|
|
by
|
LUIS MANUEL PEREZ BORTEL

- CONVERGENCIA
- "A nadie debemos el terror de esta vida
- sobre una cuerda floja
- ni el traspiès
- ni la familia dispersa
- que solo fue feliz en un retrato"
- NELSON SIMON.
-
- Alucino que frente a la ventana he de volver encontrar el
mundo familiar.
- Pero todo vive en el mismo sitio donde se atesora, y uno se
pregunta hasta cuàl avenida o calzada llegaràn los pasos llenos de
misticismo. sin saber que no estamos en la entrada de un circo esperando una
funciòn para sonreir por un momento. porque una calzada. y hasta una
avenida. tienen una serena imagen del pasado.
- Ya todo queda dentro mientras la ventana purifica la
nostalgia en el instante preciso en que amanece. Esperanzado del dia donde
mi casa se amplie con los pasos de toda la familia y los amigos. llegando a
convertirse en algo màs que la alegrìa de un circo errante. en busca de
una suerte en su itinerario.
- Confundiendo una ventana y un cuadro de Dalì sòlo
encontraremos algo que nunca desearìamos. Por eso. cuando estoy frente al
horizonte, coloco las manos en la sombra que anida la etèrea imagen de los
que amo. froto la piel desnuda en las cosas febriles de mi alrededor: y
cuando la ventana està en el horizonte. advierto que vivì como si me
hubiese perdido y encontrado una y otra vez. Esa es la mejor dicha. Alli
estaban todos. sabiendo que despuès de la funciòn cada uno debìa
enfrentarse a su destino.
-
- CONFESIONES I
-
- Soy el desertor de los abrigos azules
- que sale a la calle como quien mira un par de lentes.
-
- Ya mi cuerpo ha roto los cànticos del cielo.
- Todavìa se escucha
- el suspiro de la remolacha del patio
- como si estuvieramos frente a una calle
- que donò sus grietas.
-
- Soy un desertor que enmudece en una esquina
- ante tanta pintura comprometida
- porque a veces me quito el abrigo
- cuando llueve
-
- para no querer enterarme
- que hay un hombre que llora
- como si quisiera ser Jesùs
- el de la escalera.
-
- Ya todo corre tras de uno
- como si fuese un dìa...
- y uno no se da cuenta
- que ya no està junto a nadie.
-
- Todo se ha vivido en una calle.
- la gente enmudece los sentidos
- la acera. en ilusiones es vaga
- Y sòlo hay un etèreo cuerpo sin corbante
- en un sitio donde abundan desertores.
-
- CONFESIONES II
- A Tina. por sus flores.
-
- A esa misma hora yo tambièn hice el amor con Tina.
- Tambièn dibujo flores en su vientre
- la oscuridad de una vela
- mientras creìa ser el gigante que nunca fuì
- sobre sus vòrtices en busca
- de los copados arbustos que allì latìan.
-
- Tina fue la ùnica luz que me sedujo
- y no importa si en una escuela o en la discoteca del pueblo
- para distraerme para aferrarme
- en busca del hedor que no encontrè
- porque Tina era la hija del cazador.
-
- Una vez salimos de nuestros cuerpos
- habìa dejado mi silueta y el falo que nunca tuve
- miedo de esconder mientras ella
- buscaba el èxtasis en el equilibrio
- perforando poco a poco
- cada una de mis cavidades mi silencio
- con la parsimonìa de una hoguera
- que penetra que se unde
- entre las piernas aferrada a nacer allì
- muchas veces.
-
- Tina la hija del cazador
- fue calcinando su cuerpo junto al mio
- fraccionariamente en busca del hedor soluble de la vida.
-
- LA TARDE CAE CON EL LIRIRSMO DE SU ARENA
- A mi amigo Arìstedes Vega.
- creìdo en los salmos de la bondad y el amor.
-
- La tarde cae con el lirismo de su arena
- y apenas tengo la visiòn para ser el mutilado
- que con los sueños quizo unir paìses
- uniendo todas sus catedrales en medio de la isla
- para ser un santuario donde el vino y el pan
- sean la escultura màs gòtica
- quizàs tambièn la màs vendida la màs codiciada
- para completar la tarde que se disimula
- en tener la paz de mi hogar.
-
- Mientras en la ventana no ha caìdo la nieve
- la tarde tiene esa desesperaciòn que nos abriga
- que nos confunde entre el cuadro art deco
- de catedrales donde los sofistas fundieron sus vidas.
- La tarde pasa y junto a ella tengo la esperanza
- de asilarme en todo lo que para mi no es màs
- que un mundo no es màs que la nostalgia
- de ver en mi casa una ventana donde no cae la nieve
- donde no cae el vino y el pan como santuario
- de todas las catedrales.
-
- La tarde cae con el lirismo de su arena
- y sentado desde el piano hilvano el mundo
- para consolarme cubriendo todo el techo de la habitaciòn
- donde una vez jugue a ser el padre de la casa.
-
- Esperanzado de catedrales veo la nieve asomarse
- con esa ingenuidad que nos evoca el amor olvidado
- a finales de un año que no tiene respuesta.
-
- La tarde cae con el lirismo de su arena
- mientras a lo lejos sòlo se ve la nieve
- sòlo este denso mantel de la nostalgia
- que alguna vez compartiò nuestro silencio.