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Últimos escritos

 

Pedro Antonio de Alarcón

 

 

A mis hijos

PaulinaPedroMiguelCarmen

y Petra

Recuerdo de su amantísimo padre

PEDRO.

 

 

Más viajes por España

 

- I -

De Guadix a Granada

Los tres primeros viajes de mi vida fueron en burroesto esa la moriscapobre... ¡Mi buen padreque santa gloria hayatenía demasiados hijos paratener también muchos caballos!

El burro... de regalo (llamémosle así) que su merced nos había cedido alos muchachos más pequeñosy en que solíamos irpor turnos de dos y hastade tres jinetes simultáneosa comernosal pie de fábricalas uvas de ojo deliebre a que debía su celebridad nuestra inolvidable viña de las Angosturas dePaulencallamábase Luceroy fue el que me sirvió de cabalgadura para losmencionados tres viajes.

Principiaron éstos por una excursión de dos díasque hice en calidad deescudero de mi propio padreal Marquesado del Ceneto sea a variospueblecillos enclavados en las faldas septentrionales de Sierra Nevada... ¡Catorceaños tenía yo entoncesy aún me parece estar viendo los amenísimosbarrancos de Gérez y de Aldeirey las inmensas moles de hielo del Mulhacem!...¡Tal impresión dejaron en mi ánimo! También recuerdo vivísimamente elsoberbio Castillo de Lacalahorraalzado sobre el pueblo del mismo nombre...Data el Castillo de los días de la Reconquista; pertenece a los Duques delInfantadoy habitábalo entonces un su deudo y administrador... Mohosasarmaduras de los últimos tiempos de la espada y gruesísimos cañones de losprimeros tiempos de la pólvora hablaban allí todavía de antiguas y santasguerrasy realizaronpor tantoa mis ojos de poeta incipientetodos loscuadros bélicos que ya había yo imaginado y soñadoleyendoa escondidas demis juiciosos padres y maestroslas Novelas de Walter Scottuna detestabletraducción en verso castellano de La Jerusalem libertada y la Historia delRebelión y Castigo de los Moriscosescrita por Mármol; libros que me prestabaen secreto una señora casi mayormedio casada y medio viudaque habría sidototalmente guapay que aún cuidaba mucho sus manossus dientes y su calzado;la cual se complació largo tiempono sé por quéen aumentar mi afición alo heroico y maravillosopara acabar luego por darme a leer ciertos librejosmenos ideales y cristianos... que constituían el fondo reservado de subiblioteca.

Mi segundo viaje en burro fue a los Baños de Alicúndistantes seis o sieteleguas de mi ciudad nataly a donde no fui a bañarmeaunque Alicúnenárabe (según Nebrija)quiere decir «la Salud»sino escapado del hogarpaterno (primera salida mía a lo D. Quijote)a fin de admiraren unión deotros zagalones imberbescaballeros también en sendos jumentoslas grutas deestalactitas y estalagmitas donde nace el agua bicarbonatada cálcica que haceallí milagrosas curas desde la dominación de los Moros... inclusive.Perfectísimamente recuerdo la emoción poética que me causó esta romería...¡Si Sierra Nevadapocos días antesme había parecido la Amaltea andaluzadepositaria de la abundancia y la fecundidadlas grutas de Alicúnsituadas alopuesto confín de la diócesis en que vine al mundome parecieron los Reinosde la Muertequiero decirlos Infiernos de Plutón (de que ya me habíahablado Virgilio durante el segundo curso de latín)o más bien nuestro propioInfierno católicoque por entonces era mi única y constante pesadilla.

Tercero y último viaje en burro: a Granadael otoño de aquel mismo año(1847)a graduarme de bachiller en Filosofía.

¡Granada!... En muchos libros he hablado de su hermosurasuperiormentedescrita además en prosa y verso por grandes literatos de todas las naciones...Me limitarépuesaquí a declararlisa y llanamenteque nada he visto enEspañani en Franciani en Suizani en la hechicera Italiaque seacomparable con aquella vega siempre verdecon aquellos cármenes siemprefloridoscon aquella sierra siempre nevadacon aquellas nobilísimas torres decolor de orocon aquel Palacio soñado por los genios de Oriente y con aquelcielo de amor que todo lo cobija; ydicho esto acerca de la antigua corte delos Alhamarespaso a hablar del caminonada más que del caminode Guadix aGranada.

Setenta y nueve veces lo he recorridola mayor parte de ellas a caballoyni una sola han dejado de maravillarme los singularísimos y variados cuadrosque ofrece a la vista aquel trayecto de diez leguas escasas. Principiad porhaceros cargo de que el tal camino cortaa media alturael más importanteestribo de la colosal Sierra Nevadaen cuyos misteriosos barrancos penetracuyas vírgenes aguas ve saltar espumantes de risco en risco; a cuyas pedregosascresterías asciendepor cuyas plácidas mesetas se dilataen cuyos encinaresa las veces se oculta... Comienza la ascensiónal terminar el redondo valle deGuadixpor la pendientísimaCuesta de Diezmatrazada en zig-zag sobre una masade arcillaque forma como la peana de la verdadera Sierra y que no es más queel sedimento resultante de diluvianas inundaciones. Posteriores aguastorrencialesque necesitaron salidarompieron a su veza todo lo largo y entoda su profundidadesta masa arcillosaabriendo allí cierta especie de tajode mis pecadospor cuyo borde meridional pasan hoy (¡demasiado cerca!) lasredobladas eses del caminomientras que la opuesta pared del pavorosoderrumbadero recrea vuestros ojosy como que os seduce y atraecon el mayorprodigio de toda la jornada; prodigio tan singular y raroque el buril lo hareproducido en muchos libros de viajesasí nacionales como extranjeros.

Porque es el caso que las lluviasal caer sobre aquella pared verticalhanlabrado la gredaora por percusión oblicuaora por filtraciones iniciadas enlo altofingiendoen una extensión de media legualas más elegantes ymenudas tallas de la arquitectura gótica -junquilloshornacinasdoseletesagujasportadastorres;- ycomo la greda o arcilla tiene igual color que elmármol viejoresulta completa la ilusión con que se admira aquel interminabletemplo sin cultodenominación ni fielesque parece pertenecer a un mundofantástico.

Casi a la mitad de la jornadadespués de pasar unos medrosos encinaresllamados el Chaparral de Diezmay poco antes de llegar a la más poética ymorisca de todas las ventas andaluzascuyo justificado nombre esEl Molinillohay dos cerros que sirven como de tambores o contrafuertes a la gran ciudadelacentral de la Sierra y que también son dignos de largo estudio... ¡Todos loscolores y matices de que nuestra madre y profesora la Naturaleza hace gala enmineralesflores y plumasestán allícomo en paleta de pintormezcladospero no confundidos!... Parecenpuesaquellos cerros dos magníficos ydescomunales ramilletescuyas intensas y bien concertadas tintas recomiendo ami amigo el eminente paisajista Haes.

Respecto de la cumbre o divisoriallamada los Dientes de la Viejamereferiré a las primeras páginas de mi novela El Niño de la Boladonde (guardadmeel secreto) he descrito aquel sublime parajesin revelar su nombre. Los talesdientes soncomo quien no dice nadalas mismísimas crestas de la alta sierrael riscoso y mellado perfil que desde lejos se la ve dibujar en el cielounlaberintoen sumade blancos peñones plantados de pie en mitad del caminoala manera de fantasmas interpuestos entre dos horizontes. Pues imaginaos ahoraaquella cumbretal y como yo la vi por primera veza la edad de catorce añosy picoa media nochea la luz de la lunaasustadocon sueñoen burrollevando un mundo de quimeras poéticas en la imaginación y oyendo a losarrieros hablar de asesinatos y robos ocurridos cerca de tal o cual de aquellosdólmenesy decidme si no está plenamente justificado el que treinta añosdespués la eligiese para teatro de la presentación de mi trágicoManuelVenegas.

En cambionada más risueño y gracioso que el cuadro que vi al salir elsolcuando todavía nos faltaban dos leguas para llegar a Granada. Llevábamosya bajados por aquella parte dos tercios de la altura a que habíamos subido porla otra... La sierra iba de vencida... Sin embargoentre la Capital y nosotrosse interponía aún la estribación subalterna en que se asienta el pintorescopueblecillo de Huétor-Santillán... Pero he aquí que de pronto los cerroscomienzan a separarsedeterminando una depresión triangular de la línea delhorizonte y dejando ver a lo lejos una pañoleta(así la llaman mis paisanos)del horizonte subsiguienteo sea un vistoso y alegre pedazo de la amplia vegagranadina... Ocho o diez leguas de extensiónal menos por enfrente de nosotrostendría aquella otra comarca que fulgurabaallende el maravilloso rompimientocomo un país de las Mil y una noches... «Todo aquello que ves (me decía mibuen padrecabalgando a mi lado y dándome mucha conversación para que no medurmiera)todo aquello está más allá de Granada... La parte verde y menosdistantedonde relucen aguases la famosaVega de la ciudad. En cuanto a lamisma Ciudadpuede decirse que ya estamos casi encima de ella. Dentro de unahora descubriremos a nuestros pies la Alhambra y el Generalife.»

¡Granada! ¡la Alhambra! ¡el Generalife!... ¡Qué nombres para míque yahabía leídogracias a la susodicha señora casi mayorla Historia de losbandos de Zegríes y Abencerrajespor Pérez de Hitay la novela de Martínezde la RosaDoña Isabel de Solísy millares de versos antiguos y modernosacerca de la Cruzada de Occidente!... ¡Para míque en materias políticas (léasehistóricas o historiales) era entonces mucho más moro que cristiano!

Llegópor últimoel ansiado momento... Llegó el momento de descubrir aGranaday su vegay la Alhambray el Generalifey Santaféy La Zubiaycien otros pueblos y caseríosprimero desde las alturas de El Fargueydespués desde las de Fajalauza... y fue tal allí mi emociónqueparahacérosla comprender enteramentecreo lo mejor no deciros nadasino remitirosa la admirable pintura que de aquel panorama hizo Chateaubriand en su románticanovelade venta en todas las libreríastitulada El Último abencerraje.

Porque habéis de saber que el Moro denominado «el último abencerraje»llegaba también por el camino de Guadix cuando descubrió la Ciudad de las miltorres.

 

 

- II -

De Guadix a Almería

Prescindiendo de otras idas y venidas a caballoo cuando menos en mulo)desde Granada a Guadix y desde Guadix a Granadadonde comencé la carrera deabogadoque muy luego dejé por la de teólogopues así juega el hombre consu suerteo la suerte juega con los hombrestócame hablar ahora de cómoascendí a viajar en galerao sea de mi primer viaje de Guadix a Almeríaverificado en Abril de 1854.

Érase la galera de aquéllas de alto bordoen que los viajeros no vansentadossino tendidosy tendidos en verdaderos colchones; galerasenormísimasen que caben hasta diez y ocho yacentessin necesidad de quenadie yazga por completo encima de otro; galeras tiradas por diez o doce mulasque no han trotado jamás ni sido esquiladas ni limpiadas; galerasdentro decuyas bolsaso colgando de sus varas por la parte exteriorvan cajonesbaúlesarcascestoscatres de tijeraguitarrassartenescalderostrébedesleña para guisary hasta un par de cántaros de agua... algunas deestas cosas en la previsión de un atranque que impida llegar a los pueblecilloso ventas del camino y obligue a vivaquear en medio del desierto.

Porque es de advertir que el camino de Guadix a Almeríano existe ni haexistido nunca más que en el nombre... Márchase la primera hora por el álveode un ríocuando el río lleva poca agua; ysi lleva muchano se hace elviajey en paz: éntrase luego en el lecho de una ramblasi la rambla estáenjuta; ysi no está enjutase naufragacomo pudiera naufragarse en el canalde Mozambique; pero supongamos que esté enjuta: camínase allí sobre movedizasarenasarrastradas por frecuentesasoladoras avenidasdándose muchas vecesel caso de que el último aluvión torrencial haya abierto profundas zanjasoimprovisado verdaderos montículoslo cual obliga a la galera a retroceder enbusca de otro derrotero; y así continúa el llamado caminocausando loscorrespondientes vuelcos y atascoshasta que se llega muy cerca de Almeríadonde... hace ya cosa de medio siglo que se aburren en la inacción unoscomienzos de carretera.

Séame lícito detenerme aquí dos segundos para deplorar una vez más eltriste destino de aquella desventurada provincia. ¡Ninguna otra hay en Españadondea la hora presenteen el año de gracia de 1883se desconozcan todavíano ya los caminos de hierropero hasta loscoches-diligencias! Proyectos no hanfaltado nuncani faltan hoy. Carreteras principiadas hay varias. Los hijos orepresentantes de aquel país hacen grandes esfuerzos por remediar tal estado decosas. Pero la situación actual es la que digo: ¡Almería está incomunicadapor tierracon las adyacentes capitales de provincia y con la capital del Reinosi hemos de entender por comunicación cualquiera vía directa por donde puedanmarchar carruajes acelerados! En una palabra: ¡para venir de Almería a Madridhay que principiar por embarcarseel raro día que algún vapor tiene la bondadde tocar en aquel puertode paso para otra costa de España! ¡Lo mismomismísimoocurriría si Almería fuese una isla como la de Alborán o como lade Cuba!

Volviendo ya al camino de Guadix a Almeríao más bien a mi viaje de 1854diré que invertí en él cuarenta horas para andar cosa de quince leguas. Elprimer día salimos de Guadix muchísimo antes de que amaneciera (¡y cuenta quea fines de Abril amanece ya bastante temprano!)y a las seis de la tardeo seacatorce horas despuéshicimos altoal remate de unas llanuras estériles ydesiertasen el pueblo denominado Doña Maríadonde teníamos pensado dormirpero donde en realidad no dormimospor no entrar esto en los cálculos de lasno sé cuántas miriadas de pulgas que habían adoptado la buena idea deestablecerse en el Parador públicoa fin de alimentarse con sangre de pasajero.En cambio salieron a relucir las tres guitarras que iban a bordo; y como entrela tripulación no faltaban dos o tres buenas mozasy el ventero tenía variashijas muy guapasy érase una templada noche de primaveray algunos apenashabíamos entrado en quintasse bailó hasta cerca del amanecerqueyarendidos de sueño y de fatiganos acostamos todos los viajeros de ambos sexosa obscuras y como Dios quisoen la todavía desenganchada galerala cualemprendióal cabo de una horasu segunda majestuosa jornada.

Más agradable aún que el anterior fue este otro día de viajepues lospasajeros nos tratábamos ya como hermanosy algunos con intimidad todavíamás dulcemientras que el terreno iba quebrándose y hermoseándoseprogresivamente según que penetrábamos en la estrecha garganta que abre paso ala cálida y montuosa tierra de Almería. No recuerdo en qué venta medioalmorzamosluego que hubimos descabezado el sueñoy desde entonces fueronvarias las cuestas que algunos y algunas subimos a piemucho más de prisa quela galeracosa que nos permitía sentarnos a esperarla en las cumbressi nopreferíamos tomar por algún atajo o trocha que nos consintiese tambiéndescender al vallejuelo próximo en menos tiempo que las ya indicadas doce mulas:es decirque los más sueltos y fogosos hicimos andando casi toda esta segundajornada.

En cuanto al aspecto del paisajedijérase que habíamos entrado enterritorio africano. Pitas e higueras chumbas mostraban sus feroces pencas enlos barrancos expuestos al Mediodíay elegantes palmeras se destacaban a lolejos sobre un claro horizonte¡que ya era el horizonte del mar! Los hombresque allí nos salían al encuentro usabanen lugar de pantalón largo o decalzón cortoaquella especie de doble enagüilla de lienzo blanco que no pasade la mitad del muslo y que lleva el nombre de zaragüelles... y con esto y conla faja encarnada y el desabotonado chaleco de vivos coloressi no parecíanmoros de Marruecosparecían moros de Trípoli o de Túnez. Las venterasenfiny las moradoras de los pueblecillos o aduares por donde pasábamosnosmiraban con unos enormes ojos negros en que relucían todas las fiebres de lossedientos arenalesmientras que su pálida y morenísima tez y sus gallardoscuerposmuy bajos de talletraían a la memoria bíblicos asuntos de famososcuadros y grabados.

Hasta para los hijos de Granadatodo aquello ofrecía novedad y hechizo;pues hay que advertir que la provincia de Almería tiene más de levantisca y demurciana que de andaluzaora en la vestimentatipo y lenguaje de susindígenasora en la fisonomía y productos del terreno... Yo de mí sé decirquelo mismo en 1854 que cuandoen 1861después de conocer algo el Áfricahice a caballo mi segundo viaje a Almeríasentí allí emociones más propiasde Oriente que de Europamás semíticas que jaféticasmás muslímicas quecristianas.

Llegamos a la Capitaldonde mi ilusión no tuvo límites en lo relativo aestos ideales africanos que tanto imperan siempre en la fantasía de losgranadinos. Almeríacon sus casas bajas y cuadradasesto esde un solo pisoy sin tejados; con sus blanquísimas azoteas (pues allí se abusa tanto delenjalbegado de cal como en los pueblos oficialmente moros); con sus tortuosasestrechas y entonces no empedradas calles; con sus penachos de palmerascampeando en el aireentre erguidas torressobre las quebradas líneashorizontales del apretado caserío; con su caliente atmósferasu limpio cielosu fúlgido mar y su radiante solque en aquel momento declinaba hacia elocaso; Almeríadigoera la odalisca soñada por nosotros los poetas del otrolado de la gran Sierra; era la visión oriental que a mí me había sonreído alo lejossiempre que fui a conversar con lo pasado en las alcazabas y palaciosmoriscos de Guadix y Granada; eraen finun espejismo producido por la costade enfrentea cuyas ciudadesblancas tambiény también coronadas depalmerasfueron a morir sin poder ni ventura los expatriados descendientes deAlhamarel Magníficoy entre ellos aquel heroico Muley Abdaláel Zagalquellevó el título de «Rey de Almería.»

No se creasin embargoqueconsiderada socialmentela ciudad que describotiene también algo de berberisca y antieuropea... Muy al contrario: es una delas poblaciones más cultas de España; lo cual proviene de quehace muchotiempose buscó la vida por mara falta de comunicación terrestre con elmundo civilizadoy entró en íntimas relaciones industriales y comerciales conInglaterrani más ni menos que Cádiz y Málagaa las cuales se parecemuchísimo (especialmente a la última) en el orden intelectual y moral. Quierodecir con esto que las personas acomodadas de Almería viven un poco a lainglesapiensan un poco en inglésson tan corteses y formales como los máscélebres comerciantes de la Gran Bretañay consideran indispensable tomarmucho témudarse de camisa todos los díasleerse de cabo a rabo unperiódicoafeitarsecuando menoscada veinticuatro horasy hablar mejor opeor la lengua de lord Byron. Combinadas estas graves formas con la viveza ygracia andaluzas (de que los hospitalarios hijos de Almería no puedendespojarsepor mucho que se afeiten y por blancos y tiesos que lleven losfoques)resulta un conjunto agradabilísimo de buenos modosingenioseriedady gitanería que no inventara ni el mismo diablo... En cuanto a las hijas de laCiudaddiré que este andalucismo britanizado no puede ser más seductor ydeliciosoy quepor consecuencia de éllas almerienses (del propio modo quelas malagueñas y gaditanas) son una especie de ladys agarenasquedesde elpiso altoreinan sobre sus padres y maridosafanados siempre en el escritoriodel piso bajo...

Recuerdo quecuandosiete años despuésvolvísegún he dichoaAlmeríay penetré de llenocomo ya más hombreen los mejores círculos desu sociedadme admiré muchas veces de encontrar allí todos los encantos delos más elegantes palacios madrileños. Letrasmúsicapolíticabolsanovedades de todo géneroeran asunto familiar y constante en las tertulias deaquella ciudad semicolonialitinerariamentedivorciada del resto de laPenínsula... Y recuerdo también haber pasado horas de amenísima conversacióny sibarítico bienestar en una especie de Casino secretollamado el Costum(nombre inglés desfiguradoque en español significa aduana)donde sus quinceo veinte socios y tal o cual afortunado forastero se reunían a fumar legítimohabanotomar indiscutible mokaleer excelentes periódicos y revistas de todoel mundoy dormir la siesta en mecedoras butacas... ¡Ay! ¡Más de la mitad delos que me agasajaron se han muerto! ¡Reciban mi cordial saludo los que aúnexisten!

En esta segunda visita a Almería observé que ya iban empedrando sus callesy que se edificaban muchas casas de más de un pisoal uso moderno europeolocual no me entusiasmó en manera algunapues que privaba a la ciudad de sucarácter árabe... Pero volvamos a la primera visitaa la de 1854no sea quepor detenerme demasiado a hablar de la segundacaiga en la tentación dereferir cierto lanceque no merece pasar a la Historiaen que dos inocentesvertieron su sangreal rayar el díadentro de un cercado de higueras chumbaspor un quítame allá esas pajas...

Nada he dicho ni diré del efecto que en Almería me produjo la vista delmarporque ya lo había yo contemplado en Málaga en 1853como ya relatarédentro de pococuando me toque hablar de mi primer viaje en diligencia y envapor. Por lo que toca a monumentos artísticos almeriensesos recomiendo quesi alguna vez hay camino para ir a aquella ciudadvisitéis sus viejas murallasárabes (si ya no las han derribado todas)y que os fijéis con preferencia enlas de la parte Noroestedonde también hay restos de unaAlcazaba muy notablecon hermosas cisternasy una capilla que fue Mezquita. Tampoco dejéis de verla Catedralgótica de las postrimerías de este orden arquitectónicoy lacualpor fueramás parece fortaleza o castillo que templo cristiano.Fortaleza es efectivamenteconstruida ex profeso por tal arteque sirviesecomo sirvió largos añosal propio tiempo que para el culto de Diosparadefenderse de los hombres; quiero decirpara rechazar a los piratas berberiscosy turcosdueños del Mediterráneo y azote de sus costas cuando se empezó aerigir esta iglesialo cual fue con alguna anterioridad a la batalla de Lepantoy a la consiguiente decadencia de la piratería musulmana.

Y nada más me ocurre contar de Almeríacomo no sea que contienefábricasde desplantaciónde fundiciónde espartos y de otras cosas; que suriqueza procede principalmente deSierra Almagreraabundantísima en minas deplatay de Sierra de Gadorabundantísima en minas de plomo; queextendidohoy en sus campos y en los limítrofes el cultivo de la caña dulcelaprovincia fabrica y exporta ya mucho azúcary queno obstante las continuas ymalhadadas emigraciones a Orán (a que sólo pondrá término la construccióndel proyectado ferrocarril)la capitalque hace cincuenta años se quedóreducida a 18.000 moradorestiene hoy bastante más de 30.000los cuales noreciben las cartas de esta villa y corte sino a las cinco fechasde haber sidoechadas al correo.

 

 

- III -

De Granada a Málaga

Éste fue mi primer viaje en diligencia... Mas no creáis que en una de esasdiligencias de mala muerteque ahora se usanllamadas tambiéngóndolasquesólo recorren caminillos provinciales o vecinalessino en una de aquellasambulantes casas de tócame roquecomparables a los antiguos navíos de trespuentesque fueron arrumbadas por la aparición del ferrocarrilcomo los talesnavíos por las fragatas de vapory que recorrían suntuosas carreteras deprimer ordenvenían de un tirón desde Cádiz hasta Madridiban de otrotirón desde Madrid hasta Bayonay eran por ende asombro y maravilla de todoslos pueblos del tránsito.

En Enero de 1853cuando yo fuí en diligencia desde Granada a Málaganohabía en España más camino de hierro que un trozo en Cataluña y el deAranjuez a Madrid. La diligenciapuesseguía siendo respetabilísimovehículoparticularmente aquéllascomo la de que se tratacompuestas de dosberlinasinteriorrotonday cupéen que cabían veintidós viajerosaméndel mayoralarrellenado en el pescantey de los dos pasajeros supernumerariosque solían compartir con él aquella especie de tronoy del zagalque de vezen cuando se sentaba en algún estriboy de la pareja de guardias civiles quese colgaba de tal o cual correay de los tres o cuatro valientes queenúltimo apurose acomodaban dentro de la vacaentre los baúles y maletasydel postillón o delanterode quien hablaré con ocasión de viaje mássolemne...: total28 ó 29 tripulantes.

Docecatorce y hasta diez y seis caballos o mulas tiraban de aquel arca deNoé montada sobre ruedasy a fe que yo no podré olvidar nunca y que hoyrecuerdo con un placer indefinible tantas y tantas noches fantásticas comopasé en mi juventud dentro de tales coches-monstruosoyendo entre sueñossobre todo cuando ya era el segundo o tercer día (!) de empaquetamiento ytorturael trote acompasado de las diez y seis uniformadas bestias; al mayoralque les hablabaen su común idioma; al zagalque rugíamoliéndolas a palosy al postillónque cantaba entre dientes la rondeñatodos ellos mediodormidos tambiéncomo si el propio viaje fuera asimismo un sueño o pesadillade que todo el mundo despertaba un poco cada vez que se mudaba tiro...

Pero concretémonos al viaje de Granada a Málagaque apenas fue un ensayo omuestra de semejantes emocionesdado que en él sólo se pasaba una noche enclaroy contentaos con las únicas particularidades que recuerdo de aquellaperegrinacióna saber: que relevamos tiro en pueblos tan interesantescomoSanta fe y Lojasin ver de ellos másen tal nocheque el sucio velón ylos belicosos empleados del Parador de diligenciasquea las ocho o las nuevede la mañanadespués de afanarse mucho el ganado para subirnos a lo alto deuna sierraalmorzamos en El Colmenarvilla muy populosa y alegrey quealpoco ratodescubrí desde aquellas alturasallá muy lejoslo menos a cuatroleguas de distanciauna especie de subcielomás azul que el cielo mismo y queel cerco de montañas del horizonte...

¡Era el mar! ¡El marque por la primera vez aparecía ante mis ojos! 1¡El marla patria de todos y de nadie; el más allá de España y de Europa;el elemento intermedio entre los Continentes o pedazos habitables del globoterr.áqueo y los reinos de la muerte o de la inmortalidad; la parte del Planetaextraña a nuestra viday en cuyas soledades no somosni seremos jamás otracosaque unos temerariosimportunos y asustados huéspedes!

Debería callarme todo lo demás que pensé al descubrir el mundo marino...pero voy a decirloaun a riesgo de que lo califiquéis de extravagancia.Pareciome que había salido de una cárcel; que acababa de obtener un ascenso enmi carrera de hombre; que había llegado a no sé qué especie de mayor edad;que era más grandemás libremás dueño de mis accionesmenos mortalmenos esclavo de los poderes de la tierra... Y presentí de golpe y confusamentelos inefables larguísimos coloquios que había de entablar tantas y tantasveces con las olasalborotadas o serenasdurante mi azaroso tránsito por lavida... Presentí los días de meditación y éxtasis que había de pasarensolitarias peñas del Cantábricoen encantadas playas del mar andaluz o delTirrenoo bien enfrente del Adriáticodesde las arenas del veneciano lidopreguntando al mundo de las aguas por una felicidad mayor que las engañosas yprecarias de la fugaz existencia terrestre... ¡Y bien sabe Dios que lasusodicha mañana estuve a punto de llorar en aquel cupé o sotabanco de ladiligencia de tres pisosdondetan lejos ya de la casa paternaiba yoacercándome a Málagaen busca del vellocino de oro de la gloria!...

Porque he de advertiros que esta expedición era la segunda jornada de miprimer viaje al paraninfo de las Letras; era un rodeo para trasladarme a Madrid;era mi verdadera salida de D. Quijote; eraen finconsecuencia de haberabandonado pocos días antes mi hogarcontra los consejos de mis benditospadresa los diez y nueve años y algunos meses de edadllevando en el baúluna reputación manuscrita (según dijo cierta pupilera madrileñaconrelación a otro personaje por mi estilo) y poseedor de tan poco dinero o cosasemejantequehabiéndome tocado la quinta algunas semanas despuéstuve quevolverme más que a prisa de Madrid a Guadixen busca del perdón y delbolsillo del autor de mis díasantes de que el Gobierno de S. M. me declararaprófugo. Iba yopuesa Málaga la mañana que digoa embarcarme para Cádizdonde poseía parte de un periódico literario que érame preciso organizar demodo que me sostuviese en la Cortey he aquí la razón de que me pusiera tanmelancólico la remota aparición del marsímbolo para mí de lo desconocidoen aquel solemne cuanto arriesgado viaje al reino de la Fama y de la Fortuna.

Una hora después desaparecieron todas mis preocupaciones y tristezas...Habíamos llegado cerca de una agria pendientedenominada la Cuesta de laReinaya muy vecina a Málagadesde donde se descubre de pronto y a vista depájaro toda la ciudadtoda su campiñatodo su puerto poblado de mástilestodo su mardentro y fuera del espigón del Muelleque remata en lanombradísima Farolay luego una gran extensión del Mediterráneo y hastavagos asomos de la costa africana... Parecía que el mar estaba verticalmentedebajo de nosotros: ¡tan empinada es la cuesta que nos separaba de sus orillas!Reverberaba el sol en aquella inmensa lámina de aguacomo en disformeespejo... La orla de blanquísima espuma queen playas y peñasmarcaba loslímites de la tierra y de las olassemejaba la fimbria de armiño de aqueldilatado manto azul con reflejos de plata. La ciudadblancapintorescagraciosaparecía un lujoso broche del manto verde de los campos... Y todoelloreceñido por vistosas montañas a la parte del Norte y cobijado por uncielo purísimo y espléndidocomponía un magnífico panorama que me llenó dejúbilo y entusiasmo.

. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

Muchas veces he estado después en Málagay aun he residido en ella mesesenterossegún consta del Diario de un Testigo de la Guerra de Áfricadelcuadro de costumbres Lo que se ve por un anteojo 2 y de otras varias obrasmías... Pero nunca sentí ni comprendí tan hondamente su naturaleza ycarácterespecialísimos en Andalucíasobre todo en contraposición aGranadacomo en ésta mi primera y rápida visita. Porque lo que más llamó miatención desde luegoaunque estaba prevenido por la famafue el sello fabrily comercial de la poblaciónmaterial y moralmente considerada... ¡Resultabatan nuevo y tan asombroso todo aquello para un granadino que nunca había salidode su provincia!

Pero esta observación merece mayor comentarioy lo voy a hacer por medio deun paralelo. En la decaída y relativamente pobre tierra de Granadael ideal detodos los espíritus se cifraba todavía en la Historiaen lo pasadoen lanobleza de los pergaminosen la majestad de tal o cual monumento... Para suafortunada rival Málagael ideal estaba en lo presenteen lo modernoen eltrabajoen el capitalen el créditoen el valor industrial o comercial de lafirma... Los granadinos hablábamos a todas horas de Boabdilde los ReyesCatólicosdel Gran Capitánde Tendilla... Los malagueños se extasiabanhablando de los Heredias y de los Larioscomo luego habían de extasiarsetambién hablando de los Loring... En Granada todo era devocionesfantasíassentimentalismoleyendassesiones literariasconmemoraciones históricas...En Málagael orgullo local consistía en haber exportado aquel año 250.000quintales de pasas200.000 quintales de vino300.000 arrobas de higos secosmillón y medio de limones y otro millón de arrobas de hierro en barrasetc.etc.etc.

Esta manera de ser de los malagueños se revelabay sigue revelándoseenel aspecto de la ciudadlujosa y de edificaciones modernasabundantísima enesos obeliscos de ahora llamados chimeneas de fábricasen ricas tiendas yvastos almacenesy pobremuy pobrede monumentos artísticos. Ademástodolo dicho en el capítulo precedente acerca de la vida social de las clasesacomodadas de Almería tiene aplicación a Málagaaunque en escala muysuperior. También aquí predomina el estilo inglés en gustos y costumbrescontanta más razóncuanto que son muchos los verdaderos ingleseso hijos detalesque se hallan establecidos en la ciudad. Estos hijosbritanos por supadre y malagueños por su madre y por su crianzaconstituyen un tipo suigeneris de formidables recursos para los negociosen el cualal frío juiciodel inglésse unen la gracia y travesura de Andalucía y aquella tácticaespecialísima para hablar y discutir que distingue a las gentes de Málagaporcuya virtud o por cuyo vicio los hechos se escurren entre las manos comoanguilasla lógica es perpetua esclava de la elocuenciay la verdad tienealgo del azogue...

Aprovecharemospuesla ocasión para asentar como axioma que lo másnotable de Málaga son los malagueños. Ni en Sevillani en Cádizni enCórdobadonde la gracia fluye a borbotones de todos los labioscausan tantoasombro los donaires de la conversaciónparticularmente en la clase baja.¡Qué imágenes tan pintorescas! ¡Qué prontitud y qué ingenio en eldiscurso! ¡Qué chiste en el calificativo! ¡Qué expresión en el gesto y enel ademán! ¡Qué maestría para hacer lo blanco negro! ¡Qué arte para pasarde lo patético a lo jocosoy viceversasegún las necesidades del caso!¡Qué salidas! ¡Qué quiebros! ¡Qué escamoteos del tema y de la moral deldebate! En cuanto a las malagueñasya lo sean genuinamenteya estén ingertasen inglés o en alemánnada se me ocurre que exponersino bendecirlas contoda mi almareconociendo y declarando que adunan tantos arbitrios deimaginación y estilo como los malagueños y algunas cualidades íntimas ysólidas que a ellos les faltan; es decirque tienen juntamente garbo y juiciosal y ternuragitanería y conciencialo cual las hace envidiables y temiblesa un propio tiempocomo todo aquello que es superior al hombre...

Largas horas podría seguir hablando de Málagadonde he residido despuéscomo literato y político aventurero (en 1854)como militar (en 1859)y comopacífico bañistacon mujer e hijos (en 1870); os describiría su clásicoPaseo de la Alamedapoblado de elegantes damas a piea caballo o en cocheyos diría sus nombres y apellidossus nobles prendas y otras particularidadespor haber tenido el honor de tratarlas en saraosteatros y tertulias;atravesaríamos el Guadalmedinapara visitar el célebre y ruidoso barrio delPerchelasiento de la tunantería más fina y más graciosa del universo-mundoinclusa la de aquellos diablos que siempre están cantando y riendo en losmuelles de Nápolesy recordaríamosal subir al Castillo de Gibralfaro(dondeestuve encerrado un mes por mi voluntad o por dar compaña a un queridísimopreso militar y político)otra especie de barrio que había antes de laCorachay quesegún me cuentanya no existecuyo nombre era El Mundo Nuevo.Allí contemplé muchas vecesen 1854cuadros más inmoraleshediondos yterribles de los que suelen ofrecer a la espantada vista aquellos húngaros ygitanos nómadas que acampan a las afueras de nuestros pueblospor negárselesen ellos hospitalidadde miedo a toda clase de infecciones... ¡La Corte de losmilagrosde Víctor Hugose quedaba en mantillascomparada con aquellasgentes que se encenagabancual si fuesen cerdos con almaen la mugreen elvicio y en el crimena pocos pasos de las más pulcras y lujosas calles yplazas de la capital!... ¡Comprendo que haya desaparecido El Mundo Nuevo!

También os describiríasi dispusiera de más páginasel bienacondicionado Círculo Mercantilque tiene mucho de club o casino inglésydonde siempre he sido galantemente tratado; la Plaza de Riegocon el monumentodel infortunado General Torrijosy compañeros mártires; la hermosa Plaza de laConstitución; la Aduanaedificio que honra a Carlos IIIcomo todos los de sureinado; la Catedralel Teatrola Plaza de Torosy muy especialmente lasAtarazanaslaAlcazaba y el citado Castillo de Gibralfaronobilísimos padroneshistóricos de la augusta Málaga de otras edades... Pero tan prolija tarea nocabe en este bosquejo de superficiales recuerdos míosy se halla desempeñadaademás en varias obrascomenzando por las antiguasConversaciones históricasmalagueñas del presbítero D. Cecilio García de la Leña (1792)y acabandopor las modernas Guías.

Concluyamospuesdiciendo a coro con la musa popular de la patria de losmejores boquerones del mundo:

¡AdiósMálaga la bella...

 

bien que no estemos nosotros en el caso de completar tan sentida coplaqueprosigue del modo siguiente:

Tierra donde yo nací!

¡Para todos fuiste madre

Y madrastra para mí!

 

Ycantada esta coplarefiramos el viaje marítimo que emprendí al otrodía desde Málaga a Cádiz.

 

 

- IV -

De Málaga a Cádiz

Como la presente odisea(no me cansaré de repetirlo) tiene más bien porasunto mis casuales y personalísimas impresiones que la descripción y pinturaexacta de las cosas dignas de versepero que no llegué a veren tal o cualciudad o caminoy estoy resuelto a prescindir hasta de las siete maravillas delmundosi no topé con ellas o no las estudié al pasoresultamis queridoslectoresque muy poco habré de deciros acerca de mi estreno del mar; puesaunque fue en buque de vapor y en cámara de popacual correspondía a un poetabien nacidoque echaba a volar con poquísimo dinerocreyéndosesin embargoque todo el mundo era suyohice la primera mitad de aquel viaje tan desdichaday prosaicamente como el Don Juan de Lord Byroncuando las náuseas no ledejaban responder con protestas de amor a la carta de despedida de DoñaJulia...

Mi Juliaquiero decirmi ideal poético en aquella travesía eraprincipalmente la Costa de Áfricapara cuya devotísima contemplación desdeel barco tenía yo atirantadas y templadashacía más de un mestodas lascuerdas de mi morófilo espírituproponiéndomeen cambiocerrar los ojos ybajar la frente cuando pasara por delante del aborrecido Peñón de Gibraltarperenne afrenta de nuestra patria y escarnio de las augustas sombras de Guzmánel Bueno y de Gravina... Mas cata aquí que la desventurao sea el espantosotemporal que reinaba en el Estrechotrastornó de tal modo las cosassegúnque ya había trastornado mi cabezaque apenas pude divisar a Ceuta y aTángerentre las nieblas del horizonte y del mareomientras que me vi obligadoa permanecer nada menos que veinticuatro horas enfrente de la plaza robada aEspaña por Inglaterra...

¡Veinticuatro horassíestuvimos anclados en el puerto de Algecirasaguardando a que fuera posible pasar del Mediterráneo al Océano! Montañas deagua habían sustituido a las que en otro tiempo debieron de enlazar a Ávila yCalpe y servirpor tantode puente entre África y España... ¡ElEstrechoestaba cerrado otra vez por una barrera infranqueablecomo antes de latitánica empresa de Hérculesdel Lesseps de la fábula! Más claro: elestrechohabía vuelto a ser istmo.

¡Ojalá hubiera sido aquel accidental fenómeno un hecho definitivo ycierto! ¡Ojalá nunca volviera aquella angostura a dar paso a naves procedentesde la mar atlántica; que así no volverla a entrar en el Mediterráneoen elpiélago latino y musulmánla aborrecida bandera inglesa! ¡Así noseguiríamos viéndola tremolar en la abrupta peña que jamás dejaremos deconsiderar españolay en cuyo cerco y para cuyo asalto estaremos obligadossiempre los hijos de los Fernandos y Alfonsos a derramar torrentes de sangre!

¡Oh vergüenza! ¡Casi todos los pasajeros de nuestro buqueespañoles ensu mayoríaaprovecharon aquella larga arribada para tomar botes y encaminarsea Gibraltarcuyas singularidades y encantos querían ver y acaso aplaudir! ¡Yono entré entoncesni he entrado nuncaen la plaza maldita! ¡Tres veces máshe cruzado delante de ella; diez días estuve en una ocasión frente a susmuroscon motivo de otra borrascay jamás se me ha ocurrido la abominaciónde desembarcar pacíficamente en el territorio nacional ocupado por elextranjero! ¡Lo que siempre hice fue maldecircomo maldigoalos moradoresde las vecinas ciudades españolas que llevan provisiones al Peñónque medrancon tan execrable comercioque no viven en continua resistencia pasiva contrael acto aleve que nos arrebató a Gibraltary contra la ingratitud europea que nonos lo devolvió en el Congreso de Verona!

Harto conozco los inútilesaunque heroicosesfuerzos hechos en losreinados de Felipe V y del pundonoroso Carlos III para recobrar lo que tanfácilmente nos había sido robado; harto sabida tengo la infortunada historiade aquellos sitios y de aquellos combates navales; harto me consta que notenemos hoy suficiente fuerza marítima para declarar la guerra a los inglesesdestruir sus escuadrasbloquear el Peñón y rendirlo a cañonazos o porhambre... Pero entre el guerrear cuando es imposibley la amistad cuando esbochornosahay un término medio: hay el enojohay la incomunicaciónhay lano interrumpida protesta. Españaa costa de los mayores sacrificiosdeberíavivir privada de toda relación particular o política con Inglaterra. NuestroGobiernoen todos los discursos de la Coronaal abrirse las Cortesdeberíadecir en substancia: «El estado de nuestra Hacienda y de nuestra Marina no nosconsiente por ahora emprender la reconquista de Gibraltar; pero seguimosproclamando nuestro derecho a la faz del mundocon invariable propósito deconvertirlo en hecho tan luego como nos sea posible.»

Ni creo que ningún buen español juzgue que todo es poesía y locuracuandoperpetuamente estamos oyendo hablar a nuestros poetasprosistas y oradores de«las glorias de Sagunto y de Numanciay de las de Zaragoza y Gerona» conénfasis y despreocupación talesque harán sonreír a los quietos ytranquilos poseedores de Gibraltar. Por otra parteno estoy solo en estaactitud de toda mi vida: muchísimos compatriotas conozco que darían toda susangre y toda su hacienda a trueque de que España recobrase aquella plaza deguerra... ¡No se ha extinguidononi se extinguirá nunca la raza de losPalafox y de los Álvarez! Yen fincon inmenso júbilo he leído últimamenteuna obra titulada Las Llaves del Estrechode mi buen camarada D. JoséNavarreteen la cual este ilustrado escritor y valiente soldado descubre anuestro patriotismo grandes horizontes de esperanza respecto del cáncer quecorroe hace ciento ochenta años la honra y la vida de la nacionalidadespañola... ¡Ánimopues! ¡Sursum corda! ¡Y sintamoscuando menoslallamarada de la iraen tanto que llega el día de la venganza!

Con que volvamos a nuestro viaje de 1853. Mejorado el tiempoy después dehaber hecho por mi parte una visita de dos o tres horas a la limpia y alegreciudad de Algecirasde anchas calles y graciosos edificiosmas donde seráhorroroso estar viendo a todas horas a Gibraltar cargado de cadenaslevamosanclas al día siguientey seguimos navegando hacia Cádiz.

No sin algún remordimientomás propio de la justicia en abstracto que delas inconsideradas alegrías del patriotismosaludé el espectro de Ceutadeaquella plaza marroquí ocupada por España; y en verdad os digo queal veralzarsetan fortificada y adustaentre las nieblas del Estrechola ciudad quetanta sangre inútil ha costado a los mahometanospareciome oír una especie derespuesta a mis imprecaciones contraGibraltar... Pero dejé a los ciegos deÁfrica el cuidado de maldecirnos a los españolesy me entregué a codiciosasideas respecto de aquellas costasy muy particularmente respecto de Tángercuya sombra blanqueó muy pronto a lo lejos de un modo vago y misterioso...

Parecía la antigua capital un fantasma árabeenvuelto en cándidoalquicely me recordó los grandes tiempos de GranadaGuadix y Almería...¡Aquélla era África! ¡Allí estaban los moros! ¡Allí se confundíanpoéticamente nuestro pasado y nuestro porvenir!... Indefinible melancolíaconturbaba mi alma... Amaba y aborrecía al par a aquellasgentes...«¡Volveré!...» No pude menos de decirles con el pensamientoalperder de vista el litoral africano... Yen efectosiete años despuésentraba en Tetuánbajo la victoriosa bandera de O'Donnell.

También había saludado con orgullo y veneración a Tarifateatro de lamemorable hazaña de Guzmán el Bueno... Pero no tardó en volver a contristarsemi corazóncuando me señalaron entre la bruma el luctuoso Cabo deTrafalgar...

¡Cuánto heroísmo y cuánto infortunio en aquellas aguas! ¡Allí fueronvencidas por Nelson las escuadras española y francesa! ¡Allí perecieronnuestros ilustres vicealmirantes Gravina y Churruca! 3 Pero allí muriótambién aquel día el gran Nelsonel más insigne marino de Inglaterra...Todos los beligerantes compartieronpuesel luto de tan costosa batallayencuanto a gloriapara graduar la que en ella alcanzamosbasta saber que losaltivos ingleses guardan y enseñan como una joya histórica el casco de nuestronavío San Juan. Sobre la puerta de la cámara del comandante han esculpido elnombre del héroe que supo morir allícombatiendo y mandandosin tolerar quese arriase la banderaaunque el buqueacribillado a balazos y haciendo aguaamenazaba sumergirse... «Churruca»dice en letras de oro aquella inscripción;y como señal de mayor respetonuestros animosos vencedores no permiten quenadie penetre en la náutica estancia sino con la cabeza descubierta.

Verdaderamentedonde los hombres y las naciones demuestran más sus grandescualidadeses en el vencimiento...; y Españaen buena hora lo digahainfundido siempre admiración y hasta escrúpulos de conciencia a sus máspotentes vencedores. ¡Recuérdense las ya citadas catástrofes de SaguntoNumanciaZaragoza y Geronadonde sólo cadáveres y ruinas o altanerosmártires entregamos a los conquistadores! Pues lo mismo aconteció en estedesastre de Trafalgar. ¡No! no se dirá nunca de nosotros que somos «más quehombres en el triunfo y menos que mujeres en la derrota...» No se dirá quehemos comido pan a mantelesmientras que el extranjero profanaba nuestroterritorio. «Saber morir» era todo lo que Tirteo pedía a los espartanos... Yen Trafalgar demostraron GravinaChurrucaÁlavaEscañoAlcedoAlcaláGalianoVargasCisnerosValdésArgumosa y mil héroesque es mucho mejorcaer matandoque verse obligados a apelar a un tardío suicidiorecursoestéril del bochorno; como al cabo apeló no sé dónde el almirante francésVilleneuvevisto que no le era posible consolarse de haber sobrevivido a lasEscuadras aliadas de que él era General en jefe.

. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

A todo estollevábamos ya largo rato de haber salido del Estrecho deGibraltar y de tener ante los ojos el Océano... ¡el Océanoel mar sinlímites conocidosel piélago de inexploradas lontananzas al Norte y al Surycuyo primer valladar al Oeste había que buscar en la remota América!

Figuraos mi satisfacción y mi orgullo... ¿Qué era el Mediterráneodedonde tan dificultosamente acabábamos de salircomparado con aquellasinterminables soledades de agua que se desplegaban ante nuestra vista? ¡Un lagomedido por pulgadasy cuya historia de miles de años sabe o supo el génerohumano hora por horacapítulo por capítulo! Entonces fuepuescuandocomenzaron a cuajarse en mi imaginación aquellos espontáneos o impremeditadosversos que pocos días después formaban parte de mi oda Al Océano Atlántico:

¡Tú eres el mar sin término ni calma

Que en sus delirios concibió la mente!

¡Tú eres el viejo atleta poderoso

A cuya voz rugiente

Tiemblan los hemisferios!

¡Tú eres el mar incógnito y profundo

Que dilata sus líquidos imperios

De Norte a Surde un mundo al otro mundo!

¡Tú eres el mar de incierta lontananza

Patria sin fin del pensamiento solo

Guardador de la América fragante

Y de los blancos témpanos del polo!...

. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

Del Austro al Bóreas tu poder alcanza

Y desde Ocaso a Oriente...

¡En ti se mira el soldesde que ardiente

De tu puro zafir trémulo nace

Hasta quemustiotras el lento día

Vuelve a tus brazos y en tu seno yace!

. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

 

Pero dejémonos de complacencias seniles en las habilidades de la juventud(sabéis que no tenía veinte años cuando escribí estas coplas)y volvamos anuestra navegación.

El Océano estaba todavía agitadísimoy volvió a encolerizarse más ymássegún que avanzaba la tarde... Habíapuescerrado ya la noche en untemporal deshechocuando descubrimosentre las sombras de cielo y marunaprodigiosa constelación de luces que se reflejaban en el agua y que parecíanla iluminación de inmenso navío donde se diese nocturna fiesta...

¡EraCádiz! ¡Era la taza de plataque dicen todos los andaluces! ¡Era laperla de Andalucíaque dicen los ingleses! ¡Era la nereida de Occidentequedijeron los antiguos griegos! ¡Era la ciudad mas requebrada del mundo: aquéllaque mereció a lord Byronen la Peregrinación de Childe Horold y en el DonJuantan extensoslindos y sensuales piropos! «Tierra querida de Febo y delDios del Amor»...; como la denomina el gran poetadespués de haber habladolargamente en uno y en otro libro de los encantos de las gaditanasde lascorridas de torosde la mantilla española y del heroísmo de nuestros abueloscontra Napoleón; a lo cual habría podido añadir en otra obra el de nuestrospadres contra Angulema.

Desfavorable fue la hora en que yo divisé a Cádizpor primera vez. Hay quedescubrirla a lo lejosen un día de sol (como pude verla más adelanteora alabandonarla por mar al mes siguiente; ora al acercarme a ella siete añosdespuésprocedente de la rada de Tetuán; ora al contemplarla días y díasdesde Rotasobre todo al caer la tardecuando los fulgores horizontales dePoniente la hacen reverberar entre las ondas azules...) Parece entoncesfantástico palacio de nácar y oroque surge del brillante Océanoa laevocación de algún Genio de Las Mil y una noches... Relucen como piedraspreciosas todos sus cristales; semejan filigranas de plata sus blancas azoteas;ciñe cándida orla de espuma sus graciosas murallas y elegantes castillosydestácanse sus torres sobre el propio marno sobre el cielopara que laOndina no deje en modo alguno de pertenecer a las salobres aguas...

Pero penetremos en Cádizcomoen efectopenetramos... al día siguientepor no habernos consentido el temporal desembarcar aquella nochesino meramenteechar anclasy eso a duras penasen su renombrada bahía...

Cádizurbanamente consideradaes un modelo de poblaciones. Limpiezaejemplar en calles y plazaspersonas y cosas; regularidad y gracia en sucaseríotodo él adornado del más suntuoso herraje verde en cancelasrejas ybalcones; buen piso; ausencia absoluta de tejadospor los que suplen azoteasblanquísimasque reciben del cielo el agua potable; decorosos templos; casininguna cuesta; hermosos casinos; notables establecimientos benéficos; unatemperatura deliciosasobre todo en invierno; gran cultura y gracia en loshabitantesbien que excesiva la gracia en la gente de poco pelocapaz deengañar con sus donaires y facundia al viajero más experimentado; seguridadpersonal completadebida a una policía perfectamente organizada;agradabilísimas plazas con arbolado; paseos y jardines; dos teatrosen uno delos cuales había a la sazón muy agradable compañía de ópera; Plaza de Toros(yo no soy partidario de que se supriman estas fiestasaunque las presenciopoquísimas veces)y los bastantes coches para una ciudad no grande y sinafueras.

Esto de no tener afuerasde no tener campode terminar todas sus víasprincipales en el mares el gran inconveniente en Cádiz; pues resultamonótona al cabo de poco tiempono obstante la amenidad y fino trato de sushijos y de sus hijas. El único escape o recurso para los bucólicos es laPuerta de Tierrao sea el istmo arenoso que allí principia que sirve deasiento a una carretera de primer orden y en que no se carece de algúnesparcimiento... Sin embargoaun allí mismode lo que verdaderamente sedisfruta es de la vista del Océanodel inmediato contacto con sus olas y deunos pescados o mariscosrociados con manzanilla de Sanlúcarque hacenolvidar en ocasiones los imperios de Flora y Ceres. La pescadilla (merluzaimpúbera)los ostiones (ostras grandes) y las bocas de la Isla (mariscossumamente gustosos) son las principales víctimas de estas meriendasen que lamorisca guitarra y el canto de la caña y delpolo traen a la memoria todo lobueno que hay en el mundoomás bien dichose llevan de la memoria todo lomalosupliendo por los monumentos artísticos que escasean también en laantigua Gades.

Con todonada es tan fácil y baratoparticularmente ahora que hayferrocarrilcomo disfrutar de las mencionadas delicias. Enfrente de la ciudadbloqueada por las aguas está la noble y linda hija del Guadaleteo sea elPuerto de Santa Maríaverdadero paraíso en todos conceptos. ¡Allí hermososjardines; allí magníficas arboledas; allí deleitosas huertas; allí feracescampos; allí monumentales bodegas; allí laFonda de Vista-Alegreque es unmodelo en su clase; allí quintasallí paseosallí de todo!

Cuando estuve por primera vez en aquel paísse iba al Puertoen vapor o enfaluchoen tres cuartos de hora... «¡De Cádiz al Puerto!» decían loscantos populares llamados caleserasrefiriéndose con especialidad a lacomplacencia de ir a los celebérrimos «Toros del Puerto»que es como quiendice «de este Puerto por antonomasia»término preferido de lasperegrinaciones macarenas.

Pagué yo el debido tributo al Aranjuez o al Versalles de los gaditanosycon tal motivo cúpome entonces la honravarias veces renovada despuésdevisitarno sólo el Puerto de Santa Maríasino todos los pueblos yfortificaciones circunvecinoscuyo panorama general hay que admirara lolejosdesde la alta torre de Tavirasituada en el centro de Cádiz... Visitépuesla gloriosaIsla de Leóno Plaza Fuerte de San Fernandoy su muy sonadoObservatorio astronómico; las Salinasque hacen allí las veces de huertos ode marjales; el famoso Arsenal de la Carraca; el preciosísimo Puerto Realelsitio que ocuparon los castillos del Trocaderoorgullo de la patriay lasmárgenes de aquel infausto río que dio su nombre a la gran catástrofe delimperio godoespañol.

Cuatro semanas me retuvo aquella vez en su seno la ciudad de Hércules.¡Imagínese cualquiera (después de saber quea favor de la cariñosahospitalidad de un distinguido amigoentré desde luego en relaciones con muydistinguidas familias) cuánto gozaría yo en la población que es juntamenteemporio de la graciade la cortesía y de la belleza! Treinta y un años hantranscurrido desde entonces... ¡Treinta y un años! ¡Toda una vida! ¡Ysinembargome conmueven hoy de tal manera los recuerdos de las delicias que allíme depararon la Naturalezala civilización y la suerteque juzgo necesario eneste momento soltar dos minutos la plumaa fin de que mi imaginación puedahablar a sus solas de unos particulares que en modo alguno interesan a loslectoresmáxime habiéndose muerto tantísima gente desde aquella fecha!

 

 

Las horas

El hombre tiene exagerada idea

Del dolor y el placer: vendrán las horas

Y ellas sabrán sacarte bienhechoras

Del espanto y dolor que te rodea.

 

(AYALA. -Rioja.)

 

 

- I -

Pretericiones y programa

Se ha escrito ya tanto y tan doctoralmente acerca de todas las cosas visiblese invisibles (suponiendo que en el mundo haya algo visible en totalidadniobscuridades absolutas para la prodigiosa intuición del alma humana)quebastan y sobran algunos minutos de trabajo físicocomov. gr.hojear libroscompuestos por el prójimo y copiar de ellos disimuladamente juicios y noticiaspara que el hombre más ignorante y obtusosin necesidad de haber manejado eltelescopioel microscopiola balanza ni el alambiquepueda aparecer de prontomás sabio que Lepeque Lepijo y que su hijoante los espantados ojoscongafas o sin ellasde esos escritores y preceptistas sin humanidades que sóloconocen las comedias y zarzuelas de repertoriolas poesías modernas de mayorfamatal o cual novela mejor o peorlos libretos de OteloFaustoy Macbeth(pero no las grandes obras de que están sacados) y toda la inútil predicacióncontra el idealismoque todavía no ha enseñado a sus tutores a escribir unlibro que pueda leerse...

Por ejemplo: si yo quisiera engañar a semejantes literatos y críticosechándosela de filólogomatemáticoastrónomorelojerocanonistaetc.etc.hoy que pienso zurcir un articulo titulado Las Horasno tendría más queextractar habilidosamentey vender como descubiertas por mítodas lasnoticias lingüísticashistóricasgeográficas y litúrgicas que acabo dehallar en mi propio despacho con sólo abrir media docena de libros ajenos... Osrevelaríasupongamosla etimología de la palabra horano meramente enlatín y en griegosino también en sánscritoen persaen irlandésenarmoricanoen primitivo góticoen escandinavoen kurdo y en armenioexplicándoos con la mayor frescura las relaciones que existenal decir de losque las han estudiadoentre los vocablos horahôraôrosvârawarahbôrheurjêrgearjârar yjahr... Podría discurrir como el más dignoacadémico de Ciencias exactas sobre la hora sideralla hora media y la horasolardiciéndoos los kilómetros y hasta las pulgadas que recorre cada astrodurante la horaverdadera... Hablaría cuanto me diese la gana de lahora de lapleamarasunto importantísimopues que todavía no hay acuerdo sobre elinstante en que debe ser determinada: si cuando aparentemente deja de subir elOcéanosi cuando principia a descendero si en el promedio del fenómenosegún las fases de la Lunasus declinaciones y las del Soly la distancia aque cada día se hallan de la Tierra aquellos astros... Yen finpara lotocante a horas canónicasseguiría paso a paso los cambios que el tiempolascostumbres... y los vicios han ido introduciendo en la liturgia de varias ydistintas Iglesiascon relación al llamado cursoy luciría grandemente losconocimientos... de aquellos beneméritos autores que tratan a fondo acerca delrezo de maitines y laudesprimaterciasextanonavísperasy completascondistinción de siglospueblosestacionesclimasreglas más o menosestrechas y otras circunstancias terrenales...

Pues ¡no digo nadasi me metiese a hablar de las horas mitológicas de laIndiadel Egiptode Greciade Escandinavia y de otros países dondeenmejores tiemposhubo dioses y diosas!... Mi aparente erudición o instrucciónrayaría en lo maravilloso; con lo que me nombrarían individuo honorario detodas las Academias europeasbien que irrogara gran perjuicio a losgenuinamente sabios que han gastado las mejores horasde su vida en averiguartodas esas cosas falsaspero rarasy tienenpor endeperfecto derecho a quese respete su propiedad científica y a que el público les compre susdivertidas obras cuando quiera saber tanto como ellos...

¡No! no voy a escribir un artículo erudito acerca de las horas consideradasen abstracto... Ni tan siquiera pienso explicar las razones porque la pleberomana cuenta todavía de un solo tirónpasando de las doce a las trecey delas trece a las catorcey así sucesivamente hasta llegar a la horaveinticuatro; ni mucho menos intento referir la historia del reloj de bolsilloque le gané al dominó a Narciso Serra en tiempos del general San Miguel; nicómo me las compusehace pocos mesespara trazar yo mismocon mis propiasmanosun reloj de sol; ni quién inventó los relojes de agua y de arena; nicómoen opinión de otro gran poeta contemporáneole faltan precisamente aldía las seis horas necesarias para escribir versos... Lo único que me propongohacer hoy es fantasear un pocoen la órbita de la vida comúnreal ypositivaacerca del empleo que solemos dar a las horas; examinar el reparto denuestros placeresocios y trabajos dentro de la unidad cronológica de cadadía; miraren finbajo este aspecto los entretenimientos y sandeces queconstituyen casi toda la llamada existenciadurante la breve temporada quereside en el globo terráqueo el raro y misterioso viajero llamado hombre.

Tal es la materianada recóndita ni peregrinadel presente artículo. Sinembargopara mayor orden y claridad del discursodividiré en tres grupos osecciones las veinticuatro horas diariaspor el orden o método siguientecuyainvención no me pertenece tampoco en manera alguna:

1.ª sección:La Mañana.

2.ª sección: El Mediodía y la Tarde.

3.ª sección: La Noche.

Aun de esta ingeniosa clasificación resultarán forzosamenteatendidas ladiversidad de costumbres de cada clase social y la varia manera de ser de susindividuosquepara muchas personasno hay mañana; quepara otrasno haynochey que aun el mediodía y la tarde son a veces indeterminadossegún lahora de almorzar y de comer de cada quisque.. Pero todo ello lo tendremos encuenta en nuestra disertacióncomo vais a ver inmediatamente.

 

 

- II -

La mañana

¿A qué hora principia la mañana?

Dicho se está que principia a la variable hora del amanecer; y como hastalos más baratos Almanaques expresan el minuto y el segundo en que sale el solcada día del añosegún la longitud y la latitud del punto de que se trateno tengo necesidad de entrar en más pormenores astronómicos...

Pero no hay que confundirsecaballeros. Todo esto se refiere a la mañananatural. La mañana convencionalo de cada hombredepende de otras reglas menosseguras o simétricas.

Comprobación: Para las buenas gentes del campoy para las malasque sonalgunillascomienza la mañana antes del primer bostezo de la aurora... CuandoDios echa sus lucesya sale humo por el cañón de toda rústica chimeneapuesya están haciendo las migas o las gachas en los hogares pastoriles yagrícolasasí como en las posadasventas y paradores... El repiqueteo delalmirez suenapor consiguienteantes que el canto de las avesexceptuando algallo y a las tórtolas y palomasque toman las vísperas con más tiempo.

Y aquí me será lícitoy a vosotros muy agradabletraer a la memoriaalgunas de las cosas bellísimascuanto ciertasque dice nuestro maestro Fr.Luis de Leónen La Perfecta Casadaacerca de las ventajas y las delicias delmadrugar. Celebra primeramente con Salomón a la solícita labradora que ganópor la mano al lucero y amaneció antes que el soly añade que «ha demadrugar la casada para que madrugue su familia. Porque ha de entender que sucasa es un cuerpo y ella el alma dély quecomo los miembros no se mueven sino son movidos del almaasí sus criadassi no las menea ellay las levanta ymueve a sus obrasno se sabrán menear. Y cuando las criadas madrugasen por sidurmiendo su amay no la teniendo por testigoes peor que madruguen; porqueentonces la casa... es como pueblo sin rey ni leyy como comunidad sin cabezay no se levantan a servirsino a robar y destruiry es el propio tiempo paracuando ellas guardan sus hechos...» Discurre luego este fino amante de laNaturaleza acerca de lo saludable y grato que es levantarsea aquella hora en quedespierta el mundo todo junto y en que la luz nuevasaliendoabre los ojos alos animales todos; censura a los que hacen honra y estado y ponen parte de sugrandeza en no guardarni aun en estoel concierto que Dios les pone... ypierden por un vicioso dormir lo más deleitoso de la vidaque es la mañanaydescribe esta hora con los vivoshermosos y naturales colores que vais a ver:«...Entonces la luzcomo viene después de las tinieblasy se halla despuésde ser perdidaparece ser otra y hiere el corazón del hombre con una nuevaalegría; y la vista del cieloy el colorear de las nubesy el descubrirse elaurora (que no sin causa los poetas la coronan de rosas)y el aparecer de lahermosura del soles una cosa bellísima. Pues el cantar de las aves¿quéduda hay sino que suena entonces más dulcemente? Y las floresy las yerbasyel campo todo despide de si un tesoro de olor. Y como cuando entra el Rey denuevo en alguna ciudadse adereza y hermosea toda ella... así los animalesyla tierray el airey todos los elementosa la venida del solse alegranycomo para recibirle se hermosean y mejoran y ponen en público cada uno susbienes... El fresco del aire entonces templa con gran deleite el humor calentadocon el sueño; y cría saludy lava las tristezas del corazóny no sé enqué manera lo despierta a pensamientos divinos antes de que se ahogue en losnegocios del día.»

Después de este himno al amanecertan propio del cantor de la vida en suhuerto y de la noche serenareanudo yo mi árida enumeración y declaro queotra de las mayores complacencias matutinas es oíren ásperos y extranjerosmontesal cabo de largas horas de obscuridad y desamparopasadas bajo militartienda de lonael toque de la diana de campaña... ¡Nada tan alegre ytriunfante! ¡Nada tan gozoso y bendito! Resucítase juntamente a la vida y alafán de gloriapareciendo dicha envidiable el morir de díaabrazado a labandera de la patriaen comparación de la pasada noche de angustia yabandono... De cuantos sueños se pueden dormir en tales campamentosningunoparece más dulce que el sueño de una honrosa muerte.

Pero dulce es también vivir; dulce esentre los lances propios de lamañanatomaren tiempo de paz y de inviernochocolate con pan recién salidodel hornoy sentarse muy tempranito delante de la mesa del despachobienforrados de ropa y con muchos cigarrillos de papel al alcance de la manoaescribir ensoñadas historiassin miedo a visitas importunas de personajes decarne y hueso...

Dulce esen tanto que ensillan vuestro caballo para que continuéis largacaminata por tierras moriscas no conquistadas del todotomar el aguardiente ala luz de un candilaun no siendo arrieroy salir de lóbrega ventacomosegundo D. Quijotea entrar en posesión de un mundo que comienza a esclarecerlas risas de la aurora... Porque la verdad es que el alcoholsi bien implacableen lo de arruinar el sistema nerviosodespierta en el alma ideas a intuicionesde indefinible lucidez y atrevimientocomo lo demuestran las obras de EdgardPöe y de algunos grandes poetas alemanes... y las aventuras de ciertoscandidatos a la diputación por su país.

Y dulce es unamisa de pastores en vísperas de Navidaden Andalucíaconacompañamiento de zambombas y panderetascuando uno no ha descendido todavíade niño a hombre; dulce el toque del alba en Granada la católicao seaaquellas tres majestuosas campanadas de la Catedralque ponen ahora término alas señales con que durante toda la noche sigue la vieja campana de la Velacomo en los tiempos de Boabdilregulando los riegos de la extendida vega quefue de los moros; dulce levantarse con estrellas y salirse traidoramente a losnativos camposcon vastísimas redes de hilo bramantea cazar chamarinesalondras y otros pajarillos dormidosque luegoal salir el soldan brincosbajo las tendidas mallascomo peces recién sacados del mar...; dulce esapropósito de esto últimola pesca de salmonessorprendidos en susmadriguerasal comienzo de las rías del Cantábricoentre el agua marina y elagua fluvialaunque al propio tiempo llueva sobre vosotros el agua delcielo...; y dulcesen finson los paseos matutinos a la Fuente de la Saludquetiene cada pueblo del globo; paseos en que seguramente halláis por primaverainfinidad de pálidas niñasque a la vuelta son rozagantes mujeresporresultas de haberse bebido cada una tres vasos de agua del acreditadomanantial...

Todo esto ocurre en la primera o segunda hora de la mañanasegún laestación... Entre tantosuenan ya los golpes del trabajo de artesanos yobrerosen cuyo concierto lleva la voz cantante el martillo del herrador;repican en las malsanas capitales muy populosas las campanillas de las burras deleche o de los carros de la limpieza; ábrense las casas y salen las cocineras ala compramucho más peinadas que lavadas; grita el fatídico enterradorllamado trapero; bárrense las calles; tocan a misa en las pocas iglesias quevan quedando (hablo de Madrid)y regresan a su domicilio los trasnochadores detodas clasesdespués de comerse al paso media docena de buñuelos o unaensaimada aquéllos que no han perdido en el garito hasta el último ochavo...

A las siete se levantan los niñospor muy principal que sea su familiay alas ocho están ya camino del colegioaunque llueva o nievecon sus bufanditasal cuello y la enorme carpeta de libros pendiente del hombroen busca de lapícara sabiduríaque a tal o cual de ellos podrá muy bien servirle de algopero que no es indispensable seguramente para llegar a ser rico y poderosonimuchísimo menos para ser feliz...

A las nuevetiene que estar de pie todo empleado del Gobierno o de Empresaparticular; con lo quea las diez o las oncese hallará cada uno en surespectiva oficinamedianamente almorzado y contentoy provisto de aquellamanguilla de percalina negra que les sirve a todos estos eunucos pecuniariospara no estropear la levita propia en su contacto con los millones públicos oajenos...

A las diez han entrado ya alevosamente por debajo de las puertas (seguimos enesta villa y corte) los periódicos de la mañanacomo una notificaciónmalévola de muchas más desgracias que venturas; comienzan a saltar del lecholas personas no desarregladas del todode las clases aristocrática oeminentemente políticay entra a engañarlas en su cuarto de lavarse lamadrugadora adulaciónllevando a remolque la injustificada solicitudsinconsiderar que en definitiva tiene más de escarnio que de premio laconsiguiente largueza del vanidoso lisonjeado...; siguen durmiendoen elínterinotros magnates de ambos sexos y los demás ciudadanos y ciudadanasquede grado o por fuerzatienen trocadas las horasy quién sueña todavíacon el bailequién con el juegoquién con la comedia o novela que estáescribiendoquién con el roboquién con la amorosa citaquién con laorgía brutal de la noche anterior...hasta que suenan las críticas doce yconcluye la verdaderamañana...

Es el mediodíaaunque para estos últimos principie el día en aquelmomento.

Es la hora del pasajero descansola hora de la treguala hora de...

Pero éstas son cosas que pertenecen ya a otro capítulo.

 

 

- III -

El mediodía y la tarde

Hemos dicho que las docesuenany ahora tenemos que añadir que en Madrid noson oídas sino por aquéllos que tienen péndula en su casa o viven debajitodel Ministerio de la Gobernaciónde Palaciode la Trinidadde San Juan deDios o de cualquier otro edificio público. Muy al contrarioen provinciasdelpropio modo que ya sonaronde nueve a diezdonde hay Catedrallas trescampanadas del Credocon gran lucimiento de la campana gorda y dando ocasión atodos los fieles católicos para quedonde quiera que les pillarecen elsímbolo de los Apóstoles...suenan también y son oídas las doceyademásde las docelas otras tres gordas campanadas que se llaman las Ave-Maríasqueasimismo reza piadosamente todo pobre de espíritucomo ya rezarían otras tresal toque del alba cuantos se hallasen despiertosy como luego habrán de rezarlas del toque de oraciones...

Y todo esto¿por qué? ¡Ah! Porque no se sabe fijamente a qué hora elarcángel San Gabriel anunció a María que concebiría por obra y gracia delEspíritu Santo. Y ¿por qué lo otro? Quiero decir: ¿por qué termina lamañana al sonar las doce? Porque en tal instante ha llegado el sol alrespectivo meridiano (dado que no esté descompuesto el reloj que sirva deaviso); con lo que todos los jornaleros y peones sueltan las herramientas y semarchan a comermientras que los que viven a la francesa dicen al criado queles sirva el almuerzo.

Al llegar aquí reparo en que me he dejado atrás las oncedado quelas oncede que se trata representen una hora fija. Dirépuesque las onceo tomarlas oncepara las gentes que comían o todavía comen el puchero al llegar elsol al cenitesgenuinamente hablandobeberse con una hora de anticipaciónel vino que luego se echa de menos en su comida... ¡El vino en la taberna! hadicho siempre toda perfecta casada a la antigua españolaparticularmente laandaluzasin consentir que en la bendita mesa figure otro líquido que el aguaclararegalo de Dios...Para los canónigoscuriales y demás señores deprovincias que comían (y aún siguen comiendo en muchos pueblos) a las dos dela tardela hora clásica de tomar las once es la unacon la circunstancia deque su vino es de pulsoquiero decirañejo y más o menos generosoy vaacompañado de un bizcochillo o cosa tal... Y hay otras onceque se toman a lasdos o las trespor la corrupción de los tiemposo sea por haberse almorzado alas tantas y no contar con caer sobre sopa hasta las cuatro; pero al finacontece queen fuerza de tardanzas y moratoriasestos piscolabis y trinquisvespertinos llegan a perder su denominacióny entonces usurpan la de meriendaen remembranza vergonzante de aquellas legítimas meriendas españolas que sehacían a la puesta del sol (para mí todo esto es ya pretérito)y con lascuales se podía tirar hasta «las ánimas»hora en que se servía la cena...

Pero volvamos al mediodía.

La misma diversidad y confusión que respecto de los almuerzos y de lascomidasexiste respecto de la siesta. Muchos señores provincianos la duermende doce a dosantes de comery entonces se llama la canóniga. Indudablementees la menos dañinapor cuanto se tiene el estómago desocupadoyestableciéronla los canónigoscomo ya lo dice su nombre. Puedesin embargoocurrir (yo no digo que ocurra) que algún Prebendado vuelva a dormirse en elcoro de tres a cuatrodurante las Vísperasespecialmente en estos pícarosmeses de estío. La gente obrera y labradora duerme también siesta desde juniohasta Septiembre; pero es después de haber comidoy termina a las tres enpuntohora en que vuelve a sus faenas. Muchos seglares acomodadosy que porconsiguiente comen más de lo precisola duermenen finde tres a seisy sedespiertan de muy mal humorpor no haber adelantado mucho en la digestión delos fideoslos garbanzoslas judíasel tocinola carnelos tomateslospimientoslas patatasel revoltilloel gazpachola fruta y el dulce queconstituyen el ordinario banquete nacional en el verano...

Acerca de las carnívoras personas de Madrid que viven a la francesa o a lainglesa y acaban de comer a las nueve o diez de la nochenada tenemos querevelar en punto a siesta... ¡Estos señores se lo duermen todo de un tirónantes de darse a luz por la mañana! Volvamospuesa nuestras provinciasydeclaremos que pocas horas tan deliciosas pueden pasarse sobre la tierra comouna siesta andaluzade esas nocivas a la saludy rayanas con la apoplejíadetres a siete de la tardeen una sala baja lindante con el patio; oyendo entresueños el monótono susurro del caño de agua que vela mientras todos duermen;aspirando el aroma de las macetas de albahacaadornos o clavelesdefendidosdel sol por toldos y cortinas; luchando con alguna mosca que burló vuestrasprecauciones y que os mantiene en cierto fantástico duerme-velao sea entre larealidad de tan fresco y poético sitio y las orientales quimeras de laimaginaciónpoblada siempre de huríes en aquellas endiabladas zonascuandose es jovencomo lo ha sido alguna vez todo el mundo... Está aquí... (dice elensueño). No está aquí; que es la mosca; pero la veré a la noche...(responde la vigilia). Me besa... (murmura la ilusión). No me besa; que es lapícara mosca... (contesta el discernimiento). Yentre tantosuena alláenla calleen el mundo del sol de la canículaalgún grito de achicharradovendedor de agua helada o el enjaulado canario medio dormido tararea algunatrova de amorhasta que el mundo despierta de su letargoy descorren el toldoy vuelven a formalizar su concierto las golondrinasy corre el vientecillo dela tardey llegan el hermano o el camaradadiciéndoos:¡Arribaperezoso!...¡Vámonos a la viñaa la huerta o a la era!... ¡A la noche dormirás más!

Saltemos otra vez de Madridy digamos algo de sus tardes de verano y deinviernocon perdón de los respetables lectores moratinianos que se hayancansado de tanto viajar por el presente artículoy echen de menos las unidadesde accióntiempo y lugarque ya sólo se estilan dentro de la tumba...

Verdaderamenteen Madrid no hay verano para las personas de alto copetesupuesto que todas ellas y algunas sin copete ninguno se marchan a provincias oa tierra extranjeratan luego como aprieta el calory las restantes vivenescondidas en los camarotes de su respectivo medio pisocon todos los balconesherméticamente cerradoscuidando del botijo de agua fresca que constituyetodas sus deliciasy defendiendo contra la polilla su equipaje de inviernohasta quecerca del obscurecerse reúnen en el Prado de San Jerónimodondecontinúan asfixiándose y aburriéndosesin más recreo que ver alguna vez atal o cual amigotambién fastidiadoque les recuerda o promete los placeresde la chimeneadel paletotde la capadel abrigado Café lleno de humodelcaldeado Teatro Realetc.etc.

Estos placeres del invierno de Madrid consistenpor la tardeen dos cosasprincipalísimas: para los hombres o caballerosen hablar de políticaya seaen las Cortesya en los cafésya en los casinosya tomando el sol en lospaseos públicos... (porque la política es todo o el camino de todo en estostiempos de régimen constitucional); y para las mujeres o damasen envidiar ocriticar las unas los vestidos y sombreros de las otraso sus carruajes ycaballossalvo el fugitivo momento que dedican a mirar al mozalbete favoritocada vez que pasa por delante de ellas... No negaréemperoqueprecisamenteen los más crudos meses invernalescuando hace buen tiempolo cual acontecelargas temporadaslas tardes de paseo de Madrid son deleitosísimasespecialmente en el Buen Retiroen la Fuente Castellana y en Atocha... ¡Quécielo tan azul y diáfano! ¡Qué sol tan cariñoso! ¡Qué vista la delCerrillo de los Ángelespor ejemplodesde el gran balcón del Paseo de losCoches en el llamado Parque de Madrid! ¡Y qué madrileñas... no de mispecadossino de los vuestrospues que vosotros estáis todavía en activoservicio! ¡qué madrileñassiempre renovadasya por los afeitesya por lareproducción o sucesión natural! ¡qué madrileñasdigosíntesis de lasvarias razas de la Penínsulay crucepor consiguientede todas lashermosurasdiscreciones y donaires en que es tan fecunda esta patria deeúskarosgodosárabes y lemosines!

Por la inversanada más soso y aburrido que las tardes de invierno enprovincias. Desde que pasan las Ferias; desde que los veraneadores sereconcentran en Madrid o en las grandes capitalesel tedio acampa en lasciudades de segundo o tercer orden. Las horasparecen siglos; la incomunicaciónengendra la ictericia; toman el solde tres a cuatroen distintos y solitariosandurrialeslos hijos de aquellas sedentarias poblacionesdisgregados porintestinas guerras; la envidiala impotencia y los rencores tradicionalescristalizados por el frío de la pereza y el desalientoconvierten la vida enpáramo infernalno ensoñado por el autor de La Divina Comediapero del cualhizo menudo análisis el autor de La Comedia humana. Espor tantoun refránde invierno aquél que aconseja a cuantos puedan disponer de sí propios: Ocorteo cortijo.

 

 

- IV -

La noche. -La velada. -El sueño

Es de noche.

En Madriddurante el inviernocomienza la gran vida; empieza el verdaderodía social; principian las doradas horas en que el gasel petróleola luzeléctrica o la estearina hacen olvidar todos los decantados esplendores delsol. Regresan a sus casas los que han sido paseantes en cochea caballo o apieasí como los que han pasado la tarde en las Cortesen la Bolsaen elBolsínen las oficinasen los escritorios particularesen el Veloz-Club o enotros casinos más o menos veloces... Vístense por tercera vez las señoras (yaún se vestirán por cuartasi es noche de baile); pónense el frac loscaballerosya cosa de las sieteacude a comer la mitad del personal conocidoa casa de la otra mitad. Es decirqueen más de tres mil casasla comidaconstituye una verdadera fiestacasi un banquetey hasta sin casi enmuchísimas de ellas. La inimitable conversación de Madrid; esta conversaciónquepor su originalidad no buscadapor su variedad característica y por susespontáneos primoresno tiene igual en el mundo y se deja cien leguas atrásla famosa causserie francesaigual en todas las bocashija del calco y laimitaciónárida como el egoísmo y llena de violentísimas paradojas; laconversación madrileñarepitofluye entonces como un río de oro entre loscomensalesy el chiste cultoel arranque de sentimientola inocente burlaelgrito de verdadero entusiasmola ingeniosa agudezala genuina graciaeldonoso requiebro alegran o conmueven a todos aquellos personajes de verdadquerealmente amancreenodiansufren y opinan; que están dispuestosno sólo amatarsesino a morirseen aras de los afectos que tan amena y festivamentedilucidan en sus chispeantes disputas...

De ocho y media a nueveveinte o treinta mil almas ocupan los teatros. Elresto de la población de levita se disemina por caféscasinos y tertuliasarmándose en éstas los muchos millares de partidas de tresillode dominó ode lotería en que olvidan los hombres todos los cuidados de la jornadapara nopensar más que en el valor de un naipeen el palo de una ficha o en el númerode un boliche.

Estas horas de la velada madrileñaque se van como aguaaunque en realidadandan al mismo paso que todasson tambiénen teatros o tertuliaslas delamor cortesano y las de la creación de la fama o reputaciones. Durante ellasse reúnen y se hablano no se hablan y se mirano no se miranpero se venlos que con el tiempo han de ser mujer y marido. Entonces se juzgan los cuadroslas comediaslas batallaslos libroslos discursosy se forman o se deshacenlas celebridades de la patria. Entonces la murmuración o la alabanza dan oquitan la honra... Entonces reciben el vano galardón del aplauso ajenoeldineroel lujola eleganciala querida costosala buena suerte en eldesafíola cartera (aunque sea inmerecida)el donativo (aunque proceda dedinero robado)... Entoncespara decirlo de una vezhace sus balances yliquidaciones la sociedadcasi siempre con ligerezaerror e injusticia.Afortunadamenteademás del tribunal públicoexiste el tribunal de la propiaconciencia.

A la velada de provincias llegan confusos ecos de la veladade Madridtergiversados más y más por falta de memoria o de buena fe de tal o cualviajeroo por falta de entendimiento o de caridad de tal o cual periódico; conlo que la fama corre toda la naciónmudando continuamente de formacomo losacróbatas corren a caballo mudando continuamente de trajey la llamada gloriaes cosa fantástica y gratuita que no merecería grandes afanessi no fueraacompañadaa vecesde provecho. Pero siempre resultay es a lo que vamos enel presente articuloque nada hay tan chistoso para un cortesanocuando no seaburrecomo oír juzgar en una tertulia o casino de provincias a los grandeshombres o a las grandes mujeres de Madrid... Recuerdo que en un cuentodenominado La Belleza idealhablé ya de estas cosas. ¡Compradloy no lohabremos perdido todo!

Todavíaen pueblos subalternosmucha gente comienza los quehaceres de lavelada por ir al Rosario a la parroquia respectiva. Visítanse luego algunascomadres y hablan de los cuidados ajenos. Los novios formales entran en casa desus suegros futurosysentándose al brasero junto a la niña bobaseñora desus pensamientos (quien sabe más que todas las parisienses habidas y porhaber)le habla al oído hasta la hora de la quedamientras que el padrelamadre o el hermano de la beldad dan cabezadas en el polo opuesto de la tarimapidiendo a Dios que se case pronto el ya medio atontolinado pretendienteysuspirando en el ínterin por que les deje aquella noche cenar y acostarse.

Resumiendo: la velada es la hora de la vida idealque no me atreveré allamar fingidapues no considero mucho más real la de los afanes calificadosde serios y positivos. Quiero significar con estoquedurante la veladaunosgastan las horas en el teatroprestando suma atención a imaginarios lancesinventados por embustero poeta; otros libran a los azares del juegocon muchafe en la judíala contra-judíala martingala y otras cadenas de la suertela efectividad de su posición y de la de su familia; otros dedican largosdiscursos a la exposición de recetas políticas o filosóficas con que labrarla dicha del género humanosean cualesquiera las leyes naturales oprovidencialesy otros cifran en la posesión del cuerpo de su novia eltalismán de la aventura de toda la vida...; por lo que hay algunos queprolongan la velada hasta el amanecer y pelan la pava y aun el pavo por la rejahasta que el escudero de Marte da el grito de alarma...

Sigue la danza de las horasaquella danza representada en un famoso cuadropor doce ninfas con alas de mariposaque juegan al corro como unas devanaderasy llegapor finpara todosmás tarde o más tempranola primera hora delsueñoque conduce al hombre a otra vida también ficticia... Porqueuna dedos: o durmiendo soñamosen cuyo caso vivimos en perpetua falsedad todo aqueltiempoo no soñamosen cuyo caso no vivimossino que yacemos en muerteanticipada. ¡Ah! ¿qué es dormir con ensueños o sin ellos? ¿qué es eseestado en que pasamos la tercera parte de la llamada existencia? ¿Difiere muchode las otras dos terceras partes de nuestra vida? ¡Tal vez es una misma cosa!¡tal vez se reduce todo a matar el tiempocomo lo matacon cualquierdistracción puerilaquél quea la mitad de penoso viajetiene que haceralto en pobre ventorrillo!

Ysi nodecidme: ¿qué fuera la estancia sobre la tierrasin esto quellamáis las costumbresy que yo he solido llamar entretenimientos del ocio?¿Qué fuera la vidasin las necesidades convencionalesarbitrarias y fútilesdel lujode la erudición y de otras sandeces? ¿En qué emplearíamos lashoras del destierro en este planetaya demasiado conocidosi no hubiéramosinventado tantas prendas de ropatantas alhajastantas artestantas cienciastantas categoríastantas condecoracionestantas ceremoniastantos cumplidosy tantas palabras huecas?

Indudablementelo único grave y serio de la vida es la vida mismao sea elpropio hecho de vivir; el hecho de éste nuestro incomprensible viaje; el hechode encontrarnos de paso en el presente mundodonde dijo Espronceda (y fue loque mejor dijo):

«Quesiendo al alma la materia odiosa

Aquípara vivir en santa calma

o sobra la materiao sobra el alma.»

 

 

Julio de 1884.

Prólogo

A las poesías del general Ros de Olano

 

 

 

- I -

La celebridad literaria de Ros de Olano no tiene conexión próxima ni remotacon las circunstancias (muy merecidaspero al cabo externas) de ser TenienteGeneral de los Ejércitos NacionalesConde de la AlminaMarqués deGuad-el-JelúGrande de España de primera claseSenador vitalicio ydiferentes cosas más de aquéllas que a otros próceres han solido valercómodo asiento en nuestro Parnasono bien hicieron algún mimo a las patriasMusas. Por el contrario: la índole esencialmente política de este poetalomismo durante la primera guerra civilque después como fino conspiradorpalaciegoque en 1854como definidor y alma de la Unión Liberalque en todotiempo como adalid parlamentario de largo alcancelo han sujetado a perpetuacontradicción de los partidosavaros siempre de justiciay mucho más degraciacon los llamados hombres públicos.

Deberíapuesasegurarse que Ros de Olanoel familiar amigo de las ReinasDoña María Cristina y Doña Isabel IIuno de los doce hombres de corazónrebelados luego en Vicálvaro; el Director general de Infanteríaquealeccionó en el Pardo a aquellos Cazadores de Madridterribles gimnastasvulgarmente llamados Monos sabiosque tales travesuras hicieron en lacontrarrevolución de 1856; el que dio su apellido al famoso chacó denominadoros;el Segundo del General O'Donnell en la Guerra de África; el apoderado delVencedor de Alcolea durante aquel tremendo 29 de Septiembre de 1868en que losrevolucionarios madrileños se sobrepusieron a toda autoridad que no fuese la deD. Juan Primgoza hoy de envidiable gloria literariaa pesar de cuantoha sido y hecho en su larga y fecunda existencia militar y políticaymeramente como resultado de sus primitivas cualidades poéticas.

Comenzó la popularidad de nuestro autor allá en los grandes tiempos delromanticismocuando el celebérrimo Espronceda lo eligió para prologuista del DiabloMundo. Súpose entonces que aquel Comandante de Infanteríaprocedente dela Guardia Realy D. Miguel de los Santos Álvarezautor ya del renombradopoemita María y de la novela ingeniosísima La protección de unsastreeran predilectos hermanos intelectuales del insigne cantor deTeresacreador de El Estudiante de Salamanca; y juntos han atravesado susnombres más de medio siglocomo identificados quedan siempre en el amor de lossectarios el glorioso maestro que muere y los camaradas y apóstoles que lesobreviven...

De D. Miguel de los Santos Álvarez los lectores recordarán quecatorce oquince años después de la muerte de Esproncedapublicó una sentida yadmirable continuación del Diablo Mundo... Ros de Olano tributa aquíasimismocariñoso homenaje al malogrado genioen el soneto titulado Recordandoel entierro de Esproncedadonde dice:

 

«¡Cayósin dar un ¡ay! en la primera

   
 

y última desventura de su vida!

   
 

¡Ya no asusta el cometa sin medida

   
 

que se apagó en mitad de la carrera!

   
 

Y en este llanto que moja mi severa

   
 

rugosa faz en la vejez sumida

   
 

es ya la última lágrima exprimida

   
 

de una fuente de amor que amor no espera.

   
 

¡Poeta del pesar!... De la clemente

   
 

tumba que de los vivos te separa

   
 

rompe la losa con tu férrea mano...

   
 

Canta el himno a la muerte que inspirara

   
 

a tu virtud el infortunio humano

   
 

y escupe al vulgo hipócrita en la cara.»

   


No estará de más que analicemos ahora un poco la índole de los románticospor lo que respecta a sus amistades y a su gloria. Lo he dicho en otra parte:estos innovadores literarios pudieronlo mismo en España que en FranciaAlemaniaetc.desconocer al sumo Dios; pero divinizaron a sus criaturasconparticularidad a las mujeres y a sí propiosalargándose también a incluir alos seres inanimados de la naturalezacomo el solla lunalas estrellaselmary hasta los arroyuelosen esta especie de panteísmo. Únicamenteexceptuaban de semejante idolatría a los tenaces clásicoscomo hoy seniega el agua y el fuego a los idealistas (o espiritualistas) por losnaturalistas (o materialistas) de última moda. Masellos entre elloslostales románticosse ensalzaban mutuamente con tanto excesoque cuandoal cabo de pocos añosse hizo la paz entre ambas escuelastuvieron queesconderse en la penumbra de algún destinillo de poca monta varios de aquellosmelenudos semidiosesavergonzados ya de su propia nombradía poética. Otrosen cambioposeedores de verdadero geniocomo el Duque de RivasGarcíaGutiérrezPastor DíazHartzenbuschetc. (observad que únicamente citamos alos muertosa fin de que no se ofenda tal o cual presuntuoso vivoa quien poracaso dejáramos de mencionar entre los patriarcas de nuestra literatura)continuaron mostrándose dignos de su famano controvertida a la presente nitan siquiera por los que en 1842 eran todavía clásicos empedernidos.

Ros de Olano pertenece al número de los poetas románticos que subsisten porderecho propio en el aprecio de las Musas y en la admiración del puebloespañol. Tiene hoy setenta y ocho añosy aún su noble lira es regocijo delos que le piden sus últimos acordescomo lo ha sido en todo tiempoen mediode las continuas transformaciones del gusto; lo cual procede a todas luces dequesin entender el naturalismo de la manera desaliñada y cruda queahora suele preconizarseno figura tampoco entre aquellos bienaventurados queúnicamente conocen lanaturaleza escritay sólo han visto amanecer yanochecer en los libroscazado (supongo que ratones) en las bibliotecastratado pastoras en Belén o en la Arcadiay olido rosas y claveles ensalamanquinos madrigales. Ros se inspira directamente en los camposen losvergeles y en los montesen las personas de carne y huesoen las costumbresreales y efectivascomo activo soldadoperpetuo cazadorhombre de mundoGeneralMinistroviajerogalanteador y demás cosas que ha sido durante superegrinación por este valle de lágrimas... y de risas.

Fúndase también la constante actualidad y fama de nuestro característicopoetaen la índole personalísima de sus versos. ¡Siempre es él! ¡Siempreresulta original y espontánea su forma! Ydel propio modo que sientepor sí mismo y se abstiene de palabrear sensaciones ajenashace continua galade un abstruso y peculiar estiloque no se confunde con ningún otro. En cuantoal género de sus composicionesdiremossin embargoque muchas veces ostentanel realismo popular y terrible del pincel de Goya; otras la sangrienta ironíade Enrique Heiney en más de una ocasión obscuridades y extravagancias querecuerdan al misterioso Greco. Su lenguajepor lo general tan arcaicocomo el de Mariana o Mendozahállase también plagado de voluntariosneologismos. Peroen el fondo de cuanto dicehay constantemente fantasíagrandiosasensibilidad delicada y una melancolía acerba y hurañaque llegaal tedio del misántropo y del escéptico. ¡Hasta cuando ríenada hay mástriste que Ros de Olano! El y cuantos personajes nos retratachorrean sangrebajo los trazos de su pluma... ¡Élsobre todoinfunde misericordia ylástimacuando muestra las úlceras de su corazón; pues entonces pareceyacaso esascética negación del amor propio y víctima propiciatoria de suinfortunado amor a los demás!

Bien claro nos lo dice en su soneto de la pág. 49:

 

. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

   
 

¡Fatal amor!... El corazón sin freno

   
 

triunfó del Hado... ¡mísera fortuna!

   
 

¡La Náyade de límpida laguna

   
 

fue Venus libre y me abismé en su seno!

   
 

Luego la vi en el féretro tendida

   
 

pavorosa beldad de carne inerte

   
 

astro apagado en luctuosa esfera...

   
 

Y ¡ay del deseo! Me atedió en la vida...

   
 

Y amé el dolor con que me hirió su muerte

   
 

¡vuelto al afán de mi ilusión primera!

   


 

 

 

- II -

Puestos a copiar versos del inspirado vatedesistimos ya de discurrir acercade ellosy vamos a limitarnos a comprobar y justificar con citas cuanto dejamosdicho en su elogio.

Hemos hablado de estudio directo de la naturalezay el mismo GeneralRos acude a confesarlo en su famosa Gallomagiacuando exclamahumorísticamente:

 

Yopara sacudir la pesadumbre

   
 

que el corazón del bueno despedaza

   
 

trepé a caballo a la escarpada cumbre

   
 

o a pie en el monte fatigué la caza.

   
 

Vi nacervi morir del sol la lumbre

   
 

solo en la soledad...; mas hoy rechaza

   
 

mi edad cansada fustigar caballos

   
 

y para cazador me sobran callos.

   


De su constante amor al campo hablan también los cinco sonetos tituladosEnla soledad. Comienza el primero:

 

¡Santa naturaleza!... yo que un día

   
 

prefiriendo mi daño a mi ventura

   
 

dejé estos campos de feraz verdura

   
 

por la ciudad donde el placer hastía

   
 

vuelvo a ti arrepentidoamada mía

   
 

como quien de los brazos de la impura

   
 

vil publicana se desprende y jura

   
 

seguir el bien por la desierta vía.

   


En el segundo declaracon acentos propios de Fr. Luis de León:

 

Más precio en este valle y pobre aldea

   
 

términos de mi vida peregrina

   
 

despertar cuando el aura matutina

   
 

las copas de los árboles menea;

   
 

yal volver de mi rústica tarea

   
 

horaen la tardecuando el sol declina

   
 

mirar desde esta fuente cristalina

   
 

el humo de mi humilde chimenea

   
 

que en la rodante máquina lanzado

   
 

cruzar como centella por los montes...etc.

   


Alterna después soberanamente el canto del poeta con el de aquel avede quiendice en el tercer soneto:

 

Hay junto a la ventana de mi estancia

   
 

un laurelde la sombra protegido

   
 

en donde guarda un ruiseñor su nido

   
 

apenas de mi mano a la distancia...

   


Y considerandoen fina Carlos V en Justeescribe con severa melancolía:

 

Suele el que nace humilde en las cabañas

   
 

dejar su techo y olvidar su egido

   
 

por el lucro del mar embravecido

   
 

por el sangriento lauro en las campañas.

   
 

Mas al recto varón que honró su historia

   
 

sin codiciar fortuna envilecida

   
 

ni envidiar de los Césares la gloria

   
 

un apartado albergue le convida

   
 

a esperar sin tormento en la memoria

   
 

la breve muerte de su larga vida.

   


Prescindo aquí del conocidísimo soneto El Simoúnque encierra toda latriste poesía de los desiertos; paso también sobre el titulado Progresióndondesiguiendo el curso del río Tajoestablece nuestro ilustre amigo estagradación magistral:

 

Miradle de Aranjuez en los verjeles

   
 

vedle desde la Cántara extremeña;

   
 

contempladle al llegar al Oceano...

   


y llego al pie delCedro Deodaraque se levantaba hace pocos días en laPlaza de las Cortesy que fue arrancado de cuajo por el espantoso huracán de12 de Mayo último. Muchísimas tardesdurante los años de su ancianidadseha visto al General Ros de Olano sentado bajo aquel arrogantísimo árbolextranjeroque le ha precedido en la muerte; y allírecordando los tiemposdel Madrid primitivoaquellos tiempos en que la actual Carrera de San Jerónimoera un paraje montaraz poblado de cazaexclamaba inspiradamente:

 

¿Endónde estoy? -Un tiempo más remoto

   
 

desde el inculto monte a la llanura

   
 

y del estrecho valle a las colinas

   
 

el ágil gamo y la velluda fiera

   
 

so el pabellón de próvidas encinas

   
 

pacieron en la rústica pradera

   
 

que aquí ignorada de los hombres era.

   
 

Y tranquilos y en paz aquí vivieron

   
 

sin que del cazador les acosara

   
 

ni venabloni jara

   
 

ni alevoso arcabuz... Que nunca vieron

   
 

suelta de los lebreles la traílla

   
 

en demanda feroz o a la carrera

   
 

ni el aullido tenaz de su garganta

   
 

y el noble son de venatoria trompa

   
 

dentro del bosque plácido advirtieron

   
 

al jabalí o a mansa cervatilla

   
 

el repentino trance en que murieron

   
 

traspasados del plomo o la cuchilla.

   


¡Qué tonos! ¡Qué propiedad y energía en las palabras! ¡Cómo se ve alcazador experimentadodueño de todos los misterios de la Naturaleza!

Despuésencarándose con el Cedrole dirige esta melancólicadespedida:

 

¡NobleCedro doliente

   
 

cautivo en suelo hispano;

   
 

gárrulo adorno de jardín urbano

   
 

que no olvidas tu Reino del Oriente!

   
 

Falto de amor y del nativo ambiente

   
 

con unas ramas tiendes alto vuelo

   
 

de aspiración divina

   
 

misericordia demandando al cielo

   
 

y otras abates al humilde suelo

   
 

a do la muerte pálida te inclina...

   
 

-Pero no estarás solotriste amigo

   
 

en tal tribulaciónmientras aliente

   
 

mi ancianidadde tu dolor testigo...-

   
 

¡Todos los días que de vida cuente

   
 

vendré a la tarde a conversar contigo!

   


Pero donde más luce el Marqués de Guad-el-Jelú su conocimiento de lascostumbres del campo y de los fenómenos naturaleses en la especie de poematitulado Lenguaje de las Estacionesbien describa los sombríos cuadrosdel Invierno en el Monte o en el Hogarbien copie las galas de la Primaveralas asoladoras tempestades del Verano o los fantásticos celajes del Otoño.Pasemos ligera revista a esta gran composición pastoralsin argumento expresoy terminanteen que Ros prescinde de la formalidad clásicaun tantomonótonade las Cuatro Estaciones de PopeTompson y Gessnery seentrega a su romántica libertadaunque tratando el asunto más a fondo queAlfredo de Musset en sus conocidasNoches de MayoAgostoOctubre yDiciembre.

En pleno Inviernoun cazador (el mismísimo poetasin duda alguna)distingue en el monte a varios soldadosy grítales desenfadadamente:

 

¡Ah de la tropa que marcha

   
 

en día tan borrascoso

   
 

el hielo y el sudor juntos

   
 

en los azotados rostros!...

   
 

Lleváis perdida la senda...

   


Habla luego pintorescamente con aquellos soldadosy después con los propiosmalhechores a quienes persigueny tropieza al fin con una mujer que lleva enbrazos dos niños

 

más desnudos que andrajosos;

   
 

mujercuyo llanto acusa

   
 

ser madremientras que el rostro

   
 

y los arrugados pechos

   
 

y los cabellos canosos

   


parecen ya de inútil ancianala cualal pedirle limosnale habla en estossentidísimos términos:

 

«¡Loshijos en las entrañas

   
 

»de la madre pesan poco!

   
 

»Como los parí desnudos

   
 

»con mi cuerpo los arropo

   
 

»pues a cubrirnos no bastan

   
 

»los harapos que recojo.-

   
 

»Hemos de andar el camino

   
 

»yaunque los alterno y pongo

   
 

»a veces en mis caderas

   
 

»a veces sobre mis lomos

   
 

»nos rinden en la jornada

   
 

»el solla nieve o el lodo.-

   
 

»Pocos dolores de madre

   
 

»sintió la que pare sólo...»

   


Hasta aquí el Invierno en el Monte: copiemos ahora algo del Invierno en elHogar.

Hay en él un discurso en romancedirigido por cierto caballero (supongo quetambién Ros de Olano) a una joven (hermana suyapor lo visto)en el cualabundan bellezas de primer orden... Después de hablarle piadosamente de susdifuntos padresdescribe así el campesino Señor la rueca y el huso con queella está hilando:

 

. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

   
 

Y la rüecacon sus flores

   
 

de siempreviva al extremo

   
 

y el huso de plata fina

   
 

con la inicial de su dueño;

   
 

ese infatigable huso

   
 

que tus delicados dedos

   
 

tras levísimo chasquido

   
 

lanzan con ágil gracejo

   
 

y ese copo bien peinado

   
 

del lino de nuestro huerto

   
 

que vas desatando en hebras

   
 

de finísimo cabello;

   
 

la rüecael huso y el lino

   
 

son que allá en mejores tiempos

   
 

al compás de las canciones

   
 

del ángel que guarda el sueño

   
 

sirvieron a nuestra madre

   
 

al arrimo de este fuego

   
 

para hilar blancas madejas

   
 

de que luego se tejieron

   
 

las sábanas de tu cuna

   
 

y las de mi breve lecho.-

   


¡Qué delicadeza y exactitud de expresión! ¡Qué levísimo chasquido yqué ágil gracejo! ¡Parece que se ve hilar a una reina!

Este mismo discurso cambia luego de tonoy llega a competir con la famosa Cenade Baltasar de Alcázar. No lo copiopor ser demasiado largo. Fijaos en élyveréis primores de pensamiento y de dicción.

De la parte que se titula En la Primaveratomaré algunos trozos quenada tienen que envidiar a las mejores poesías bucólicas de los siglospaganos. Dice así el General Ros:

 

Ungida en blando rocía

   
 

despierta amorosa el alba

   
 

tímida beldad que en sueños

   
 

su amante el Sol busca y llama.

   
 

Claros sus ojos azules

   
 

de luminosas pestañas

   
 

al beber luz en los cielos

   
 

la luz al suelo derraman.

   
 

Salúdala el Santuario

   
 

con la voz de la campana

   
 

mientras le dice sus himnos

   
 

en los aires la calandria;

   
 

y al influjo cariñoso

   
 

de su espléndida mirada

   
 

se esponja de amor la tierra

   
 

la vida ríe en las plantas.

   
 

Ancha clámide de nieve

   
 

desprenden de sus espaldas

   
 

los cerrosal anunciarse

   
 

de Abril la augusta mañana;

   
 

y de las cumbres desciende

   
 

libresaltadora el agua

   
 

en elegantesrevueltas

   
 

cintas de cristal y plata.

   
 

. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

   
 

El labrador que abrió el surco

   
 

y de sus trojes preciadas

   
 

arrojó fértil semilla

   
 

con mano atrevida y franca

   
 

cela la espiga naciente

   
 

sobre campos de esmeralda

   
 

mientras quelibres del yugo

   
 

los tardos bueyes descansan.

   


Pero aún más admirable que todo esto es la descripción del celo de lostoros y del ganado cabríoEscuchad a nuestro Teócritoal insigne españolenamorado de la realidad dentro de las convenciones del Arte:

 

Muge la esbelta novilla

   
 

desde el otero a distancia;

   
 

primer celo en que se enciende

   
 

al pacer la verde grama...

   
 

Suma de gala y de fuerza

   
 

monstruo de fiereza y gracia;

   
 

el toro al clamor amante

   
 

la frente adusta levanta...

   
 

Por más saciar el olfato

   
 

las ondas fosas dilata:

   
 

enhiestas las finas puntas

   
 

rueda la hirviente mirada;

   
 

juega la flexible cola

   
 

con ondulantes lazadas;

   
 

yazotándose los flancos

   
 

cual con serpiente irritada

   
 

rayo que en trueno responde

   
 

pronto al imán que le llama

   
 

rápido como el relámpago

   
 

partearrollatriunfa o mata.

   
 

. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

   
 

. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

   
 

En tantoun eco distante

   
 

que el viento interrumpe a ráfagas

   
 

trae y lleva los acordes

   
 

de la primitiva flauta...

   
 

Son los de la edad de oro

   
 

trinos de la flauta pánica

   
 

recreación de pastores

   
 

mientras pacen sus manadas

   
 

y vense en libre careo

   
 

correr del monte a la falda

   
 

menudaságileslimpias

   
 

de vario color pintadas

   
 

generación de Amaltea

   
 

las mil esparcidas cabras...

   
 

Yen medio al vario conjunto

   
 

señor entre sus esclavas

   
 

celoso barbón hirsuto

   
 

de corona esparramada

   
 

y olor genialque denuncia

   
 

a los machos de su raza;

   
 

dispensador de favores

   
 

dejando va por do marcha

   
 

vapor de naturaleza

   
 

dulce a sus hembras ingrávidas.

   


En el romance que va impreso a continuación del de La Mañanay que setitula La Golondrinano hay cosa que omitir ni nada que preferir comomejor. Leedlo íntegro en su correspondiente lugar (pág. 176)y conoceréis lainfinita dulzura replegada en el fondo del alma de este amarguísimo poeta.

De la descripción del Veranono nos permiten ya las dimensiones delpresente Prólogo copiar otra cosa que un fragmento del magnífico romancetitulado La tempestaddonde el poeta dice:

 

Y entonces fue cuando vino

   
 

derramándose a torrentes

   
 

copiosa lluvia; y en olas

   
 

despeñadas que al mar tienden

   
 

iban las aves ahogadas

   
 

e iban nadando las reses.

   
 

A la mar iban los árboles

   
 

con sus frutos aún pendientes...

   
 

Del labrador afanoso

   
 

los codiciados enseres

   
 

iban; ya la par con ellos

   
 

haces de acopiadas mieses

   
 

yarrancados de su base

   
 

restos de pobres albergues...

   


Por últimocitaremos de la pintura del Otoño aquel hermosísimocomienzo de la descripción de las nubes:

 

¡Breve tarde! En mar de púrpura

   
 

tórnase el azul velado

   
 

del horizontetendido

   
 

más allá del Oceano:

   
 

piélago es de luz inmensa

   
 

do mis ojos beben ávidos

   
 

torrentes de llama viva;

   
 

piélago en que ven flotando

   
 

seculares monumentos

   
 

arquitectura de encantos;

   
 

fortalezas y ciudades

   
 

alcázarestemplosarcos

   
 

pirámidestiendas bíblicas

   
 

misteriosos tabernáculos...

   
 

Y en las llanuras espléndidas

   
 

de aquel celaje fantástico

   
 

hay peleas encendidas

   
 

de hombres y monstruos bizarros.

   
 

Fierasenanosgigantes

   
 

escuadrones de centauros

   
 

y carrozas con cuadrigas

   
 

de flamígeros penachos.

   


Indicamos tambiénmás atrásque la pluma de Ros de Olano llega a veces alpopular y terrible realismo del pincel de Goyay aun debimos añadir quemuy especialmente recuerda el lápiz con que el buen D. Francisco dibujósus célebres cartones. En comprobación de elloléase toda la poesíaconcerniente a cierta graciosa Gitanilla (esbelta como las clásicas Bailarinasde Pompeya)que en la pág. 76 nos dice por boca del antiguo romántico:

 

. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

   
 

Hablan como cotorras

   
 

mis castañuelas...

   
 

Alzo el pandero;

   
 

me remonto en el aire

   
 

y allí me cierno.

   


Igualmente son del estilo de Goya: la Figura tomada del natural; lapoesía denominada Sobre el banco (este banco es el del patíbulo); laque lleva por nombre El Penado; la Anacreóntica de nuestros díascuyo héroe es un viejo gaitero de Galiciaysobre todoel festivo entierrodel niño de una gitana (véase Angelitos al Cielopág. 97)dondealregresar el alegre cortejo fúnebretrayendo vacía la cuna que acaba de hacerlas veces de ataúdel poeta se inmuta de pronto y traza la siguiente épicafigura:

 

Águila de anchos ojos

   
 

ávidosfijos

   
 

cuando llega y se lanza

   
 

sobre su nido;

   
 

leona enferma

   
 

cuyo rostro tapaban

   
 

ásperas greñas;

   

 

la deshijada madre

   
 

del angelico

   
 

de aquella pobre cuna

   
 

miró el vacío...-

   
 

Todos bailaban...

   
 

¡Y ella sola vertía

   
 

mares de lágrimas!

   


Tal vez habréis recordadoen la anterior enumeración de poesías del Marquésde Guad-el-Jelúque el mismo Espronceda había tenido apego a los asuntospatibularios y a los pordioserosmanolosgitanos y demás seres de ínfimaclase; lo cual demuestra únicamente que el laureado cantor de El DiabloMundoEl VerdugoEl MendigoEl Reo de muerteetc.era tambiéna fuer de románticoadorador del inspiradísimo Goya; del pintorsin modelos ni precedentes académicos; del autor de escenas popularesyafestivas como las borracheras en el Canalya espantosas como los fusilamientosdel Dos de Mayo; del que pintóen finlas níveas carnes de sus chulas o desus reinas con tanto vigorintensidad y finura como Ticiano pudo emplear en susmejores Venus.

La tradición infernal Por pelar la Pava (pág. 117) es asimismo delgénero de Goyaquien precisamente la tomó para argumento de su Serenata.Hay allí un sacerdote y un monaguillo que llevan el Viático por las obscurascalles de Sevillaunos cantaores de saetasuna pícara brujaysobre todotal chispa y gracejo para referir el célebre estallido de los dos cadáveresque todo ello parece más bien dibujado por el D. Ramón de la Cruz de nuestrospintores que por la pluma de un vate byroniano.

Para justificar mi otra comparación de Ros con Enrique Heinesólo necesitopedir que se lean los sonetosEl hombre ante Dios y Fatalidadlasestancias tituladasSueñola composición Entre el cielo y la tierralas Playerasymuy especialmentela desgarradora poesíaSin el hijodonde un niño calenturiento muere hablando de cierto pajarito fantásticorepresentación de los deseos imposibles de esta vida.

Permítaseme copiarla.

     

Erala madre de un niño

                       
     

de un niño que deliraba:

                       
     

eran sus ojos dos fuentes

                       
     

y los del hijo dos llamas.

                       

                            
 

-No ríashijono rías

                           
 

¡que me partes las entrañas!...

                           
 

¡llora para que se enjuguen

                           
 

al verte llorarmis lágrimas!...

                           

                            
    

-«Aquel pajaritomadre

                        
    

»que tiene el pico de plata

                        
    

»el cuerpo de azul de cielo

                        
    

»y de oro fino las alas...»

                        

                            
  

Callo el niñoy quedó quieto

                          
  

las pupilas apagadas

                          
  

como quedan en el nido

                          
  

polluelos que el cierzo mata.

                          

                            
      

Ydudando si dormía

                      
      

viendo que ya no lloraba

                      
      

besó la madre la boca

                      
      

de un cuerpecito sin alma.

                      

                            
   

Desde entoncescuando trinan

                         
   

las aves en la alborada

                         
   

mientras que cantar las oye

                         
   

ella ríellora y canta:

                         

                            
 

«Aquel pajaritomadre

   
 

»que tiene el pico de plata

   
 

»el cuerpo de azul de cielo

   
 

»y de oro fino las alas...»

   

    


También parecen de Enrique Heine los siguientes versos que nuestro poeta(nacido en Caracas y recriado en Cataluña) escribe mirando las rotas nubesdespués de la Tempestad de Veranocuando imagina hallar en aquellasmóviles y cambiantes figuras las visiones de su pasada historia.

Reconoce primero a su Padre y a su Madrey luego cree ver un grupo deniñosa los cuales pregunta:

 

¿Quiénes soisniños benditos?

   
 

Conoceros me parece...

   


Y los niños responden con ferocidadlargo tiempo disimulada y reprimida:

 

-Éramos amigos tuyos

   
 

cuando niños inocentes...

   
 

Éramos tus condiscípulos

   
 

de la vida en los dinteles.-

   
 

Tus iguales nos juzgamos

   
 

en la edad adolescente;

   
 

¡ysi hoy favor te pedimos

   
 

queaceptadonos ofende

   
 

somos los que te abrazaban

   
 

para herirte y esconderse!...

   
 

¡Dejamos por nuestra prosa

   
 

de la fama los laureles

   
 

virtudes que no nos caben

   
 

ideas que nos exceden!...

   


Aunque muy amargado por aquella saña de las medianíasel poeta replica conindulgencia:

 

¡Pasadpasadmis amigos...

   
 

La confesión os releve:

   
 

mi voluntad os disculpa

   
 

y la experiencia os absuelve!

   


Es menester haber leído las Memorias del judío Heinea quien también hirieronmuchos cuando muchachopara graduar la pena con que se recuerdan estasagresiones desde el pináculo de la gloria o de la fortuna.

Fingen en seguida las nubes el contorno de cierta beldady el visionarioexclama con horror:

 

¡Apartamujer hermosa!

   
 

¡Por donde vinistevete!

   
 

¡Esconde aquesos collares

   
 

arracadas y alfileres

   
 

con que adorné tu belleza

   
 

y prendí tu pecho aleve!

   
 

¡Apartamujer traidora

   
 

que aun tus caricias me ofenden!

   


En cambiodice a continuación con la dulzura infinita de Dante cuandoencuentra a Beatriz:

 

¿Quién eres tú que muy lejos

   
 

tan lejos te me apareces

   
 

que ya mis cansados ojos

   
 

dudan en reconocerte?

   
 

-Tu primer amor me llamo.

   
 

¡Tu memoria me enternece!

   
 

Fuiste el ideal del alma

   
 

la santidad de mis preces

   
 

la diosa de mis sentidos

   
 

la mujer hermosa y débil

   
 

que amor me brindó en la vida

   
 

y amor me brindó en la muerte.

   


Por término de aquellas visionesaparécesele una a quien pregunta:

 

¡Ohtúel último en la hilera

   
 

de tanto dolor el héroe!

   
 

¡De ti sólo vi un reflejo

   
 

como mi sombra otras veces!

   
 

Fantasmavisiónque enseñas

   
 

la risay lágrimas bebes

   
 

¿por qué escribes con la punta

   
 

del corazón y te dueles?-

   
 

Apenas ya te recuerdo...

   
 

Dimepor piedad¿quién eres?

   
 

-Yo soy tú.

   
 

-¡Maldita seas

   
 

fascinación de mi mente!

   


Con esta imprecación ponemos fin a las citas de los innumerables rasgos en quenuestro autor recuerda al gran poeta alemán que se retrató en el Libro deLázaro.

Acerca de sus frecuentes puntos de contacto con el singularísimo pintorDomenico Teotocopuligeneralmente denominado El Grecollamaré laatención sobre el canto épicoLa Gallomagiadondea vueltas de felicesrecuerdos de La Gatomaquia y de La Mosqueaabundan rarezas yreconditeces que también caracterizan la figura del hidalgoen el Lenguajede las estacionesy que cubren de tintas grises y confusas las poesíasintituladas SueñoBaladaEn la orilla del marNada másLa abuela viudayla nieta huérfanay alguna otra...

Él las entiendey nosotros también... Pero difícilmente las entenderánlos que no sean antiguos y familiares amigos del taciturno Marqués deGuad-el-Jelúcomo tampoco entendieron las lóbregas profundidades de Eldoctor Lañuela; de la Historia verdadera o cuento estrambóticoque dalo mismode Maese Cornelio Tácito;del Origen del apellido de losPalomino de Pan-Corvo y de otras obras en prosa que ha dado a luz. A laverdadtodavía no se sabe si él quiere o no quiere que el lector lasentienda. Lo que nosotros tenemos averiguado es que desprecia al que no lasentiendey que se enoja con los que se dan por entendidos. Haypuesque oíry callaro que demostrar por señasno con explicacionesque aquellasexcentricidades tienen muchísima substanciacomo es indudable que la tienen...Y lo propio ocurrey ha ocurrido desde que el mundo es mundocon todos lospoetas y novelistas sinceramente autobiográficos.

De la obra dramáticaGalateacon que termina el tomosólo diré quepuede considerarse originalaunque esté inspirada en argumentofrancéspor cuanto comprende un acto más y algunos personajes nuevos yhállase toda versificada libremente por el General Ros. Débesepuesa supluma el legítimo sabor clásico de caracteresdiálogos y descripcionestanto más de apreciar cuanto que todo aquel helenismo de buena ley procede dela imaginación de un vate romántico.

Y con esto ponemos fin a nuestro voluntario estudio críticopor ningunamanera fundado en presunciones pedagógicassino fruto del verdadero amor yextraordinaria admiración que hace ya treinta años profesamos al que fuenuestro General y segundo padre en la gloriosa Guerra de África.

MADRID 19 de Junio de 1886.

 

 

 

La fuerza físicala fuerza social y la fuerza moral

 

La única verdadera dicha

   
 

de los ricoses poder dar

   
 

limosna a los pobres. En todo

   
 

lo restante puede haber

   
 

pobres mucho más

   
 

venturosos que los ricos.

   

    

P. A. DE ALARCÓN.

 


Qué mudable y perecedero es el mundo físicoen cuanto se relaciona conel hombre! Un poco vapor subterráneo basta para destruir instantáneamente todoel escenario de su vida. Derrúmbase la antigua y célebre ciudad; desaparece elaltivo monte; álzase encrespada la llanura; tuercen su curso ríos y torrentes;abren pavorosas fauces nuevos tajos y abismos; transfórmaseen sumala faz dela tierray quedan en un momento como borradas y desmentidas la Geografía y laHistoria.

No menos sujetas a mudanza hállanse las leyes o convenciones del mundo social.Apenas la Naturaleza alza su poderosa vozque solemos imaginar apagadaelespectáculo de accidental cataclismo recuerda a los más soberbios supequeñezy cambian en el acto las condiciones habituales de nuestra existenciacolectiva. El rico y el dichoso desprecian su propia felicidady se apresuranreverentes a compartir las privaciones y el dolor de los desheredados yolvidados de ayer: la majestad de la miseria recobra su santa jerarquía: de lasopulentas capitales acuden a las aldeas más míseras e ignoradasdiputacionesheroicas y benéficasen busca de la altísima honra de abrazar y socorrer alcaídollamándole «hermano»: los últimos son los primeros (como anunció eldivino Mártir de la fraternidad)y los primeros se afanan por ser losúltimos: baja el Rey de su tronoy -¡ya lo habéis visto!- arrostrando lasmayores inclemencias de los elementoscon un valor y una piedad queinmortalizarán el nombre de quien ha sabido dar ejemplo tan insigneperegrinaun día y otroentre la nieve y la ventiscamuchas veces a piesobre unatierra grieteada y convulsaansioso de visitar entre los escombros de hundidasciudadesvillas y cabañasa sus más pobres súbditosa los más infelicesa los más desgraciados; yen fin (viniendo a la presente horaque ya es derelativa consolacióngracias a tanto misericordioso esfuerzo)aquíen estepalacio de insignes próceresen esta casa de Fernán Núñezdonde lagalanteríael arte y la opulencia brindaron siempre suntuosos festejos a todolo nobleelegante y distinguido de la Villa y Corte de Madridvemos en estanoche memorable de qué modo y forma las más bellas e ilustres patriciasconvertidas en humildes tenderas o en vendedoras ambulantesos piden comoseñalada merced que compréis... por algo más de su preciotal o cualmercancía (verbigraciaeste número extraordinario de caritativo periódico)a fin de allegar nuevos auxilios para las víctimas de los terremotos de Granaday Málaga...

Milagros son los referidos que demuestran la infinita energía de la Caridadfuerza natural e incontrastable del corazón del hombreverdadera ley eternadivinaprovidencialpor cuanto contiene arbitriosconsuelosesperanzas yhasta alegrías para todos los dolores y desventuras del «Valle de Lágrimas».

¡Ah! no lo dudemos... Si el continuo afán de gobernantes y gobernados fueraemular (como hoy acontece en España) en el ejercicio de tan eficaz y santavirtud; si el amor al prójimola abnegación fraternalel sacrificiolalimosnaconstituyeran incesantemente el principal empeño de cada hombredecada pueblode cada jefe de Estadotodos los problemas sociales quedaríanresueltosy las desdichas y miserias remediables de la familia humanamuylejos de ser padrón de ignominia y tremenda amenaza para la llamada civilizaciónserían inextinguible venero de felicidadpaz y dulzura para los afligidos ypara los bienhechores.

Balance... a posteriori.

Cualquier hazaña bélica medianamente renombrada en las historias por losangrienta y decisiva (como el bombardeo y destrucción de una plaza fuertelaentrada a sangre y fuego en sitiada ciudaduna batalla final de guerra sincuarteletc.etc.)costó de seguro más vidasmás estragosmás lágrimasy más oro que el temblor de tierra de 25 de Diciembre último; y sin embargoninguna de aquellas ferocidades guerrerascelebradas con jubilosas aclamacionesy con repique de campanas en todos los pueblos favorables al héroeprodujocasi nunca otro resultado que vengar rencoresalegrar fanatismossatisfacerambiciones políticas o personales y empeorar por ende la naturaleza ysentimientos de vencedores y vencidos.

Comparadasen cambiotodas las pérdidas y calamidades de AlhamaAlbuñuelasArenas del Reyetc.donde el mal no ha sido efecto del crimencon los tesoros morales que han producido sus espantosas desventuraso sea contantos y tan sublimes rasgos de piedadde heroísmode abnegacióndeagradecimiento y de amor al prójimocomo hemos visto realizarse estos díasycon la bendita sumisión de ricos y pobres a misteriosas leyes eternasindependientes de la voluntad y superiores al juicio de los mortalesnadienegará que en el presente caso han salido muy gananciosos los interesessupremos y permanentes de la humanidadla causa del bienla dignidad ygrandeza de nuestra especielos únicos elementos de verdadera felicidad quehay en el mundo.

Este balance podrá no servir de ningún consuelo a las víctimas que aúnalientan... Es natural. Pero consolará y animará de fijo a sus infatigablesbienhechorescalmando la generosa angustia con que deploran no hallar completoremedio a tanta desolación e infortunio.

29 de Enero de 1885.

 

 

 

Don Gregorio cruzada Villaamil

 

 

 

- I -

Nadie que haya conocido a éste por tantas razones insigne personajecuyamuerte ha causado en Madrid duelo tan espontáneo y generaldejará de conocertambién a su más íntimo amigo de la vida privaday constante secretario dela vida pública; al Sr. Don Francisco de P. Vázquezautor de la primera delas cartas que publicamos a continuación.

Hermano del ilustre músico D. Mariano Vázquezentró casi niño en eltrato y confianza de Cruzadaquien era apasionadísimo del célebre Director dela Sociedad de Conciertos; y comopor otra parteel joven que nos ocupa teníaemprendida la carrera de Telégrafoshubo nueva razón y motivo para queandando los añossu vida oficial corriesedel propio modo que la privadaporel mismo cauce que la del malogrado Director general de Correos y Telégrafos.

El Sr. D. Francisco de P. Vázquez ha sidopuesquien nos ha proporcionadoel trabajo necrológico que más abajo tenemos el honor de dar a luz. Tan luegocomo se enteró de nuestro deseoescribió al eminente literato y académicoSr. Don Pedro Antonio de Alarcónpidiéndole redactase la biografía delcamarada de su juventud a quien tantos otros renombrados patricios lloran hoy; ynosotrosal leer la sentida carta de Vázquez y la admirable respuesta delautor de El Sombrero de tres picoshemos creído que con ellas quedabaperfectamente hecha la característica semblanza que deseábamos publicar de D.Gregorio Cruzada Villaamildel gran apasionado de las glorias españolasautorde los libros Los Tapices de GoyaRubens y Velázquez (ésteinédito).

He aquípuesambas epístolasfruto de la más recta justicia yenvidiable amistad.

La redacción.

 

 

 

- II -

Excmo. Sr. D. Pedro Antonio de Alarcón.

Mi muy querido amigo: Abrumado por el dolory alegándolo precisamenteafalta de otros títuloscomo excusa de mi atrevimientoescribo a V. estaslíneas para manifestarle que La Ilustración Española y Americana deseapublicar cuanto antes el retrato y la semblanza de nuestro Gregoriohabiéndomehonrado con la misión de proporcionarle la mejor fotografía y elcorrespondiente artículo biográfico.

Sé lo muy atareado que está V. siempre y la apurada situación en que levoy a colocar con la presente carta; pero sé también que V. amabaentrañablemente al segundo padre que he perdido; sé que nos quiere muy deveras a sus paisanos y amigos los Vázquezy séen finque no me expongo arecibir una negativasi yo le pidoen unión de mis hermanos y con toda laefusión de nuestra penaque dedique algunos rasgos de su privilegiada pluma aretratar moralmente a aquél su inseparable compañero de la juventudque tantole estimó y quiso toda la vida.

Nadie como V. puede hacer esta pintura del Gregorio Cruzadaque desde laniñez fue tan extremado amante de las artes y de las letras patrias; entreotras razonesporquehabiendo muerto o estando ausentes casi todos los demásliteratos que vivieron hace veinticinco o treinta años en la verdaderaintimidad y fraternal confianza del antiguo fundador de El Arte en EspañaV. es el único que sabe hoy en Madrida fondo y con sus pormenoreslahistoria de aquella Sala de armasde aquellos Bustos de españolescélebresy de aquellos Tes literariosque llenaron la vida deGregorio antes de mi venida a la cortepuesto que V. y él se completaban: élera en unas cosas la iniciativa y V. la ejecucióny en otras V. disponía yél ejecutaba; ambos eran el entusiasmo personificadoy de tal modo seentendieron siempreque en muchas ocasiones le oí decir: «Perico (asísolía nombrarle)es uno de los pocos hombres de voluntad eficaz que hay entrenosotros».

Y ahorano en son de lisonjaque a V. no le hacen falta mis aplausossinocomo recuerdo de esa misma identificación de V. con mi protector y amigoycomo estímulo para que acometa el dulce empeño que le propongo de sacarlo dela tumba y volver a presentárnoslo tal como era en aquellos tiempos de laplenitud de su carácter y de sus ilusionesocúrreme citar aquí algunosversos que Gregorio sabía de memoriay que yo aprendí de sus propios labios.Son trozos de una epístolaque le dirigió V. desde la Montaña deSantander el año 1858cuando élpor su partehacia la primera visita anuestra hermosa Granada y yo tuve la felicidad de conocer al que hoy me hadejado.

Decíale V.a continuación de haber descrito la Vega de Pas:

 

Verte me finjo del Imperio moro

   
 

La historia descifrarque sus rüinas

   
 

Guardan en letras de carmín y oro...

   
 

¡Aún de Alepo y Damasco peregrinas

   
 

Llegan las bendiciones del Profeta

   
 

En alas de las fieles golondrinas!

   
 

¡Aún oirásen tus sueños de poeta

   
 

De Boabdil el patético suspiro

   
 

Resonar en las cumbres del Veleta!...

   
 

. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

   
 

Que así en los brazos de la Madre Historia

   
 

O de Natura en el regazo amante

   
 

Sin esperanza túyo sin memoria

   
 

Solos y ajenos al presente instante

   
 

Corremos lo futuro y lo pasado

   
 

Tú mirando hacia atrásyo hacia adelante.

   


Explicábame mi amigo y jefe que esto último se refería a la circunstancia deque en aquel entonces él era más retrógrado y V. más avanzado en ideaspolíticas de lo que ambos llegaron a ser al cabo de pocos meseso sea cuandoestalló la guerra de África; fecha crítica y solemne en que se hallaron Vds.de pronto reunidos e identificados dentro de aquella Unión Liberal quepresidió el memorable General O'Donnell.

Pero V.en 1858no entreveía sin duda la gloriosísima batalla de Tetuány por eso exclamaba con noble furiahablando de los marroquíesde Gibraltar yde otros pueblos que a la sazón nos insultaban y provocaban impunemente:

 

¿Será que siempre nos aguarden fieros

   
 

Sin que salten ¡oh Dios! a la venganza

   
 

Trémulos de la vaina los aceros?

   
 

¡Creyendo voy que síy aun se me alcanza

   
 

Que somos unos sabiospues vivimos

   
 

Yo sin memoriatú sin esperanza!

   
 

También nosotros nuestro tiempo hubimos

   
 

De falaz ilusión... (¿quién dijo miedo?)

   
 

¡Y acaso el mundo estremecer quisimos!

   
 

¡Con qué afición y militar denuedo

   
 

El manejo aprendimos y los trances

   
 

De las viejas espadas de Toledo!

   
 

¡Cuántos soñados y posibles lances!

   
 

¡Cuántos héroes trocados en molinos!

   
 

¡Qué ocasión de epopeyas y romances!

   


Necesario es haber conocido al intrépido tirador de armas Cruzada Villaamilytener idea de su carácter soñador y de su patriótico espírituparacomprender el efecto que le harían estos amargos y generosos versos. Muchasveces aseguró en mi presencia que aquella alusión a Don Quijotecontenida enel verso de los héroes trocados en molinos era el resumen de su propiahistoriatan distante siempre de las primitivas aspiraciones al llegar losprosaicos resultados finales.

Pero aún he de copiar otro fragmento de la humorística y sangrientaepístola de V. Desesperando con exagerada presteza de que volviesen para lapatria los días de gloria que muy luego la rehabilitaron en ambos mundosescribía V. donosamenteal finallos tercetos siguientesque con tantasatisfacción leyó por primera vez en mi propia casa de las orillas del Darrosiendo yo mozo imberbeel ilustrado madrileño a quien iban dirigidos:

 

¡Tú en Granada feliz! Ahí su estandarte

   
 

Clavó la ilustre Reina de Castilla

   
 

Del Moro en el hundido baluarte:

   
 

Ahí verás la primera maravilla

   
 

De la rica oriental arquitectura:

   
 

Ahí verás... ahí verás... (véase ZORRILLA).

   
 

Las de ojos negros y gentil cintura

   
 

Te recomiendo yopálidas diosas...

   
 

Etc.etc.etc.;

   


y terminaba V. diciendo:

 

¡Ah! gozatriunfade galán blasona:

   
 

Estudiaaprendealégrateolvida

   
 

La política vil en esa zona...

   
 

En tanto quejuguete de la vida

   
 

Devorado de tedio y de pereza

   
 

Yazgocomo Reinaldo en los de Armida

   
 

En brazos de mi fiel Naturaleza.

   


Hasta aquí lo que entonces escribió V. en versocon relación a nuestroCruzada. Siga V. hoy en prosay se lo agradecerán vivísimamente todos losamantes de las artes y de las letrasy muy en particular sus apasionados amigosy paisanos

Los Vázquez.

Madrid 10 de Diciembre de 1884.

 

 

 

- III -

Sr. D. Francisco de P. Vázquez.

Sími querido Paco: cumpliré en seguida el honroso aunque triste encargoquecon tanto encarecimiento y excesiva súplicame hace V. en su propionombre y en el de sus hermanos Mariano y Manuel... ¡Habría sido siempre paramí una orden (sírvales de gobierno) la más sencilla indicación de cualquierade los tres Vázquezy mucho más lo es hoyque se trata de honrar la memoriade un amigo como nuestro Gregorioa quien tan de veras estimaba y quería!

Pero sepa V. desde ahora que la biografía que me piden no podrá resultarcompletasi no se me ayuda con datosexplicaciones técnicas y otrospormenores referentes a los estudios y trabajos artísticosliterarios yadministrativos del infatigable Cruzadaanteriores y posteriores a aquellosaños en que fue mi inseparable compañero de letrasarmas y otras aventuras...Ademásestoy muy falto del tiempo y reposo necesarios para escribir ordenada yformalmente una necrología en toda reglacual corresponde al carácter depública solemnidad que ha revestido el entierro del malogrado Director generalde Correos y Telégrafos... Habrán Vds.puesde contentarse con que yo hagala parte en que realmente mi intervención puede ser más o menos precisa;quiero decirse contentarán con que exponga en la presente carta cuantosrecuerdos guarde de la juventud de Cruzada y de la vida que hicimos juntos haceveinticinco o treinta añosdejando que otro escritor los utilice en cabal ymetódica biografíadonde se aprecienpor ejemplocon la debida competenciaesas notabilísimas reformas postalesesas nuevas aplicaciones de laelectricidad a la telefoníaesos tratados internacionales que estabapreparandoetc.etc.; cosas todas que yo no sabría ni tan siquiera nombrarexactamentey quesegún pública voz y famaharán inolvidable el paso deGregorio por la Dirección de Comunicaciones.

Sí: voy a trasladar al papelen espontánea y corriente formala historiade los tiempos más característicos del buen amigo a quien lloramos; voy apintar su interesante y típica figura moralmuy más influyente de lo que élpudo nunca imaginarse en las letras y las artes de nuestra patria; voy a hablarde aquel Cruzada Villaamil que fuesin saberloprofesor eficacísimo ydesinteresado de infinidad de jóvenes artistas y poetas de 1854 a 1868...

Y en verdaden verdadtodas aquellas predicaciones continuascensurasreyertasrecomendaciones y mercedes de todo género que nos parecían entoncesgenialidades privadasconstituyen lo más fecundoimportante y transcendentalde la vida del que luego fue celoso diputado a Cortesentendidísimofuncionario públicoy capaz y esforzado hombre de partido. Estos últimosméritos los conoce la nación enteray supo estimarlos y premiarlosconespecialísima predilecciónsu distinguido jefeel excelente amigo de susamigos e incansable repúblico D. Francisco Romero Robledode quien siempre mehan tenido a mí algo apartado (menos en la presente ocasión) las misteriosasleyes de una fatalidadno sé si musulmana o griega... Pero los serviciosprestados por Gregorio a la madre España en aquel cuarto principal de lalegendaria calle de Lope de Vegacuando casi todos los hombres célebres de hoycontaban de veinte a veinticinco años de edad; su prodigiosa y múltipleacción en aquella especie de ministerio del patriotismo que tenía poralojamiento una sala de armasno están recopilados ni consignados enninguna partey dignos son por cierto de que los perpetúe en sus columnas LaIlustración Española y Americana aunque sin más autoridad que losimperfectospero verídicostrazos de mi pluma.

Comencemospues.

Cuandoen los primeros días de Septiembre de 1854llegó a Madrid labandada de literatos y artistas granadinoscompuesta del ameno escritor Castroy Serrano; de Pepesu hermano de V.habilísimo pintor escenógrafoyadifunto; de su otro hermanoMarianomúsicoque tanta gloria había dealcanzar en la corte; del poeta que escribe con cincelManuel del Palacio; delmaestro nativo en letras y en artesJosé Fernández Jiménez (indudablementeel más íntimo amigo de Gregorio); del discreto y agudo periodista LeandroPérez Cossíoy de mi humilde y entonces revoltosísima persona; ya hacíaCruzada Villaamil oficios de Mecenas en esta coronada villaaunque sólocontaba veintidós años.

Había nacido a orillas del Manzanaresde una familia de comerciantesoriunda de Santander; debía gran parte de su educación literaria al famosoColegio de Masarnau; considerábase protector por obligacióna fuer de rico yhuérfanode los ingenios españoles de puntay era entonces su Horacioquiero decirsu poeta favoritoel inolvidable Eulogio Florentino Sanzquienostentaba frescos sobre sus sienes los laureles ganados con el Don Franciscode Quevedo.Juntos vivían; y como quiera que Pepe Castroverdaderoguiónde nuestra bandadahabía ya residido anteriormente en el Madrid para nosotrosnuevoy conocía íntimamente a Florentino Sanzpronto nos hizo a todos amigosde éste y de Cruzada.

Érase entonces el buen Gregorio un apuesto y elegante joven de medianaestatura y atlética complexiónblanco y pálidocon finos cabellos y sedosasbarbas de color de oro matede facciones delicadas y altivas y con unos ojosazules en que alternaban las dulzuras del sentimiento con los relámpagos delvalor y de la audacia. Teníaen sumalo que podría llamarse cara de ángelfuertey por elloy por su carácter hidalgo y sencillocuadrábale muy bienel sobrenombreo especie de eufónico diminutivode Gloriocon que lerequebraban en familia.

Gozaba ya reputación de consumado tirador de armas. El antiguo y desusadomanejo de la espada españolay también el de la espada y dagaeransus preferidos ramos en la esgrimasegún veremos luego. Todas sus demásaficiones ostentaban igual sello de no sé qué virilidad castizapropia de unespíritu emprendedor y temerario. Contábase que en Santanderadonde pocoantes de morir su acaudalado padre fue enviado para que unos parientes lodedicasen a los negocios comercialesGregorio había malgastado mucho tiempo ymucho dinero construyendo en pequeña escala ensayos de embarcaciones a laantiguano de papel o de cartónsino de madera y hierrolas cualesbotaba al mar muy seriamente y gobernaba por sí propio como mejor podíaconánimo sin duda de concluir por armar carabelas idénticas a las de Pinzónylanzarse en busca de epopeyas marítimas...

Porque vuelvo a decir que el españolismo constituía la notasobresaliente del carácter de aquel héroe frustrado. A fuer de legítimomadrileñonacido en la mismísima Puerta del Solera lo que hoy suelen muchosvolver a llamar chisperoesto espatriota del corte y estilo moral deaquéllos que el día 2 de Mayo de 1808 arremetieron con espadínchuzo onavaja a los granaderos de Napoleón el Grande: dijérase que Goya le habíaconocidoasí como que él había conocido a Goya: en los cuadros y cartones deéste se ven figuras que recuerdan en lo físico y en lo ideal al Cruzada de1854mientras que Cruzadapor su partetenía ya entonces adoración al granpintor popularcuya gloria y renombre tanto había de enaltecer y difundir consus descubrimientos y escritos. Sin embargono se limitaba su españolismoincondicional a este género archi-madrileñoen el cual cada uno tenía queenseñarle los más asiduos concurrentes a la plaza de torosa las verbenasalas fiestas realesal Canal y a las funciones cívicas y religiosas de estacomplicadísima villa de San Isidro Labradorde las Minervasdel Dios grandedel Dios chicode San Eugeniode Daoiz y Velardede San Antonio de la Floriday de la Virgen de la Paloma. El siglo XVIIcon su Parnaso del Buen Retiro y conaquellas continuas aventuras de capa y espadaera también parte en susamores... ¡Y nada digamos de nuestro épico siglodel siglo de Carlos V y deFelipe II; de los tiempos de nuestras glorias en todo el planeta; de la edad deoro del idioma castellano!... Pero no adelantemos cosas de que pronto habremosde hablar más oportunamente. ¿A qué preconizar cualidadessi laspropias acciones no tardarán en demostrarlas?

Decíapuesque cuando llegamos a Madrid los fundadores de ésta yasemidispersa colonia granadinaque todavía colea algunas noches encierta casa de la calle de la Libertad y en el núm. 92 de la calle de AtochaEulogio Florentino Sanz (q. e. p. d.) era el ídolo vivo de Cruzadaosea la personificación militante de muchos de sus ídolos muertos. «ModernoCalderón»«moderno Tirso»«moderno Lope»llamábanleen efectolosfolletines. A título de talel inspirado autor delQuevedo acababa deser nombrado Secretario de la Legación de España en Vienay el fastuosoCruzada se hizo nombrarexcuso añadir que sin sueldoagregado a lamismacon el fin de no separarse de su dramaturgo. Por eso (y vea V. sirecuerdo nimios pormenores) recibió el augusto nombre de «Viena» la famosagata que nos regalaron ambos diplomáticos al levantar su casa y disponer elviaje; nombre que hasta su muerte conservó aquel infeliz animalcondenado atanto forzoso ayuno; y me fijo en que lo conservótendiendo a queporresultas de un cambio de última horaFlorentino y Gregorio no fueron al cabodestinados a la Legación de Vienasino a la de Berlín... Ello es que semarcharon.

No tengo para qué indicar la razón (ecco la cagione dice una vezOteloen la ópera de Rossiniseñalando a Desdémona) de que el soñador yentusiasta agregado dejase muy pronto en Berlín a su querido poetay sevolviese a Madrid en compañía de otra gloria española (que tampoco yavive)a quien habla conocido en no sé qué teatro de aquella Prusia de suspecados. Baste saber quea fines de 1855tomó Gregorio dos pisos en lamencionada casa de la calle de Lope de Vegay destinó todo el principal a loque ya he calificado de ministerio del patriotismo. Aquí principia lagran campaña literario-artística de nuestro hombre.

Por consecuencia de las últimas impresiones que había recibido en vísperasde su marchano bien regresó a Madridse fue en busca de la ColoniaGranadinay profesó y actuó desde luego en ellacual si fuese tambiénhijo de Sierra Nevaday ya no se apartó nunca de nosotrosni tan siquieracuando la política de partido y los cargos oficiales absorbieron gran parte desu existencia... ¡Oh! Sí... Los granadinos y Romero Robledo seguían siendolos ejes de su vida social el día en que le ha sorprendido repentina muerte.

Pero volvamos al año de 1855.

A su regreso de Berlín halló aumentada nuestra Colonia con laintimidad fraternal del profundo lexicólogo y discretísimo polemistasemi-cordobéssemigranadinoJosé Ruiz León (el Ingeniero porantonomasia); con las silenciosas visitas de José Joaquín Solerpoetaelegiaco y comisario de Guerrahoy ya difuntoque temía como al diablo anuestra informalidad; con las graciosas incursiones de los hermanos Rivero(egregioparchista el unoo sea restaurador de pinturas y de otrosobjetos de artey denodado aventurero el otroa quien llamábamosElCaballero de mi viday de quien no se tiene noticia alguna hace veintiséisaños)yfinalmentecon la anexión de un Pepe Luquerey de losgacetillerosque se volvió a Granada y se murió demasiado pronto: todoséstos nacidos también en las orillas del Genil. Pasaban además luengastemporadas con nosotrosa su tránsito de Granada a San Petersburgoo de SanPetersburgo a Granadatres artistas rusos que habían sido socios nuestros de laCuerda en la nunca olvidada ciudad de los Alhamaresy que ya no sabíanvivir lejos de la Alhambra; y llamábanse aquellos tres inolvidables moscovitashoy también muertosPablo Notbeck (¡el gran Pablo!)arquitectopintorescultor y casi príncipe; Mikailoffprofundo bebedor de cerveza alemana ypartidario hasta el delirium tremens de los cuadros de nuestro RiberaySorokinel dramático retratistaque hasta en las burlas era patéticoa lamanera de lord Byron. Por razones de vecindad (pues se trataba de dospícaros sotabancosfrontero el uno al otroy con vistas a todos los tejadosde la calle del Mesón de Paredes)estaColoniacuya bandera tremolabasobre la casa núm. 2y donde claro es que había internos y externosteníapactada alianza (defensiva de los peligros consiguientes a la falta de metalespreciosos) con otro nido literario situado sobre la casa núm. 3de la cualeran inquilinos legales Luis Eguílazhoy muertoy su alter ego DiegoLuquey en donde hallábanse a todas horas Luis Mariano de Larra; AntonioTruebaes decirAntón el de los Cantares; los hermanos AntonioGermán y Víctor Hernández Amoresy José Joaquín Villanueva (muerto)Agustín Bonnat (muerto) y Carlos de Pravia (¡muerto también!). Finalmenteenel café de la Esmeraldame parecehabíamos contraído estrecha amistad conlos redactores o colaboradores de La IberiaCarlos Rubio (muerto)Ventura Ruiz de Aguilera (muerto)Juan de la Rosa González (a quien he perdidode vista)Gaspar Núñez de Arce y Manuel de Llano y Persi.

Cruzadaque era hombre de pecho y había comprendido que todas aquellasfuerzas aliadaspero casi nunca reunidasnecesitaban un hogarcomúnconsultó con sus predilectos amigoslos de la célebre Coloniaydespués de maduro examenexclamó valerosamente:-¡Todo el mundo a micasa! ¡Os cedo la parte delantera del piso principal!

Pero ¿qué hacer allí? fue la segunda cuestión que se propuso.

Gregorio la resolvió maravillosamente con esta ideaque al principiopareció inadecuada a nuestros vecinos del número 3 -¡Aprenderéis elmanejo de la espada española! Yo os enseñaré. ¡Despuésya iremos pensando!

Poco tardaron en comprender los de Eguílaz que el pensamiento podía ser muyfecundopor el patriótico y noble colorido que desde luego prestaba a nuestrasjuntas; y de todas manerascomo Gregorio y los granadinos estábamos deacuerdoal día siguiente se fundó la Sala de Rada. (RADA es un antiguotratadista de esgrimacuyo infolio se sabía de memoria y nos hizo leer a losmás concienzudos nuestro formalísimo Mecenas.)

No dejó Cruzada de aportar a la nueva sala de armas su contingente deamigos de la niñezmadrileños como él casi todosy también muy aficionadosa las letras y a las artes. Recuerdo ¿cómo no? al sumo gladiador y delicadovate Marqués de Heredia; a Eduardo Mariáteguisoldadomatemático ybibliófilocuya muerte lloramos hace cuatro años; y a Pío Gullónque hasido ministro; a Eugenio Molinero; a Paco Vicens (difunto); a HipólitoFernándezque anda por Filipinas; a Carlos Bretóna Pablo Ortiga y alescultor Grajeraautor de la estatua de Mendizábal que hay en la plazuela delProgresomodeladaentre nuestras juguescas de todas las tardesen el antiguo Casóndel Buen Retiro.

Simultáneamente había emprendido Gregorio con enormes gastosque para éleran siempre infalibles pérdidasuna colección o Galería de bustos deEspañoles célebres la cualen poco más de un añose enriqueció conciento y pico de esculturasrepresentando escritoresartistasguerrerosmonjesreyesnavegantesetc. Por cierto que algunos de estos personajes meestán viendo escribir las presentes líneascomo yo los vi a elloshaceveintiocho añossalir de moldes fabricados por PeñaHermenegildo Rueda yotros escultorescasi todos hoy muertos...

Habíapuesentonces en casa de Cruzada todo lo siguiente: En el piso bajovedado arábigamente a la gente profanasu vivienda propiapuesta con tantogusto como lujo. En el salón del piso principalinfinidad de panoplias conespadas de palosables de vara verdecaretaspetosmanoplasfloretes ybanderas... En alcobas o gabinetes contiguosel catrelos libracos y lospapeles de tres o cuatro autores o sabiosa quienes el ex-diplomático teníacedidas siempre aquellas estanciasbajo condición de que a la noche le diesencuenta de sus trabajos o pensamientos del día... En las habitaciones deadentrotodo un mundo de cabezas de yeso matede modelados en barrode moldescocidos y de estampas antiguasdonde se veían revueltascomo lo estarán eldía de la resurrección de la carnetodas las glorias españolas de más deveinte siglos. Yen un cuarto especialla oficina con biblioteca donde ya seestaba preparando otra notabilísima publicaciónEl Arte en Españaempresa monumental que obligó a Cruzada Villaamil a hacerse fotógrafoy quebastaríaaunque duró pocos añosa perpetuar su famoso nombre.

Al poco tiempo de establecida la Sala de Raday cuando ya noshabíamos molido bien a palos todos aquellos amantes o simples amigos de lasMusasy algunos sabíamos tanto como el mismísimo Rada acerca de participiosde uñas arriba y participios de uñas abajoy de fintasságitasparadasquites y otras lindezasconvinimos Cruzada y yo en queera menester dar algún pasto al alma de los terribles gladiadoresproporcionándoles al efectoen aquel mismo campo de batallas fingidasuna reuniónliterariasemanal.

«¡Daré también pasto a sus cuerpos!...»(concluyó diciendoGregorio): «¡Anúnciales té con pastas!»

Yo lo abracé como a un semidiós.

Y la buena nueva cundió muy luego por el café Suizocon espanto y dolordel incomparable D. Román (Q. S. G. H.)dueño del establecimientoy aplausoy regocijo de la cuarta parte de sus parroquianoso sea de los 50 ó 60 sociosde la Sala de Rada.

De aquellas veladas poéticasque tuve yo la honra de inaugurar leyendohumorístico discurso (hace muy pocos meses rotocon otros manuscritos dechanzapor si es verdad que va a venir a Madrid el cólera)podría hablaraquí mucho más de lo que me consienten la falta de salud y tiempo. Dirépuestan sólo que allí se dio a conocer como gran poetaaunque con muypequeñas obrasGaspar Núñez de Arcepor lo quecuando al cabo de largosañosdespués de escribir millares de artículos de periódicose dedicórepentinamente y con tal éxito a la alta poesíaninguno de los tertulianos dela calle de Lope de Vega pudo extrañar sus ruidosos triunfos. Allí tambiénFlorentino Sanza su regreso de Berlínleyó interesantísimas traduccionesde baladas de Henry Heine; allí Carlos Rubio... Pero no puedo continuar estaenumeración... Me reclaman los méritos personales de Gregorio.

Resumirépor tantotodo lo dichomanifestando que el más eminenteservicio prestado a las Letras y a las Artes por aquél a quien acabamos de dartierra en el cementerio de San Isidrofue comunicar su españolismo puro y netoa la juventud de una época en que eran alumnos de la Academia de San FernandoCanoPueblaGermán HernándezLozanoManzanoCasadoVeraGisbertRosales y Palmaroli... Predominaba entonces en ciertas esferasy muyespecialmente en el público (sobrado de atractivas obras francesas oafrancesadasy falto de alimento nacional artístico y literario)un gusto querayabapor lo que a la pintura respectaen idolatría a la escuela de Ingres ydemás formistas transpirenaicos. Todo lo español iba pareciendo vulgary pobre. No negaré que algunos literatos de buen instintoafectos a la otraantigua Academiallamada por antonomasia la Españolasolían defenderde tiempo en tiempo la buena causaya en el teatroya en el folletín decríticarindiendo culto a nuestros románticos genios de los siglos XVI yXVII; pero dejábanse oír poco sus vocescreo que por razones políticasnodel todo ajenas a las tristes causas y a los más tristes efectos de laRevolución de 1854. Por otra parteaun estos mismos conservadores de laspatrias letras estaban imbuidos de no sé qué melancolíacomparable a la delos milenariosen virtud de la cual debía considerarse comodefinitivamente muerta a la raza españolade tal modoque si nuestrasantiguas proezas solían obtener hasta exageradas ponderaciones y alabanzaseraen el concepto de extinguidas felicidades que no volverían más. El idealensumaestaba en lo pasado: habíamos sido arrojados para siempre del paraíso delas glorias terrenas. Cantarllorandola grandeza de otros tiemposera elúnico papel reservado a los nuevos poetas de la patria del Gran Capitán y deChurruca. Y en cuanto a los pintoressi querían estar de modaolvidáranse denuestros héroes vestidos de hierro o de paño burdo; olvidáranse de losasuntos y estilos inmortalizados por MurilloVelázquez y Zurbarányredujéranse a parodiarcomo los insubstanciales francesesinspiraciones de laantigüedad gentílicasin los sentimientos ni las ideas que dieron eterna viday hermosura a las inimitables obras griegas y romanas.

Pues bien: Cruzada Villaamilpor temperamentopor carácterporpredestinacióncayó en medio de la apocada juventud coetánea de la suyapara poner de moda el españolismo y hacer esperar a la Patria nuevas grandezas.Todo en él era varonilesforzadoafirmativocreyente. Rendía culto a Diosa la Cienciaa la Historiaa la Libertada la Fuerzaal Derechoa laCaridada todo lo noblegrande y digno. No vaciaba los bustos de los españolescélebrescon el fin de que nos asustaran ni acobardaransino para queexcitasen nuestra emulación y nuestro celo. No colgaba en lindas panoplias lasantiguas armascomo aquellos pusilánimes que las juzgan instrumentos curiososy ya inútilessino que las descolgaba y blandía con fe y entusiasmo: ¡élque no descendía de ricoshomes! ¡élque descendía meramente de un hombrerico!

 

¡Faz cuentavaliente espada

   
 

Que es de Mudarra mi brazo!

   


parecía decir cuando agitaba en el airecomo un García de Paredesaquellasdesmesuradas tizonasque otros no podían ni tan siquiera levantar del suelo.

En El Arte en Españaen su libro Los Tapices de Goyaen eltitulado Rubensdiplomático españoly en el inédito llamadoVelázquezsu voluntad de hierro va progresivamente esperandoviendo llegar yproclamando al fin como hecho definitivo el renacimiento del castizo y genuinoarte español. Pregúntese a nuestros grandes pintores contemporáneossobretodo a los que hicieron sus primeras armas en la Exposición Nacional de 1858alos precursores de FortunyRaimundo MadrazoPradilla y Villegas;pregúnteseles de cuándo data este renacimientoy todos dirán que procede deaquellos días en que CruzadaFernández Jiménez y algunos amigos suyosenseñaron a los tímidos principiantesya con la predicación valerosaya consu cívica independenciaya con su denuedo en la esfera socialque habíallegado la hora de romper los antiguos moldeso más clarode faltar alrespeto a aquel neoclasicismoo clasicismo fiambreque tenía como anquilosadoel pincel y anémica la paleta en esta patria de MurilloVelázquezRiberaZurbarán y Claudio Coello.

Requeriría muy extenso trabajo especial la historia de la campaña deCruzada en 1865cuando fue director del Museo Nacional o de la Trinidad.También sería digno objeto de minuciosa relación el viaje que Gregorio y yohicimos a la villa de Ocañaen galerabuscando los huesos de D. Alonso deErcillahasta topar con ellos en el enterramiento de un convento de monjasdentro de clausura. Nada menos que un número entero de La Ilustraciónocuparían los discursos que tuvimos que dirigir a la comunidad para convencerlade que debía consentir las excavacionesque se hicieron en nuestra presenciay por resultas de las cuales sacamos de entre las tumbas de las vírgenes delSeñor los enormísimos huesos del guerrero Vascoautor de La Araucana.¡Pues nada digo de la otra gran campaña de nuestro Gregorioen 1868 ó 1869cuando descubrió en los sótanos del Real Palacio los cartones de los tapicesde Goyae hizo estudio tan admirable y profundo de las obras del gran pintormadrileño!... Pero crea V. que ya me faltan las fuerzas... Súplasepuesconinformes de otros lo que yo deje por deciro súplalo el propio español queleyeredado que todas las cosas que omito en la historia de Cruzada son ya delnúmero de las enteramente públicasy no habrá nadie que las ignore.

Que dirigió en Italia la construcción del monumento sepulcral del ilustregeneral O'Donnelldestinado a nuestro hermoso templo de las Salesas; que en1875 estuvo en Rusia como individuo de un Congreso telegráfico; que despuésasistió a otro postal celebrado en Paris; que fue director de Estadística enel Ministerio de Fomento; que desempeñó varias veces el cargo de diputado aCortes... todo esto lo han recordado últimamente los periódicos diariosyconstaráde fijoen la biografía ordenada y formalque no dejará deredactarsetal vez por algún compatriota nuestro residente en Italiaen loory gloria del insigne amigo a quien yo renuevo aquí mi triste adiós.

He concluidopor consiguiente. Sabe V. y saben sus hermanos Mariano y Manuelcuánto los quiere y los querrá hasta la inevitable hora

P. A. de Alarcón.

Madrid 14 de Diciembre de 1884.

La redacción de «El Belén»

Acta de la junta celebrada anoche en la redacción de «El Belén»

En Madrida las nueve de la noche del 24 de Diciembre de 1857hallábansereunidas en el salón de recibo del piso bajoizquierdade la casa núm. 28 dela calle del Pradosetenta personas de ambos sexos y de varias edadesa fin deconmemorar el Nacimiento de nuestro Señor Jesucristo.

Morada aquella casa de un aristócrata de abolengoal par que docto yexquisito poetacasado con muy discreta y elegante dama (de cuya belleza noviene a cuento hablar ahora)el citado salón se distingue por su artísticoornatotan severo como lujoso. Iluminábanlo en tal fiesta mil bujías; sonabaalguna vez magnífico piano de cola; chisporroteaba alegre fuego en la chimenea;circulaba impaciente y animadísimo el concursoy los grandes espejosreproducíanagrupadasfiguras tan insignesquede haber quedado impresas enel cristalcada luna sería con el tiempo un cuadro histórico no menosinteresante que el de la Lectura de Zorrillapintado por Esquivel.

Casapersonasmuebles y cuanto llevamos bosquejado constituían anoche loque se suele llamar una Redacciónpuesto que allí iba a confeccionarse (voztécnica) un periódico titulado El Beléndedicado exclusivamente a defenderlas prerrogativas y gollerías de la Noche Buena; periódico sin periodicidaddado que no publicará segundo número (y no ciertamente por culpa de lacensuraallí secuestrada en la persona del Sr. NocedalMinistro de laGobernación); pero muy político y transcendental periódicopor cuanto en élo para él habían escrito muchos ex-Consejeros de la Coronano pocospublicistas ministerialesoposicionistas o neutrosy hasta algunos prohombresya monumentalescomo Martínez de la RosaAlcalá Galiano y Pachecoque hanpersonificado y dirigido en España partidos y escuelas.

Seré más claro: anoche celebraba junta general una Tertulia Literariaquelleva ya muchos años de regocijar a las Musas españolas; opor mejor deciranoche era la Quinta Navidad en que se reunía bajo aquel hospitalario techo lamayor parte de nuestros más acreditados poetasa cantar aguinaldos yvillancicos al Recién nacido de Belén. Dicho se estápor tantoque hacíanlos honores de la casacomo dueños de ellala Marquesa de Molinscuyadelicada belleza (ahora viene a cuento el citarla)sumo ingenio y ameno tratoson proverbiales en la Cortey su esposo el célebre Marqués de Molinsllamado también «el autor de Doña María de Molina».

Directores natos del periódico en ciernesy anfitriones que de por fuerzatenían que ser en la colación pascualsolemnemente prometidalos Marqueses deMolins compartían hasta cierto punto el peso de tan graves cargos con lassiguientes dignísimas personasquepor pertenecer a la familiaocupaban yamaterial o moralmentela Presidencia de El Belén:

La señora Condesa de Villa-leal (madre del Marqués de Molins); el señorObispo de Córdobael Príncipe y la Princesa Píola Duquesa de Uceda y sushijosla señorita Doña Enriqueta Roca de Togoresla señora de Roca y suhijala Condesa viuda de Berberana y su hijael Sr. D. Juan Rocay lostiernos hijos de los dueños de la casa.

Componíase la Redacción de cincuenta poetas y artistasrepresentantes detres generaciones literariascontemporáneos unos de Moratíncondiscípulosotros de Espronceda y Larray soldados nuevos algunos en las huestes delsempiterno Apolo. Edades y categorías estaban allí subordinadas a fraternalcompañerismo. Grandes de EspañaMinistrosOradores de notaEmbajadoresAcadémicosPróceres de todo linajepresentaban humildemente al Director deEl Belén su gacetilla o su artículoni más ni menos que los simplesescritores de a pie. En lo demásaquellos cincuenta articulistas ogacetilleros eran al propio tiempo autores de tantas y tantas obras célebresque su catálogo no habría cabido en otro periódico mayor queEl Belén.Poesías que se saben de memoria todos los españolesnovelas muy estimadascomedias y dramas aplaudidísimosfamosos discursoslibros de historia y dedidácticaartículos de crítica y de costumbrespinturas de granreputaciónconstitucionescódigosleyes orgánicasypor supuestocentenares de periódicos políticos o literarios habían brotado de aquellascabezas...

Porque allí estaban los excelentísimos o excelentes señores:

D. Antonio Alcalá Galiano

D. Francisco Martínez de la Rosa

D. Juan Eugenio Hartzenbusch

Ventura de la Vega

Conde de Cheste

D. Mariano Roca de Togoresdueño de la casa

Pastor Díaz

Pacheco

Miguel de los Santos Álvarez

Conde de Guendulaín

Ferrer del Río

Gil y Zárate

D. Modesto de Lafuente(Fray Gerundio)

Nocedal

D. Fermín de la Puente Apezechea

Campoamor

Eulogio Florentino Sanz

Fernández Jiménez (a) Ivón

Amador de los Ríos

Madrazo (D. Federico)

Madrazo (D. Pedro)

Segovia (El Estudiante)

Cueto

Cañete

Antonio Flores

Navarro Villoslada

Selgas

Marqués de Auñón

Carlos de Haës

Juan Valera

Luis Fernández-Guerra

Barón de Andilla

Eduardo González Pedroso

Gabino Tejado

D. Pedro F. Carrascosa

Ramón de Navarrete

Conde de Ezpeleta

Ochoa (padre e hijo)

José Joaquín Cervino

Cayetano Rossell

Gabriel Estrella

Rafael Ferraz

Latorre (D. Luis)

Eulate

Dacarrete

González de Tejada

Sánchez Ramos

Ojeda y

Gutiérrez de los Ríos.

Y también estaba allí el infrascritoque se nombra en capítulo apartepara que no se le tache de inmodesto...

Pues bien: por poco filósofo que fuese ni pudiera ser quiencomo yono hacumplido todavía los veinticinco años de edadel hecho es que anoche no pudemenos de entrar en consideraciones bastante graves al ver reproducidas yencuadradas en los amplísimos espejos las dichas cabezastodas iluminadas poruna inteligencia superiortodas creadorastodas circuidas de la noble aureolade la fecundidad... Y pensabano ya sólo en los seres idealeslas escenasfantásticaslos mundos imaginarios a que aquellos hombres ilustres habíandado vidasino también en los seres de carne y huesoen los hechos reales ypositivosen el mundo material por muchos de ellos agitado o gobernado; en losacontecimientos de que habían sido colaboradores o protagonistas; en losperíodos históricos que representaban; en las revolucionesen las guerrasenlos golpes de Estadoen las luchas parlamentarias que traían a la memoriayen la multitud de varones del siglo XVIII que los más ancianoscuandojóveneshabrían conocido ya viejosy visto luego devorados por la nuncasaciada tumba... Y asimismo pensaba en los años y en las obras y en los hechosde que aún podrán ser autores o héroes los que asistían a la reuniónsobretodo aquéllos que todavía recorren la florida senda de la juventud...

En esto dio principio la lectura de los originales acopiados para elperiódico El Belénpor el orden y en la manera siguientes:

I. El Marqués de Molins leyó un romanceque conteníapor decirlo asílacabeza del periódicoel títulolos puntos de suscripciónlas condicionesde la mismaetc.etc.

II. Pastor Díaz dio cuentaen varios romancesde la Parte oficial de laGacetaa Decreto o romance por cada Ministeriotodos relativos al granacontecimiento del díao de la noche; esto esal Nacimiento del Hijo de SuDivina Majestad.

III. D. Eugenio Ochoa comunicótambién en romanceuna Real Orden sobreInstrucción Pública.

IV. Un servidor de Vds. presentó el extracto oficial en quintillas de laSesión de Cortes celebrada anoche por la Cámara de los Loros.

V. Juan Valera transmitió las noticias del Correo extranjero (en tercetos)todas referentes a grandes conflictos surgidos en tierras infieles comoconsecuencia del universal empeño de cenar ayer al uso cristiano.

VI. Cueto leyó una epístola en igual metropor la que acabó de ponernosal corriente de cuanto ocurría fuera de España.

VII. Ventura de la Vega se descolgó con un artículo de fondodeoposiciónen quintillasque tememos sea recogido!

VIII. Cañete leyó otro artículo de fondode esos llamados de polémica.

IX. Pedrosoun artículo (letrilla) sobre Economía políticaque a todosnos llegó al corazóncual si tratase de materia más ideal y santa.

X. Alcalá Galiano contribuyó con un suelto (en quintillas) sobre elturrón.

XI. Cervino había hecho en romance la Crónica religiosa.

XII. Hartzenbuschuna Revista de Teatrosen silva. (¡Buen metro!... yperdóneseme la falta de ortografía de este equívoco.)

XIII. Nocedalla Revista de Torosen noble romance endecasílabo.

XIV. Florentino Sanzla Revista de Modasen variedad de metros.

XV. Pacheco (el Comentador del Código penal)una Revista de Tribunalesenredondillas.

XVI. Segoviauna Revista del añoen silva.

XVII. El Marqués de Auñónla Revista Comercialen redondillas.

XVIII. FloresunArtículo necrológico del Besugoen romance endecasílabo.

XIX. Campoamoruna Dolora para el folletín.

XX. D. Pedro José CarrascosaPresbítero 4El pie de Imprentaenquintillas.

Quedaban aún por leer muchas cosas; pero dieron las docehora del Misterioque se festejaba. Abriose entonces la puerta del Oratorio de la casaen que porBreve de Su Santidad se permite celebrar el Santo Sacrificio de la Misayapareció el señor Obispo de Córdoba delante del Altardonde no faltaba elclásico Nacimientocon sus pastoressus reyes magossu bueysu mula ydemás indispensables accesorios.

La reunión cambió súbitamente de aspectocomo había cambiado decarácter. A las risas y aplausos que arrancaban las composiciones poéticassucedió profundo y religioso silencio. Las damas ostentaban sendas mantillasque salieron a relucir como por arte de magia; arrodillose todo el mundoycomenzó la Misa del Gallo.

El Sr. Ferrazgran maestro de músicaaunque sólo se titule aficionadoimprovisó en un órgano expresivo místicas melodíasa que ponían letra lasmudas preces del concurso. El alegre templo de las Musas fuepuesdurantemedia horasevero templo del Dios humanado. El recogimiento y la oraciónhabían trasladado al cielo todos los espíritusy en verdad que ofrecíanimponente espectáculo aquellas elegantes damas y lindas jóvenesaquellosniños y aquellos ancianosaquellos poetas y aquellos estadistasaquellosgrandes de la tierra y ministros de potestades humanashumillados y confundidosante el ara de la Inmortalidad.

Concluida la Misay visto lo avanzado de la horase decidió reservar parala próxima sesión ordinaria la lectura de otros originales. Lo cual quieredecir que se dio la voz de «¡A cenar!». Peroen tanto que corrían lasórdenesexamináronse los trabajos artísticos dedicados a El Belénque eranlos siguientes:

De Haës: una viñeta titulada Aventura de Noche Buena. (Lance de un viajeroque la pasaba al rasocolgado de las ramas de un árbol y acechado porhambriento lobo.)

De D. Federico Madrazo: cuatro Aleluyas a la plumarepresentando a unospastores quenoticiosos del Nacimiento del Mesíasse trasladaban desde laJudea a las orillas del Manzanarescreyendo que la casa del Marqués de Molinsera el portal de Belén.

Del Sr. Ojeda: viñeta-anuncio de Venta de turrones.

Del Sr. Sánchez Ramos: boceto al óleo de un cuadro fantásticodonde seveía en el cielo la Adoración de los pastores y en la tierra la Cena deNavidad.

Admirando estábamos estos preciosos trabajoscuando se abrió la puerta delSalón-comedory la reunión volvió a transfigurarse como por ensalmo.

Del propio modo que a la Academia literaria había sucedido la Ceremoniareligiosaa la Exposición artística sucedió el más espléndido banquete.Porque habéis de saber¡oh vosotrosdesventurados mortales que allí noestuvisteis! que en el Salón-comedor nos aguardaba una interminable mesacubierta de todo lo más sólidoexquisito y caro que puede comer el hombreyde los mejores vinos que son alegría y honor del universo-mundo.

Bendíjolo todo el señor Obispo de Córdobano sin dirigir antes un breve ysentido discurso a la concurrenciay particularmente a los redactores de ElBelénfelicitándolos por el saludable espíritu que aún anima a laliteratura patria: con lo que Su Ilustrísima se retiró a descansar en aquelmismo domicilio (de donde era huésped)y comenzó la cena.

En ella los hijos de Apoloy hasta los sobrinos y nietosdieron muestra deuna más quesacra fames; y (Dios se lo pague a los bienhechores Marqueses) hubosobrado alimento para todosy regocijoy lícitas bromasy brindisygalanterías de damas y galanes y de viejos y jóvenesy aun creo que sepermitió a los incorregibles fumar en presencia de tan ilustres damas.

Acabó la cena... ¿Y creerán Vds. que nos marchamos a la calle? ¡Noseñor! ¡Aún podía ir más lejos la bondad de nuestros huéspedes! ¡Aúnpodía mudarse otra vez la decoración de la fiesta! El Liceoel TemploelMuseoel Triclinio... (esto es académico puro)¡aún podían convertirse ensalón de baile! ¡Después de leer versosde oír Misade ver cuadros y decenar como Dios manda y hasta prohíbeaún podíamos bailar la polka! Labailamospues.

Y lo que ya reflejaron los grandes espejosno fue calvas de estadistasnicanas de poetasni arrugas de diplomáticossino talles flexiblescarasbonitas y pollos impertérritos; ya no sonaba la grave voz del órganosino lamuy alegre del piano; ya no se leían versos ni se rezaba: ya se decíanmadrigales en prosavulgo piropos...

Eran las cuatro de la madrugada cuando salimos de aquella inolvidable fiestarecordando versos de los Decretos leídos por Pastor Díazquea juicio detodos los redactores de El Belénfueron lo mejor que se oyó anoche en casadel Marqués de Molinsexceptuando la Misa.

1857.

Post-Scriptum. A los pocos días del de Noche Buena se recibió en laredacción de El Belénuna carta notabilísima del inmortal Duque de Rivasnuestro Embajador en Parísque publicamos ahora en la sección de Correoextranjeroya que entoncespor no haber llegado a tiempodejara de insertarseen el periódico. Dicha cartaque con el tiempo recordará muchísimo losretratos poéticos del Viaje al Parnaso de Cervanteses una verdadera joyaliteraria.

También se inserta al final de este tomo otra cartasumamente discretaqueDon Tomás Rodríguez Rubí dirigió al Marqués de Molins el 24 de Diciembre de1857excusándose de asistir aquella noche a la cena de los redactores de ElBelén.

 

 

Amistades Hispano-americanas

En nuestra hoja del Lunes publicamos hoy unas cartas de los Sres. D. PedroAntonio de AlarcónSenador del reino; D. Carlos HolguínMinistroplenipotenciario de Colombiay D. Miguel Antonio Caromiembro fundador de laAcademia Colombianaque bien podrían aparecer también en esta otra hojaporlo que tienen de políticas y de transcendentales para los intereses de lapatria.

No necesita decir La Época el regocijo con que se asocia a las nobles yfecundas declaraciones de fraternidad hispanoamericanas que contienen tanautorizadas epístolasen cuyo espíritu ha escrito ya varios artículos y sepropone seguir trabajandohasta lograr los altos finescompatibles con laindependencia de cada Estadoque tantos días de prosperidad y gloria han devaler a la raza ibera.

 

 

Corrientes de simpatía

Sr. Director de «La Época».

Mi muy querido amigo: Hace un mes quecon ocasión de algunas palabras quetuve la honra de pronunciar en el Senadofavorables a la concordia de todos losiberos de ambos mundospublicó V. en su ilustre periódico un artículotitulado Corrientes de simpatíaque indudablemente habrá tenido granresonancia en las vastas regiones hispanoamericanasasí como logró desdeluego generales aplausos en la Península española.

No es otra la razón de que me atreva a remitir a V. el adjunto cuaderno deEl Repertorio Colombianoque acabo de recibir de Santa Fe de Bogotápor si V.cree oportuno copiar las cartas que inserta bajo el título de Bolívar y losIncasy en las cuales dos insignes americanos del Sur rinden ferviente culto alos enunciados sentimientos de fraternidad ibérica.

Queda de V.como siempreafectísimo amigo y atento servidor Q. S. M. B

P. A. de Alarcón.

Madrid 22 de Agosto de 1884.

 

 

Bolívar y los Incas

Cartas de D. Pedro Antonio de AlarcónD. Miguel Antonio Caro y D. CarlosHolguín.

 

 

I

Carta del señor Alarcón al redactor de: «España y América».

En una publicación colombianadestinada a festejar el centenario deBolívarleí hace poco tiempo ciertos gallardos versos en que el literato másdistinguido de Bogotá menciona a tan famoso general y repúblico con el dictadode Vengador de los Incas.

Por mucho que lo piensono puedo discernir el significado de estacalificación. Antes biensigo preguntándome en son de protesta: ¿Qué eraBolívar? ¿español o indio? ¿A quiénes libertó de la tutela de Madrid? ¿alos quichuascasapuchos y chiquitos del Perú y a otras razas indígenas de laAmérica meridional y centralo a los descendientes de los mismísimosespañoles que habían conquistado los imperios indios y derribaron sus tronos yaltaresno restaurados todavíaque yo sepa? ¿Quién ejerce hoy el poder enel Perú? ¿los sucesores de Atahualpa y Tupac-Amaruo los herederos deaquellos PizarroAlmagroMartínezFernándezPérezLópezetc.queacabaron con la dinastía y el pueblo de Manco-Capac? ¿En quépuesy cómoy a qué título pudo vengar Bolívar a los Incasal sustituir el Gobiernoespañolcon otros gobiernos de españoles?

Celebraría que la nueva publicación titulada España y Américacuyopropósito es tan noble y elevadoaclarase bien este asuntoa fin de que nuncarenieguen de su sangrecreyéndose de raza indiani desconozcan las glorias yresponsabilidades que han heredado con su apellidonuestros caros hermanos deaquellas tierras trasatlánticas que fueron colonias o provincias españolaslos cualesllegados luego a su mayor edaddejaron la casa paternasedeclararon independientes y pusieron casa aparte. Esta separación (¿a quénegarlo?) irritó y dolió mucho durante algún tiempo a la severa madreEspañatan celosa siempre de autoridad y poderío; pero hoy es un hechoinalterable y aceptado cordialísimamentecuyas consecuencias vemos losespañoles de Europa con el antiguo cariño de familiapidiendo a Dios que hagaprósperas y felices en su nuevo estado a todas aquellas nacioneshijas denuestra patriaque siguen hablando la lengua de Castilla y cuya denominacióngeneral en el mundo entero es todavía la de América española. No hayportantoni siquiera motivos de enojo para que el dicho poeta colombiano hayaincluido a Bolívar entre los héroes Incaso sea entre los enemigos naturalesde España.

P. A. de Alarcón.

Madrid 19 de Noviembre de 1883.

 

 

II

Carta del señor Caro al señor Holguín.

(Fragmento.)

Hacienda de PalermoEnero 17 de 1884.

Veo que el Sr. Alarcóny otros a quienes no menciona V.han extrañado enuna oda firmada por mí aquel verso

Tu diestra de los Incas vengadora

 

y quedo aguardando la carta que sobre este punto iba a dirigir el mismoseñor Alarcón a no sé qué periódico. Cosa buena será y sabrosa de leercomo de ingenio tan feliz; y de todas suertes mis versos quedarán muy honradoscon la crítica de un escritor de alta nombradíaque aunque haya de pronunciarfallo adversode hecho ha estado cortés con ellos haciéndoles materia deexamenamén de tratarloscomo no dudo que los habrá tratadocon generosabenevolencia.

Pero no me conformo con la inteligencia que da élsegún colijoal versocopiadoporque esto me da a entender que ha parado mientes en un pormenorinsignificante más bien que en el espíritu y tendencias de la oda tomada enconjunto. Me figuro que el Sr. Alarcón se ha desentendido del contextonosólo de la misma piezasino del himno a la Reconciliación que se publicó almismo tiempo (Romancero Colombiano)y que le sirve de complemento.

Aunque no he visto las razones que alega el Sr. Alarcónyo hago micomposición de lugary en desahogo confidencial con V. anticiparé algunas delas que me asisten para defender el asendereado renglón métrico. Yo dividiríami sermón apologético en partes y probaría tres proposiciones:

1.ª La frase que yo empleé está sancionada por los mejores poetasyrecibirla por todo el mundo como un modo poético de aludir a la emancipacióndel Perú.

Como en este campo no tengo librospondré a prueba mi memoria para traeralgunas citas.

Baralt dice en un soneto a Bolívar:

Y al ver la antigua afrenta ya vengada

De los soberbios Andes en la cumbre

Las sombras de los Incas sonrieron.

 

Bellorefiriéndose a las armas colombianas:

La cuna de los Incas libertaron.

 

Y Bolívar mismoen uno de aquellos rasgos hiperbólicos tan frecuentes ensu estilodijo que el vencedor de Ayacucho debía ser representado sobre losAndestendiendo los pasos de cumbre a cumbrey llevando en sus brazos la cunade los Incas.

También hablamos de los hijos del Sol refiriéndonos en lenguaje poético alos peruanosy la imagen del astro padre de la luz se conserva en los emblemasde aquella nacionalidadsin que impliquen idolatría estas figuras de unamitología hipotética o simbólica.

2.ª La frase de que se trata no sólo es poéticasino moralmenteverdadera.

La alusión a los Incas esen generalun recuerdo poético. Decir que lossangrientos hechos de armas que trajeron la independencia del Perú dieronvenganza a la memoria de los Incases una afirmación conformeademáscon lafilosofía de la historia.

Si aquellos soberanos indígenas hubieran resucitadoy si prestamos a sussombras sentimientos consecuentes con lo que ellos fueron en vidaseguramenteque se habrían regocijado de ver abatidos y arrojados del territorio a lossucesores de Pizarro.

Y aun sin esobajo cualquier concepto que se contemple la guerra deindependencialos Incas se habrían gozado en ver la raza conquistadoradividida en bandos y despedazándose en mortal contienda.

De una y otra parte la sangre que corría en aquellos campos eratoda casiespañola; así que dicen más de lo que su autor pensó aquellos versos deBello:

Saciadas duermen ya de sangre ibera

Las sombras de Atahualpa y Moctezuma.

 

¿Fue nuestra guerra de independencia espantable destrozo intestino de laraza conquistadora? Si lo fuedebió también de ser grande (aunque tardío)desagravio para la raza conquistada.

¿Cuál es la nación santainmaculadaque no mereció castigo? Castigogrande es la guerra civil. Pero una cosa es el castigo y otra la repudiación.Pudo Dios castigar a la nación españolasin quitar a la raza hispana el cetroque le confió sobre el Nuevo Mundo.

La conquista fue obra providencialy Dios no se ha arrepentido de su obra.

El error de Olmedoque yo mismo he censurado con la mayor energíaestá enno haber hecho esta distinción; en decir que no hubo más español honrado queLas Casasy que por ello mereció ir al cielo de los Incas; en no ver en laconquista sino matanzas y robosy no el triunfo y dilatación de lacivilización cristiana; en confundir la emancipación política con larestauración de la antigua barbarie e idolatría.

En sumay concretándome a una sola ideael error de Olmedo no consiste enhablar de venganza y castigosino en añadir reparación y gloria.

Venganza y gloria nos darán los cielos.

 

3.ª Cualquiera que sea el valor intrínseco de la proposición discutidaelautor de la oda a la estatua de Bolívar no la consignó en estilo directo comosuyasino en estilo indirecto como pensamiento de Olmedo.

El plan de la oda se reduce a enumerar varios puntos de vista en que ha sidoadmirado el libertador y que no fijaronemperola atención del estatuario; yen indicar luego el aspecto que Teneranni eligió como glorioso y como punto departida de su creación artística.

Es evidente que el poeta aprueba la intención del escultoro mejor dichola intención que al escultorcon fundamento o sin élatribuyey por lomismo desechasin aprobar ni desaprobarlos puntos de vista de otrosadmiradores del libertador. Parece que el Sr. Alarcón no se habrá fijado enesta consideración.

La primera estrofa expresa el género de admiración de Olmedoy es unacondensación del Canto a Bolívar.

Hay allí un verso copiado literalmente de Olmedo como para indicar al lectorque aquella estrofa estáen cierto modoentre comillas. Traducida en prosadiría:

Bolívar: hay varios modos de admirartede que no participó tu escultor.Uno de ellosel de Olmedo. El cantor de Junin te contempla como a semidióstonante y vengador de los Incas...

¿Es esto estilo directo o indirecto?

Y yo extraño muchísimo que un escritor como Alarcónmaestro en el arte dedialogar y de decir las cosas de un modo rápido y sugestivono haya apreciadoel sentido indirecto de la primera estrofa de mi oda. Allí hay un diálogounadiscusión implícitay el primero que habla es Olmedo.

. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. .

Miguel Antonio Caro.

 

 

III

Carta del señor Alarcón al señor Holguín.

Madrid 30 de Marzo de 1884.

Excmo. Sr. D. Carlos Holguín.

Mi muy querido amigo y compañero: Por formalidad cancillerescale devuelvola carta de su hermano políticoel ilustre miembro fundador de la AcademiaColombianaque tuvo V. la bondad de entregarme para que la leyese; peroalpropio tiempole suplico me envíecuando menoscopia de ellapara guardarlaentre mis mejores papeles literarios. Yahoraprepárese a resistir miverbosidadsi por acaso resulto más extenso de lo que conviene a sus muchasocupaciones.

Ante todo y sobre todome complazco infinito en que tan profundo literato ydigna persona como el sabio prologuista de las obras de Bellome dé lasseñaladas pruebas de benevolencia que hallo en la indulgente carta a querespondoy agradecería muchísimo a V. que se lo escribiera de mi parteofreciéndole juntamente las seguridadesque decimos hoyde mi sinceraadmiración y pobre amistad.

También desearía que el Sr. Caro me perdonase si en algo le han molestadolas líneas que escribí en España y Américamás atento al bien que pudieranproporcionar ciertas publicaciones a los iberos de ambos continentesque aconsideraciones de compañerismo y respetode lo que no habría prescindido mipluma en ningún otro caso.

Quiere esto decir que juzgué desde luegoy sigo juzgandoque el asunto encuestión llegará a ser muy útilsi una persona tan distinguida e influyentecomo el Sr. Caro reconocepublicándolo por de contadoque los españoles deambos hemisferios no debemos considerar esta palabra españoles como signopolítico de la pasada dominación de un determinado Gobierno en ciertos paísesde Américasino como un apellido de familia que todos llevamos con igualtítulo; ¡como el apellido de la familia que descubrióconquistó y civilizólas Indias occidentales! Los colombianospor ejemploson en conjunto uno delos hijos del conquistador: emancipose este hijo al llegar a la mayor edadypuso casa aparteno sin que precediera gran reyerta con sus progenitorescomola habrá siempre que ocurra una de estas separacionesy como yo deseo que lahaya hasta correr nuevos mares de sangre el día que CubaPuerto Rico y lasFilipinas quieran abandonará España por la fuerza y en pro de nuestrosenemigos comunes. Pero se hicieron las paces entre España y Colombiayreconocida y aceptada la emancipación en términos amistososhemos vuelto aser una sola y verdadera familiaestablecida en dos hogares distintos; de talmodo que nosotroslos padres o abuelosnos complacemos en visitar y abrazar aVds.que son nuestros hijos o nietosdeseándoles mil prosperidades en esa suya propia moradadonde tienen independencialibertadautonomíabolsilloaparteetc.etc.bien que siempre el mismo apellidola misma sangre y lamisma historia que los que políticamente o por antonomasia continuamosllamándonos meramente españoles.

En lo demássi BelloBaraltBolívar y otros a quienes también admiro orespeto con la debida sindéresishan dicho lo mismo que el Sr. Carosancionando poéticamente la especie inexacta comprendida en el verso

Tu diestra de los Incas vengadora

 

esto significa únicamente queen vez de ser unohan sido varios los quehan incurrido en error... disculpable durante la lucha y el enojoeindisculpable después de la paz y la amistad. Nada más comúnen efectoqueoír a los mencionados hijoscuando desean casarse y los padres se oponen yluchan con éstos por consiguientehablar pestes hasta del heredado apellidoyde los blasones de su ascendenciadando la razón a los antiguos adversarios dela casaetc.etc.; y también los padres suelen en tales circunstanciaspropalar horrores contra los mismos hijos a quienes adoran... Perocomo ya hedichovienen luego la celebración del matrimonioel nacimiento de los nietosla reconciliaciónlos intereses mutuosy reaparece con más brío que nuncael amor de familiajamás extinguido en el fondo... que es lo que hoy pasayde lo cualSr. D. Carlos de mis pecadosrecibe V. diarias muestras en Madriddonde todoschicos y grandesacadémicos y prócerespollos y viejosestamosprendados de usted... ¡y hasta le toleramos que nos gane el dinero al tresillo!¡Entoncesel antes atufado hijo se arrepiente de todo lo que habló contra suspadres y abuelosy riñe de nuevo con todos los tradicionales enemigos de lacasa!... Por eso dice sabiamente el refrán: «Entre padre y hermanos no metastus manos.»

Confiesepuesel insigne Sr. Caro haber sido arrastrado a error deexpresión por los precedentes poéticos del segundo período de discordias(meto en cuenta las del tiempo de Pizarro)y diga al esclarecido Baralt (cuandole vea dentro de muchísimos años en los Campos Elíseos) que no tuvofundamento alguno para figurarse que

Al ver la antigua afrenta ya vengada

Las sombras de los Incas sonrieron...

 

puesto que Bolívar y sus compañeros de gloria y fortuna eran tan españolescomo Pizarro y Almagroy siguierony siguen en su descendenciateniendo bajosus pies a los Incas.

Diga asimismo a Belloal egregio Belloal autor de la Silva que recuerdotodos los días mientras tomo café o chocolateque se equivocó al asegurarque los enemigos de Fernando VII

La cuna de los Incas libertaron

 

dado que esa cuna no ha sido nuncalibertada por nadiey sigue y debe seguirsiete estados debajo de tierra.

Y al propio Bolívar (que tenía todas las cualidades y virtudes de un grancaudillo español)dígaleigualmenteque nadie guerreó en su tiempo«llevando en sus brazos la cuna de los Incas»supuesto que aquellosinsurgentes no tremolaban la bandera de Manco-Capacni los herederos deAtahualpa y Tupac-Amaru pensaron entonces en restaurar su razasus leyes ni sureligión... Por el contrariotodavía hoy... Pero doblemos la hoja.

Borreen finpor su parte el docto señor Caro aquel párrafo de la carta aque contesto en que asegura que las sombras de los Incas se habrían regocijadode ver abatidos y arrojados del territorio a los sucesores de Pizarro... y debeborrarlo inmediatamente con magnanimidadporque jamás han acontecidosemejantes hechos; porque los sucesores de Pizarro siguen dentro del Perú;porque son los gobernantes de hoy; porque continúan imperando allí sobre losIncas; porque representan la mismamismísima conquista del siglo XVI quesuponen caducada y vengada aquellos poetasolvidándose de que se llamanPérezLópezRodríguezo BelloCaroOlmedo... etc.etc.sin contar aHolguín... apellido cuya cuna está asimismo en España.

Cuando únicamente acierta su hermano político de V. y expresa la verdad conterrible elocuenciaes cuando indica en la mencionada carta que las sombras delos Incas gozarían y se creerían vengadas al ver la división y lucha de laraza conquistadora. ¡Oh sí! ¡Eso sí! ¡De tal modo solamente hemos vengadotodos a los Incas! Pero ¡por Diosque no se repita el caso! ¡No los venguemosnunca más! ¡No volvamos a reñir los iberos de uno y otro continente!

Ni hay para qué. Ni sucederá. Lejos de esocon hombres como Carocomo V.como los Presidentes de las repúblicas americanas que nos honran ingresando enla Academia Española y como tantos otros esclarecidos varones que ya recuerdancon amor y veneración a la noble madre que dejaron en el hogar paterno y a lacual bendicen desde el propio hogarno puede reproducirse la discordia cuyaúltima sangrienta página fue el Callao... Antes bienesos nuevos pueblos y elpueblo secular que los engendró; Vds. y nosotros unidoscomo apretada falangede deudospodremos hacer muy grandes cosas en la paz (¡quiera el cielo que seaen la paz!) o en guerra contra otros...; quiero deciren guerra contra losIncas de ahora; contra los que actualmente nos disputan la preponderancia enAmérica; contra los enemigos comunes que hoy tenemos en ambos mundos; contraLondres y contra Washington... ¡Por mi parte pierdo muchas noches el sueñopensando en los filibusteros de Nueva York y en la usurpación de Gibraltar!

Adiósamigoy compañero. Perdone que le haya calentado tanto la cabezaymande a su afmo. servidor Q. B. S. M.

P. A. de Alarcón.

 

 

IV

Contestación del señor Holguín al señor Alarcón.

MadridAbril 12 de 1884.

Excmo. Sr. D. Pedro A. de Alarcón.

Mi querido amigo: Tengo el gusto de enviar a V. la copia de la carta de mihermano político D. Miguel A. Caroque me dice V. desea conservar; y a nombrede Caro y anticipándome a sus deseosle doy mil gracias por los benévolosconceptos con que V. le honra.

Mucho celebro que a Caro se le hubiese ocurrido reproducir en su inmortal odaa la estatua de Bolívar la idea aquélla de Olmedo:

Tu diestra de los Incas vengadora

 

que les ha dado ocasión a V. y a él para escribir esas páginas llenas degraciaerudición e ingenioque así harán las delicias de cuantos las leancomo darán testimonio del sentimiento patriótico y del amor fraternal que nosligan hoy a los españoles de ambos continentes.

Ahorasi V. me permite decir dos palabras en la materia por Vds. dosdiscutidadiré quea mi juicioen éstacomo en casi todas las cuestionesque se debatenambos tienen razón. ¡Qué raro es tropezar con algunacontroversia en que una de las partes tenga toda la razón y la otra carezca deella en absoluto!

Los hispano-americanos tenemos en realidad dos nacionalidades: la delnacimientoque es Américadonde hemos visto la luz primera; y la deextracciónEspañadonde se mecieron las cunas de nuestros padres.

Con ambos países nos ligan vínculos de amor sagradoaunque naturalmente encasos de conflicto se manifieste más intenso y prevalezca el que sentimos porel suelo en donde vimos correr los primeros añoscuyos recuerdos conservan sucolor de rosa y su aroma por todo el resto de nuestra vida. La humanidad hasentido siempre del mismo modoy hace ya siglos que Ovidio decía:

Nescio qua natale solum dulcedine cunetos

Ducitet inmemores non sinit esse sui.

 

La guerra que nuestros padres sostuvieron en la segunda década del presentesiglo con el objeto de fundar un Gobierno propio independiente de la Penínsulase resintió de esa especie de dualidad de nuestro modo de ser político. Desuerte que si por un lado aquélla fue una guerra civil y fratricida desde elpunto de vista de la raza a que pertenecían ambos beligerantespor otro erainternacionalsi se tiene en cuenta su objeto y las condiciones geográficas delos dos países. Considerándola en su primer aspectoV. tiene razóny muchafuerza cuanto expresa en su carta de fecha 30 del mes pasado.

Pero si se atiende al objeto de aquella colosal contiendaque en el fondoera la afirmaciónpor parte de los españoles nacidos en Américade suderecho a gobernarse a sí mismosindependientemente de todo poder constituidofuera de su territoriohay que reconocer que Bolívar y los que sus estandartesseguían eran herederos y representantes del derecho que habían sustentadoManco-Capac y Moctezuma contra Pizarro y Hernán Cortés.

Y de que aquello no era una mera ficciónhallará V. la prueba en el hechode gozar los indiosdespués de la independenciaentre nosotrosde todos ylos mismos derechos de que gozan los blancos y de estarles igualmente abiertastodas las carreras. ¿Se figura V. que las listas de hombres que se distinguenpor alláasí en las armas como en las letrasen la política como en lamagistraturason todas listas de hombres blancos? Pues ha de saber V. que enellas figuran muchísimos indios que han ocupado todos los puestos de larepúblicahasta los más eminentessin exceptuar la presidencia.

Siendo todo esto asíes indudable que los ejércitos que arrojaron delterritorio americano a las huestes peninsulares y a las autoridades españolaseuropeas por ellas sostenidasvengaban (y siento muchísimo no encontrar otrapalabra menos malsonante) a los primitivos americanos quesustentando con lasarmas aquel mismo derechohabían sucumbido tres siglos antes en las batallasde la conquista. Y prueba evidente de que esta idea ha estado en el fondo detodas las conciencias americanases que el pensamiento de Olmedo se hallareproducido bajo diferentes formas por hombres quecomo Baralt y Carono handesmentido un solo día su amor a Españay antes bien han sido celososadoradores y preconizadores brillantísimos de sus gloriasde su grandeza y desus inmortales tradiciones.

Pero hay en el punto de que tratamos dos circunstancias queen mi conceptoy perdóneme V. esta franqueza que puede revestir humos de pedanteríaofuscanhasta cierto punto la clara inteligencia de V.hiriendotal vez por no haberparado mientes en ellassu susceptibilidad nacional. Es la primera el uso delverbo vengarquesobre ser en sí odiosoparece implicar el concepto de unarepudiación de los beneficios de la conquista. Pero aquí la falta es imputableal idiomamás bien que a la intención del escritor. He pensado mucho en elloy no acierto con otro verbo que pudiera sustituirse con propiedadaunexplicando el pensamiento del verso como yo lo entiendo. Que por lo demássería hasta ridículo ensayar decir nada en abono de los que emplearon aquelverbocuando América todapor el órgano de ellos y de otros muchos oradoresy poetascanta un himno eterno de alabanza y gracias a la nación española quenos envió con la luz del Evangelio sus leyessu hermosa lenguasu grancivilización; que nos dio carne de su carne y vida de su viday queinfundiéndonos su espíritu caballeresconos enseñó tambiéncon el ejemplode sus egregias virtudesel amor a la libertad... ¿Cree V. que pueblos que hoygozan de aquellos beneficios pudieranni por un momentorenegar de la obracristiana y civilizadora del descubrimiento y colonización de América porEspaña?

Permítame ya que hablo de estoy como un desahogo personalcitar aquí unapágina de un estudio histórico mío sobre la Independenciapublicado en 1878cuando no existían entre Colombia y España las relaciones de cordial amistadque hoy cultivamosy que a nombre de mi Gobierno tuve el alto honor de iniciary reanudar en 1882. Dice así:

«La conquista de América se manchó con excesos y crímenes que acaso noestuvo en manos de nadie impedir; pero es innegable que sacar un continente delcaos a la vidade la barbarie a la civilizacióndarle formaleyeslenguareligiónfue hacerle un inmenso beneficiocasi tanto como haberle dado laexistencia. Y de ese beneficio somos deudores a España. La palabra madre patriano era simplemente una metáfora tratándose de nosotrospues nada menos quemadre fue España para estas regiones. Crecimos amamantados a sus pechosaprendimossu idiomanos enseñó a conocer y amar a Dios: nos dio cuantotenía. Para nosotros fundó ciudadesUniversidadescolegios y escuelas;erigió templosabrió caminosechó puentesenvió misionerosintrodujo elrégimen municipal y fomentó el desarrollo de todas las industrias. Consolicitud y tino admirables determinó las diversas producciones espontáneas denuestro sueloy fijó reglas inapelables para la aclimatación de lasindustriassin que nosotros hayamos podido después hacer otra cosa quecontinuar su labor. Algunos se quejan de que no nos dejó ferrocarriles nitelégrafos; otros de que nos trasmitió su fanatismo religiosoy muchos de quese llevaba el oro y la plata de nuestras minas; en una palabrase quejan de queno trastornó las leyes morales y físicas que rigen el mundode que no hizomilagros como Jesucristo.

«Sería más que injusticiaingratitudno reconocer la previsión ysabiduría con que España legisló para estos países; las providenciassaludables que dictó para salvarlos de la rapacidad voraz de los aventureros; yel incomparable beneficio de haberles legado tres unidades que pueden sersalvadoras para todas las repúblicas de este continente: unidad de religiónunidad de lengua y unidad de legislación.»

Dije antes a V. que iba a citar mi propia autoridad en son de desahogopersonalporque el escrito de donde tomo esta página me fue devuelto una vezpor nuestro amigo Moraza con una cartita en que me decía que no podíacontinuar aquella lectura porqueestando enfermole agravaba el verapasionados conceptos lanzados contra España por escritores extranjeros. Yvuelvo a la cuestión.

La otra circunstancia a que enantes me referíacomo perturbadora de suclara visión de V.es el error harto común aquí y allá de considerarnos alos sur-americanos de hoy hijos de Vds. Este mismo error que se ha deslizado ensu sabrosa carta de V.y se trasluce en los ejemplos en ella aducidosprevalecía indudablemente a principios del siglo y contribuyó no poco aprolongar y encrudecer la guerra de la Independencia. Si V. relee los documentospúblicos de aquella épocanotará que no escaseaban frases como las de«hijos desnaturalizados»«hijos ingratos»«hijos que querían sacudir elsuave yugo de la santa autoridad paterna»y otras por el mismo estilo.

Tan evidente me parece aquel errorque lo que no comprendo es cómo hapodido medrar y arraigarse. Jamásfuera de nuestro casohe oído sostener anadie que los descendientes de hermanos que se establecen en casaslugares oprovincias apartadasvengan despuésen ninguna de las generacionessubsiguientesa considerarseunos respecto de otroshijospadres o abuelos.Primos o parientes es todo lo que pueden sery primos o parientes es lo que enrealidad Vds. y nosotros somos. Nuestros antepasados eran hermanos de los deVds.: los nuestros se fueron para Américay los de Vds. se quedaron aquí. Lasprimeras generaciones que se siguieron fueron naturalmente primas hermanas;luego primas en segundo y en tercer gradoy así sucesivamentehasta que alfin ha quedado una masa de individuos de común origenparientes por supuestollenos de recuerdos de familiapero viviendo los de cada rama en su casaenregiones apartadísimas.

No veo en nada de esto las relaciones que se suponen de padres a hijosymucho menos derecho en ninguna de las dos agrupaciones de gobernar a la otra atítulo de autoridad paterna. No hace a mi propósito discutir ahora lostítulos con que España gobernaba en Américaque probablemente eran losmismos con que todos los Gobiernos gobiernan en el mundoni qué títulosasisten a los Gobiernos cuando no tienen la fuerzaaunque no gobiernen con lafuerza.

Lo único que sostengoy que creo que V. no me negaráes que la autoridadde España no imperaba en América sobre el principio de la constitución de lafamilia cristiana con que V. gobierna a la suya y yo a la mía. Por eso cuantoV. dice sobre efectos desastrosos que han de seguirsey mares de sangre quedeben correr el día en que los hijospor haber llegado a la mayor edadquieren poner casa apartese me antoja ininteligible y consecuencia de aquelerróneo conceptoúnico que ha podido engendrar criterio tan inseguro paraapreciar las relaciones de pueblos de común origen.

Vea V. las cosas como en realidad sony convendrá conmigo en que a esterespecto se ha llevado la ficción demasiado lejos. A menudo decimos nosotrossiempre que la ocasión lo requierey con mezcla de gratitud y orgulloqueEspaña es nuestra madrey madre patria la llamamoscomo V. lo ha visto en lospárrafos de mi escrito antes citado. Usted comprende que con esto queremosdecir que reconocemos en España la casa solariega de la familiala heredad denuestros mayoresy por eso venimos aquí a no considerarnos extranjeros y a veren cada español un hermano nuestro. Pero ni a V.ni a Catalinani a MenéndezPelayoni a Morazavoy a considerarlos por ende padres ni abuelos míosnicosa que se parezca; ni fue muy fraternal que digamos el recibimiento que lesmerecí el día que nos conocimos en el Monasterio de Piedrade donde mehicieron ustedes venir cantando. Y no que no sea muy sincero y muy grande elamor de familia que me une a Vds. y a muchos otros que V. conocedel cual esuna prueba lo pronto que olvidé aquel desaguisadoy lo a menudo que me sientoa compartir la sal y el pan en su mesa de V.en dondesi no ya aquel amormelo habrían hecho olvidar con su exquisita amabilidad la señora Doña Paulina yla encantadora Paulinita con toda su gracia.

Prescinda V.puesmi amigode esas dos preocupaciones; no insista en verla acepción odiosa del verbo «vengar»; déjese de estar creyendo que laguerra de nuestra independencia fue el alzamiento de unos hijos desnaturalizadosen rebelión contra la autoridad de sus padresy verá que el verso

Tu diestra de los Incas vengadora

 

o pasa de sercomo muy bien ha dicho Carouna frase hechaespecie demedalla acuñada con el consentimiento universal de todos los escritoresamericanospara aludir en forma poética a la guerra de emancipación.

Y si todavía el más delicado oído español europeo percibe algo demalsonante en aquella frasedebe tener en cuentapara apreciar su verdaderosignificado y alcancelas opiniones y sentimientos notorios de quienes laemplean.

De Bello y de Baraltasí como de Caro y de míque también la he usadoyque sólo por esa consideración me permito unir al de ellos mi obscuro nombrepuedo afirmar que hay muchas pruebas preconstituidas de que jamás hemosdesconocido ni dejado de agradecer y ensalzar los títulos que a la gratitudamericana tiene nuestra madre España; que para nosotros la independencia jamásha significado otra cosa que un mero accidente en las transformacionespolíticas por que están llamados a pasar todos los pueblos. Pues por lodemásaquéllos estuvieron y nosotros estamos hoy más unidos a España porrelaciones de familiapor simpatías de razapor comunidad de sentimientospor aficiones literarias y por idéntica aspiración a ver crecer y prosperar yser felices a cuantos pueblos llevan en sus venas sangre españolaque no loestaban nuestros padres el siglo pasadocuando sólo los ligaban a ella lazosde fuerza que la fuerza pudo romper tan fácilmente.

Y si esta cartaen que mi pluma ha corrido con tanta libertadha resultadodemasiado larga y va a causarle a V. demasiada fatiga su lecturallévelo V. enamor de Diosque para eso estamos en Semana Santay justo es que de cuando encuando haga V. alguna penitencia.

Su buen amigo y estimador sinceroQ. B. S. M.

Carlos Holguín

Postdata.

Sr. Director de «La Época».

Se extrañará acaso que dejara yo sin contestación la sutil y amable cartadel Ministro plenipotenciario de ColombiaExcmo. Sr. D. Carlos Holguín; y comoya no exista el riesgo patriótico que entonces quise evitar a toda costapuesrecientes manifestaciones políticas y literarias impedirán hoy cualquierinterpretación torcidadebo explicar la causa de mi repentino silencio enaquella controversiadel propio modo que se la expliqué oportunamente depalabra al distinguido diplomático de Bogotá en la antesala de la RealAcademia Española.

«Ha llegado (le dije) nuestra discusión a un punto de cordialidad yclaridad tan apeteciblesque no me conviene llevar más adelante la polémicapor temor a que fuésemos menos útiles a España y Colombia en sucesivasargumentaciones. Prescindiendopuesde la complacencia de amor propio quetendría al demostrar a V. por escrito cuán erróneo es todo aquel párrafo desu carta en que se propone convencerme de que Colombia no es hija de la Españaactualsino prima más o menos remotafundándose en la especiosidad oinadecuada alegación de que a nadie ha oído V. sostener que los descendientesde hermanos que se establecen en casaslugares o provincias apartadas vengandespuésen ninguna de las generaciones sucesivasa considerarseunosrespecto de otroshijospadres o abuelos. Contestaría yo a esto diciéndole aV. que el ejemplo fuera oportunosi España hubiese muerto como naciónysólo existieran hoy descendientesde ellaestablecidos en tal o cual parte delglobo... ¡Ciertamenteel único vínculo que habría ya entre nosotros seríaese parentesco divergente o colateralque la multiplicación debilita yextinguey comparable al que pueda existir entre los israelitas de Tetuán ylos de Liorna!... Pero la nacionalidad española no ha perecidocomo perecióla antigua nacionalidad hebrea: España vive; España actúa; España es elpropio Estado europeola mismísima nación de hace cuatro siglos o de hacesesenta añosypor consecuenciani las repúblicas ibero-americanas estánhuérfanas en la Historiani son parientas colateralesde ninguna huérfanaeuropea de la antigua España. Podrán esas repúblicas españolas de Américaser primas o sobrinas unas de otras; pero de Españade la constante Españade la España de antes y despuésson hijasnietasbiznietastataranietaslo que V. gusteen grado sucesivo; pero siempre sus descendientes directassiempre sus retoñossiempre sus crías: todo lo cualen buena literatura denuestra casa (señor académico correspondiente)se llama hijas de un modogenéricoy exige amor y respeto y hasta obediencia... en cuanto no pugne conla autonomía conquistada. Por eso Vds.señores colombianos (lo mismo que losmejicanosy los chilenosy los del Perúy los de Venezuela y tantos otros)a fuer de piadosos hijosy pasados ya los días de discordiasiguen diciendoque España es su madrey madre patria la apellidansegún que V. propio loreconoce y confiesa noblementetres párrafos despuéscomo la cosa másnatural del mundo. Repitosin embargoque no quiero dilucidar hoy estacuestión en epístolas quesegún parecevan a publicarsebastando comobasta a mi propósito el que americanos tan insignes como V. y como el Sr. Carohayan hecho las cordialísimas declaraciones que a todos nos aconseja uninterés comúnmuy compatible con la forma y con la independencia de cadaGobierno.»

Como el Sr. Holguín es tan discreto y tan justoéste mi raciociniofundado en la subsistencia o permanencia de aquella Nación Española quedescubrió y conquistó las Indias Occidentalesdebió de sacarle de su errorpues dio otro giro a nuestro diálogo y comenzó a hablarme en muy dignostérminos de la definitiva personalidad propia y autonómica de cada repúblicahispano-americana; terreno a que yo le seguí sin esfuerzo alguno (dado que noson devoluciones de territoriosino progresos de amor y amistad los que deseopara España desde la frontera de los Estados Unidos hasta el Cabo de Hornos);con lo que nuestra conversación terminócomo siempreentre fraternalesapretones de manos y con una cita para jugar al tresillo.

Esseñor Director de La Épocacuanto tenía que añadir para completar lapresente historia; así como por lo tocante a mi querido amigo el Sr. Morazamecumple indicar el recelo de si el Estudio histórico que le dio a leer el Sr.Holguínescrito en Américaallá en los tiempos de incomunicación ydiscordiacontendría algún párrafo no tan dulce como los copiados y queexplicase el genial arranque de amistosa franqueza y puntilloso patriotismo delantiguo Director de La España... Sea como quieraha llegado el caso de olvidarcuanto pueda separarnos a los iberos de ambos continentessabiendo dar a cadatiempo lo que fue suyo y dedicándonos todos ahora a preparar o aconsejartratados de unidad profesionalliteraria y aduaneraque conviertan en unapoderosa familia de Estados independientes a tantos y tantos pueblos como antesconstituyeron un solo Estado.

P. A. de Alarcón.

Madrid 22 de Agosto de 1884.

Excmo. Sr. D. Pedro A. de Alarcón.

Muy distinguido señor y amigo: Una catástrofe espantosa acaba de envolveren luto a un pedazo de mi patria: la provincia de Buenos Airesrica yflorecienteha sido inundada de una manera que no se conocía en aquel paísquedando sin techo y sin pan millares de familiasarruinadas en las corrientesde tan lamentable desgracia.

Para mitigarla en lo posiblelas almas nobles inician allá suscripcionespopulares; y no pudiendo yo aquí imitar el ejemplo de mis compatriotassientoel deber y el deseo de asociarme a ese hermoso sentimiento de la caridad.

Con este fin he resuelto hacer un número especial de mi periódico España yAméricacuyo producto se destine a las suscripciones de que acabo de hablar.

Al concebir esta ideano cuento tanto con el producto material de lo queserásin dudauna joya literariasino con el efecto moral que producirá enmi patria el saber que sus infortunios y dolores han encontrado eco generoso enel corazón de los escritores y poetas españolesagregando así un anillo deoro a la cadena de simpatía que hoy liga a los hijos del Nuevo Mundo con laheroica y caballeresca madre de su raza.

¿Me quiere V.señormandar unas líneas para este número especial de miperiódico?

No seré yo únicamente quien lo agradezca a V.sino mi patriay aquellosdesgraciados en cuyas mejillas abatidas vaya quizás la inspiración española aenjugar una de las lágrimas que las humedezca.

Hasta el día 31 del corriente esperaré con ansia el valioso contingentequeen nombre de la más dulce fraternidadme permito pedir al hombre detalento y de gran corazón.

Acepte V.señorla expresión respetuosa de mi profunda simpatía.

Héctor F. Varela.

Madrid 23 de Octubre de 1884.

P. A. de Alarcón

Senador del Reino

B. L. M.

a su querido amigo el Exmo. Sr. Don Héctor F. Varelay tiene el gusto deenviarle los renglones que deseaagradeciéndole el amistoso recuerdo yaprovechando esta oportunidad para reiterarle las seguridades de su másdistinguida consideración y aprecio.

Madrid 26 de Octubre de 1884.

La mejor amiga.

¿Quién es esa interesante beldadindependiente y valerosacubierta hoy derepentino lutoquerodeada de amigos y deudos de ambos continentesllora losestragos de espantosa catástrofe y excita la compasión de todos los pueblosgenerosos? Es la provincia de Buenos Airesuna de las estrellas de laconstelación argentina.

¿Y quién es esa noble y siempre bella Matronade altiva faz y soberanoaspectoqueprofundamente conmovidapenetra en el Palacio de la gentilamericanay a cuya presencia todos se inclinan con respeto y veneración? Es lainmortal España; la excelsa madre de la afligida Princesa; la antiguaEmperatriz de dos Mundos que acude del otro lado del Océano a estrechar contrasu corazón a aquella amadísima y atribulada prenda.

Dejémoslas hablar a solasen la intimidad del más sagrado y tiernocariño. ¡No hay para tamaños infortunios consuelos como los maternales!Ademáscosas muy dulcesen medio del llantotienen que contarse las dosreinasy seguro es que no habrá prueba de amor que la magnánima y piadosamadre no dé a la angustiada hijaaun siendo tantas sus desventuras propias...

¡Bendito el dolorcuando de ese modo contribuye a renovar sentimientos defamiliapor cuya virtud la forzosa separación en que habrán de seguirviviendo gentes que ayer tuvieron un solo hogarserá en adelanteno ya motivode rencor ni de tibiezasino razón de más solícito afecto y de recíprocaconfianza!

P. A. de Alarcón.

Madrid 25 de Octubre de 1884.

Felicito cordialísima a la Revista titulada Los dos Mundos por el nobleempeño a que se ha dedicado de fomentar inteligencias y alianzas entre laNación ibera de Europa y sus amadas descendientes las naciones iberas deAmérica.

Urgesobre todo (no lo olviden Vds.estimadísimos compañeros)lacelebración de fraternales Tratados literariosque tanto contribuirían enambos hemisferios a la ilustración y culturayconsiguientementea laprosperidad y bienandanza de cuantos pueblos bendicen al Creador en laincomparable lengua de Castilla...

Por lo que a nosotroslos escritores de oficiotoca peculiarmentebastedeciraunque a primera vista parezca algo contradictoria la especieque esosconvenios producirían al par dos faustos resultados correlativosque hoyenvidiamos a Francia y a Inglaterra: abaratar la librería hispano-americanayenriquecer a todos los buenos literatos que escriben en español a uno y otrolado del mar de Atlante.

P. A. de Alarcón.

Diciembre de 1884.

 

 

Los Lunes de «El Imparcial»

Sr. D. José Ortega y Munilla.

Mi distinguido amigo y compañero: El libro titulado Los Lunes de ElImparcialque ha tenido V. la bondad de enviarmerenuevay como que resumemelancólicamente en mi corazónel placer semanal que había experimentadodurante algunos años al leer cada uno de los artículos que ahora veo juntos enconfusa y pintoresca amalgama. No otra emoción se siente cuandodespués derecorrer con cicerone las calles y plazas de alguna gran ciudadsus iglesiasfábricaspalaciospuentes y paseossube uno al más alto campanario que ladominay ve de golpereunidas en apretado y gracioso grupotantas y tantascosas como allá abajo le entretuvieron horas y horas y le interesaron diversa yseparadamente.

«¡Cómo se condensa lo pasado! ¡Cómo se borran las líneas divisorias delos hechos! (he exclamado yoal mirar este precioso volumenlo mismo que alabarcar toda una ciudad de una sola ojeada). ¡Cómo las desiguales ycaprichosas partidas se convierten en inalterables sumas! ¡Cuántos pormenoresdejan ya de apreciarse! ¡Cuántos desaparecen por decantación en el mudo fondodel olvido! ¡Qué abismo es el mar de nuestra común o individualhistoria!...»

Pero no se refiere a semejantes melancolías lo que yo pienso decirle a V. Noha sido para eso para lo que me he valido de la citada imagensinomuy a lainversapara comparar el jubiloso efecto que causa el nuevo libro con ladelectación y alegría que nos produce el pintoresco y abigarrado panorama deValencia o Murcia... (fijémonos en Murcia)visto desde la altísima torre desu catedral... ¡Qué variedad y riqueza de colores! ¡Cuánta luz y cuántasrisas en el cielo! ¡Cuánta animación y lozanía en el campo! ¡Qué filigranapérsica la de aquel apelmazado caserío! ¡Cómo se dibujan las palmeras en elazul de la atmósfera! ¡Cómo reluce el río entre el arbolado de las huertas!¡Qué elegantes líneas las de los malecones y caminos! ¡Cuánta coloradanaranja y cuánto dorado limónrivalizando con las flores de los vergeles!¡Qué eterna juventud en todohasta en los tuguriosquevistos de cercaserán feos y viejos! ¡Cuán lisas y limpias parecen calles y plazas! ¡Cuándiminutas e inofensivas las gentes! ¡Cuán armonioso el conjunto de suspregones y de sus ayes!... ¡Cuánto gozarán los zánganos de aquella colmena!¡Qué dulce es vivir! ¿Quién habló de la desaparición del ParaísoTerrenal? ¿En dónde mejor edén que el de las orillas del Segura?

Mas tampoco debería yo expresarme así para analizar su libro de V. en unacarta con honores de artículoprobablemente destinada a la publicidad... ¡Talvez sería preferible dejarme de hipérboles y metáforasa fin de que losnaturalistas en crudo no extrañasen que los literatos cultivemos la literaturaque los artistas amemos el arte y que los poetas usemos el lenguaje de lapoesía! Quizás pareciera más realverdadero y positivo el que también yoprescindiese de que tengo almao como ahora se llamey de lo más noble y puroque en ella sientoy del aspecto ideal de las cosasy de los espontáneosentusiasmos de mi imaginaciónreduciéndome a copiar los fenómenos que no seocultaron ni al mismo Sancho Panzala parte vulgar y pedestre de la vidalasmiserias que tiene olvidadas cualquier practicante de hospitallo que copia lamáquina de cualquier fotógrafo. Sin embargoprefiero cierta impopularidadentre los iconoclastas de moda a cierta degradación ante mi fuero internoycontinuaré hablándole a V. en el tono y de los asuntos que son y han sidosiempre propios del Arteaunque haya musasafortunadamente repulsivas alpúblico distinguido y de gustoque apelliden románticofalso y sentimentaltodo lo que sobresale algo del nivel de lo cursiramplón y grosero.

Tornopuesa mi tan repetida metáforay digoen elogio de V.que por laprontitud y viveza del discursopor el fulgor del calificativopor laconcisión de la sentenciapor la voluptuosidad del sentimiento y por lavariedad y subido tono de las galas retóricasLos Lunes de El Imparcialpertenecen al género semíticoen su matiz más caliente o vistoso; al estilonatural de Áfricaque es el mismo de Murcia; al de las muchas y muy enérgicasy contrastadas tintas; al de las mantaszaragüelles y monteras que allíconstituyen la hermosa vestimenta del indígenay al del exaltado y espléndidolenguaje que usan todos aquellos paisanos de la sedade los dátiles y de lasrosas. No será V. oriental en Los Lunes al modo de los árabes místicos ytaciturnosvestidos únicamente de blancoo de blanco y negroque plantaronsus tiendas y luego sus ciudades al extremo del Atlaspor el lado de TetuánFez y Tafilete; pero lo es V. al modo de aquellos lujosos y alegres argelinos (yaún me extiendo a los opulentos moros de Túnez y de Trípoli)cuyo traje lucetodos los colores del arco iris y en cuyo adorno entran todos los metales ytodas las piedras preciosas.

Así es quepintando las maravillas de la naturalezalas obras del artelas costumbres de la vidalas creaciones del ingeniotodo ese mundo realperono siempre materialy nunca ordinarioni antiartísticoque palpita en susanimadas crónicasda V. constantes muestras de ser algo mucho más alto ylúcido que el afanado noticiero de otras secciones del periódico; es V. atodas horas el buscador de oro y el buzo de perlas; es V.el instruidoartíficecincelador de primorosas frases; es V. el elegante mago que viste confantásticos atavíos la triste verdadpara hacerla más grata y recomendablees V.en finel poeta de los tropos y las figurascomo los autores de esaskásidas y odas que nos han traducido GayangosLafuente Alcántara y Simonetdonde pocas cosas aparecen con su adocenado nombre o con su ruin estaturasinoidealizadas y agrandadas por el arte. ¡Sí! V. pertenece a aquella raza deescritoresesencialmente pintorescos y parafrásticos (refiérome a IbnAljathibAbulwalidAlmaccarietc.)que dieron noventa y nueve nombres aDios; que llamaron a la vega granadina cuento de los viajeros y conversación delas veladaso mar de trigo y mina de azúcar y seda; que denominaron a susjóvenes hermosuras lunas nuevas o lunas llenassegún la precocidad; queapellidaron a Málaga ciudad de la saludrival de los astrosfrente de mujerseductorareparo de contratiempos; a Granadaesposa que sale a vistasy cuyasregiones son su dotey a Guadix tierra en que nadie languideceexcepto el aurade la primavera; poetas insignesen medio de su propio sensualismohiperbólicoque escribieron en el Patio de los Arrayanes de la Alhambra: Si laluz de las estrellas es trémulasólo lo es por miedo al rey Mohammed Vy enla Fuente del Patio de los Leones: Confúndense a la vista el agua y el mármoly no sabemos cuál de los dos es el que se deslizay para quienes loshabitantes de Cártama eran gentes sin resignación en las calamidadescuyasmanos se veían atadas por la avariciay cuyas espadas estaban siempre desnudaspara las mutuas reyertas.

De aquími buen amigoel que sea usted tan admirado y envidiadogeneralmentey de aquí también el que sirva V. como nadie para la literaturarápidavivazconceptuosa y espléndida del folletín a lo Jules Janinalpropio tiempo que acredita V. meditación más sosegada y estilo más diserto ensus famosas novelasde que no necesito hablar en esta cartapues que ya sabeV. cuánto me deleitan y complacenno obstante mi fama de intransigente y elpasajero culto que ha rendido V. en algunasa fuer de jovena la pícara yvariable moda... ¡No se advierten estos resabios en Los Lunesni aun en loscasos en que V. se lo propone deliberadamente o lo exige aquello mismo queelogia! Siempre es V. en ellosidealista: no hay fenómeno positivo del espírituhumanopor quimérico o soñado que parezcaque se escape a la atención y alrespeto de V. Comprendepor elevación de instintoque lo extraordinario es eladecuado patrimonio de la poesía; queni aun en casera tertuliacuenta nuncanadie lo insignificante y trivialen que sólo intervienen medianías vulgares;que el cuadrola estatuael dramala novelasiempre versaron acerca de loexcepcionalheroico y peregrinoy que si alguna vez el genioen sushumoradastrata lo feo y lo suciolo hace monumentalmente y por contrastecomo Víctor Hugo en Cuasimodopara lucimiento de la propia potenciaartísticao en son despectivo y burlescosin más transcendencia que la detoda caricaturacomo nuestro Quevedo en El Gran Tacaño y en otras de susinmortales obras.

Pero nadie pensó nunca en hacer una heroínade tal o cual desaseadamaritornes o pobre señora de cuarto terceroa quien nada de particular ocurre.¡Fuera demasiado fácil la tarea de crear estos tipos para que pudiesenconstituir título de gloria! O la literatura y el arte no son nadao son algodistinto de la prosaicarealidad conocida por todos. Porque hay otra realidad: lade las regiones superiores del alma y de las cosastan verdaderay tan humanacomo la no cantable ni contable. Quédesepuespara la estadísticapara lasclínicas y para los juzgados de primera instancia el estudio y censura de losimplemente atroz o sangriento. El arte sólo registra parricidios como el deGuzmán el Bueno o el de Lucio Junio Brutotrances amorosos como el deFrancesca o el de Cleopatraferocidades como las del Tetrarca de Jerusaléndemencias como la de D. Quijotesuicidios como el de Lucrecia; pero loscrímenes del Canal o de las Vistillasresultado de móviles mezquinos odespreciablesno salen de la esfera de la causa criminal de oficioa la cualya se ha dado la necesaria solemnidad con el juicio oral y público.

Voy a concluir. En la amable carta a que contesto me pregunta V. por qué noescribo. No escomo V. se imaginasegún las bondadosas frases que me dirigeporque el público me parezca definitivamente pervertido. En primer lugarnuncahe dejado de tener sólidas razones para entender lo contrario. En segundolugarveo ya claramente que el ciclón pasa. La avenida de cienode aquelcieno que oportunamente anegó a mi cuitado héroe de La Pródigabajay bajahace ya algún tiempo. El clásico y profundo Cañete y el denodado y eleganteLuis Alfonso (sé que V. se alegrará de ello) están a punto de cantar victoriaen su brillante campaña crítica contra el naturalismo sin conciencia y sinblasón estético... ¡Pronto volverá a reconocerse universalmente que no sólode pan vive el hombrey que hay en nuestra alma realidades máspositivas yhermosas que las que ven los ojos de la cara de un cualquiera en la mujer o enel dinero de su prójimo!

Si no escribo es por falta de tiempo; pero podré volver a escribirdespuésque DiosNuestro Señor (¡qué tontería! exclamarán no pocos sabios al leereste saludo)sea servido de procurarme arbitrios y medios para que mis hijos notengan que meterse a literatos el día que yo les falte. ¡Harto sientoentretantoel que la literatura no produzca en España lo suficiente para el sosténde dos generaciones de una familiani aun gozando el metido a escritorcomo yohe gozado hasta ahorade la más decidida protección del indulgente público;protección quedicho sea por lo que valgasigue prestándome en estos díasde prueba para las letrasno obstante la prodigiosa actividad con que algunospobres hombres han dado hace tiempo en la flor de aconsejar a noblespublicistasindiferentes a nuestras luchasque se guarden y abstengan deseguir anunciando en sus periódicos (aunque sea sin ninguna alabanzacomo yose lo pido) la incesante reimpresión de mis inofensivas y afortunadas obras!...¡Uf! ¡qué asco! ¡Esto sí que es naturalismo de la envidia y la impotencia!¡Esto sí que pertenece a la escuela pornográfica! Afortunadamentelosmencionados publicistas no obedecenpor lo regulara sus consejerosniconsideran que hay razones de patriotismo para estorbar la expendición denovelas en que no se deshonra al género humano.

Con que adiósmi buen compañero. Reciba V. mil plácemes y mande a suafectísimo amigoque de veras le quiere

P. A. de Alarcón

Madrid 27 de marzo de 1884.

 

 

Pensamientos sueltos

(De un legajo de notas y apuntes para libros que no llegó a escribir.)

Los melancólicospor natural instintosemejante al que designa a losirracionales las medicinas de sus dolenciasse complacen en el estudio de laHistoria y en la contemplación de las ruinas. El espectáculo de tanta muerte yde tanto olvido les hace más llevadera la propia amargurapor cuanto sutristeza pierde en profundidad todo lo que gana en extensión. Dijérase que handilatado su herida para mejor curarla.

Los exámenes de imaginación son tan útiles como los exámenes deconciencia. Y aún másporque tan luego como descubre uno la raíz o fuente desus propios errorespuede prevenirlos y evitarlosen lugar de verse obligado acorrecciones y enmiendasmuchas veces tardías.

La felicidad de los tontos consiste en que no saben ni pueden saber que loson. En cambio los medio tontosquiero deciraquéllos que simultáneamentetienen conciencia de sus pocas luces y la bastante necedad para pretender que selos crea listospasan una vida de perros. ¡Los hay literatos y artistasyhasta profesoresministros y jueces! Pero terminan como principiarondespreciados por unoscompadecidos por otros y avergonzados de sí mismos.

¡Cómo se arrepentirán los cobardes de haberlo sidocuando vean queirremediablemente va a matarlossin devolverles la perdida honraun cólicoun cáncer o cualquiera otra repugnante enfermedadmás dolorosa casi siempreque el temido golpe del hierro o del plomo!

Cuando los filántropos europeos os hablen de las crueldades cometidas porlos españoles en Américarecordadles las espantosas piraterías que durantemás de un siglo (todo el XVII y parte del XVIII) consintieron franceses eingleses a los bucanerosque asolaban el Istmo de Panamási ya no es queaquellas naciones las fomentaban secretamentecomo aseguran algunoshistoriadores de Indias.

Tenemos tal afición los españolesdesde que el mundo es mundoa rompernosunos a otros la crisma (sin perjuicio de rompérsela también al vecinoy al novecinotan luego como criamos una poca sangre o reunimos un poco dinero)quetodos los sucesos algo dramáticos ocurridos en nuestro paísde que puedenaprovecharse los aficionados a composiciones históricasresultan coetáneos odependientes de alguna guerra civilya sea entre magnates y magnatesya entrelos magnates y el reyya entre el rey y las comunidades o municipiosya entrelos varios reinos en que casi siempre ha estado dividida la Penínsulaespañolaya entre moros y cristianosya entre inquisidores y herejesyaentre absolutistas y liberalesya entre monárquicos y republicanosya entrerepublicanos y federalesya entre federales y petroleros. Dijérase que losnacidos en esta tierra de garbanzos somos capaces de todas las virtudes cívicasy de todos los afectos privadosde todas las grandezas y de todos losheroísmosexcepto del amor fraternal.

¿Qué es mejor?suelen preguntarse los casados: ¿tener hijos o tenerhijas?

Yo he creído siempre que lo mejor es tener hijaspor más que todo buenpadre deba amar igualmenteen el fondo del almaa los varones y a las hembrasque Dios le envíe.

Explicaré lo que tengo visto y entendido en el particular.

Los varones de la desgraciadísima época a que hemos llegado dan señalesmuy luego del siniestro espíritu de rebeldía contra la autoridad paterna (ypor supuestocontra toda otra autoridad divina o humana)que acabará hartopronto con nuestra decantada civilización. Tiembla unopuesdesde que secasaal pensar en las cosas que cuentan muchísimos padres acerca deingratitudesdesobedienciarecriminaciones y hasta desmanes con que suelenafligirles sus hijosno bien les apunta a éstos el pícaro bozo. Y no tiemblasólo presintiendo iguales amarguras para sí mismosino pensando en el tristeporvenir de sus descendientescondenados a toda una vida sin temoresrespetosni vínculos morales.

Con las hijasrarísima vez acontecen estos horrores. Las mujerespor suconstante proximidad a las madresconservan todavíay han de conservar aúndurante mucho tiempoespecialmente fuera de Franciala bendita religiosidad ytodos los puros afectos que de ella procedenúnica base de las felicidadesposibles en la tierraasí para las propias afortunadas hembras como paracuantos viven en su amor y compaña.

Quiero decir que las hijas son más piadosasmás obedientesmás tiernasmás temerosas de Dios y más apegadas a sus padres que los aventureros hijos.La madre viuda hallará en ellas la protección y asiduidad que son tan raras enlos varonesy aun el mismo padre se sentirá siempre más jefe y tutor de sushijas que de sus hijos. Porque los mozuelos de ahora adquieren prontoo creenadquirirtanta personalidad como su progenitoraumentada (presumen los muycándidos) por no sé qué soñado progreso continuo del alma humana; de dondeacontece quemientras el padre suele vivir y morir siendo perpetuo novio de sushijasasí cuando las ve en la cuna como cuando las halla casadas y con hijos yaun nietoslos tales varonesno bien empiezan a ser aguiluchosvuelan ya porlas regiones de la ingratitud y la autonomíasin procurar ninguna dulzura alcorazón paternoa lo menos deliberadamente.

Se dirá que no hablo tanto de la conveniencia de las hijas como de la de lospadresy que esto es discurrir con feroz egoísmo... No hay tal cosa. En primerlugarya indiqué antes las ventajas que a las mismas hembras les proporcionansiempre su religiosidad y consiguiente apego a sus padresa la virtud y alhogar doméstico... Pues añádase quepor estas razones y por otrastodamujer puede llegar a considerarse felizsin ser ricamucho más fácilmenteque su hermano en igualdad de circunstancias. La ambición es demonio que tientacasi exclusivamente a los varones.

Por últimolas mujeres dignas de este santo nombrelas nobles depositariasdel pudor y de la piedadno han incurrido todavía en la simpleza de querer serfiscalasministraspolizontassoldadas ni verdugasni están expuestasporconsiguientea las tragediaslocuras y crueldades que llenan la vida de losmagistradosde los héroes y de los tribunos.

 

 

Diciembre

 

- I -

Aspecto natural

Con sobradísima razón dejó de ser Diciembre el décimo mes del añocomolo era en la antigua Romasegún nos advierte su misma etimologíay con hartarazón tambiénaunque ya con impropio nombredescendió al puesto deduodécimo o último de los meses.

Dígoloatendiendo a quetras la melancólica agonía del OtoñolaNaturaleza llega en los postrimeros días de Diciembre al extremo grado deempobrecimiento y fealdadpor lo menossi se la mira desde ésta nuestraviejísima Europa quedurante miles de años fue (¡vergüenza da pensar enello!) el únicomundo conocido en unión de tales o cuales regiones del Sudoestede Asia y de las costas del Norte y Nordeste de África...

Ocasión oportuna parecería la actual para discurrir horas y horas acerca delo muy reciente que es nuestro aún no entero conocimiento del globoterráqueo... ¡Menos de tres siglos hace que toda Américadesde losEsquimales hasta el Cabo de Hornosy casi todo el Continente de Áfricay todala Oceaníay por ende la inmensidad del Atlántico y la aún más extensa delPacíficoes decircasi toda ta redondez del Planeta habitado por la humanaespecieera un profundo misterio geográfico que ni tan siquiera se presumíanlas orgullosas Universidades cristianascomo tampoco lo habían presumido lassoñadoras Academias gentílicas!... Pero dejemos tan humillantesconsideracionesque en nuestra modestia y humildad nunca olvidamos losverdaderos filósofos de este pobre átomo del Universoy fijemos la espantadavista en el aspecto físico de la Naturaleza europea durante el mencionado mesde Diciembre.

Con sobradísima razónvuelvo a decirse ha establecido en nuestrosalmanaques que entonces es cuando verdaderamente termina el año; pues no menegaréis quesi careciéramos de experiencia y de memoriaúnicos fundamentosde la esperanzatodos juzgaríamos llegado el fin y remate del mundoal ver elsuelo cubierto de nievehelados los ríossin hojas los árbolesmuertas lasflores y ausentes o callados los pájaros... «El Sol se va... La Tierra seenfría... El agua se convierte en piedra... La vegetación desaparece... Seacerca el día del Juicio final...»gritaríamos con hondo pavorcreyéndonosen la situación descrita por lord Byron en Las Tinieblasa no sabercomosabemosquehabiendo emprendido el Sol la vuelta a nuestra zona desde elTrópico de Capricorniopor donde anduvo los días del mal llamado solsticiomuy luego tendremos nuevas violetas en las umbrías y naranjas y limones en lassolanas.

Entre tanto ¡oh dolor! la inopia de los hijos de Adánen punto a postrespara sus almuerzos y comidasno puede ir más lejos... El dórico mantel parececubierto de pastas momias... El tieso orejón y la arrugada ciruela-pasalacautiva nuez y la tostada almendrael proscrito dátil y los enfadosos dulcesde la confiteríareemplazan en los fruteros sin adjetivo a las alegres fresasde Mayoa las brillantes cerezas y guindas de Junioa las hinchadas brevas deJulioal vistoso albérchigo de Agostoal aromático melón de Septiembreala sazonada uva de Octubre y a la amarilla pera de Noviembresalvo el abuso deaquellos sacrílegos tragaldabas queaun en los meses denominadosmayoresseatreven a hincar el diente a semicadavéricos frutos de cuelgamilagrosamenteescapados de la natural podredumbrebien que a costa de su color y de sufragancia!

En cuanto a los irracionales domésticos (caballosbueyesbestias de cargay ganados)sabido es quea falta del menudo verde del otoño o de las yerbaslargas primaveralestienen que apechugar en Diciembre con la fría paja o conel heno secoque de seguro les desagradarán tanto como a nosotros las lentejasy demás semillas cuaresmalesmáxime cuando ellos no van ganando cielo ningunoen su abstinencia y sacrificio... Pero prescindamos también de reflexiones tanestrafalariasque podrían ser muy del gusto de los evolucionistas a la modaycontinuemos pintando la fisonomía natural del pugústulo de los meseso sea deaquél en que el Sol le tiene vuelta la espalda a la Tierrasi no miente elplacer con que solemos decir al llegar Enero: «¡Éste es otro mundo! ¡Ya seconoce que alargan los días! ¡Ya viene el Sol de cara!».

Todos reconoceréisen efectoque la cortedad de los días representa elmás característico rasgo de los Diciembres del hemisferio boreal; y divido conla línea del Ecuador los Diciembrespor cuanto sé que nuestros escritos deEuropa son ya también leídos en el hemisferio australdonde naturalmentetodos los fenómenos astronómicos ocurren en época inversa a la de por aquíy resultan el día de Noche Buena en pleno verano y el día de San Juan en plenoinvierno; cosa quedicho sea con perdónno suelen saber todosenteramentetodos los literatos almanaqueros de la Península.

Digopuesque aquíen nuestra decrépita Europalos días llegan enDiciembre al mínimumde su duraciónasí como las noches al máximumlo cuales otra de las causas de queal acabar el añoparezca que se va acabando elmundo... ¡Y qué tristes son esos días tan cortos! ¡qué negras esas nochestan largas! Ni el sol ni la luna suelen lograr impedirloaunque a las veces selo proponen... Espesas nieblas roban su diafanidad al aireo densas nubesencapotan el cieloy sólo se sabe algo de la luna y del sol por conjeturas delcalendario de Castilla la Nueva... Silba entre tanto lúgubremente el vientodiurno y nocturno; y como consecuencia de elloel marel proceloso marhenchido de náufragas barcasda formidables embestidas a la tierra...

¡Declaremosseñoresaunque sea fuera de propósitoque raya en herejíapedircomo en Madrid pedimos por Navidadque con tiempo tan espantoso esténbaratos los besugos! ¡Ysin embargolo estándicho sea en loor de laintrepidez de nuestros pescadorescuyo debido elogio no había yo tenidoocasión de hacer antes de ahora!

Con que basta por hoy de Historia Natural.

 

 

- II -

Aspecto social

Diciembre tiene de común con los demás meses de Invierno una porción decosas interesantes: las pieles de Marta del rico; los ulcerados sabañones delpobre; las noches de moda en el Teatro Real; las pasadas sin lumbre ni lecho endesmantelada buhardilla; las escandalosas sesiones de Cortesen que Ministros yDiputados se ponen como hoja de perejiltratando asuntos de moralidad; laindignación del infortunado obrero quefalto de jornal y con el hambreconsiguientese pasa la tarde en la Tribuna pública aprendiendo todas aquellashistorias...

Pero no creo deber continuar hablando en semejante tono; pues no están lostiempos para que nadie se divierta en la contemplación y pintura de esos fieroscontrastesdemasiado sabidos ya de todo el mundo y harto utilizados ahora encontra de la paz socialsegún diré más adelante... Abandonoporconsecuenciala pluma del escritor pesimista y sarcásticoy voy a coger otramás suave y consoladora que preste aliento a los caídos y contribuya alhonesto recreo del alma humana.

Diciembre es el mes en que con mayor afición y empeño funcionan los centrosliterarios y artísticoso sea los Ateneoslos clubslos teatroslasAcademiasetc. Allí pasan la nochebastante abrigadoscuantos anhelan lavida del alma y buscan en el culto de lo ideal compensaciones a las desventurasdel mundo de la materia... ¡Imaginémonospuesel desencanto de los pobres yde los inocentesy sobre todo de los jóvenes que entran en la vida con losojos cerradossi en esos centros se les enseña que el espiritualismo es unalocura; que no hay más realidad que la triste prosa; que el más groseronaturalismo constituye la únicaverdadpatrimonio digno del Artey que urgerenegar de aquel otro naturalismo sublimeabsurdamente denominadohoyrománticoque reconoce en la especie humana nobilísimas facultades yaptitudes superiores y extrañas al mundo físicoo sea la capacidad de sentirlo heroicola de sacrificarse generosamentela de ejercer la santa caridadlade creer en un sumo Dios y la de preferir el fallo de la conciencia propia atoda sanción externa de nuestras acciones!

¡Dichosamente para la dignidad de las Letras y de las Artesasegúrase yahasta en el degradado Paríssegún nos han dicho en reciente sesión públicade la Academia Francesaque en el mes deDiciembre del actual año de 1887terminará el pontificado de los ZolaGoncourt y demás profanadores del buengustopor haberse verificado ya la deseada reacción contra lo vulgarloindecentelo feolo pornográficolo sucio en todos sentidosy haber vueltola mismísima Francia a tener hambre y sed de poesíalimpiezacastidad eidealismo! ¡De ver serápuesen Enero próximolo chafados y mustios que sequedarán aquellos escritores que en naciones tradicionalmente soñadorascomola nuestrahan gastado el tiempo y el papel plagiando desabrida ydesgarbadamente las porqueríasalgo ingeniosas en medio de todode las másinfames novelas de Paríso sea tomando los caprichos de la voluble modafrancesa por cristalización y forma definitiva de la Literatura contemporánea!

Pero hablemos también un poco de las Academias y del Teatro. De lasAcademiasespecialmente de la Española y de la de Bellas Artesque son lasrelativas al punto de que tratamossólo cosas buenas tengo que decirpuestoque guardan los debidos respetos a la espiritualidad del hombrey no tendránnunca que arrepentirse de haber transigido ni tan siquiera un día con lasabominaciones mencionadas. Maspor lo que toca al Teatrosi bien nuestropúblico lo ha contenidoen fuerza de un consuetudinario pudordentro de loslímites de la pulcritudno negaremos que ha delinquido contra exigencias máselevadas de la Moralrindiendo tributo a teorías disolventes en lo respectivoa las leyes socialesy olvidando los nobles ejemplos dados por Ventura de laVegaAyala y Tamayo en El Hombre de mundoEl Tejado de vidrio y La Bola denievepara entregarse a la promulgación de todo género de absurdosbasadosen el crimen y la impiedad.

Y dicho estovolvamos a nuestro primitivo temaque essegún recordaréisel mes de Diciembrey estudiémoslosi no lo lleváis a malbajo su

 

 

- III -

Aspecto religioso

No se tema quellegado a este puntome deje arrastrar de ciertossentimientos propios y parafrasee lo que ya escribí hace muchos años respectode la Noche Buenani menos se recele que vaya a comentar devotamente el Añocristiano en lo relativo a otras festividades eclesiásticas. Me reduciréporel contrarioa lo meramente popular y nacionalpara hablaros de la forma ymodo en que se celebran algunos santos de Diciembre; con lo que mucho ganarácuando menosla originalidad del presente artículo.

El día 4 es Santa Bárbaravirgen y mártirquepor una sucesión dehechos meritoriospero incoherentesha venido a ser en España patrona yabogada de los Artilleros. Dedícanlapuessolemne función los Jefes yOficiales de este Armay en el sermón correspondiente salen a relucircomo esnaturalDaoiz y Velardeínclitos héroes del 2 de Mayo de 1808y honor ygloria de nuestra Artillería. Por ésta y otras razonesdurante el resto deDiciembremenudean las visitas del público al Museo del benemérito Cuerpodonde hay mucho que ver y que admirardistinguiéndoseentre otras cosasauténticasla tienda de campaña del Emperador Carlos V y la que fue delPríncipe Muley-el-Abbas durante nuestra última guerra en Marruecos.

Es cuanto puede interesaros saber ahora sobre la vida milagrosa de SantaBárbara. No diréis que he abusado de vuestra paciencia y patriotismo.

Y a propósito de Artillería: El 8 de Diciembreal amanecerdespierta alos madrileños el estampido del cañóncual si a las puertas de la Corte seriñese alguna batalla campal. Pero no es eso: es que comienza el día de laPurísima ConcepciónPatrona de las Españasque se decía cuando había enel mundo más de una Españacomo se dice hoy en la Guía de forasteros«Emperador de todas las Rusias.»

Por lo demásy reduciéndonos a la España de la Penínsulafuerza esreconocer que lo del patronato o padrinazgo no está mal discurridodado quesiempre hubo grandes concomitancias entre la Santa Virgen y nuestra Nación.Recuerdopor ejemploque la Virgen del Pilar de Zaragoza tiene los tresentorchados de Capitán General; que la Virgen de los Desamparados de Valenciaestá condecorada con el Toisón de Oro y posee el bastón de mando de D.Alfonso XIIy que otras célebres Vírgenes españolas llevan la Banda deMaría Luisa... ¡Pues nada digo de las advocaciones de la Virgen del Carmen yde la Guadalupe y de la Montserrat!... ¡Tuviera yo a mi lado quien refrescarami memoriay mucho más diría acerca del asunto! Perosea como fuerequedeestablecido que la Virgen Maríaya que no es natural de Españaestánaturalizada en nuestro patrio suelocuya parte más esplendorosa y bella sellama por algo la tierra de María Santísima.

Continúo. Desde el día de la Concepción en adelanteprincipian losanuncios de la Noche Buenao sea principia el Advientopopulary los muchachoscallejerosa quienes Dios bendigatocan tambores mañana y tardemientrasqueen tiendas fijas o improvisadascomienza el mercado de especiales juguetesy baratijasde dulces y frutosde nacimientos y de otras cosas propias de laPascua de Navidad.

Como la Purísima Concepción es también Patrona de las escuelaslos niñosde los colegios y los alumnos de las Universidades sólo piensan desde el día 8en las futuras vacacionespor donde en los pueblos pequeños y hogarescampesinos tampoco se sueña con otra cosa que con la próxima llegada de losestudiantes.

Así pasa la medio fiesta de Santa Lucíaabogada de la vista (fecha de granimportancia en las patriarcales casas de otros tiempospor los amasijos y otrastareas que se empezaban entonces para surtir de roscosmantecadosalajú ytortas las respectivas despensas)y así llega el gran día de vigiliaque esa la par el de la comilona clásica del año; así llegaen sumaelcelebérrimo día de Noche Buenatan festejado hoy por muchos pueblos a pesarde todos los pesarescomo se festejaba en los más devotos siglos del antiguorégimen.

 

 

- IV -

Las pascuas

Varias son las solemnidades que se celebran bajo este nombre.

Celébrase en primer lugar el Nacimiento de Nuestro Señor Jesucristodurante cuatro díasque principian en el mencionado de Noche Buenavísperade primera clasey continúan el 2526 y 27por más que de último estadoya petición del comercio españolel intransigente Sumo Pontífice Pío IXredujera al día 25 la obligación o precepto de oír Misa. Óyenlasinembargoel 26 y el 27 las cristianas viejas (lo cual no es lo mismo que lasviejas cristianas)y surgen de aquí ciertas disensiones con los maridos demanga ancha (que yo llamaría de manga perdida)quienes las acusan de quererenmendar la plana a Su Santidad; pero ellas saben que las dispensas no sonobligatoriasy resulta de todo ello que el propio marido tiene que oírtambién las dispensadas Misassi no quiere que su casa se vuelva un infierno.

Lo mismo estos días que los siguientes hasta fin de añoy que los del añonuevo hasta después del de los Santos Reyestodos los buenos españoles se danlas Pascuas unos a otrospor el correo aquéllos a quienes separa la ausenciay en persona los que residen en un mismo pueblo. Las cartas que llegan a Madrido a tal o cual ciudad de relativa importanciavienen acompañadas delcorrespondiente aguinaldo; pero estos regalos no se pagan nunca con otros quevayan de las capitales a los pueblos pequeños... ¡Tal es el constanteprivilegio de los superiores! En las visitas de presente reina más igualdadytodo el que da las Pascuas tiene opciónpor ley de añeja costumbrea recibiralgún ligero obsequio en bandeja preparada para estos casos desde el amanecerde cada día.

Por las mañanasmucho antes de rayar la aurorahay en las Iglesiasespecialmente en las de poblaciones agrícolasfunción de Pastorelao seaMisa de Pastorescon acompañamiento de zambombaspanderos y villancicos...Son como anuncios o recuerdos de la Misa del Gallo de la Noche Buenaque durandesde mediados de Diciembre hasta el 6 de Enero... y los viejoslos niños ylos novios se despepitan por ir a tales funciones y aun por tomar parte enellas... Los casados prefieren oír Misa más tarde.

Pero íbamos por el tercer día de Pascua. Celébrase después el de losSantos Inocentesfecha temible en que todas las personas de buen humor se danla inocentadareducida a bromas o chascos mas o menos soportables. En losteatros suelen cambiar de ropa las actrices y los actoresy también losperiódicos han heredado la gracia de divertirse este día con el público. Lanoche es muy aparente para bailar: de confianzaen Madrid; con buñoladaenlos pueblosyen todas partescon el fin de darse cuenta y explicación delas inocentadas que salieron bien o de las que se frustraron desdichadamente.

Llega después otra gran fiesta popularque es la de San Silvestrela delúltimo día del añola de la Noche Buena de año nuevoasí como al cabo decinco días vendrá la denominada Noche Buena de Reyessegún ya os habráreferido el escritor encargado de la monografía del mes de Enero... Pues bien:en la velada melancólica de San Silvestre se echan los años para el futuroejercicioy los jóvenessobre todose afanan mucho por ver con quién saleny por salir biencual si hubiesen jugado a la lotería su mano y sufelicidad...

En esto principian a dar las docey todo el mundo cuenta religiosamente lascampanadastérmino de un díade un mes y de un añocuando no lo sontambién de un sigloy disuélvese la habitual tertuliadiciéndose unos aotros: «¡Feliz año nuevo! ¡Salud para verlo acabar!»

 

 

- V -

El fin del mundo

Como la sociedad actual tiene por distintivo y carácter la melancolíacualsi toda ella presintiese la próxima hora de su disoluciónos habrán parecidoinsubstanciales y pueriles los recreos públicos o domésticos a que hemospasado revista en los capítulos anteriores. ¡Es muy verdad! Esas alegrías yesas solemnidades se han hecho ya antiguas para muchísimos españolesy hastapodría decir que para todossi la Nación se redujese a MadridBarcelonaSevilla y Valenciacuyos infortunados hijos seguramente no las conocen sino deoídas.

¡Ah! ya no hay costumbres; ya no hay más que intereses. Todo lo tradicionalha venido en desusoy únicamente se piensa hoy en la utilidad real de lascosas. ¡Caducaron los más sagrados respetos idealesy el mundo vaconvirtiéndose en un campo de batalladonde sólo se disputa el dinero!

Considerandopuesque el presente artículo ha de ser el último del tomoen que verá la luz públicajuzgo convenientísimo insistir sobre estassumarias consideraciones para que la obra de los doce meses no carezca de unaespecie de recapitulaciónque tendrá por temano precisamente el fin delmundo físicosino el fin del mundo civilizadoo sea lo que pudiéramos llamarmes de Diciembre de la actual sociedad europea.

Tiempo hace ya (por lo menos veinticinco años) que comencé a enunciar laapocalíptica profecía de que ese Diciembre de los últimos diez y nueve siglosestá ya muy cercano; profecía de que hallaréis terminantes indicaciones enmis libros De Madrid a Nápoles y La Alpujarrasin contar con otrospronósticos que figuran en las restantes obras mías. Creo yocon efectoaunque el vaticinio parezca exageradoque nos hallamos en una época sólocomparable a la caída de la civilización paganaaunque mucho más grave ypeligrosapor cuanto entonces había ya echado raíces el Cristianismo envarios pueblos de Oriente y de Occidentemientras que ahora no se vislumbra nise cree posible o natural que ninguna creencia nueva sustituya en bastantetiempo al régimen moral cristiano.

Porque no perdamos de vista que la primitiva causala principalla únicadel gran trastorno que hoy ocurre en nuestra sociedades el descreimientoreligioso de la plebe. No los sabios ni los filósofossino la masa másignorante del puebloinfluida por los impíos del siglo XVIII y por losmaterialistas del siglo actualque halagan insensatamente sus pasioneshadejado de tener fe en Dios y en otra vida y hasta noción de la existencia delalmaproclamando el derecho animal a todo linaje de goces físicosa lapropiedad antes llamada ajenaa lo heredado o adquirido por otros seres másfelicesyen la previsión de que esto no pueda lograrse mediante un ordenadocambio en las Leyesanunciapredica la anarquíala liquidación socialelnihilismo...

¿Qué falta para el triunfo de esta falange de bárbarosperfectamenteorganizada en todos los pueblos de Europa y en los Estados Unidos de América?¿Qué falta para que venzan universalmente los enemigos de toda autoridad y detoda leyque ya son millonadas de hombressegún los recientes censos yestadísticas publicados por todos los periódicos? ¡Pues falta únicamente lasimultaneidad en el movimiento de ataque; falta que el virus corrosivo de ladisolvente doctrina acabe de transcender a los jornaleros del campo; falta quelos soldados de todos los ejércitos del mundo ingresen en las filas con elpropósito de volver sus armasen un momento dadocontra todo lo constituidocontra sus Jefescontra los legisladorescontra los Gobiernoscontra laspersonas ricas o meramente acomodadasy de estasimultaneidadaterradora por loincontrastablese encargarán los clubslos periódicosel correo diarioeltelégrafotodos los elementos y recursos de la propia civilización!

Ferozmente lógico será tan pavoroso cataclismo: si no hay más vida que laterrenal¿cómo desconocer la justicia con que el desheredado pedirá sucubierto en el banquete de la vidao procurará acelerar a todos los europeosel día de la muerte? Podrá acontecery acontecerá de seguroqueinterviniendo de pronto en el conflicto razas salvajesora africanasoraasiáticasatraídas por la miseria y disolución consiguientes a taleshorroresse reconstruya en cierto modo Europa; pero esa reconstrucción severificará en nombre de ideales distintos de los de la cultura moderna y acosta de las más preciosas conquistas del mundo cristiano.

«¡Exageración! ¡locura! ¡delirio!...» exclamarán los optimistas y lossuperficiales al leer estos negros pronósticos... ¡Ahseñores! ¡lo mismoexactamente lo mismopudieron exclamar los sibaritas del Bajo Imperiolavíspera del tremendo día en que los Bárbaros del Norte acabaron con todas lasInstituciones de la Gentilidad y convirtieron el viejo Continente en un mar desangre y en un montón de ruinas! La única diferencia consistirá ahora en quela primera falange de Bárbaroslos más terribleslos iniciadores de lademoliciónno vendrán de remotos paísessino que surgirán de entrenosotrosbrotarán del suelo que pisamossaldrán de nuestras fábricas y denuestras minasacudirán de nuestros campos y montañasseránpara decirlode una vezesos que hoy figuran taimadamente en las huelgaso aquéllos que yase atrevieron un día del presente año a lanzarse contra las tiendas y hotelesde Londres.

 

 

- VI -

Justificación

Conque ahí tienen Vds. todo lo que a éste novelista retirado se le ocurrepensar y decir a propósito del mes de Diciembre. Ahí tienen bosquejadas enbreves rasgos desde las inocentísimas fiestas y alegrías de mi primera edadhasta las más lúgubres alarmas de mi vejez. Quisiera que mis ideas sobre elporvenir hubiesen sido menos aterradoras; pero esas había dentro de mi almaeindeliberadamente han resultado estampadas sobre el papel. Por fortunamiencargo se reducía a pintar el mes de los hielos y de la casi perpetua nocheydesde este punto de vista no desconoceréis que el retrato tiene algúnparecido.

P. A. de Alarcón.

1887

 

 

Versos

 

A la Marquesa de Vadillo

Oyecristiano tesoro

Las cosas que el otro día

Pensaba de ti aquel Moro

Cuando versos te ofrecía

Entre Pinto y Valdemoro:

 

«Dice que nació en Granada

Y a Aranjuez va acompañada

De sus hijos y su esposo

Salud buscando y reposo

Para su prole adorada.

 

»¡La debí reconocer

Cuando aún no la conocía;

Pues tan gallarda mujer

Discretaamorosa y pía

De Granada había de ser!

 

»Porque sólo allí se hermana

La virtud con la dulzura

Y el cielo en hacer se ufana

Un ángel de una criatura

Mixta de mora y cristiana.

 

»Que allí es linda la piedad

Graciosa la devoción

Bonita la santidad

Y plácida diversión

La sublime caridad.

 

»De allípueses la gentil

Madre y modelo de esposas

Que marcha en ferrocarril

Cubierta de frescas rosas

Como el rosal en Abril...

 

»¡La debí reconocer

Cuando aún no la conocía;

Ypues lo llego a saber

Bendigo a la patria mía

En tan gallarda mujer!»

 

Talescristiano tesoro

Los conceptos singulares

Eran de este viejo Moro

Cuando te ofreció cantares

Entre Pinto y Valdemoro...

 

Y si aquí te los confiesa

Es por cumplir su promesa

Poniéndolos a tus pies

Encantadora Marquesa

Con permiso del marqués.

Mayo 1886.

 

 

 

La Virgen de las Angustias

(Recuerdo de Granada)

Allí donde cercada

De perlas y de aromas

Yació vilipendiada

y esclava la Mujer;

Allí donde los Moros

Gozaron sus amores

Y alzaron entre flores

El Templo del Placer:

 

Al pie de la colina

Que aún muestra por corona

La Alhambra granadina

Palacio del Amor

Alzaron los Cristianos

Morada más divina

La casa de la Virgen

El Templo del Dolor.

En él está la Madre

De todos los que lloran...

Rendidos a sus plantas

Extáticos la adoran...

La tímida doncella

La busca por dechado:

Perdón aguarda de ella

La triste que ha pecado.

La lluvia providente

Le pide el campesino;

La vuelta del ausente

La esposa del marino;

Salud el pobre enfermo

Victoria el campeón:

El huérfano infelice

Fiado en su amor santo

«¡Ampárame (le dice)

Debajo de tu manto!»

Demándale el pechero

Que postre a su enemigo

Justicia el caballero

Consuelos el mendigo

Puerto seguro el náufrago

El vate inspiración.

 

Y al ver aquellas lágrimas

Que en las mejillas mustias

De la celeste Madre

Revelan sus Angustias

Todos los tristes hallan

Alivio a su penar.

Que es el dolor la fuente

Del bien y la alegría;

Y de la cruz pendiente

El Hijo de María

Trocó en mérito y gloria

La dicha de llorar.

 

Lúbrica siemprecorazón de piedra

Formidable mujerbella y temida

Imagen eres de la aciaga hiedra

Cuyo abrazo mortal roba la vida.

Libres ya de tus garrasaún arredra

A tus amantesen su larga huida

Pensar que navegaron con tal furia

Por el aciago mar de la lujuria.

 

 

 

Otra carta

Escrita dos años después a los poetas que en ella se mencionanlos cualesme habían dado los días en unos preciosos versos cojoshechosmancomunadamente.

Valdemoro 30 de Junio de 1880.

Mis muy queridos Velarde

CampoHerranzPalacio y Grilo:

Que el cielo benigno os guarde

Y que estrenéis cada tarde

Un traje entero de hilo.

 

Que paséis todo el verano

Tomando horchata de chufas

Las horas del meridiano

Y cuando el sol dé de mano

Jamón y pavo con trufas.

 

Que os bañéis donde queráis

Vayáis donde proyectéis

Muy lindas cosas veáis

Con pocos tontos habléis

Y muchos versos hagáis.

 

Que llegada otra estación

Traigáis cada levitón

Que le diga a Dios de tú

Y debajo del surtout

Muy alegre el corazón.

 

Que si os faltase dinero

No os falten amor ni calma:

Que viváis un siglo entero

Sin arrugas en el alma

Y sin gasa en el sombrero.

 

Que así os sorprenda la muerte

Pues que preciso es morir;

Pero que muráis de suerte

Que entre vivir y morir

El mundo a escoger no acierte.

 

Tales cosas os deseo

Hermanos del alma mía

Cada vez que ufano leo

Vuestra gallarda poesía

Que ayer me trajo el correo.

 

En ellainsignes cantores

De vuestro diverso numen

Juntáronse los fulgores

Como en la luz se resumen

Del iris los resplandores.

 

Mascomo herido el cristal

Hace que la luz deshecha

Muestre su vario caudal

Así mi mente sospecha

Lo que escribió cada cual.

 

De Herranz la austera expresión

De Grilo el canto suave

De Campo la inspiración

De Velarde la pasión

De Palacio el genio grave.

 

Del uno el sano consejo

Del otro el afecto niño

De cuál el dulce gracejo

De éste el naciente cariño

De aquél el cariño viejo.

 

Todo lo discierne y ve

Con inefable alegría

De mi gratitud la fe

En esos versos de un pie

Con que me obsequiáis mi día.

 

Y cuando yo vuelva a Madridque será

dentro de tres o cuatro díastrataremos

de arreglar el que vengáis por aquí a

comeros un arroz a la granadina con

vuestro afectísimo amigo

P. A. de Alarcón.

 

Me parece que esta última quintilla es

la que me ha salido mejor.

 

 

 

A los señores D. Guillermo Escribá de Romaní y Doña Ramona Quintanasuesposa

En la consagración del templo erigido a sus expensas para restablecer elculto público de la antigua imagen de Nuestra Señora de la Blanca.

¡Mal haya el desalmado

Maldito el monstruo sea

Que al mundo viene armado

Del hacha o de la tea

Y en los paternos bosques

Se ensaña sin piedad!

¡Mal haya quien aterra

Los cedros seculares!

¡Mal haya quien destierra

Sus sombras tutelares!

¡Mal haya quien destruye

Su pompa y majestad!

 

¡Yen cambioDios bendiga

Las ansias y el anhelo

De quien la sombra amiga

Del bosque vuelve al suelo

Y trueca yermo páramo

En próspero plantel!

¡Bendito quien sustenta

La planta decaída!

¡Bendito quien aumenta

Las flores de la vida

Y el valle de las lágrimas

Convierte en un verjel!

 

¡Mal haya el que inclemente

Destruye o aminora

La dicha del creyente

Las fuerzas del que llora

Los sueños del espíritu

La fe del corazón;

Y en pago nos da sólo

Rencores y tristeza

La vida como un dolo

Que en el nacer empieza

La muerte como término

La nada en conclusión!

 

¡Y bien haya del cielo

Y amor y venturanza

Quien siembra en este suelo

Semillas de esperanza

Y aliento da a los míseros

Proscritos del Edén!

¡Bien haya quien mitiga

Tras luengos despoblados

La sed y la fatiga

Mostrando a los Cruzados

Las palmas y las torres

De la eternal Salem!

 

¡Benditossíbenditos

Vosotros queen la senda

De males infinitos

Plantasteis vuestra tienda

Donde cayó en ruinas

La Casa del Señor!

¡Vosotrosque a su gloria

Alzáis nuevos altares

Doen nombre y en memoria

De sus antiguos lares

Reine la Santa Efigie

Del Maternal Amor!

 

¡Benditossídel cielo

Seáis y vuestros hijos

En premio de desvelo

Y afanes tan prolijos

Y tanto amor al prójimo

Y fe tan ejemplar

Vosotros que a MARÍA

(La madre del que llora

Del que en su amor confía

Del que su ayuda implora

Del huérfano y del náufrago)

Volvéis su sacro altar!

 

 

1883.

1

No se olvide que este viaje es de fecha anterior al de Guadix a Almería.

 

 

 

2

Incluido en el tomo de Cosas que fueron.

 

 

 

3

Gravina no murió durante el combatecomo Churrucasino por resultas de nohaber permitido que le amputasen el brazo que allí le destrozó un proyectilenemigo.

 

 

 

4

Hoy Obispo dimisionario de Ávila.




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