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La monja alférez

Drama en cuatro actos y en verso

Juan A. Mateos

[87]

 

PERSONAJES

     
         
 

ANDREA

SACRISTÁN UNO

   
 

DOÑA BEATRIZ

SACRISTÁN DOS

   
 

LA CONDESA

EL SARGENTO MACHETE

   
 

LA ABADESA

MAESE PEDRO

   
 

DON FÉLIX DE MONTEMAR

EL MAYORDOMO

   
 

DON JUAN DE SALDAÑA

DESUELLA-ZORROS

   
 

EL CONDE DE CIFUENTE

ZANCARRÓN

   
 

DON LOPE DE PIMENTEL

MONJAS Y SOLDADOS

   





 

 

Acto primero


El locutorio del convento de Santa Catalina. Puerta al fondo y laterales que comunican con el interior.

     
       
       

Escena I

     
       

(La ABADESA, dos SACRISTANES; la madre escucha en el fondo.)

     
       

SACRISTÁN UNO

¿Qué queréis, madre abadesa?

   

ABADESA

Que tengáis todo dispuesto

   
 

porque el conde de Cifuente

   
 

visitará hoy el convento.

   
 

De todos los bienhechores,

5

 
 

sin duda es el más espléndido.

   
 

¡En este año, seis dotes

   
 

fundó!

   

SACRISTÁN DOS

¡Que señor tan bueno!

   
 

¡Pobre señor!... ¡Esa hija

   
 

es un castigo del cielo!

10

 
 

¡Qué violencias, qué arrebatos,

   
 

una furia es del infierno!

   
 

Desde que ha pisado el claustro

   
 

es un desorden tremendo.

   
 

La regla nunca obedece

15

 
 

y con ademán severo

   
 

nos domina y aturrulla;

   
 

vamos, la tenemos miedo.

   

SACRISTÁN UNO

In nomini patrii et fili...

   
       

(Todos se persignan.)

     
       

ABADESA

¡El diablo está en el convento!

20

 
 

Comienzan a sublevarse

   
 

las novicias con su ejemplo.

   
 

Anoche acabó el rosario

   
 

con un motín, con un pleito,

   
 

en que rodaron las velas

25

 
 

con todo y los candeleros.

   
 

Yo perdí la disciplina

   
 

y el rapé que siempre tengo.

   

SACRISTÁN UNO

Y es preciso tolerarla.

   

ABADESA

Es hija de ese buen viejo.

30

 
 

¡Uf, si no fuera condesa,

   
 

ya desde el primer momento!...

   
 

¡Pero el conde, no, imposible,

   
 

veremos andando el tiempo!

   
 

Ya viene, se oyen sus pasos.

35

 
       

(Se oyen tirar las sillas.)

     
       
 

¡Que nos valga el mismo cielo!

   
       
       

Escena II

     
       

Dichos y ANDREA

     
       

ANDREA

¡Abadesa!

   

ABADESA

¡Sor Andrea!

   

ANDREA

Me llamáis con tal misterio

   
 

que supongo grave y serio

   
 

el asunto.

   

ABADESA

Yo...

   

ANDREA

Y que sea

40

 
 

pronto, porque me impaciento.

   
 

Ved que me aburren a veces

   
 

vuestras continuas chocheces

   
 

y tontunas de convento.

   

ABADESA

¡Tened paciencia, hija mía!

45

 

ANDREA

Necesito de paciencia...

   

ABADESA

Pues sabed que su excelencia

   
 

vuestro padre...

   

ANDREA

Hoy no querría

   
 

recibirle.

   

ABADESA

¡Pena impía!

   
 

Mas la señora condesa...

50

 

ANDREA

¡Mi madrastra!... Juro a Dios

   
 

que hoy nos veremos las dos

   
 

cara a cara.

   

ABADESA

Le interesa

   
 

tratar con vos un asunto...

   

ANDREA

Pues decidle que la espero.

55

 

ABADESA:

Salid vosotros.

   
 

(A los SACRISTANES.)

   

ANDREA

Yo quiero

   
 

que esperéis...

   

ABADESA

¡Salid al punto!

   

ANDREA

¡Que no salgáis! [88]

   

ABADESA

¡Ésta es Mengua!

   

ANDREA

Que calléis, o ¡por el diablo!,

   
 

si pronunciáis un vocablo

60

 
 

os voy a arrancar la lengua.

   

ABADESA

¡Camándula!, vete, aparta.

   
 

(A los SACRISTANES.)

   

ANDREA

Lleva esta carta, y no espacio,

   
 

a mi padre; y tú, a palacio,

   
 

al capitán, esta carta.

65

 
 

Ved que mucho me interesa,

   
 

que todo entregado quede.

   

ABADESA

Ved que escribir no se puede...

   
 

Ya voy pudiendo, abadesa.

   
 

Dadme esas cartas a mí.

70

 
 

(A los SACRISTANES.)

   

ANDREA

Salid de aquí o ¡vive Dios!,

   
 

que por la reja a los dos

   
 

os arrojo, pesiamí!

   
       

(Toma una silla, los SACRISTANES salen corriendo.)

     
       
       

Escena III

     
       

ANDREA y la ABADESA

     
       

ANDREA

Mirad, tengo veinte abriles

   
 

y al mundo con ansia loca

75

 
 

volver quiero: y esta toca,

   
 

y estos ropajes monjiles,

   
 

despedazar, ¡fiera saña!

   
 

¡Mirarme en este recinto

   
 

cuando yo de Carlos V,

80

 
 

sol fui en la corte de España!

   
 

Cuando en la sombra me veo,

   
 

recuerdo historias pasadas...

   
 

disputaban mis miradas

   
 

en un duelo, en un torneo.

85

 
 

Yo despertaba ilusiones

   
 

por mi belleza y valía,

   
 

y cuando yo sonreía

   
 

temblaban los corazones.

   
 

De repente, en un momento

90

 
 

quitada su presa al mundo

   
 

y sumida en el profundo

   
 

letargo de este convento,

   
 

exacerbadas las penas

   
 

no creáis me sacrifique,

95

 
 

abadesa, ¡rompo el dique

   
 

y quebranto mis cadenas!

   

ABADESA

¡Camándula!

   

ANDREA

A un hombre adoro.

   
 

Doquier me sigue su sombra;

   
 

en el claustro y en el coro.

100

 
 

En medio de la oración,

   
 

y en la noche solitaria,

   
 

al escuchar la plegaria

   
 

¡le llama mi corazón!

   

ABADESA

¡Qué sacrilegio, Dios mío!

105

 

ANDREA

¿Vuestro corazón enjuto

   
 

no pagó nunca el tributo

   
 

al humano desvarío?

   

ABADESA

¡Camándula!, es verdad,

   
 

siempre a Dios me consagré

110

 
 

y en este claustro pasé

   
 

lo más grato de mi edad.

   

ANDREA

¿Y pensáis que imbécil yo,

   
 

por dar gusto a no sé quién,

   
 

venga a encerrarme también

115

 
 

al claustro? ¡Mil veces no!

   

ABADESA

El demonio os aconseja,

   
 

como a Cristo en el desierto.

   

ANDREA

Abadesa, dad por cierto

   
 

que yo quebranto esta reja.

120

 

ABADESA

Las tentaciones son malas;

   
 

¿el castigo no os arredra?

   

ANDREA

De estos muros en las piedra

   
 

se están quebrando mis alas.

   

ABADESA

Con don Lope Pimentel

125

 
 

casaos...

   

ANDREA

No, ¡por San Pablo!

   
 

No sólo a Dios, sino al diablo,

   
 

me diera yo antes que a él.

   

ABADESA

Es la condición precisa

   
 

que de vuestro padre el celo...

130

 

ANDREA

Abadesa, tomo el velo;

   
 

mirad, no estoy indecisa:

   
 

o don Félix de Montemar

   
 

es mi esposo, o en el convento

   
 

pronuncio mi juramento

135

 
 

ante Dios, y ante su altar.

   

ABADESA

Como lo sepa el marqués,

   
 

vuestro novio a Filipinas...

   

ANDREA

¡Imbécil!, ¿y tú imaginas

   
 

se lo oculte yo?, ésta es

140

 
 

mi voluntad y con ella [89]

   
 

iré hasta el cabo del mundo;

   
 

es un afecto profundo

   
 

que deja en mi alma una huella...

   

ABADESA

¿Un grande amor habéis dicho?

145

 
 

¡Decid locura también!...

   

ANDREA

Será tina locura, bien;

   
 

yo no cedo en mi capricho.

   
 

Quieren sepultarme viva,

   
 

entregarme a ese menguado;

150

 
 

mas don Félix es soldado,

   
 

y arde en él la llama viva

   
 

del amor.

   

ABADESA

Se armó un belén.

   

ANDREA

Mirad. (Le da una carta.)

   

ABADESA

(Azorada.)

   
 

¿Cómo entró al convento?

   

ANDREA

No tengáis remordimiento;

155

 
 

¡como han entrado otras cien!...

   

ABADESA

¡Sólo del diablo por artes...

   
 

de Dios la justicia pesa!

   

ANDREA

Amor es luz, abadesa,

   
 

penetra por todas partes.

160

 

ABADESA

(Leyendo.)

   
 

«A la dama enamorada;

   
 

a la de los lindos ojos;

   
 

que recibe sin enojos

   
 

el calor de tina mirada;

   
 

a la de cintura leve,

165

 
 

como el tallo de mimosa;

   
 

a la de labios de rosa

   
 

bello andar, y planta breve;

   
 

a la de los ojos bellos,

   
 

sombra y luz del pensamiento,

170

 
 

a la que atrevido el viento

   
 

ensortija sus cabellos;

   
 

a la de tupido velo

   
 

que apenas el rostro toca;

   
 

a la de purpúrea boca

175

 
 

y tez blanca, como el hielo;

   
 

a la que de ángel blasona

   
 

le ofrece su amor sincero,

   
 

su mano de caballero,

   
 

del soldado su tizona;

180

 
 

quien sabe tan sólo amar

   
 

y aguarda con impaciencia,

   
 

de sus labios la sentencia:

   
 

don Félix de Montemar.»

   
 

¡Camándula!, ¡es un horror!

185

 
 

¿Y vos le habéis contestado

   
 

esta carta?...

   

ANDREA

¡De contado!

   
 

Aquí traigo el borrador...

   
 

Escuchad y no tembléis...

   

ABADESA

Son los nervios, hija mía.

190

 

ANDREA

Cualquiera al veros diría

   
 

que de amores no sabéis.

   

ABADESA

¡Camándula!; por mi mal,

   
 

os atiendo y os escucho,

   
 

mas con la conciencia lucho...

195

 
 

¡Hoy, confesión general!

   
 

¡Oh, si quisierais dejarme!...

   
 

¡Ved que el pecado me pesa!...

   

ANDREA

¡Por el infierno, abadesa,

   
 

comenzáis a impacientarme!...

200

 

ABADESA

Esta mujer está loca;

   
 

no sé lo que va a pasar.

   

ANDREA

¡Si os obstináis en charlar

   
 

os voy a tapar la boca!

   

ABADESA

¡Camándula!, ¡es una lucha!...

205

 

ANDREA

¿Y esa mujer?

   
 

(Viendo a la escucho.)

   

ABADESA

Es sor Juana.

   

ANDREA

¡Que salga, o por la ventana

   
 

vais vos y la madre escucha!

   

ESCUCHA

¡Jesucristo! (Corre.)

   

ABADESA

¡Diablo aparta!

   

ANDREA

¿Con que a mí atisbarme?, ¡hola!

210

 

ABADESA

Se encuentra la estancia sola;

   
 

ya podéis leer la carta.

   

ANDREA

(Leyendo.)

   
 

«Si a una mujer desgraciada,

   
 

para quien es el convento

   
 

la mazmorra del tormento,

215

 
 

do vive desesperada;

   
 

si a una mujer desvalida

   
 

perseguida con furor,

   
 

y a quien doblega el amor

   
 

como a una cierva vencida,

220

 
 

quiero amante y caballero

   
 

tender mano protectora,

   
 

venid, os espero ahora:

   
 

venid pronto, que os espero.

   
 

A las dos y bajo el muro

225

 
 

donde una ventana rompe,

   
 

estad, que el oro corrompe

   
 

al guardador más seguro.

   
 

Venid, tendida la escala

   
 

ya estará; rondad la calle,

230

 
 

y cuidad que nadie os halle

   
 

por si es la fortuna mala.

   
 

Venid, si tenéis amor;

   
 

venid, que bien puede ser

   
 

que el alma de esta mujer

235

 
 

dé aliento a vuestro valor.

   
 

Si el sacrilegio os espanta,

   
 

abandonad la querella...

   
 

No lo espero, nuestra estrella

   
 

llena de luz adelanta.

240

 
 

Venid; sonando las dos,

   
 

una luz, tras el cristal,

   
 

momentánea, es la señal.

   
 

Don Félix, os amo... ¡Adiós!»

   

ABADESA

¡Camándula!

   

ANDREA

¿Qué os parece,

245

 
 

no manejo bien la pluma?

   
 

¿De mi plan decid en suma...?

   

ABADESA

¡El demonio os desvanece!

   
 

¡Satanás os aconseja!

   
 

¡Vade retro!... ¡En el convento!

250

 

ANDREA

Cese ya vuestro aspaviento.

   
       

(La toma de la oreja.)

     
       

ABADESA

¡Uf, que me arranca la oreja!

   
 

¡Favor! ¡Favor!

   

ANDREA

Aquí sola

   
       

(Sacando una pistola y amenazándola.)

     
       
 

estáis conmigo, abadesa;

   
 

ved que el secreto interesa.

255

 

ABADESA

¡Ay!, ¡ay!, ¡ay!... una pistola,

   
 

quitadla, las carga el diablo.

   

ANDREA

Solas estamos las dos...

   

ABADESA

¡Sí, sí, sí, por Dios, por Dios!

   
 

¡Santa Úrsula! ¡Santa Madre!...

260

 

ANDREA

¡Una palabra a mi padre

   
 

y pego fuego al convento!

   
       

(Se va. Suena una campana.)

     
       
       

Escena IV

     
       

La ABADESA, después el CONDE y la CONDESA

     
       

ABADESA

¡Camándula, estoy temblando!...

   
 

¡Qué mujer tan desalmada!....

   
 

en un tris pierdo la lengua.

265

 
 

¡Que se vaya, que se vaya!

   
 

¡El señor conde!

   

CONDE

Abadesa.

   

ABADESA

Con impaciencia esperaba

   
 

vuestra visita... señora...

   

CONDESA

Parece que está turbada.

270

 

CONDE

¿Qué dice vuestra novicia?

   

ABADESA

Es un dechado de gracia;

   
 

¡que respeto!, ¡qué obediencia!

   

CONDESA

Ésa sí es noticia rara.

   

ABADESA

No he visto más humildad

275

 
 

ni devoción...

   

CONDE

Es extraña

   
 

tal variación.

   

ABADESA

Para el cielo

   
 

nada es imposible, nada...

   

CONDE

Es verdad, pero el carácter...

   

ABADESA

En esta mansión sagrada

280

 
 

todo se humilla y doblega,

   
 

y el carácter se avasalla.

   

CONDE

Como lo pensé, condesa.

   

CONDESA

¿Y qué, dispuesta se halla

   
 

al casamiento?

   

ABADESA

Lo ignoro...

285

 
 

ya le hablará vuestra gracia;

   
 

¿queréis que la llame?

   

CONDE

Al punto.

   

ABADESA

(Aparte.)

   
 

Va a comenzar la batalla;

   
 

va a ser la de Dios es Cristo;

   
 

aquí muere la madrastra.

290

 
       

(Toca la campanilla.)

     
       
 

A sor Andrea. (A una MONJA.)

   

CONDE

Yo tengo,

   
 

sin querer, una esperanza.

   
 

El señor de Pimentel

   
 

es un buen marido, vaya,

   
 

rico, potentado, noble,

295

 
 

y muy querido en España.

   
 

Sesenta años es muy poco

   
 

para un hombre de su talla.

   
 

Su porte todo lo cubre;

   
 

maneja muy bien la espada:

300

 
 

aún se luce en el sarao.

   

ABADESA

(Aparte.) ¡Pues esta noche, aquí baila!

   

CONDESA

Señor, pero vuestra hija

   
 

de él no está enamorada;

   
 

sino de ese capitán

305

 
 

que al virrey le da la guardia.

   

CONDE

Ella amará a quien yo diga:

   
 

¡será a Pimentel y basta! [91]

   
       
       

Escena V

     
       

Dichos y ANDREA

     
       

ANDREA

¡Señor padre!

   
 

(Besándole la mano.)

   

CONDE

¡Hija querida!

   

CONDESA

(Aparte.) ¡Vamos, parece una santa!

310

 

CONDE

Saluda a tu buena madre.

   

ANDREA

¡Eso no me da la gana!

   

CONDESA

¡Ya lo veis!

   

CONDE

(Aparte.) Vamos, paciencia.

   

ABADESA

(Aparte.) Aquí tronó el santabárbara.

   

ANDREA

¡Ni esa señora es mi madre;

315

 
 

ni sé a qué viene a esta casa!

   

CONDE

Cálmate y hablemos algo

   
 

que mucho a tu suerte cuadra...

   

CONDESA

(Aparte.) Esta mujer es el diablo;

   
 

yo le daré la revancha...

320

 

CONDE

Mi esposa y yo no tratamos...

   

ANDREA

Hacen bien.

   

CONDE

Andrea, aguarda;

   
 

no queremos violentarte...

   
 

pero tengo la esperanza

   
 

de verte libre, dichosa.

325

 

ANDREA

¡Pues sacadme de aquí y basta!

   

CONDE

Pues, bien, ya trataremos eso...

   

ABADESA

(Aparte.) ¡Ojalá y se la llevaran!

   

CONDE

Don Lope de Pimentel

   
 

con loca pasión te ama.

330

 

ANDREA

Pues yo a ese hombre lo detesto,

   
 

¡lo aborrezco con el alma!

   

CONDE

Escucha: será tu esposo

   
 

y partirás para España,

   
 

a brillar en esa corte

335

 
 

por tu hermosura y tu gracia.

   
 

Serás rica, poderosa,

   
 

y acaso llegues a dama

   
 

de la reina...

   

ANDREA

Padre, padre,

   
 

esta mansión solitaria

340

 
 

es preferible a esa vida

   
 

con un hombre de esa estampa:

   
 

¡viejo, achacoso y más feo

   
 

que el mismo diablo!

   

ABADESA

(Aparte.) ¡Ya escampa!

   
 

Dice bien el señor conde...

345

 

ANDREA

Que no metáis la cuchara;

   
 

¡lo escucha!, a más que ninguno

   
 

le ha dado aquí la palabra.

   

ABADESA

Yo creía...

   

ANDREA

Muy mal creído.

   

ABADESA

Pues entonces, lengua, calla.

350

 

ANDREA

¿Y ése es todo vuestro asunto?

   
 

(Al CONDE.)

   
 

Ya estoy enterada.

   

CONDE

Falta...

   

ANDREA

Pues ya escucho.

   

CONDE

Que mis iras

   
 

de tanto sufrir estallan.

   
 

Soy vuestro padre, y yo mando;

355

 
 

es mi voluntad sagrada,

   
 

y o con don Lope os casáis,

   
 

o en esta misma semana

   
 

tomáis el velo, ¡y la antorcha

   
 

de vuestra vida aquí acaba!

360

 
 

¿Lo entendéis?

   

CONDESA

Señor, calmaos.

   

ANDREA

(Aparte.) ¡Contengo apenas mi rabia!

   

CONDESA

Yo espero que hija obediente

   
 

y dócil...

   

ANDREA

¡Por san demonio!,

   
 

¡que ya me tenéis cansada!

365

 
 

Si queréis que yo me case,

   
 

dejad que elija.

   

ABADESA

(Aparte.) ¡Camándula!

   

CONDE

Sé que el capitán don Félix

   
 

ronda el convento y aguarda

   
 

obtener tu voluntad...

370

 

ANDREA

Pienso que la tiene.

   

ABADESA

(Aparte.) ¡Cáscaras!

   

CONDE

Pero no tiene la mía.

   
 

¡Y con la tuya no basta!

   

CONDESA

(Aparte.)

   
 

Ya se hace esperar don Lope,

   
 

y así nuestro plan fracasa.

375

 
       

(Suena una campana.)

     
       

ABADESA

Permitidme, voy a ver;

   
 

ha sonado la campana.

   

CONDESA

No hay necesidad. ¡Don Lope!

   

ABADESA

(Aparte.) ¡Sólo este mono faltaba!

   
       
       

Escena VI

     
       

Dichos y DON LOPE DE PIMENTEL

     
       

DON LOPE

Conde, señora condesa.

380

 
 

(Saludando.)

   

CONDE

Mucho os hacéis esperar.

   

DON LOPE

Me he detenido al entrar.

   
 

Niña... señora abadesa.

   
 

(Saludando.) [92]

   

CONDE

Vamos, pasad al momento.

   

DON LOPE

Turbado estoy y reparo

385

 
 

desde que entré en el convento

   
 

está pasando algo raro.

   

CONDESA

Se trata de vos...

   

DON LOPE

¿De mí?

   
 

¡Que me place!

   

CONDE

Caballero,

   
 

yo exijo de vos, y quiero

390

 
 

que habléis con mi hija.

   

DON LOPE

Eso es muy puesto en razón,

   
 

mas no tengo que decirla;

   
 

que con humildad pedirla

   
 

para mi afán, compasión,

395

 
 

yo confieso que la adoro

   
 

y que bien dichoso fuera

   
 

si ella dulce consintiera...

   

ABADESA

(Aparte.) Aquí le sueltan el toro.

   

CONDE

Vamos, contesta, hija mía,

400

 
 

que ya tu respuesta tarda.

   

ANDREA

Puesto que don Lope aguarda,

   
 

que escuche su señoría.

   
 

Hace seis años que os vi

   
 

con vuestro lujoso porte,

405

 
 

de Madrid allá en la corte,

   
 

os presentaron a mí...

   
 

Si mal no estoy recordando

   
 

vuestra esposa, que en Dios haya.

   

DON LOPE

Me impidió...

   

ANDREA

Tened a raya;

410

 
 

permitid, yo estoy hablando...

   

DON LOPE

Continuad.

   

ANDREA

Fue doña Estrella

   
 

una hermana para mí;

   
 

ni sospeché, ni creí

   
 

que estaba sobre su huella...

415

 
 

¡Murió!...

   

DON LOPE

Desde entonces creo

   
 

¡amé con idolatría!...

   

ANDREA

Don Lope, desde ese día

   
 

¡conocí que erais muy feo!

   

ABADESA

(Aparte.) ¡Sopla!

   

DON LOPE

Sí...

   

ANDREA

Y el entrecejo

420

 
 

no pleguéis; vuestra pasión

   
 

hizo ver a mi razón

   
 

¡que a más de feo, erais viejo!

   

ABADESA

(Aparte.) ¡Camándula!

   

CONDE

¡Mi frente arde!

   

CONDESA

¡Qué lenguaje tan grosero!

425

 

ANDREA

¡Y que de buen caballero,

   
 

os tornasteis en cobarde!

   

DON LOPE

¡Por mi fe, tamaña ofensa!

   

ANDREA

Lo dicho; en este momento

   
 

por vos está en el convento

430

 
 

una mujer indefensa...

   
 

¡Sí, por vos sufro este yugo,

   
 

quieren que ante vos sucumba,

   
 

o abren para mí esta tumba

   
 

siendo mi padre el verdugo!

435

 

CONDESA

(Aparte.) ¡Yo con su cólera arrostro,

   
 

vuestro afán es temerario!

   

ANDREA

¡Callad, o con mi rosario

   
 

os voy a cruzar el rostro!

   
       

(La amenaza.)

     
       

CONDE

¿Pero qué es esto, Dios mío?

440

 
 

¡Está loca esta mujer!

   

ANDREA

¡Loca me queréis volver

   
 

con vuestro rigor impío!

   

CONDE

¡Hija ingrata!

   

ANDREA

¡No me arredro!

   

ABADESA

¡Ésa ya es mucha fiereza!

445

 

ANDREA

¡Ved que os rompo la cabeza

   
 

con las llaves del San Pedro!

   

CONDE

¡Don Lope de Pimentel,

   
 

vamos de aquí!

   

DON LOPE

Vamos presto...

   

CONDESA

Señora, os va a ser funesto

450

 
 

para vos y muy cruel...

   

ANDREA

¡Y qué se me importa a mí

   
 

la explosión de vuestra ira!

   

CONDESA

Si me parece mentira,

   
 

¡Pimentel, vamos de aquí!...

455

 

DON LOPE

Perdonad, fuera siniestro

   
 

el porvenir e inhumano:

   
 

yo renuncio vuestra mano.

   

ANDREA

¡Renunciáis lo que no es vuestro!

   
 

Y hacéis bien, por vida mía,

460

 
 

pues yo que fuera que vos,

   
 

al mirar que entre los dos

   
 

no hay amor, renunciaría.

   
 

Ni yo os he llamado aquí

   
 

a que ensayaseis fortuna,

465

 
 

ni vaga esperanza alguna

   
 

os hice alentar por mí.

   
 

Idos, pues, y no volváis;

   
 

y si calculasteis necio

   
 

herirme con el desprecio,

470

 
 

también os equivocáis.

   

ABADESA

(Aparte.) ¡Camándula!, ¡pico de oro!

   

DON LOPE

Perdonad, no fue mi intento

   
 

perderos el miramiento

   
 

ni ultrajar vuestro decoro.

475

 

ANDREA

¡Id en paz!

   

CONDESA

Yo aquí me quedo...

   

ABADESA

(Aparte.) Se la come.

   
 

Adiós, señora.

   

CONDE

Vámonos, en mala hora

   
 

vinimos.

   

ABADESA

(Aparte.) Yo tengo miedo. [93]

   
       
       

Escena VII

     
       

Dichos, menos DON LOPE y el CONDE

     
       

ANDREA

Curiosa estoy por saber

480

 
 

¿qué me tenéis que decir?

   

CONDESA

Tened calma para oír. (Se sientan.)

   

ANDREA

(Aparte.)

   
 

¡Me impacienta esta mujer!

   

CONDESA

Os amo como a la prenda

   
 

que llevara en mis entrañas.

485

 

ANDREA

No comencéis con patrañas

   
 

si queréis que yo os atienda.

   

ABADESA

(Aparte.) ¡La clavó!

   

CONDESA

Sabéis muy bien...

   

ANDREA

Que odio tenéis para mí,

   
 

y que yo jamás sentí

490

 
 

para vos más que desdén;

   
 

es ésta la realidad

   
 

que fórmulas no respeta;

   
 

arrojemos la careta

   
 

y hablémonos la verdad.

495

 
 

¿Me habéis comprendido?

   

CONDESA

Sea,

   
 

que ya me cansa, a fe mía,

   
 

usar tanta hipocresía:

   
 

me vais a escuchar, Andrea.

   
 

(Se levanta.)

   
 

Don Félix de Montemar

500

 
 

es un hombre a quien yo adoro...

   

ANDREA

Guardad, señora, el decoro,

   
 

que yo no os puedo escuchar.

   

CONDESA

No obstante. Le conocí;

   
 

y aquél fue un amor inmenso:

505

 
 

aún siento, cuando lo pienso,

   
 

el fuego latir en mí...

   

ANDREA

¡Pero él nunca os amó!

   

CONDESA

No lo sé; pero en mi mente

   
 

brotó un relámpago ardiente

510

 
 

¡que mi existencia alumbró!

   
 

Su terrible indiferencia

   
 

era un fatal incentivo;

   
 

sabed que aun casada, vivo

   
 

para él, y mi existencia

515

 
 

va tras la suya a distancia,

   
 

y al saber que él os adora

   
 

¡fuego de celos devora

   
 

mi corazón!...

   

ANDREA

¡Qué arrogancia!

   

CONDESA

Sé que os ama, que os adora,

520

 
 

que sois alma de su alma...

   

ANDREA

No sé cómo tengo calma

   
 

para escucharos, señora.

   

CONDESA

Aguardad...

   

ANDREA

¡Acabad presto;

   
 

y no abuséis, por Dios santo,

525

 
 

de mi paciencia!

   

CONDESA

El quebranto

   
 

que sufro os va a ser funesto.

   

ANDREA

Pláceme vuestra deshonra

   
 

y que el dolor os taladre.

   
 

Tenéis que callar. ¡Mi padre

530

 
 

pendiente está de su honra;

   
 

y si la fortuna ingrata

   
 

viene a romper este velo,

   
 

señora, llamad al cielo

   
 

que os ayude, porque os mata!...

535

 

CONDESA

No lo sabrá; no, por Dios,

   
 

os lo juro por mi nombre:

   
 

las dos amamos a un hombre:

   
 

¡lo perderemos las dos!

   

ANDREA

¡O calláis, u os escarmiento!

540

 

CONDESA

Don Félix de Montemar

   
 

debe esta noche casar

   
 

con Beatriz...

   

ANDREA

¡Mentís!

   

CONDESA

¡No miento!

   

ANDREA

Vos queréis que yo maldiga

   
 

hasta el día en que nací...

545

 

CONDESA

Mi afán lo ha querido así,

   
 

es de mis celos la intriga.

   

ANDREA

¿Con que se casa?

   

CONDESA

¡Sí, a fe!

   
 

Desterrad toda esperanza.

   

ANDREA

¡Venganza!... ¡quiero venganza!

550

 
 

¡Lo juro... me vengaré!

   
 

¡Salid de aquí!

   

CONDESA

Quedaros vos

   
 

en esta cárcel sombría.

   
 

¡Gózate, venganza mía!

   

ANDREA

¡Que salgáis!

   

CONDESA

Quedad con Dios.

555

 
       
       

Escena VIII

     
       

La ABADESA y ANDREA

     
       

ABADESA

¡Cielo santo, qué turbión!

   
 

¡Y qué va a pasar aquí!

   

ANDREA

¡Cayendo está sobre mí

   
 

del cielo la maldición!

   
 

¡Casado!... no, por quien soy;

560

 
 

aliento brío y coraje.

   
 

¡Pero esta reja!... ¡este traje!....

   
 

¡todo a quebrantarlo voy!

   
 

¡Ligas que forjó la suerte

   
 

sobre mi existencia triste;

565

 
 

sombra que el cielo reviste:

   
 

silencio horrible de muerte!

   
 

¡Cárcel que encierras mi vida [94]

   
 

cuyo sol toca a su ocaso;

   
 

rejas que cierran mi paso;

570

 
 

ved esta llama encendida

   
 

que el corazón me devora

   
 

y está quemando mis venas!...

   
 

Sorbo el llanto; y mis cadenas

   
 

¡voy a quebrantar ahora!

575

 

ABADESA

(Con ansiedad.)

   
 

¿Qué pensáis?

   

ANDREA

(Resuelta.)

   
 

¡Dadme la llave!

   

ABADESA

¡No la tengo!

   

ANDREA

(Amenazándola.) ¡Os exponéis!

   

ABADESA

Aquí está, mas no podréis

   
 

salir...

   

ANDREA

En mi pecho cabe

   
 

de venganza tal deseo,

580

 
 

que si al instante no salgo

   
 

vais a ver lo que yo valgo;

   
 

¡y que es funesto preveo!

   

ABADESA

Por la puerta de la iglesia

   
 

podéis salir, sor Andrea...

585

 

ANDREA

¡Yo abriré con una tea

   
 

estas puertas!

   
       

(Se va corriendo.)

     
       

ABADESA

¡Ay, magnesia!

   
       
       

Escena IX

     
       

La ABADESA, sola

     
       

ABADESA

¡Jesús!, es un energúmeno

   
 

con ese ciento satánico;

   
 

si encuentra algún catecúmeno

590

 
 

lo va a hacer morir de pánico...

   
 

Ya de mis huesos la médula

   
 

se hiela... no encuentra obstáculo;

   
 

¡hoy pone al convento cédula

   
 

y quema hasta el tabernáculo!...

595

 
 

¡Qué rostro!, ¡qué horrible físico!

   
 

¡Me causa un dolor hepático!

   
 

¡Si al más gordo vuelve tísico

   
 

y rompe el nervio simpático!

   
 

Vuela doquier como un tábano;

600

 
 

su ardor febril es erótico;

   
 

y le va a importar un rábano

   
 

darnos a todos narcótico.

   
 

Su corazón es escéptico...

   
 

Ya estoy cansada de escándalos;

605

 
 

caigo como un epiléptico

   
 

en tina entrada de vándalos.

   
 

Éste es el diablo. ¡Camándula!

   
 

Es un demonio católico

   
 

que ha metido esta farándula,

610

 
 

y en el convento este cólico.

   
       

(Se oye el toque de fuego.)

     
       
 

¿Qué es ese toque terrífico

   
 

que nada tiene de ascético?

   
 

¡Fuego!, ¡fuego!, ¡un sudorífico!

   
 

¡Yo quiero tártaro emético!

615

 
       
       

Escena X

     
       

(Dicha y las MONJAS. Todos en desorden.)

     
       

MONJAS

¡Jesús! ¡Jesús!

   

ABADESA

¡Padre lego!

   
 

¡Dios mío!, ¿por dónde corro?

   
 

¡Es un incendio; socorro!

   

TODAS

¡Fuego, fuego, fuego, fuego!

   
       
       

Escena XI

     
       

(Dichos y ANDREA, en traje de hombre y con la espada en la mano.)

     
       

ABADESA

¿Adónde vais?

   

ANDREA

¡Callad vos!

620

 
 

Me abro paso entre las rejas.

   
 

¡Consuma el fuego a estas viejas,

   
 

y que me perdone Dios!

   
       

FIN DEL ACTO PRIMERO

     

Acto segundo


El teatro representa un gran salón. Galería en el fondo. Puertas laterales. En el centro una mesa elegantemente servida. Es de noche.

       
         
         

Escena I

       
         

(El MAYORDOMO y los CRIADOS, concluyendo de disponer el salón.)

       
         

CRIADO

 

Jamás hemos presenciado

   
   

una fiesta más espléndida.

   

MAYORDOMO

 

Como que don Juan de Lara

   
   

no halla rival en su hacienda;

   
   

rico, poderoso, noble,

5

 
   

por eso aquí el lujo reina.

   

CRIADO

 

¡Doña Beatriz es hermosa!

   

MAYORDOMO

 

¡Es sin rival su belleza!

   
   

Feliz el novio, hijo mío,

   
   

que tales prendas se lleva;

10

 
   

don Félix de Montemar

   
   

bien sabe lo que se pesca.

   
   

¡Capitán afortunado,

   
   

gran dote y linda doncella! [95]

   

CRIADO

 

Va a comenzar el sarao.

15

 

MAYORDOMO

 

Un máscara se presenta.

   
         
         

Escena II

       
         

Dichos y ANDREA enmascarada

       
         

MAYORDOMO

 

¿Qué se ofrece al disfrazado?

   

ANDREA

 

Sólo darte estas monedas.

   
   

(Se las da.)

   

MAYORDOMO

 

Es buen principio, a fe mía.

   
   

¿Y que queréis?

   

ANDREA

 

Que me atiendas.

20

 

MAYORDOMO

 

Ya escucho al del antifaz;

   
   

que debe ser excelencia.

   

ANDREA

 

Vas a responderme presto.

   
   

¿Qué significa esta fiesta?

   

MAYORDOMO

 

Sin duda venís de China

25

 
   

o de África, ¡qué bobera!

   

ANDREA

 

¡Responded a mi pregunta

   
   

que a hervir ya mi sangre empieza!

   

MAYORDOMO

 

Bríos el máscara tiene.

   

ANDREA

 

¡Y coraje!

   

MAYORDOMO

 

Su impaciencia

30

 
   

calme, que allá va la historia

   
   

que toda la ciudad cuenta.

   
   

Don Félix de Montemar,

   
   

capitán de la nobleza,

   
   

rico, apuesto, muy galante,

35

 
   

caballeroso y etcétera...

   

ANDREA

 

Habláis hasta por los codos.

   
   

Continuad, que me interesa.

   

MAYORDOMO

 

Es el mortal más dichoso

   
   

que existe sobre la tierra...

40

 
   

cuando menos lo pensaba,

   
   

lo hace llamar su excelencia

   
   

el virrey, y lo anonada

   
   

con una noticia inmensa,

   
   

¡piramidal!

   

ANDREA

 

¡Por el diablo!

45

 
   

¡No me rompáis la cabeza!

   

MAYORDOMO

 

Le dice que allá en la corte

   
   

de Madrid, hay quien anhela

   
   

un enlace de familia

   
   

con los De Lara...

   

ANDREA

 

(Aparte.) ¡Qué afrenta!

50

 

MAYORDOMO

 

Y que va el rey intervino.

   
   

y que... ya entendéis la gresca...

   
   

doña Beatriz ha llorado...

   
   

su pobre novio protesta;

   
   

pero no hay remedio, amigo,

55

 
   

los esponsales se arreglan.

   
   

Ya los novios han firmado,

   
   

y en su honor se da esta fiesta.

   

ANDREA

 

¿Y cuándo es el casamiento?

   

MAYORDOMO

 

Sólo las galas se esperan.

60

 

ANDREA

 

De doña Beatriz el novio,

   
   

¿cómo se llama?

   

MAYORDOMO

 

Es quimera

   
   

hasta hablar de ese infelice

   
   

que un gran desengaño lleva.

   

ANDREA

 

Decid su nombre, ¡o por Cristo,

65

 
   

que os aligero la lengua!

   

MAYORDOMO

 

Don Juan de Saldaña se llama,

   
   

y es capitán.

   

ANDREA

 

¡Brava pena!

   
   

Le he conocido en España

   
   

por valiente y calavera.

70

 
   

Está bien.

   

MAYORDOMO

 

¿No se os ofrece

   
   

algo más?

   

ANDREA

 

Que estéis alerta...

   

MAYORDOMO

 

¡Bien!...

   

ANDREA

 

Necesitaros puedo...

   

MAYORDOMO

 

Como gustéis...

   

ANDREA

 

Tened cuenta

   
   

que hay oro...

   

MAYORDOMO

 

Tras él navego.

75

 

ANDREA

 

Pues te tendrá buena cuenta.

   
   

¿Puedes resolverte a todo?

   

MAYORDOMO

 

A todo.

   

ANDREA

 

Sí, como suena.

   

MAYORDOMO

 

Sí, yo a todo estoy dispuesto,

   
   

como paguéis.

   

ANDREA

 

Mis monedas

80

 
   

son oro.

   

MAYORDOMO

 

Así Me acomoda;

   
   

y habladme que estoy de prisa.

   

ANDREA

 

Pues necesito un narcótico

   
   

que no falle...

   

MAYORDOMO

 

¡Ésa es empresa

   
   

que debe costaros mucho!

85

 

ANDREA

 

No me rompáis la cabeza,

   
   

¡con mil diablos!

   

MAYORDOMO

 

Pues lo tengo.

   

ANDREA

 

Pues al servir esta mesa,

   
   

a todos los concurrentes

   
   

les daréis...

   

MAYORDOMO

 

En las botellas

90

 
   

lo verteré: en el momento

   
   

dormirán a pierna suelta.

   

ANDREA

 

Pues toma eso adelantado.

   

MAYORDOMO

 

Oh, descuide, su excelencia,

   
   

es un narcótico puro.

95

 

ANDREA

 

Si no cumples con tu oferta,

   
   

¡mira!

   
   

(Enseñándole un puñal.)

   

MAYORDOMO

 

Es inútil del todo;

   
   

¡yo soy hombre de conciencia!

   
   

¡Dormirán, os lo prometo! [96]

   

ANDREA

 

Cuenta con cumplir. ¡Alerta!

100

 
         

(Se va el MAYORDOMO.)

       
         
   

Está arreglado el negocio.

   
   

El capitán. (Viendo a SALDAÑA.)

   
   

¡Que me alegra!

   
         
         

Escena III

       
         

El CAPITÁN SALDAÑA y ANDREA

       
         

CAPITÁN

 

Es espantoso este afán;

   
   

siento en mi dolor, estrecho

   
   

el cóncavo de mi pecho,

105

 
   

¡para sufrir!...

   

ANDREA

 

¡Capitán!

   

CAPITÁN

 

¿Me conocéis?

   

ANDREA

 

¡Sí, por Dios!

   
   

Os conocí desde España;

   
   

y vamos a hablar, Saldaña,

   
   

aquí, un momento los dos.

110

 

CAPITÁN

 

¿Qué me tenéis que decir

   
   

ni yo escucharos con calma,

   
   

cuando en pedazos el alma

   
   

tengo de tanto sufrir?

   
   

¡El infierno en mi camino

115

 
   

con ímpetu se atraviesa!

   

ANDREA

 

Ved que hablaros me interesa...

   

CAPITÁN

 

Hablad, que de mi destino

   
   

no cambiaréis el sendero.

   

ANDREA

 

¡Quien Sabe!

   

CAPITÁN

 

El del antifaz,

120

 
   

¿me conoce?

   

ANDREA

 

Sois tenaz,

   
   

y yo consolaros quiero...

   

CAPITÁN

 

¡Que consuelo cabe en mí,

   
   

cuando la mujer que adoro,

   
   

se vende al brillo del oro,

125

 
   

olvida mi frenesí!

   
   

¡En mi hondo afán no repara,

   
   

y olvida, ingrata, mi amor!

   
   

¡Veré si tiene valor

   
   

para verme, cara a cara!

130

 

ANDREA

 

¡Por Dios, que estáis imprudente!

   

CAPITÁN

 

De todo me hallo capaz...

   

ANDREA

 

Si os quitáis el antifaz,

   
   

os perdéis.

   

CAPITÁN

 

¡Estoy demente!

   

ANDREA

 

No me conocéis, Saldaña,

135

 
   

yo soy un hombre de honor;

   
   

fiad en mí, tened valor.

   

CAPITÁN

 

Vuestra entereza me extraña.

   

ANDREA

 

No la extrañéis, ¡vive Dios!,

   
   

que si la venganza os guía,

140

 
   

vuestra venganza es la mía;

   
   

ella nos une a los dos...

   
   

Don Félix de Montemar,

   
   

de mi hermana prometido,

   
   

se casa hoy, y he venido

145

 
   

tamaño ultraje a vengar...

   
   

Impulsado por mi saña

   
   

le vengo a insultar aquí;

   
   

tiene de matarme a mí,

   
   

o yo le mato, Saldaña;

150

 
   

mas quiero antes de matarle,

   
   

si el diablo me presta ayuda,

   
   

lo juro, no tengáis duda,

   
   

capitán, quiero infamarle.

   

CAPITÁN

 

No os comprendo...

   

ANDREA

 

Fácil es;

155

 
   

¿tenéis listo vuestro acero?

   

CAPITÁN

 

Listo; y ayudaros quiero

   
   

con el más vivo interés.

   

ANDREA

 

Bien claro en vos se demuestra,

   
   

capitán; tened un coche

160

 
   

a la puerta, que esta noche

   
   

doña Beatriz será vuestra.

   

CAPITÁN

 

¿Os burláis?

   

ANDREA

 

¡Idos al diablo!

   
   

No mostréis desconfianza;

   
   

se hunde aquí nuestra venganza

165

 
   

si pronunciáis un vocablo.

   

CAPITÁN

 

No me ha de faltar aliento;

   
   

empeño sangre toda.

   

ANDREA

 

No ha de llorar esta boda

   
   

mi hermana, allá en el convento.

170

 

CAPITÁN

 

¿El vizconde de Cifuente

   
   

sois vos?

   

ANDREA

 

Y en el regimiento

   
   

alférez.

   

CAPITÁN

 

Conocimiento

   
   

muy honroso...

   

ANDREA

 

Antecedentes

   
   

tengo de grande valía.

175

 
   

Os doy mi amistad...

   
         

(Le tiende la mano.)

       
         

CAPITÁN

 

¡Muy bien!

   
   

Pero recordad también

   
   

que os puede servir la mía.

   
   

(Viendo a la CONDESA.)

   

ANDREA

 

Mi madrastra. Idos de aquí

   
   

y no me perdáis de vista.

180

 

CAPITÁN

 

¿Preparáis una conquista?

   

ANDREA

 

¡Una gran conquista, sí!

   
         

(Se va SALDAÑA.)

       
         
         

Escena IV

       
         

ANDREA, la CONDESA y un MÁSCARA

       
         

CONDESA

 

Gracias, me quedo un momento...

   

MÁSCARA

 

¿Tan pronto? [97]

   

CONDESA

 

Estoy muy cansada.

   

MÁSCARA

 

Pues te dejo acompañada.

185

 

CONDESA

 

Gracias.

   
         

(Se va el MÁSCARA.)

       
         

ANDREA

 

La cólera siento

   
   

invadir mi sangre toda,

   
   

tendré sobre mí, poder;

   
   

¡aborrezco a esta mujer!...

   
         

(Acercándose.)

       
         
   

Si a la dama le acomoda

190

 
   

el que le haga compañía

   
   

un galante caballero,

   
   

el ser su pareja quiero,

   
   

como vos queráis ser mía.

   

CONDESA

 

Me parecéis atrevido...

195

 

ANDREA

 

Siempre lo fui con las bellas,

   
   

y con dulce afán, sus huellas

   
   

por donde quiera he seguido.

   

CONDESA

 

¿Sabéis que yo soy hermosa?

   

ANDREA

 

Bien lo dice esa fugaz

200

 
   

mirada que el antifaz

   
   

no encubre; labios de rosa,

   
   

leve y hermosa cintura,

   
   

y entre los pliegues, se ve

   
   

destacar el lindo pie

205

 
   

que lleváis en miniatura.

   
   

Esa figura simpática

   
   

revela vuestra belleza,

   
   

y denuncia la nobleza

   
   

esa mano aristocrática.

210

 
   

Me parece adivinar

   
   

quién sois...

   

CONDESA

 

¡Decidme, lo quiero!

   

ANDREA

 

A mi fe de caballero,

   
   

no sé, condesa, faltar.

   

CONDESA

 

¿Quién sois vos?

   

ANDREA

 

Si lo dijera,

215

 
   

o lo pensara decir,

   
   

inútil era encubrir

   
   

la faz.

   

CONDESA

 

¡Y si yo quisiera!...

   
   

Mi insistencia no os asombre...

   

ANDREA

 

¿Que mi nombre revelara?

220

 
   

Os mostraría mi cara

   
   

y os dijera hasta mi nombre.

   

CONDESA

 

Tal vez os vais a encontrar

   
   

con que ya lo sé.

   

ANDREA

 

¡Quimeras!

   

CONDESA

 

Mirad que os hablo de veras,

225

 
   

«don Félix de Montemar».

   

ANDREA

 

Yo no sé mentir, señora;

   
   

soy don Félix que la huella

   
   

os sigue, y busca su estrella

   
   

porque rendido os adora.

230

 
   

Don Félix que por su mal

   
   

hoy cumple forzosa ley

   
   

con la voluntad del rey,

   
   

dando a su amor un rival.

   
   

¡Sí, don Félix que agitado

235

 
   

va tras de vos en su afán!...

   

CONDESA

 

¿Habláis serio, capitán?

   

ANDREA

 

¡Nunca como ahora he amado!

   
   

En silencio mi pasión,

   
   

como un volcán ha crecido;

240

 
   

sombras le pedí al olvido

   
   

y se rehusó el corazón:

   
   

tal vez porque está mi rostro

   
   

cubierto, el valor me alienta;

   
   

ved la terrible tormenta

245

 
   

del alma que ante vos postro.

   
   

¡Tened compasión de mí,

   
   

yo aborrezco a la De Lara!

   

CONDESA

 

¡Callad, por Dios!

   

ANDREA

 

Y rehusara

   
   

su mano en mi frenesí.

250

 

CONDESA

 

¿Tenéis valor?

   

ANDREA

 

¡Sí, le tengo!

   
   

Proponed, señora, el modo

   
   

de evadir, resuelto a todo,

   
   

esa demanda sostengo.

   

CONDESA

 

Pues bien, Montemar, yo os amo,

255

 
   

como vos me amáis a mí.

   

ANDREA

 

Habladme, condesa, así.

   
   

Por compasión lo reclamo.

   

CONDESA

 

¿Desafiáis a la suerte?

   

ANDREA

 

Con el alma y el aliento;

260

 
   

señora, ¡en este momento

   
   

combatiera con la muerte!

   

CONDESA

 

¡Bien, muy bien! Venid conmigo

   
   

y dejemos este suelo,

   
   

donde no encuentra consuelo

265

 
   

nuestro amor, ni un dulce abrigo.

   

ANDREA

 

¡Acepto! ¡Inmensa fortuna!...

   
   

Permitidme que lo exija,

   
   

condesa, vuestra sortija...

   
   

(Se la da.)

   
   

Esperadme al dar la una,

270

 
   

cuando os la presente aquí;

   
   

no extrañéis si un nuevo traje...

   

CONDESA

 

Comprendo... estamos de viaje...

   
   

¿Me amáis, don Félix?

   

ANDREA

 

¡Ah!, ¡sí!

   
         
         

Escena V

       
         

ANDREA sola

       
         

ANDREA

 

Infame, mujer procaz;

275

 
   

deshonra vil de un esposo,

   
   

no has visto el rayo furioso

   
   

brillar tras el antifaz;

   
   

la pulsación de mi mano, [98]

   
   

¿no te habló de mi venganza

280

 
   

ni mi rencor inhumano?

   
   

¡Horas de tu suerte insanas,

   
   

ante mi afán vengador

   
   

te arrastran!... ¡El deshonor

   
   

no caerá sobre sus canas!...

285

 
   

¡Tú me retaste, y el reto

   
   

acepté; tremenda guerra!

   
   

¡Vivirás en esta tierra,

   
   

con tu deshonra en secreto!

   
         

(Aparece un grupo de máscaras del que se desprende el CONDE DE CIFUENTE.)

       
         
         

Escena VI

       
         

ANDREA, el CONDE y MÁSCARAS.

       
         

CONDE

 

Dejadme en paz, que la broma

290

 
   

es pesada, ¡idos al diablo!

   

ANDREA

 

(Aparte.) ¡Mi padre!

   
   

¡Infernal canalla!

   

CONDE

 

Me tienen atarantado...

   
   

¡Hola, otro máscara aquí!

   

ANDREA

 

En mí no pongáis reparo,

295

 
   

soy un máscara ambulante;

   
   

un máscara como tantos.

   

CONDE

 

Éste lo toma a lo serio;

   
   

¡bravo por el joven, bravo!

   

ANDREA

 

Como que en serio hablar quiero.

300

 

CONDE

 

Pues hablad...

   

ANDREA

 

Ved que si hablo

   
   

os puede pesar...

   

CONDE

 

Misterios

   
   

tiene el buen enmascarado.

   

ANDREA

 

¡Misterios!, pero de honra,

   
   

¿comprendéis?

   

CONDE

 

No, ni un vocablo.

305

 

ANDREA

 

Tal vez os afecten, conde...

   

CONDE

 

¿Me bromeáis? ¡Por San Pablo!

   
   

Que a la primera palabra

   
   

de ofensa, aunque soy anciano,

   
   

el acero de otros tiempos

310

 
   

puede sostener mi mano.

   

ANDREA

 

¡Conmigo, nunca!

   

CONDE

 

¡Acabemos!

   
   

Por mi parte no habrá entrambos

   
   

porque reñir...

   

ANDREA

 

Escuchadme,

   
   

que no es broma...

   

CONDE

 

Pues estamos

315

 
   

solos; romped el silencio.

   

ANDREA

 

Pues jurad que mi relato

   
   

oiréis con calma...

   

CONDE

 

¡Lo juro!

   
   

Vamos al asunto...

   

ANDREA

 

¡Vamos!...

   
   

¿Confiáis en vuestra esposa?

320

 

CONDE

 

¡Juro a Dios!

   
         

(Echa mano a la espada.)

       
         

ANDREA

 

¡Tened la mano!...

   
   

O llena de duda el alma,

   
   

os dejo, conde, y me marcho...

   

CONDE

 

Me daréis cuenta de la honra

   
   

¡con vuestra vida!

   

ANDREA

 

¡Qué ingrato

325

 
   

sois con el mejor amigo

   
   

que tenéis!

   

CONDE

 

Hablemos claro.

   
   

¿Os burláis?

   

ANDREA

 

Que no me burlo;

   
   

¡os lo juro, por Dios santo!

   

CONDE

 

Me hacéis temblar...

   

ANDREA

 

Señor conde,

330

 
   

tocadme: yo estoy temblando...

   

CONDE

 

Hablad, tened compasión

   
   

de un triste y mísero anciano,

   
   

que presume su deshonra

   
   

y que se siente burlado.

335

 

ANDREA

 

¡No, por Dios!, que si tal fuera,

   
   

no estaríamos hablando...

   

CONDE

 

No os conozco, caballero,

   
   

y ya sin querer os amo.

   

ANDREA

 

Pues oídme: aquí esta noche

340

 
   

en medio de este sarao,

   
   

contra vos se conspiraba...

   
   

¡Vuestro honor!... ¡fiero sarcasmo!

   
   

Vuestra esposa envilecida

   
   

que ya sin respeto humano

345

 
   

se burla de vos...

   

CONDE

 

¡La muerte!

   
   

¡Que venga tras este dardo

   
   

que mi corazón ha herido,

   
   

causándome horrible estrago!

   

ANDREA

 

Me equivocó con su amante,

350

 
   

y una fuga concertando...

   

CONDE

 

¿Es posible tal infamia?

   
   

¿No hay Dios que me dé su amparo?

   
   

¡Pero eso es una mentira;

   
   

no, no, que os estáis burlando!

355

 

ANDREA

 

¿Conocéis esta sortija?

   

CONDE

 

¡Es la suya; cielo santo!

   

ANDREA

 

Pues bien; tomad un disfraz...

   

CONDE

 

Pero...

   

ANDREA

 

No pongáis reparo;

   
   

y venid a la una en punto

360

 
   

a este salón; no hay cuidado,

   
   

ella vendrá en vuestra busca;

   
   

no pronunciéis un vocablo; [99]

   
   

enseñadle la sortija,

   
   

y os seguirá...

   

CONDE

 

¡Caso extraño!

365

 
   

¡Tomaré cruda venganza!

   
   

¡Sí, de mi honor ultrajado!

   

ANDREA

 

¿Qué vais a hacer, señor conde?

   

CONDE

 

¡A matarla!

   

ANDREA

 

Es un mal paso

   
   

que os puede pesar mañana.

370

 

CONDE

 

¿Qué hacer entonces?

   

ANDREA

 

La ofensa

   
   

es grave, conde, pensadlo.

   
   

Mas sabed, y mucho importa,

   
   

que no ha llegado a faltaros.

   

CONDE

 

Saborearé mi venganza,

375

 
   

en un convento guardando

   
   

esa podrida existencia,

   
   

con su roedor gusano.

   
   

¡Morirá tras esas rejas

   
   

sin ver la luz del sol claro,

380

 
   

desesperada, maldita

   
   

entre las sombras del claustro! (Se va.)

   
         
         

Escena VII

       
         

ANDREA, después DON JUAN SALDAÑA

       
         

ANDREA

 

Mi venganza está cumplida;

   
   

¡la pena del Talión, bravo!

   
   

La casada entróse monja,

385

 
   

y la monja... ¡está danzando!

   
   

¡Hola, capitán, venid,

   
   

que ya nos pide el sarao!

   

CAPITÁN

 

Dejadme aquí, ¡vive Cristo!,

   
   

que yo estoy desesperado...

390

 

ANDREA

 

Las dos, y Beatriz es vuestra;

   
   

vamos, apretad la mano,

   
   

miradla; busca al esposo

   
   

y encuentra a vos, hablad claro,

   
   

preparadla con palabras,

395

 
   

ablandadla con el llanto,

   
   

o decidla que esta noche

   
   

¡carga con los dos el diablo! (Se va.)

   
         
         

Escena VIII

       
         

DON JUAN y BEATRIZ

       
         

DON JUAN

 

¡Beatriz, Beatriz!

   

BEATRIZ

 

¡Capitán!

   
   

¿Vos aquí?

   

DON JUAN

 

Mi pecho ardiente

400

 
   

al perderos de repente,

   
   

os busca con tierno afán.

   
   

Mirad que estoy ofendido,

   
   

y en la noche sepultado,

   
   

de un dolor nunca esperado,

405

 
   

de un dolor nunca sentido.

   
   

¡Os casáis!... ¡Terrible suerte!

   
   

¡Y aún respiro todavía!

   
   

¿Por qué a mi horrible agonía

   
   

no acude airada la muerte?

410

 
   

¡Os casáis!, ponéis un mundo

   
   

de amargura entre los dos...

   
   

¿Pues qué, ya no existe Dios?

   

BEATRIZ

 

¡Calmad el dolor profundo!

   
   

Los dos sufrimos lo mismo,

415

 
   

también yo soy desgraciada.

   
   

¡Como a vos, la suerte airada

   
   

me sepulta en un abismo!

   

DON JUAN

 

¡Sed a mis quejas sensible;

   
   

calmad mi acerbo sufrir!...

420

 
   

Busquemos el porvenir;

   
   

seguidme, pues.

   

BEATRIZ

 

¡Imposible!

   
   

De don Félix prometida,

   
   

está empeñada mi fe;

   
   

y no retrocederé

425

 
   

aun a costa de mi vida.

   
   

¡Sé lo que debo a mi honor

   
   

y a lo ilustre de mi cuna;

   
   

cébese en mí la fortuna,

   
   

despedáceme el dolor!...

430

 
   

¡Que si el destino inclemente,

   
   

pudo hacerme desgraciada,

   
   

encontrará levantada

   
   

y siempre pura mi frente!

   

DON JUAN

 

¿No os conmueve mi dolor,

435

 
   

mi desesperado afán?

   

BEATRIZ

 

Sabed cumplir, capitán,

   
   

vuestros deberes de honor...

   

DON JUAN

 

Ved que estoy en el delirio;

   
   

y que mi martirio es doble,

440

 
   

al ver a ese hombre...

   

BEATRIZ

 

Sed noble,

   
   

y aceptemos el martirio...

   

DON JUAN

 

¡No, por quien soy, desgraciada!

   
   

¡Yo no os dejaré jamás!

   
         

(Le toma una mano.)

       
         

BEATRIZ

 

¡Capitán, echad atrás;

445

 
   

soy una mujer casada!

   

DON JUAN

 

Y qué se me importa a mí,

   
   

que seáis casada o no,

   
   

si el burlado he sido yo

   
   

y vos me tratáis así.

450

 
   

Yo soldado de la flota,

   
   

no haré un papel de cordero,

   
   

que si noble y caballero, [100]

   
   

puede sufrir la derrota

   
   

de una dama, ¡ira de Dios!,

455

 
   

no he de tolerar que un hombre

   
   

haga burla de mi nombre,

   
   

¡ya es cuestión entre los dos!

   

BEATRIZ

 

Ese paso injusto fuera

   
   

sin que aventajaseis nada.

460

 

DON JUAN

 

Entre la gente de espada

   
   

la cosa es de otra manera.

   

BEATRIZ

 

¡Me tratáis cual no merezco!

   

DON JUAN

 

No, como debo, tal vez...

   

BEATRIZ

 

A raya vuestra altivez.

465

 
   

¡Capitán, os aborrezco!

   
   

Se rompieron nuestros lazos,

   
   

¡quedad con Dios! (Se va.)

   

DON JUAN

 

¡Furia insana!

   
   

¡Tú despertarás mañana,

   
   

sin orgullo, entre mis brazos!

470

 
         

(Al salir BEATRIZ, que se ha puesto el antifaz, se encuentra con un gran grupo de MÁSCARAS que llega del salón con DON FÉLIX, también disfrazado. Toma del brazo a DOÑA BEATRIZ.)

       
         
         

Escena IX

       
         

Dichos, DON FÉLIX y los MÁSCARAS

       
         

DON FÉLIX

 

¿Qué hacéis aquí, capitán,

   
   

con esa cara tan larga?

   

DON JUAN

 

Si venís a darme carga,

   
   

perdéis el tiempo.

   

DON FÉLIX

 

Don Juan,

   
   

tenéis los carrillos rojos,

475

 
   

la frente descolorida,

   
   

y una lágrima perdida

   
   

se está asomando a los ojos;

   
   

no lo toméis a lisonja.

   

DON JUAN

 

(Con desdén.) Yo tampoco la merezco;

480

 
   

¿decidme si comparezco

   
   

ante un militar o monja?

   

DON FÉLIX

 

Ésa no es cosa que aquí

   
   

os pudiera contestar,

   
   

mas si lo queréis probar,

485

 
   

eso me es fácil a mí.

   
   

No, por Dios, sois muy valiente...

   

DON JUAN

 

¡Más que vos, bien puede ser...

   

DON FÉLIX

 

¿Me insultáis?

   

DON JUAN

 

(Al oído.) Una mujer

   
   

lleváis al brazo imprudente.

490

 

DON FÉLIX

 

Mañana al rayar el día,

   
   

don Juan, os iré a matar.

   

DON JUAN

 

Bien, señor de Montemar,

   
   

confío en vuestra hidalguía.

   

DON FÉLIX

 

¡A la mesa, compañeros,

495

 
   

que ya la broma ha pasado!

   
         

(Se pone la careta.)

       
         

TODOS

 

¡A la mesa!

   
         

(Se sientan y comienzan a beber.)

       
         

DON JUAN

 

(Aparte.) ¡Estoy salvado!

   
   

Cruzaremos los aceros.

   
         
         

Escena X

       
         

(Dichos, el CONDE con ANDREA, la CONDESA por el lado opuesto. Entran disfrazados; aprovechando el desorden se acerca el CONDE a la CONDESA.)

       
         

CONDE

 

Llegó el momento fatal.

   

ANDREA

 

Valor, seguid adelante...

500

 

CONDE

 

¿Conocéis este brillante?

   
   

(A la CONDESA recatadamente.)

   

CONDESA

 

Por lo menos es igual.

   
   

¿No tenéis palabra alguna

   
   

que decirme?

   

CONDE

 

Sí, condesa,

   
   

y decirla me interesa...

505

 
   

Escuchad, suena la una...

   

CONDESA

 

Dadme el brazo; ¿estáis temblando?

   

CONDE

 

No hagáis caso, es la emoción...

   
   

¡Se me parte el corazón!

   

ANDREA

 

(Aparte.)

   
   

¡Por Dios, que me estoy vengando!

510

 

CONDESA

 

¡Don Félix, presto de aquí

   
   

salgamos. ¡Felice noche!

   

CONDE

 

Todo está dispuesto, el coche

   
   

está esperando... ¡Ay de mí!

   

CONDESA

 

¿No veis al conde?

   

CONDE

 

Se ha ido...

515

 

CONDESA

 

Don Félix, ¿estáis seguro?

   

CONDE

 

Se ha visto salir, ¡lo juro!

   
         

(Salen recatadamente.)

       
         

ANDREA

 

¡Se marcha con el marido!

   
   

Piensa llegado el momento

   
   

de su impura mala fe;

520

 
   

¡y se va a encontrar con que

   
   

la está esperando el convento!

   
         
         

Escena XI

       
         

Dichos menos el CONDE y la CONDESA

       
         

DON FÉLIX

 

¡Abajo caretas!

   

TODOS

 

¡Fuera!

   
         

(Se descubren.)

       
         

DON FÉLIX

 

¡Mirémonos cara a cara!

   

DON JUAN

 

¡Por doña Beatriz de Lara!

525

 
         

(Brindando.) [101]

       
         

ANDREA

 

No bebáis.

   
   

(Al oído de DON JUAN.)

   

DON JUAN

 

Si no bebiera,

   
   

¡qué dirían!

   

ANDREA

 

¡Montemar,

   
   

por vuestra dicha sin nombre!

   
         

(Brindando.)

       
         

DON FÉLIX

 

¡El máscara es todo un hombre!

   

ANDREA

 

Me agrada por vos brindar.

530

 

DON FÉLIX

 

Acepto.

   

ANDREA

 

El jardín de flores

   
   

que el destino daros quiso,

   
   

se convirtió en paraíso;

   
   

a la luz de estos amores,

   
   

¿quién recuerda aquellos días,

535

 
   

en que de entusiasmo lleno,

   
   

de cariño latió el seno

   
   

en amorosas porfías

   
   

del combate de la vida

   
   

salió ilesa vuestra malla,

540

 
   

y en esa ruda batalla

   
   

no tuvisteis una herida;

   
   

alcanzasteis mucha gloria,

   
   

sí, Montemar, mucha, mucha,

   
   

pero acaso de la lucha

545

 
   

os quede alguna memoria...

   

BEATRIZ

 

¡Don Félix!

   

DON FÉLIX

 

Por vida mía

   
   

que no conservo ninguna.

   

ANDREA

 

Montemar, vuestra fortuna

   
   

al destino desafía,

550

 
   

¿quién va a recordar ahora

   
   

en este dulce momento,

   
   

si en la celda de un convento

   
   

hay una mujer que llora...

   

DON FÉLIX

 

¡Brindemos por el olvido!

555

 

ANDREA

 

¡Sí, brindemos, Montemar!

   

DON FÉLIX

 

Ya me comienzo a turbar;

   
   

siento un terrible vahído.

   
   

¿Quién sois?

   
         

(Ya aturdido por el narcótico.)

       
         

ANDREA

 

No importa quién sea.

   

DON FÉLIX

 

Cese el capricho tenaz

560

 
   

y quitad ese antifaz.

   
         

(Le arranca el antifaz.)

       
         

ANDREA

 

¡Miserable!

   

TODOS

 

¡Sor Andrea!

   

BEATRIZ

 

¡Yo desfallezco! (Se desmaya.)

   

DON FÉLIX

 

¡Dios mío!

   
   

(Ya narcotizado.)

   
   

¿Qué es lo que pasa por mí?

   

ANDREA

 

Calmad vuestro frenesí.

565

 

DON FÉLIX

 

¡Andrea!

   

ANDREA

 

¡Qué desvarío!

   
   

Soy su hermano, caballero,

   
   

que viene a lavar la afrenta

   
   

de aquella ofensa sangrienta

   
   

con la punta de su acero.

570

 
   

Su hermano, que a castigar

   
   

viene aquí vuestro delito;

   
   

vuestra sangre necesito,

   
   

ya lo sabéis, Montemar.

   
   

Ni admito satisfacción,

575

 
   

ni satisfacciones quiero,

   
   

a los golpes de mi acero

   
   

me la dará el corazón.

   
   

La visteis indiferente,

   
   

sepultada en su quebranto,

580

 
   

¡cada gota de su llanto

   
   

vale de sangre un torrente!

   

DON FÉLIX

 

Pero... no es este... lugar

   
   

para reñir... (Desvanecido.)

   

ANDREA

 

¡Bien pensado!

   
   

¡Pero quedáis aplazado!,

585

 
   

porque os tengo de matar.

   

DON FÉLIX

 

(Haciendo un esfuerzo.)

   
   

¡Matadme, pues, vive Dios!...

   
   

Concluyamos de una vez...

   
   

y quedaremos, pardiez,

   
   

ya deslindados los dos...

590

 
         

(Cayendo en una silla. Ya todos los MÁSCARAS se han ido durmiendo.)

       
         

ANDREA

 

El narcótico ha surtido

   
   

su efecto, ¡venid, don Juan!

   
   

¡Levantaos, capitán! (Sacudiéndole.)

   
   

¡El imbécil se ha dormido!...

   
   

Despertad, que la fortuna,

595

 
   

fácil llama a vuestra puerta;

   
   

despertad... pues no despierta.

   
   

(Lo mueve.)

   
   

¡Y no hay esperanza alguna!

   
   

Me sobra fiereza y brío

   
   

para llevar adelante

600

 
   

mi plan y seguir avante,

   
   

¡plan terrible, como mío!

   
   

¡Triunfará mi rudo afán!

   
   

¡Ensayaré mi poder!

   
         

(Toma a BEATRIZ en sus brazos rápidamente.)

       
         
   

¡Hoy le soplo a la mujer

605

 
   

y le dejo al capitán!

   
         

FIN DEL ACTO SEGUNDO

       

Acto tercero


La sala baja de tina taberna, puerta al fondo y laterales. Tres mesas con cena, en el centro, derecha e izquierda. Una lámpara. Es de noche.

     
       
       

Escena I

     
       

PEDRO, ZANCARRÓN y DESUELLA-ZORROS

     
       

PEDRO

¡Maldita sea tu estampa!

   
 

¡Ya quebraste una botella!

   

ZANCARRÓN

Con pagarla...

   

PEDRO

¡Voto al diablo!

   
 

¡Hoy te estrello la cabeza!

   

ZANCARRÓN

¿Como huevo de paloma?

5

 

PEDRO

¡Como huevo de tu abuela!

   
 

Ven acá, Desuella-zorros...

   

DESUELLA-ZORROS

Usarced es quien desuella.

   

PEDRO

Vamos, ¿mataste los gatos?

   

DESUELLA-ZORROS

Ya están hasta sin orejas;

10

 
 

nadie duda que son liebres,

   
 

y de las liebres más buenas.

   

PEDRO

Gruñirán allá en las tripas.

   

DESUELLA-ZORROS

Pues que gruñan cuanto quieran.

   

PEDRO

¿Y desollaste las ratas?

15

 

DESUELLA-ZORROS

Ya son conejos, ¡qué ciencia!

   

PEDRO

Pues entre gatos y ratas,

   
 

se va a lucir esta mesa.

   
 

¡Qué estómago el de la tropa!

   
 

¡Viva la gente de guerra!

20

 
 

¿Y bautizasteis el vino?

   

DESUELLA-ZORROS

¡Cristiana está la bodega!

   
 

¡Más agua hay en la hostería,

   
 

que en la fuente de la iglesia!

   

PEDRO

¿Y qué tal salió el pastel?

25

 

ZANCARRÓN

¡Como la mula está fresca,

   
 

está el pastel que lo puede

   
 

codiciar un excelencia!

   

PEDRO

Ya sentirán sus patadas.

   
 

Dará unas coces tremendas:

30

 
 

¡es un pastel de relinchos

   
 

que no lo pasa ni Gestas!

   
 

Conque preparados todos,

   
 

y listos, que las monedas

   
 

van a caer como lluvia

35

 
 

esta noche en la taberna.

   
 

¡Desuella-zorros, muy vivo,

   
 

y tú, Zancarrón, alerta!

   
       
       

Escena II

     
       

ANDREA, BEATRIZ y dichos

     
       

ANDREA

¿Es ésta el Águila Roja?

   

PEDRO

En ella está su excelencia:

40

 
 

para vos, y vuestra dama

   
 

voy a disponer la cena.

   
 

Hay tina liebre guisada,

   
 

conejos en salsa negra,

   
 

y un pastel que hasta de olerlo

45

 
 

se despierta la apetencia;

   
 

un vino puro, muy puro,

   
 

de Rioja y Valdepeñas.

   
 

¿Qué os parece?

   

ANDREA

Que conozco,

   
 

maese Pedro, vuestra mesa;

50

 
 

y que traigo provisiones,

   
 

y que os pagaré la cuenta,

   
 

como si en ella estuviese,

   
 

como si gastase en ella.

   
 

Preparad el aposento

55

 
 

mejor, y andaos de prisa,

   
 

que está cansada esta dama

   
 

y yo también.

   

PEDRO

(Aparte.) ¡Buena gresca,

   
 

la dama y el caballero.

   
 

meterán en la taberna!

60

 
       

(Se va con ZANCARRÓN y DESUELLA-ZORROS.)

     
       
       

Escena III

     
       

ANDREA y BEATRIZ

     
       

ANDREA

¿Qué tenéis?

   

BEATRIZ

(Llorando.) Pregunta rara.

   

ANDREA

¿Os falté en algo, señora?

   

BEATRIZ

Es que el pesar me devora,

   
 

me entristece y amilana.

   

ANDREA

¡Mucho amáis!...

   

BEATRIZ

Ni una memoria

65

 
 

conservo ya de ese hombre,

   
 

¡os lo juro por mi nombre!

   

ANDREA

Ésa es una horrible historia...

   

BEATRIZ

Es necesario aclarar,

   
 

pues comprender pronto ansío

70

 
 

vuestro afán y el papel mío,

   
 

¿de quién os queréis vengar?

   
 

¿A quién hiere vuestra saña?

   
 

¿A mi padre? ¡No lo creo!

   
 

¿A Montemar, según veo,

75

 
 

o a ese capitán Saldaña?

   
 

¿Por quién sufro este revés?,

   
 

por Dios que no he comprendido,

   
 

y ni una frase he podido

   
 

arrancaros en un mes.

80

[103]

 

Me sacasteis de mi hogar

   
 

en la noche de mis bodas,

   
 

y en vuestras acciones todas,

   
 

apenas puedo indagar,

   
 

que una intención vengadora

85

 
 

os arrastra hacia el abismo,

   
 

y no alcanzáis ni vos mismo,

   
 

lo que pretendéis ahora.

   
 

Me abruma vuestro respeto;

   
 

vuestro silencio me abruma,

90

 
 

y ya estoy cansada, en suma,

   
 

de mirar tanto secreto.

   
 

Si pensáis que yo merezco,

   
 

don Carlos, vuestra confianza,

   
 

le diré a vuestra venganza

95

 
 

que a don Félix aborrezco.

   
 

El desesperado afán

   
 

en que infelice he vivido,

   
 

hace que mande al olvido

   
 

el amor del capitán;

100

 
 

y si el alma no me engaña

   
 

luchar con su sombra os veo,

   
 

don Félix, no es mi deseo,

   
 

y yo detesto a Saldaña.

   
 

Quebrantad los duros bronces

105

 
 

que cubren el corazón,

   
 

y decid, por compasión,

   
 

¿de quién os vengáis entonces?

   

ANDREA

Mi silencio os atosiga,

   
 

¿no conocéis a quién reto?

110

 
 

Vais a saber mi secreto,

   
 

ya que queréis que os lo diga.

   
 

Don Félix de Montemar

   
 

deja en la celda olvidada

   
 

a una mujer desgraciada

115

 
 

que sólo sabe llorar.

   
 

Ella es mi sangre y, ¡por Dios!,

   
 

que al mirarla así ofendida,

   
 

diera por ella la vida

   
 

que ya nos pesa a los dos.

120

 
 

Fiera venganza reclamo;

   
 

por eso a vos en secreto,

   
 

os estimo y os respeto,

   
 

pero en público, os infamo.

   
 

Es el destino cruel,

125

 
 

mas no lo puedo evitar,

   
 

y yo os tengo que infamar

   
 

para deshonra de él.

   
 

Si vos tenéis corazón

   
 

y sabéis lo que es amar,

130

 
 

decidme a vuestro pesar,

   
 

si no tengo yo razón.

   

BEATRIZ

Tenéis razón, mas la suerte,

   
 

un hondo abismo os procura.

   

ANDREA

¡Es mi suerte más oscura

135

 
 

que el abismo de la muerte!

   

BEATRIZ

Pero en vuestro frenesí,

   
 

que el corazón os maltrata,

   
 

y que el juicio os arrebata,

   
 

¿qué queréis hacer de mí?

140

 
 

No ejerzáis vuestro poder,

   
 

sin piedad, con una dama,

   
 

¿qué, de vos nada reclama

   
 

el dolor de una mujer?...

   
 

¡Envidiable es el blasón

145

 
 

que adquiere vuestra hidalguía!

   
 

¿Qué os importa la honra mía

   
 

si no tenéis corazón?

   

ANDREA

¡Callad! Y a vuestro destino

   
 

culpad, Beatriz, en buena hora,

150

 
 

no me detengáis, señora,

   
 

dejadme por mi camino.

   

BEATRIZ

¡No tiene esta hazaña precio!

   
 

¡Ya compasión no reclamo!

   

ANDREA

Ni os envilezco, ni os amo,

155

 
 

Beatriz.

   

BEATRIZ

¡Pero yo os desprecio!

   

ANDREA

¡Vive Dios! Que si mi saña

   
 

viniese así a despertar

   
 

el imbécil, Montemar,

   
 

o el mentecato Saldaña,

160

 
 

probarían la pujanza

   
 

de mi brazo y de mi acero.

   

BEATRIZ

Ya más escuchar no quiero

   
 

las promesas de venganza.

   
 

¿Por qué no le ponéis fin

165

 
 

a tan siniestra intención?

   
 

Y dejad del fanfarrón

   
 

los humos de espadachín.

   
 

Ya tolerar más no puedo

   
 

vuestra fiereza y rigor,

170

 
 

y bien puede mi dolor

   
 

irme arrebatando el miedo:

   
 

¿pero no veis que os insulto?

   
 

¡Matadme!

   

ANDREA

¡No, por mi mal!

   

BEATRIZ

¡Os arrebato el puñal

175

 
 

y en mi pecho lo sepulto!

   
       

(Hace ademán de quitarle el puñal.)

     
       

ANDREA

¡Tened, señora!, la suerte

   
 

a la mía os encadena.

   

BEATRIZ

¡Ya está la medida llena,

   
 

don Carlos, quiero la muerte!

180

 
 

Si ya ese hombre es imposible,

   
 

¿por qué me traéis así?

   
 

Es que vuestro frenesí

   
 

os tornó el alma insensible;

   
 

la muerte, sí, la prefiero,

185

 
 

al infierno de seguiros.

   
 

Tengo derecho a deciros

   
 

que sois un mal caballero.

   
 

¡Si me parece mentira [104]

   
 

que así os mantengáis en calma

190

 
 

cuando en el fondo del alma

   
 

hace explosión vuestra ira!

   
 

¡Sois cobarde, bien lo veo,

   
 

muerta está ya mi esperanza!

   

ANDREA

Señora, es que mi venganza

195

 
 

en silencio saboreo:

   
 

de mi hermana la rival,

   
 

en vos halla mi furor,

   
 

y siento que su dolor,

   
 

se aplaca con vuestro mal.

200

 

BEATRIZ

¡Miserable!

   

ANDREA

En el tormento

   
 

que sufrís, está el placer.

   

BEATRIZ

¡Creyera que erais mujer

   
 

por ese rasgo sangriento!

   
 

¡Dejadme!... ¡Llegará un día

205

 
 

de venganza!

   

ANDREA

No lo espero,

   
 

pero si llega, mi acero

   
 

cortar el nudo confía. (Se va.)

   
       
       

Escena IV

     
       

BEATRIZ, después el SACRISTÁN y el POSADERO

     
       

BEATRIZ

¡De esta cadena maldita

   
 

hoy rompo el duro eslabón,

210

 
 

o mi existencia se apaga,

   
 

o me libro, por quien soy!

   

SACRISTÁN

(Vestido de recluta.)

   
 

¿Puede decirme el bellaco

   
 

si éste es el Gaviluchón?

   
 

Aquí busco a un animal...

215

 

POSADERO

A las órdenes estoy.

   

SACRISTÁN

Decid, ¿ésta es la hostería...

   
 

de la Zorra o del Frisón?

   

POSADERO

Estáis en la Águila Roja.

   

SACRISTÁN

El Águila, sí, señor.

220

 
 

Pero yo olvidaba el nombre;

   
 

muy olvidadizo soy,

   
 

como que no he sido nunca

   
 

sino sacristán mayor.

   
 

Decidme, ¿hay un capitán

225

 
 

alojado?

   

POSADERO

Hay veintidós,

   
 

que de paso a la ciudad

   
 

van con horrible furor

   
 

a esperar al enemigo.

   

SACRISTÁN

¿Al enemigo? ¡Gran Dios!

230

 

POSADERO

¿Qué os pasa?

   

SACRISTÁN

No tengo nada;

   
 

es que me sobra el valor;

   
 

pero, ¿el capitán don Carlos?

   

BEATRIZ

Aquí se encuentra.

   

SACRISTÁN

¿Sois vos?

   

BEATRIZ

¿Me conocéis?

   

SACRISTÁN

Sí, os conozco,

235

 
 

sois hija de confesión

   
 

de...

   

BEATRIZ

Callad, idos de aquí.

   
 

(Al POSADERO.)

   
 

Tomad y marchad con Dios.

   
       

(Le da unas monedas.)

     
       
       

Escena V

     
       

Dichos, menos el POSADERO

     
       

BEATRIZ

Si me conoces, al punto

   
 

me vas a decir quién soy.

240

 

SACRISTÁN

Sois doña Beatriz de Lara,

   
 

hija del comendador;

   
 

cristiano entre los cristianos,

   
 

y que como él no hay dos.

   

BEATRIZ

¿Qué más sabéis?

   

SACRISTÁN

Que don Félix,

245

 
 

capitán batallador,

   
 

hace un mes iba a casarse

   
 

precisamente con vos,

   
 

y que os robaron...

   

BEATRIZ

¿Mi padre?

   

SACRISTÁN

Hace tres días murió...

250

 

BEATRIZ

¿Qué decís? ¡Muerta me caigo!

   
 

¡Socorro!... ¡Socorro!

   
       

(Desmayándose.)

     
       

SACRISTÁN

¡Ay, Dios!

   
 

In nomini patri et fili...

   
 

¡Es caso de confesión!

   
 

¡Volved, señora, os lo ruego!

255

 
 

¡Señora, volved en vos!...

   
       

(Le echa agua en el rostro.)

     
       
 

Ya vuelve...

   

BEATRIZ

(Llorando.) ¡Padre del alma!

   

SACRISTÁN

¡Demonio, qué bruto soy!

   

BEATRIZ

¡Qué infortunada nací!

   
 

¡Me está matando el dolor!

260

 
 

¡Y estar a merced de un hombre

   
 

tan inhumano y feroz!

   
 

¡Alma de hielo, insensible;

   
 

no, no tendrá compasión!

   

SACRISTÁN

¿De quién habláis?

   

BEATRIZ

De don Carlos.

265

 

SACRISTÁN

Él fue, sí, quien os robó;

   
 

¡temblad, esta sor Andrea

   
 

tiene al diablo en el jubón!

   

BEATRIZ

¿Qué?, ¿sor Andrea, habéis dicho?

   

SACRISTÁN

No, no, sino he dicho yo...

270

 

BEATRIZ

Luego es mi rival odiosa,

   
 

¡mi verdugo! ¡Horror! ¡Horror! [105]

   

SACRISTÁN

¡Hoy me va a cortar la lengua!

   
 

¡San Dimas, el mal ladrón!

   
 

¡Santos ángeles custodios,

275

 
 

Santa Virgen de la O;

   
 

venid todos en mi auxilio,

   
 

porque encapillado estoy!

   

BEATRIZ

Nada temas, el secreto

   
 

guardaré.

   

SACRISTÁN

¡Por compasión!

280

 
 

No digáis una palabra,

   
 

soy el sacristán mayor,

   
 

es decir, un sacristán

   
 

muy temeroso de Dios,

   
 

y que de miedo he venido

285

 
 

con este monstruo feroz.

   
 

Este uniforme me estorba,

   
 

y el machete y qué sé yo.

   
 

Lo que extraño es la sotana,

   
 

y cantar el audinos.

290

 
 

Si mañana hay un combate

   
 

correré como un frisón,

   
 

y le cantaré el te deum

   
 

al que quede vencedor.

   

BEATRIZ

Nada temas, desgraciado...

295

 

SACRISTÁN

No, señora, no hay razón...

   

BEATRIZ

Como me ayudes, te salvo...

   

SACRISTÁN

Yo obedezco, mandad vos...

   

BEATRIZ

Observa, está anocheciendo.

   

SACRISTÁN

Un rato ha se puso el sol.

300

 

BEATRIZ

Te espero en ese aposento.

   

SACRISTÁN

En este momento voy.

   

BEATRIZ

Será dentro de una hora.

   

SACRISTÁN

Y allí ¿qué haremos los dos?

   

BEATRIZ

Me darás todo tu traje.

305

 

SACRISTÁN

Eso es lo que quiero yo.

   

BEATRIZ

Y tú te pondrás el mío.

   

SACRISTÁN

¡Caracoles!... sí, señor.

   

BEATRIZ

Y te cubrirás el rostro.

   

SACRISTÁN

Sí, lo haré con el mantón.

310

 

BEATRIZ

Y no responderás nada.

   

SACRISTÁN

Descuidad; ni sí, ni no.

   

BEATRIZ

Como hables, eres perdido.

   

SACRISTÁN

Es de fácil comprensión.

   

BEATRIZ

Con que silencio y te salvo.

315

 

SACRISTÁN

Pierdo la lengua desde hoy.

   

BEATRIZ

Toma ese oro, ¡y cuidado!

   

SACRISTÁN

Gracias, gracias y chitón.

   

BEATRIZ

Vaya al combate mañana;

   
 

y si la liberta Dios,

320

 
 

sabrán que la Monja Alférez

   
 

en las filas combatió...

   
 

La prófuga del convento

   
 

juzgará la Inquisición,

   
 

emparedada, reclusa,

325

 
 

¡qué venganza tan feroz! (Se va.)

   
       
       

Escena VI

     
       

El SACRISTÁN, después el POSADERO

     
       

SACRISTÁN

Pues, señor, salí de apuros;

   
 

esta gente femenil,

   
 

vamos que tiene recursos,

   
 

y trapisondas sin fin.

330

 
 

Ya doña Beatriz de Lara

   
 

quiere tomar el fusil,

   
 

y con la tal Monja Alférez

   
 

se va a armar un San Quintín.

   
 

Ésta es batalla de damas;

335

 
 

y yo en un zaquizamí

   
 

metido hasta las orejas

   
 

sin atreverme a decir

   
 

ni una palabra siquiera;

   
 

muy callado el cornetín,

340

 
 

que si me descubre alguno

   
 

cinco balazos y ¡pif!

   
 

¡Hola, señor posadero!

   

POSADERO

¿Qué se ofrece?

   

SACRISTÁN

Una perdiz;

   
 

un gran trozo de venado,

345

 
 

una copita de anís,

   
 

dos botellas de Rioja,

   
 

y un conejo para mí.

   

POSADERO

Se paga aquí adelantado.

   

SACRISTÁN

¡Ah, canalla, malandrín!

350

 
 

¡Mira si no tengo plata!

   
 

(La suena.)

   

POSADERO

¡Con plata, todo hay aquí!...

   
 

(Aparte.)

   
 

Éste se sopla dos gatos

   
 

y un ratón, que es buen decir. (Se va.) [106]

   
       
       

Escena VII

     
       

El SACRISTÁN, después un SARGENTO

     
       

SACRISTÁN

¡Ésta es comida de rey

355

 
 

y cena de mandarín!...

   
 

¡Hola, sargento Machete!

   

MACHETE

¿El recluta por aquí?

   

SACRISTÁN

¿No queréis cenar conmigo?

   

MACHETE

Me gusta echar el violín...

360

 
 

ya sabes que como fuerte.

   

SACRISTÁN

Muy fuerte se come aquí...

   

MACHETE

Y que mi vientre que es grande

   
 

lo cargo con estopín;

   
 

y bebo como dos bueyes

365

 
 

y todo a costa de ti.

   

SACRISTÁN

Es rica la cofradía

   
 

y cuanto queráis, pedid.

   

POSADERO

Señor, aquí está la cena

   
 

o más bien dicho, el festín.

370

 
       

(Sirve la cena.)

     
       

MACHETE

Por las orejas del diablo,

   
 

aquí hay una codorniz.

   

SACRISTÁN

Los conejos son hermosos:

   
 

valen cien maravedíes.

   

MACHETE

Este venado es famoso,

375

 
 

se mete por la nariz.

   
 

Pon vino.

   

POSADERO

(Lo sirve.)

   
 

Del más añejo,

   
 

y superior al del Rin.

   

MACHETE

¡Bebamos!

   

SACRISTÁN

¡Por el sargento!

   

MACHETE

¡Por el recluta cerril! (Beben.)

380

 
 

¡Porque mañana en el campo

   
 

nos tengamos de batir!

   
 

¡Y triunfemos de los fuertes

   
 

con nuestro ardor varonil!

   

SACRISTÁN

(Aparte.) Si todos cual yo se baten,

385

 
 

nos vamos a divertir.

   

MACHETE

¡Posadero del infierno,

   
 

está duro este pernil!

   

POSADERO

Flojos tendréis vuestros dientes.

   

MACHETE

Más duros que los del Cid

390

 
 

los tengo ¡voto va al diablo!

   
 

¿Si me lo querrás decir?

   

POSADERO

(Aparte.)

   
 

La mula era de veinte años;

   
 

y eso cuando vino aquí.

   

MACHETE

¡Por los cuernos de Luzbel,

395

 
 

éste es gato, malandrín!

   

POSADERO

Es liebre, como mi abuela.

   

SACRISTÁN

¡Ya siento en mi vientre al mis!

   

MACHETE

¡Ven acá, cuerpo de Judas!

   
 

¿Y esta cola? (Mostrándole.)

   

POSADERO

Es un desliz

400

 
 

del cocinero maldito.

   

MACHETE

Te voy a dar un tranquín;

   
 

¡ésta es rata, maldecido!

   

SACRISTÁN

Canto un requiem, ¡ay de mí!

   

POSADERO

Me voy a llevar la cena.

405

 

MACHETE

¡Deténte un rato, infeliz,

   
 

y deja aquí esos horrores!

   

POSADERO

¿Os los vais a comer?

   

MACHETE

Sí;

   
 

al fin las ratas son ratas

   
 

y yo soy sargento al fin,

410

 
 

y un sargento come gatos

   
 

y zapos con perejil.

   

SACRISTÁN

Os cedo toda la cena.

   

MACHETE

En África los comí;

   
 

venid y no tengáis asco.

415

 

SACRISTÁN

Gracias.

   

MACHETE

Sois un incivil.

   

SACRISTÁN

¡Qué estómago de este bárbaro,

   
 

debe ser un marroquí!

   

MACHETE

Muriendo de hambre en un sitio

   
 

me he comido al cornetín.

420

 

SACRISTÁN

¡Este sargento Machete

   
 

sin duda es un zascandil!

   
       
       

Escena VIII

     
       

Dichos, SALDAÑA y cuatro OFICIALES

     
       

DON JUAN

Os acepto la partida,

   
 

capitán, y a vos, teniente,

   
 

mi fortuna es insolente,

425

 
 

os puedo apostar la vida,

   
 

que a quien la quiere perder

   
 

nada le puede importar,

   
 

y bien la puede jugar

   
 

sin temor.

   

TENIENTE

Aquí hay mujer.

430

 

DON JUAN

Tan hermosa como ingrata.

   

CAPITÁN

Bien lo dice vuestro afán.

   

DON JUAN

De esa mujer, capitán,

   
 

sólo el recuerdo me mata.

   
 

La existencia no soporto;

435

 
 

por la muerte el pecho late;

   
 

me veréis en el combate

   
 

mañana, cómo me porto.

   
 

Y es que desfogar ansío

   
 

el dolor que me aniquila,

440

 
 

¡ya admiraréis en la fila [107]

   
 

el afán del valor mío!

   
 

Todos creerán que la gloria

   
 

le presta fuerza a mi acero,

   
 

y es, capitán, que yo quiero

445

 
 

matar aquella memoria,

   
 

ponerle fin al martirio

   
 

que causó mi desventura,

   
 

y morir en la locura

   
 

y en la fiebre del delirio.

450

 

CAPITÁN

¡Juguemos, pues! (Se sientan.)

   

DON JUAN

¡Sí, juguemos!

   
 

Si la suerte no me engaña

   
 

os voy a ganar.

   

CAPITÁN

Saldaña,

   
 

ya muy pronto lo veremos.

   

SACRISTÁN

Una zambra aquí no tarda,

455

 
 

que toda es gente de estoque,

   
 

vámonos, que no me toque;

   
 

y doña Beatriz me aguarda.

   
 

Os dejo, señor sargento,

   
 

saboreando ese plato.

460

 

MACHETE

La rabadilla del gato

   
 

me acabo en este momento.

   
 

¡El último trago, amigo!

   

SACRISTÁN

Muy bien, voy a dar la plata.

   

MACHETE

Cuando tengáis otra rata

465

 
 

o un gato, contad conmigo.

   
       

(El SARGENTO se va por el fondo y el SACRISTÁN por donde salió DOÑA BEATRIZ.)

     
       

CAPITÁN

Tres cartas seguidas van

   
 

que acertáis.

   

DON JUAN

Irán cincuenta,

   
 

hasta que perdáis la cuenta;

   
 

os lo dije, capitán.

470

 

CAPITÁN

Es cuenta como ninguna,

   
 

difícil fue la jugada.

   

DON JUAN

Es que llevo encadenada,

   
 

en el juego, a la fortuna.

   

CAPITÁN

Pero estáis desesperado,

475

 
 

acertáis de tina manera...

   

DON JUAN

¡Perder el alma quisiera!...

   
       

(Se acerca ANDREA embozada.)

     
       
       

Escena IX

     
       

Dichos y ANDREA

     
       

DON JUAN

¿Jugar quiere el embozado?

   
 

¿No respondéis?

   

ANDREA

Sí respondo.

   
 

¿Aceptáis una partida?

480

 

DON JUAN

¡Os jugaré hasta la vida!

   
 

¡Descubríos!

   

ANDREA

(Descubriéndose.)

   
 

Yo no escondo

   
 

el rostro, ¡vedme, Saldaña!

   

DON JUAN

¡Vos aquí!, ¡fortuna impía!

   
 

Aquí el destino os envía

485

 
 

para dar pasto a mi saña.

   
 

¡Vuestro acero!

   

ANDREA

¡Está en el cinto!

   

DON JUAN

¡Echadlo fuera, por Dios!

   

ANDREA

¡Ya nos veremos los dos

   
 

en otro sitio distinto!

490

 

DON JUAN

¿Tenéis miedo?

   

ANDREA

Puede ser.

   
 

Sin duda habéis olvidado,

   
 

capitán, lo que a un soldado

   
 

le manda siempre el deber.

   

DON JUAN

Decís bien: mañana mismo

495

 
 

nos batiremos, ¡pardiez!,

   
 

que ya va a llegar la vez

   
 

de hundiros en un abismo.

   
 

¡De la burla que habéis hecho

   
 

me daréis estrecha cuenta!

500

 

ANDREA

Pues la ocasión se presenta

   
 

de dejaros satisfecho...

   

DON JUAN

No juzguéis, por Dios, que es rara

   
 

mi pretensión; vais a ver

   
 

cómo me habéis de volver

505

 
 

a doña Beatriz de Lara.

   

ANDREA

¿Me lo imponéis?, ¡por el cielo,

   
 

que no conocéis quién soy!

   

DON JUAN

¡Pues porque os conozco, voy

   
 

a arrancarla a vuestro celo!

510

 

ANDREA

No abuséis de mi paciencia,

   
 

porque ya mi sangre hirviente

   
 

me turba; estoy impaciente

   
 

por luchar; en mi conciencia

   
 

bien sé que mataros puedo

515

 
 

y mirad que lo rehúso.

   

DON JUAN

Pues el lance no lo excuso,

   
 

porque yo no tengo miedo.

   

ANDREA

Basta ya; vamos a ver

   
 

cómo sostenéis lo dicho,

520

 
 

ved que lo llevo a capricho,

   
 

allí guardo a esa mujer.

   
 

Vamos a ver, ¡vive Dios!,

   
 

a quién protege la suerte,

   
 

¡con el golpe de la muerte

525

 
 

nos deslindamos los dos!

   
 

Capitán, en la partida

   
 

nuestro limpio honor jugamos

   
 

y a doña Beatriz; veamos

   
 

quién ha de quedar con vida.

530

 
 

Si vos tenéis la razón

   
 

se sabrá en este momento.

   
 

La llave de ese aposento

   
 

la guardo en el corazón; [108]

   
 

quitádmela si podéis

535

 
 

que ya impaciente os espero.

   
 

Cerrad ahí vuestro acero.

   
 

¡Ved, capitán, lo que hacéis!

   

DON JUAN

¡En guardia!

   

ANDREA

(Riñen.) En la guardia estoy.

   
 

Ved que en vuestro ciego afán

540

 
 

os descubrís, capitán.

   

DON JUAN

No importa, a mataros voy.

   

ANDREA

¡Os pierde ese frenesí!

   

DON JUAN

¡La muerte, la muerte ansío!

   

ANDREA

¡Pues en dárosla confío!

545

 
 

¡Tenedla pues! (Lo mata.)

   

DON JUAN

¡Ay de mí!

   
       

(Cae muerto.)

     
       

ANDREA

Víctima de fiera saña,

   
 

tú me quisiste matar;

   
 

no lo pudiste lograr,

   
 

¡Dios te perdone, Saldaña!

550

 
       
       

Escena X

     
       

Dichos y DON FÉLIX DE MONTEMAR

     
       

DON FÉLIX

¡Muerto Saldaña!

   

ANDREA

Yo fui,

   
 

don Félix, quien le mató.

   

DON FÉLIX

¡Don Carlos! ¡Don Carlos!

   

ANDREA

¡Yo!

   

DON FÉLIX

¿No es sueño? ¡Os encuentro aquí!

   
 

Vos, el ladrón de mi honra,

555

 
 

el ladrón de la honra mía.

   
 

¡Veros vivo todavía

   
 

me parece una deshonra!...

   
 

¡Os hallo por vuestro mal,

   
 

pero generoso, quiero

560

 
 

cruzar con vos el acero,

   
 

¡si merecéis el puñal!

   
 

En este mismo recinto

   
 

nos batimos.

   

ANDREA

Os advierto

   
 

que estáis delante de un muerto;

565

 
 

y que el brazo en sangre tinto

   
 

lo tengo aún, Montemar;

   
 

¡no provoquéis imprudente

   
 

mis iras!...

   

DON FÉLIX

¡Sois impotente

   
 

para poderme espantar;

570

 
 

al fin, al fin os encuentro

   
 

que ya mi rencor feroz

   
 

estalla...

   

ANDREA

¡Bajad la voz,

   
 

doña Beatriz está adentro!

   

DON FÉLIX

¡Ahí está!, ¡dulce momento

575

 
 

en que mi furor estalla!...

   

ANDREA

¡No gritéis!, ved que se halla

   
 

muy próximo su aposento.

   
 

¡Escuchadme!, no es que trate

   
 

de evitar un justo duelo,

580

 
 

ni que a la muerte recelo

   
 

le tenga; pero un combate

   
 

mañana se ha de librar,

   
 

y en nuestras filas debemos

   
 

estar; y comprometemos

585

 
 

nuestro deber militar.

   
 

Los dos como hombres de honor

   
 

tenemos de combatir,

   
 

la lucha ha de decidir

   
 

de quien tenga más valor

590

 
 

empeñado el rudo afán

   
 

de nuestros genios altivos,

   
 

si los dos quedamos vivos,

   
 

nos matamos, capitán.

   
 

¿Aceptáis?

   

DON FÉLIX

Acepto, pues.

595

 

ANDREA

¡Saldaremos nuestra cuenta

   
 

mañana en la lid sangrienta!

   

DON FÉLIX

¡Muy bien! ¡Nosotros después! (Se va.)

   
       
       

Escena XI

     
       

Dichos menos ANDREA. El JUEZ y ALGUACILES

     
       

JUEZ

¡Vamos!, cerrad esa puerta.

   
 

¡Todos, en nombre del rey,

600

 
 

daos a prisión! ¡Soy la ley!

   
 

¡Secretario, estad alerta!,

   
 

negocios son delicados.

   
 

¡Qué escándalo en esta villa!

   

DON FÉLIX

Atended, señor golilla,

605

 
 

que todos somos soldados.

   
 

Por lo que importe os lo advierto.

   

JUEZ

Todos soldados serán;

   
 

mas yo vengo, capitán,

   
 

por el matador y el muerto.

610

 

DON FÉLIX

Cargad con él en buen hora,

   
 

y dejadnos libre el paso.

   

JUEZ

Capitán, grave es el caso. [109]

   
       
       

Escena XII

     
       

(Dichos, un ALGUACIL y el SACRISTÁN, vestido con el traje de DOÑA BEATRIZ.)

     
       

ALGUACIL

He encontrado a esta señora.

   

DON FÉLIX

¡Doña Beatriz!

   

JUEZ

La cabeza

615

 
 

me va en ello: ¡la reclama

   
 

mi autoridad!

   

DON FÉLIX

Esta dama,

   
 

golilla, es de la nobleza.

   

JUEZ

Ya le veremos la cara

   
 

y diremos...

   

DON FÉLIX

¿Es un reto?

620

 

JUEZ

¿Queréis decirme el secreto?

   

DON FÉLIX

¡Miradla, es hija de Lara!

   
       

(Descubre al SACRISTÁN.)

     
       

SACRISTÁN

¡Jesucristo, fuerzas dame!

   

JUEZ

¡He aquí a la dama indefensa!

   

DON FÉLIX

¡Cobraré esta nueva ofensa,

625

 
 

este engaño tan infame!

   

JUEZ

¡Ya descubrí el maleficio;

   
 

aprehended al matador!

   

SACRISTÁN

¡Me matan por desertor

   
 

o me quema el Santo Oficio!

700

 
       

FIN DEL ACTO TERCERO

     

 

Acto cuarto


Una plazuela donde desemboca una calle. A la derecha la portería del convento con gran puerta con escalinata, enseguida la iglesia.

       
         
         

Escena I

       
         

El SACRISTÁN y el SARGENTO MACHETE

       
         

SACRISTÁN

 

¿Qué os hacéis, señor sargento,

   
   

por estas tierras benditas?

   

MACHETE

 

Nada, buscando a un amigo

   
   

a quien encargué a una chica;

   
   

y el bribón se la ha guillado,

5

 
   

me dejó en las cuatro esquinas.

   
   

¡Pero donde yo lo atrape

   
   

le va a costar la trasquila!

   
   

¡Orejas de Barrabás!

   
   

¡Jugarme así las patillas!

10

 
   

Hombre, y es cosa de cuento;

   
   

siempre la desgracia misma

   
   

me pasa con las mujeres.

   
   

En cuanto hago una conquista,

   
   

¡cataplum!, ya se me escapa

15

 
   

como si fuera una anguila.

   

SACRISTÁN

 

La que no es coja, cojea;

   
   

y la más zonza es más lista.

   

MACHETE

 

¿Y vos?

   

SACRISTÁN

 

Me volví al convento:

   
   

soy rata de sacristía.

20

 

MACHETE

 

Y a propósito de ratas,

   
   

¿qué tales las madrecitas?,

   
   

¿hay gatas en el convento?

   

SACRISTÁN

 

¡No habléis esas herejías,

   
   

que os pueden llevar los diablos!

25

 

MACHETE

 

Ya me daréis las reliquias.

   
   

Y a propósito de iglesia,

   
   

¿qué fiesta o qué algarabía

   
   

tuvisteis esta mañana?

   

SACRISTÁN

 

Qué fiesta, si son vigilias

30

 
   

en honor de la condesa

   
   

de Cifuente; aquella arpía

   
   

que atosigó a sor Andrea,

   
   

su hijastra.

   

MACHETE

 

¡Infelice niña!

   

SACRISTÁN

 

Y la hizo del convento

35

 
   

escapar: ¡locura impía!

   

MACHETE

 

¿Conque tronó la condesa

   
   

como arpa vieja?

   

SACRISTÁN

 

Me irrita

   
   

recordar aquella historia.

   

MACHETE

 

¿Y ninguno se imagina

40

 
   

por qué vino a este convento

   
   

a encerrarse?

   

SACRISTÁN

 

Desde el día,

   
   

es decir, desde la noche

   
   

del baile, noche maldita

   
   

en que la sacó del brazo

45

 
   

el conde lleno de ira,

   
   

la sepultó en este claustro,

   
   

donde la enterraron viva,

   
   

sin que una sola palabra

   
   

sobre el suceso se diga.

50

 
   

Lo que pasó, Dios lo sabe:

   
   

si fue amor o fue desdicha,

   
   

el mundo todo lo ignora

   
   

aunque no faltan hablillas;

   
   

lo cierto es que murió anoche

55

 
   

y está en la iglesia tendida.

   
   

El conde la está velando;

   
   

la misa oyó de rodillas,

   
   

y dizque algunos notaron

   
   

que lloraba...

   

MACHETE

 

¡Brava cuita!

60

 
   

¡Llorar por una mujer

   
   

cuando tantas quedan vivas!

   
   

Si una falta, a otras doscientas

   
   

ya les pasamos revista. [110]

   

SACRISTÁN

 

¿Y no sabéis del alférez?

65

 

MACHETE

 

Llega esta noche.

   

SACRISTÁN

 

La pita

   
   

rompe por lo más delgado.

   
   

Si en el convento me pilla,

   
   

habrá la de Dios es Cristo;

   
   

y me llevo otra paliza

70

 
   

como aquella que me dieron

   
   

los maldecidos golillas.

   

MACHETE

 

Aquella noche los gatos

   
   

me andaban en la barriga,

   
   

y las ratas me royeron

75

 
   

lo menos cuarenta tripas.

   

SACRISTÁN

 

Yo fui llevado a la cárcel;

   
   

y averigua que averigua,

   
   

y escribir cincuenta pliegos,

   
   

y andar abajo y arriba,

80

 
   

hasta que se puso en claro

   
   

mi inocencia; mas la ira

   
   

de aquella gente de pluma,

   
   

¡ay, sargento!, aún me atosiga.

   
   

Al ponerme en libertad

85

 
   

me dieron una paliza,

   
   

que me duele el esternón;

   
   

aún me duelen las costillas.

   

MACHETE

 

Me marcho.

   

SACRISTÁN

 

¡Con Dios, sargento!

   

MACHETE

 

Señor sacristán Gardiñas,

90

 
   

¿no tenéis algunos cuartos

   
   

que prestar? Dentro unos días

   
   

se os pagará...

   

SACRISTÁN

 

Vaya en gracia.

   
   

Aquí os presto unas vigilias,

   
   

dos responsos y una misa.

95

 

MACHETE

 

Todo lo tendré presente;

   
   

y a las ánimas benditas

   
   

me beberé los responsos

   
   

en vino de manzanilla,

   
   

y ya verá la difunta

100

 
   

si esto es mejor que la misa. (Se va.)

   

SACRISTÁN

 

Siempre me costó el encuentro;

   
   

no he visto ser más gorrista.

   
   

¡Como un náufrago devora!

   
   

¡Bebe como un cenobita!

105

 
         
         

Escena II

       
         

El SACRISTÁN y DOÑA BEATRIZ

       
         

BEATRIZ

 

¿Me conoces?

   

SACRISTÁN

 

¿Vos aquí?

   

BEATRIZ

 

Yo necesito al momento

   
   

penetrar en el convento:

   
   

quiero valerme de ti.

   

SACRISTÁN

 

Aguardad que venga el día,

110

 
   

por la noche es imposible.

   
   

Vuestra impaciencia es terrible;

   
   

pero ya la portería

   
   

se cerró desde las seis.

   

BEATRIZ

 

¿Mas por qué se halla esa puerta

115

 
   

así? (Mostrando la de la iglesia.)

   

SACRISTÁN

 

La condesa muerta

   
   

allí se encuentra.

   

BEATRIZ

 

¿Queréis

   
   

explicaros?

   

SACRISTÁN

 

Nadie ignora,

   
   

sino vos, entre la gente,

   
   

que murió la De Cifuente.

120

 
   

¡Allí está la gran señora!

   

BEATRIZ

 

Ella fue autora del mal

   
   

que hoy a todos nos acosa.

   
   

¡Desgraciada como hermosa,

   
   

y rival de mi rival...!

125

 
   

¡Sor Andrea, llegó el día

   
   

en que al morir mi esperanza,

   
   

se alza el sol de mi venganza

   
   

que nunca ha sido tardía!

   
   

Esa mujer altanera

130

 
   

que atormenta mi memoria,

   
   

fue en el combate la gloria

   
   

y el honor de su bandera.

   
   

Desafiando a la suerte

   
   

combatió como soldado,

135

 
   

y la fortuna le ha dado

   
   

escudo contra la muerte.

   
   

No ha muerto, no, todavía

   
   

se halla vigorosa, ilesa;

   
   

esa mujer es la presa

140

 
   

que el mismo cielo me envía.

   
   

No seré la frágil caña

   
   

por el viento combatida,

   
   

ni caeré a sus pies vencida,

   
   

¡cadáver, como Saldaña...!

145

 
   

¡El inquisidor fray Pérez

   
   

está allí; mi sacrificio

   
   

lo vengará el Santo Oficio

   
   

juzgando a la Monja Alférez!

   
         

(Entra en la iglesia.) [111]

       
         
         

Escena III

       
         

El SACRISTÁN

       
         

SACRISTÁN

 

¡Qué gestos, qué contorsiones!

150

 
   

¡Por Dios, que me deja helado!

   
   

¡El cielo me ha deparado

   
   

a tratar con escorpiones!

   
   

¡Qué rencor entre las dos!

   
   

¡No quiera Dios que lo vea;

155

 
   

a la infeliz sor Andrea

   
   

la achicharran, como hay Dios!

   
   

Ni de Dios el santo nombre

   
   

en esta ocasión le vale;

   
   

ya veremos cómo sale.

160

 
   

¡Esa mujer es un hombre!

   
   

Si su rencor furibundo

   
   

estalla en esta ocasión,

   
   

se sopla a la Inquisición

   
   

y se come a medio mundo. (Se va.)

165

 
         
         

Escena IV

       
         

DOÑA BEATRIZ y el CONDE

       
         

BEATRIZ

 

Escuchadme, señor conde.

   

CONDE

 

¿Qué me queréis? Decid presto,

   
   

que tengo muy poca gana

   
   

de oír negocios ajenos.

   
   

Este pesar me preocupa,

170

 
   

señora, y no tengo aliento.

   

BEATRIZ

 

Es que... mucho os interesa.

   

CONDE

 

Si es malo, todo lo espero;

   
   

que a quien la calma ha perdido

   
   

nada le coge de nuevo.

175

 
   

¡Mi esposa muerta, mi hija

   
   

prófuga de este convento,

   
   

sin esperanza de hallarla,

   
   

y yo de pesares muerto!

   

BEATRIZ

 

Noticias de sor Andrea,

180

 
   

señor conde, daros puedo.

   

CONDE

 

¡Doña Beatriz!

   

BEATRIZ

 

¡Señor conde!

   

CONDE

 

Vamos... hablad al momento;

   
   

decid si no se ha perdido

   
   

en ese mundo revuelto,

185

 
   

de crímenes y de escándalo;

   
   

si su honor conserva ileso;

   
   

si aún es digna de su padre

   
   

y de su nombre...

   

BEATRIZ

 

Prefiero

   
   

callar...

   

CONDE

 

¡No, decidlo todo,

190

 
   

sí; pero todo, os lo ruego:

   
   

tendré valor y firmeza

   
   

para ser un juez severo!

   

BEATRIZ

 

Loca, insensata, demente,

   
   

como no se encuentra ejemplo,

195

 
   

dejó esos sagrados muros

   
   

en la noche del incendio.

   
   

Cambió el traje y como un hombre

   
   

presentáse al regimiento...

   

CONDE

 

Es una grosera farsa

200

 
   

esa que me estáis diciendo.

   

BEATRIZ

 

Es verdad, conde, ¡os lo juro!

   

CONDE

 

¡Doña Beatriz, la desprecio!

   
   

¡Renegando de su nombre!

   
   

¡Renegando de su sexo!

205

 

BEATRIZ

 

Su distinción y nobleza

   
   

le atrajeron el aprecio;

   
   

y los cordones de alférez

   
   

sobre sus hombros pusieron.

   
   

Ayer la condecoraron

210

 
   

por su valor; mas funesto

   
   

ha de ser el desenlace

   
   

de ese rasgo romancesco.

   
   

Ya el Santo Oficio ha tomado

   
   

cartas en este suceso;

215

 
   

y mañana...

   

CONDE

 

El Santo Oficio

   
   

tiene razón y está puesto

   
   

en lo justo; voy al punto

   
   

a buscarla; el regimiento

   
   

debe llegar esta noche;

220

 
   

¡veré si salvarla puedo!

   

BEATRIZ

 

Es inútil, señor conde,

   
   

el Santo Oficio es severo;

   
   

sus órdenes tiene dadas

   
   

y ya vos no tenéis tiempo.

225

 

CONDE

 

Doña Beatriz, la desgracia

   
   

está sobre mí cayendo.

   
   

No os separéis de la iglesia;

   
   

allí velad, ¡os lo ruego!,

   
   

voy desatentado, loco;

230

 
   

¡no sé si vivo o si muero! (Se va.)

   
         
         

Escena V

       
         

DOÑA BEATRIZ, sola

       
         

BEATRIZ

 

Id, señor conde, en buen hora,

   
   

que cuando ella venga al duelo

   
   

hallará, en vez de don Félix,

   
   

otro lance algo más serio.

235

 
   

A las cárceles sombrías

   
   

del Tribunal; ¡digno premio

   
   

a su avilantez osada;

   
   

a su osado atrevimiento!

   
         

(Entra en la iglesia.) [112]

       
         
         

Escena VI

       
         

El SARGENTO MACHETE, después el CELADOR y ALGUACILES

       
         

MACHETE

 

El maldito Valdepeñas

240

 
   

se me ha subido al... cerebro;

   
   

las piernas se me atijeran

   
   

y el equilibrio... lo pierdo.

   
   

Se me ha subido un responso

   
   

más arriba del sombrero...

245

 
   

y de misas y... vigilias

   
   

el vientre... lo tengo... lleno.

   
   

Me he bebido las limosnas;

   
   

ya mero canto el Te-Deo...

   
   

¿Dónde estará este Gardiñas?...

250

 
   

que una urgencia grande tengo

   
   

de que me preste otros cuartos;

   
   

porque yo... de... que... comienzo,

   
   

lo menos veinticuatro horas,

   
   

¡me las paso haciendo fuego!

255

 
   

Y estoy sobre las barricas...

   
   

de los soldados sin miedo

   
   

hasta que el... vino me vence

   
   

y voy... a dar a dispersos.

   

ALGUACIL

 

Éste es el sitio y la hora

260

 
   

según el auto supremo,

   
   

en que sor Andrea debe

   
   

venir a su infame duelo.

   
   

Soy perspicaz y muy ducho,

   
   

nadie me gana a sabueso;

265

 
   

que donde yo pongo mano,

   
   

otros no ponen ni el dedo.

   

MACHETE

 

¿Qué diablos quiere el golilla

   
   

con todos sus arrapiezos?

   

ALGUACIL

 

¡Ésta sí es la Monja Alférez;

270

 
   

y ya en mi poder la tengo!

   
   

¡Venid por aquí, señora!...

   

MACHETE

 

¡Qué señora, ni qué cuerno!,

   
   

si yo tengo unos bigotes

   
   

más ariscos y más... tiesos.

275

 

ALGUACIL

 

Que os ocultéis es en vano,

   
   

se adivina vuestro sexo.

   

MACHETE

 

¿Mi sexo? ¡Voto a judas!...

   
   

¿Si sabré yo lo que tengo?

   

ALGUACIL

 

Hace dos meses, dejasteis

280

 
   

las paredes del convento...

   

MACHETE

 

¡Alcalde... no me saliera

   
   

si yo viviera allá dentro!

   

ALGUACIL

 

No os descompaséis, señora,

   
   

que éste es asunto muy serio.

285

 
   

Lleváis el traje de hombre,

   
   

pero yo soy juez experto

   
   

y declaro ser la monja,

   
   

que sin humano respeto

   
   

abandonasteis el claustro.

290

 

MACHETE

 

¡Qué claustro, ni qué podenco!

   
   

¡Yo soy el mismo Machete!...

   

ALGUACIL

 

¡Señora, guardad silencio;

   
   

y en nombre del Santo Oficio

   
   

daos a prisión!

   

MACHETE

 

Por el cuerno

295

 
   

del inquisidor fray Pérez,

   
   

¡que yo no soy ese reo,

   
   

ni esa monja, ni ese diablo!

   

ALGUACIL

 

¡Basta ya! Pronto el concejo

   
   

os juzgará; sois la monja

300

 
   

a quien busco con anhelo...

   

MACHETE

 

¡Os vais a encontrar, alcalde,

   
   

con un chasco de lo bueno...

   
   

porque hay moros en la costa...

   
   

y yo soy del sexo feo!

305

 

ALGUACIL

 

Señora, vamos andando.

   

MACHETE

 

¿Andando?, ¡veré si puedo!

   

ALGUACIL

 

A pesar de sus bigotes

   
   

y disfraz la he descubierto.

   
   

¡Cuando digo que soy listo,

310

 
   

y yo no me mamo el dedo!

   
         
         

Escena VII

       
         

(DOÑA BEATRIZ, viendo a los golillas que se llevan al SARGENTO.)

       
         

BEATRIZ

 

¡Caíste al fin, monja aleve!

   
   

¡Morirás en el tormento!

   
   

¡A mi venganza terrible

   
   

está ayudando el infierno!

315

 
   

¡Ya vas allí como prenda

   
   

del rencor que tuve opreso;

   
   

y que ya los diques rompe

   
   

y desborda de mi pecho!

   
         
         

Escena VIII

       
         

DOÑA BEATRIZ y DON FÉLIX

       
         

DON FÉLIX

 

Es la hora convenida.

   
         

(Dan las ocho.)

       
         
   

Las ánimas dando están.

320

 
   

Hoy pongo fin al afán

   
   

que está matando mi vida.

   
   

Allí la condesa, muerta.

   
   

Beatriz... ya no quiero en ella

   
   

pensar, ¡terrible es mi estrella!

325

[113]

         

(DOÑA BEATRIZ se acerca y toca al hombro a DON FÉLIX.)

       
         
   

¿Qué me quiere la encubierta

   
   

en tal sitio y en tal hora?

   

BEATRIZ

 

¿Qué busca aquí el caballero?

   

DON FÉLIX

 

Ved que responder no quiero,

   
   

si no os descubrís, señora.

330

 

BEATRIZ

 

Tal vez pesaros pudiera...

   

DON FÉLIX

 

No lo creáis, al contrario.

   

BEATRIZ

 

¡Siempre audaz y temerario;

   
   

siempre osado y calavera!

   

DON FÉLIX

 

¿Me conocéis?

   

BEATRIZ

 

Como vos

335

 
   

me conocierais a mí.

   

DON FÉLIX

 

Pues decidme, pese a mí,

   
   

¿dónde nos vimos los dos?

   

BEATRIZ

 

¿Os inquieta mi presencia?

   

DON FÉLIX

 

Si de mí os estáis mofando,

340

 
   

por Dios, que me está cargando

   
   

ver ya tanta reticencia.

   
   

Si algo tenéis que decir,

   
   

decidlo, que sólo estar

   
   

me interesa.

   

BEATRIZ

 

Voy a hablar...

345

 

DON FÉLIX

 

Pero no sin descubrir

   
   

el rostro.

   

BEATRIZ

 

(Descubriéndose.)

   
   

Mirad, ¡soy yo!

   

DON FÉLIX

 

¡Doña Beatriz! ¡La que un día

   
   

la dulce esperanza mía

   
   

sin piedad arrebató!...

350

 
   

¡La que traidora y perjura

   
   

huyó al pie de los altares

   
   

y me hundió de los pesares

   
   

en la horrible noche oscura!

   
   

¡La que mi nombre infamando

355

 
   

manchó mi frente, traidora;

   
   

la que a su amante, aún ahora,

   
   

viene a este sitio buscando!...

   

BEATRIZ

 

Sí, yo le quiero salvar...

   

DON FÉLIX

 

No será, ¡lo juro a Dios!

360

 

BEATRIZ

 

¡Pero ese amante sois vos,

   
   

don Félix de Montemar!

   

DON FÉLIX

 

¡Basta de engaño traidor!

   
   

Ese hombre ya viene aquí,

   
   

sin que vuestro frenesí

365

 
   

se salve de mi furor.

   
   

¡Rudo le haré comprender

   
   

lo que vale el honor mío!

   

BEATRIZ

 

Cese vuestro desvarío.

   
   

Vuestro rival es mujer.

370

 
   

Es la misma que allí un día

   
   

la requeristeis de amores,

   
   

y al ver marchitas las flores

   
   

de ese amor, triste y sombrío,

   
   

dejó su monjil arreo;

375

 
   

de Dios rompiendo los lazos,

   
   

me arrancó de vuestros brazos.

   

DON FÉLIX

 

¡No, Beatriz, yo no lo creo!

   
   

Vos queréis una esperanza

   
   

dar a mi celo y locura...

380

 

BEATRIZ

 

¡Ved, don Félix, que estoy pura!

   
   

¡Que todo fue una venganza!

   

DON FÉLIX

 

¡Una prueba! (Con ansiedad.)

   

BEATRIZ

 

Es que a este duelo

   
   

que con vos tiene empeñado

   
   

no vendrá.

   

DON FÉLIX

 

No, no ha sonado

385

 
   

la hora...

   

BEATRIZ

 

¡Yo, por el cielo,

   
   

os lo juro! El Santo Oficio

   
   

en su poder ya la tiene.

   

DON FÉLIX

 

Doña Beatriz, si no viene

   
   

os perdono; el sacrificio

390

 
   

os hago de mi rencor;

   
   

y a esa mujer la perdono,

   
   

acaso tuvo en su abono

   
   

la pasión; al frenesí

   
   

no se da tributo en balde.

395

 

BEATRIZ

 

Del Santo Oficio el alcalde

   
   

aquí la aprehendió, lo vi.

   
   

De mi verdad un ejemplo,

   
   

don Félix, os voy a dar.

   
   

Bien podemos esperar

400

 
   

si lo queréis, en el templo.

   
   

Cuando oigáis sonar la hora

   
   

salid, tranquila os espero.

   

DON FÉLIX

 

Cumpliré cual caballero.

   
   

Vamos adentro, señora.

405

 
         

(Entran en la iglesia.)

       
         
         

Escena IX

       
         

ANDREA, sola. Suena el órgano.

       
         

ANDREA

 

¡Grata mansión donde un día

   
   

como en nido de palomas,

   
   

respiraba los aromas

   
   

que en mí viven todavía!

   
   

¿Por qué en la noche sombría

410

 
   

de mi rencor furibundo,

   
   

quiso mi brazo iracundo

   
   

en desesperado anhelo,

   
   

cerrar las puertas de un cielo

   
   

para lanzarme a este mundo?

415

 
   

¡Pálida y agonizante

   
   

en las nieblas de la vida,

   
   

voy como sombra perdida,

   
   

voy como fantasma errante,

   
   

con la planta vacilante

420

 
   

entre la tiniebla oscura; [114]

   
   

sin que un labio con ternura

   
   

ni con cariño me nombre!

   
   

¡Sin amor, sin luz, sin nombre

   
   

llorando mi desventura!

425

 
   

¡Sueños de mi dulce afán

   
   

que brotaron de repente

   
   

cual relámpago en mi mente!

   
   

¿Qué os hicisteis?, ¿dónde están?

   
   

¡Sueños que no volverán

430

 
   

a mi loca fantasía,

   
   

fuisteis sombra y luz de un día

   
   

que embellecieron los cielos,

   
   

y que el furor de los celos

   
   

convirtió en nube sombría!

435

 
   

¡Ay!, si un momento gocé

   
   

la luz que el pecho entusiasma,

   
   

¡se me apareció el fantasma

   
   

del hombre a quien yo maté!

   
   

¡Ni el llanto con que empapé

440

 
   

mi pupila incandescente

   
   

pudo borrar de mi mente

   
   

aquella airada figura,

   
   

ni lavar la mancha impura

   
   

de sangre que hay en mi frente!

445

 
   

¡Rotos los místicos... lazos

   
   

de mi raza... vil ultraje,

   
   

voy como en la mar salvaje

   
   

una barca hecha pedazos! [115]

   
   

¡Ahogar quiero entre mis brazos

450

 
   

el fantasma de mi suerte

   
   

que inmóvil, callado, inerte,

   
   

ve incierto mi rudo afán!

   
         

(Dan las nueve.)

       
         
   

Las nueve sonando están...

   
   

¡Aquí me espera la muerte!...

455

 
         
         

Escena X

       
         

ANDREA y DON FÉLIX DE MONTEMAR

       
         

DON FÉLIX

 

¡Don Carlos!

   

ANDREA

 

Aquí los dos

   
   

nos hallamos. ¿Qué os asombra?

   

DON FÉLIX

 

Sois de una mujer la sombra...

   

ANDREA

 

¡Soy la justicia de Dios!

   

DON FÉLIX

 

Beatriz mintió, ¡quién creyera!

460

 

ANDREA

 

¿Qué tenéis?, ¡por Jesucristo!,

   
   

Montemar, que no os he visto

   
   

vacilar de esa manera.

   

DON FÉLIX

 

¡Tened, esperad un poco!

   
   

Tras de las rejas os vi,

465

 
   

me lo dice el frenesí

   
   

de mi pasión.

   

ANDREA

 

¿Estáis loco?

   
   

¡Esa mujer ya murió

   
   

para vos en el convento;

   
   

su hermano en este momento

470

 
   

está delante, soy yo!

   

DON FÉLIX

 

No me quitéis la esperanza

   
   

en que mi pecho rebosa...

   

ANDREA

 

Allí dentro vuestra esposa,

   
   

¡aquí afuera, mi venganza!

475

 

DON FÉLIX

 

¡Soy presa de una ilusión

   
   

con que mi mente delira!...

   
   

Luego Andrea... ¿fue mentira?

   
   

¿No estáis en la Inquisición?

   

ANDREA

 

¿Y qué tengo yo que ver

480

 
   

con el Santo Tribunal?

   

DON FÉLIX

 

¡Sois monja!...

   

ANDREA

 

¡Sueño fatal!...

   
   

No soy monja, ni mujer.

   
   

¡Vive Dios!, que no es alarde

   
   

de valor lo que estoy viendo;

485

 
   

si así seguís, voy temiendo,

   
   

capitán, que sois cobarde,

   
   

¡y que queréis evitar

   
   

de la suerte un gran percance!

   
   

Sabéis que venís a un lance

490

 
   

en que os pudiera matar

   
   

e inventáis una conseja.

   
   

Permitidme que me asombre,

   
   

que más bien digna de un hombre

   
   

me parece de una vieja.

495

 

DON FÉLIX

 

¡No me insultéis, vive Dios!

   

ANDREA

 

Pues olvidad lo que os digo...

   

DON FÉLIX

 

Reñiremos sin testigo.

   

ANDREA

 

No hay para qué entre los dos...

   
   

Antes oíd, Montemar,

500

 
   

cómo aquí, tened por cierto,

   
   

habrá de seguro un muerto,

   
   

nos tenemos de explicar.

   
   

Si en una odiosa aventura

   
   

a vuestra esposa robé,

505

 
   

os juro que conservó...

   

DON FÉLIX

 

¡Callad!, ¡callad!

   

ANDREA

 

¡Su honra pura!

   
   

jamás indigno desliz

   
   

se cometió en vuestra mengua...

   

DON FÉLIX

 

¡Tened, don Carlos, la lengua!

510

 

ANDREA

 

¡Es pura, doña Beatriz!

   

DON FÉLIX

 

¡No os pido satisfacción,

   
   

y escucharos más no quiero;

   
   

echad al aire el acero!

   

ANDREA

 

¡Ved que no tenéis razón!

515

 
   

No quiero, si me matáis

   
   

al darme fiera revancha,

   
   

dejar en la honra una mancha...

   

DON FÉLIX

 

¡Ved que enojándome estáis!

   

ANDREA

 

Si muero, en vuestra conciencia

520

 
   

vais a quedar satisfecho.

   
   

Me registráis y en mi pecho

   
   

la prueba de su inocencia

   
   

encontraréis, capitán.

   

DON FÉLIX

 

¡Riñamos, pues, y que Dios

525

 
   

haga justicia!

   

ANDREA

 

Los dos

   
   

víctimas de nuestro afán,

   
   

y nuestra infernal locura,

   
   

nada nuestro ser asombra

   
   

y buscamos en la sombra

530

 
   

nuestra misma desventura.

   

DON FÉLIX

 

Riñamos y por quien soy

   
   

(Riñendo.)

   
   

¡que os he de matar, lo juro!

   

ANDREA

 

¡Don Félix, ved que os conjuro!

   

DON FÉLIX

 

¡Ira de Dios! (La mata.)

   

ANDREA

 

¡Muerta soy!

535

 
         

(DON FÉLIX tira la espada y socorre a ANDREA; ésta se reclina sobre su pecho. DON FÉLIX busca la herida y se apercibe de que DON CARLOS es ANDREA.)

       
         

DON FÉLIX

 

¿Qué habéis hecho?, ¿qué habéis hecho?

   
   

¡Locura horrible, insensata!

   

ANDREA

 

¡Es la suerte quien me mata...

   
   

debéis estar satisfecho!...

   

DON FÉLIX

 

¡Andrea! ¡Andrea!... ¡Perdón!

540

 
   

¡Mátame, aquí está mi acero!... [116]

   

ANDREA

 

¡Ah!, soy feliz, porque muero

   
   

¡en tus brazos!... ¡Compasión!

   

DON FÉLIX

 

¡Soy un infame!, ¡asesino!...

   
   

¡Socorro!...

   

ANDREA

 

Llama al convento

545

 
   

porque ya la muerte... siento

   
   

llegar... ¡fue nuestro destino!

   

DON FÉLIX

 

¡Vive!, ¡dilata la vida!

   

ANDREA

 

Recibe este beso ardiente

   
   

sobre la nublada frente,

550

 
   

símbolo de despedida.

   
         
         

Escena XI

       
         

(Dichos y DOÑA BEATRIZ, que sale precipitadamente.)

       
         

BEATRIZ

 

¡Esa mujer!

   

DON FÉLIX

 

¡Está muerta!

   

BEATRIZ

 

¡Aquí en silencio los dos!

   

ANDREA

 

Perdonad... ¡me vuelvo a Dios!

   
   

¡Llamad!... ¡Llamad a esa puerta!

555

 

BEATRIZ

 

¡Perdón!... ¡Yo te denuncié!

   

ANDREA

 

Adórala... Monte... mar...

   

BEATRIZ

 

¡Oh!, ¡quién te vino a matar!

   

DON FÉLIX

 

¡Infeliz, yo la maté!

   
         

(DOÑA BEATRIZ toca la campana; se abre la portería, a donde se dirige SOR ANDREA llevada por DON FÉLIX. Salen las MONJAS a recibirla.)

       
         
         

Escena XII

       
         

(Dichos, las MONJAS y la ABADESA. Todas se detienen en el dintel de la puerta.)

       
         

ABADESA

 

¡Sor Andrea! ¡Sor Andrea!

560

 

ANDREA

 

¡Yo que en mi... postrer aliento...

   
   

traigo el... arrepentimiento...

   
   

de mis faltas!

   

BEATRIZ

 

¡Así sea!

   
         

(Se oye el órgano y canto de agonías. DON FÉLIX y BEATRIZ quedan en el centro de la escena viendo a ANDREA en brazos de las MONJAS.)

       
         

ANDREA

 

¡Si las lágrimas redimen...

   
   

se abren las puertas... del cielo!

565

 
         

(Muere.)

       
         

BEATRIZ

 

¡Qué terrible desconsuelo!

   

DON FÉLIX

 

¡No hay perdón para este crimen!

   
         

(Cayendo de rodillas.)

       
         

FIN DEL DRAMA