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JULIANA LOPEZ JANEIRO

"DEBORAH".

El astròlogo lo habia profetizadolo escuhè algo escèpticaen tanto pensaba por què diablos en cosas a las que luego no daba crèdito.gastabami dinero
Cuando lleguè a su casanada en ella anunciò el màgicoembrujo que mi mente perseguìapara mi gusto faltaba ambientepor elcontrarioel moderno confort reinante solo hablaba del lucrativo oficio deaquel viejo que ahora me aobservaba con perpicaz insistencia.
Emitiò su risa en la mas baja octava sonorame sentìsorprendidasupe que aquel viejo alquimistacuyas mil arrugas tratè deenumerarhabìa tocado con su energìa mental la dèbil barrera ofrecidapor midejandomepara mi asombrodesnuda a la lectura de mi sino.
Me condujo hacia un aposento contiguo y en el umbral de lapuerta la quietud invasora anunciò nuevas sorpresas. Creì hallarme en elcorredor de la vidaa punto de correr las cortinas del tiempo y sumergirmeconfiadaen los grandes misterios.
El viejo hablò con su voz arcanaal observarlo experimentèun sobresaltosu piel habìa perdido el brillo ante lo consumido de suscarnestomando su huesuda anatomìa un tinte amarillento que le daba ciertoaire de un ser momificado. Enumerò todas las ciencias de adivinaciòn porèl conocidasasì supe de la AeromanciaAritmanciaCartomancia y muchasotras por mi ignoradas. Como su objetivo era que yo me inclinase por unaleexplique que noyo solo deseaba lo que en su tarjeta de presentaciòn ofrecìala astrologìatan solo interesaba conocer mi carta astral.
Zumbò como una avejadespuès de interrogarme en cuantoal dìael mesel año y la hora de mi nacimiento y sacar algunas cuentastrazò en una hoja una circunferencia que vi lenarse de rojas y azules rayasunas veces paralelas y otras entrecruzandose. Moviò la cabeza con gestonegativo y me anunciò la pobre vida que tendrìa bajo la mala influencia delas lìneas negativas que predominaban para mi desgracia.
Mi alma debiò estar en mis ojosporque el viejo viò enellos mi descontento y la firme determinaciòn de cambiar al menos la horade mi nataliciohasta encontrar la carta de mi agrado; a fin de cuentasnadie acude a consultas para oir cosas desagradablessino para ser engañadospor la buena ventura. Yo deseaba viajespaseosy aquella carta astral sealejaba decenios de mis aspiraciones.
Tomè la hoja que me tendìadi las gracias y me dispuse ala partida. El viejo me detuvo con un gesto en su manopara explicarmequeal ponernos en contacto con el Ser Supremomediante nuestro espìrituinternoalgo del destino puede ser cambiado a nuestro favory esto al menosserìa una ayuda: Yo tenìa una ventajadijoa los 29 añosni uno mas niuno menosa las 2:45 am. Hora en que este año cumplìa esa edadVenusmiplaneta regentevolverìa a presidir la noche en la cùspide de la esferaceleste y junto a una luna llena se reproduciria la extraña conjuciòn deastros ocurrida en mi alumbramiento.Ese dìa podria ver mi alma y develarsus misterioscomprobar lo vaticinado y por el pedir ayuda. Eso sideberìaacogerla como un niño lo harìapensando en la maxima oculta emitida porSan Marcos en su Evangelio. Esta opportunidad tendria que aprovecharla puessolo se presentaria pasados otros 29 años. Este era el tiempo que tardabaen acontecer la insòlita convergencia.
Aunque en ese momento no prestè oidos y hasta me burle ala salidalibre al fin de la rara influencia que ejerce el viejo sobre mia medida que pasaban los dias y corria el calendario engullendose los mesesviendo aproximarse el momento anunciado comence a ponerme ansiosa y ya poruna cuestiòn de curiosidadinvoluntariamente aguardaba el instante.
El penùltimo dìa amanecio conmigo y me mantuve pendienteal relojrobandole el tiempo con los ojostirando de las horas a punta deimpaciencia para acercar la noche. A las 12 lo dispuse todo segun me habiaexplicado el viejoque no solo tenia de astrologo sino que tambièn de unmarcado complejo de hierofanteel espejo grandedos candelabros ubicadosuno a cada lado del espejo con sus dos velas y ausencia total de luz que nofuese despedida por la llama ignea del fuego eterno.
En mi reloj son las 2 y las campanas de la iglesia asi loconfirmanel clic del interruptor se ha llevado la luz y prendo las velasjunto a mi miedo que se inflama. Me planto ante el espejo y hago grandesesfuerzos por controlar el susto de mis rotulas que tiritan. Las sombrasfantasmagòricas de los muebles me rodean caminandome al abisbo de lo esotèrico.
Me miro en aquel otro par de ojos que intenta al igual queyo descubrirme. Trnascurren varios minutos al acechopero no pasa nada. Esinevitable sacarle la lengua a esa que con cara de tonta aguarda como yo.
No siento miedo yasoy yosigo aquì y allìsolo quepor extraña ilusiòn òptica mi rostro se desdibuja y me torno cadavèricaalla tras el azogue. Los ojos y la imaginaciòn son todolo sè porque acontinuaciòn he visto que el espejo desprende luzuna luz que envuelve miscontornos y mi apariencia de capullocomo si me incubara en ella. Queocurrencia pensar que me puedo estar gestando en una luz como si aùn nohubiera nacido. No es un razonamiento lògicohace 29 años que nacì y envez de estarlo celebrandoestoy aquì comiendo mierdaperdiendo el tiempotodo para adicionar a mi existencia un poco de aventuradònde habrè dejadomi cerebrocreer en esto que esta por debajo de mi condiciòn pensante y laeducaciòn recibida. Deberìa estar por encima de èstas preocupacionesvulgares propias de los necios. Ahora no puedo evitar contemplarme con carade hormiga como si fuera ese animal inferiory quien ha dicho que soninferiores las hormigastienen inteligenciaya lo creosolo ese indigenaque me observa ahora lo desconocequizas por eso la tristeza de su rostro yese rictus amargo tirando de sus labios hacia abajoante el peso de tantaignorancia.Pero nono es un indigenaeste que me mira es un monje budistaque digoes una gitanacargada de collares y multitud de pulserasaprisionando secretos de todos los caminosaunque es absurdo que una gitanatenga los brazos robustos de este digno guerrero en el espejo. Me rìo anteel desatinoo es el eco de la risa de esta cortesana de vida fàcildisipandose tras la figura emergente de este ser tan maquiavelicobostezoampliamentees mi sal de aburrimiento. Estoy cansada de jugar como si fueraun niñola palabra niño me lanza de un traspiès a la inocenciaelespejo se magnifica de un fogonazo que no atino a comprender y el destellose apaga a pesar de mi deseo. Mientras siga mirando mas verè y de seguir meinventarè 14000 rostros superpuestos como en un caleidoscopio. En el espejosola està mi reflejo y en el mirar estàtico el distorsionamiento de laimagen.
Aquel viejo astròlogo solo me ha timadome siento engañadame duele màs la estafa de mi tiempoque el dinero invertido en la consultay en las velas. Oigo mùsica que invita a soñarcomo si el universo tocarami nota clavevuelvo a pensar en la palabra niño ¿Dònde estarìa elsecreto?
Exhalo tres suspiros sin saber por quèson tres suspirosque pueden no ser mios. !Bahde mi alma nada!. Son las 2:45ames la horaya no vendrà . Lo sè porque me he quedado dormida y puedo verloapenadadesde donde mejor se vedesde aqui arriba.
1995
 
CONFESIONES
 
Cuando conocì a Silviaentiendase la primera vez que nosvimosni siquiera reparè en ella. Una vez fijada mi atenciòn. Un efluviodesconocido me arrastraba hacia su persona como el magnetismo atrae losmetales al imàn.
¿Què era aquello? Por què esa necesidad de comuniones yaunque tardè tiempo en respondermefinalmente hallè la respuesta. Yo eraSilviao mejor dicho Silvia era mi yopartìcula escapada de mi alma.
Silvia era la dulzura personificadapazequilibrioyoera esos conceptos sin el contenido. A los ojos de todos era lo mismo queella. Solo que no se percataban de que soy un fruto tentador de altapeligrosidad. Era lo externolo comestiblelo fàcil de venderen resumenuna càscada intacta a la que le han roìdo el interior. Muchos se acercarona mi atraìdos por la aparienciabuscando lo que no tenìa y yo me acercabaa Silvia buscando desesperadamente lo que otros buscaban en mì y elladesbordabadespilfarradorapor todos sus poros.
Dios y filosofìas extrañas contribuyeron a acercarnosacomprender mejor que tenìamos cosas en comùn y la fusiòn para una nuevaamistad ofrecìa solidèz de base para su realizaciòn.
Yo atravesaba una de mis crisis depresivas; en pocos dìascomencè a nutrirme de una vitalicia fuerza renovante. Silvia me abrìa lascompuertas del paraìso de su alma para que yo bebierapara que cobraraconfianza y recopilara las fuerzas perdidas en la constante bùsqueda.
Muchas veces me reprochò el exceso de pensamientosloscreìa una limitante a mi desarrollo como ser viviente; como mortal que debevivir el corto momento que los dioses nos predestinan con la vida. Pero a mìme interesaba màs el encuentro conmigo misma; ir al rescate de lo perdidode todo aquello que me lleva al fondo y no encontraba còmo tornar a lasuperficie. No parecìa importarme que ese viaje al interior de mi alma metomara toda la vidaque comsumiera el tiempo en contemplarme y ya luegopara vivir socialmenteamarcreartener mi propia descendencia.Desafortunadamente nacì pensadora y si en mi interior deseaba por todas lascosas amar y vivir a plenitud librementetenìa aùn màs urgencia dereconocermede orientarmede recuperar lo extraviado; porque sin estomissueños los encontraba remotamente inalcanzables.
Porque llena de descontento y frustraciòn no se puedevivirporque despojada de toda bondaden mi interior solo reinaba lo malola desconfianzael receloel miedo constante a continuar siendo laceraday mirando a travès de un ente distorcionadotodo resulta demasiado sombrìo.
Se imponìa el muro; Silvia reìa cuando yo explicaba queentre el mundo y yoDios habìa levantado el muro; entre el muro y yo elsusto y el hacinamiento de todas las adversidades pasadasentre el muro yel mundo mi vida por logrardeslindada de mìcompletamente incomunicadade mi ser. Yo debìa derribar el muropero antes era imprescindible latransformaciòn de todo lo malo en bueno.
Silvia no creìa en varitas màgicassòlo en la capacidadhumana de borrar con el olvido; de aprender a vivir con los decepcionadosyo estaba de acuerdopero me costaba un esfuerzo sobrehumano aprender avivir con el pasado y aunque me proclamaba ante todo realista y objetivadebo asumir con valentìa que creìa en esa vara y en los consabidosmilagros.
Silvia se convertìapor elecciònen un bastòn que meayudaba a apoyarme; pasaba a ser el psicofàrmaco que auyentaba mis crisis ydisipaba temores; por lo que me creè cierta dependencia. Creìa fielmenteen que era la clave para el encuentro con mi mundo interior. Solo tenìa queaprender de ella su capacidad de asimilar las derrotasla alquimianecesaria para su trasmutaciòn en provecho. Provecho que aumenta su caudalde bondad porque viendo la vida de modo positivo se redondea la esfera delequilibrio que aprisiona lo bueno.
Todo era fàcilsolo debìa lograr la traslaciòn de esapartìcula de Silvia a mi persona. Desgraciadamente no resultò. Silvia noestaba dispuesta a despojarse de un solo  tomo que pudiera descompletaruna de sus molèculasmolèculas necesarias para la ecuaciòn de suequilibrio.
Ella ofrecìa otra variantenada de traslacionestan sòlola fusiòn de su ecuaciòn a la mìaincorporarnos en un solo proceso dondeambas resultarìamos beneficiadas. Aportaba màsentregaba todos lossentimientos que abarrotaban su corazònesta vez abierto al mundo. Librela entrada en toda su extensiòn para que yo franqueara sus lìmites.
Silvia jugò tan limpio que el impacto de su sinceridad medejò perpleja; desconcertadatan desarmada como ella. No podia dar crèditoa lo que escuchaba porque no habìa sido mi objetivo semejante meta. Y esque en mi egoìsmoen el absolutismo de mi propio problema la ignorè comoserpor mistificarlano pude percibir que en su afàn de acoger oprotegerme fue dejando mucho de sì mismaobviamenteno adivinèqueaquel halo de equilibrio tal vez fuera pura aparienciaapariencia que nadatiene que ver con su entereza para enfrentar adversidades.Mientras meocupaba en llenarme de fuerzas no notè que se llenaba de esperanzas.
La confesiòn me dejò afàsica y mi miedo surgiò connuevos matices de temblores ante esta persona que me inspiraba tantaconfianza. En un momento volvì a quedarme desnudanuevamente en cerometornò al punto de partida. Con la cabeza baja; no sè si culpable porequivocarse o porque tal vez la halla decepcionadoescuchò mi respuestaen mi torpeza le ofrecì mi amistad incondicional pero debiò resultar muypocoporque con los dìas se fue escapandoaumentando la distancia.
Me duele este aislamientolos ìndices que la separan condesprecioy la sitùan del otro lado de la vida con falsos dogmatismos.Lamento encontrarme en ese banco de intolerantesincapaz de comprender lanaturaleza de su esencia.
Rezo todas las noches a la misma horaen silenciodevuelta obligada a la paredsobre la cama y es que me apena que me veanrezara mì misma me cuesta convencerme es ocasiones de esta doctrina queabrazo a fragmentosque se me vuelve añicos fragmentada por la flaqueza yla pèrdida de fè.
Còmo he de rogarte Diosme cuestionoy no hallo laspalabras correctas para que recibas mi alma y entres en mì con la luzmedevuelvas el sosiego y termine este loco enfrentamiento. Necesito comprendermejor la cosas; ser justa a la hora de juzgar a mis semejantes.
Por momentos pienso que no he sido una de tus elegidasquepara vivir conforme a tia tu igual y semejanza hay que saber escoger laestrella.
Muchas veces te roguè para que pusieras en mi camino unhombre que me amara y a quien poder amar y que hallas ofrecido todo esto enla persona de Silvia ha sido la peor y màs terrible de tus bromas.
He de confesar que de no ser como soy habrìa aceptado elreto a la aventura. Pero hay normas que se llevan tatuadas en el almaqueexiste en nuestro espìritu antes de que existamos y no se pueden violarporque serìa dejar de reconocernos.
Tal como Silvia lleva sus patronesllevo los mìos por lossiglos de los siglos y eso nada puede cambiarlo ni siquiera un boleto a lafelicidad sin retorno que es la mayor tentaciòn que he tenido.
Estoy segura de que habrìa sido feliz de poder amarlacreànmeno mientoporque Silvia es todo lo que espero de un hombre.
 
YA LO VIYA LO VIVI
 
La habitaciòn en penumbras destribuìa al sosiego; en losespacios de las sombras proyectadas se adivinaban los mueblesque hablabanpor sì solos del gusto de los dueños. Al centrose ubicaba la cama decuatro columnasrecubiertas de tul.
La mujer que descansa sobre el lecho se removiòintranquilay el hombre que velaba sus sueñosse apresurò a tomar una desus manos.
- Tranquilaestoy aquìMartha.
- Gracias Manuelsi no estuvieras serìa màs terrible.
- Calla- dijo sellando su boca con el dedo ìndice -Pronto pasar . Todo volverà  a ser como antes.
- !Si fuera verdad! Me gustarìa creertepero sabes decierto que no serà asì. !Maldita enfermedad! Me ha causado muchodolor. !Y a tì tambièn! Perdòname este mal que te causo.
- ¿Què dices? Sin tì no sabrìa què hacer. Siempreestarè a tu lado.
- Nos separaremoslo sabes. No quiero que mueras juntoconmigo. Tienes que vivirnuestro hijo te necesita.
- El es mayortiene sus hijosnuestros nietosyo tengo85 añosa nuestra edad todo empieza a perder sentidodejamos de ser ùtilesy comienza este sentimiento de estorbo. Reclamo quietudcada dìa busco màsla calma. ¿Por què serà ? Todo lo que deseo es paz ¿Acaso sediferencia mucho de la muerte?
La mujer se contrae sobre sìllevò las manos a suvientre y apretò con fuerzas como queriendo acallar la boca del dolor quelanzaba alaridos desde su interior.
- ¿Te duele?
- Un poco - contestò con el rostro lìvidosurcado dearrugas que no ocultaban del todo una pasada belleza.
- ¿quieres un calmante?
- Noquedate aquì conmigoya pasa.
Manuel la contemplò en silencio con la cabeza hundida endirecciòn al pechoentre los hombros encorvados.
- ¿Sabes? - interrogò pensativa.
- Dimequerida.
- No temo morirhe vivido una vida felizpuedo hacerlotranquilamente.
- No moriràsten fe - contestò acariciando el cabello desu esposa.
- Noquiero morir como Dios mandaèl asì lo hadispuestosòlo lamento una cosa.
- ¿Què?
- Esta enfermedadcuando vuelva a nacer pedirè otramuerte. Lo creo justo.
- ¿Crees en la reencarnaciòn?
- Creo en la resurrecciòn. Soy cristianasi existe unasegunda vidaDios me premiarà .
- ¿Y volveràs a ser artista?
- Sime gusta el arte. Sòlo que incursionarè en otraramavolverè de nuevo y serè otra y otratodos mis yo al descubierto ensu màxima expresiòn de libertad.
- La humanidad lo agradeceràsi logras ser tan virtuosacomo ahora.
- Lo serèno lo dudes.
- Eso espero.
- ¿Què dìa es hoy?
- 28 de Marzo de 1912.
- ¿Entonces mañana? Me siento tan mal¿quièn sabe?
- Callapor favordescansa.
Son las 11:59 pm cuando miro el reloj; falta apenas unminuto para las 12hora en que todo converge segùn las superticiones. ¿Terminala noche o comienza el dìa? ¿Es mañana o es hoy? ¿Duermen los vivos ydespiertan los muertos? !Quien lo sabrà ! Lo cierto es que hay uncalor insoportablela atmòsfera està  saturada con los vapores del dìay no corre ni una gota de aire que pueda refrescar este mal humor queempieza a empozoñar mi cuerpodoy vueltas sobre mi una y otra vezintentanto dormirmeen vano trato de forzar al sueñotermino boca arribacon los ojos fijos en el techo y un tropel de pensamientos agolpados en lapunta de la lengua. Mis labios en impulso inconsciente modulan las letras ycomienzo a proferir palabras.
"Nada existe que no halla existido antesy nadaexistirà que no existaya. Dios hace que el pasado se repita".
Comienzo a sonreir en el coma supremo de mi desvelo. ¿Dios?¿y desde cuando creo yo en èl?si jamàs le he prestado atenciòn. Mesobrecoge un estremecimientosiento escalofrìosruidos que exaltan missentidos y ponen a volar mi imaginaciòn; debo estar sugestionada. Es malollegar a los 79 años sola; ni siquiera aferrada a una creencia que nosllene el vacìo. Miro en todas las direcciones recorriendo la habitaciònnada acecha en la oscuridadtrato de repetirme y sin embargosè que hayuna sombra cohabitando conmigocompartiendo mi miedo y mi respiraciòn. ¿Mañana?¿Hoy? Quizàs el sicoanalista tenga razòn.
No logro dormirmi mente rehusa al descanso y se agita enmi cabeza esa laguna de recuerdos que vamos llenando gota a gota con los años;detengo mi vista en la superficie para dejar mis ojos viajar en una deaquellas efìmeras ondas formadas al remover las vivencias.
Es 1915soy yo con tres años y visito con mis padres lacasa de unos amigos; me comporto de una manera desenvuelta a pesar de seruna niña tìmida y retraìda. Me acerco al artefacto ubicado en medio de lasalaaunque no estoy segura de haber visto nunca algo parecidoexclamo convoz exaltada por la complacencia.
- !Que lindo piano!
Soy el centro de todas las miradas que extradasconvergieron en mìno me detengo por estomovida por una fuerza interiorme las ingeniè para subirme en la banqueta. La amiga de mi madresemuestra generosaviene a sentarse junto a mìy abriendo el mismo ejecutaalgunas notas de la pieza que tiene ante sì. Sonrìo en el colmo de lafascinaciòn y me dispongo a seguirla pues mis manos no se estàntranquilassè de antemano lo que tengo que hacer y asì lo hagoalterminar yo misma la apludo y me aplaudo.
- !Lindo! - exclamo - Es una partitura de Chopin.
Reina un silencio absoluto en la sala; parece que algograve ha ocurridorecorro uno a uno todos los rostrosen ellos hayo lamisma expresiòn de sorpresaacentuada en sus ovaladas bocas de !Oh!contenido. Mi padre rompe el silencio.
- ¿Quièn te lo dijo hija?
Como primera respuesta me encojo de hombrospara luegodecir: - Nadieyo lo sabìa.
Ahora analizoreconozco que por ahì empezò todo. Clarode una manera inconscienteentonces era muy pequeña para las profundasreflexionesincapàz de distinguir o explicarme què era aquello; teniendoen cuenta que mi curiosidad por los por què no habìa comenzado. Con elpaso del tiempo y la toma de conciencia fuì descubrièndomeal principiome creì una superdotadala vida me habìa proporcionado un don del que yocomenzaba a percatarme en la medida que con los años se hacìa màs y m stangible.
Sonrìo junto a mis recuerdos en la quietud de laoscuridadpara abandonarme nuevamente en ese ondular de cosas pasadas quehoy parece absorverme. El milagro de la evocaciòn me hace tener 27 años.Voy por la calle abstraìdasumida en un torrente de pensamientosmesorprendo cruzando la vìa sin prestar atenciòn entonces me detengobruscamente; recuerdo el lugarel hombre del pullover rojo que cruza en midirecciòn y el velòz carro que dobla la esquina. Todo ocurre en fraccionesde segundos como en mi mente lo he vistomi grito altera su destinocasilo mata. Elpàlido como la niebladeja escapar el aire contenido en suspulmones en un momentopara liberar el susto. -.Gracias - dice y estapalabra marca el preàmbulo de una amistad; màs tarde serìa mi compañeropara toda la vida y aunque mis instintos le dieron la posibilidad deconocerme no creìa en elloshasta llegò a burlarse al principiodicièndome:- Debes dedicarte seriamente al espiritismo; no cabe dudas!Seràs una granvidente! y sus palabras cargadas de mofa quedaban martillando en mis oìdos.
No le prestè atenciònsabìa que no era ciertono vi entoda mi vida un muerto como no haya sido en funeraria. Tampoco oìa voces; sòloveìa anticipadamente algunas de mis escenas cotidianas. Màs tardecambiaron sus burlas por la persuaciòninsistiendo constantemente:
- Debes ir a un psiquiatralo que te ocurre no es normaldebes estar mentalmente perturbada.
Terminè por no hacerle caso; no tomè en cuenta sus señalamientosno me sentìa enfermatodo lo contrario. Tratè de que me comprendiera perofue en vanonunca me creyò!digo! hasta el dia de su muerte y en estenaufragar de reminiscencias vuelvo a vivir el dia.
Tengo 45 años y ‚l 952vamos en nuestro auto para laplayael sol de la mañana se muestra inclementeasegurando los vestigiosde un caluroso verano; sus rayos inciden en el cristal delantero impidiendode manera molesta la visibilidad; me distraigo mirando el paisaje por laventanillanada novedoso resultan los viejos edificios pronosticandoderrumbeme sentì como ellosapuntalada por dentrocon el miedo constantede un cualquier momentoal menor desequilibriovenirme abajo en un grandesplome.
El miedo se acrecienta y me sobrecojo en el asiento.
- ¿Pasa algoquerida? - oigo su voz a travès del tiempo.Le contesto una pregunta:
- A mi manera. ¿A què viene eso? Si tu no erescreyente...
- Reza
-¿Què te pasa? - y su rostro refleja asombro.
- No lo sè - entonces veo claramentegrito !Vamos achocar! Y èl atina a poner su pie en el freno demasiado tarde; no sè de dòndesaldrìa aquel camiòn. De milagro salvè la vidaèl tuvo fractura de cràneoy le sobrevino una hemorragia cerebral; sobreviviò al coma por tres diasmàstarde muriò.
!Como lo quise! A pesar de todo. Hoy lo sème alegro deno haberme casado nuevamente. mi devociòn me llevò al descubrimiento.
Retrocede el tiempome veo de luto con las flores en lamano. Es domingo; el cementerio se sume en la màs inmensa pazno tengodeseos de regresar y me distraigo paseando por las  reas aledañasdespuès de la visita al sepulcro de mi esposo. Para un artista este lugarresulta algo fantàsticomiro las maravillosas esculturas y epitafios. Unalàpida llama mi atenciòn por lo negro y brilloso del màrmoles preciosaaunque se trate de una tumbade una ràpida ojeada leo la inscripciònsonrìo y continùo la marcha. No es hasta llegar a la esquina que mepercato de lo ocurridome asalta una morbosa duda no exenta de ansiedad.Retorno sobre lo andadoseguramente era un error. Me paro frente a lasepultura; la situaciòn es extraña y absurda. Me palpo el cuerpolosiento tembloroso pero caliente para mi alivio. No habìa dudasno era unerroralguien descansaba allì para siempre; alguien que por extraña eincreible coincidencia tenìa el nombre de Martha Gonzàlez Dìazmi propionombre. Màs calmada vuelvo a leer. Habìa nacido el 18 de Febrero de 1832 ymuerto el 29 de Marzo de 1913a los 80 años!el mismo dìa en que nacì!.En indagaciones posteriores supe por un biznieto que en su època habìasido una gran pianista. Desde entonces todo dejò de ser un misterio parafinalmente convertirse en la clave de algo cierto.
Vuelvo en mìa la superficie de mis remembranzas en unaonda recien emergida. ¿Tendrà  razòn el psicoanalista? !Bah! Yo sèque noaùn recuerdo sus palabras sacadas de libros empolvados por eltiempo:
- Usted no tiene nadasu fenòmeno ha sido estudiado y seconoce con el nombre de mente cansadala mente se cansa igual que el cuerposi se le recargay luego creemos estarnos repitiendo escenas que yaconocemos por haberlas vividole mandarè algunas pìldoras...
!Al diablo con tus pìldoras! ¿Mente cansada? Acaso hassentido y experimentado lo que yo. Ahora sè; desde aquel dìa que mencionèla palabra pianono he hecho otra cosa que vivir y repasar otra vidacreyendo adivinar las cosas; esa pianistamuriò a los ochenta añosyopronto los cumplirè pero tengo la idea de que morirè antes; pronto secompletarà el ciclosi ella muriò el 29 de Marzo de 1913 cuando yonacìentonces bien podria morir el 18 de Febrero cuando ella naciò. Nosoy pianista mas sì una talentosa escultora. Todo es tan extrañosinembargosè que volvera  a nacer mañana y vivir  nuevamente otal vez las dos viviremos otra vida a la que se incorporaràn susexperiencias con las mìas. La campana de la Iglesia ha dado las doceen mireloj las agujas marcan la misma hora cuando el dolor me asaltainesperadamenteaprieto mi pecho con las manos como si asì pudieraevitarlo.
La boca de la mujer que descansa en la camilla se abredesmesuradamente en toda su extensiòn por el doloroso !Ay! que dejaescaparel sudor baña su piel tornàndola frìa y pegajosamira en todasdirecciones buscando apoyopero nadie puede ayudarla mas de lo que lo hanhechoahora todo depende de ella.
Los ojos se me inundan nublados por el llantoamarillentay apergaminada por los años se va tersando en la medida que mi impulsodecae.
Trata de relajarserecupera fuerzaslas contradiccioneshan llegado al màximo de su continuidadtodos esperan por su mayorcoolaboraciòn; se incorpora a medias apoyada sobre los codosmientrasalguien sujeta su cabeza.
Un nuevo ataque sobrevieneesta vez el dolor es màsagudoapenas logro respirarel poco aire que me llega en este amanecer oanochecer caluroso.
- Ya vieneya vieneno paresmantèn este ritmodale;ahora- le dicen. Aprieto los labios fuertementemis manos se crispan conlas sàbanas entre los dedostrato de incorporarmequisiera articular ungrito de auxiliotal vez algùn vecino me oiga y venga en mi ayuda.
- Ya està aquìdescansa.
Descansome invade una gran rigidezno puedo movermemisojos comienzan a oscurecer y todo se aleja poco a poco hasta desenfocarsesiento un conteo de regresiòn ...9-8-7mi respiraciòn se aquieta de modolento y yo obedezco6-5-4ahora solo deseo que haya silencio...3-2-1...Estoy quietame inundo de paz y una embriagante luz..........mispulsaciones han cesado.
Una mano me sostieneyo oscilo de cabeza suspendida de mispies en tanto la otra mano busca la altura para finalmente venir cayendo.Estoy completamente inmòvil y algo se ha escapado de mi con la ùltimaexpiraciòn. Acepto la idea.
El grito lastimero es ensordecedortodos rìen. !Queestupidez! Piensan que ha sido el golpe pero estàn equivocadosha sido poresta turbaciòn que ha irrumpido bruscamente en mi interior con la primerainhalaciòn.
Me llevan en brazos hacia la mujer de la camilla.
- Es una bonita niña. ¿Còmo le pondràs? - preguntan
No hace falta respuesta. Yo sè que me llamarè Martha GonzàlezDìaz.
Pero en esta ocasiòn serè una gran pintora.



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