade la pena que te mandaré dar y de laáspera y amarga muerte que has de recibir y gustary del espantable lugardonde ha de ser tu perpetua sepultura.

Con estas palabras la divina doncella puso fin a su hablar ytomando en susmanos el procesocomençó de leer la sentencia:

Sentencia de la poderosa Justicia contra el Mundo.

Hallarnosatento lo procesadoque las desterradas doncellas probaron bien ycumplidamente su intención y acusación y que el soberbio y muy vicioso Mundono probó sus excepciones y defensionesni cosa que de culpa le excusase ni depena le relevase; por lo cualle mandamos privar y privamos de todo el orbe dela tierra con los en ella vivienteslo cual todo tenía tiranizado y usurpado yle despojamos y habemos por despojado de todo ello; y asimesmole quitamos elfalso señorío que tenía sobre los coraçones de los hombres ypor cuanto nosconstó de enormes y innumerables crímenes y excesos que cometiósin dejaralgún género ni especie de abominable vicio de experimentarmandamos que supersona sea llevada en su triste carrocomo agora aquí vino a esta audienciapor las manos de Penalo y sus caballeros a la alta peña de la Aguda Punta y quede allí sea despeñado hasta el hondo y espantable Valle de Tristuraen elcual sus despedaçadas carnes sean sepultadas en un temeroso sepulcro deperpetua pena y de eterno olvido. Otrosímandamos restituir y restituimos alas desterradas doncellas con su honra a la propia tierrade la cual fueroninjustamente desterradasy mandamos a los racionales hombres moradores de ellaque las recibancon la veneración que son obligadosen su compañíaguardando las antiguas y virtuosas leyes que entre ellos había estatuidas yaprobadas y desechando el duro cautiverio y áspera servidumbre que losabominables vicios sobre ellos tenían. Así queremos que se guarde y cumplatodo lo contenido en esta nuestra sentenciapronunciada por boca de la Justiciay en juicio; y así lo mandamosordenamos y declaramospronunciamos ysentenciamos en estos escritos y por ellos.

Así como fue pronunciada la sentencia por la boca de la divina Justicialamesma mandó al caballero Penalosumero ejecutorque entrase con su compañaen los estradosdonde le entregó al sentenciado y afligido Mundomandándoleque con diligencia le llevase en su enlutado carro a la torre de la custodiadonde con vigilancia le guardase lo que restaba del día y la siguiente nocheentre tanto que lo necesario para ir a la peña de la Aguda Punta se aparejaba.Y así ordenadoluego otro día lo llevase a buen recado sobre su negro ytriste carro a la alta y aguda peña y ahí llevase a debida ejecución lasentencia en la manera y forma que en ella se contenía. Para lo cual le diotodo su poderasí como a mero ejecutor en aquel caso.

No fue perezoso el caballero Penalo quehaciendo el debido acatamientoentró con su compaña a los estrados y tomando de ahí al afligido ydescolorido Mundo lo puso sobre su negro carro en el cual fue llevado a lafuerte torre de la custodia. Después que el sentenciado Mundo fue llevado porlos diez caballerosla poderosa Justiciavolviendo su habla y hermoso rostro alas desterradas doncellaslas començó de hablar en esta manera:

Capítulo LXIV

De una habla de la Justicia a las desterradas doncellas y delo que respondió la razón Natural.

Habla la Justicia a las desterradas doncellas

Desterradas y muy amadas doncellasya es alçado vuestro destierro. Ya esllegada vuestra libertad. Desterrad de vosotros la tristeza y pesar y abraçadla alegría. Vuestro trabajo convertidle en entero gozo y vuestro afán endescansopues vuestra peregrinación ha hoy habido el deseado fin con lasentencia a vosotras favorable. Gran bien esme parece a míque un dañosomonstruo como éste sea con grave y riguroso castigo de esta vida desterradoyque la miserable y sujeta tierra sea puesta en su libertad. Justa cosa es quemuera cruel muerte el que con su viciosa vida da a otros muchas muertessepultándolos en vicios y pecados. Tan necesario es que la república sealimpie de hombres viciosos como el campo del trabajado labrador de espinas ysilvestres hierbasporque quitando los malos de entre los buenoslos justosquedan en pazlas ciudades en quietud y los reinos en sosiegoy los queviviendo con los malos por ventura declinarían hacia el camino de los hediondosviciosquitando de en medio de ellos los malostoman ejemplo de los buenos ycon su ayuda perseveran en el santo camino de la virtud. Una cosa debéis hacerporque de ello tenéis necesidad y a mí haréis gran placerca huelgo muchocon vuestra compañía y me aplace vuestra santa conversacióny es que estéisen este Campo de la Verdad algunos días y en este tiempo enviaré a losmoradores de la tierra a la Diligencia para que los notifique la sentencia ysila obedecieren y os quisieren recibir en su compañía desterrando losabominables viciostomaréis luego la vía para allápero si rebeldes fuesenlo cual no tengo a muchopues tanto aman al perverso Mundosería necesariocompelerlosy si agora sin más saberos partiésedessiendo innobedientes ala sentenciaos sería forçado tornar por los mesmos trabajos a este Campo apedir contra ellos Justicia. Así que por huir este inconveniente será bien queos estéis en este Campo en tanto que la Diligencia va y vieney con el recadoque trajere se determinará lo que debamos y debáis hacer. Estas palabras dijoy oró la divina Justicia y como fueron acabadasla Natural Razón hizoprincipio a éstas que se siguen.

Habla la Natural Razón a la divina Justicia.

Divina señora y justa Justiciarazón espues Razón me llamoque todasestas doncellas y yo sirvamos las grandes mercedes de tu larga mano recibidas ypuespor ser tan grandescon obras no las podemos regradecerdebe la tugrandeza tomarnos a cuenta la aparejada voluntad quepara hacer lo que a tuservicio convengatenemos; lo cualsi has y hacescreo que quedarás enobligación de nos hacer más y mayores mercedes. No quiero alargarme más entales palabrasporque es señal de tener cortas las obrasy también porque eltiempo breve no lo consiente. La sentencia consentimos y tu mandado obedecemosde quedarnos determinamosno solamente en tanto que la Diligencia cumple tumandadopero aun cuanto fuere tu voluntad.

Así como la Razón acabó de decir estas palabras regradeciéndoseloladivina Justicia se levantó de su real trono y subiendo en su carro se fue parasu gran palacio acompañada de las desterradas doncellas yapeándose en surica moradamandó a la Diligencia que hiciese saber a los porterosasí de lareal puerta como de la divina torreque no consintiesen salir algunos de loscriados y servidores del mundo hasta que otro mandado en contra viesen. Luego ladiligencia cumplió el mandado de la poderosa Justicia. Los hediondos vicioscriados del sentenciado Mundooyendo la rigurosa sentencia y viendo a su señoren manos del caballero Penalocon mucha tristezacargados de miedosevolvieron a la posada del Mundodonde todos se juntaron por haber su acuerdo.

 

CapítuloLXV

Cómo los criados del Mundo se juntaron por haber su acuerdode lo que debían hacer y de un cartel que puso el falso Engaño.

Después que los perversos y abominables vicios fueron ayuntados en la moradadel Mundocomençaron de hablar de lo que debían hacer sobre la sentencia dadacontra su señor el Mundo. Unos eran de parecer que luego se fuesen del Campo dela Verdad y que no esperasen a que aviniese otro tanto a ellos como al Mundo.Otros decían que nosino que atendiesen a ver en qué paraba el negocioporque ya podría acontecer a soltarse el Mundo o que las desterradas doncellasle perdonasen la vida con perpetuo destierro ysi así aconteciesetenernoshía el Mundo por desleales servidorespues en viéndole presoledesamparamos. Después de haber gran rato hablado sobre estotodos vinieron enparecer que se quedasen ahí hasta ver o oír la ejecución de la sentencia.

Esto así acordadoel Engañouno de los mayores servidores del Mundodijoque él quería hacer desafío sobre aquel hecho y que él quería defender acualquier caballero que el Mundo a gran tuerto y sin razón había sidocondenado a muerte despeñadaporque no sólo no era merecedor de muerte peroni aún de otra mínima penay que él esperaba tanto de su esfuerço yvalentía quevenciendo al caballero que con él hiciese batallano leperdonaría la vida sino a tal condición que la sentencia dada contra el Mundose conmutase en destierro o otra pena que de muerte no fuese y quepodría serque por escapar la vida al caballeroperdonasen la muerte al Mundo y le dejasencon la vida. Y juntamente con esto los acometeré con moneda y otras cosas ydádivas preciadas que pienso que ayudará mucho lo uno a lo otro.

A todos pareció bien lo que el Engaño quería haceraunque la Traiciónque ahí estaba presenteañadió que sería bien que otro caballero bienarmadosi viese pasar mal al Engañosaliese de través y procurase llevar ala muerte al caballero que con el Engaño batalla hiciese. Él Adulterio dijoque le dejasen a él aquel cargoque él tendría buen cuidado de lo asíhacer.

Con tal concierto quedaron los servidores del malvado Mundopero el Engañono durmió mucho esa noche pensando lo que había de hacer y acordó de hacer uncartel de desafíoconfiando más en sus cautelas que no en sus fuerças. Y laspalabras del cartel eran éstas:

Cartel del desafío del Engaño.

Muchas veces la voladora fama de los esforçados caballeros está encubiertay callada porque no se ofrece caso de armas en que muestren la generosidad de suánimoel esfuerço de su coraçónla valentía de sus personas y lafortaleza de sus braços. Digo esto porque en este Campo de la Verdad ha habidoy se ha cometido un gran yerroel cual no se puede disimularni caballero quearmas vista lo debe consentir. Ya ha habido y se ha hecho un notorio agravio yun manifiesto tuerto que no se sufre callarlo ni se permite dejarlo pasar adelantesalvo por armas aclarar la verdad de ello. Y es que en este espaciosocampo fue traído por gran maldad y por una falsa acusación el generoso ypoderoso Mundo y en él ha sidoa gran tuerto y sin razóncondenado a ásperay cruel muertemás por aplacer a las desterradas doncellas que no por guardarderecho. Y porque muchas cosas y infinitos agravios se aclaran mejor en campocon las armas que no en juicio con las letrasdigo que yo defenderé y haréconocer por fuerça de armas en campo a cualquier caballero que lo contrarioquisiere defenderque el poderoso Mundo fue traído y acusado con gran falsíay a gran tuerto y sin razón condenado a triste y desastrada muerte; para locualyo desafío hasta la muerte a cualquier caballero que quisiere defender lacontraria parte y señalo el campo en la grande y muy espaciosa plaça ante eltrono de la Justiciadonde el inocente Mundo fue condenado.

Estas fueron las palabras del cartel del falso y maligno Engañoel cual fuepuesto esa noche ante los estrados de la muy poderosa Justicia.

Otro díaal tiempo que el claro sol las obscuras tierras esclarecíaelCaballero del Sol se levantó por tomar el frescor de la mañana ycomo salióa la gran puerta de la morada de la Razónpudo ver el cartel que ante el tronode la Justicia estaba puesto. Y deseando saber qué eracontra el rico trono sevadonde leyó el cartelsegún que ya se os ha contado; el cualcomo vieseque aquellode más de ser contra la divina Justiciatocaba a su señora laRazón con todas las otras desterradas doncellasdeterminó de acetar aquelcampo. Y llevando a ejecución su propósitola Natural Razón se va asuplicarla le dé licencia para ir a pedir el campo a la poderosa Justicialacual por mucha importunidad se lo da; el cual como hubo la licenciasin más sedeteneral real palacio de la muy poderosa Justicia se va yentrando anteellacon humilde y debido acatamiento dijo de esta manera:

Habla el Caballero Desterrado a la Justicia.

Generosa doncella y poderosa señorayo el Caballero Desterradoque porotro nombre me llaman del Solcriado y aguardador de la Razón Naturalconfiando en tu gran bondad y no en mi justo pedirme atrevo a suplicar a la tugrandeza que otorgues un don a míque no te he hecho servicioy es que me deslicencia y consientas a aceptar un desafío y campo contra el Engañoservidordel Mundoel cual tiene puesto un cartel de desafío ante tu rico tronocontracualquier caballero que osare afirmar que el Mundo fue justamente condenado amuerte y que él terná y defenderá la parte contrariadefendiendo hasta lamuerte que el Mundo fue maliciosa y falsamente acusado y injustamente condenado.Porque este malvado y maligno Engañoenemigo de la verdad y de lo buenonosalga con su mala porfíate suplicopoderosa Justiciaque me concedas el donque te tengo pedido y yo espero en el alto Dios quecon armarme de las armas dela Razón y Verdadseré vencedor y el Engaño quedará vencidosu maldadhabrá fin y mi buena intención irá adelante. Él pagará su yerro y yo lequitaré la cabeça.

La poderosa doncellaviendo la gran maldad que osaba afirmar el rnaliciosoEngaño y conociendo su dañada intención y su loco atrevimientoaunque sabíaque los tales campos y desafíos eran reprobadospero por convencer su maliciay también porque no se jactase que había salido con su injusta empresa y malaopinióndando a entender a algunos que porque él tenía el derecho de suparte no había habido quien se lo osase defender ni contradecirotorgó elcampo al Caballero del Sol y le mandó que lo aceptase para el mesmo díadespués de comer y que por todas vías y con todas sus fuerças procurasedefender la Justicia y la Razón por quien batallaba y de vencer [a] sucontrariohaciéndole confesar la falsedad que defendía.

El Caballero del Sol aceptó la merced ydespidiéndose cortésmentesetornó a la posada de la Natural Razón yrecogiéndose a su aposentoescribió otro cartel en respuesta del que había puesto el Engaño y se leenvió con un escuderocuyas palabras eran estas:

Cartel del Caballero del Sol al Engañocriado del Mundo.

Puesto que ningún buen caballero deba tomar contienda ni aceptar campocontra los malosdesleales y viciosospero a las veces no se puede ejecutarpor sacarlos de su locura y quitarlos de su dañado propósito y castigarlos sudemasiado atrevimiento y bajarles su soberbia y amansarles su orgulloporqueemprenden tan locas porfías y defienden tan injustas demasías y inventan tanatrevidas demandasque no sufre la orden de caballería que algún buencaballero disimule sus perversas y dañadas intenciones ni los consienta salircon su porfioso y loco atrevimiento.

Soy ciertofalso y alevoso Engañoque has puesto cartel de campal desafíoa quien contradijere a ti que afirmas que el Mundotan perverso como túfuecondenado a muerte injusta y malamentey por falsa acusación; lo cualyo todocontradigoasí como lo tienes puesto ante el real trono de la divina Justicia.Y afirmo lo contrario y acepto el desafío con licencia de la poderosa Justiciay de la Natural Razóna quien yo sirvoy huelgo de me ver contigo en el campopor te hacer confesar la pura y limpia verdadaunque es contra tu perversa ydañada condición. Pero yo espero de te hacer confesar por fuerça lo quejamás acostumbraste hacer de gradodiciendo tú mesmo por tu boca que elperverso y maligno Mundo fue bien y con mucha razón acusado y justamentecondenadoy cortarte he la cabeça con que osaste decir con gran fantasía ymuy dañada intención lo contrario. El campo tú lo señalastelas armas yocomo desastradolas señaloy serán a la bridasegún la usança de lacaballería. La horasi tú quieresserá hoydespués de medio díaantessi antes quisieres. Tenme por tal enemigo y procura de defender tu persona.

Estas eran las palabras de la respuesta que embió el Caballero del Sol alfalso Engaño. El cualleída y vista la respuestarespondió:

Yo huelgo de hablarcontendedor y contrarioporque por los contrarios seaverigua la verdady no quiero responder a las palabras porque espero desatisfacer en el campo con obras y si necesario es torno a señalar por campo laplaça donde fue condenado el Mundoy la hora sea a las dosdespués de mediodía hoy.

El escudero volvió con esta respuesta al Caballero del Soldiciéndolejuntamente cómo en el camino había topado a la Diligenciala cual le dijocómo de parte de la poderosa Justicia venía de avisar a Penalo que no sacaseal Mundo del Campo de la Verdad ni de su torre y custodia hasta tanto que sefeneciese la batalla entre el Caballero del Sol y el caballero llamado Engaño.

Capítulo LXVI

De la batalla que hizo el Caballero del Sol con el Engaño.

Dada era ya la una después de medio díacuando las desterradas doncellasllegaron ante el real palacio de la poderosa Justiciala cual salió luego enla manera que solía y juntamente con las desterradas doncellas se fue a sentaral real tronosentándose las doncellas abajo en los estrados como antesolían.

A esa hora ya el término del desafío era llegado y el Caballero del Solarmado de sus fuertes armasy cabalgando en su buen caballose va ante el realtrono de la poderosa Justicia yhaciendo ahí la mesura y acatamiento que a tanalta señora era debidose va a meter en el campo que señalado estabaporquela plaça era demasiado de grande.

No era bien dentro en el campo el Caballero del Solcuando por una calleasomó el Engañoarmado de fuertes armassobre un grande y hermoso caballocubierto todo de negro y doloroso lutocon unas pequeñas muertes sembradas porellolas cuales traían al Mundo en sus manoshaciendo semblante de lo meteren la sepulturacon una letra que así decía.

No procures sepultar

muerte malaal Mundo bueno

pues no te ha de aprovechar

tu querer y porfiar

porque de muerte es ajeno.


De esta manera entró el Engaño en el campo sin hacer algún acatamiento nimesuray en alta voz començó de decir así:

-A tiempo eres venidoalevoso caballerodefendedor de la falsíaque conesa cabeça me pagaras las locas y soberbias palabras que tu ingenio notótulengua habló y tu mano escribió en el cartel que en respuesta del míoenviasteal cual no te respondí con palabras por tomarte estrecha cuenta eneste campo con duros y espesos golpes de mi espada.

-Falso Engañodijo el Caballero del Soltú eres defensor de la Maldad yMentiraque yo la Verdad y la Razón defiendo y por la Justicia pondré a todoriesgo mi persona en este campo y te haré conocer tu yerro y confesar tumaldad. Tu cartel lleno de blasonestu loco y atrevido desafíotu injustademandatus falsos y malos hechos me hicieron hablar y escribiraunque no lamitad de lo que en ti hay. Si muy injuriado te sientes de mis palabrasmás loestoy yo de tus malas obras. A tiempo somos que cada uno podrá tomar enteravengança del otro. Si la animosidad de su coraçón no le falta y la fortalezade su derecho braço le ayudare; defiéndete de míque no es tiempo de gastarcontigo más palabras.

Diciendo estocada uno tomó del campo lo que le parecióy viniéndose eluno contra el otrolas lanças bajasde sus escudos bien cubiertosen lafuerça furia de sus buenos caballos se encontraron en medio de aquella plaçade tal poder y crecida fuerça que los caballos se hicieron atrás bien tres ocuatro pasos y las lanças fueron partidas en muchos pedaços y el caballo delfalso Engaño hubo la una espalda abiertapor lo cual le convino apearse deéllo cual él hizo con mucha ligereza y desenvolturay embraçando suescudola espada altase venía contra el Caballero del Sol; el cualcomovido al Engaño a piepor no le acometer con ventajasaltó de su caballo yponiendo mano a su espadabien cubierto de su escudolo salió a recibirdonde començaron de se herir de duros y espesos golpestanto que muchostenían envidia de lo que hacían y se dolían de lo que pasaban y sufrían.Así anduvieron en esta porfiosa contienda tanto que ya el suelo era cubierto derajas de los escudos y pieças de las armas y malla de las lorigas.

En esta horacomo los dos cansados se sintiesen con el peso de las armasycon golpes que cada uno del otro había recibidosin hablar palabracada unose apartó a su parte por dar descanso a los trabajados miembros y por tomaraire y recobrar esfuerço.

No tardaron mucho quetornando a la peligrosa lidse trataban como mortalesenemigosprocurando cada uno de traer a la muerte a su contrario. Pues como elCaballero del Sol conociese que bien le hacía menester su esfuerço y quetenía necesidad de hacer todo su poder por vencer a su contrariomás [por] laligereza y sutileza de su contrario en el acometer y herir y aguardarse ca lehacía perder muchos golpesque no por su esfuerçofuerças ni valentíamirando por las partes que el Engañosu duro contrariotenía rotas lasarmaspudo ver que en el muslo izquierdo le faltaba una armadura y a la horahizo semblante el Caballero del Sol de herir al Engaño sobre su luciente yelmoy como el falso Engaño vido venir el desmesurado golpepuso el escudo sobre sucabeçapor sufrir en él el golpe de la cortadora espada; lo cualcomo vio elCaballero del Solmañosamente volvió el golpe y lo herió de un tercio en elizquierdo muslo donde le faltaba la armadurahaciéndole una peligrosa heridade que mucha sangre perdía. Pues como el falso Engaño se vido tan mal heridocomo can rabioso se vino contra el Caballero del Sol con su herida piernacojeando y le començó de herir de espesos golpes; pero el Caballero del Solque a esa hora no estaba de espacioalçando su escudo lo echó a las espaldasy tomando su cortadora espada a dos manos fue contra él y lo herió sobre elacerado yelmo de tal manera quedesapoderado de todas sus fuerçasle hizovenir a tierra mal herido en a cabeza. Y no fue bien caídocuando fue sobreél ydesenlazándole el yelmoluego le cortó la cabeça y la arrojó muylejos de sí por la plaça adelante.

Esta contienda así acabadaante que el Caballero del Sol acabase de selevantar de sobre su contrarioentró por la plaça un caballero armado detodas armas y sobre un furioso caballo. Y como cerca del Caballero del Solllegasela lança bajaarremetió contra él. Y quiero vos decir que éste erael compañero del Engañopero no le avino como pensabaporque como elCaballero del Sol viese la Traicióndando un salto al travésse escapó desu encuentro y al pasar herió al caballo por las traseras piernasde talmanera que él y su señor vinieron de gran caída a tierray el caballeroquedó tan aturdido que pie ni mano no bullía. Lo cual visto por el Caballerodel Solcon presteza fue sobre él y quitándole el yelmo le quitó juntamentela cabeçadiciendo: Allá iréisdesleales caballerosa llevar nuevas altenebroso valle de la ida de vuestro señor el Mundoca no es razón que nadiehaya piedad de su viciosa y traidora gente.

La batalla de esta manera partidacomençaron las músicas doncellas detocar sus doradas trompas y el Caballero del Sol se fue ante la poderosaJusticia ycon debido acatamientola besó las manos y la poderosa doncella lorecibió alegremente yvolviendo el rostro a la Razóntales palabras la dice:Con tal aguardadorgenerosa doncellaseguramente podéis peregrinar por todoel mundo que no temáis algún peligro ni aventura que avenir os pueda por muydudosa que sea.

Diciendo estas palabras se levantó de su rico trono yacompañándola lasdesterradas doncellasse volvió a su muy rico palaciode donde despidiéndoselas desterradas doncellasse fueron a la casa de la Natural Razónla cualante que de ella se despidiesenles dijo así: Hermanas y desterradasdoncellasa mí me parecesometiéndome a vuestra correcciónque será bienque el Caballero del Solmi defensorvaya a ver ejecutar la sentencia contranuestro adversario el Mundo pronunciadapor dos cosas: la primeraporque sialgo al ejecutor llamado Penalo aconteciesele pudiese ayudar con su persona; ylo segundoporque pues todo lo pasado ha visto y a todo presente se ha halladoquerría yo hacerle esta gracia que también viese y presente se hallase a laejecución de la sentenciasiquiera porque vea el temeroso valle donde losviciosos y malos son perpetuamente sepultados y atormentados. Y pues ha visto elprincipio y mediojusto es que no carezca de ver el fin.

Bien les pareció a las desterradas doncellas lo que la Razón decíayporque otro día había de partirse Penalo a cumplir lo que le era mandadolaNatural Razón y la Prudencia se fueron de ahí a la rica morada de la poderosaJusticia y la suplicaron de parte de todas las desterradas doncellas y de lasuya lo que habéis oído; la cualcon apacible rostro y gracioso y alegresemblantese lo otorgó; de lo cual ellas fueron muy alegresy despidiéndosecortésmente se fue cada una a su morada.

Capítulo LXVII

Cómo la sentencia dada contra el Mundo fue llevada aejecución en lo que el Mundo tocaba.

Otro díaal tiempo que el mensajero del claro día con los pálidos rayosde la dulce y sabrosa mañana se encubríael Penaloejecutor de la divinaJusticiahizo aparejar el encubertado carro yhaciendo poner en él al Mundosalió con su compaña a fuera de la torre de la custodiadonde le recibió elCaballero del Solca ya ahí aguardándole estaba. Y dando con un açote a losbúfanos que el triste carro llevabancomençaron de caminaracompañando altriste Mundo sus malos servidores hasta la gran puerta del Campo de la Verdaddonde se volvieronporque las guardas no los dejaron salirsegún estabamandado.

SaliendopuesPenálope sic y su compaña por la real puerta ypasando por la divina torretomaron por una senda que a la peña de la AgudaPunta guiabala cual era el fin del camino de la doncella que se llamabaOciosidad Mundana; por la cualno con poco trabajocaminaron seis días encabo de los cuales llegaron al pie de una agra y espantosa peñacubierta deuna espesa niebla tan obscura que bien se pudiera llamar tinieblaen la cualresonaba un sordo y tan triste sonido que los cuerpos hacía temblar y lasánimas entristecía. Ypor ser tardealbergaron al pie de ella esa noche elCaballero Penálope y su compaña.

Otro día por la obscura mañanaca ahí no parecía jamás el sol clarodejando el carro y caballos a los escuderos que los acompañaban y tomando enmedio al aprisionado Mundoa piecomençaron de subir por la áspera ytrabajosa peñacon tanto trabajo y pena que cada hora se hallaban tan lasoscon el peso de las armas y la aspereza de la roca que apenas podían poner pieadelante. Con todo este trabajo llegaron ese día a la cumbre primera de lapeñasobre la cual començaba a nacer y haber principio la temorosa Roca de laAguda Punta. Esa noche albergaron ahí. Y otro díatornando al començadotrabajocomençaron con más crecida fatiga y no cansado afán a subir por latemerosa y áspera rocala cual tardaron en subir dos díasporque muyespaciosamente caminaban por la aspereza de la encumbrada rocay porque cuantomás arriba tanto mas espesa era la niebla. El cuarto díados horas despuésque la oscurecida luz del negro día parecióacabaron de subir en la cumbre dela Aguda Punta de la temerosa rocala cual era tan alta que a las nubesparecía tocar. Así que con crecido temor y harto trabajo el CaballeroPenálope y el Caballero del Sol y su compaña se podían tener sobre la AgudaPunta por la mucha estrechura que en ella había y por un aire muy frío y unviento muy recio y temeroso terremoto que ahí había y una niebla tan obscuraque la vista de los turbados ojos quitaba.

Pues con todo este temor y trabajo los dos caballeros Penálope y del Solpor notar y saber lo que ahí habíamiraron de la otra parte al Valle de laTristuradonde vieron por la roca abajo tantas puntas tan agudas que cosa erade temer más que no de veren las cuales estaban muchos cuerpos despedaçadosde los que de la alta cumbre a la no vista hondura eran despeñadosy por másque la vista tendían los dos jamás alcançaron a ver lo más hondo deltemeroso triste Valle de Tristuratanta era la altura de la Roca de la AgudaPunta y tan profunda era la espantosa hondura del obscuro Valle de Tristuraycuando más extensamente lo estaban mirando solamente alcançaban a ver unasobscuras y muy espantosas tinieblas que todo el temeroso valle cubríany susojos turbabandonde oían un doloroso y temeroso murmullo que de lasciegas tinieblas salíacomo de lastimados y atormentados hombres que con grandolor y crecida pasión su grande pena quejaban. Juntamente sonaban ahí muchosgolpes y gran herrería. Tanto era el temor y espanto que sólo ver aqueltemeroso y espantable lugar poníajuntamente con oír los dolorosos sospiros ymuy llorosos y tristes gemidos que de él salíanque no hubiera caballeropormuy esforçado y de gran valentía y coraçón fuerte que fueseque durase amirar a lo bajo del Valle de Tristura la mitad de un cuarto de hora.

Después que el caballero Penalo y su compaña hubieran mirado y notado lascosas espantables del temeroso valletomaron con sus armados braços al muytriste y sentenciado Mundoel cualviendo su sepultura abierta y la cruelmuerte ante sus ojosy conociendo el desastrado fin de sus ancianos díasacercarsecomençó con llorosa y apasionada voz a decir de esta manera:

Habla del Mundo con los caballeros ejecutores de la sentencia.

¡Oh caballero Penalo y vosotros celadores de lo bueno! si hubiéradesgustado de mi vicioso vivir no os espantáredes por verme tan mala muerte morir.Y si conociésedes mi maldad no os dolería mi pena. Si entendiésedes porentero mis perversos excesos diríades que justamente merezco tan cruel castigo.Si fuésedes bien informados de mi injusta y dañosa vidapareceros hía quecon razón me era debida tan espantosa sepultura. Si tuviésedes entera noticiadel camino de la doncella que guarda la entrada del camino de la perdición y sellama Ociosidad Mundanapor el cual yo he caminado cargado de viejos días ymalos consejosclaramente conoceríades que éste era el fin de mi jornada y elremate de mi vicioso caminarporque os hago saber que yo escogí para guiar mivivir el camino de la doncella Ociosidad Mundana y menosprecié el estrechosendero de la doncella llamada Trabajosa Vidapor el cual camino ancho y deperdición hasta hoy he caminado corriendo a rienda suelta por los placerespasatiempos y feos vicioscuyo fin y remate es esta temerosa Roca de la AgudaPuntade la cual son despeñados todos los que por aquel vicioso camino caminany sepultados en el temeroso Valle de Tristura que veis abajodonde yo lo serécon ellos a la hora. Notadcaballerosnotadel desastrado fin en que hevenido a parar y rabiosa sepulturaque me está la puerta abierta esperando; ypues yo me aparto del vivirnotadpensadpesad y considerad con atenciónestas postreras palabras de mi viciosa lengua dichas y con mi larga experienciaalcançadas. Sabed que esta temerosa Roca de la Aguda Punta es fin y el hondoValle de perpetua Tristura es sepultura perpetua de los erradospaga de losmalossueldo de los viciososfin y remate de los regocijos y placeresarca delos ricos y riquezaspalacio de los grandes señores y perpetua morada de lassoberbias y vanagloriosas personasparadero de pecadoresdestruición depasatiempos mundanos y finalmente perdición y lloro eterno de los que mal viveny peor mueren. Si queréispueshuir todos estos irreparables dañosacordaosde olvidar la vida y tened continuo la memoria de la muerte ante vuestros ojos.Y no olvidéis estas palabras yno las olvidandoescogeréis y siguiréishasta el cabo la herbosa senda de la trabajosa viday desechando el real caminode la Ociosidad Mundana y permaneciendo en la senda de la vida vendréis alCampo de la Verdad y habréis buena sentencia. Sentencia de perpetuo gozosentencia de perpetua vida. Echadmearrojadme yaque ya la pena que espero meda pena y quiero tomar el pago de mí merecido.

Pues como el viejo Mundo acabase estas últimas palabrasel caballero Penaloy su compañaderramando espesas lágrimas de sus ojoshabiendo compasión delMundosin poder con el grave dolor volverle palabralo arrojaron de la AgudaPunta abajo hacia el temeroso Valle de Tristura; ycomo atentamente mirasen elgran camino que llevabapudieron ver como en una punta dejaba media vestiduraen otra se cortaba un braço y en otra una pierna. Y en fintodo hechopedaçosel todo y los pedaçosllegó a caer en las espantables y tenebrosastinieblasen aquella parte donde era el mayor ruido y mayores sonaban lostemerosos golpes. De esta manera fue ejecutada en el perverso Mundo la justasentencia de la poderosa Justicia.

Sin más se detener en la Aguda y temerosa Punta de la Alta Rocacomençaronlos dos caballeros Penalo y el Caballero del Sol y su compaña de bajarno conmenos trabajo que habían subidotanta prisa se dieron con todo eso a abajar dela temerosa roca por verse apartados de tan espantable y temerosa morada que enel espacio que restaba de aquel día y en otros dos bajaron hasta donde losescuderoscarro y caballos hablan dejadoy luego pusieron fuego al negro yenlutado carrosegún les era mandadoel cual brevemente fue consumido de lasquemadoras llamassoltando los búfanos por el espacioso camino.

Pues como esto fue hechocabalgando en sus caballoscomençaron de caminaral Campo de la Verdad por el camino que habían venido. Tanto anduvieron que encinco días llegaron al deseado Campo de la Verdaddonde todos juntoscomoveníanse fueron a la rica morada de la divina Justicia ydespués de haberhecho el debido acatamientoen presencia de la poderosa Justicia y estando ahíjuntamente las desterradas doncellasel caballero y ejecutor Penalo contó dela manera que la sentencia contra el Mundopor la divina doncella pronunciadafue llevada a debida ejecuciónsegún que habéis oído.

La poderosa doncellasabiendo cómo la sentencia estaba cumplidacuanto loque tocaba al Mundoporque hubiese efecto en lo que tocaba a las desterradasdoncellasmandó a la Diligencia quetomando la sentencia dada en favor de lasdesterradas doncellas y contra el Mundo. fuese con gran presteza a la tierra yla notificase a los racionales hombres moradores de ella y tomase de ellos larespuesta y volviese con presteza. La Diligenciaoído el mandado de su señoray tomando licenciase partió luego para el espacioso orbe de la tierra.

Capítulo LXVIII

De una habla de la divina Justicia a los criados del Mundo ycómo los manda que no engañen más a los hombres.

Habla la Justicia contra los vicios.

Y después de esto la divina doncella mandó llamar a los criados delperverso Mundo ycomo en su presencia fuesencomençó de los hablar de estamanera: ¡Oh perversa y abominable compañía del inicuo Mundo! ¡oh abominablesy feos vicios! ¡oh cosa de gran maldadcapitanía sin orden ni conciertolegión desbaratadaperdición de virtud y inventora de todo malde quienhabían de huir todos los mortales que tienen el uso de la razón! Decidme¿por qué engañáis los miserables hombres? En lugar de suave manjar les daisvenenosa ponçoña. Daisles el anzuelo encubierto en el cebo. No os basta quevuestro camino sea siempre errarsino que atraéis y convidáis a los mortalesa que sigan vuestra vía espaciosa y viciosaenvolviéndolos en feos y enormespecados. Y allende de estoprometéisles temporal alegría y pagáislos conperpetua tristeza. Combidáislos a transitorio gozo y dejáislos emboscados encontinuo lloro. Cebáislos con riqueza y sepultáislos en continua pobreza.Prometéislos señorío y mando y hacéislos esclavos del pecado. Halagáislescon la cabeçacomo Escorpióny heríslos con la cola. Mostráislos laespaciosa entrada del vuestro vicioso caminomuy trillada y de muchacompañíamuy viciosa de árboles y frutasde buenas posadasde deleitosospasatiemposgrandes regocijosy al fin los dejáis en grande estrechura yasperezasolosacompañados de gran temor y espantosobre la alta Roca de laAguda Puntade dondesin faltar unoson despeñados y sepultados en el muyhondoespantoso y temeroso Valle de Tristuraasí como lo fue vuestro señorel perverso Mundo. Jamás vosotrosvicios malosusasteis fe a los hombresniguardasteis feni verdad. Traeislos convertidos y sepultados en vosotrosmismoscubiertos de vuestro cieno de temporal gozo y alegría para los dejar enperpetua y eterna pena. No sé con todo esto como los míseros y ciegos hombresno huyen y aborrecen vuestra compañíapues siempre sois alevososdeslealesfementidostraidoresengañososburladorescautelososmaliciosos yenvidiosossoberbiosfollonesultrajososamigos de lo malo y enemigos de lobueno. Preciaisos de decir uno y hacer otro y de les volver la cara al tiempoque más engolfados los tenéis en vuestro miserable y hediondo cienoentregándolos a la cruel muerte para que en ellos haga general escarmiento yperpetua Justicia. Y habéis perdido la compañía del perverso Mundojustoserápor quitar tanto mal y daño a los hombresque yo os aparte de sucompañíaprivándoos del trato compañía que con ellos teníades porquepaguéis con soledad algo del mucho mal que a los racionales hombres habéishecho y ellos sean libres del duro y áspero tributo que sobre ellos teníades.

De manera que por libertar a los hombres y castigar a vosotros yo osdestierro de todo poblado y del trato y liga que con los hombres teníades osprivoy os mando que jamás os juntéis con los racionales hombres ni tengáiscon ellos alguna compañía en poblado ni en el camponi deisni toméis conellosso pena de vuestras vidas y de los que en su compañía os acogieren.Para cumplimiento de lo cual hago ejecutor a la temida Muerte y la doy cumplidopoder y mando que hallando a vosotroso alguno de vosjunto con alguno de losracionales hombresacompañado con alguno o algunos de vosotrosque sin masaguardar excusas o achaques o dilaciones pueda quitar y quitea todos los queen tan perversa y prohibida compañía hallarela vidadándolos rigurosa yáspera muerte; porque con tan áspero castigo y tan espantosa pena temáisvosotros de engañar los hombresy ellos huyan de se engolfar y ensuciar en elhediondo cieno de los abominables vicios. Otros os mandoporque sois amigos dela falsía y mentiraque luego salgáis de este Campo de la Verdad para hacervuestra habitación y morada en los desiertos y despoblados campos entre lasbestias y brutos animales.

No fueron bien acabadas de decir estas palabras por la boca de la divinadoncellacuando los malos vicioscriados del perverso Mundocon feos gestos yespantoso semblantesaliendo de la real casa de la poderosa Justiciase fuerona la real puerta del Campo de la Verdady como las guardas estuviesen avisadasdejándolos la salida desembaraçadasalieron los espantosos monstruos dandofuertes aullidos y grandes gritos. Con tanto ruido y estruendo salieron que bienmostraban ser pecados y malas cosas.

 

Capítulo LIX

Cómo la Diligencia vino de notificar la sentencia y cómovolvió a llamar a la Muerte.

Veinte días eran ya pasados después que la Diligencia había ido a latierra a notificar a los hombres la sentencia de la divina Justiciacuandovolvió al Campo de la Verdad; y como las desterradas doncellas supieron de suvenida con gran prisa se juntaron en el palacio y morada de la poderosa Justiciapor saber lo que había negociado ycomo todas ahí fueron juntaslaDiligencia dijo de esta manera: Poderosa señora y generosas doncellasyohaciendo lo que por la vuestra grandeza me era mandadonotifiqué estasentencia a los hombres en la espaciosa tierra habitantesrequeriéndolos queasí como por la divina Justicia estaba sentenciado y los era mandado así loobedeciesen y cumplieseninformándolos juntamente del hecho del Mundo y de sudesastrado fin y más todo lo que sobre este hecho en este campo había pasadoypara que todos fuesen avisados y no ignorasenles mostré y leí lasentencia según que en ella se contiene sin faltar palabra. Gran ratoestuvieron los moradores de la tierra atónitos y turbadosno sabiendo quéresponder a tales y tan nuevas cosas como éstas para ellos. Pero después quela ira se fue enseñoreando sobre sus apasionados coraçonescuasi todos a unavozsin aguardarse unos a otrosdaban grandes vocesdiciendo: ¿Cómo quesuframos que el Mundoque tanto nos regalabasea de tal manera muertoesposible que dejaremos tal agravio sin vengança? Aquél que nos amaba y queríaaquél que nos trataba como a hijos y no como a vasallosaquél que nosconsentía correr a suelta rienda por los vicios muy sabrososaquél que nosdaba todo género de pasatiempos y placeres¿es posible que sea muerto y novengado? ¿Tal se ha de sufrir que un tan poderoso señor sea así traído ainjusta y indebida muerte? Y lo que más esque nos manda una doncellacomo situviese poder para nos mandarque recibamos las desterradas doncellasque porotro nombre Virtudes se llamanlas cuales nos ponen en trabajosabstinencia yaun grande afánpor lo cualy por mal que nos tratabanlas desterró elMundo de entre nosotros. Y también nos manda esta doncella que desterremos lossabrosos vicios y los pasatiempos y deleites con los cuales nos regalaba elMundocon los cuales pasábamos el frío del invierno con sabor y la calor delverano con dulçor. Vamosvamos al Campo de la Verdad y llevemos a la Muerteaquella doncella que injustamente al Mundo condenó y a las desterradasdoncellasque con gran falsía le acusaron. A esta doncella no toquemospueses mensajero. Debe ser libertada y porque lleve allá la nueva de nuestraapresurada idaca no las queremos tomar desapercebidas sino que ante que vamostengan visto el yerro que han cometido. Y túdoncellavuélvete porque envano te trabajastraernos y notificarnos sentencia de quien no conocemos. Y diallá lo que aquí has oídoca mejor lo cumpliremos con obras que aquí lo hasoído con palabras.

Entre estos voceadores y viciosos hombresdijo la Diligencia prosiguiendo ensu relaciónandaban dos personas de gran majestad y autoridadlos cualesseñoreaban y gobernaban gran parte de la tierra y sus presencias talrepresentaban. El uno vestía paños sagrados y el otro armas cristianas. Elhombre del de los sagrados paños tiene cinco letras y las tres eran vocaleselhombre del de las armas cristianas tenía seis letras y no más de dos vocales.Entrambos los dos nombres se hallaba alpha y o bien concertadassegún lo que ellas significan. Estos dosjuntamente con otro varónandabancon gran congoja entre los voceadores y rebeldes hombres dando altas vocesdiciéndoles y mandándoles que callasen y obedeciesen a la justa sentencia dela divina Justiciareprehendiendo su desobediencia y maldad y induciéndolescon bastantes razones al cumplimiento de la sentenciay avisándolos juntamentedel mal que los podía venir de hacer lo contrario. Pero por más que setrabajaban no eran oídos ni obedecidostanta era la maldad de los vicioshumanoslos cuales como vieron que su trabajo era vano y que yo en másaguardardijo la Diligenciatenía peligroviniéndose contra mí dieron sudisculpa y me dijeron que me volviese al Campo de la Verdadporque algo ahí nome aviniesea cumplir el mandado de la vuestra grandeza. Y yo viendo su sanoconsejohe venido con esta verdadera relación. La vuestra grandeza provea deconveniente remedio.

Este fue el recado que trajo la Diligencia de los moradores de la tierradelo cual la divina doncella y las desterradas doncellas mucho fueronmaravilladaspor ver la obstinación y pertinacia de los moradores delterrestre orbey cuán endurecidos estaban en la maldad y cuán por enemigatenían la virtud y cuán emboscados estaban en los hediondos vicios ypasatiempos del malvado Mundo.

Convienedijo la divina doncella a la Diligenciaque tomes otro nuevotrabajo y vayáis a la alta montaña de la Caverna Tenebrosa y digas de mi partea la espantosa Muertela cual ahí tiene su moradaque venga luego a esteCampo de la Verdaddonde me hallaráy que no ponga en ello dilaciónporquetengo un negocio de mucho peso y en que mucho va para la encomendar. Esto decíala divina Justicia porque la quería mandar que fuese a hacer un escarmiento enlos mortales y viciosos hombres por los sacar del camino de la Ociosidad Mundanay volverlos a la estrecha senda de la doncella Trabajosa Vida.

Sin más aguardarla solícita Diligenciapuesto que cansada y fatigada sesintiese del largo camino que andado habíatomó el derecho camino de laáspera montaña de la Tenebrosa Caberna según le era mandado.

Cuarenta días pasaron después que la Diligencia partió en demanda de latemida Muerteen cabo de los cuales se oyó un clamoroso y triste sonido defuera del Campo de la Verdad. Bien pensaron todos lo que podía serca enespera estaban cada día [de la] triste Muerte. Pues como la espantosa Muertellegó ante las dos columnas de las recostadas imágenesque ante la divinatorre del Campo de la Verdad estabanhizo mandado a la divina doncellaporqueella en ninguna manera podía entrar en el deleitoso Campo de la Verdady asíenvió a la Enfermedad su mensajera para que hiciese saber a la Justicia de suvenidala cual llegandocon el acatamiento debidodijo de esta manera:Poderosa doncella y divina Justiciami señora la temida Muerte te manda hacersaber por mí cómo obedeciendo tu mandado es venida y está atendiendo ante ladivina torre.

La Justiciaoídas estas palabras de la boca de la Enfermedadmensajera dela Muerteacompañada de las desterradas doncellas y de sus continuos yservientessalió fuera del Campo de la Verdad adonde la obscura Muerte estaba.Y así pudieron bien ver cómo la espantosa Muerte venía sobre un gran carro decuatro ruedas de maderatan negras como las obscuras tinieblas de la nocheguarnecido de fuertes herrajes y barras de hierro con muchos huesos y calavernasde muertos hombres entretalladas por el negro carro. Este carro tiraban cuatrobúfanos por gruesas cadenas de hierro. Venía la temida Muerte sobre su tristecarro sentada en una silla de hierro hecha de solos tres palos o barras sin otrorespaldo ni guarnición. Sobre los cuatro búfanos venía guiando el Temorvestido de amarilloel rostro descoloridocon una frecha en sus manos amarillay negraa pedaços tendidacon una aguda saeta y una alfanje en la cinta y unaletra por los pechos que decía:

La muerte dé mal sabor

al que vive sin sospecha.


Bajo de los pies de la temerosa Muerte venía la Congojael rostroencendidoel vestido leonado con un reloj de arena en sus manos y un letrero entorno que decía:

Al que tiene gran congoja

porque se pasa la vida

la muerte jamás le afloja

ante desde aquí le arroja

saeta inmortal herida.


Detrás de la Muerte sobre lo último del carro venía el Dolorvestido deropas negras y unos fuelles en sus manosel rostro muy flaco y el colorperdidacon una letra que así decía:

Yo el dolor soy de tal suerte

que en soplo paso la vida

y trayo la obscura muerte

con mi grande fuerça y fuerte

sin que pueda ser sentida.


La misma Muertede que dicho habemosvenía desnudasin alguna ropa nivestidosu cabeçacejas y barba peladaslos espantosos ojos hundidos yturbadosvueltoscuasi todos blancospárpados comidoslas narices quitadasla boca rasgadala quejada de abajo colgadalos dientes largos y entresacadosel pescueço muy largo puesto en solos los huesoscon el garguero y tragapándescubiertos y por partes abiertos sus largos y mal formados miembrosdescoyuntados. Los podridos y negros huesos cubrían solos los cueros y pormuchas partes estaban abiertos y rotos tanto que lo más secreto de susentrañas se parecía. En la derecha mano traía una guadaña muy grande ydescompasaday bien amolada. En la siniestra tenía un pendón amarillobordado con una letra que decía así:

So esta triste bandera

viven grandes y menores.

Yo con mi modo y manera

con esta hoz segadera

pongo fin a sus dolores.


Delante del triunfal y lastimero carro venían el Llanto y el AlaridoelSospiro y el Gemidola Quejael Lloro y la Pasiónel Clamor y la Querellacon dolorosas trompas de negro metal que a la vista plomo parecíahaciendo untan triste y clamoroso son que temor y dolor sembraba en los coraçones de losque la dolorosa música oían.

De la manera que habéis oídoy trayendo derribados debajo de su carro detodos los estados de gentescon muchos pendones y banderas que debajo de sucarro rastraban por tierrallegó la espantable Muerte ante la poderosaJusticia haciendo un espantoso acatamiento y diciendo estas pocas y sordas ytemerosas palabras: Veis aquípoderosa doncellala Muerte tu ejecutora.Mándame qué hagaencomiéndame algopues dices que hay de mí necesidadquecon pronta voluntad y liberal ánimo lo pondré en ejecución. Con esto dio fina su corto hablar.

Cortésmente fue recibida la Muerte por la divina doncella y por lasdesterradas doncellascon mucha atención y con placer que hubieron con suvenida oyeron sus palabras y la sabia Justicia endereçando su habla a la Muertedijo de esta manera: Muertede los malos temidade los buenos amadajustaejecutora de mis sentenciascastigo y pena de los perversos y malosgloria ypremio de los justos y buenostu ley es justa por ser igual a todosal Papa yal que no viste capaal Emperador y al pastora todos pesas con un peso ypasas por un rasero. A ti tienen por final remedio los afligidospor socorro tellaman los atribulados y a ti desean por fin de sus apasionados días y cansadosaños los justos y con mortal enemiga aborrecen los malos. Sabe puesMuerteque de tu furia tengo necesidad. Y contóla todo lo que arriba habéis oído quese había hecho contra el Mundo y sus vicios y cómo mandaba volver al espaciosoorbe de la tierra a las desterradas doncellas y como los vivientes en élconcrescida revelación y gran maliciano solamente no las querían recibir peroaun amenazaban a la misma Justicia divina y a las desterradas doncellas por lamuerte del malvado Mundo y por el destierro de los abominables vicios. Portantodijo la divina Justicia a la Muerte: convienepor sacar los hombres detan grandes y manifiestos yerros y dañoso engañoy porque su maldad seacastigaday yo temiday la bondad y virtud amaday el vicio aborrecidoquevayas a la espaciosa morada de los hombres y con esa tu descompasada guadañalos cortes a todos sin hacer diferenciasegún es tu antigua condicióndándolos áspera y horrible muerte y trayéndolos a no pensado y doloroso finquitándolos y cortándolos el sabroso hilo de su vida. Esto cumplirás asísin faltar puntoporque no conviene que ocupe la tierra gente viciosasinovarones virtuosos. Y pues los requirió la Diligencia de mi parte con la paz yellos buscaron la guerrapodrán decir: si mal tengoyo me lo merezco. Porlo cual te exhorto y mando que sin dilación te partas a la tierra de loshombres habitada y quedejando el pesado carro y servidores y criadosvayascon presteza en una ligera sierpe que hallarás en una quiebra de la MontañaObscurala cual te llevará tan recio por las tierras que presto pondrás acuchillo y pasarás por los filos de tu cortadora guadaña todos los en ellasvivientes.

-De buen gradodijo la Muertecumpliré lo por tu grandeza mandado. Yporque lo quiero mostrar con obras y no con palabrasquiero tomar luego elcamino.

Diciendo estosaltó con no creída ligereza del triste carro y mandando asus criados que ahí la atendiesen y hiriendo reciamente sus negras alas con suamarillo pendón y la cortadora guadaña al hombrotomó el derecho camino dela Montaña Obscura por ahí subir en la ligera y voladora sierpe y prestamentevolar a la tierra.

De esta manera partió la temida Muerte por cumplir sin tardança lo que laera mandadoy la divina Justicia mandó aposentar [a] los servidores de laMuerte en una solitaria morada que ahí cerca estaba fuera del Campo de laVerdad y ella con su compañía se volvió a su muy rico palacio.

Capítulo LXX

Cómo la Muertellegando a la quiebra de la Montaña Obscuracabalgó en la sierpe y començó de correr la tierra y de lo que ahí le avino.

Con gran prisa caminó la rabiosa y encruelecida Muerte hasta llegar a latenebrosa quiebra de la Montaña Obscuraen la cual entre unos agudos peñascosy espesas enramadas halló una honda caverna y en lo más bajo de ella una bocade una obscura cuevaen la cual estaba una fiera y desemejada sierpe deterrible grandezafornecida de agudos cuernos y crueles uñas. Las sus espaldasunas voladoras alas cubrían; la cualcomo [a] la espantosa Muerte viocomençó de se encrespar y sonar sus conchas con un temeroso tremor que de verante sí la Muerte la tomó.

Pero la ligera Muerteallegándose cercasaltó encima de ella y la hizomover tan furiosamente como vuela el viento Bóreas y tan concertada como uncaballo muy arrendadoinfundiendo en ella otra rabiosa furia y más venenosaponçoña que la que ella tenía. La fiera y espantable sierpesintiendo lanueva espuelacon crecida furia saliendo de sus acostumbradas y escondidasenramadascomençó de mover sus descompasadas alas y grande cola por el noacostumbrado caminohasta tanto quellegando a la miserable tierracomençóde sembrar ponçoña y manifestar furia por toda la tierra. De manera quecomola desemejada Muerte se vido en aparejado y tan feo animalpara su cruel yfirme propósito y en tierra habitada de los enemigos de la divina Virtudalçando y venteando su amarillo pendón y esgrimiendo por el aire sudescompasada y cortadora guadañacomo quien da a sangre y a fuego la tierra ysus moradorescomençó con gran furia de correr con su empoçoñada yespantosa sierpe de unas partes a otrasentrando por lo poblado y saliendo porlos lindos camposcortando hombresahogando los viejosdespedaçando losmançebos y matando los pequeños niñosno perdonando a las mujeres. Unossegaba con su aguda guadañaa otros con su vista de espanto matabaotros lafiera y espantosa sierpe tragabaotros con sus crueles uñas despedaçabaotros mordía y empoçoñabaotros con su descompasada cola heríaotros consus agudos dientes y cuernos desmenuzabaotros tropellaba.

De esta manera anduvo la encruelecida Muerte gran parte de la tierradejandotantos cuerpos muertos y despedaçados que los campos cubrían y las olorosashierbas con su corrompida sangre y mal hedor empoçoñabanhasta tanto quellegó ante una grande casa de muy devotos religiososdonde acasopor la nuevaque habían de la venida de la muy espantosa Muertetodos los religiosos deaquella provincia estaban juntos tomando su consejo de lo que habían de hacer ypensando quepor ser muchos y religiososla Muerte los perdonaría. Estando deesta maneraoyeron las voces y llantos de los que la temerosa Muerte en tornode la casa mataba y por saber qué cosa fuesecorrieron todos a las ventanasca las puertascomo había del miedo de esta venidatenían cerradasypudieron ver cómo la Muertedejando despedaçados los que por aquel campotrabajaban y otros que a su morada y monasterio huíanse venía derecha a laspuertas del monasterio y llegando ante las puertas del monasteriocomo losviese descoloridostemerosos y asomados a las ventanas los hablo así:

Habla la muerte a los religiosos.

Los religiosos no penséis de os defender de mi furioso y fuerte braço y micortadora guadaña con cerrar vuestras puertas. ¿No sabéis que contra mi poderno hay castillono cosa fuerte? Hoy os pondré so mi amarilla bandera y seréisen el número de los míos. Venido es el postrero día de vuestra solitariavida. Hoy daré fin a vuestro vivir. Hoy os sacaré de vuestro trabajo delcuerposi alguno tenéisy os le doblaré en el ánima si mal vivido habéis.Ya la sepultura os esperala puerta abierta. Venid a mis moradas.

Diciendo estas palabrasla encruelecida Muerte se iba contra las puertas porlas herir con su amarillo pendón. A esta hora un anciano y cano viejo seatrevió entre todosca muy atónitos y temorizados estabanel esfuerço ycolores perdidascon las amenazadoras palabras y presencia de la Muerte. Yrogando que le oyese dio principio a tales palabras:

Habla un religioso a la Muerte.

Temida y espantosa Muertebien sé que jamás a nadie perdonaste hasta elúnico y verdadero hijo del verdadero Diosy cierto creo que tu ley es igualcon el grande y con el chicocon el mayor y con el menorcon el religioso ycon el soldadocon el escudero y con el caballero. Y conozco que eres el fin donuestras vidas van a parar y camino y estrecho paso por donde todos hemos decaminar y pasar. Eres terrero donde van a dar las saetas de nuestro vivir yhondo pozo donde se consumen nuestros largos añosy no se me esconde que erespurga que todos los vivientes en carne hemos de recebir; pero debesMuertemirar que la purga no se da sino a los enfermos y a los que tienen los humoresdel cuerpo corruptos para los alançar fuera; y asíla muerte y sepultura sonpara los viejosque ya enfermos en el vivir se pueden llamary no para lossanos mancebos que largos años pueden vivirni para los niños que tienen elmundo por conocer. Dime ¿por qué lo haces así contra toda razón igualandolos viejos con los mancebos? ¿por qué en general asuelas y destruyes toda latierra? Yo soy viejo y otros viejoscomo aquí veis entre este gran número dereligiososque ya es llegada nuestra hora y somos contentos de ir contigo a lasperpetuas moradas y de encerrarnos en las entrañas de nuestra madre. Contigoqueremos ir y tu compañía queremos llevar y so tu bandera queremos andarcontanto que perdones a la juvenil edad de estos mancebos y a la adolescencia deestos niños. Cese ya tu furia y amanse tu irano consientas que te llamencruelusa de alguna misericordia con estos religiosos.

Diciendo estodio fin el religioso a su habla y la cruel Muerte respondióde esta manera:

Habla la Muerte a los religiosos.

Tú eres viejo y esotros que son mancebos y todos los hoy vivientes habéisde pasar por los acerados filos de esta mi guadañaporque debéis saber que yosoy ejecutora de la divina Justiciapor la cual me es mandado calar la tierra yapocar el linaje y generación de los hombresporque han recebido los vicios ydesterrado las virtudes. Ypues soy ejecutorano puedo recibir ruego ni ponerdilaciónni acoger apelación. Ypues yo soy mandadano os maravilléis niagravéis porque cumplo el mandado de quien me lo puede bien mandarporquepuesto que quisiésedes excusar diciendo que no fuisteis participantes de lacometida maldadno será recebida vuestra excusaporque a veces pagan losjustos avuelta de los pecadorescomo pagó el pueblo y ejército de Israel elpecado que cometió en quererle contar David.

Diciendo estohirió con su amarillo pendón las cerradas puertaslascuales luego fueron abiertasy subiendo la arrebatada Muerteabriendo yquebrantando puertasprivó de la vida a toda la multitud de los religiosos consu acerada guadaña.

Luego que esto hubo hechobajó abajo ytornando a subir en la espantosasierpetornó a correr por las habitadas tierras y a hacer y usar de locomençado y no tardó mucho que con su ligera corrida llegó ante una granciudadde donde a caso el obispo con gran compaña de clérigos y gran númerode otras gentes había salido en procesión a una hermitapensando aplacar a lafuriosa Muerteca ya habían oído las nuevas del gran daño que por la tierrahacíaaunque mucho al contrario de lo que pensaban les avino; porque como yala Muerte muy cerca anduviesedesde una alta peñapudo ver la gran compañade gente que con el obispo en la procesión iba. Y endereçando su corrida paraallá los encontró con su venenosa y furiosa serpiente a la salida de la devotahermita. Donde sembró con su no pensada vista tan gran temor y espanto en loscoraçones de aquella gran compaña que como atónitos aun hablar no osaban. Ala hora el obispo se adelantó y salió al encuentro a la espantable Muertediciéndola de esta manera:

Habla el Obispo a la Muerte.

¡Oh Muerte! ¡oh Muerte! que a todos convidas a tu salsa de doloralça yatu encruelecida ira de sobre el humano linaje. Deja ya de usar de tu sangrientasañaten piedad de los niñosduélete de los mancebos y conténtate con losviejos. Vuelve la rienda a tu ponçoñosa sierpetorna a repisar el camino pordonde has venidono destruyas ya la simiente de los moradores de la tierranoacabes el humano linaje. Mira que si no lo hacesque agotarás y acabarás tugran poderporque si todos los hombres pasas por los filos de tu cortadoraguadañano habrá hombres que engendren sus semejantesni mujeres que losconciban y paranni tetas que los amamanten; y de esta maneraconsumidos loshombresno habrá ni hallarás contra quien endereces tu saetani tiendas tuflechani endereces tu mortífero arconi tampoco contra quien esgrimas tucortadora guadaña; y si no lo quieres hacer por nuestro ruegohazlo porque tusleyes y poder no haya fin. Yo y estos viejos de grado seguiremos tu tristebanderaporque la natura y razón y cansancio de los años a ello nos convidapero a lo menos contentándote con nosotrosy sacando de aquí esta presaperdona a los floridos mancebos y a los inocentes niños. Conténtate ya con lohechono acabes de calar la tierra. Vuélvete a tu morada y desde allásegúntu vieja costumbreherirás con mortal saeta a quien tú quisieres.

No había pues el obispo puesto fin a su decircuando la temida Muerte hizoprincipio a lo que se sigue:

Habla la Muerte al obispo y su compaña.

No dejara de aceptar tu ruego y hacer lo que me pidessi dejar de hacer loque hago fuera en mi mano; pero como yo sea mandada por la poderosa y divinaJusticiala sentencia que por ella contra vosotros por vuestros pecados estádadayo no la puedo revocar ni dejar de ejecutar. Este es el sueldo querecibiréis por servir al Mundo y abraçar los abominables viciospor olvidar avuestro Criador y desterrar las virtudes.

Diciendo estas palabrasla sañuda Muerte començó de segar y cortar con sudescompasada guadaña de tal manera quecon ayuda de su fiera sierpeen pocoespacio los dejó todos tendidos por tierra muertossin dejar ni uno de ellos.

Dejando pues la rabiosa Muerte aquel verde campo bien cubierto de cuerposmuertos y regado de humana sangrese partió de ahíno dejando de usar de sunueva crueldad y costumbre y ejecutando por toda la tierra el mandamiento de ladivina Justicia.

Capítulo LXXI

Cómo la Muerte llegó a los campos de Italia y de lo que laavino con un capitán y su gente de guerra.

En un díaen aquella hora que los verdes y olorosos caminos con la nuevaluz del claro sol se alegrabanla encruelecida Muertecabalgando sobre lavenenosa y nunca cansada sierpeun amarillo pendón tendidosu guadaña alhombroentró por los fértiles y belicosos campos de Italiapor aquella parteque un general capitán con grande y bella gente de armas y galana y bulliciosainfantería su real asentadohaciendo de los frutíferos campos morada. Puescomo la espantable Muerte tal compañía vio en que podía bien hartar su sañacomençó desde lejos a esgrimir fuertemente y con no creída ligereza lacortadora y amolada guadaña; lo cualcomo la belicosa y valerosa gente vidono pudo tanto que sus esforçados coraçonesforçados con mucho temornodiesen clara señal del concebido miedoenviando varias colores a susdescubiertos rostros y temblando con sus cuerpos en tanto grado que las armasmeneadas hacían un triste sonido.

El esforçado y valeroso capitánviendo lo que jamás en su gente y campohabía vistoy el nuevo espanto y temor que a su coraçón no vencido habíallegadoy la cruel Muerte ante sus ojossacando de flaqueza fuerçastendiósus pasos contra la espantosa Muerte y saliéndola al caminodelante de suarmada y amarilla gentedio principio a lo que se sigue:

Habla de un general capitán a la Muerte.

No des tanta priesaespantosa Muertea nuestra perdición. Atiende un pocoy óyeme dos palabras. La cruel fama de tu no pensada venida ha puesto la tierraen grande estrecho y tus sangrientas obras espantan los moradores de ella y tusnuevos hechos os destruyen y apocan. Tu guadaña los corta y tu cruel sierpe losdespedaça. ¿Qué quieres mássino que sólo oír tu nombre los pone entérminos de perder la vida? Ni mi juicio alcança por qué lo hacesni mientendimiento lo puede acabar de entenderni aun el pensamiento basta para lopensar. Si lo haces por ser temidano tienes necesidad de llevar al cabo locomençadoporque yo te juropor la orden de caballeríaque es tanto eltemor que tienen los hombres a tu venida y tan temorizados están los vivientesoyendo tus obrasque no hay hombre fuerte que de sola tu memoria no huya y seespante y aun a veces pierda el sentido. Mira bien esta gente que es la másvalerosa y esforçada que agora vive sobre la tierrapero yo te hago cierta quejamás oyeron tu nombre que no perdiesen las coloresmostrando de fuera lo queel coraçón encubre de dentro. Y aun hay entre ellos tales que de ti seacordando pierden con el temor las picas y no se pueden aprovechar de susarcabucesy perdiendo las fuerças y esfuerço no se pueden aprovechar de susmesmas armasy esto ser así al presente lo has bien vistoque están que noparecen sino temorizadas ovejas delante del león o del lobo. Mira bien que másembalsamados cuerposque no vivos parecen. Ora puessí quieres que en latierra te teman los vivientes no los mates todosporque quede quien te temacasi a todos los encierras en las tristes y llorosas sepulturasno habrá alláalguno que se espante de oír tu nombre como lo tememos acá; y si lo haces porlos pecados de los hombrescontentarte debes con lo hechoporque razón es queperdones a la multitud de la genteporque si a todos dieses fin no habría aquien aprovechase este tu castigoy más se podría llamar perdición ydestruición que no correcciónni se podrá llamar enmienda de lo errado sinogran crueldad y estrago.

Especialmente debes haber piedad de estos generosos y hazañosos soldadossialgunos has de perdonarporque éstos conservan los papales paños y losimperiales estados. Estos hacen que los reyesreinos y otros poderosos hombresno se alcen ni rebelen contra sus señores y superiores. Estos son causa queteman los malos y conserven en paz los buenos. Estos vengan los tuertos ydeshacen los agravios. Estos tienen segura en quietud la república. Estosquitan los corsarioslos ladrones y robadores de sobre la tierradándoloscrueles muertes con sus aceradas espadas. Si éstos no estuviesen en camponiel Papa tendría quietud en su silla ni el emperador paz en su imperioni ellabrador andarla seguro en su heredadni el rústico pastor en su aprisconiel regocijado leñador en el monteni el caminante en el caminoni elcodicioso mercader en su tiendani el marinero por la marni el estudiosoletrado en su estudioni el escribano en su escritorioni el clérigo en suiglesiani el devoto fraile en su monasterioni la monja en su encerramientoni la virginidad en las doncellasni la lealtad en las casadasni el esfuerçoen los mancebosni el consejo en los viejosni el escudero en la casa de suseñorni el alcaide en su fortalezani el caballero en el campo. El padremataría al hijoel codicioso hermano robaría al hermanoel primo trataríatraición al primoy finalmente el mundo andaría revueltola lealtad seperderíala virginidad se corromperíala amistad se convertiría en mortalenemigala paz se quebrantaría y las disensiones y guerras se doblarían. Latierra se asolaríalos templos se desharían y la fe se renegaría y lasgentes habrían desastrado fin. Todos estos grandes daños excusasen estossoldados.

Ora puesconsideraecua Muertesi pido justo que a éstos dejes vivirpuesto que a todos los vivientes hubieses de hacer morirno se encienda tu irano se caliente tu gran saña contra ellos. No les muestres enemigadales algúnprivilegio más que a los otros. Mira que todos son mancebos y que será granperdición enviarlos su florida juventud a la sepultura y que cortándolos contu guadaña de la vida cortas la flor del mundo. Por allá matabas viejos conmancebos y niños con mugerespero aquí destruirás la fuerça de la gente yacabarás la gran virtud y fortaleza de los coraçones. Mira bien lo que haces ypiensa lo que te pido y no descuides de lo que de este hecho puede suceder. Nocometas con furor lo que te pesará después que en ti haya cesado la cruentasaña. Vey lo que te parece y dime lo que piensas y acuerdas de hacer.

Estas fueron las palabras que aquel valeroso y esforçado capitán hablo a laespantosa Muertela cual respondió de esta manera:

Responde la Muerte al capitán.

Belicoso y animoso capitányo no me ocuparé tanto en gastar palabras pordar lugar a las obras. Bien tienes blasonado de tus soldados y alabadas susvirtudes. Yo te digo en verdad que si los vicios se perdiesen en la tierraqueen tu realentre tu guerrera gentese hallarían; porque dado que ellos seancausalo que yo no séque otros desechen los vicios y sigan la virtudellossiempre obran maldad. ¿Cómo quieres tú que yo perdone a los que no perdonan asus prójimos? Ante dándoles crueles muertes roban a sus sucesores lo que deellos legítimamente heredaban y les venía. Y no solamente despojan a losenemigos de las vidas y las haciendas pero aún a los amigosy que en suspropias moradas los acogenmaltratancomen y roban lo que tienen. Por lo cualhallo yo que éstos son más crueles que yoporque yosi matomi propiapropiedad es dar muerte y así no soy de culparpues uso de aquello para quefui de los hombres por su pecado y culpa hallada. Pero ellos fueron criadosparacomo animales racionalesconservar unos a otros la vida y hácenlo alcontrarioque quitan la vida y roban la hacienda. Yoaunque les doy la muerteno les tomo su hacienda que ahí lo dejo para los sucesores y herederos.Concluyendodigo que soy venida a quitar los viciosos de sobre la tierraypues yo hallo en esta tu gente más reniegosmás blasfemias y más vicios queen otra algunajusto es que los borre del libro del vivir.

Diciendo estas palabrasla rabiosa Muerte quísolos acometerpero el sagazy sabio capitánrogándole le oyesecomençó de decir de esta manera.

Habla el capitán a la Muerte.

Miradesaconsejada Muertelo que hacesy piensa bien si saldrás con loque piensas començar. Mira y considera cuán belicosa gente es esta. Solosestos bastan [para] poner en armas toda la tierra y aun subjetarla o destruirlatan bien como tú. Jamás pusieron cerco sobre castillovillani ciudad que seles pudiese defenderni ejército en campo los osó atender. Los reyes y losaltos hombres los honran y los bajos los [temen]. El emperadora quien ellossirven de grado y él los da sueldo y substentalos cura de coraçónporqueno solamente substentan su honra y imperio pero aun le aumentan y ensanchan elseñorío. Todo esto les viene por la gran bondad y esfuerço de sus personas ymayor fortaleza de sus braços. Piensa puesMuertecon quién tomas contienday dónde trabas palabras con belicosa compañía y sin padrinos. Tomando a estospor enemigos a toda la tierra injurias y todos los vivientes te seráncontrarios. Ultra de esto ellos están de propósitoy tú creo que ya lo hassentidosi con ellos por bien no haces pazo a lo menos treguade te darcruel guerra y se te defender en batalla. Di lo que pienses hacerque veis yaestán a puntoy yo cierto creo que no ganarás nada en esta batallaporquetú pensarás de quitarles las vidas y ellos darán a ti y a tu venenosa sierpela rabiosa sepultura.

Estas palabras dijo el animoso capitán a la encruelecida Muertela cual congesto más espantable que no airado respondió con pocas palabras y largoshechos:

Habla la Muerte al capitán.

¡Oh hombre de poco valor y muy pecadorejército flaco y débil compaña!¿pensávades de os defender de mis insuperables golpes con fieros de cobardeshombres? ¿Y cómo no tenéis sabido que el alto y el bajoel grande y elchicoel mayor y el menorel Papa y el sacristánel Emperador y el pastorcon sus grandes y poderosos estados están sujetos a mis leyes y no pueden huirde ser blanco y terrero de mi mortífera saetani pueden excusar de sercortados con mi acerada guadaña?

Acabando de decir estas palabrascon crecida furia y espantoso meneomoviendo su ligera y empoçoñada sierpecomençócon no pensada ligerezaarrebatando el capitán con su guadaña en dos partesde rodear la temerosacabañala cual en tornohecha una muelaestabalas picas hacia fueracomoquien espera toro o otro fiero animal; pero la cruel y espantosa Muertedespués de los haber rodeado dos vueltaspor donde más fuerça vidoarremetió con su osada fieraarrojando mortales y descompasados golpes con sumuy cortadora guadaña. Cortaba picasdeshacía cosoletesfalsaba trançadosarneses y derrocaba lucientes escudoscortaba hombressegaba piernasmancababraçosdeshacía cabeças.

De esta maneracomo la temida muerte hubo deshechodesbaratado y acabado lavanguardiavino sobre ella la retaguardia a buscar su total destrucciónsoltando contra ella y su furiosa sierpe la artillería gruesa y muchosarcabuzes y jugando de las picas. Pero aquéllaque nada podía empecersinaguardar tiempocon mayor furia arremetió y entró por ellospisando ymaltratándolos con su cruenta sierpela cualsin mucho se detenerpasaba porellos. De ellos tropellabaotros matabaotros con sus agudas uñas deshacía.Tan bien se ayudaban las dosla Muerte cortando y la fiera sierpedespedaçandoque en pequeño rato estaban aquellos herbosos campos tansembrados de muertos cuerpos del grande ejércitoque apenas la encruelecida yrabiosa sierpe podía andar la vía que otra vez había andadotantos eran lospedaços de los muertos soldados que ahí habla. De esta manera anduvo la cruelbatalla muy trabada y mal partida la mayor parte de aquel día; pero en finlafatal Muertecon la ayuda de su cruel sierpedio cabo de todo el grande ybelicoso ejércitosin dejar hombre de pie ni de caballoque privándole de ladulce y amada vida no le llevase a perpetua y rabiosa sepultura.

 

Capítulo LXXII

Cómo las dos personas que reprehendían a los que noobedecían la sentencia de la divina Justicia salieron a rogar a la Muerte quecesase su ira y suspendiese la persecución.

No cansada la cruel carnicera Muerte de la sangrienta batalla que con elgeneral capitán y su armada gente había tenidotornó a seguir suacostumbrado y començado caminoy guió derecho a la señora del mundollamada Romatalando los camposdestruyendo lugaresvillas y ciudadesdandocrueles muertes a los que ante sí podía tomar.

La dolorosa nueva de esta tan gran perdición vino a sonar en las orejas dedos altas y poderosas personasaquéllas quecomo obedientes a la divinaJusticiareprehendían los rebeldes hombres porque no querían obedecer elmandado de la poderosa doncellani recibir las desterradas virtudes; las cualesdos personassintiendo grave dolor por tanta perdición y deseando alcançarperdón de lo erradoacordaron salir al campo y recibir a la enojada Muerte conaquéllos que los suelen acompañar y en compañía de aquéllos que con elsudor de su cararompiendo la criadora tierracomen el pan de dolorporquecon tal y tan inocente compaña pensaban alcançar lo que su capitán con armaday belicosa gente no pudo defender.

Y pareciéndoles éste buen acuerdotomaron el derecho camino por dondetenían nueva que venía la Muerteesperando ganar honra yéndola a buscar yaque otra cosa no pudiesen alcançar. No anduvieron muchocuandosubiendo unpequeño recuestola vieron caminar con su furiosa sierpe por un espaciosovalle y ella asimesmo vio a ellosyéndose cada uno contra el otroaunque condiversas intencionesporque la cruel Muerte iba por los meter en la llorosasepultura y por tratar en ellos sañay ellos iban para la pedir la vida parasí y su compaña y para todos los que hasta aquella hora de sus manos habíanescapado.

Pues como fueron juntos en medio del herboso vallelos dos grandes capitanessaludaron a la Muerte; la cualtendiendo sus descarnados ojos por la noblecompaña y generosos caudilloslos tornó las saludes y holgó de hablar conellos y oír asimesmo lo que ellos quisiesen decir; aunque no con propósito delos perdonar las vidas. Començó de hablarles así:

Habla la Muerte con los caudillos de la cristiana gente.

La necesidadque carece de leyy la obediencia que debo a la divinaJusticiay el mandado general que por ellasin sacar ni salvar personame fuehechome compelenque no mi voluntadla cual yo quisiera tener libre para osperdonara que mueva mi cortadora guadaña y rabiosa serpiente contra tan altasdos personas y tan noble compaña; y con estoaunque no dejaré de hacer todolo que es en mi manolo cual será oír de grado todo lo que me quisiéredesdecir y yo hacerlocon tanto que no sea contra el mandado que traigo de lapoderosa y divina Justiciaca en ninguna manera yo puedo cesar de hacer lo queme es mandado.

Estas fueron las palabras que la Muerte habló a los dos caudillosa lo cualrespondió de los dos el que sagrados paños vestía.

Habla el de los santos paños a la Muerte.

Gran ingratitud y descomedimiento sería y habría en nosotros si la granmerced recibida de tu poderosa mano no regradeciésemos con palabraspues conobras satisfacer no se puedeaunque más te pudieras extender según tu granpoderporque dado que no sea en tu mano contravenir al mandamiento de la divinaJusticiapero al menos pudieras suspender la ejecución de élhasta que lamesma divina doncella fuese sobre este caso consultadaporque yo confío tantoen su bondad y gran misericordia quesiendo informada del castigo hecho y delarrepentimiento y penitencia de los hombres y cómo están de entera voluntadpara cumplir sus mandamientos y recibir a las desterradas doncellasquealçará su divina mano y suspenderá su mandamiento y tornara a reconciliar lavieja amistad entre las desterradas virtudes y los vivientes hombres. Por tantoyo te ruegotemida Muerteque si en alguna manera puedes extender más tu manoy hacernos esta merced y otorgarnos este donnos le otorguessuspendiendo laejecución del divino mandamiento hasta que la divina Justicia sea sobre todoconsultada; y asimesmo te ruego nos digas cuál es la causa porque haces estetan general castigo y destruyes todos los mortales y pones fin al vivir de loshombresca estamos en duda si es porque el Mundo desterró las virtudes y loshombres racionalesviniendo contra el divino mandamientono las han queridotornar a recibir.

-La causadijo la Muertees la gran maldad que mora entre los moradores dela tierra y la liga que todos los vivientes tienen hecha hoy día con losmortíferos vicios y la desobediencia que mostraron cuando desobedecieron almandamiento de la divina Justiciay porque no quisieron la santa compañía delas virtudes llamadas desterradas doncellas.

Estas palabras habló la temida Muertey el de las sagradas ropas replicóde esta manera:

Habla el de los sagrados paños a la Muerte.

¡Oh muy temida Muerte! paso arriscado y muy trabajoso y temido puertoley ydeuda común al humano linajetributo que el pecado puso sobre todos losvivientes en el espacioso orbe de la tierraclara a los justos y obscura a losperversos y malhechoresremedio de los afligidosca tú de sus cuitas lossacassocorro de los atribuladospues a sus trabajos das deseado fintuvenida es deseada de los que conocenadoran y sirven al único y eterno Diostrino en personas. Debajo de tu bandera voluntariamente andan los quepor elcelo de Dioscon verdadero conocimiento aborrecen esta mísera vida y susengaños. A voces te están llamando todos los que desean ir a las eternas yperpetuas moradas celestiales. Tus saetas y flecha temen los malos y tusmortales heridas aman los buenos. Tú eres inevitable paso por donde los unos ylos otros van a pasar; los unosa perpetuo gozo y eterna gloriay los otrosacontinua pena y no cansado tormento. Tú te puedes llamar derechamente justaporque no tienes más de una ley para todos y con todos las practicas de unamanera y a nadie perdonas que en su persona no la ejecutes. A ti que eresabsoluta señora sobre el vivir de los hombres en el firmamento de la tierraencuya mano está la vida y la muerte de los humanosqueremos yo y estecompañerojuntamente con toda esta compañapedir y mucha importunidadsuplicar queusando de tu gran poderhagas lo que puedesca más no seríajusto pedirte y esque pues no debes ni puedes contravenir al mandamiento de ladivina Justiciaque al menos hagas lo que es en tu manosuspendiendo laejecución del divino mandamiento hasta que la divina doncella que lo mandó seainformada del castigo y enmienda que se ha tomado de los hombres y de lapenitencia que hacen por haber quebrantado su mandado y haber sido contra lasvirtudeso desterradas doncellasy del bueno y santo propósito que tienen delas recibirno como compañeras sino como señoras y ayas de su vivirydestruir y desterrar los abominables vicios; y yo creoy tengo por muy ciertoque si nos otorgas este don que la poderosa Justiciasabiendo estoy teniendoallá de nuestra parte la Misericordiala cual no quiere [la muerte] delpecador sino que llore su pecado y viva. Y porque ya cesa la causa por la cualdiscernió su mandamientoque amansará su furor y templará su ira y usarácon los moradores de este suelo de piedad y misericordia y alçará laejecución de su mandado y aun dará por del todo cumplida su sentencia. Aflojaya túcomún Muertetu ira y pon rienda a tu braveza y concédenos estamercedpues yo y este alto señor te aseguramos de la penitencia de los hombresy quedamos por fiadores que con aparejados ánimos y ganosas voluntadesrecebiremos las divinas virtudes y desterraremos los inmundos vicios.

Estas palabras habló el de los sagrados pañosa las cuales aún apenashabía dado fincuando el compañero de las fieles y cristianas armas hizoprincipio a su decir en esta manera.

Habla el de las cristianas armas a la Muerte.

Yo por mi partedulce Muertefin y remate de los humanos trabajos yprincipio de perpetuo gozo y durable reposote ruego otorgues el don pedido ycumplas y aceptes el ruego de este santo varónca yocuanto a lo que a mitocaprometo de hacer publicar entre los cristianos que me son sujetos justasleyes por las cuales sean castigados los viciosos con tan grandes y gravescastigos que aborrezcan y destierren los vicios y reciban y amen las virtudes;lo cualyo piensono será menesterca todos las recibirán de buen grado ycon entera y pura voluntad; porque ya tienen conocido su gran yerro y han venidoen verdadero arrepentimiento de su desobediencia y sus abominables vicios. Nonos niegues puestemida Muerteel don pedidopues el poder para lo hacer note faltani para este hecho suspenderni a la divina Justicia para del todoeste castigo alçar. Mira que con pura y entera voluntad lo pedimos y de todocoraçón lo agradeceremos; lo cualsi usando de tu magnífica liberalidadhacessiempre quedaremos en deuda por tu gran merced recibida.

Luego que el de las cristianas armas acabó estas palabrasla temerosaMuerte començó a decir lo que se sigue:

Habla la Muerte a los dos caudillos de la gente cristiana.

No puede ser mi ira tan crecidani mi saña tan cruelque no oya la justapetición y acepte el ruego de tan altas personas y tan noble compañaporquelo pedido me parece justoy yo con razón no lo puedo negarpues me lo pedísy yo lo puedo hacersin salir de lo que me está mandado por la divinaJusticia. Y si digo que haciendo lo que me es pedidopues en mi mano essuspender y en la poderosa Justicia anular o rebocarque yo suspendo laejecución de lo que me fue mandado ante la divina torre del Campo de la Verdadhasta tanto que la poderosa Justicia sea consultada sobre el castigo hecho yvuestro arrepentimiento y petición. Y porque esto con brevedad haya deseadofinyo mando al olvido de la Vidami mensajeroque a la hora se parta alCampo de la Verdadel cual haga saber a la divina doncella lo que acá pasasegún es dicho; yhabido su parecer y mandadovuelva con brevedad a estevalle con el despacho de todo lo que ahí le fuere mandado; yentre tantoyome apartaré a aquella espesura por hacer ahí a solas mi moraday vosotros osvolved a la plaça del Mundo; ycomo viéredes mi mandadovenid a este valledonde sabréis de mi boca lo que del Campo de la Verdad me será mandado.

No fueron bien acabadas de decir estas palabrascuando el Olvido de la Vidatomó el derecho camino del Campo de la Verdad y los dos capitanes de la gentecristianadespidiéndose de la obscura Muerteque a la espesa montaña sesubíase tornaron a la señora del mundo.

Capítulo LXXIII

Cómo el Olvido de la Vida volvió del Campo de la Verdad yhizo saber a la Muerte cómo la Justicia mandaba cesar la persecución por lapenitencia de los hombres.

Treinta días eran pasados y el Olvido de la Vida no era venido del Campo dela Verdadpero no eran cumplidos los treinta y uno cuando entró por la espesamontaña donde la sola y triste Muerte estaba y como ante ella llegóhecha sumesuracontó todo lo que en el Campo de la Verdad le había avenido y lo quetraía negociado.

Sin más ahí se detenerle mandó partir a la plaça del Mundo a llamar alos dos caudillos de toda la cristiana gente; lo cual luego en un punto fuehecho como le fue mandado y los dos capitanescon no cierta esperança de lavida y dudosos de la obscura muertecon su acostumbrada compañajuntamentecon el olvido de la Vidatomaron el camino del valle y lugar para estoaplazadodonde fueron recibidos de la Muerteque atendiéndolos estaba; lacual los habló de esta manera:

Habla la Muerte a los dos capitanes del cristiano ejército.

¡Oh discreto caudillo de los sagrados paños y sagaz y gran capitán de lascristianas armas! regocijaos con la buena nueva y gozaos con la mercedalcançada. Gran gloria habéis ganado y perpetua fama siempre de vosotrosvolará por el espacioso orbe de la tierrapues con la cristiana gentesaliendo de la señora del Mundohallasteis tanta gracia en este valle ante misojos que merecisteis alcançar gran don de mis manosy valió tanto vuestroruegojuntamente con la penitencia que ha parecido en los hombresante eldivino acatamiento de la poderosa Justiciaque os ha concedido un tan alto ymagnífico donque por sólo esta [causa] os podéis llamar bienaventuradossibienaventurança hay en la tierra. Gozaos y regocijaos que la poderosa Justiciapor ser vosotros rogadores y porque los vivientes han conocido su yerrohapuesto perpetua paz entre los moradores del firmamento terrestre y mi cortadoraguadañacon tanto que los dosen nombre de todosprometáisen cuanto envos fuere y pudiéredesque recibiréis las santas virtudesque por otrohombre desterradas doncellas se llamany que desterraréis los hediondos yabominables viciossegún por la poderosa Justicia es mandado; porque de otramanera os hago ciertos queal que yo hallare revuelto con algún o algunosviciosle cortaré la vida ydándole cruel muertele pondré en perpetuasepulturasegún se contiene en la sentencia que la Diligencia os notificó departe de la divina Justiciaporque yo no hago paces más de con los virtuososen cuanto usaren de la virtud ypor el contrariocon los viciosos aplazo nuevaguerra y los publico por mortales enemigos.

Estas fueron las palabras que la muerte hablólas cualescomo fueronacabadasel caudillo de los sagrados paños dio principio a lo que se sigue:

Habla el de los sagrados paños a la Muerte.

Magnífica Muerteporque me parece que tienes ya el pie en el estribo y queya quieres volver la rienda a tu venenosa sierpeseré breve en mi decirpuesto que muy prolijo quisiera serpues había razón y causa por ello.

De las grandes y poderosas personas es de hacer las grandes mercedes yconceder aventajados donescual es éste que de tu larga mano hemos recibido. Yporque no le podemos servir y regradecer con alguna obra por ser tan excesivosobre el muestro poderdebes de tomarnos a cuenta la voluntad que de te servirtenemos.

En presencia de la divina Justicia me quisiera hallar para agradecer conpalabras el magnífico don que nos ha concedidopues ninguna humana obra bastaa te servir. La merced aceptamossu mandamiento obedecemosprometemos yjuramos de le cumplir y contigo confirmamos el pacto y conciertosegún y comonos es mandadoquedando con limpias y puras voluntades para recibir porseñoras y ayas de nuestro vivir a las desterradas doncellas.

Dichas estas palabrasno quiso la temida Muerte más atenderantedespidiéndose de los caudillos y su cristiana compaña tomó el derecho caminode la montaña de la Quiebra Oscura para dejar ahí la espantosa sierpe y deahí ir al Campo de la Verdad.

Despedidos de la temerosa Muerte los dos caudillos de los sagrados paños ylas cristianas armas se tornaron con entero gozo de sus ánimos acompañados desu cristiana gente a la plaça y señora del redondo orbe terrestre.

Capítulo LXXIV

Cómo la Muerte tornó al Campo de la Verdad y de la cuentaque dio de lo que había hecho y cómo las desterradas doncellas se volvieronpara la tierra.

La espantosa y muy temida Muertesiguiendo el derecho camino de la MontañaOscurallegó en breve tiempo a la quiebradonde dejó la venenosa yespantable bestia y tornó de ahí a seguir el derecho camino del Campo de laVerdad y ahí dio entero descargo a la poderosa Justiciaante las desterradasdoncellasde todo lo que había hecho en el terrestre orbecontando por claraspalabras los hechos que había hecho y las palabras que con cada uno habíahablado y las que de ellos juntamente había oído; lo cualtodo así acabado yrelatadosegún arriba habéis oídode licencia de la divina Justicialatriste Muertetomando su funeral carro y su llorosa compañase tornó a latenebrosa cavernasu antigua morada.

Pues como ya ciertas fuesen las recobradas doncellas que la tierra estaballana y las paces hechas y los humanos coraçones para las recibir aparejadosjuntándose todasse fueron ante la poderosa Justicia por haber licencia parase volver a su antigua tierra; la cualaunque mucho de la partida de lasdesterradas doncellas la pesase y más de mal se la hiciesepero viendo queasí se debía y convenía hacercondescendiendo a su importuno ruego.

De esta manerahabida la licencia y alcançada esta gracia de la divinadoncellalas restituidas y recobradas doncellasde dos en dos y de tres entresdespidiéndose primero de la justa Justicia y después de sus compañerasy hermanas las Virtudescomençaron de salir del Campo de la Verdadtomando elderecho camino de su tierra y natural patriahasta tanto que ya no restaban desalir más de las dos solasNatural Razón y la sabia Prudenciaa las cualespor ninguna vía la poderosa Justicia consentía dejar al Campo de la Verdad ytomar camino de las cristalinas columnasporque temía que en su ausenciasintiría gran soledad. Pero en fincansada y importunada con continuos ruegosy menudas peticionesaunque muy de mal se le hacía perder tan agradablecompañía y tan dulce y santa conversaciónles dio licencia para se partir.

Otro díaal tiempo que las verdecicas y olorosas flores con los pálidosrayos de la hermosa mañana se alegraban y recobraban sus perdidas coloreslasdos sabias doncellas Razón y Prudenciaacompañadas de sus servidores y delCaballero del Solsalieron del deleitoso y espacioso Campo de la Verdadsaliendo juntamente con ellas la Poderosa y divina Justicia hasta la divinatorredonde se despidieron no con pocas lagrimaspasando grandes cortesías dela una parte a la otra.

Despedidas que fueron la Natural Razón y la sabia Prudencia de la divinaJusticiatomaron luego el ancho camino de las cristalinas columnas ypasandopor los defendidos pasosde los cuales las dueñas y su gigante y susaguardadores huían como conocían a la Natural Razón y a la Prudencia y alCaballero del Soldejando los pasos libresllegaron por la herbosa y estrechasenda a aquella parte donde la muy rica tienda de la Natural Razón estabahincadaal tiempo que el Caballero del Soldespués de partido de la doncellaTrabajosa Vidavino a ganar y cobrar la provechosa y santa compañía de laNatural Razón. En el cual lugarlas dos sabias doncellas mandaron hincar susricas tiendas en las cuales reposaron esa noche.

Capítulo LXXV

De una habla que hizo la Natural Razón al Caballero del Solllamado Desterrado.

Otro día por la mañanael Caballero del Solllamado por un pajeentróen la parte de la rica tienda donde estaba la Razón; la cualhaciéndolesentar en una silla y poniendo en su cabeça una preciada corona y en sus manosun rico bastónsegún otras veces en aquel camino después de los pasosganados acostumbraba haceren presencia de la sabia Prudenciacomençó dedecir estas palabras.

Habla la Natural Razón al Caballero Desterrado.

Venturoso y bien fortunado Caballero del Solque has merecido servirfielmente en tiempo de gran necesidad a la Natural Razóntu servicio ha sidofieltu voluntad puratu trabajo grandetu bondad muy crecida y tu esfuerçoy valentía muy mayor; ycon todo esocreo que te tienes por muy bien pagadode lo mucho que en mi servicio has hechopues te llevésegún que teprometíhasta dentro en el Campo de la Verdaden el cual viste todo nuestrohecho con el soberbio Mundo. Ultra de esta pagapor el grande amor que por tumagnánimo esfuerço yo te tengoyo prometo queaunque de mí te partasen tuausencia te favoreceré y ayudaré en tus necesidades. Por tantotú jamás demi te olvidaque yo nunca perderé tu memoria; avive tu entendimiento ydespierte tu ingenio y oye esto quecon las postreras palabras que de míoiráste encomiendoca no lo recibiré por menor servicio que el que hastahoy me has hecho. Acuérdate de lo que con mucho cuidado y con reiteradas ydobladas palabras tantas veces te tengo encomendado y mandado y agora de nuevocon mayor eficacia te encomiendo y torno a mandar y es que porque de todonuestro hechoasí como para mí y por ti ha pasadohaya perpetua memoriaentre los hombresque tú lleves la historia de todo a la tierra para los enella habitantesy ahí la hagas imprimir y publicarasí como te la daráescrita mi muy sabia Prudencia de su propia manoy no lo tengas en poco yagradece este grande magnífico don a esta alta y muy sabia doncellael cual yode ella he alcançado con muchos y continuos ruegos por tiy porque de ellosaquen los vivientes hombres algún ejemplodoctrina y provecho. Ten en lamemoria esto que te mando y mira que no te olvides de poner luego la mano enello y desde agora te despide de mi compañía. Vístete de tus maltratadasarmasca así te conviene volver como vinistey toma la senda herbosala cualte tornarápor [la] morada de la doncella Trabajosa Vidaa la cueva de laLabrada Puertaasí como te trajoDios te guíey el ángel bueno sea en tuguarda.

Dichas y acabadas estas Palabras por la Natural Razónla sabia Prudenciatendió su mano y dio al Caballero del Sol un hermoso libro diciendo: TomaCaballero del Solla summa de tus trabajos. El Caballero del Sollarodilla hincadase llegó y le tomó yante que de tierra se levantaseenesta manera dijo: Muy altas y generosas doncellaspues yoel Caballero delSolque Desterrado me solía llamary agora me llamaré Caballero Sin Venturaporque me conviene por vuestro mandado partirme del vuestro servicio ycompañíano puedo servir tan magníficos dones como hasta hoy de la vuestragrandeza tengo recibidos con alguna obra que al menor de ellos igualequierocon palabras declarar la entera voluntad y firme propósito que tengo de servira vuestras magníficas y excelentes personas hasta que a este trabajado cuerpodesampare mi ánima.

Acabadas de pronunciar por el Caballero del Sol estas palabraslas cualesapenasde muy turbado con el dolor que sentía por apartarse de la dulce ysanta compañía de dos tan tas doncellaspodíavertiendo lágrimasacabarllegaron ahí los dos pajesque servirle solíancon sus rotas armasque éltraer solíade las cuales en presencia de la Razón y la sabia Prudencia fuearmado.

Capítulo LXXVIII

Cómo el Caballero del Sol acabó su peregrinación ydestierro y volvió al castillo de su amigo Pelio Roseo.

Llegada la hora de la partidano con pocas lágrimasel Caballero del Solrogando a la Natural Razón no le apartase de su memoriapues le era forçadoperder su compañíay prometiendo de ponerluego que en el castillo de PelioRoseo fuesepor la obra lo que le era mandado y rogando a la sabia Prudenciapara en aquello le hubiese por encomendoel coraçón cercado de fuerte dolor ylos ojos vertiendo lágrimasse partió el Caballero del Sol de las dos sabiasdoncellastornando por el estrecho camino de la repisada senda; por la cual noanduvo mucho que llegó a la pobre cabaña de la doncellaTrabajosa Vidallamada; la cualcomo le viocon alegre semblante salió de su pobre morada yle recibió con mucho placer. Y el Caballero del Sol la saludó cortésmente yhaciendo un mesurado acatamientola rindió grandes gracias por el buen consejoque de ella había recibido yloando mucho su estrecha y trabajosa sendasepartieron el uno del otroenseñándole la trabajosa doncella el derecho caminopara la puerta ferrada de la cueva de la Labrada Puerta; por el cual con muchotrabajopor el peso de las armascaminó hasta llegar a la puerta de hierro;por la cual entrandoca así estaba abierta como él la había dejado cuandopor ella salióanduvo tantoaunque con harta fatiga por ser obscura yescabroso el lugarque pasando por la larga mina y por las salas de lostrabajoslas cuales todas halló pacíficasllegó a la Labrada Puerta congran quebranto y muy molido y cansadoaunque con harta alegría por verse yafuera de aquella mina y tenebroso lugar; pues como hubo salidotendió los ojoshacia aquella parte donde la cama de cortadas ramas había dejado cuando poraquella labrada puerta entro ypuesto que muy secas las viesepero por estartan trabajado no esperó a cortar otrasante se arrojo sobre aquéllas como siun muy rico lecho fuerapareciéndole que ahí tomaba gran reposo de lospasados trabajosdonde en breve fue rodeado de un profundo sueño.

No eran pasadas tres horas después que el Caballero del Sol sobre las secasramas dormíacuando con gran ruido las puertas de la cueva de la LabradaPuerta se cerraron con tanto ruido y estampido que parecía la cueva toda y sussalas hundirse y aun la tierra abrirse; con el cual terremoto el Caballero delSol despertó tan atónito y espantado quecomo entredormidopensando queenemigos sobre él viniesenpuso mano por su buena espadalevantándose conpresteza de las secas ramascomençó de tirar golpes a diestro y a siniestro;pero ya que hubo tornado de su sueñoviéndose salido de la obscura cueva dela Labrada Puerta y pensando las grandes cosas que por él habían pasado ymirando las fuertes armas despedaçadas y rotas por muchas partes y su cortadoraespada hecha sierratanto se maravillaba como si no por hechos si no por sueñolo hubiera pasado.

Una pieça estuvo de esta maneramás ajeno de sí mismo que cuando en elmayor peligro y oscuridad de la cueva de la Labrada Puerta estaba. Pero como ala memoria le ocurriese lo que le había mandado la Natural Razónnodesechando el continuo pensar en lo que por él había pasado y lo que había enel Campo de la Verdad vistotomo el camino por la quiebra y enramada adelantepara el hermoso y fuerte Castillo del Miradero con propósito de no decir nidescubrir cosa alguna a nadieaunque fuese su único amigo Pelio Roseohastaque por la historia que llevaba fuese publicado y lo leyesen y vieseny hastaque hubiese puesto fin a lo que le había sido mandadopor no ser reprehendidode parlero ni acusado de negligente.

En aquella hora que el muy claro y rutilante Febocansado de alumbrar a losmoradores del orbe y redondez de la tierraquitaba su resplandeciente corona desus dorados cabellosel Caballero del Soltendiendo sus pasos por la espesurallegóno con poco afánante la plaça del alto castilloen la cual paseabaa aquella hora Pelio Roseo. Y como Pelio Roseo conoció al Caballero del Sol porlas armasviniéndose contra él y tomándole entre sus desarmados braçosestuvieron gran pieça que no se pudieron el uno al otro hablar palabratantaera la alegría que sus regocijados coraçones habían sentido. Después que elexcesivo placer se repartió por sus amigables y generosos pechosel alegrecoraçón soltó lengua de Pelio Roseoel cual hizo principio a su decir enesta manera:

Capítulo LXXVII

De una habla que hizo Pelio Roseo al Caballero del Sol y cómotornó en España.

¡Oh mi leal y fiel amigo! ¿Es posible que te tengo con mis braços? ¿Quées de ti? ¿Es posible que yo te veo con mis ojos? ¿Eres tú o suéñolo yo?¿Quién te despedaçó tus ricas armas? ¿Quién enflaqueció tus belicososmiembros? ¿Quién maceró tu valerosa y generosa persona y quién trabajótanto tu fuerte cuerpo? ¿Quién descoloró tu hermoso gesto? ¿Quién dio causapara que tanto creciese tu bien puesta y nueva barba? Por ciertosegún pareceen tu personano te dormías en las pajas ni debías de estar de espacio dondequiera que tú estabas. La más cierta nueva que teníamos de ti era que algunafiera te había despedaçado. ¿De dónde vienes acabo de tanto tiempo? Dime lacausa de tu ida y los trabajos me cuenta de tu larga ausencia.

Estas fueron las palabras que dijo Pelio Roseo al Caballero del Sol; el cualviéndole tan lleno de alegríapensando volvérsela en tristezano osavanegarle lo que pedíapero en finconociendo su gran discreción y viendo queasí conveníale respondió de esta manera: Mi buen amigo Pelio Roseono tequisiera encubrir lo que pides que te declarepero porque así cumple yconviene hacerseruégote me perdones hasta su debido tiempo. Y si necesidad aesto no me compelierayo no te lo negara. Mándame dar de cenarque de esto yde reposar tengo necesidad.

Como Pelio Roseo entendió que el Caballero del Sol se quería encubrirdisimuló con cordura y más en el caso no le habló.

Pues como Silvio supo de la venida de su señorver las cosas que hacía ydecía con la crecida alegría y sobrado placer que con su vista habíarecibidomás tonto que loco y sin seso que no gozoso y regocijado parecíacon cuya llegada mucho placer recibió el Caballero del Solca pensó que entanto tiempo que su escuderocreyendo que no volveríao le habría ido abuscar o se habría vuelto a España.

Después de este alegre recibimientoel Caballero del Sol y Pelio Roseomano a manose entran en el Castillo del Miraderodonde fueron bien recibidosde sus caballerosque todos a porfía corriendo venían ya a las puertas delcastilloy después de la mujer de Pelio Roseo y sus damas y doncellasdondepasaron grandes cortesías y alegrías de la una parte a la otra; después delas cualeslas mesas fueron puestasdonde fue bien servido esa noche elCaballero del Sol de todo lo que hubo menester.

Después que las tablas fueron alçadasel Caballero del Sol fue llevado yacompañado hasta su aposento y con todo esto Pelio Roseo no se podía partir deéltanto era lo que le amaba; donde esa noche reposó del trabajo pasadoporque bien le hacia menester.

Otro díadespués que Febo había repartido por la tierra la lumbre de suresplandeciente corona y dorados cabellosel Caballero del Sol se levantó ysubiéndose a una cuadra que en una torre de una esquina del castillo de suaposento estabade la cual toda la montañarío y floresta se veíancomençó de descoger y abrir el hermoso libro que la sabia Prudencia le habíadado; en algunos días que ahí recogido estuvo pasó la historia por la letracomo la había obrado y pasado primero por el hecho. Pues como le hubo acabadoyvio que la historia contenía verdad y gran provechodio el libro a PelioRoseo para que le hiciese trasladardiciéndole así: Toma de un leal yverdadero amigo este libroescrito de la propia mano de la sabia Prudenciaporel cual verás lo que me pediste y preguntaste en mi venida ante este castillo ydónde yo he estado y todo lo que he visto y por mí ha pasado. Juntamente conlo que a ti aconteció andándome a buscar en la olvidada puerta de las sietecuadrasde lo cual estoy maravillado como la sabia Prudencia me quiso hacer tangran merced y hacerme merecedor de tan gran donque no solamente escribió y medio mis trabajos en este libro pero aún los tuyosque por la amistad eres otroyo. Esto que está en esta historia te neguécaro amigoen mi llegadaporquebien viste que le traía en mis manospor ser cosa tan prolija de contar quemejor la verás y leerás por esta escritura que yo te la podré ni pudieracontar por palabras.

Pelio Roseo le rindió muchas gracias ytomando el libroen pocos días loleyó y pasó y hizo trasladaren el cual asimismocomo es dichohalló todolo que le aconteció en la olvidada puerta de las siete cuadrastan bienescrito y tan verdaderoque él no lo pudiera así escribir ni tan clarocontar; por lo cual mucho fue maravilladopareciéndole que quedaba en grandeuda a la sabia Prudencia. Y de aquí entendió que no tenía necesidad de darde ello cuenta al Caballero del Solporque ya el Caballero del Sol por lahistoria lo había vistopor lo cual el Caballero del Sol mucho más le amabaconociendo la verdadera y fiel amistad de Pelio Roseo.

De manera que como la historia fue acabada de trasladartomando el Caballerodel Sol su hermoso librosegún la sabia Prudencia se le había dado ydespidiéndose de Pelio Roseo y de su mujersus caballerosdamas y doncellascon muchas lágrimas de todoscon sólo su escudero Silvio se partió paraEspaña. Y como después de largos días a su propia patria hubo llegadohizoimprimir y publicar el libro que la sabia Prudencia le había dado. El cualcontenía en sísin faltar letralo que en éste habéis leído.

Veritas de terra orta est.

Deo gracias.

Iustitia de celo prospexit.


El autor somete todo lo contenido en este libro a la corrección de losdiscretos varones y principalmente lo pone todo debajo de la corrección de lacatólica y cristiana iglesia.

LAUS DEO

Impreso en Medina del Campo en casa de Guillermo de Millisdetrás de laiglesia mayora quince días del mes de febrero de mil y quinientos y cincuentay dos años.




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