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LUIS RAFAEL H.Q

EL RIO MAYABEQUE
(Leyenda)
 
Hace muchomucho tiempoen la regiòn que hoy ocupa Güinesexistiò un valle de tierra calcinada por el sol donde se alzaban apenas unpar de planticas. El paisaje poseìa la desolaciòn de un lugar pedregoso yseco.
Muy seco. Entonces no lo atravesaba el rìo Mayabequeensu fluir de aguas.
En este sitio vivìa una tribu aborìgentan marchita comola vegetaciòn. Los indios sembraban innumerables semillasque no germinarìanpor falta de agua. El hambre y la sed iban diezmando niñosancianos y atodos los que no poseìan fuerzas para resistir.
A lo lejosen cambiose divisaban unas altas montañasirradiando su brillante verdor. Allìhabitaba otra tribu aborìgenemparentada con los desdichados del llano. Las jòvenes Onicajina yMayabeque eran primasel padre de la primera mandaba en Las Montañas delEterno verdor y el de Mayabequea los indios del valle.
El viejo cacique convocò a una reuniòn del Consejo deAncianos. Se quejaban de que no hubiera un heredero varòn que fuese enbusca de las aguas. Mayabequeùnica hija del jefeinterrumpiò laasamblea y dijo:
- Venerables ancianosquerido padre: Yono importa quesea mujertraerè el agua hasta nuestro valle. !Dejenme partir ahora mismo!
La resoluciòn de Mayabeque asombrò a los miembros delConsejoy despuès de mucho discutirdecidieron acceder. El jefe indiocon làgrimas en los ojos despidiò a su hija y le deseò suerte.
Anduvo Mayabeque todo un dìasin descansoluchandocontra la sed y el hambre. Hasta que se agotaron las fuerzas y quedòdormidajunto a una piedra desnuda y polvorienta. Entonces soñò que sehayaba en una cueva enormeen donde brotaba un manantial de fresquìsimoschorros.Su tribujunto a ellaabrìa un canal por el que se deslizaba elagua camino del valle. Surgìan las plantas y los animales empezaban allegar entre los àrboles frondososla gente era felìz y el arroyo corrìapor la tierra florecida.. Sintiò Mayabeque tal alegrìa con el fantàsticosueñoque despertò. En vez de los  àrboles y las floresse hallòrodeada de las nubes de polvo que levanta el viento de la tierra desèrtica.
La india continuò su bùsqueda y al atardeeceragotadapor la caminata llegò a las Montañas del Eterno Verdor. Su prima Onicajinafue a recibirla y la condujo hasta la tribudonde le dieron bebida y comida.Pero ya nada contentaba a Mayabequese habìa propuesto conquistar la fuentepara su pueblo y no quiso perder tiempo. Debìa partirasì que Onicajinadecidiò acompañarla un rato y le diò alimentos y agua para otro dìa.
Por el caminoMayabeque contò a su prima el sueño quehabìa tenido y le preguntò cuàl era el secreto del eterno verdor deaquella regiòn. Onicajinabajando la cabezacontestò:
- Primaexiste una cueva donde nace un manantialgigantescodesde allì brotan las aguas y riegan los montes en que vivimos.
- !Ohquerida prima! Por favordime dònde puedo hallaresa fuente maravillosa. Mi gente muere cada dìa.El agua nos hace muchafalta...
- Perdòname Mayabequeno puedo decìrtelo.
- !Pero moriremos todos si no encuentro el agua!
- Es que... el dios predijo que si descubrìamos el secretode la fuentelos espìritus malignos caerìan sobre tu pueblo con lasenfermedades y el dolor.
- Aunque asì sea!debemos llevar el agua hasta nuestratierra!si no la muerte y el hambre acabaràn con todos. !Ayudame Onicajina!conoces mi sueño... Construiremos una zanja desde tu manantial hastanuestro valle y podremos ser felices... como ustedes.
De esta forma convenciò Mayabeque a su prima de que leconfiara el secreto.
Onicajina le dijo: - En aquella montaña vive El Dios delas Aguas... èl es el dueño de la fuente. !Ve!pero ten cuidado. Nadieque lo haya visto regresò. !Adios y suerte!
Despuès de escalar las grandes cumbresllegò Mayabequeal lugar que le habìa indicado su prima. Entre dos  àrboles gruesosestaba la entrada a la caverna. En medio de la oscuridadcomenzò aavanzarguiada por el murmullo del agua. Cuando estuvo a punto de llegar almanantialapareciò una luz que iluminò toda la cuevajunto a la fuenteEl Dios de Las Aguas.
- ¿Còmo te has atrevido a venir hasta aquìmuchacha? ¿Acasopretendes robarme las aguas?
- No - contestò Mayabeque llenàndose de valor -. Noquiero robar. He venido a pedirle para mi pueblo que muere. Soy del valledonde no crece un solo  àrboldonde no vive un solo animal y loshombres desfallecen a causa de la sed y el hambre.
- ¿Y què quieres? No pensaràs que voy a darles de mifuente.
- Por favor..por favor. - Rogò la joven llorandoy eldiosconmovido le advirtiò: - Està bien. Te ayudarèhermosa jovenperohas de saber que muchos seràn los obstàculos que encontraràsantes deque el agua y la felicidadinunden el valle.
- No importa. !Lucharemos! - Contestò Mayabeque con alegrìa.
- Ademàs te pedirè algo..
- Pida lo que deseemi pueblo necesita el agua para podervivir.
- Estoy muy solo en esta gruta- dijo el dios - y quisieraque vuelvascuando hayas logrado tu propòsito.
Y Mayabeque aceptò.
De regreso al llanoMayabequereuniò a todos loshombres para el trabajo. Desde las montañas empezaron a excavar el canal.Los espìritus malignos atacan con sus epidemias. Varios indios abandonan laempresa atemorizadosotros mueren.
Pasaron aòos de duro esfuerzodurante los cualesMayabeque dirigìa la construcciòn y animaba a su pueblo... hasta que lacinta plateada de las aguas se descorriò por la tierra y la inundò: Lassemillas que aguardaban debajo del polvobrotaron al unìsono: El valle secolmò de plantas y flores de diferentes colores y formas caprichosas.
De las montañas bajaron los animales y se les podìa verchapotear en el rìo con sus familias. En el rostro de los indios se dibujòuna sonrisa de placery Mayabeque se despidiò: Fuè a vivir con El Dios delas Aguasa las grandes montañasdonde es felìz en la contemplaciòn delvalle pròsperolleno de frutos. Finalmentesin lugar para la tristeza.
!Ah!como debes imaginaral rìo se le llamò Mayabequeen honor a la valerosa india; Mayabequeen recuerdo a la muchacha que en lacima de las lomasse ocupa de impulsar las aguas hasta su querido valledonde hoy reina El Eterno Verdor.
 
LA CEIBA DE LA CAMPANA
(Leyenda)
 
Cuenta la voz del recuerdo que armados de hachas y macheteslos negros exclavos derribaban los  àrboles haciendo desaparecer lamalezacuando encontraron un  àrbol gruesode flores rojas y unacorteza que se parece a la piel arrugada de las personas. Intentaroncortarlopero al primer hachazo se oyò un quejido de dolor. Los exclavosse asustaron muchìsimo y aunque el mayoral los azotabaninguno se atreviòdesde entonces a poner un dedo encima de aquel  àrbolque era unaceiba.
La corpulenta ceibapronto perdiò las floresy en sulugar le brotaron unos capullos que contenìan algodòn. En este frutovieron los africanos un sìmbolo de maternidad. Desde la fecha remota de latala de bosques y de la construcciòn del trapicheadoraron a "Lamadre ceiba"celebrando fiestas rituales junto a su tronco.
En aquella lejana època el dueño del trapiche trajo unacampana gigantesca para llamar al trabajo!querìa tener el orgullo de quese oyese cuatro leguas a la redonda! Ypor ciertolo logrò: siempre quela campana de bronce tañìaera escuchada en los alrededores.
El dìa en que el dueño apareciò con la campanale dijoal mayoral: "Pòngala donde se oiga bien". Estepara terminar conla supersticiòn de la ceibamandò a los negros a colgarla en una rama.Despuès de concluìda la tareael mayoral se reìa dicièndoles: "Yavena su mata sagrada tambièn le puse un grillete". Y tirò de lacuerda que servìa para hacerla sonar.. Nadie sabe còmopero la campana sezafò y cayò encima del mayoralque muriò al instante.
Màs tarde la campanavolverìa a ser colgada en la ceibadonde permaneciò muchìsimos años.
Pasò el tiempoun nuevo amo comprò la tierraeltrapichelos exclavos.. y tambièn a "La ceiba de la campana". Elnuevo amoespañoltan orgulloso como el primerono estaba muy interesadoen tener la campana màs grande de la regiòn; la que se escuchaba a mayordistancia;desde su llegada quiso cambiar el entornotransformò el pequeñotrapiche en un ingeniomandò a construir un barracòn para los exclavosuna casona enorme para èl ylo que entonces fue secreto: un pasadizo.
Para hacer el pasadizo secretotrajo doce exclavos muypeculiareseran unos chinos bajitos que dormìan de dìa y trabajaban despuèsde la puesta del sol. Aquellos chinos fueron vistos con curiosidad por losnegros exclavosa quienes salir de nochecon tantos duendes como andan porahì al oscurecerno les gustaba en absoluto.
El amo pensò que si los exclavos se rebelaban podrìa huìrpor el pasadizo y salvarse. Asì que la construcciòn del tunel fuèemprendida pronto y sin descanso. A la hora del crepùsculoìba èl mismoen busca de los chinitos los conducìa a su casa donde comenzaba el subterràneo.
Sin embargoel tùnel no llegò a terminarse: una noche enque llovìa y tronabael amo fuè por los chinos al barracònellos noquerìan ir a trabajarel amo se enfureciò y golpeàndolos los hizo salircon sus picos y palashacia la casona. Aquella nochejusto a las docelosdoce asiàticos que cavaban el subterràneo chocaron con las raìces de laceibahubo un derrumbeque los sepultò bajo la tierra para siempre. Entrelos negros exclavos corrìa el rumor de que "La madre ceiba" selos habìa llevado a vivir con ella para que no pasaran tantas calamidades;el amo enloqueciòdecìa sentir bajo su camael ruido de las picos y laspalas de los chinitos. Una media noche saliò desnudo corriendo y gritandopor todo el bateyque los chinos se le habìan aparecido con un làtigopara azotarlo. Finalmentela familia tuvo que vender el ingenio y marcharsemuy lejos.
Por aquì pasaron un par de dueños màs yentre unascosas y otrasse les diò la libertad a los exclavos. A pesar del tiempotranscurridola ceiba permanecìa en su sitiocon la camapana de broncecolgada en una rama y el tronco ensanchado. Los exclavos libres continuabancelebrando sus fiestas alrededor de "La ceiba madre"pero eso sì!nadie se atrevìa a darle doce vueltas a las doce de la nocheporqueaparecìan los doce chinitos y le daban doce latigazos..! Dice la voz delrecuerdo que a màs de un valentòn lo encontraron al amanecerdesmayadojunto a las raìces de la ceibacon las marcas del làtigo en la espalda yen las piernas.
El ingenio fue modernizado y se convirtiò en un centralcon mayor producciòn de azùcar. De varias provincias vino gente a buscartrabajo y se quedaron a vivir en el nuevo puebloque empezò a crecer ydesbordarse alrededor de la ceiba. Todavìa se podìa escuchar el estruendode la campana llamando a los obreros para iniciar la jornada.
Al lado de la ceiba se edificò una iglesiaa donde iba lagente a oir las misas. Antes de entrarhacìan una pequeña y disimuladareverencia al  àrbol sagrado.
Cuando arribaron los rebeldes a la Habana y triunfò laRevoluci¢nlos muchachos del pueblo corrieron hasta la ceiba y enganchàndosede la soga hicieron repiquetear la vieja campana en un arrebato de alegrìa.Algùn tiempo despuèsla rama en que estaba amarrada se cayò. La montaronen un camiòn y la enviaron a la ciudadpara un museodijeron. En cambioel viejo  àrbol siguiò llamàndose "La ceiba de la campana"por años;y los negros del pueblonietos o biznietos de los antiguosexclavosdecìan que sus raìces pasaban por debajo de las casas y que tenìanojos y oìdos para saberlo todo. La ceiba florecìa en la primavera y losmuchachos jugaban con sus flores rojaspeleàndolas como si fueran gallosde afiladas espuelas.
Engordò tanto en sus siglos de vidala legendaria ceibaque enfermò de vejèz ypoco a pococomenzaron a abandonarla los gajosdesde el màs pequeño y hasta el màs gruesocayèndose a la tierra echospedazos.
En el invierno pasadoun fuego le brotò entre las ramasenvolvièndolay costò gran esfuerzo apagarla. Dicen que como estaba muysecael mismo roce de sus ramas produjo el incendio; pero me gusta màscreerle a una negra vieja que se parò bajo el tronco y mirando hacia arribasentenciò: "Los chichiricù que vivìan en la ceiba se mudaron a otray le prendieron candela a su casa vieja para que nadie la viera desbaratarsea pedacitos".
Mayo1994.
 
CUALQUIER CREPUSCULO DE POLVO
 
Hoy puede ser cualquier insulto
cualquier crepùsculo de polvo
Los  àngeles vengadores aullan
blandiendo pùas que gotean sangre.
 
En mi fràgil cristal
hay una trepidaciòn de nervios
y no sè del legendario hèroe que sufriò por mì
 
No sè del pròjimo obediente
trocado en  àmbar.
 
UN HOMBRE MITOLOGICO
 
Un hombre mitològico con pez alado
descubre el atardecer en la playa
con los dedos hiere la arena
y de su furia surgen animales pròdigos
ciudades ajenas a la memoria
 
Revelaciones
 
 La noche deja de ser un pèndulo preciso
el mar lanza su coletazo còmplice
del prisionero amotinado
 
 Un hombre amanece
con los brazos caìdos y el ocèano en los ojos.
 
MARMOLES
 
Cristo se duele
No es peor su corona
tampoco la postura en que se encuentra
 
Los àngeles extienden las alas
Nunca estuvieron en el umbral del cielo
son invenciòn de pecadores
 
El diablo no es de màrmol
ninguno lo quiso de eterno velador
Aguarda en lo profundo de la muerte.
 
FABULA DEL ARBOL
 
Cuànto tendrà que llover
para que sequen los recuerdos
Dònde està 
mi abuelo - roca
mi abuelo - pàjaro
Dònde los cuernos de la tierra.
 
LOS TOROS DE LA VIDA
 
Los Toros de la Vida gritan la amenaza
(en sus cuernos vive la conjura)
El diluvio infinito de sus ojos se està secando
como el cèsped en que dormìan abrazados
Ignorante criatura hermosa
Aprendieron el lenguaje pèrfido de la flor
y revuelcan los canteros
hasta donde las raìces apoyan la ùltima esperanza
No son culpables
Saben que sòlo habrà silencio
y no se detienen
 
Se derrama la fàbula
los engendros de la prehistoria
y el polvo estalla en cada segundo
 
Hay una admoniciòn en la palabra
Los Toros de la Vida se estremecen
empieza a enronquecer la tarde.
 
Los Toros de la Vida arremeten
las fràgiles paredes
Tienen los ojos vueltos al revès
embisten
patean
Escupen sangre
y el dolor se agolpa en el rostro
con ràmas lòbregas
Los Toros de la vida se revuelven
palidece el ocèano en el alma.
 
UNA MUJER ESTA
A mi madre.
 
Una mujer està observando
Observando mi cuerpo de rocìo
mi llanto de pàramo fantàstico
y canta un aplauso para cada sueño azul
Una mujer se me ocurre de azucenas
-ventolera ilusa en cada sàbana
con la blanca inmensidad del futuro
Me ha visto alzarme hasta su altura
alzarme irremediablemente
hasta donde no me alcanza la hora adormilada
del mediodìa.
 
Estoy observando a una mujer
Observando al recuerdo escurrirse
por cada resquicio de su memoria
y lleno la casa de papeles escritos
de irrealidades y flores olorosas
Estoy sintièndome atardecer al despertar
-arroyuelo de luz en sus zapatos
como el pasado que resbala por las venas
Mirando en la hojarasca amarilla del reloj
a una mujer
como de rocìo.
 
TEDIO
 
El celofàn inmòvil de la tarde
se empolva de viejo y de tranquilo
La soledad con la mirada pàlida
resbala su cristal dormido
 
El siguiente segundo està  zarpando
hacia este campanario corroìdo
Se evapora el alma entre las hojas
y un òrgano resuella en el olvido.
 
EMVEJEZCO
 
Emvejezco ya lo sè
Hondo tengo los pies sobre la tierra
Sùbitamente enamorada
 
Quiero seguir el rito de las yerbas
amurallando dìas en sus hojas
 
Dejadme
Demasiado es vivir muriendo a cada rato.
 
PASA LA MUERTE Y ME ROZA
 
El alcohol bruma me quita
en un rincòn centinela
soledades noche vela
y una pena que se agita
a extinguir la vida invita
alguna voz misteriosa
me estalla dentro una rosa
oscuridad cruz mortaja
la suerte el temblor baraja
pasa la muerte y me roza.
 
DESVARIO
A Mimami bisabuela.
 
No posees màs que recuerdos
Huracanàndose por la memoria
cada evocaciòn se te confunde
 
En tu butaca mal remendada
clamas por los muertos
los muertos con quien conversas
èl
 
 ¿Por què no llega?
 
Te apresuras bordando tu vestido de novia
cuando vuelva se casaràn
Tu hermano
mamà
papà
el papà  de papà
el abuelo del papà  de papà..
Todos invitados
 
Lo olvidas de repente
continuas tejiendo
una cosa que no recuerdas.
 
EL EXTRAVIO
A Juan Carlos Valls
 
La bestia es una trampa
un fantàsma embadurnado en pùrpura
 
Hay una ciudad tartamudeado la amenaza
para cuando las azucenas solo huelan
y no existan cementerios
 
La ùnica tormenta es el extravìo convertido en soledad
el brillo marino de quienes hemos preferido
la reja que no encierra a nadie
 
Todo està inundado de muñecos sagaces
de hipnotismo y tribuna
Las raìces suelen ser ligeras como manos en la sombra
Hacia el  àrbol
el viejo  àrbol umbrìo
se acerca un ciclòn en la fatiga del animal cojo
 
Y serà  el siervo ignorante
quien no se explique tu desànimo
si no quedan rejas
ni règimen
ni rey
solo un chambelan soplador de globos.
 
EN LA CASA DEL HOMBRE
 
Florecen cerraduras en la casa del hombre
 
En medio de la noche hay una lividez
un lirio colgando en un espejo
una fragancia
Irrepetida.
 
DE LA CARNE
 
Avidez paterna que silencia la duda
historias cautivas en su tràgico engaño
donde la cigüeña se encarga
donde el prìncipe es por demàs caballero
donde felicidad es el punto final
 
Dònde dice lucidez
nocturna claridad de los instantes
porque le aprietan el vientre años por venir
la vìctima de su mansedumbre
de su talento para narrar la fàbula de los enanos
huraños explotadores de codicias
 
Rugen resortes rumorosos
en la hoguera de la carne
entre sus piernas
dispuestas a perforar el viento
 
Y expulsa una criatura
salvable aùn de contaminarse con la Idea
es una partìcula suya
un pedazo que se desprende desde siempre
para seguir alimentando la rueda diabòlica.
 
Una mujer permanece
hunde los ojos hacia atràs
y no puede ver sino el llanto de sus dìas
tiene el vientre dividido
y presiente el eje fracturado y la rueda caer
 
Como si supiera donde ha venido a dar
el hijo parece que reclama la muerte
 
Adivina la libertad en la mano que lo ahoga.



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