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Redención
Drama en cuatro actos y en verso
José María Díaz
AL EXCMO. SEÑOR D. LUIS JOSÉ SARTORIUS, CONDE DE SAN LUIS
Hemos sido muy amigos en los primeros años de nuestra juventud; lo somos ahora, y lo seremos siempre, a pesar de la diferencia de nuestras opiniones políticas.
Como prueba de esta amistad nunca desmentida, y como testimonio de agradecimiento y consideración al Ministro que en tiempos azarosos procuró dar impulso a la decaída literatura dramática, coloco tu nombre al frente de esta obra, tan favorablemente juzgada por la prensa, con tanto calor aplaudida por el público.
José María Díaz.
PERSONAJES ACTORES
HORTENSIA DOÑA JOSEFA PALMA
CONDESA DE ARNADELO DOÑA FRANCISCA TUTOR
INÉS DOÑA CARMEN CARRASCO
BEATRIZ DOÑA CONCEPCIÓN SAMPELAYO
ARTURO GÁRCES DE MOYA DON JULIÁN ROMEA
LAURENCIO DE PIMENTEL DON FLORENCIO ROMEA
LORD SEYMOUR DON LÁZARO PÉREZ
EL GENERAL GÁRCES DON ANTONIO PIZARROSO
EL MARQUÉS DE LA FLORIDA DON CALISTO BOLDUN
BERNARDO DON PATRICIO SOBRADO
SEÑORAS. CABALLEROS. LACAYOS
La escena pasa en Madrid. 185...
Acto primero
Gabinete amueblado con elegancia: salones de baile en el fondo
Escena I
LORD SEYMOUR. -EL MARQUÉS DE LA FLORIDA. LAURENCIO DE PIMENTEL. El primero a la izquierda, sentado junto a un velador leyendo el Times. El segundo de pie, al otro extremo del velador, con la cotización de la Bolsa en la mano. LAURENCIO a la derecha, leyendo el Diario de Avisos.
LORD SEYMOUR Y esto es lo que más conviene:
es fuerza, aunque pese al Zar,
del territorio otomano
mantener la integridad.
EL MARQUÉS DE LA FLORIDA Los fondos están en baja. 5
LAURENCIO DE PIMENTEL ¡Pobre gente!
EL MARQUÉS DE LA FLORIDA Es natural...
mañana gran concurrencia
a la Bolsa.
LAURENCIO DE PIMENTEL (Leyendo.)
A caza van
de garitos. «En la calle,
ayer de la libertad...» 10
Y al pie, la lista de todos
los jugadores... «Don Juan
de Sosa, Don Luis...»
LORD SEYMOUR (Levantándose y dejando el Times.)
¡Laurencio!...
LAURENCIO (Deja el Diario de Avisos.)
¡Milord!
LORD SEYMOUR ¿Usted por acá? 15
¿Y el salón?
LAURENCIO DE PIMENTEL Hay mucha gente...
EL MARQUÉS DE LA FLORIDA (Soltando la cotización de la Bolsa y acercándose a los otros, que ocuparán en este momento el centro de la escena.)
Han bajado y bajarán.
LAURENCIO ¿Los fondos? Pues la hipoteca
(Señalando a la cruz del MARQUÉS.)
que lleva-usted en el frac.
EL MARQUÉS DE LA FLORIDA La cruz de Carlos III... 20
Cuatro brillantes...
(Música de vals dentro.)
LORD SEYMOUR (A LAURENCIO.)
¿Y el vals
con Hortensia?
LAURENCIO ¡Qué memoria!
¡Y es de Straus!... Voy allá.
(Vase.)
LORD SEYMOUR ¡Soberbia cruz!
EL MARQUÉS DE LA FLORIDA ¡De brillantes!
La riqueza es un fanal 25
de ardiente luz, que derrite,
si en ello cifra su afán,
la virtud de las mujeres,
del hombre la probidad.
LORD SEYMOUR ¡Exageración!
(Dirigiéndose los dos al salón.)
Costumbres 30
del siglo que andando va.
(Al salir se encuentran con INÉS y la CONDESA: saludan y se retiran.)
Escena II
INÉS. CONDESA DE ARNADELO.
INÉS Condesa ¿ha sido el calor?
CONDESA DE ARNADELO El calor me ha desterrado
de los salones.
INÉS ¡Cuidado!
CONDESA DE ARNADELO No es un misterio de amor. 35
INÉS Si lo es, a mi de derecho
me toca... Discreta soy...
CONDESA DE ARNADELO Lo sé.
INÉS ¿No se encierra hoy
algún pesar en tu pecho?
CONDESA DE ARNADELO Ninguno.
INÉS Mi enhorabuena 40
recibe.
CONDESA DE ARNADELO Con alma y vida...
INÉS ¿Has visto al de la Florida?
¡Qué de brillantes, Elena!
CONDESA DE ARNADELO ¡Vale su frac un tesoro!
¡De la cabeza a los pies 45
no tiene igual el Marqués!
INÉS ¡Es todo un hombre de oro
macizo!...
CONDESA DE ARNADELO La sociedad
para él es un mercado
en que se compra; ha comprado 50
lo que en su ruin vanidad
buscaba, y nadie se cuida
de que Toribio Meneses
es hoy, entre los marqueses,
el Marqués de la Florida. 55
INÉS El nombre de molde encaja...
Don Toribio...
CONDESA DE ARNADELO Este es su nombre.
INÉS ¿Y cómo ha subido ese hombre?
CONDESA DE ARNADELO Comprando y vendiendo paja.
INÉS ¿Comprando y vendiendo?
CONDESA DE ARNADELO Sí. 60
INÉS Me da vergüenza ese modo
de medrar.
CONDESA DE ARNADELO Inés, aquí
se compra y se vende todo.
INÉS ¿Hasta el amor?
CONDESA DE ARNADELO Inés mía;
juzga tú por lo que ves... 65
INÉS El amor...
CONDESA DE ARNADELO El amor es
también una mercancía.
INÉS ¿Y la amistad?
CONDESA DE ARNADELO (Riéndose.)
¡La amistad!
INÉS ¿Te ríes?
CONDESA DE ARNADELO Sí; del empeño
que muestras...
INÉS ¿Será otro sueño? 70
CONDESA DE ARNADELO Pregunta a la sociedad...
¡¡Amor y amistad!! descuidos
del alma en su edad temprana,
que harán pedazos mañana
los desengaños sufridos. 75
INÉS Elena, tu corazón
es un abismo con cara...
CONDESA DE ARNADELO En cambio tengo muy clara
la antorcha de la razón.
INÉS ¿Y vivir puedes así? 80
CONDESA DE ARNADELO En ello mi dicha fundo.
INÉS ¿No amas a nadie en el mundo?
CONDESA DE ARNADELO ¡Pues no, si me quiero a mí!
INÉS Y sin amor, no te asombre,
Elena, franqueza tanta, 85
¿juraste en el ara santa
fe eterna y cariño a un hombre?
CONDESA DE ARNADELO ¿Qué tiene de extraño, Inés?
Y cumplí mi juramento.
INÉS ¡Notable comportamiento! 90
CONDESA DE ARNADELO ¿Qué de este siglo no es?
Mutuas consideraciones
fundieron en una pieza,
el árbol de su nobleza
y el oro de mis doblones. 95
Buen Conde: de mi caudal,
en vida se aprovechó,
pero al morir me dejó
su gran título feudal.
Joven, bulliciosa y viuda... 100
INÉS ¡También Hortensia lo es!
Tú, como Hortensia...
CONDESA DE ARNADELO ¡Ay, Inés!
Como ella?... Lo pongo en duda.
INÉS ¿Por qué?
CONDESA DE ARNADELO Ni soy tan hermosa
que la dispute su trono, 105
(Con malignidad.)
ni tengo, Inés, en mi abono
esa nube misteriosa
en que, se envuelve su ser...
INÉS ¿Misterio en Hortensia?
CONDESA DE ARNADELO Y mucho.
INÉS ¡Será verdad lo que escucho!... 110
CONDESA DE ARNADELO Yo al cabo lo he de saber...
INÉS ¡Vamos!... Te enoja el favor
que se rinde a sus desdenes,
y te irrita de sus trenes
el lujo deslumbrador. 115
CONDESA DE ARNADELO El tiempo dirá.
INÉS Ya es obra,
si hay que esperar...
CONDESA DE ARNADELO Inés mía,
a un día sigue otro día;
yo sé que razón me sobra.
Escena III
CONDESA DE ARNADELO. INÉS. LAURENCIO DE PIMENTEL. ARTURO GARCÉS DE MOYA.
LAURENCIO DE PIMENTEL ¡Mi buen Arturo! Es preciso 120
cambiar de vida y de ser...
¿Por qué no te hemos de ver,
Arturo, en el paraíso?
Te prueba tan mal España.,
que huyes?...
CONDESA DE ARNADELO Y a quién debemos 125
tal honra?...
INÉS ¿Saber podemos?...
De esa esquivez tan extraña
la sociedad se lamenta.
ARTURO GARCÉS DE MOYA Lisonja no merecida...
La sociedad de mi vida 130
no sueña en pedirme cuenta.
¿Qué le importa mi destino,
si yo no quiero ser suyo,
si me avergüenzo, si huyo,
de su oscuro torbellino? 135
CONDESA DE ARNADELO (Picada.)
¡Injusta misantropía!
¡Lección con gran tino dada!
ARTURO GARCÉS DE MOYA Podrá ser equivocada
mi opinión, pero es la mía.
CONDESA DE ARNADELO De usted solo: y solo usted 140
quizás tache de enojosa
esta soirée...
LAURENCIO DE PIMENTEL Más famosa
no la he visto, ni veré.
Del salón la claridad 145
es tal, que envidia no tiene
al sol cuando se nos viene
con toda su majestad.
¡Qué profusión de labores
en los ricos cortinajes! 150
Por cintas, bandas de encajes
aprisionando las flores.
Por do quiera de las luces
al fulgor, brillan mezclados
de las damas los tocados, 155
de los magnates las cruces.
Aquí agrupada en tropel
la flor de la juventud
adora la esclavitud
en los ojos de Raquel, 160
ese ángel de gracia suma
nacido en la Gran Bretaña,
que trajo a costas de España
de mar la rizada espuma.
Allí con su blanca toca 165
de ricos encajes hecha,
galanes, Laura deshecha
con la sonrisa en la boca;
y más lejos, por que en ellos
se escondan bien sus hechizos, 170
enreda Julia los rizos
de sus dorados cabellos.
Aquí un señor cuya renta
por los tributos zozobra,
los males de España cuenta 175
a un diputado que cobra.
Allá un banquero sin caja
disfraza al mundo su historia,
acá un general con gloria
al lado de otro con faja: 180
y en medio de la alegría
que arroja al viento la orquesta,
nueva salva de una fiesta
que ha de durar hasta el día,
engalanados y chuscos, 185
vampiros de nuevas pintas,
se ve en el fondo con cintas
de varios reinos rebuscos,
de los ex-mi... casi toda
la caterva que tú sabes, 190
con sus continentes graves
y sus uñas la moda.
¡Qué espectáculo! El cogollo
de Madrid. ¡Ay! La función
es tal, que en todo el salón 195
no hay una vieja ni un pollo.
INÉS Oh, que gracioso relato
LAURENCIO DE PIMENTEL Pícome yo de muy fiel.
CONDESA DE ARNADELO No mucho... olvidó el pincel...
LAURENCIO DE PIMENTEL Dígalo usted.
CONDESA DE ARNADELO Un retrato. 200
LAURENCIO DE PIMENTEL ¿De quién?
CONDESA DE ARNADELO ¡Memoria, Laurencio!...
LAURENCIO DE PIMENTEL Si por más que reflexiono
CONDESA DE ARNADELO ¿Tan poca luz da su trono?
¿Y Hortensia?
LAURENCIO DE PIMENTEL Es verdad. Silencio:
¡Qué mujer más seductora! 205
No tiene, Arturo, idea!...
Quién la vio, verla desea,
la admira quien no la adora.
Por donde quiera que pasa
es reina en su propia fiesta, 210
aunque procura modesta
ceder el trono en su casa.
No sé qué en sus ojos brilla,
pero se que es un encanto
el misterioso quebranto 215
de su pálida mejilla.
Ora elegante y resuelta,
de Prado la estrecha calle
recorra, ocultando el talle
en ricas pieles envuelta: 220
ya sacuda la mantilla,
y de sus blondas al aire
con más arrojo y donaire
que las hijas de Sevilla;
Hortensia es ser que no pinta 225
la inspiración del poeta,
imagen que en la paleta
del pintor no encuentra tinta.
¡Pobrecita! Compasión
me da!
ARTURO GARCÉS DE MOYA ¿Tan mala es su suerte? 230
LAURENCIO DE PIMENTEL Como que lleva la muerte
metida en el corazón.
ARTURO GARCÉS DE MOYA (Con calor.)
Imposible.
LAURENCIO DE PIMENTEL No des gritos.
¿Cómo no, si lo asegura 235
un gran médico que cura
con agua y con papelitos?
CONDESA DE ARNADELO ¿La conoce usted?
ARTURO GARCÉS DE MOYA ¿Yo?... Sí
CONDESA DE ARNADELO Ese interés que se toma...
ARTURO GARCÉS DE MOYA La he visto una vez en Roma, 240
y en Francia otra vez la vi.
CONDESA DE ARNADELO ¿Quién es?
ARTURO GARCÉS DE MOYA La viuda de un Conde.
CONDESA DE ARNADELO Su mucha renta se ve
por lo que gasta.
ARTURO GARCÉS DE MOYA No sé. 245
CONDESA DE ARNADELO ¿Y su cuna? Corresponde
a la exquisita nobleza
de sus modales?
ARTURO GARCÉS DE MOYA Lo ignoro.
Solo sé que es un tesoro
de elegancia y de belleza. 250
CONDESA DE ARNADELO ¡Vamos Arturo! ¿Quién es
la encantadora extranjera?
ARTURO GARCÉS DE MOYA Esta es la ocasión primera.
que su invitación cortés
me dio, Condesa, permiso 255
de verla.
CONDESA DE ARNADELO Quiere decir...
ARTURO GARCÉS DE MOYA (Con sequedad.)
Que mi respeto admitir
en reino extraño no quiso.
CONDESA DE ARNADELO ¡Risa da tono tan serio!...
ARTURO GARCÉS DE MOYA ¡Condesa!...
LAURENCIO DE PIMENTEL Genio y figura... 260
Hortensia...
CONDESA DE ARNADELO (A ARTURO con intención.)
Hortensia...
ARTURO GARCÉS DE MOYA (A la CONDESA.) Es locura
suponer...
CONDESA DE ARNADELO Sí, ¡aquí hay misterio!...
Escena IV
HORTENSIA. CONDESA DE ARNADELO. INÉS. EL MARQUÉS DE LA FLORIDA.-LORD SEYMOUR. ARTURO GARCÉS DE MOYA. LAURENCIO DE PIMENTEL.
HORTENSIA Milord, las dos fugitivas...
miradlas.
LORD SEYMOUR (Fijando una mirada de disgusto en ARTURO)
Sí.
EL MARQUÉS DE LA FLORIDA ¡Tan hermosas!
LAURENCIO DE PIMENTEL ¡Como siempre!
(Se coloca al lado de Hortensia y la habla, al oído.)
CONDESA DE ARNADELO (En voz baja a INÉS.)
Don Toribio. 265
EL MARQUÉS DE LA FLORIDA ¡Tan elegantes!
CONDESA DE ARNADELO ¡Lisonja!
EL MARQUÉS DE LA FLORIDA Justicia, justicia seca...
CONDESA DE ARNADELO (A INÉS en voz baja.)
La paja seca se compra
a más precio.
LORD SEYMOUR (Para sí)
Lord Seymour,
atención.
HORTENSIA (En voz alta riéndose.)
¡Jesús! ¡Qué cosas 270
me dice Laurencio!
LAURENCIO DE PIMENTEL Hortensia...
HORTENSIA Frases de amor amontona
tan sin concierto... ¡Silencio!
Basta ya.
LAURENCIO DE PIMENTEL Si usted se enoja, 275
callaré.
ARTURO GARCÉS DE MOYA (Aparte.)
Ni una mirada!...
LORD SEYMOUR (En voz baja a HORTENSIA.)
Aquí está.
HORTENSIA (En voz baja a SEYMOUR.)
No puedo ahora
explicar...
LORD SEYMOUR (En voz baja a HORTENSIA.)
La mira a usted
con insistencia enfadosa.
HORTENSIA (En voz baja a SEYMOUR.)
Es cosa muy natural 280
en todo el que se enamora.
LORD SEYMOUR ¡Hortensia!...
HORTENSIA Silencio... Inés...
(Tose.)
INÉS Esa tos es peligrosa...
Hortensia, cuídate más.
HORTENSIA ¿Para qué?
CONDESA DE ARNADELO La vida es corta. 285
HORTENSIA ¡Vale tan poco la mía!
INÉS No digas eso: ¿estás loca?
EL MARQUÉS DE LA FLORIDA No soy de ese parecer.
LAURENCIO DE PIMENTEL También mi opinión es otra.
(Pasa al lado de SEYMOUR y entabla con él un diálogo muy animado.)
CONDESA DE ARNADELO ¿Lord Seymour no es de la misma? 290
LAURENCIO DE PIMENTEL Como al honor no se oponga,
de la Inglaterra...
LAURENCIO DE PIMENTEL ¡Laurencio!
CONDESA DE ARNADELO ¿Y usted, Arturo, la adopta?
ARTURO GARCÉS DE MOYA Obrar de otro modo...
HORTENSIA (Con extrañeza.)
Arturo!...
ARTURO GARCÉS DE MOYA Arturo Garcés de Moya. 295
HORTENSIA ¿Pues quién es aquí el Vizconde
de Villalpando y Pedrosa?
ARTURO GARCÉS DE MOYA Yo Soy.
HORTENSIA (Con intención a SEYMOUR.)
¡Milord!
ARTURO GARCÉS DE MOYA Una herencia
que acaso en Madrid se ignora.
HORTENSIA (Mirando al reló.)
Las dos. Al Buffet.
EL MARQUÉS DE LA FLORIDA (Ofreciendo un brazo a la CONDESA y otro a HORTENSIA.)
Supongo... 300
CONDESA DE ARNADELO (A INÉS en voz baja.)
El de Pravía.
ARTURO GARCÉS DE MOYA (Ofreciéndola el brazo.)
Inés.
EL MARQUÉS DE LA FLORIDA ¡Dos joyas!
CONDESA DE ARNADELO Tres con la placa...
EL MARQUÉS DE LA FLORIDA No tanto,
Condesa... Usted me sonroja.
Escena V
LORD SEYMOUR. LAURENCIO.
LAURENCIO DE PIMENTEL No somos de una opinión.
LORD SEYMOUR Ni lo seremos...
LAURENCIO DE PIMENTEL ¡Pensar 305
en que es oportuno y fácil
un cambio en la sociedad!
Esa doctrina, milord,
muy conveniente será
bajo el cielo nebuloso 310
de Inglaterra...
LORD SEYMOUR La verdad
donde quiera que se siembra
sazonados frutos da.
Si la nobleza descuida 315
y ve como propiedad
de clase más inferior
la lid constitucional...
LAURENCIO DE PIMENTEL ¡Ojalá que nunca arrostre
tan proceloso huracán! 320
LORD SEYMOUR No espere usted que de siglo
la marcha se vuelva atrás.
LAURENCIO DE PIMENTEL Por esa razón yo llevo
una vida excepcional.
LORD SEYMOUR ¡Extravagante!
LAURENCIO DE PIMENTEL Procuro 325
vivir sin penas ni afán.
visto, como, bebo y bailo,
y déjole a usted pensar,
si el cuerpo, con esta vida,
que agradecerme tendrá... 330
LORD SEYMOUR ¿Y el alma? ¿la inteligencia?
LAURENCIO DE PIMENTEL Ya estoy... ¿El pasto moral?
No lo descuido... En un libro,
milord, me he dado a estudiar,
y hallo en él tanto embeleso, 335
tan sabrosa amenidad...
LORD SEYMOUR ¿Cuál?
LAURENCIO DE PIMENTEL Uno del siglo quince
y cuya lectura es ya,
extraño que usted lo ignore,
la lectura universal.
LORD SEYMOUR ¿Y se titula?
LAURENCIO DE PIMENTEL Es un libro 340
de pocas hojas, que van
y vuelven del que las lee,
milord, a la voluntad.
LORD SEYMOUR No caigo...
LAURENCIO DE PIMENTEL En él se fijó
mi inteligencia con tan 345
extraña afición, que en él
aprendí lo que jamás
olvidaré... La malilla,
el tresillo, la imperial,
el faraón, el pecado, 350
el monte, la brisca, el craps,
el treinta y cuarenta, el quince,
la báciga, el baccarrá,
el golfo, el whist, el piqué,
la bonillotte, sin el brelán, 355
el ecarté, la rentilla,
el tute, el solo, el parar,
el l'ausquenet, los tresietes,
y el burro, juego que ya
se va extendiendo bastante 360
entre los hijos de Adán.
Mi educación fue completa.
LORD SEYMOUR ¡Erudición singular!
¡Que no ha de poder usted
hablar con formalidad! 365
LAURENCIO DE PIMENTEL ¿Y de qué me servirá?
Cree usted, que por predicar
moralidad a los hombres,
ha de haber moralidad?
Que por decir verbi gratia, 370
el gobierno marcha mal,
cree usted que de rumbo cambie
por eso el gobierno? ¡Bah!
¡Qué locura! Milord, vamos,
que nos espera el champagne 375
y a la salud beberemos
de mi Hortensia.
LORD SEYMOUR Esa deidad
tiene a usted loco de amor,
según cuentan.
LAURENCIO DE PIMENTEL ¡Lenguaraz
impostura! Yo de Hortensia 380
sólo quiero la amistad;
le he consagrado la mía,
(Dándole la mano.)
y eterna, milord, será.
LORD SEYMOUR (Aparte.)
¡Laurencio!... ¡Tan buen criterio,
y tanta informalidad! 385
Escena VI
HORTENSIA.
¡Sola por fin! ¡Sin cuidado
respire mi corazón!
¡Funesta casualidad
¡Si hubiera sabido yo!...
El conde de Villalpando 390
es el bizarro español
que en Nápoles me seguía,
que en Roma y en Berlín me vio,
desde hace dos años sombra
¿que presta a mi cuerpo Dios? 395
¡Él es!... ¡él es... en sus ojos!...
¡Nunca!... ¡me espanta su amor!
Y sin embargo, aquí dentro
su imagen querida... no.
Sujete este amante impulso 400
el yugo de mi razón.
La lucha es grande. Luchemos.
¡A mí los placeres de hoy,
los de mañana, del mundo
es brillo fascinador! 405
¡Banquetes, bailes, partidas
de caza, el radiante sol
de mi libertad en todo
su magnífico esplendor!
¡No le he de hablar!... ¡Si le hablo!... 410
Misteriosa inclinación,
no me deslumbres, ahoga,
sin que él la escuche, tu voz.
Escena VII
ARTURO GARCÉS DE MOYA. HORTENSIA.
HORTENSIA ¿Usted aquí?
ARTURO GARCÉS DE MOYA Yo quería
hablar a usted, pero lejos 415
de esa confusión...
HORTENSIA ¿Qué causa?
ARTURO GARCÉS DE MOYA La diré: con loco empeño
la flor en usted, Condesa,
de mi ventura contemplo.
HORTENSIA Declaración repentina 420
de amor...
ARTURO GARCÉS DE MOYA De amor y sincero,
HORTENSIA (Riéndose.)
Mil gracias,
ARTURO GARCÉS DE MOYA No pague usted
con risas de menosprecio...
HORTENSIA ¿De qué se trata?
ARTURO GARCÉS DE MOYA De mucho.
Se trata de dar remedio 425
a un grave mal que se esconde
en el fondo de mi pecho.
Se trata de una pasión
que ha alimentado en silencio,
reconcentrada, profunda, 430
que nunca faltó al respeto:
se trata, Condesa, aquí
de dos años de tormento
en cambio de una esperanza.
HORTENSIA Esa esperanza es un sueño 435
que a la luz del desengaño
irá desapareciendo.
ARTURO GARCÉS DE MOYA ¡Señora!
HORTENSIA ¿Qué quiere usted?
no sé si tiene derechos
el corazón. Mi interés
es un piloto que empleo 440
para cruzar de esta vida
en los mares turbulentos.
ARTURO GARCÉS DE MOYA ¡De veras lo dice usted!
HORTENSIA Lo digo como lo siento.
ARTURO GARCÉS DE MOYA Condesa...
HORTENSIA Basta de amor... 445
no es a propósito el tiempo...
ARTURO GARCÉS DE MOYA ¿Y cómo arrancar del alma?
HORTENSIA Lanzando del pensamiento
a esfera más importante,
más pura y hermosa el vuelo. 450
ARTURO GARCÉS DE MOYA ¡Más pura, ni más hermosa!...
HORTENSIA ¿No existe la gloria?
ARTURO GARCÉS DE MOYA Es cierto.
HORTENSIA La gloria corona al cabo
la inspiración del ingenio.
ARTURO GARCÉS DE MOYA La envidia la despedaza 455
con su sarcasmo violento.
HORTENSIA La ambición...
ARTURO GARCÉS DE MOYA No me deslumbra
el brillo de sus arreos...
HORTENSIA Proyecte usted un canal,
algún camino de hierro... 460
Hágase usted diputado,
y en el febril movimiento
de las sesiones...
ARTURO GARCÉS DE MOYA Amor
domina sólo aquí dentro.
Para tal investidura, 465
en mi juicio, es lo primero
la independencia.
HORTENSIA Vizconde,
no ha visto usted el Congreso?
ARTURO GARCÉS DE MOYA Amar a usted es mi gloria,
y ver a usted mi embeleso. 470
¡Oh! ¡Qué pálido es el brillo
de esos pobres pensamientos
que asoman bajo esa trenza
de tan hermosos cabellos!
Más que dan, quitan a usted 475
valor y merecimiento.
(HORTENSIA se quita los pensamientos de la cabeza y los coloca sobre el corazón.)
HORTENSIA ¿Será verdad tanto amor?
ARTURO GARCÉS DE MOYA Mis labios nunca mintieron.
HORTENSIA La ilusión se desvanece
muy pronto...
ARTURO GARCÉS DE MOYA Cuando es un mero 480
capricho.
HORTENSIA La posesión
es flor que lleva en sus pétalos
cabe el arpón de la duda
la horrible hiel del desprecio.
ARTURO GARCÉS DE MOYA No, jamás.
HORTENSIA Ya mis mejillas 485
su antiguo encanto perdieron.
La enfermedad que me aqueja
trocó de apacible en seco
mi carácter, y de dócil
en caprichoso y soberbio. 490
Tan pronto estoy en España
como en Italia: no puedo
pasar un año, tres meses,
tranquila en un mismo pueblo.
Pobre esqueleto con vida 495
prestada, en sedas envuelto,
que va de aquí para allá,
despavorido y temiendo
que su sepulcro le llame
para guardarle en su centro. 500
HORTENSIA ¿Quién es, Hortensia, el esclavo
que leyes dicta a su dueño?
La esclavitud del amor
no es un suplicio, es el cielo
del alma. ¡Curar los males 505
de la que se ama; en el templo
penetrar en que ella esconde
al abrigo del silencio
el rico y santo tesoro
de su amor; beber su aliento! 510
Vivir un día siquiera
quemándose en ese fuego
que engrandece y purifica
del alma los sentimientos;
de su existencia rasgar 515
el siempre tupido velo...
HORTENSIA No intente usted de la mía
penetrar en el misterio:
¡asusta, avergüenza, mata
la ilusión. Oscuro cieno 520
en que avergonzado y solo
se revuelve un esqueleto!
ARTURO GARCÉS DE MOYA Y si yo con mi cariño
tan turbio pantano seco,
y en él por mi buena estrella, 525
de amor la semilla siembro...
HORTENSIA Espinas recogerá
quien tenga ese atrevimiento.
ARTURO GARCÉS DE MOYA ¿No ha amado usted en su vida?
HORTENSIA ¡Ay! No sé; ¡no lo recuerdo! 530
ARTURO GARCÉS DE MOYA ¡Hortensia!
HORTENSIA Si usted me ama,
váyase usted.
ARTURO GARCÉS DE MOYA (Limpiándose las lágrimas.)
Obedezco.
HORTENSIA ¿Llora usted?
ARTURO GARCÉS DE MOYA ¡Valen tan poco
estas lágrimas que vierto!
HORTENSIA ¡Vizconde!
ARTURO GARCÉS DE MOYA ¿Qué quiere usted? 535
HORTENSIA ¡Dios me asista! Yo no quiero
que usted me aborrezca.
ARTURO GARCÉS DE MOYA Nunca.
HORTENSIA ¿Y tanto amor será eterno?
ARTURO GARCÉS DE MOYA Lo será; créame usted,
señora...
HORTENSIA No...¡Yo fallezco! 540
(Apoyándose en una silla)
ARTURO GARCÉS DE MOYA ¡Hortensia! ¡Qué agitación!...
¡Si lo que pasa es un sueño!
HORTENSIA Esta es la primera vez
que grita amor aquí dentro.
ARTURO GARCÉS DE MOYA ¡Eres un ángel, Hortensia!... 545
HORTENSIA (Dándole los pensamientos que colocó en su pecho; Arturo la besa la mano arrodillándose.)
¡Soy una loca que pierdo
la ostentación que deslumbra
por un bien tan pasajero!
ARTURO GARCÉS DE MOYA ¡Siempre! ¡siempre!
HORTENSIA ¡Dios dirá!
ARTURO GARCÉS DE MOYA ¡Sobre el corazón!
Escena VIII
ARTURO GARCÉS DE MOYA. LORD SEYMOUR. HORTENSIA.
(ARTURO GARCÉS DE MOYA permanece arrodillado.)
LORD SEYMOUR ¡Qué veo! 550
HORTENSIA Es el Vizconde, milord,
el único a quien encuentro
sin una cinta en el frac;
y de esta manera al verlo,
le he honrado con esa flor 555
que engalanaba mi pecho.
MILORD Consérvela muchos años,
que tiene la flor gran precio.
ARTURO GARCÉS DE MOYA Condesa...
HORTENSIA Señor Vizconde...
¿Se aleja usted? No pretendo 560
tener de su compañía
esta noche el privilegio.
ARTURO GARCÉS DE MOYA No dejaré los salones
sin ver a usted.
HORTENSIA Hasta luego.
Escena IX
HORTENSIA. LORD SEYMOUR.
LORD SEYMOUR Será ofensa el suponer 565
que es prenda al cabo esa flor
y donativo de amor?
¿Debo al impulso ceder
de un corazón ya celoso?
HORTENSIA ¡Dos años duró esta lucha! 570
LORD SEYMOUR (Con ironía.)
¿Fue la resistencia mucha?...
HORTENSIA ¿Milord, es usted mi esposo?
LORD SEYMOUR Creía tener derecho
a una franca explicación.
HORTENSIA Le sobra a usted la razón. 575
LORD SEYMOUR Condesa, si yo sospecho
de usted intención no sana..
HORTENSIA Daré respuesta cumplida
a esa indicación: mi vida
tiene un ayer y un mañana. 580
LORD SEYMOUR (Con intención.)
Echó en el olvido el ayer,
por mi ternura, mi juicio...
HORTENSIA Si fue grande el sacrificio,
sabrelo yo agradecer.
LORD SEYMOUR ¡Sacrificio!
HORTENSIA La ironía 585
milord, mis nervios subleva...
ese sacarmo me lleva
adonde yo no quería.
LORD SEYMOUR ¡Flaqueza o casualidad!
HORTENSIA Admito gustosa el reto... 590
LORD SEYMOUR (Con sarcasmo.)
Faltar no quise al respeto
que usted merece.
HORTENSIA Es verdad.
Lo merezco por mujer,
y no esperaba, señor,
que conociéndolo un lord 595
me echase en cara ese ayer.
Y puede orgulloso estar
lord Seymour, par de Inglaterra,
por ser quien supo en la tierra
de rabia hacerme llorar. 600
LORD SEYMOUR Y usted que guardando oculto
ese cariño, señora...
HORTENSIA Supongo, milord, que es hora
de dar treguas al insulto.
(Tose.)
LORD SEYMOUR Prudencia, tranquilidad... 605
y no olvidemos los dos
que es peligrosa esa tos...
HORTENSIA ¿Milord, es burla o piedad?
LORD SEYMOUR Hablemos en paz aquí
y con lisura.
HORTENSIA Eso quiero. 610
LORD SEYMOUR Amante más caballero
no se conoce...
HORTENSIA Es así.
LORD SEYMOUR Pues bien; es fuerza poner
un término...
HORTENSIA Usted se olvida,
milord, de que hay en mi vida, 615
por mi desgracia, un ayer.
LORD SEYMOUR Condesa, hablaré más claro
si usted me permite...
HORTENSIA Sea.
LORD SEYMOUR Suplico a usted que me crea.
HORTENSIA Prosiga usted sin reparo. 620
Conozco mi situación...
LORD SEYMOUR Esa sospecha es injusta...
HORTENSIA Me abochorna, no me asusta,
lord Seymour, mi condición.
LORD SEYMOUR Tres años ha que nos vimos 625
HORTENSIA En Berlín.
LORD SEYMOUR Y a usted le plugo,
Condesa, aceptar el yugo
en que ha tres años vivimos.
HORTENSIA Es verdad.
Desde ese día...
HORTENSIA Dictó su ley mi capricho. 630
LORD SEYMOUR Yo nunca lo hubiera dicho...
HORTENSIA ¿Por qué no, si aunque tardía
mi voluntad hoy recobra
su independencia?...
LORD SEYMOUR Cuidados
de amante, alhajas, brocados... 635
HORTENSIA Todo eso, Milord, me sobra.
LORD SEYMOUR Y si yo, que ciego adoro
en usted, que no comprendo
la vida, sino teniendo
de esa hermosura el tesoro, 640
ofrezco a usted jerarquía,
riqueza que al mundo asombre,
y con mi mano mi nombre?...
HORTENSIA Milord... Lo rehusaría...
LORD SEYMOUR Está bien, y pues no encuentro 645
razón mejor que pudiera...
HORTENSIA Esta es la ocasión primera.
que grita amor aquí dentro.
Y quiero al dejar la cumbre
a que me alzó mi destino 650
que en este nuestro camino
la antorcha del amor me alumbre.
Usted que ha visto el profundo
lodazal de mi existencia,
y el borrón de la sentencia 655
que en mi frente el mundo.
Usted pretende que yo
manche el blasón de ese nombre
que lleva sin mengua un hombre
tan generoso?... Eso no. 660
Acúseme usted de ingrata...
será doble mi martirio;
mas calme usted el delirio
de pasión tan insensata.
Busque usted de los amores 665
en el jardín la azucena,
deje usted la rosa llena
de espinas y sin colores.
No es, bueno que en adelante,
si acepto esa diestra honrada, 670
mi velo de desposada
la torpe, envidia levante,
y en su triunfo logre ver
lo que he sido y lo que soy;
mis ingratitudes de hoy, 675
mis escandalos de ayer.
LORD SEYMOUR Condesa, a todo me obligo
desde este triste momento...
No soy lo que fui, y presento
la mano de un buen amigo. 680
HORTENSIA La acepto, Conde.
LORD SEYMOUR Los dos
sabemos lo que ella vale.
HORTENSIA No hay otra que se le iguale.
LORD SEYMOUR (Besándole la mano.)
El último.
HORTENSIA Enrique, adiós.
Escena X
LAURENCIO DE PIMENTEL. CONDESA DE ARNADELO. EL MARQUÉS DE LA FLORIDA. ARTURO GARCÉS DE MOYA, por el fondo. INÉS. LORD SEYMOUR. HORTENSIA. Señoras y caballeros por distintos puntos.
LAURENCIO DE PIMENTEL ¡Charmant! ¡Charmant! 685
LORD SEYMOUR (Enjugándose las lágrimas. Con enfado.)
Soy un niño.
EL MARQUÉS DE LA FLORIDA (A INÉS y a la CONDESA.)
¡El mejor de los mejores!
HORTENSIA (Aparte.)
El llanto riega las flores
primeras de mi cariño.
(Se oye la orquesta.)
De nuevo el baile convida..., 690
Condesa, querida Inés...
(Se van las tres por el fondo agarradas del brazo.)
LAURENCIO DE PIMENTEL ¿No vas al salón?
ARTURO GARCÉS DE MOYA (Sentándose con aire meditabundo. LORD SEYMOUR recostado en la chimenea.)
Después.
LAURENCIO DE PIMENTEL (Al MARQUÉS, se sientan los dos a la mesa de juego.)
Juguemos una partida.
(Las señoras y los caballeros se dispersan en distintas direcciones. Cae el telón.)
FIN DEL ACTO PRIMERO
Acto segundo
Gabinete elegante: mesa con periódicos; un velador; encima de él una caja de pistolas. Puertas en el fondo, que dan al jardín: puertas laterales.
Escena I
BEATRIZ, entrando como de la calle. BERNARDO.
BEATRIZ ¿En dónde está la señora?
BERNARDO En el jardín.
BEATRIZ ¿Y con quién?
BERNARDO ¡Buena pregunta!
BEATRIZ ¡Bernardo!...
Punto en boca.
BERNARDO Callaré.
(A BEATRIZ que ha puesto su sombrero sobre las pistolas.)
Cuidado que están cargadas... 5
¡Cómo han de servir después
para el tiro! ¡La Condesa
y el Vizconde, por hacer
algo!...
BEATRIZ ¿Vino lord Seymour?
BERNARDO ¡Si no ha vuelto desde el mes 10
de enero!
BEATRIZ ¡Bernardo!...
BERNARDO ¡Vaya!...
¿Por qué me pregunta usted?
BEATRIZ Porque me asiste el derecho
de hacerlo, retírese.
Escena II
BEATRIZ.
¡Pobre señora! ¡Empeñando 15
sus alhajas, porque a fuer
de enamorado un galán!...
¡Qué diferencia de aquel
lord Seymour! ¡Un bravo mozo!
¡Tan desprendido!... ¡Un inglés 20
completo! ¡Esta situación
no puede parar en bien!
Ya está su rica pulsera,
como otras dos, en la red
del Monte Pio. ¡Quién sabe 25
si podrán salir las tres!
¡Y es fuerza guardar secreto!
así me lo ha dicho ayer.
¡Pobre ama mía! Tan buena!...
Lo peor del caso es, 30
que su salud se quebranta
con pasmosa rapidez...
Ya viene; enjugo mi llanto...
Y... Dios la proteja, ¡amén!
Escena III
HORTENSIA. BEATRIZ.
BEATRIZ (Dándole tres paquetes de moneda.)
Aquí tiene usted, señora... 35
en monedas de oro... diez,
veinte, treinta mil reales,
La papeleta... ¡Qué buen
color!
HORTENSIA Vengo del jardín...
(Leyendo la papeleta.)
¡Dentro de un año!...
BEATRIZ ¿Por qué 40
a Italia no nos volvemos?
HORTENSIA Ya volveremos...
BEATRIZ ¡Pardiez!
Ha de estar nuestra casita
de campo, como un edén
¡Y algo produce! ¡pues no! 45
¡La dote de su merced!
HORTENSIA ¡Soy tan dichosa en Madrid!
BEATRIZ ¡Bah!... Si esto no puede ser!...
Si falta lo principal...
Lord Seymour...
HORTENSIA No me hables de él. 50
¿Has ido a los Italianos?
BEATRIZ Ya están pagadas las seis
misas para la madona;
y al capellán le dejé
dos onzas para los pobres 55
de nuestro barrio. ¡Ni el Rey
la caridad ejercita
con tan grande esplendidez!
¡Y al mismo tiempo se empeñan
las alhajas!
HORTENSIA Déjame. 60
BEATRIZ No, señora; quiero hablar
y hablar...
HORTENSIA Por última vez.
BEATRIZ Si usted desoye el consejo
de mi experiencia...
HORTENSIA ¿Y cuál es? 65
BEATRIZ Que abandonemos al punto
esta confusa Babel.
Reflexione usted que tiene
pocos recursos; la fe
se acaba, como el dinero; 70
y desde que Lucifer
se entró en casa, y envidioso...
HORTENSIA ¡Beatriz!
BEATRIZ Su grato vergel
nos brinda Italia; sus aires,
Hortensia mía, te den 75
salud y, tranquilidad:
allí corrió tu niñez
al amor de mi cariño
allí correrá también
tu juventud, y olvidada 80
de este mundo, en la vejez...
HORTENSIA ¡Beatriz, no me hagas llorar!
vivo feliz, desde que
redujo amor al silencio
la lengua del interés. 85
Si a ser condesa y esposa
de lord Seymour me negué,
no atribuyas a demencia
tan honrado proceder;
el honor de mi hombre es oro, 90
y en trance tal, es de rey
que, muestre la desposada
su frente, sin que haya quien
encuentre manchas en ella
del claro velo a través. 95
Ya volveremos a Italia
(Aparece ARTURO GARCÉS DE MOYA por la puerta del fondo.)
Arturo... Retírate.
Escena IV
ARTURO GARCÉS DE MOYA. HORTENSIA.
ARTURO GARCÉS DE MOYA Suspende, Hortensia, un momento
por mí, de tu tocador
el grato entretenimiento...
HORTENSIA ¿Qué puede negar mi amor 100
al tuyo? Toma un asiento.
(Se sienta. ARTURO se coloca a un lado de pie, apoyándose en el sillón.)
ARTURO GARCÉS DE MOYA Me encuentro may bien así.
HORTENSIA ¿Qué quieres, Arturo?
ARTURO GARCÉS DE MOYA Quiero
hacerte un regalo.
HORTENSIA ¿A mí
un regalo?
ARTURO GARCÉS DE MOYA Es el primero 105
que, amor buscó para ti.
Y como el amor es niño
y va desnudo y con alas,
tuve por mejor aliño
de abril y mayo las galas 110
para mostrar mi cariño;
porque este afán que en la brisa
de tu jardín, los enojos
templa de un alma sumisa,
ya se consuma en tus ojos, 115
ya se alboroce en tu risa,
no ha menester en señal
de la verdad con que siente,
ceñir por gala a tu frente,
ni diamantino cristal, 120
ni ricas perlas de Oriente.
Flores de tintas variadas,
acaso ya marchitadas
de amor al ardiente beso;
flores que fueron cortadas 125
por mí para tu embeleso,
son hoy el mejor tesoro
que puedo, Hortensia, ofrecerte
yo, que hasta en sueños te adoro,
yo, que aspiro a merecerte 130
sin las conquistas del oro.
(Le da un ramito de flores. HORTENSIA lo toma.)
HORTENSIA ¡Y yo rindiendo a este don
un tierno homenaje, Arturo,
le estrecho a mi corazón;
y que ha de ser mi pasión 135
eterna, en tus brazos juro!
ARTURO GARCÉS DE MOYA Hortensia, entonces ¿por qué
te niegas a ser mi esposa?
HORTENSIA Yo, Arturo mío, lo sé;
respeta la triste losa 140
del cadáver de mi fe.
ARTURO GARCÉS DE MOYA Ya corrieron hartos días
sin saber la explicación
de tantas melancolías...
HORTENSIA No insistas...
ARTURO GARCÉS DE MOYA ¿Por qué razón? 145
HORTENSIA ¡Porque... me despreciarías!...
ARTURO GARCÉS DE MOYA Hortensia... y si de mi mano,
tal vez por necesidad,
dispone mi padre anciano,
¿Qué podrá mi voluntad 150
en trance, tan inhumano?
¿Cuál mi conducta ha de sor?
De un hijo la obligación
se cifra en obedecer.
HORTENSIA Pregunta a tu corazón, 155
y él te sabrá responder.
ARTURO GARCÉS DE MOYA ¡Siempre misterios!
HORTENSIA ¡Qué quieres!
ARTURO GARCÉS DE MOYA ¿Es tan poco lo que valgo
que tu silencio prefieres?
HORTENSIA ¡Si tienes mi amor en algo, 160
no, Arturo, me desesperes!
ARTURO GARCÉS DE MOYA ¿Y eso es amor?
Eso es...
callar lo que puede herir...
ser mártir, como me ves...
y si eres de otra después, 165
¡callar también y morir!
ARTURO GARCÉS DE MOYA Hortensia, mi claro día;
Hortensia, escondido cielo
de ese amor y esa alegría,
que busca en su amante vuelo 170
el alma impaciente mía...
¡Por más que quieran torcer
mi voluntad, yo te juro
por mi salvación, no ser
esposo de otra mujer! 175
HORTENSIA (Besándole la mano.)
¡Arturo!... Gracias, Arturo!
Escena V
HORTENSIA. ARTURO GARCÉS DE MOYA. LAURENCIO DE PIMENTEL.
HORTENSIA ¿Quién es? ¿Usted por aquí,
Laurencio y tan de mañana?
ARTURO GARCÉS DE MOYA Las dos. ¿Qué te pasa? di...
LAURENCIO DE PIMENTEL La política inhumana 180
me trae buscándote.
ARTURO GARCÉS DE MOYA ¿A mí?
LAURENCIO DE PIMENTEL ¡Usted, como siempre, bella!
ARTURO GARCÉS DE MOYA ¡La política!... Si en ella
no me ocupo.
LAURENCIO DE PIMENTEL Ahí verás...
pues, hoy a ocuparte vas 185
por mi diabólica estrella.
HORTENSIA ¿Y qué ha sucedido?
LAURENCIO DE PIMENTEL Nada.
ARTURO GARCÉS DE MOYA Refiérenos de tu mal
la causa
LAURENCIO DE PIMENTEL ¿Tengo señal?
(ARTURO responde que no con un movimiento de cabeza.)
Me han dado una bofetada 190
en la lucha electoral.
HORTENSIA ¡Jesús!
LAURENCIO DE PIMENTEL ¡Y buena! según
del público los trasportes...
pero el atrevido... pum!
llevó la respuesta en un 195
abrir y cerrar de Cortes.
LAURENCIO DE PIMENTEL Y el lance así terminó,
no es cierto?
ARTURO GARCÉS DE MOYA El asunto es grave,
muy serio...
LAURENCIO DE PIMENTEL ¡Pues no, que no!
¡Insolente! Hasta que yo 200
mi afrenta en su sangre lave,
¡no he de jugar por mi fe!
ARTURO GARCÉS DE MOYA La cólera hasta ese punto
te ciega?... Dime. ¡Y quién fue
el elector! 205
LAURENCIO DE PIMENTEL Un difunto.
HORTENSIA ¡Laurencio!
LAURENCIO DE PIMENTEL Me explicaré.
Entró a votar muy erguido,
de cara redonda lucia
y ademán algo atrevido, 210
medianamente vestido
y la camisa muy sucia,
un elector que decía
llamarse Ramón Cascante...
Solemne superchería 215
porque el tal es un bergante
que ha dos meses me servía.
Y el verdadero elector
era de los principales
del comercio, un buen señor... 220
¡tan franco!... fue mi acreedor...
Yo asistí a sus funerales.
Me opuse a darle un derecho
que es sólo del ciudadano
que paga al estado pecho; 225
pero el alcalde, a despecho
de mi vigor catoniano,
me dijo con voz sonora,
como hombre que reconquista
su autoridad protectora... 230
«Ramón Castante de Mora,
lea usted, está en la lista.
-Sí señor; pero este es caco.-
Señor alcalde, eso no;
Ramón Cascante soy yo.- 235
Mentira, calle el bellaco.»
Y entonces me confirmó.
Al golpe se alborotaron
los electores; corrieron,
en el fondo se agruparon, 240
y a poco tiempo volvieron
después que nos separaron.
-«Insisto, señor alcalde:-
señor elector, no insista;
la ley previene, y en vista 245
de la ley; todo es en balde,
lea usted, está en la lista.»
Callé y salime asombrado
de saber que en un asunto
tan grave para el Estado, 250
como haya un buen delgado,
puede votar un difunto.
ARTURO GARCÉS DE MOYA Si no remites al cielo
tu venganza, yo no sé
cómo has de salir...
LAURENCIO DE PIMENTEL ¿Por qué? 255
ARTURO GARCÉS DE MOYA ¿Formalizarás un duelo
con un criado?
LAURENCIO DE PIMENTEL Sí, a fe.
HORTENSIA Hará usted mal; ese lance
no puede llamarse afrenta,
por más que después la imprenta... 260
Es ligero percance
electoral, que no cuenta.
LAURENCIO DE PIMENTEL Alguno me aconsejó
que a la nobleza conviene
Lord Seymour la culpa tiene. 265
HORTENSIA Si ustedes permiten... yo
voy a vestirme...
ARTURO GARCÉS DE MOYA ¿A qué viene,
Hortensia, ese cumplimento?
LAURENCIO DE PIMENTEL Si hay en mí merecimiento
y usted acepta mi mano... 270
HORTENSIA No pierdo en ello, que gano.
LAURENCIO DE PIMENTEL Adiós; hasta otro momento.
(La deja a la puerta de su habitación.)
Escena VI
LAURENCIO DE PIMENTEL. ARTURO GARCÉS DE MOYA.
ARTURO GARCÉS DE MOYA ¿Sabes, Laurencio, que el lance?...
LAURENCIO DE PIMENTEL Otro al lo más engorroso
te espera a ti.
ARTURO GARCÉS DE MOYA ¿Qué sucede? 275
Laurencio, dímelo pronto.
LAURENCIO DE PIMENTEL He recibido una carta
del duque de Montecorvo...
ya sabes... aquel muchacho
de quien... ¡sin pizca de tonto!... 280
ARTURO GARCÉS DE MOYA Prosigue...
LAURENCIO DE PIMENTEL Me dice en ella
que tu padre está furioso
contigo, porque te obstinas
en no ser lo que son otros,
miembro de la cofradía 285
paciente del matrimonio,
¡Y en verdad que el pobre viejo
tiene razón!... ¿Estás loco?
La Condesa de Arnadelo
recoge de bienes propios 290
cien mil ducados de renta...
es viuda, de buenos ojos...
cintura leve... Esto nunca
podrá servirte de estorbo...
graciosa, la tez morena... 295
Y no ha llegado a veintiocho.
Cásate, no es cosa de
volver a la suerte el rostro.
ARTURO GARCÉS DE MOYA Jamás de la de Arnadelo
seré, Laurencio, el esposo. 300
Algunos criticarán
mi proceder.
LAURENCIO DE PIMENTEL Y no pocos...
ARTURO GARCÉS DE MOYA Corriente. Será locura,
pero a este enlace me opongo.
Yo sé que es la de Arnadelo 305
muy rica, y no desconozco
que mi porvenir acaso
por una ventana arrojo;
pero sé que su carácter
no me conviene. De foscos 310
arranques, de maldiciente
condición, fría en el fondo
de su alma, calculadora,
desnuda de ese buen tono
natural, segura prenda 315
de pergaminos heroicos...
la condesa busca en mí
satisfacción a sus odios
y el dardo con que ha de herir
a Hortensia, que es mi tesoro. 320
LAURENCIO DE PIMENTEL Cásate, pues, con Hortensia,
y de este o del otro modo
podrás...
ARTURO GARCÉS DE MOYA ¡Con Hortensia!
LAURENCIO DE PIMENTEL ¿Qué?
ARTURO GARCÉS DE MOYA Más de una vez, en el colmo
de mi amor, se lo he propuesto... 325
pero ella...
LAURENCIO DE PIMENTEL A tus dulces votos
se niega?
ARTURO GARCÉS DE MOYA En su negativa
hay algo de misterioso,
que averiguar no he podido
en mis amantes coloquios. 330
¿Por qué no ha de ser mi esposa?
¿Qué origen tiene ese estorbo
secreto, escondido dentro
del alma que no conozco?
LAURENCIO DE PIMENTEL ¡Caprichos!... Y el caso es 335
que el viejo... No me equivoco.
Hoy mismo llega a Madrid...
Salió de Granada el ocho.
ARTURO GARCÉS DE MOYA Laurencio, es fuerza evitar
que hable con Hortensia...
LAURENCIO DE PIMENTEL ¿Y cómo? 340
Tu padre no retrocede;
de su autoridad celoso
te hará cumplir la palabra
que él ha dado y que tú has roto.
General, y no de aquellos 345
que llegan a serio en hombros
del cortesano favor
o del descaro notorio
con que en el Congreso venden
su independencia y sus votos, 350
tu padre conserva aún
su antiguo temple y su aplomo.
Él conoce, como yo,
los crecidos desembolsos...
de tus acreedores; sabe 355
tu amor, que ya se hace histórico,
y no extrañaré que quiera
romper tus cadenas de oro,
y armar la de Dios es Cristo...
Duro, altivo, terco y ronco 360
la tempestad de su genio
ya ruge sobre nosotros.
ARTURO GARCÉS DE MOYA Vamos a buscarle.
LAURENCIO DE PIMENTEL ¿A dónde?
Si no se sabe... ¡El demonio
nos planta al viejo en Madrid! 365
ARTURO GARCÉS DE MOYA Esto ha de ser; reconozco,
respeto su autoridad;
mas no he menester, ni compro
encumbramientos futuros,
vendiéndome como otros. 370
LAURENCIO DE PIMENTEL Vamos, pues.
ARTURO GARCÉS DE MOYA Por el jardín,
es el camino más corto
y está a su puerta mi coche.
LAURENCIO DE PIMENTEL Ni quito rey, ni lo pongo.
(Se retiran por la derecha.)
Escena VII
EL GENERAL GARCÉS. BERNARDO.
EL GENERAL GARCÉS Anúncieme usted.
BERNARDO ¿Y a quién 375
tendré el honor? No conozco...
EL GENERAL GARCÉS No importa; obedezca y calle;
que cuando mi nombre escondo,
señor criado, tendré
motivos muy poderosos. 380
(Éntrase BERNARDO en la habitación de Hortensia.)
Escena VIII
EL GENERAL.
Esta es su rasa; este es
el gabinete amoroso
de la nueva Aspasia: aquí
sujeto a sus grillos de oro,
mi hijo, nuevo Alcibiades, 385
por ella lo olvida todo.
¡Qué lujo!... ¡Qué ostentación!
Veremos, si el tal coloso
resiste a mi autoridad...
Cuando yo pinte a sus ojos 390
el cuadro de su existencia
hundida siempre en el lodo,
veremos si al fin se niega
a secundar mi propósito.
(Aparece HORTENSIA precedida de BERNARDO: éste se retira por la puerta del fondo.)
Escena IX
EL GENERAL GARCÉS. HORTENSIA.
EL GENERAL GARCÉS ¡Señora!...
HORTENSIA ¿Podré saber 395
el nombre de quien se anuncia
con tal misterio?
EL GENERAL GARCÉS Su nombre,
sin causa grave, no oculta
un soldado.
HORTENSIA Aunque respeto
la faja de la cintura, 400
diré a usted que me enseñaron
mis padres desde la cuna
a honrar siempre de las canas
la autoridad inconcusa.
EL GENERAL GARCÉS Y es mayor su autoridad, 405
cuando estas canas deslumbran
por la honradez de mi vida
que ha sido, señora, mucha.
HORTENSIA Señor General, parece
que tales palabras buscan 410
un objeto a quien herir...
y frase que envuelve injuria...
EL GENERAL GARCÉS Guarde usted esa sonrisa
de indiferencia o de burla
para esa generación 415
que en torno de usted se agrupa
HORTENSIA ¡Caballero!
EL GENERAL GARCÉS Hay en Madrid
un mancebo a quien empuja
el huracán del amor;
alma noble y de profunda 420
sensibilidad, incauto
cedió ha tiempo a la locura
universal y se ha impuesto
de una mujer la coyunda.
Por esta mujer de un padre 425
se olvidó; por ella cruza
de Italia el vergel florido,
del Rhin las selvas oscuras;
por ella ha vuelto a su patria;
por ella, en fin, se sepulta 430
en los ricos gabinetes
de su morada, y se cura
más de su amor, que del bien
de su familia.
HORTENSIA Concluya
usted. 435
EL GENERAL GARCÉS Yo vengo resuelto
a romper sus ligaduras.
¿Dónde está?
HORTENSIA ¿Su nombre?
EL GENERAL GARCÉS Arturo.
HORTENSIA General, no se renuncia
fácilmente a una conquista... 440
laureles que se disputan
con tanto afán conservan...
a más de que me repugna
ceder, cuando la amenaza
del ruego el lugar ocupa. 445
Su interés de usted lo exige...
HORTENSIA ¿Mi interés?...
EL GENERAL GARCÉS Arturo, en suma,
debe romper las cadenas
que estorban hoy su ventura,
mi hijo es pobre, señora, 450
y le ofrece la fortuna
un rico enlace...
HORTENSIA (Riéndose.)
¿De veras?
¿Y en ese enlace se funda
su porvenir?...
EL GENERAL GARCÉS Sí, señora.
HORTENSIA Perdone usted, si la duda... 455
EL GENERAL GARCÉS Señora, ¿usted desafía
mi condición iracunda?
HORTENSIA ¡General!...
EL GENERAL GARCÉS Yo diré a todos
quién es Hortensia, hija impura, 460
bastarda de un gondolero;
criada sobre las turbias
aguas del mar de Venecia;
nacida en hora infecunda
para el bien, porque no sabe 465
quién fue su madre, y la tumba
busca en vano en que reposa...
Diré que Hortensia en la furia
de su ambición se vendió
a un conde anciano, perjura, 470
manchando después su honra
ante una corte, que estúpida
la recibió sin examen,
la protegió sin cordura.
HORTENSIA (Con ironía.)
¡Es verdad!
EL GENERAL GARCÉS Que el noble anciano 475
vertió su sangre caduca
por ella y murió en un duelo...
HORTENSIA (Con sentimiento.)
¡Verdad también!...
EL GENERAL GARCÉS Que ya viuda,
escándalo fue de Italia
padrón de ignominia en Rusia... 480
cadáver luego vestido
con ricas pieles de nutria,
que un tanto galvanizó
de lord Seymour la ternura,
cadáver que arroja al cieno 485
de mar del vicio a la espuma.
HORTENSIA Cadáver que se levanta
altivo si se le insulta.
¡Nací hermosa, muy hermosa!...
La mano de Dios fecunda 490
por castigar mi soberbia
me alzó a inesperada altura,
y en ella sentí los dardos
de la envidia y la calumnia.
La góndola de mi padre, 495
que ya por mi mal no surca,
de banderas coronada
la veneciana laguna,
mi lecho nativo fue;
y en él mi niñez tan pura 500
brilló como el sol de día,
como de noche la luna.
Y allí brotaron también
del corazón en la urna,
esperanzas y ambiciones, 505
sombras funestas que cruzan
al ruido de esas baladas
con que el pescador saluda
su lecho, cuando se acuesta,
la aurora, cuando madruga. 510
EL GENERAL GARCÉS ¿Llora usted?
HORTENSIA ¡Bueno es que corran
mis lágrimas una a una!
¡Con ellas doy un recuerdo
a mi perdida ventura!
EL GENERAL GARCÉS (Dominando su emoción.)
Siga usted.
HORTENSIA Con un anciano 515
me casé, de ilustre alcurnia:
es cierto, y abandoné
por ese enlace mi gruta,
entrando en el laberinto
del gran mundo, flor inculta, 520
que, en él, de tronchar habían
los huracanes que zumban.
Y así fue. Mi aparición
provocó una alarma injusta,
y las damas de la corte, 525
encopetadas y bruscas,
orgullosas con el lustre
del nombre que las encumbra
primer juguete que hallaron
al nacer sobre su cuna, 530
¡mi vanidad encendieron
con su desprecio! ¿Y qué culpa
General, era la mía?
¿Haber nacido en oscura
condición? No presentar 535
a su insensatez absurda
blasones que me escudaran
más tarde, en mis aventuras?
Pues que, ¿la hija del pueblo
no puede, si Dios la ayuda, 540
ceñir feudales coronas,
pisar sobre alfombras turcas?
¿Es nuestra naturaleza
tan distinta de la suya?
(Tose.)
EL GENERAL GARCÉS Señora, cálmese usted... 545
Esa tos... se me figura...
HORTENSIA No importa. Desde ese día
mi orgullo emprende otra ruta.
El número de mis trenes
a aquellas gentes asusta; 550
las fiestas que doy asombran,
mis aderezos ofuscan.
Convierto mi casa en punto
de reunión, en tertulia
general: artes y ciencias 555
riquezas, literatura,
gloria y poder, cuanto el mundo
respeta, aplaude y adula,
todo allí, como a su reina,
holocausto me tributa.
Aquellas altivas damas 560
que me cerraron adustas
sus alcázares, se vieron
aisladas, porque la turba
de sus galanes corría,
olvidándolas, en busca 565
de la humilde gondolera,
de la niña, de quien turbias
las aguas del mar Adriático
columpiaron la falúa.
EL GENERAL GARCÉS Siga usted.
HORTENSIA No satisfecha 570
de herirlas en lo que abulta
su insensata vanidad,
clavé la acerada punta
del hierro de mis venganzas
en su corazón... Astutas 575
virtud mentían, y yo
de toda piedad desnuda,
sus amantes las robé
y asesiné sus venturas,
matando a la par mi honra 580
en esta difícil lucha.
Súpolo el Conde, el anciano
más noble en su desventura
que yo a mis deberes fiel,
por su honor la espada empuña, 585
se bate y muere, y su muerte
el sol de mis glorias nubla.
¡Qué hacer, señor General!
Me vi sola, sin fortuna;
con un gran nombre, perdida 590
en la opinión que me acusa;
sin freno ya la pasión
del lujo, sin fe ninguna...
¿Qué hacer? Me arrojé resuelta
del mundo en la barahúnda, 595
y no queriendo perder
magnificencias futuras,
ni mi grandeza presente,
(En voz baja.)
ceñí, cortesana impúdica,
esa corona de flores, 600
llena de espinas que punzan,
escondiendo en el misterio
la verdad de mi conducta,
tranquila al ver que en el mundo
por apariencias se juzga. 605
EL GENERAL GARCÉS ¡Hortensia!...
HORTENSIA Verdad horrible
¿no es cierto? ¡Existencia inmunda!...
¿No es así? ¡Pero existencia
que corre ahogada en la lluvia
de mi llanto, hirviente lava 610
del cráter de mis angustias!
¡Padezco, señor, de día!
¡Lloro en las horas nocturnas
del sueño!... Por más hermosas
que sean las vestiduras 615
de mi cuerpo y más brillantes
las piedras que me circundan,
no me atrevo muchas veces
a alzar mi frente en la duda,
por el temor de que alguien, 620
si la examina, la escupa.
EL GENERAL GARCÉS ¡Me inspira usted compasión!...
¿Cómo es que usted no renuncia
a esa vida?
HORTENSIA ¡He renunciado
por su amor!... ¡Su amor me impulsa, 625
me purifica, la hiel
de mis recuerdos endulza!
EL GENERAL GARCÉS Mas él por usted, en cambio,
leyes del honor abjura...
y no se acuerda de mí, 630
que soy su padre... y le abruman
por usted cien acreedores...
HORTENSIA ¡Mentira!...¡Torpe impostura!
(Se dirige a un armario pequeño, le abre y saca de una de sus gavetas algunas papeletas del Monte de Piedad. Se las enseña.)
Vea usted... Yo no he querido
más que su amor y me injuria 635
villanamente quien diga,
quien imagine o presuma
que el interés... Lea usted...
Esta es de hoy... quien me acusa,
miente... La mujer altiva, 640
señor general, que juntas
mano y riquezas devuelve
a lord Seymour, no calcula.
EL GENERAL GARCÉS (Enternecido.)
Enjugue usted esas lágrimas
que sus mejillas inundan... 645
En nombre de ese cariño,
en nombre de mi ternura
paternal, deshaga usted
tan vergonzosa coyunda.
HORTENSIA ¡Tal sacrificio!... No puedo. 650
EL GENERAL GARCÉS No desoiga usted mi súplica:
su matrimonio es la dicha
de sus padres y la suya.
HORTENSIA ¡Señor, me voy a morir!
EL GENERAL GARCÉS (Toma una de sus manos con cariño y se arrodilla.)
Amores el tiempo cura... 655
HORTENSIA ¿Qué hace usted?
EL GENERAL GARCÉS Arrodillarme...
rogar a usted que sacuda
el yugo que la esclaviza...
¡Así mis votos se cumplan,
y logre usted de una madre 660
hallar la ignorada tumba!
¡Por su sagrada memoria!..
(Aparte.)
¡Qué agitación!
HORTENSIA (Aparte.)
¡Su figura
de mi padre me recuerda
las venerables arrugas! 665
EL GENERAL GARCÉS Ceda usted...
HORTENSIA ¡Es un anciano!
¡Riega mis manos convulsas
con su llanto!... ¡Es el primero
que invocó la sepultura
de mi madre! ¡Y dice usted 670
que esa unión es su absoluta
felicidad, que esa unión
su porvenir asegura!
EL GENERAL GARCÉS Sí, Hortensia...
(Con un grande esfuerzo, levántase el GENERAL)
HORTENSIA Pues... ¡libre está!
¡y Dios clemente me acuda! 675
EL GENERAL GARCÉS Hortensia...
HORTENSIA Nada de gracias...
EL GENERAL GARCÉS En pago de esa conducta...
HORTENSIA Un silencio sepulcral...
Que nunca, Arturo, que nunca
de este sacrificio sepa 680
la causa... ¡Y Dios me confunda
si no es mi vida su amor!
EL GENERAL GARCÉS Tanta aflicción, aunque justa...
¡Hermoso lirio entre zarzas!
HORTENSIA ¡Oh, General! ¿Qué locura!... 685
Si no soy más que un cadáver
envuelto en pieles de nutria,
cadáver que arroja el cieno
del mar del vicio a la espuma.
EL GENERAL GARCÉS (La estrecha las manos y se las besa.)
Perdóneme usted, Hortensia... 690
mi agradecimiento supla....
HORTENSIA ¡La gratitud de un anciano
compensa mis amarguras,
y el rocío de sus lágrimas
acaso lave mis culpas! 695
(HORTENSIA se separa violentamente del GENERAL, enjuga sus lágrimas y tira de la campanilla; BEATRIZ aparece por una de las puertas laterales.)
Escena X
HORTENSIA. EL GENERAL GARCÉS. BEATRIZ.
HORTENSIA Beatriz, mi chal, mi sombrero
y un carruaje de alquiler...
(Se va BEATRIZ.)
¡Valor!... ¡Si al cabo ha de ser,
corazón, lo que yo quiero!
¡Hecha pedazos la palma 700
de mi amor en un momento!
EL GENERAL GARCÉS ¿Llora usted?
HORTENSIA De sentimiento
¡Le adoro con toda el alma!
EL GENERAL GARCÉS Oculte usted un dolor...
HORTENSIA Si no le quiero ocultar. 705
¡Ojos que saben llorar
nacieron para el amor!
(Se sienta y escribe. Coloca, sobre la mesa el ramo de pensamientos.)
EL GENERAL GARCÉS Será sacrificio en vano
si Arturo llega a saber
HORTENSIA Yo sé lo que debo hacer 710
y no me tiembla la mano.
Juramento que se dio
se cumple y pues yo le di...
(Aparte.)
Que me desprecie eso, sí:
¡que me aborrezca, eso no! 715
Desde hoy, por Dios, no ha de haber
quien ponga tacha en mi vida
amada o aborrecida
hoy muere en mí la mujer.
Yo le amaré de tal suerte 720
que nadie señor lo vea,
ni él mismo, como no sea
en la hora de mi muerte.
Cuando ésta llegue, señor,
déjele usted que acompañe 725
mis restos y que los bañe
con el llanto de su amor.
(Se levanta, dejando sobre la mesa, la carta escrita.)
BEATRIZ (Aparece con un chal y un sombrero en la mano.)
Señora el coche ya espera.
HORTENSIA (Se pone el sombrero y toma el chal de manos de BEATRIZ.)
Tu, Beatriz, vienes conmigo...
(BEATRIZ se pone su sombrero.)
EL GENERAL GARCÉS Si el brazo de un buen amigo... 730
HORTENSIA (Rehusando.)
Mil gracias.
EL GENERAL GARCÉS Como usted quiera.
¿Noticias de usted aguardo?
HORTENSIA Sí, General: esta noche.
Escena XI
HORTENSIA. EL GENERAL GARCÉS. BEATRIZ. -BERNARDO.
BERNARDO Señora, abajo hay un coche...
HORTENSIA Lo sé... Ven acá, Bernardo 735
(Hablando al criado.)
BENARDO Muy bien.
HORTENSIA (Aparte.)
Mi valor se acaba.
Adiós.
(Se encamina precipitadamente a la puerta del foro, seguida de BEATRIZ; se detiene repentinamente; su agitación es extraordinaria; retrocede, se dirige a la mesa y toma el ramo de flores: el GENERAL la observa con inquietud.)
EL GENERAL GARCÉS ¡Si se arrepintió!
HORTENSIA (Al GENERAL con sentimiento y amargura.)
De las joyas que el me dio
la mejor se me olvidaba. 740
Son flores de mi jardín,
que, como su amor, tuvieron
oriente cuando nacieron,
y hoy como él, tendrán su fin.
(Desaparece con BEATRIZ por el foro.)
Escena XII
EL GENERAL GARCÉS. BERNARDO, algo retirado.
EL GENERAL GARCÉS ¡Por Dios, que me ha enternecido! 745
¡Y es muy honda su pasión!
¡Se ve, se toca!... Su ardiente
mirada... ¡Su parda voz
que al resonar se conoce
que sale del corazón!... 750
Y su alma! ¡Qué generosa!
¡Qué altiva se rebeló
cuando mi labio imprudente,
fundándome en la opinión
general!...¡Muy duro estuve! 755
Por demás,... ¿Quién era yo
para decir?... Sociedad,
fatal preocupación,
he aquí tu obra!... ¡Al pantano
del vicio echaste esa flor! 760
Se sacrifica por él...
¡Pobre Hortensia!... ¡Y renunció
por él de un lord de Inglaterra!...
¡Pues no merece su amor
Arturo!... ¡Valiente ingrato! 765
¡Me ha de oír, y mi perdón
no espere quien de sus padres
tanto tiempo se olvidó!...
Los viajes habrán cambiado
su primera condición... 770
¡Será un muchacho del día!...
¡Será un diestro tirador...
buen jinete... hablará ruso
por que ha vivido en Moscú...
inglés porque estuso en Londres... 775
francés porque lo aprendió
en París, y jugará
sabiamente la bouillote
y nada más!... Y aquí dentro...
ni fe, ni piedad, ni honor!... 780
Yo le juro que ha de oír
de mí , lo que nunca oyó!...
Bernardo, ven.
BERNARDO Su Excelencia
mandar puede a su sabor
en casa: así me lo ha dicho 785
la Condesa.
EL GENERAL GARCÉS Y yo le doy
las gracias por esta prueba
de alta consideración.
Di. ¿Conoces al Vizconde
de Villalpando?
BERNARDO ¡Pues no!... 790
¡si viene todos los días!...
EL GENERAL GARCÉS Escucha entonces: yo soy
su padre.
(Un gran campanillazo.)
BERNARDO El Vizconde llama.
EL GENERAL GARCÉS Guarda silencio, por Dios,
y no le digas que oculto 795
en esa cámara estoy.
Escena XIII
ARTURO GARCÉS DE MOYA. BERNARDO. EL GENERAL GARCÉS, oculto.
ARTURO GARCÉS DE MOYA ¿Y la Condesa?
BERNARDO No está.
ARTURO GARCÉS DE MOYA ¿Algún recado dejó?
BERNARDO Ninguno.
ARTURO GARCÉS DE MOYA ¿Y adónde ha ido?
BERNARDO No sé. 800
Escena XIV
ARTURO GARCÉS DE MOYA. EL GENERAL GARCÉS, oculto.
ARTURO GARCÉS DE MOYA A mi mal humor
faltaba su ausencia. ¡Tiempo
perdido! Nadie razón
me ha dado de su llegada.
¡Mi padre!... ¡Se equivocó 805
grandemente! Aunque me cueste
su cariño, en esa unión
no consentiré jamás.
¡Hortensia mía!... ¡Valor!
Cederá; es mi padre y pronto 810
se pasa una explicación.
(Se sienta junto al velador, ve la carta de HORTENSIA: la toma y se levanta.)
¿Qué es esto? Una carta aquí.
¡De Hortensia!... ¡Si la escribió
para decirme!... Eso es...
¡Ángel mío!
(Recorre con la vista la carta: la descomposición de su fisonomía revela la profunda agitación de su alma.)
¡Maldición 815
sobre ella!... ¡Tal vez mis ojos
se han engañado!... La voz
me falta y apenas puedo...
¡Prudencia!... ¡Siento un calor
que me sofoca! ¡Imposible! 820
Leeré con más atención
su carta... ¡Serenidad!
(Leyendo.)
«Arturo, voy a revelarte la verdad; me pesan las cadenas de tu amor; he sido y quiero ser una mercancía que se compre. Hoy rompo los alambres de mi jaula, porque no comprendo la felicidad sin la riqueza. Tú eres pobre, muy pobre, y yo quiero ser feliz, muy feliz. No des valor ninguno a las lágrimas que mojan este papel; lloro de alegría, como llora el preso cuando recobra su libertad. Eres joven, goza del mundo; las pasiones no son de este siglo metalizado. El amor emponzoña la vida, y la sociedad en que vivimos se burla de él, cuando no le escarnece o le calumnia. Olvídame, porque me espera una vida sembrada de placeres. -Adiós. - Hortensia.»
¡Hortensia!... ¡Me causa horror!
¡Maldita mil veces sea!
(Viendo la caja de las pistolas y tomando una.)
¡Maldito mil veces yo! 825
En ella me he de vengar...
(Aparece el GENERAL.)
¡En ella, nunca!... Señor,
(Monta la pistola, al ir a dispararla ve a su padre y se arroja en sus brazos.)
en mí Padre mío!...
EL GENERAL GARCÉS ¡Hijo de mi corazón!
FIN DEL ACTO SEGUNDO
Acto tercero
Gabinete elegante: velador con periódicos y libros con láminas. Salones en el fondo: puertas laterales.
Escena I
CONDESA DE ARNADELO. INÉS
INÉS ¡Galanamente prendida!
CONDESA DE ARNADELO Lisonjas tuyas, Inés.
INÉS En ti la naturaleza
y la fortuna a la vez
de sus dones agotaron 5
el manantial.
CONDESA DE ARNADELO Podrá ser.
INÉS Sin embargo en tu semblante,
se nota una palidez...
CONDESA DE ARNADELO ¿De veras? ¿Has convidado
a Hortensia?
INÉS Llegada ayer 10
de Italia, a tiempo llegó
de honrarme.
CONDESA DE ARNADELO (Con indiferencia.)
Has hecho muy bien.
Así se disiparán
ciertos rumores...
INÉS No sé.
CONDESA DE ARNADELO Se habla tanto y se calumnia 15
con tanta desfachatez.
¿Y cómo está de salud?
INÉS De mal en peor. ¿Quién es?
CONDESA DE ARNADELO Laurencio.
Escena II
CONDESA DE ARNADELO -INÉS. LAURENCIO DE PIMENTEL.
LAURENCIO DE PIMENTEL El mismo, Condesa,
siempre el mismo.
CONDESA DE ARNADELO Sabe usted 20
si Arturo vendrá esta noche?
LAURENCIO DE PIMENTEL Me ha dicho que sí...¿Por qué
es la pregunta?
CONDESA DE ARNADELO Ligera
curiosidad de mujer.
LAURENCIO DE PIMENTEL Le he visto esta tarde.
CONDESA DE ARNADELO ¿En dónde? 25
LAURENCIO DE PIMENTEL ¿Curiosidad o interés?
INÉS De todo habrá.
CONDESA DE ARNADELO No lo creas...
INÉS Si pudo ingrato el doncel...
LAURENCIO DE PIMENTEL Mal aconsejado príncipe,
que teniendo en su poder 30
piedra de tantos quilates,
no quiso...
CONDESA DE ARNADELO ¡Bendito, amén!
INÉS Quién sabe si arrepentido
vuelva esta noche a tus pies,
y llorosa Magdalena 35
parlamentaria...
CONDESA ¡Quién!... ¡¡él!!
como Gestas morirá,
impenitente... Y a fe
de quien soy, puedo decir
que su desaire cruel... 40
Ha perdido más que yo...
INÉS Es cierto.
LAURENCIO DE PIMENTEL El pobre Garcés...
CONDESA DE ARNADELO ¡Y tan pobre!...
INÉS Es muy galán.
CONDESA DE ARNADELO Galanes hay más de cien.
LAURENCIO DE PIMENTEL ¡Le voilà!
CONDESA DE ARNADELO ¡Qu'il est gentil! 45
LAURENCIO DE PIMENTEL Il a maigri.
CONDESA DE ARNADELO Qu'on l'engraisse.
Escena III
ARTURO GARCÉS DE MOYA. LORD SEYMOUR. CONDESA DE ARNADELO.
LORD SEYMOUR Buen raout.
ARTURO GARCÉS DE MOYA (Tomando asiento junto al velador: ojeando los periódicos.)
¡Reunión selecta!
LORD SEYMOUR Doy a Usted mi parabién...
INÉS Y el último adiós, milord...
LORD SEYMOUR ¿El último adiós?
INÉS La ley 50
de la diplomacia es rígida,
y no hay tiempo que perder
cuando exige...
LORD SEYMOUR La misión
extraordinaria ya sé...
INÉS Mañana a Madrid dejamos... 55
ausencia de cuatro o seis
meses...
CONDESA DE ARNADELO Y te ha de gustar
muchísimo el pueblo inglés.
LAURENCIO DE PIMENTEL Sin embargo... las costumbres...
aquella niebla... el tropel 60
de coches... y los ministros
que son, como no se ven
por España...
INÉS Mi marido
ya sabe lo que ha de hacer.
LAURENCIO DE PIMENTEL La severidad inglesa... 65
INÉS Dejemos para después...
¿Qué mal hay en este mundo
que compensado no esté?
CONDESA DE ARNADELO Es verdad.
INÉS Hasta los hombres
que abandonan el poder 70
encuentran en la opinión...
LORD SEYMOUR No siempre, que alguna vez...
INÉS El pueblo español es franco
y generoso.
LAURENCIO DE PIMENTEL ¡Pardiez!
¡y olvidadizo y simplón!... 75
LORD SEYMOUR ¿Qué es eso, Laurencio? ¿Usted
ha entrado de la política
en la revuelta Babel?
LAURENCIO DE PIMENTEL A pesar de don Ramón
Cascante de Mora, a quien 80
por dos semanas o tres.
CONDESA ¿Y el Marqués de la Florida?
INÉS También ha llegado ayer
de Italia.
CONDESA DE ARNADELO ¿Le has convidado?
INÉS Y no, faltará el Marqués. 85
CONDESA DE ARNADELO ¿Vendrá con aquella placa
de brillantes?
INÉS Ya se ve...
CONDESA DE ARNADELO Necesidad no tenías
de luz; bastaba con él.
Escena IV
HORTENSIA. LAURENCIO DE PIMENTEL. LORD SEYMOUR. CONDESA DE ARNADELO. ARTURO GARCÉS DE MOYA. INÉS. EL MARQUÉS DE LA FLORIDA. HORTENSIA no trae más adorno que una corona de rosas y pensamientos, y una cruz de oro en el pecho, pendiente de una cinta negra.
INÉS
CONDESA DE ARNADELO ¡Hortensia! 90
LAURENCIO DE PIMENTEL
HORTENSIA (Procurando dominar la impresión que le ha causado la visita de ARTURO)
¡Inés, el contento
de verte, mi voz embarga!...
¡Después de ausencia tan larga!
¡Seis meses en movimiento
continuo!... El color es sano, 95
cariñosa la mirada...
¡Ay Inés! ¡Cuánto me agrada
besar y estrechar tu mano!
¡Y Elena!... ¿Qué exactitud
en el prendido y los lazos... 100
¡Que no haga el dolor pedazos
la flor de esa juventud!
¡Siempre viuda! ¡Es el estado
perfecto de la mujer!
(Asegurándole una joya que lleva al pecho.)
Va usted, Elena, a perder 105
sus pensamientos... ¡Cuidado!
¡Laurencio! ¡Seymour querido!
(Les da la mano)
(Aparte.)
¡El allí! ¡Ni una mirada!
(Tose.)
INÉS ¡Esa tos!
HORTENSIA No vale nada
no te asuste... He recorrido 110
con ella, Inés, la llanura,
que riega y fecunda el Po,
y en sus sombras me envolvió
de Londres la niebla oscura.
¡Roma, París y Milán!... 115
El viajar es mi alegría...
por viajar, con gusto iría...
EL MARQUÉS DE LA FLORIDA ¿A dónde, Hortensia?
HORTENSIA A Tetuán.
La variedad de caminos,
de cielo, los horizontes 120
diversos, los rudos montes
cuajados de recios pinos...
los sembrados, los jarales,
el sol que los campos dora,
después la noche y la aurora... 125
el votar de los zagales,
(ARTURO se levanta y la dirige una mirada de desprecio: agitación.)
el polvo que suele hervir,
el agua, la agitación...
(Aparte.)
¡Llévame, Inés, al salón
(Medio desfallecida y apoyándose en el brazo de INÉS.)
porque me voy a morir! 130
INÉS ¡Hortensia!...Quiero que veas,
pues ya te aguarda impaciente,
a mi esposo.
CONDESA DE ARNADELO ¡Qué accidente
tan raro!
INÉS Justo es que seas
por bella y recién venida... 135
Vamos, apóyate en mí...
señores...
ARTURO GARCÉS DE MOYA (Vuelve ásentarse.)
¡Oh! nunca vi
a Hortensia tan conmovida.
(Se sienta junto al velador y coge los periódicos.)
LAURENCIO ¡Qué desmejorada viene!
CONDESA DE ARNADELO ¡Hortensia sin sus brillantes! 140
LORD SEYMOUR ¡De su vida los instantes
acaso contados tiene!
Escena V
ARTURO GARCÉS DE MOYA. CONDESA DE ARNADELO. EL MARQUÉS DE LA FLORIDA. LORD SEYMOUR. LAURENCIO DE PIMENTEL.
CONDESA DE ARNADELO Y usted, Marqués, nada cuenta?
EL MARQUÉS DE LA FLORIDA ¡Ay de mí!
CONDESA DE ARNADELO ¡Suspiro, y bueno!
EL MARQUÉS DE LA FLORIDA ¡Condesa, como que peno, 145
y una desgracia violenta!...
LORD SEYMOUR ¿Hubo desfalco en la caja?
¡Los fondos están bajando!
LAURENCIO DE PIMENTEL ¿Ha muerto el tronco normando?
CONDESA DE ARNADELO (Aparte.)
¿Habrá en el mercado paja? 150
EL MARQUÉS DE LA FLORIDA ¡Otra desgracia mayor!
CONDESA DE ARNADELO ¿Cuál es?¡Que cara tan triste!
EL MARQUÉS DE LA FLORIDA ¡Ay, amigos! ¡Aquí existe,
atormentándome, amor!
(La CONDESA se ríe.)
¿Se burla usted?
CONDESA DE ARNADELO ¡Qué locura! 155
No, señor, le compadezco
a usted.
EL MARQUÉS DE LA FLORIDA Compasión merezco.
CONDESA DE ARNADELO Refiera usted aventura
tan peregrina.
EL MARQUÉS DE LA FLORIDA Allá voy;
pero es el asunto grave 160
y el sigilo...
CONDESA DE ARNADELO ¡Ya se sabe!...
discreta y callada soy.
EL MARQUÉS DE LA FLORIDA Hortensia...
CONDESA DE ARNADELO ¡Hortensia!
(Se dirige al velador y examina las láminas de los libros. ARTURO le dirige una mirada indiferente y vuelve a su lectura.)
EL MARQUÉS DE LA FLORIDA En Bayona
la encontré como llovida,
y al punto el de la Florida 165
la consagró su persona.
La hable de amor y me oyó;
y al ver que ocasión me daba,
la pregunté si me amaba...
LAURENCIO DE PIMENTEL Y ella le dijo...
EL MARQUÉS DE LA FLORIDA Que no. 170
Insistí, doblé mi esmero,
y aventurándome a todo:
me las compuse de modo
que la brindé mi dinero...
LORD SEYMOUR ¿Y aceptó?
MARQUÉS DE LA FLORIDA ¡Pobre de mí! 175
No, señor... respondió fiera...
-«Marqués, aunque usted me diera
las minas del Potosí.»-
Entonces, ya medio loco
de amor, corté por lo sano... 180
Milord, la ofrecí mi mano...
LAURENCIO DE PIMENTEL Y dijo que sí...
MARQUÉS DE LA FLORIDA Tampoco.
Desde, ese funesto día,
por satisfecho me doy,
cuando me lo manda, y voy 185
haciéndola, compañía.
LAURENCIO DE PIMENTEL ¡Pobre Marqués!
LORD SEYMOUR ¡Si el dinero
lo alcanza todo!
MARQUÉS DE LA FLORIDA No tal.
¡Y no tiene cura el mal!...
LORD SEYMOUR El tiempo es gran curandero. 190
MARQUÉS DE LA FLORIDA ¡Milord, si no puede ser!
LAURENCIO DE PIMENTEL El juego es la medicina
mejor; juegue usted.
(Aparecen HORTENSIA e INÉS; al verlos se retiran.)
MARQUÉS DE LA FLORIDA (Viendo a HORTENSIA.)
Divina.
LORD SEYMOUR ¡Vale mucho esa mujer!
Escena VI
LA CONDESA DE ARNADELO. ARTURO GARCÉS DE MOYA, que se levanta sin hacer caso de ella.
CONDESA DE ARNADELO Huye usted de mí, Vizconde? 195
ARTURO GARCÉS DE MOYA A tal aserto no he dado...
CONDESA DE ARNADELO Únicamente el culpado
evita al juez y se esconde.
ARTURO GARCÉS DE MOYA ¿Culpa en mí? No sé de qué.
CONDESA DE ARNADELO ¡Aplomo tanto, me pasma! 200
ARTURO GARCÉS DE MOYA Muchas veces un fantasma
de culpa.
CONDESA DE ARNADELO ¡Ni aun eso fue!
ARTURO GARCÉS DE MOYA Si yo me negué al deseo
de un padre; si inobediente
le ofendí, poco prudente, 205
negándome a ese himeneo
que usted proyectaba...
CONDESA DE ARNADELO Arturo,
también el sol se oscurece
por las nubes y aparece
después más radiante y puro. 210
Que no guardo del desaire
ni la memoria presumo.
Se lo he dicho a usted; el humo
sombra es que disipa el aire.
Toda la culpa fue mía; 215
brindáronme con la mano
de un caballero cristiano
muy noble por la hidalguía
de su cuna, y yo acepté...
Si él luego se arrepintió 220
y al compromiso faltó,
¿culpa suya acaso fue?
Nada de eso, mía sola
¡Y en buen lugar quedaron,
las canas que me rogaron, 225
y la grandeza española!
ARTURO GARCÉS DE MOYA Si usted se digna y me escucha...
CONDESA DE ARNADELO No: de ninguna manera;
tremole usted su bandera
ya vencedora en la lucha 230
alfombra de Hortensia, al cabo
será, si ya no lo es;
tenderla debe a sus pies
y de rodillas su esclavo...
ARTURO GARCÉS DE MOYA Condesa, usted me provoca 235
y en tal palenque no quiero
entrar; el que es caballero
candados pone a la boca,
cuando...
CONDESA DE ARNADELO ¿Y Seymour? ¿Qué ha pasado
entre él y Hortensia, que ahora 240
no la acompaña?
ARTURO GARCÉS DE MOYA ¡Señora,
por Jesús crucificado!
CONDESA DE ARNADELO El viaje fue repentino.
¡Es cosa particular!
Para una enferma el viajar 245
tanto y tanto, es desatino.
¡Y ha vuelto desmejorada!
¡Pobre Hortensia! ¡Quien la vea!...
¡Quiera Dios que esta no sea
su postrimera jornada! 250
¡Que penosa enfermedad!
¡Su belleza en un instante!
¡Una mujer tan constante!
ARTURO GARCÉS DE MOYA Sin duda...
CONDESA DE ARNADELO ¿Qué? ¿no es verdad?
¿Sabe usted de algún desliz? 255
¿De la Florida el Marqués?...
¿De Hortensia, acaso los pies
resbalan sobre el tapiz?
ARTURO GARCÉS DE MOYA Se toma usted un derecho,
Elena, hablándome así, 260
que yo, por, mi bien, no di
nadie, sobre mi pecho:
olvide usted, si al perdón
se niega la voluntad,
que es virtud la caridad 265
y ejercitarla razón.
Deje usted que Hortensia viva
como a sus gustos convenga;
deje usted que vaya o venga
¿Qué importa?
CONDESA DE ARNADELO ¡Caritativa 270
amonestación! Prometo
seguirla.
ARTURO GARCÉS DE MOYA Cualquiera dama...
CONDESA DE ARNADELO Merece lo que se llama
consideración, respeto...
ARTURO GARCÉS DE MOYA Así es.
CONDESA DE ARNADELO ¡Qué buen señor! 275
¡Cómo el abuso remedia!
¿Ha visto usted la comedia
del Diablo, predicador?
ARTURO GARCÉS DE MOYA No sé lo que significa...
CONDESA DE ARNADELO ¡Olvidadizo doncel!... 280
El diablo, no para él,
para las otros predica...
y, Vizconde, en conclusión
y roto a mi enojo el dique
que se pique, o no se, pique, 285
lléveme usted al salón.
ARTURO GARCÉS DE MOYA Con sumo gusto.
CONDESA DE ARNADELO Eso es llano...
y se conoce a la legua...
ARTURO GARCÉS DE MOYA Paz, Condesa, ¿o sólo tregua?
CONDESA DE ARNADELO Vamos al salón, hermano. 290
Escena VII
INÉS. HORTENSIA.
INÉS Tranquilízate.
HORTENSIA Ya sabes
la causa de mi zozobra.
¡Le he visto!
INÉS ¿Y qué?
HORTENSIA ¡¡Su mirada
más que altiva, desdeñosa,
me anuncia la tempestad 295
que se agita y ruge sorda
adentro en su corazón!!
¡Creí que mi ausencia! ¡Loca
de mí! ¡Con más energía
su amor en mi pecho ahora! 300
¿Han ido a buscar mi coche?
INÉS ¿Y quieres marcharte sola?
Eso no; cede a mis ruegos...
yo iré contigo.
HORTENSIA ¿A esta hora
abandonar tus salones? 305
INÉS Deja que el cariño ponga,
cuanto de su parte esté,
para aliviar tus congojas.
Escena VIII
HORTENSIA.
¡Arturo! ¡Me ha despreciado!
¡Razón tiene! ¿Y que me importa 310
la humillación ya sufrida?
Ha sido justa. Mi historia
escrita en el fango está....
¿Pero este llanto que lloran
mis ojos, no ha de poder 315
purificar mi memoria?
Yo cumplo mi juramento.
¡Ni él, ni nadie! ¡La limosna!
¡La oración! ¡Ver cómo viene,
sobre mí, la imagen torva 320
y escuálida y repugnante
de la miseria, y gozosa
del Marqués de la Florida
desechar el áurea pompa!...
¡Y nada! ¡El recuerdo siempre 325
de ese ayer, fúnebre sombra
que el gritó de mi conciencia
en todas partes evoca!
¡Ayer! ¡Ayer! ¡Lo que fui!
¡Lo que soy!... Viví dichosa, 330
considerada, querida,
cuando del vicio en las hondas
cavernas!... Hablome Arturo
de amor, me alumbró esa antorcha
de nueva luz para mí... 335
a lo lejos vi la gloria
de la virtud, sus encantos,
su magnífica aureola...
Redención por el amor,
grité yo misma orgullosa, 340
y de pronto aquel anciano...
¿Quién es? ¡Ay! ¡Ay! ¡Ay!
Escena IX
HORTENSIA. ARTURO GARCÉS DE MOYA.
ARTURO GARCÉS DE MOYA Señora.
HORTENSIA ¡Es él! ¡Hortensia, valor
y el último golpe arrostra!
ARTURO GARCÉS DE MOYA Hortensia, ¿por qué los ojos 345
no alzas del suelo?
HORTENSIA Esta atmósfera...
ARTURO GARCÉS DE MOYA Hortensia, no te sonrojes
en mi presencia. De rosas
y de humildes pensamientos
pobre guirnalda te adorna... 350
has hecho bien en lo antiguo
las víctimas candorosas
iban así coronadas,
al ara propiciatoria.
HORTENSIA ¡Vizconde!
ARTURO GARCÉS DE MOYA Hortensia, silencio, 355
y escucha. Es bueno que oigas
la verdad alguna vez
Por ti, de Berlín y Roma
vi las ciudades. Aquí
amor te juró mi boca 360
y tú me juraste amor;
y recuerdo que a mí sola
indicación arrancaste
las flores que entre las ondas
brillaban de tus cabellos 365
(HORTENSIA se quita maquinalmente la corona de flores y la tira al suelo.)
Haces bien esas coronas
sobre una cabeza impura
se manchan y se deshojan
HORTENSIA ¿Qué más?
ARTURO GARCÉS DE MOYA Vivimos después
amándonos y sin sombra 370
de pesar, sin que la duda
que de almas vulgares brota,
se atreviera a derramar
entre los dos su ponzoña.
Vivirnos, y yo te amé 375
con tal respeto y tan honda
pasión, que no quise nunca
alzar las sombrías tocas,
que la verdad me encubrían
de tu vida misteriosa. 380
¿Por qué razón de tus ricos
aderezos te despojas?
¿Por qué sobre el pecho llevas,
sarcasmo, impiedad o mofa,
esa cruz que, yo te di 385
prenda de amor que baldonas?
HORTENSIA ¡Qué más!
ARTURO GARCÉS DE MOYA Hortensia, nacida
en la veneciana costa...
y esclava a quien libertino
un príncipe ruso compra... 390
Hortensia al amor perjura
de lord Seymour y traidora...
Hortensia, ¿qué es de mi vida?
HORTENSIA Vizconde, tranquila boga
del mundo en la mar revuelta, 395
vengativa, poderosa,
con unos ojos que hieren,
con una lengua que azota,
ARTURO GARCÉS DE MOYA Y ¿qué es de mi voluntad?
HORTENSIA Su antiguo temple recobra 400
y en insultar a una pobre
mujer enferma se goza.
ARTURO GARCÉS DE MOYA Hortensia, ¿qué es de tu amor?
te ruego que me respondas.
¿Qué es de tu amor?
HORTENSIA Lo he jurado. 405
ARTURO GARCÉS DE MOYA (Llevándola violentamente de un brazo al centro del escenario.)
Respóndame usted, señora.
HORTENSIA Del sepulcro de mi madre
lo guarda la santa losa,
ARTURO GARCÉS DE MOYA Mentira. ¿Quién fue tu madre?
HORTENSIA No sé, Vizconde, y es poca 410
nobleza el echarme en cara
desgracia tan dolorosa.
ARTURO GARCÉS DE MOYA Escucha; el desprecio ofende,
pero el desprecio no borra
las impresiones de amor... 415
el mío, Hortensia, rebosa
sobre los insultos que
mi lengua a tu rostro arroja.
Si eres un ser degradado,
huyamos a donde escondas 420
tu vergüenza, a donde yo
tu aliento al morir recoja.
HORTENSIA Nunca.
ARTURO GARCÉS DE MOYA ¿Por qué?
HORTENSIA Lo he jurado.
ARTURO GARCÉS DE MOYA ¿A quién?
HORTENSIA No lo sé.
ARTURO GARCÉS DE MOYA ¡Me ahoga
la ira, mi sangre hierve! 425
¡mi cabeza se trastorna!
Hortensia, huyamos de aquí...
los dos...
HORTENSIA Jamás.
ARTURO GARCÉS DE MOYA ¡Oh! No es otra
la causa, no puede ser!
Un nuevo galán te agovía 430
con sus mercedes; acaso
de ricos brillantes borda
la senda por que hoy caminas...
HORTENSIA ¿Quién sabe?
ARTURO GARCÉS DE MOYA ¿Galán denota
por sus riquezas?...
HORTENSIA Sí, sí. 435
ARTURO GARCÉS DE MOYA. Dime, Hortensia que le adoras
y a verte no volveré...
HORTENSIA (Haciendo un último esfuerzo.)
¡Lo quiero con mi alma toda!
ARTURO GARCÉS DE MOYA ¡Hortensia, el torrente al cabo
de mis celos se desborda! 440
¡Oh! Ni olvido ni perdón!
Caballeros y señoras...
(Tocando las campanillas con fuerza.)
Vengan aquí... Yo los llamo
para que al fin te conozcan.
(Aparecen LORD SEYMOUR, INÉS, con sombrero y chal: LAURENCIO DE PIMENTEL, la CONDESA DE ARNADELO, EL MARQUÉS DE LA FLORIDA, damas y caballeros.)
LAURENCIO DE PIMENTEL ¿Qué es esto?
INÉS ¿Qué ha sucedido, 445
Hortensia?
HORTENSIA (Aparte. Apoyándose en el respaldo de una silla.)
Inés, si me tocas
me vas a dejar caer;
y quiero ya gota a gota
apurar hasta las heces
de mis desgracias la copa. 450
Escena X
HORTENSIA. ARTURO GARCÉS DE MOYA. INÉS. CONDESA DE ARNADELO. EL MARQUÉS DE LA FLORIDA. LORD SEYMOUR. LAURENCIO DE PIMENTEL. Señoras y caballeros.
ARTURO GARCÉS DE MOYA ¡Hay una mujer aquí!
de tan peregrina historia,
que es digna de que se cuente
y digna de que se oiga.
(¿Huimos, Hortensia?)
HORTENSIA (Procurando apoyada en la silla sostenerse de pie.)
(No.) 455
ARTURO GARCÉS DE MOYA Esta mujer, que es hermosa,
de Londres vino a Madrid,
después que en Berlín y en Roma
lució entre lutos de viuda,
de Condesa la corona: 460
y aquí también imprudente
la sociedad española,
viendo sus trenes riquísimos
y el tesoro de sus joyas,
sin indagar el origen 465
de su riqueza y su pompa...
(¿Huimos, Hortensia?)
HORTENSIA (No.)
ARTURO GARCÉS DE MOYA Esta mujer que se adorna
con apariencias, que miente
su condición vergonzosa, 470
esta mujer que se burla
y juega con quien se postra
enamorado a sus pies;
esta mujer que se agosta
porque se alquila, o se vende 475
según mejor le acomoda...
Esta mujer aquí está...
entre nosotros... se nombra...
TODOS (Viéndola caer en tierra sin conocimiento.)
Hortensia...
(INÉS, LAURENCIO y algunas señoras procuran levantar a HORTENSIA: la CONDESA habla con indiferencia a dos o tres caballeros que la rodean.)
LORD SEYMOUR (Al MARQUÉS que se separa de HORTENSIA.)
Señor Marqués,
la nobleza no se compra. 480
EL MARQUÉS DE LA FLORIDA ¡Milord!
LORD SEYMOUR Es usted un villano
que no la defiende ahora;
cuando con ella ha venido;
y usted, Vizconde, se porta
como un cobarde...
ARTURO GARCÉS DE MOYA (Frenético.)
¡Milord! 485
MILORD ¡Silencio! Espada o pistola.
ARTURO GARCÉS DE MOYA ¿Serás mi padrino?
LAURENCIO DE PIMENTEL Nunca.
¡Si tu amistad me abochorna!
FIN DEL ACTO TERCERO
Acto cuarto
Gabinete redondo. Puertas laterales: en el fondo la alcoba de HORTENSIA. Aparece ésta dormida sobre la cama, vestida de blanco. Reclinatorio y una Virgen. Muchas almohadas en el sofá.
Escena I
HORTENSIA. BEATRIZ.
BEATRIZ ¡Las doce!... Aderezaremos
el gabinete, no sea
que se levante y me riña...
¿y si me riñe? ¡Paciencia!
(Abre las cortinas y se ve a HORTENSIA vestida de blanco, dormida sobre su lecho de damasco encarnado.)
¡Es un cadáver!... sus ojos 5
hundidos!... ¡Mi pobre Hortensia!
¡Tan hermosa en otro tiempo!
(Vuelve a echar las cortinas.)
Me acuerdo, como si fuera
cosa de ayer... ¡La ambición!
La corona de Condesa 10
la ofuscó... ¡Lo que es el mundo!
(Limpiando y hablando.)
¡Vea usted!... ¡Qué diferencia!
Cuando gastaba en festejos
y en músicas sus riquezas,
llovían sobre esta casa 15
las gentes. ¡Todo era gresca,
y algazara, y embolismos,
y adulaciones y muestras
de cariño! Más hoy, ¡sí!
La pobreza... ¡La pobreza 20
da un terror! Nadie en sus males
ha venido a socorrerla.
Sólo el señor don Laurencio...
Un jugador, un tronera
si los hay... ¡eso es verdad!... 25
pero amigo a toda prueba...
(Suena la campanilla.)
Ya le tenemos en casa:
saldré hasta la misma puerta.
Escena II
HORTENSIA. BEATRIZ. LAURENCIO DE PIMENTEL.
LAURENCIO DE PIMENTEL Beatricilla, buenos días...
BEATRIZ Muy buenos usted los tenga. 30
LAURENCIO DE PIMENTEL ¿Y Hortensia?
BEATRIZ Durmiendo.
LAURENCIO DE PIMENTEL Vino
el doctor?
BEATRIZ Y dio receta.
LAURENCIO DE PIMENTEL ¿Qué dijo?
BEATRIZ Que no hay remedio,
señorito, para ella;
¡que sólo un milagro!
LAURENCIO DE PIMENTEL ¡La 35
medicina es mucha ciencia!
No llores.
BEATRIZ ¡La quiero tanto!
LAURENCIO DE PIMENTEL Para llorar tiempo queda.
Toma dinero.
BEATRIZ Si tiene...
Ayer me dio usted cuarenta 40
doblones en oro y plata...
los conté... ¡Por cierto que ella
la mitad en un momento
repartió!
LAURENCIO DE PIMENTEL ¿De qué manera?
BEATRIZ ¡Limosnas!
LAURENCIO DE PIMENTEL ¿Sabe que yo?... 45
BEATRIZ No, señor, yo soy discreta...
La he dicho que este dinero
es producto de la venta
de su casita de Cómo.
¿Si usted hablarla desea?... 50
LAURENCIO DE PIMENTEL (Sacando del bolsillo una caja con un brazalete.)
Hoy cumple...
BEATRIZ Veintiocho años.
día de Santa Teresa...
¡Que alhaja tan primorosa!
LAURENCIO DE PIMENTEL Se la darás como prenda
de mi memoria y cariño... 55
BEATRIZ ¡Rico brazalete! Venga.
LAURENCIO DE PIMENTEL Y quiero que se lo ponga.
BEATRIZ Corriente.
LAURENCIO DE PIMENTEL (Sacando el reloj.)
Las doce y media.
BEATRIZ ¿Se va usted?
Volveré luego...
(Aparte.)
Diez onzas... doblo la puesta... 60
tres golpes más y recojo...
justitas... ciento sesenta.
(Levantando la cortina.)
¡Adiós, Beatriz. pobrecita!
La quiero mucho... ¡Y es fuerza
cuidarla!... ¡Tan desgraciada! 65
(Dejando caer la cortina.)
No, señor; mientras yo pueda;
¡y juegue y en la partida
me alumbre mi buena estrella!
Adiós, Beatriz...
BEATRIZ (Dándoselo.)
El sombrero.
LAURENCIO DE PIMENTEL Es verdad.
BEATRIZ ¡Qué calavera! 70
Escena III
HORTENSIA. BEATRIZ.
BEATRIZ ¡Hola! ¿Qué tal se ha dormido?
HORTENSIA Un poco.
BEATRIZ El sueño consuela.
Tome usted mi brazo.
HORTENSIA No.
¡Quince de octubre! ¡Venecia!
¡Mi patria! ¡Yo te saludo... 75
quizás por la vez postrera...
¡Hoy cumplo veintiocho años!
BEATRIZ Veintiocho.
HORTENSIA (Sonriéndose con amargura.)
¡Cómo da vueltas
el mundo! En mejor es días
flores y ricas preseas, 80
y amigos, y cumplimientos...
¡Hoy... nada!... ni una tarjeta!...
BEATRIZ Yo sé de un galán, señora,
que no ha olvidado la fecha.
HORTENSIA ¿Laurencio?
BEATRIZ El mismo: me ha dado 85
para usted esta pulsera.
HORTENSIA ¡Preciosa!
BEATRIZ Un lazo muy lindo
de esmeraldas y de perlas...
HORTENSIA ¡Me quiere como a una hermana!
déjala sobre la mesa... 90
BEATRIZ No, señora; me encargó...
(Poniéndola la pulsera.)
HORTENSIA Bien, Beatriz; lo que tú quieras.
(Aparte.)
¿Que hará a estas horas? ¡Aquí!
¡siempre aquí!... ¿Y él no se acuerda
de mí, cuando yo me acuerdo, 95
pensando en él a mi huesa?
¿Qué hará a estas horas? ¡Sin duda
mi aniversario le aterra,
y en el bullicio del mundo
olvida lo que me cuesta 100
su amor! ¡Mi vida! Hace bien...
Déjame sola.
(Llaman dentro.)
BEATRIZ Ya empiezan
los llantos...
HORTENSIA Mira quién es...
Si es algún pobre, remedia,
Beatriz, sus padecimientos. 105
¡La limosna es la primera
virtud de la humanidad!
¡El cielo su recompensa!
Escena IV
HORTENSIA. INÉS. BEATRIZ.
INÉS ¡Hortensia!...
HORTENSIA ¡Inés!...
(Se abrazan.)
INÉS ¡En qué estado!
HORTENSIA ¡Dios mío, bendito seas! 110
Desde aquella noche...
INÉS Bien;
a un lado memorias deja...
tu hermana soy, no tu amiga...
HORTENSIA Inés, junto a mí te sienta.
Escena V
HORTENSIA. INÉS.
INÉS ¡Hortensia!
HORTENSIA ¿Lloras, Inés? 115
INÉS Ayer de Francia he llegado
y al instante he procurado...
¿Cómo sigues?
HORTENSIA ¡Ya me ves!
INÉS ¿Por qué la cama has dejado?
HORTENSIA ¡Me canso, me aburro allí! 120
INÉS ¡Qué larga la ausencia ha sido!
HORTENSIA ¡A lo menos para mí!
INÉS ¿Por qué cuando te escribí?...
HORTENSIA ¡La carta no he recibido;
y loca me figuré 125
que tú me despreciarías
como los otros!...
INÉS ¿Por qué
de tal manera ofendías
mi amistad?
HORTENSIA Perdóname.
INÉS ¿Todos?...
HORTENSIA Inés, todos no: 130
uno solo me amparó
en aquel trance tan fiero...
¡Lord Seymour! ¡Qué caballero!
¡por defenderme murió!
INÉS ¡Infeliz!
HORTENSIA Enferma y pobre... 135
casi abierto mi ataúd...
la tierna solicitud
de Laurencio!... ¡que recobre
quiera el cielo la salud,
para consagrarla entera!. 140
INÉS ¡Laurencio!...
HORTENSIA ¡Es más que un hermano
para mí!
INÉS ¡Quién lo creyera!
HORTENSIA ¡No aparta nunca su mano,
Inés, de mi cabecera!
Su cariño fraternal 145
me acorre en tan grave mal
y mis dolencias mitiga...
Por él tu infeliz amiga
no ha muerto en un hospital.
INÉS ¡Hortensia! ¿Y el corazón? 150
HORTENSIA Tranquilo: el remordimiento
maté con la religión...
¡Fue, sin duda aquel momento
la última expiación!
Desde esa noche tremenda 155
más a mi gusto me encuentro...
Aquel dolor fue la ofrenda
que di al Señor, como prenda
de la quietud de aquí dentro.
Ya esqueleto, como soy, 160
¡qué diferente es el mundo,
Inés, a mis ojos hoy!
¡Allí, mi esperanza fundo!
¡Huyendo del fango voy!
INÉS ¡Loca estás!... ¡Qué desatino! 165
La vida es don de los cielos...
y al cabo de tu camino,
quizás te guarda consuelos
impenetrable el destino.
¿Qué empeño en acariciar 170
tan rudos presentimientos!
La vida se ha de cuidar...
HORTENSIA ¡Me he cansado de luchar
contra el furor de los vientos!
¡La vida! ¡Sueño perdido! 175
¡Misterio que no resuelve
la razón! Fuego salido
de una sombra en que ha vivido
y que a esa sombra se vuelve.
Ese fungo que sentí 180
ardiente y devorador
en otro tiempo... ¡ay de mí!
¡ya va apagándose aquí!
INÉS ¿Y si de nuevo el amor?...
HORTENSIA ¿El amor? ¡Locura hermosa! 185
¡Locura, Inés!... ¡Y no es cosa
de alzar, en mi último día,
de la pobre madre mía,
que allí lo encierra, la losa!
INÉS ¿De Arturo has sabido?
HORTENSIA No. 190
INÉS ¿No vive en la corte?
HORTENSIA Sí.
INÉS ¿Le has visto acaso?
HORTENSIA Le vi.
INÉS ¿Y él, Hortensia?
HORTENSIA No me vio.
INÉS ¿Pues dónde le has visto?
(Poniendo la mano sobre el corazón.)
HORTENSIA ¡Aquí!
INÉS Enjuga ese ardiente lloro 195
que tus párpados abrasa...
No merece tal tesoro
quien tan cobarde, en mi casa...
HORTENSIA ¡Inés! ¡Inés! Yo le adoro;
pero ese amor imprudente 200
es fuerza que tenga mi fin...
INÉS ¿Por qué si tu pecho siente?...
HORTENSIA Porque él ha escrito en mi frente
la sentencia de Caín:
¡y no es bien que a mi pesar 205
vuelva en público a agitar
sus alas de oro y zafir!...
¡Por esto quiero morir,
porque le quiero matar!
¿Mi afán te causa extrañeza? 210
Yo sé, que cuando se amanse
de mis males la aspereza,
y en el sepulcro descanse
mi escarnecida cabeza,
ninguno me llorará 215
sobre esa lápida fría
que el vivo a los muertos da;
que nadie preguntará,
de tantas, cuál es la mía:
pero sé que un hoyo estrecho 220
que al cadáver tenga oculto
conquista el santo derecho,
de que el hombre en su despecho
sobre él no arroje el insulto:
y gracias por su bondad 225
al cielo daré... ¡Soñando,
si allí, por casualidad,
derrama de vez en cuando
lágrimas la tempestad!
Escena VI
HORTENSIA. INÉS. LAURENCIO DE PIMENTEL.
(Campanillazos dentro.)
INÉS ¡Qué alboroto!
HORTENSIA ¿Quién será? 230
INÉS (Asomándose a la puerta del gabinete.)
¿Quién ha de ser el que llama
sino Laurencio?
LAURENCIO DE PIMENTEL (Entrando.)
Yo soy:
el mismo que viste y calza
¡una noticia... famosa!
¡de Gaceta extraordinaria 235
en tiempo de guerra!...
INÉS ¿Qué?
LAURENCIO DE PIMENTEL La casualidad más rara
que un día nos proporciona
de júbilo y bienandanza.
Arturo en Madrid está. 240
INÉS ¿Y es eso todo?
LAURENCIO DE PIMENTEL ¡Ya escampa!
¡Hortensia, valor! ¡No es cosa
de llorar siempre!... Levanta
la frente... Se va aclarando
el horizonte...
INÉS No acaba 245
usted? ¿Sabremos por fin?...
LAURENCIO DE PIMENTEL ¡La alegría! ¡No me extraña!
¡Si era preciso! ¡El amor
del corazón no se arranca!
Arturo me ha preguntado 250
por ti... Me ha dicho... ¡Galana
por mi vida te he de ver
subir del altar las gradas
y dar envidia!
HORTENSIA ¡Laurencio!
LAURENCIO DE PIMENTEL Hortensia, toma esta carta. 255
INÉS ¡Cuidado! ¡Serenidad!
¡También la ventura mata!
HORTENSIA (Leyendo.)
«Hortensia, perdóname: la desgracia y el arrepentimiento te han purificado. Mi padre al fin me lo ha revelado todo. ¡Eres un ángel! Trocarás pronto la corona de los mártires por el velo de la desposada. Mi padre quiere llamarte, su hija, de su corazón. Yo quiero verte, quiero abrazar tus rodillas, quiero besar tus pies. ARTURO.»
(Cae arrodillada en tierra: al levantarse se desmaya y la sostienen LAURENCIO e INÉS.)
¡Mi perdón! ¡Dios de los cielos
misericordioso, gracias!
LAURENCIO DE PIMENTEL ¡Hermana mía! ¡Qué diablos! 260
¡Estas mujeres por nada
se afectan!
INÉS Si usted también,
sin precaución... ¡Cuando es tanta
su debilidad!
LAURENCIO DE PIMENTEL ¡Hortensia!
INÉS Ya vuelve en sí.
HORTENSIA ¡Yo soñaba! 265
¿Por qué me robáis mi sueño?
LAURENCIO DE PIMENTEL No es sueño, no. Ya se escapa
tu mala estrella, con mil
demonios que la acompañan.
¡Hortensia, victoria!... ¡Bravo! 270
¡mi brazalete!... ¿Te agrada?
Le has de llevar en tus bodas,
le has de besar en el ara;
sólo he de verle en tu brazo
como sólo en tu desgracia 275
el sentimiento brilló
de mi amistad sacrosanta.
Inés, vámonos de aquí;
compremos vistosas galas
para la novia, y de flores 280
innumerables guirnaldas,
conviertan en un hermoso
templo de amores su estancia.
HORTENSIA ¡Laurencio!
LAURENCIO DE PIMENTEL No te obedezco.
Cuando se acabe, se acaba... 285
¡Lo que es hoy!... Ciento sesenta...
Aquí están... El Monte paga.
Escena VII
HORTENSIA.
Adiós. ¡Venturoso día!
¡La vida es el bien primero!...
¡Es mío! Dios me le envía 290
y yo con el alma mía
purificada, le espero.
¡Vendrá! ¡Vendrá! ¡Tarda mucho!
¿Qué hará? ¿Por qué se detiene?
(Asomándose al balcón.)
Desde este balcón... ¡No viene! 295
(Acercándose a la puerta.)
¡Se me figura que escucho!...
¡La dicha sus penas tiene!
¡Cuánto dolor se me quita
del alma! ¡Cuán grave peso
del corazón, que palpita 300
más libremente al exceso
de mi ventura infinita!
¡Amor! ¡Sentimiento santo
cuyo origen sube a Dios!
¡Misterio que causa espanto 305
porque su poder es tanto
que funde en un alma, dos!...
(Mirándose al espejo.)
¡No soy la misma de ayer!
(Se retira.)
¡Y esto en la flor de mis años!
¡Paciencia! ¡Cómo ha de ser! 310
¡Miserias y desengaños!
(Llora.)
¡Si no me va a conocer!
(Se acerca de nuevo. ARTURO a la puerta.)
Escena VIII
HORTENSIA. ARTURO GARCÉS DE MOYA. HORTENSIA corre hacia donde está ARTURO inmóvil, y se precipita en sus brazos. Los dos bajan abrazados hasta el centro del escenario: momentos de silencio, interrumpido por los sollozos de HORTENSIA.
ARTURO GARCÉS DE MOYA ¡Hortensia!
HORTENSIA ¡Ayer me decías
ARTURO GARCÉS DE MOYA No me perdones: ¿no puedo
levantar en tu presencia 315
los ojos, monstruo soberbio
que en la fiebre de mi amor
un porvenir tan risueño
devoré?
HORTENSIA Ayer me decías...
ARTURO GARCÉS DE MOYA ¡Bendito sea Laurencio! 320
¡Por él a tu lado estoy!
¡Por él, Hortensia, recuerdo
entre nuevas esperanzas
las venturas de otros tiempos!
¡Oh, cuanta felicidad 325
se encierra en solo un momento!
¡Ni el desorden de la vida,
ni los festines, ni el juego!
¡Ay! ¡Nada!... ¡Tu imagen siempre!
¡Sin duda el remordimiento 326
con ella me castigaba!...
Triste, loco, amante y ciego
de llorar, porque mis ojos
también lloraron mi duelo, 330
de un padre anciano arranqué
por fin el consentimiento...
Él te llama... ¡Eres su hija!
Mi madre también, abiertos
a tu cariño sus brazos, 335
te aguarda... No retardemos.
¡Pobre mártir, calma ya
la agitación de tu pecho!...
¡Víctima propiciatoria
de amor, abandona el templo! 340
¡Perdón, perdón!
HORTENSIA ¿Y de qué?
Yo vi a mis plantas a un viejo
que llorando me pedía
tu dicha, y cedí a su ruego.
ARTURO GARCÉS DE MOYA ¡Hortensia!
HORTENSIA ¡Qué me importaba 345
sacrificio tan violento,
si con él tú eras dichoso!
Mas no con tales recuerdos
mi felicidad presente,
Arturo querido, ahoguemos. 350
¿Qué miras? ¿Los hondos surcos
que en mis mejillas ha hecho
el dolor? ¿Y qué te importa?
Soy joven al aún y el cielo
devolverá a mi hermosura 355
su raro esplendor primero.
ARTURO GARCÉS DE MOYA El cielo y mi amor que nunca
cesó de agitar...
HORTENSIA ¿Te creo?
ARTURO GARCÉS DE MOYA ¡Mi religión es amarte!
HORTENSIA ¡Cuán dulcemente los ecos 360
de tu voz!... Háblame, Arturo:
ella devuelve a mi cuerpo
la salud, vivificándole
con el soplo de tu aliento.
Yo muchas veces lo he dicho. 365
¡Solo tú! Sin él yo muero...
«Que no me abandone y vuelva;
que vuelva...» ¡Y al fin has vuelto!
¡Y la estrella de mi vida
que ya brillaba a lo lejos 370
con tibia luz, aparece
deslumbradora de nuevo!
¡Oh!... ¡Qué estrella tan hermosa!
¡Que no se aleje! ¡Yo quiero
contemplarla y bendecirla! 375
¡Que retroceda en su empeño!
¡Que vuelva, que vuelva atrás!...
Los dos lo agradeceremos.
ARTURO GARCÉS DE MOYA ¿Qué sientes, Hortensia mía?
¡Estás muy pálida!
HORTENSIA ¡Siento
aquí... la felicidad!... 380
¡me oprime al fin con su peso!...
¡Ay!... es tanta, que en el alma
guardarla toda no es bueno.
(Se sienta y deja caer la cabeza sobre el pecho.)
ARTURO GARCÉS DE MOYA ¿Hortensia?
HORTENSIA No te alborotes;
desecha, Arturo, ese miedo... 385
No es nada.... ya me sonrío...
¡Soy tan feliz que padezco
con tanto bien!... Dame el brazo.
(Se levanta.)
ARTURO GARCÉS DE MOYA ¡Tú tiemblas!...
HORTENSIA Experimento
una emoción tan extraña... 390
(Quiere andar y no puede.)
ARTURO GARCÉS DE MOYA ¡Buen Dios!
HORTENSIA Arturo...
ARTURO GARCÉS DE MOYA Un esfuerzo...
HORTENSIA (Cayendo sobre el sofá.)
¡Ay! ¡Imposible!...
ARTURO GARCÉS DE MOYA ¡Beatriz!...
(Aparece BEATRIZ y se marcha en seguida.)
Corre, Beatriz y al momento
que venga un doctor...
HORTENSIA ¡Sí, dile,
Beatriz, que mi Arturo ha vuelto 395
y quiero vivir ahora!
¡De amor he vivido, y muero
de amor!... ¡Justicia de Dios!
ARTURO GARCÉS DE MOYA ¡Escarnio vil que el infierno!...
HORTENSIA Acércate más a mí... 400
Tu mano... Me da un consuelo
tan grande!...
ARTURO GARCÉS DE MOYA No despedaces
con tristes presentimientos
mi corazón... ¡No te mueras,
Hortensia!...
HORTENSIA Si yo no quiero 405
morirme!... Valor!... Arturo...
(Sacando del pecho un medallón.)
Mi retrato... y aquí dentro...
¿te acuerdas? tú lo cortaste...
el ramo de pensamientos...
consérvale mientras vivas... 410
(Abre el medallón.)
¡Qué hermosa he sido! ¿No es cierto?
Si otra mujer mi lugar
ocupa, como deseo,
y de esta memoria mía
se indigna y tuviere celos... 415
dásela al punto... ¡Se sufre,
Arturo, tanto con ellos!
¡Esta cruz!... en mi sepulcro...
(La cruz de oro que lleva al cuello pendiente de una cinta negra.)
conmigo... ¡Me estoy muriendo
y soy feliz!... ¡El amor!... 420
¡la amistad! ¡Inés!... ¡Laurencio!...
¿Dónde están? ¿Por qué se han ido?
¡No tan pronto!... ¡Quiero verlos!...
¡Grabar en aquellas manos
caritativas un beso! 425
Recíbelo tú... ¡En mi nombre!..
(Besando las manos de ARTURO.)
Se me figura... ¿Qué es esto?
(Se levanta.)
¡La vida!... ¡la vida, Arturo!...
Tranquilamente mi pecho
respira... tu mano... aquí 430
(La coloca sobre el corazón.)
la otra también... ¡Me encuentro
tan débil!... ¡Ángel de amor!
¡Tú debes velar mi sueño!
(Queda como dormida, estrechando las dos manos de ARTURO.)
ARTURO GARCÉS DE MOYA ¡Se ha dormido!...
(Va a colocarla en el sofá y cae la cabeza sobre la espalda. Corriendo por la escena y dando gritos.)
¡Muerta! ¡Muerta! 435
Escena IX
INÉS. ARTURO. LAURENCIO. BEATRIZ. INÉS y LAURENCIO con ramos y canastillos de flores.
LAURENCIO DE PIMENTEL
INÉS ¡Hortensia!
ARTURO GARCÉS DE MOYA ¡Ya está en el cielo!
(ARTURO besa las manos de INÉS y de LAURENCIO, y los tres forman un grupo al rededor del cadáver: INÉS y LAURENCIO lo cubren de flores. BEATRIZ cae arrodillada delante de la Virgen y reza.)
FIN DEL DRAMA